Capítulo 5: Una caída.
Dando largos y presurosos pasos podía verse caminar por los laberinticos pasillos de aquel navío a una pelirroja mujer que enseñaba a todo aquel que llegara a observarla un rostro para nada amigable. Raudo deambular que terminó conduciéndola hasta a su destino donde, sin morigerar su rumbo, ingresó con premura al casino de dicha embarcación.
Tras accionar de no muy buena manera el dispensador de alcohol gel y limpiar sus manos con ese producto, tomó una bandeja plástica para luego acercarse al gran mesón donde aparecía dispuesto el menú del día. Y, como desde un tiempo a esta parte se estaba tornando costumbre en aquella mujer, su rostro no evitó forjar una mueca desagradable al prestar atención una vez más a aquel conjunto de basura sintetizada creada en laboratorio a la que denominaban "comida", y que era la única cosa a lo que esa tripulación podía acceder como alimento. Ante esto, no pudo sino suspirar en resignación. Lo cierto es que por más proteínas, vitaminas, minerales y saborizantes que se esmeraran en adicionarle a esa cosa, nunca dejaba de sentirse como si estuviera consumiendo plástico.
Con un gruñido malamente disimulado, no tuvo mas opción que colocar en su bandeja algo que se suponía que eran albóndigas de carne de vacuno y un sucedáneo de puré de papas que, para empeorar las cosas, parecía notablemente evidente que había sido preparado de la peor manera posible.
"Lo típico, otro día ideal para comer mierda". Se diría para sí misma aquella piloto antes de bufar con amarga resignación ante esta situación. Y tras esa silenciosa protesta que nadie reparó y que a nadie le importó, dejó de centrar su atención en la bandeja recibida para elevar su mirada y buscar durante algunos segundos la mesa más alejada y recóndita que estuviera disponible en aquel casino semivacío, para moverse con pocas ganas hasta arribar al lugar escogido. Donde sin prisa se sentó para luego juguetear con todavía menos ganas durante un largo rato con esa cosa extraña a la que llamaban almuerzo.
Pero a diferencia de la apatía crónica que con el tiempo había adquirido a causa de comer diariamente esa comida de porquería que rara vez se daban el trabajo de preparar bien, en esta ocasión el desgano que gobernaba el ánimo de aquella piloto no era únicamente explicable debido a la paupérrima calidad de la comida que hacía tiempo consumía mas por necesidad antes que por gusto.
Y es que en realidad la molestia de esa mujer había sido ocasionada a consecuencia de lo determinado después de una larga y extenuante conferencia que se había extendido durante todo el transcurso de esa mañana. Reunión que por momentos llegó a parecerle interminable, ya que no solo había sido informada respecto que lo que realmente se trataba aquella señal por la cual todos los embarcados en aquel navío habían desafiado el cruce de medio océano tan solo para poder investigarla. Sino que también le habían revelado en detalle cual sería el plan para rescatar a la fuente originadora de aquella señal, que correspondía nada menos que del antiguo Evangelion unidad primera. Plan cuyo eje principal se centraba en un concepto cuya sola enunciación parecía el reflejo de una idea tan fantástica como irrealizable.
-Antigravedad. ¡Ja!-. Se diría a si misma aquella mujer con una pequeña risa sardónica proferida antes de volver su atención de nuevo a esa cosa llamada comida.
-O han visto demasiadas producciones mediocres de ciencia ficción, o Misato y Ritsuko están de veras desesperadas-. Se dijo susurrante para sí junto a una ligera sonrisa cínica, ello antes de ahogarla malamente mientras bebía de un vaso plástico transparente un sorbo de artificioso y concentrado jugo supuestamente de fruta que, mas encima, estaba excesivamente diluido y artificialmente azucarado. Preparación que ingirió mientras seguía pensando que no importaba en lo absoluto lo que dijera el alto mando. Todo el plan latamente expuesto hacía unas horas atrás no parecía ser más que la expresión de un brutal acto de improvisación, mas semejante a un acto de desquiciada demencia antes que a algo mínimamente parecido a una planificación concienzuda.
