El Ursa Alpha, con su imponente tamaño y la furia contenida en sus ojos rojos, se movía como una fuerza imparable entre los árboles. Cada paso que daba hacía crujir el suelo, y el sonido de sus garras rasgando la tierra reverberaba en mis oídos. El sudor me perlaba la frente, pero trataba de mantener la calma. Mi rifle estaba en mis manos, y retrocedía lentamente, sin quitarle la vista de encima. Si este monstruo me alcanzaba, no sería una pelea, sería una ejecución.

Apunté hacia su cabeza y disparé una ráfaga, las balas rebotaban en las placas de hueso que cubrían su torso, pero algunas lograban abrir heridas en su carne. El Grimm rugió, un sonido gutural y ensordecedor que vibró en mi pecho. Seguí disparando, retrocediendo lentamente, pero el Ursa no daba signos de detenerse.

"Vamos, Jason, concéntrate... concéntrate..." murmuraba para mí mismo, mientras mi respiración se aceleraba y mis pasos me llevaban hacia el denso bosque.

De repente, el Ursa Alpha rugió con más fuerza, como si hubiera decidido que ya había tenido suficiente. Su cuerpo masivo se lanzó hacia adelante en una embestida devastadora, rompiendo árboles y arrancando raíces mientras se dirigía directo hacia mí.

"¡Mierda!" exclamé, tratando de esquivarlo. Mi cuerpo reaccionó por puro instinto, girando para intentar lanzarme a un lado, pero la bestia era demasiado rápida. No logré esquivar completamente el impacto, y su hombro me golpeó con la fuerza de una avalancha, lanzándome por los aires como si fuera un muñeco de trapo.

Salí volando, perdiendo el control de mi rifle en el proceso, y me estrellé violentamente contra el tronco de un árbol. El impacto me sacó todo el aire de los pulmones, y un dolor agudo recorrió mi espalda y costado. Caí al suelo, el cuerpo entumecido por el golpe, pero sabía que no podía quedarme allí.

El sonido de los pasos del Ursa acercándose me hizo reaccionar. Me levanté lo más rápido que pude, aunque mis piernas temblaban y el dolor en mi espalda dificultaba el movimiento. Al alzar la vista, el Ursa ya estaba frente a mí, su mandíbula abierta y lista para arrancarme la cabeza de un solo mordisco.

"¡No, no, no!" grité, agachándome en el último segundo justo cuando su mandíbula se cerraba sobre el tronco del árbol detrás de mí. Las mandíbulas de la bestia hicieron astillas el tronco, rompiendo madera y destrozando lo que debería haber sido mi cráneo.

Con un movimiento rápido, saqué la escopeta que llevaba colgada en la espalda y la apunté hacia arriba. "¡Vamos!" grité mientras apretaba el gatillo. Las balas impactaron en las placas de hueso de la cabeza del Ursa, destrozando parte de su armadura natural y haciéndolo rugir de dolor.

Me levanté con esfuerzo, jadeando, pero antes de que pudiera dar otro disparo, el Ursa lanzó un zarpazo con su enorme garra. No tuve tiempo de reaccionar. Su garra me golpeó en el brazo con fuerza, lanzando la escopeta de mis manos y haciéndome gritar de dolor al sentir cómo las garras rasgaban mi piel.

Mi brazo sangraba profusamente, y por un segundo, pensé que me lo había roto. Retrocedí unos pasos, sin saber qué hacer. El Ursa se preparaba para cargar de nuevo, y no tenía tiempo para recuperar mis armas. Sin pensarlo dos veces, saqué una granada aturdidora de mi cinturón.

"¡Te tengo algo!" solté entre dientes, lanzando la granada hacia el suelo entre el Ursa y yo.

La explosión resonó en el bosque, y una luz cegadora envolvió a la criatura. El Ursa soltó un rugido ensordecedor al perder momentáneamente la vista, tambaleándose hacia atrás mientras intentaba recuperar el control.

Aproveché la oportunidad para rodar detrás de un tronco caído, donde me tomé un segundo para sacar una venda de emergencia de mi equipo y envolver mi brazo lo mejor que pude. El dolor era intenso, pero tenía que seguir. "Vamos, Jason, no te detengas ahora," me dije mientras apretaba los dientes y apretaba el vendaje.

Desde mi escondite, saqué mis dos pistolas y me preparé para el siguiente asalto. El Ursa, aún recuperándose de la granada, rugía furiosamente mientras intentaba volver a encontrarme. Cuando vi que su vista empezaba a volver, salí de mi escondite y descargué ambas pistolas en su rostro.

Las balas impactaban en su piel, rebotando en los restos de hueso y abriéndose paso en sus ojos y hocico. La bestia retrocedía con cada disparo, pero aún no caía. Seguía avanzando, cegada por la furia.