Sin embargo, y a pesar de todas las objeciones que presentó, así como de sus esfuerzos en fundamentarlas, al final nada de lo que ella dijera o argumentara importó en absoluto para la Capitana Katsuragi. Ya que su orden final fue categórica e inflexible.
Había que capturar ese Eva a como diere lugar.
Y ella debería liderar ese operativo.
Normalmente, aquella fémina no se intimidaría ante esa o cualquier otra orden. Después de todo, en la guerra las misiones nunca se discuten. Simplemente se cumplen. Así siempre había sido, por lo que esta vez no debería ser la excepción.
Pero en esa tarde, y por primera vez en su vida, Asuka Langley Shikinami se sintió incapaz de cumplir esa determinación. Y lo peor de todo, es que pronto ella cayo en cuenta que su silente resistencia no se debía a la incapacidad de llevarla a cabo. Porque en verdad, su problema no era de capacidad, sino de voluntad.
No quería realizar la misión.
No quería ascender a los cielos para rescatar desde el oscuro vacio al EVA-01.
No quería volver a ver aquel coloso que solo traía a su mente una serie de malditos y dolorosos recuerdos que prefería olvidar.
Asuka había gastado demasiado tiempo luchando incesantemente para sepultar en el pasado todos esos dolorosos hechos asociados a la visión del final de aquella maldita unidad desencadenando el armaggedon frente a sus impotentes ojos, sin haber podido entonces haber hecho nada mas que llorar de rabia e impotencia junto a su unidad derrotada y destruida. El lacerante dolor de aquel fracaso no le había abandonado a pesar de todos estos años, de ahí que no quisiera volver a pensar siquiera en eso.
Pero todo lo que ella pudiera sentir o querer no importaba para nada. Porque con esta orden, la perra de Misato la estaba obligando a afrontar y escarbar en ese pasado que tanto quería olvidar.
Y, para empeorar las cosas, para cumplir esa locura de misión, había sido comisionada junto a Makinami para llevarla a cabo.
Y ante la remembranza de su compañera, aquella piloto no pudo sino hacer una mueca de fastidio.
Porque tras salir de su cuarto aquella mañana había quedado con un mal sabor de boca con todo lo sucedido. No había querido reconocerlo entonces; pero ahora, ya varias horas después de todo eso, podía reconocer que había sido una perra, pero…
La confusión entremezclada con la rabia turbaron su tensa calma, regresando para gobernar los pensamientos de Asuka. Pero estos no duraron demasiado, ya que todo interrumpió cuando vio a la protagonista de sus pensamientos ingresando a aquel casino entre un grupo de gente, cargando su propia y repleta bandeja de comida, como casi siempre solía hacerlo. Solo que esta vez la mujer de lentes avanzaba carente de su alegría habitual. Sí, estaba sonriéndole al mundo como siempre, pero tan solo con verla supo de inmediato que aquella sonrisa era falsa.
Entonces sus miradas se encontraron y Mari se congeló.
Ambas pilotos se miraron durante unos breves segundos, antes que Makinami bruscamente se girara y emprendiera sus pasos rumbo a otra mesa, donde se encontraba un pequeño grupo de artilleros.
Ante esto Asuka se sintió sorprendida y molesta con que su compañera cambiara sus pasos para irse a sentarse con otros en vez de sentarse a comer con ella, como ya casi solía ser costumbre entre ellas, pero luego recordó en incidente de la mañana y finalmente lo comprendió.
Sí, la gran Asuka Langley Shikinami la había cagado.
Ya no podía negarlo.
Ante este forzoso reconocimiento, la pelirroja tan solo pudo quedarse ahí por largos segundos extraviada en sus propios e frenéticos pensamientos. Situación que duró hasta que comenzaron a escucharse de manera cada vez mas crecientes los susurros que velozmente comenzaban a recorrer aquel casino. Molestos e incesantes cuchicheos que de manera cada vez más crecientes parecían ironizar festivamente con el hecho que las "novias del Eva" habían terminado y que entre ambas féminas definitivamente parecía que había "muerto el amor".
Ante la proliferación de comentarios tan descarados y maliciosos, Asuka intentó enseñar indiferencia. Debía mostrar que era alguien a quien le importaba una mierda lo que dijeran de ella, como siempre lo había hecho. Pero en esta ocasión su aparente indiferencia fue condenada al fracaso cuando el seco sonido de una bofetada resonó en el ambiente, mientras Mari le gritaba a uno de los artilleros que tenía en frente suyo.
-¡Púdrete!
-¡Hey! ¡No tenías que exasperarte así! ¡Total, tu sabes que es verdad!- Gritó con evidente molestia el joven artillero agredido, mientras se sobajeaba la mejilla.
Como respuesta Makinami se levantó de su puesto y le enseñó a aquel hombre un gesto obsceno con el dedo medio de su mano derecha, para luego encaminarse a la salida del casino dando fuertes pisotones con intensidad equiparable a la furia que enseñaba su rostro; así como a un doloroso brillar de sus ojos que, en aquellos momentos, nadie más pareció ser capaz de reparar. Uno que en fácilmente podría haber pasado completamente desapercibido para cualquier otro; de no ser porque antes de escapar de ese sitio, la chica de lentes alzó su mirada unas fracciones de segundo hacia una dirección en particular.
Asuka no necesito de palabras para interpretar de inmediato lo que significaba aquella adolorida mirada. Significado que ahora pasaba a martillar su mente, adicionando de esta manera un nuevo quebradero de cabeza el que, por más que trato de evadir regresando su atención a su asquerosa comida, terminó incapaz de continuar soslayándolo. Sobre todo, tras escuchar el estallido de risas aunados a los mordaces comentarios del grupo de idiotas que estaban sentados en la mesa donde había estado Mari momentos atrás.
-¡¿Y qué te pasó "Don Juan"?!, ¿Te falló el manual de seducción?-. Dijo burlescamente uno, estallando en carcajadas.
-Parece que la cuatro ojos se lo tomo demasiado personal-. Respondió el abofeteado artillero, haciéndose vanamente el indiferente.
-Eso, o "Miss Wille" de veras está muy enamorada-. Comentó otro con burla.
-Es realmente increíble que alguien pueda interesarse en una mujer de hiel-. Agregó otro sujeto con una tonalidad algo mas seria, mientras negaba con la cabeza.
"Mujer de hiel"
Asuka hizo una mueca al escuchar aquel insulto que, lejos de ofenderla, terminó sacudiéndola, al describirla de mucho mejor manera de lo que le hubiera gustado. Sí, había sido una mierda como persona, ya no podía negar eso. Pero; ese apelativo la molestaba demasiado, porque sus palabras no dejaban de ser verdaderas. Fue entonces un nuevo comentario sacó a la pelirroja de sus reflexiones.
-No sé qué es peor. Que esa ricura de Mari sea lesbiana, o que esté enamorada de la "perra roja"-. Comentó el artillero.
-¿Quién sabe? A lo mejor la "perra roja" es una bestia en la cama-. Comentó otro.
Las carcajadas ante ese último comentario no se hicieron esperar. Aquel grupo de hombres rió de buena gana, contagiando a los comensales cercanos, quienes también rieron o sonrieron; al menos hasta que vieron a la pelirroja sentada ante su mesa con una mirada asesina, dientes apretados y manos apuñadas con tanta fuerza, que llegaban a temblar; lo que hizo que algunos de ellos bajaran la intensidad de su juerga.
Pero en la mesa de los artilleros no cesaban las risas y las burlas, hasta que el artillero abofeteado por Mari y que estaba sentado de espaldas a Asuka, volvió a hablar luego de su ataque de risa.
-Hablando en serio, creo que el problema de Mari es que nunca ha tenido un verdadero hombre.
-¡¿Ah sí?! ¿Y tú serias ese hombre Richard?- Pregunto otro, divertido.
-Por supuesto. Te apuesto qué si la llevo a cama, le quito lo lesbiana a punta de…
-¡Richard!-. Interrumpió aquellos aspavientos una voz femenina, dura y cortante.
Inmediatamente todos los hombres voltearon en dirección hacia aquella voz. Ese fue el momento en que Asuka casi le voló la cabeza a Richard de un feroz golpe con una bandeja, mandándolo a volar a un lado, para caer inconsciente en suelo.