"¡Vamos, maldito, cae ya!" rugí mientras seguía disparando, pero sabía que no podía mantenerme así por mucho tiempo. Las balas no eran suficientes. El Ursa, en un último rugido de rabia, comenzó a cargar de nuevo, destrozando árboles y rocas en su camino.

La persecución me llevó hasta un río que corría cerca. Salí de los árboles y corrí hacia el agua, pero mis fuerzas ya me abandonaban. El cansancio y las heridas acumuladas me estaban pasando factura. Sentí cómo mi pierna se torcía al pisar mal, y en un momento, todo se derrumbó. Perdí el equilibrio y caí al agua, sintiendo el frío del río envolviéndome mientras mi cuerpo entero gritaba de agotamiento.

El Ursa seguía su embestida, destruyendo todo a su paso. Rocas y árboles eran arrancados como si fueran de papel, y su objetivo era claro: acabar conmigo. Me levanté como pude, empapado y temblando, intentando poner algo de distancia entre nosotros, pero sabía que no tenía mucho tiempo.

Mis pistolas estaban vacías, y en un gesto que fue más reflejo que plan, comencé a recargar torpemente, casi como en cámara lenta. Era un desastre, pero seguí adelante, fue en ese instante que simplemente me deje llevar por algo muy dentro de mi

como si mi cuerpo se moviera solo con tan solo pensarlo, pero era mucho mas con eso, fue similar cuando recargue el rifle cuando me enfrente a los beowolves

entonces solo lo hice

arroje hacia arriba una delas pistolas para que con un movimiento rápido sacara un cargador y cargara la pistola que todavía estaba en mi mano, lleve mi mano a otro cargador y lo arroje levemente arriba de mi, no tan fuerte como lo hice con la pistola, estire mi mano y sin siquiera ver tome la pistola que anteriormente arroje al aire, como mi dedo metido en el gatillo gire la pistola hasta tomarla por el mango correctamente y como si hubiera golpeado a alguien con ella hice ese movimiento para poder meter el cargador que estaba suspendido en el aire, este entro casi perfectamente y estaba seguro de ello ya que escuche como este hacia el sonido del seguro afirmando que estaba en su lugar

solo para después poner una pistola sobre mi hombro y otra abajo de mi pecho, y con un movimiento rapido las amartille y empecé a dispara nuevamente

no importaba cuantas veces disparaba, en esta nueva acción mis ojos, aunque no se podía ver por mi antifaz que tenia puesto, no estaba parpadeando

"Esto va a doler, pero solo un poco," murmuré para mí mismo mientras apretaba los gatillos, descargando mis pistolas de nuevo, esta vez conectando varios disparos directos en los ojos y la cabeza del Ursa, haciendo que retrocediera finalmente, debilitado y sangrando por todas partes.

El rugido del Ursa Alpha resonaba en el bosque, pero ahora mezclado con el salvaje chapoteo del río mientras la criatura se acercaba a mí. Estaba allí, en medio del agua, exhausto, herido, y con el agua fría envolviéndome mientras me costaba mantenerme de pie, pero no había tiempo para pensar en eso. El Ursa seguía avanzando, su cuerpo masivo desplazando el agua y las rocas a su paso, decidido a matarme.

Disparé una ráfaga de balas directo a su cráneo, pero el Ursa apenas titubeó. Las balas rebotaron en sus gruesos huesos y piel dura, apenas logrando más que provocarle. Gruñó con un sonido gutural y lanzó su enorme cuerpo hacia mí con una velocidad sorprendente. Apenas tuve tiempo para reaccionar cuando su garra gigante se estrelló contra mí, tirándome al suelo

grité, rodando por el suelo, intentando recuperar el equilibrio, pero antes de que pudiera moverme, el Ursa se abalanzó sobre mí.En un abrir y cerrar de ojos, sentí un dolor punzante y desgarrador en mi muslo. Miré hacia abajo y vi cómo la bestia había cerrado su mandíbula alrededor de mi pierna, levantándome en el aire como si no pesara nada. El dolor era insoportable, y pude sentir la sangre brotando de la mordida mientras me levantaba con violencia. gruñí con dolor. Con el Ursa sujetándome con sus colmillos, levanté el codo y, con toda la fuerza que me quedaba, lo estrellé contra su cráneo, una y otra vez.

Sentía el agua salpicarme el rostro con fuerza, como si todo el río estuviera siendo arrastrado hacia la bestia, pero mi mente estaba en otra parte. El mundo exterior se desvanecía. Todo lo que importaba era la bestia frente a mí, su tamaño descomunal, su mandíbula aún mordiendo mipierna. Mi mirada se fijó en sus ojos rojos, y mis pensamientos se alinearon en una única idea: matarlo.