-¿Tu un hombre? ¡Mis ovarios! ¡Solo eres un hijo de puta!-. Rugió Asuka con el rostro deformado por la ira.
-¡PERRA!-. Salto de su silla gritando el compañero de Richard, para lanzarle un puñetazo a la pelirroja. Pero Asuka supo esquivar el puñetazo telegrafiado del hombre con total facilidad, tomándolo del brazo, y con una impecable llave de Aikido mandándolo a volar por el aire, para caer pesadamente sobre otra mesa, haciendo saltar la comida de los que estaban sentados ahí.
-¡Hija de puta!-. Rugieron enojados aquellos fastidiados comensales.
Como respuesta, una furiosa Asuka les dio una sonrisa torcida antes de lanzarse a pelear contra todos ellos, como si no hubiera un mañana.
Sentada en una silla; con un ojo en tinta, uno de sus labios cortados de los cuales había manado algo de sangre, la misma que había manchado parte de su ropa y que ahora comenzaba a secarse, junto a magulladuras en su cara y moretones varios que, para esas alturas, ya comenzaban a arderle frenéticamente, conformaban el inesperado y desmejorado maquillaje que una hora antes se había ganado aquella fémina gracias a la trifulca que había generado cuando buscó poner en su lugar a cierto grupo de machos engreídos que terminaron en la sección de hospitalizados como escarmiento por su atrevimiento de desafiarla, olvidándose completamente de quien era ella. Y fue con ese orgullo claramente evidenciado en su voz lo que la hizo declamar en su defensa.
-¿Y luego dicen que el hombre es biológicamente superior a la mujer?-. Se cuestionó irónicamente aquella pelirroja para todo aquel que quisiera escucharla, ello antes de reírse en solitario. –¡Ja! Ni siquiera armados con cuchillos esos trogloditas fueron capaces de vencerme-. Terminó declamando a si misma entre risas, mientras estas paradojalmente tan solo conseguían incrementar el dolor que recorría todo su cuerpo. Pero a pesar de todos aquellos pesares, su siempre persistente sentido del orgullo necesitaba proclamar abiertamente y a viva voz aquella convicción. Necesitaba reafirmarse tanto para sí misma como ante todo aquel que pudiera oírla que, a pesar de todas las adversidades, Asuka Langley Shikinami no era tan solo la mejor piloto de Eva que había en todo WILLE, sino que también era la fiera roja, cuya sola presencia podía ser capaz de imponer a la vez tanto respecto y admiración en sus propias huestes, así como temor entre los miembros de las filas enemigas. Ya lo había hecho con anterioridad, y podría volver a hacerlo todas las veces que ello resultare necesario.
Sin embargo, en esta oportunidad tan pretendida demostración de bravura no consiguió ser capaz de conmover en lo mas mínimo a la única otra persona que le hacía compañía en aquella fría y metálica habitación sin ventanas e iluminada únicamente por un par de viejas y zumbantes lámparas fluorescentes que permanecían en lo alto de aquella techumbre de aspecto idénticamente metalizado.
De pie y frente a la mal herida piloto, la severa postura de la Capitana Misato Katsuragi dejaba bien en claro que ella no estaba ahí en una visita amistosa. Y bastaba con observar la cara de su superiora para que a la antigua protegida le quedara bien en claro que no solo era escrutada con profunda desaprobación, sino que tras haber soltado Asuka aquella última frase, inmediatamente todo el ser de la Capitana pasó derechamente a denotar furia contra la piloto, por lo que no halló nada mejor que golpear aquel viejo escritorio metálico con la carpeta que tenía en sus manos, la cual se dobló sobre aquel mueble antes de terminar siendo aventada de mala manera, todo ello mientras aquella Capitana gritaba.
-Dos de nuestros artilleros fueron hospitalizados por lesiones graves y tendremos que devolverlos tan pronto como regresemos a la base. Otros dos deberán pasar un par de días en el hospital, y varios otros quedaron lesionados. ¡¿Y pretendes tomar esta situación como si fuera un gran logro o algo para la risa?! ¡¿Qué mierda pasó por tu cabeza para hacer esto?!
-¡Ellos fueron los que empezaron! Yo solo me defendí-. Respondió la pelirroja, encogiéndose cínicamente de hombros.
-¡¿Golpeando a nuestro artillero jefe en la cabeza con una bandeja?!-. Estalló Misato.
-Se lo tenía merecido por escupir mierda. Es un cretino-. Respondió la pelirroja, logrando que Misato estrechara los ojos.
-Asuka, el ser piloto no te da carta blanca para hacer lo que se te venga en gana. ¡Ya deberías saber eso!-. Escupió Misato.
-¿Eso significa que esos trogloditas tenían derecho a molestarme?
-¿Molestarte? Si los guardias no te hubieran detenido, podrías haber matando a esos dos hombres.
-Exageras. Esos dos eran quienes querían matarme. Solo les di una lección por su atrevimiento.
-¡¿Lección?! Tú no estás aquí para dar lecciones de nada a nadie. Estás aquí para pilotear el Eva, combatir a fuerzas de NERV y seguir mis malditas órdenes. ¡¿Lo has entendido?!-. Escupió Misato con furia.
-Muy bien. Dices que debo seguir tus malditas órdenes. ¿Y hasta donde nos ha llevado el cumplimiento de todas tus "malditas órdenes"? ¡A estar metidos en la mierda! No te olvides que estamos en esta mierda por tu culpa-. Regañó de vuelta Asuka.
-¡¿Qué estás diciendo?!
-Que todo este maldito desastre jamás fue por la ambición de NERV, o al fracaso del proyecto de instrumentalización. Toda esta caída al infierno fue producto de tu culpa. ¡De tu grandísima culpa!-Escupió sus palabras Asuka, antes que estas fueran acalladas por culpa de un derechazo que la hizo volar de la silla para caer al suelo producto del golpe de Misato.
Abatida, Asuka sintió en silencio el metálico sabor de la sangre en la boca y escupió al suelo, antes de dedicarle una férrea mirada a su antigua tutora.
-Cuida muy bien tus palabras, Shikinami, o te juro que te podriré en la celda más oscura y apestosa que te puedas imaginar-. Gruñó Misato entre dientes, mirando con desprecio a la pelirroja.
Asuka estrechó todavía mas la mirada ante las palabras de Misato y con todas sus fuerzas se incorporó raudamente ante ella, mientras le brindaba una mirada furibunda antes de gritarle.
-¿Crees que golpeándome o lanzándome amenazas te convierte en una buena capitana? ¡Por favor! No eras capaz de ordenar ni tu casa, mucho menos podrías ordenar un ejército. Todos debimos darnos cuenta de aquello el día en que mandaste el sentido común al carajo y convenciste a Shinji que mandara todo a la mierda con tal que este se subiera al Eva y nos salvara el culo contra el último ángel. ¿Y te acuerdas que fue lo que hizo nuestro chico elegido? Te hizo caso. Literalmente te hizo caso, porque ese pobre chico destrozado realmente creía en tí. ¡Y por culpa de esa estúpida creencia todas nuestras vidas terminaron hechas un infierno! ¡Y ahora la gran Capitana Misato Katsuragi quiere rescatar al mismo chico que manipuló para que este le arregle la gran cagada que ella se mandó!
-¡¿Cómo te atreves a…?!
-¡¿Qué cómo me atrevo?!-. Gritó Asuka de vuelta, haciendo que Misato instintivamente retrocediera un paso. -Me atrevo porque te conozco desde hace tiempo, más de lo que me gustaría admitir. Por eso sé que emprendiste toda esta guerra exclusivamente para vengar a tu padre y limpiar tu puto nombre.
Una furiosa Misato lo vio todo rojo y lanzó un nuevo derechazo, que la pelirroja atrapó en su mano, deteniendo y atrapando su puño con una fuerza que su pequeño cuerpo no debería tener. Al mirar a la chica, se encontró con sus ojos mirándola con furia, dándole una sonrisa torcida, con sangre nuevamente corriendo por la comisura de los labios.