Mis manos temblaban, pero aún sostenía las pistolas. Había logrado mantenerlas, incluso cuando me había arrancado del suelo como si no pesara nada. La escena del río y el Grimm seguía desarrollándose como un violento torrente, pero mis movimientos parecían tener un propósito calculado, casi instintivo. Las balas que quedaban en las pistolas serían cruciales.

El impacto fue lo suficientemente fuerte como para hacer que la bestia soltara un gruñido de dolor, pero no me liberó de inmediato. El Ursa sacudía la cabeza, agitándome como si fuera un muñeco, pero no me rendí. Apreté los dientes, ignorando el dolor en mi pierna, y con un grito de rabia lancé otro golpe brutal con el codo directo a su ojo.El Ursa finalmente aflojó su mordida, dejándome caer al suelo con un golpe seco. Rodé y me levanté rápidamente, aunque mi pierna quemaba de dolor. Apenas podía apoyarla, pero no tenía tiempo para pensar en eso. La bestia todavía estaba allí, sacudiendo la cabeza para sacudirse el aturdimiento.

El Ursa rugió nuevamente y cargó hacia mí, el agua a su alrededor se partía en todas direcciones. Yo, sin perder tiempo, levanté ambas pistolas y descargué una ráfaga de disparos directo a su cara. Cada disparo resonaba con el eco del agua golpeando las rocas, pero no aflojé. El sonido del agua se fusionaba con los disparos, y mis sentidos se enfocaban en cada bala que salía del cañón.

Los disparos golpeaban sus ojos, su hocico, desgarrando la piel y reventando fragmentos de hueso, pero la criatura no cedía. Seguí retrocediendo mientras disparaba, cada paso torpe sobre las rocas y el agua que me cubría hasta las rodillas. Podía sentir mi pierna arder con cada movimiento, la mordida había debilitado el músculo, y sabía que no podía seguir así por mucho más tiempo.

El Ursa lanzó otro rugido furioso, y yo solté el último par de disparos. Las pistolas estaban vacías, y el clic vacío del gatillo resonó en mi mente como un eco, metí rápidamente mis pistolas a sus fundas y me prepare para lo siguiente

El esfuerzo me estaba drenando, pero no podía detenerme. El Ursa lanzó otro rugido al no sentir mas balas disparadas hacia él, y con todas las fuerzas que le quedaban, intentó derribarme, pero yo seguía firme, presionando cada vez más. esquive su embestida que fue mucho mas torpe que las otras embestidas

No me iba a dar otra oportunidad. Me abalancé sobre él, usando toda mi fuerza para rodear su enorme cuello con mis brazos, tratando de estrangularlo con el poco poder que tenía. Sentí cómo su respiración se aceleraba, sus gruñidos resonando en mis oídos mientras intentaba sacudirme.

Mis brazos temblaban por el esfuerzo, y sabía que no podría sostenerlo mucho más. Grité, apretando con todas mis fuerzas mientras el Ursa intentaba liberarse, sacudiéndose violentamente.

Necesitaba hacer algo drástico, y rápido.

Con un rugido propio, saqué mi cuchillo de combate y, antes de que el Ursa pudiera sacudirme por completo, lo clavé directamente en uno de sus ojos. El filo penetró profundamente, y el grito ensordecedor de la bestia me hizo soltarla por completo. Me tambaleé hacia atrás, viendo cómo el Grimm caía de rodillas, la sangre negra brotando de su ojo.El Ursa intentó dar un último rugido, pero yo ya estaba preparado.

yo estaba parado enfrente de el con mi pistola ya cargada lista para disparar, vi como sus ojos se expandieron como si la compresión le llegara a su cabeza, él iba a morir, desesperado rugió pero fue demasiado tarde, ya que el sonido de un disparo opaco su rugido

El rugido del Grimm se apagó mientras su cuerpo masivo se desplomaba pesadamente al suelo, sacudiendo el suelo bajo mis pies. Me quedé allí, respirando con dificultad, la pistola aún humeante en mi mano. Mi pierna ardía, y cada centímetro de mi cuerpo gritaba de agotamiento, pero lo había logrado.

"Eso fue... más complicado de lo que esperaba," jadeé, mirando el cadáver del Ursa mientras se desvanecía en humo negro. Me dejé caer al suelo, sin fuerzas para mantenerme en pie por más tiempo. La sangre todavía salía de la mordida en mi muslo, y sentía que mi cuerpo estaba al límite.

Miré hacia el cielo, tratando de regular mi respiración, y solté una risita cansada. "Tal vez... debería considerar cambiar de carrera," murmuré con una risa amarga, mientras mi cuerpo se relajaba después de la intensa pelea. "Algo menos letal... como jardinero, tal vez."