-Nunca te interesó rescatar el Eva 01 para evitar que NERV intente un nuevo impacto-. Dijo Asuka, escupiendo cada palabra. –Así como tampoco encabezas esta guerra para evitar que la humanidad desaparezca. Todo esto lo haces exclusivamente para vengar a tu padre y limpiar tu nombre. La verdad es que la gran Misato Katsuragi no tiene interés en liderar ninguna resistencia. Libras esta guerra tan solo por egoísmo, únicamente porque estás desesperada en acallar tu negra conciencia mientras intenta limpiar su cochino sentido del honor.
Misato se crispó ante esas últimas palabras; porque las sintió. Apretó los dientes con furia y se soltó de un tirón del agarre de la mujer, para desenfundar su pistola y apuntó directamente a la piloto.
-Asuka Langley Shikinami. Estás a solo un paso de la traición. ¿Imagino que sabes lo que le pasa a los traidores, verdad?-. Cuestionó Misato con furia apenas contenida.
Ante esta amenaza, la pelirroja le devolvió una mirada igual de furiosa, mientras desafiante respondía con una sola palabra.
-Dispara.
El dedo de Misato se cerró sobre el gatillo de su arma a la espera de ser disparada. Pero aquel atrevimiento no fue capaz de intimidar a la pelirroja, quien reaccionó enseñándole a su superiora una mirada desafiante junto a una sonrisa torcida, la que dejaba ver sus dientes manchados de sangre; una visión que la hacía ver atemorizante, como si estuviera frente una obsesa criatura directamente proveniente desde las honduras del averno. Máxime cuando esta enloquecida mujer osó incrementar su atrevimiento cuestionándole a gritos.
-¡¿Que estas esperando?!
Ante este desafío, instintivamente Misato dio un paso atrás, tan solo para percutar un tiro, seguido de una caída acompañada del adolorido grito de una mujer sufriente. Ruido que hizo que súbitamente irrumpiera una guardia ferozmente armada asegurando a la capitana y verificando que esta estuviera a salvo, mientras rodeaban a la abatida y aún choqueada piloto apuntándola con ametralladoras prestas para convertir el cuerpo de aquella fémina en coladora humana a la mas mínima oportunidad.
-¿Qué haremos con ella?-. Pregunto uno de esos guardias.
-Llévenla a un doctor para que la examine y verifique que esté bien. Luego, a la celda de castigo y déjenla ahí hasta que se ordene lo contrario-. Ordeno con rotunda severidad la Capitana, antes de retirarse con el porte y la serenidad recuperada; para que nadie nunca llegara a sospechar que había sentido temor de la misma persona que alguna vez había sido su protegida. Así como para que nadie supiera nunca que en el momento de la determinación máxima su capitana había dudado, como no lo había hecho en demasiado tiempo.
De mala manera, aquellos guardias levantaron el maltrecho cuerpo de la pelirroja, mientras uno de ellos discretamente miraba de reojo a fin de comprobar que la Capitana ya se había marchado. Y al sentirse seguros, asintieron con la cabeza; momento en que uno de ellos tomó la culata de su arma para golpear a la piloto noqueándola.
-¡Esto es por Richard!
Continuará…
¡Hola a todos!
Después de haber transcurrido demasiado tiempo sin compartir nada de esta historia, finalmente el hombre fantástico pudo dejarse de tantas tonteras y se animó a escribir un nuevo capítulo de esta historia que, tras un larguísimo tiempo de revisiones, reescrituraciones y correcciones, finalmente vuelvo a estos lares para publicar este capítulo que espero que todos ustedes puedan leer y disfrutar. Un capítulo que, quizás, es un poco mas corto del que estaban acostumbrados, pero que espero que no demerite en calidad, así como en interés.
Espero que desde ahora en adelante ya no se presenten tantas dilaciones temporales entre actualizaciones, y que pueda seguirles trayendo mas a menudo más capítulos de esta historia que, espero, siga gustando tanto como cuando empecé con ella.
Pero ahora les toca a todos ustedes comentar y calificar esta historia. Como siempre digo, siéntanse siempre libres de comentar, ya que todos sus comentarios son importantes y valiosos para hacer de esta historia algo mejor.
Mucha suerte a todos ustedes.
¡Y nos estaremos leyendo!
