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Estaban de regreso al departamento de Terry. Candy le había dicho a su madre que dormiría en la casa de Paty; no era raro hacer eso, es más, era una costumbre, como conocía a los amigos de su hija, y casi nunca salía con ellos, le daba tiempo libre de sus prácticas en esas fechas especiales; sin embargo, en esta ocasión, la rubia no se quedaría en casa de ninguno de sus amigos, sino, en la de su novio.

-Estuviste magnifica. – rompió el silencio.

-Magnifica?

-Cuando bailaste con Archie. – aclaró, ya le había felicitado antes; pero no le había dicho que había quedado impresionado. – es la primera vez que te veo bailar ballet, fue realmente impresionante… - la miró - y eso que sólo fue una parte.

-Gracias. – sonrió – me alegra que te haya gustado, supongo que eso quiere decir que estarás en mis presentaciones?

-En primera fila. – aseguró.

-Te divertiste en la fiesta? – estaba nerviosa, sabía lo que podría pasar, o al menos lo esperaba.

-Sí, tus amigos son muy divertidos.

-Les agradas - lo miró – ahora también son tus amigos.

Terry tomó su mano en respuesta, le sonreía dulcemente; Candy tenía razón, el mismo Stear le había dicho que ya lo consideraba su amigo, que contará con él cuando lo necesitara, incluso Archie fue amable y habló con él por un buen rato; sólo Anthony se había mostrado renuente a acercarse, y lo entendía, era bastante claro que al rubio le gustaba Candy, aun así, no lo trató mal ni lo ignoró cuando lo saludó o habló.

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Terry abría la puerta de su departamento, vio a su novia nerviosa y supuso cual era el motivo.

-No tengas miedo – dijo al verla indecisa – no tiene que pasar nada – besó su frente – sabré esperar hasta que estés segura. – su voz era suave y tranquila – no te invité con esa intención.

-Lo sé. – murmuró – es sólo que… igual podría pasar y…

-Ya te dije que…

-Pero si quiero – lo interrumpió – es sólo que estoy nerviosa… yo nunca…

-Y cuando pase – volvió a besar su frente – te cuidaré.

-Terry… - la miró – quiero que sea hoy. – dijo segura.

-Segura? – ella asintió mostrándole una linda sonrisa. - Me encantará ser el primero… y el último.

-Por qué? Planeas matarme después de eso? – bromeó con él, quería deshacerse de los nervios que se apoderaban de ella.

-Claro que no payasita – despeinó su cabello – porque cuando seas mía… - su voz sonó ronca – no querré dejarte nunca más. – aquella declaración dejó muda y sonrojada a la rubia; pero sobre todo, feliz y más enamorada.

Terry tomó con delicadeza su mano y la guió a la recamara, nerviosa, llevó su otra mano a la altura de su pecho para tranquilizar los latidos de su corazón en cuanto vio la cama. El castaño se paró detrás de ella y comenzó a acariciar sus hombros mientras besaba su cuello.

-Relájate… - dijo cerca de su oído – Puedes arrepentirte si quieres…

-N-no…, quiero que sigas… - su voz se oyó adormilada – me gusta que me beses ahí… - detrás de la oreja.

De manera lenta, Terry recorrió la mejilla de la rubia dejando una estela de besos hasta llegar a sus labios, los cuales apresó y besó de manera intensa, sacando pequeños gemidos de placer de su novia. Con delicadeza la giró para que quedara frente a él, la rubia rodeó su cuello y lo atrajo más a ella para intensificar el beso.

Con pequeños pasitos el joven la fue empujando hasta chocar con la cama, estuvieron ahí unos minutos besándose.

-Puedo? – sin decir nada Candy levantó los brazos para que él pudiera quitarle el vestido – eres hermosa – observó su cuerpo y nuevamente besó su cuello, la rubia, esta vez arqueó la espalda; inmediatamente Terry se inclinó para posar sus labios en aquel valle entre esas dos preciosas colinas.

-Terry… - no reconoció su voz – tú…

-Claro amor… - se alejó un poco de ella y con una sonrisa seductora levantó los brazos, así como ella lo había hechog acercó sus manos y tomó el borde de la camiseta para poco a poco subirla, lo hizo con lentitud para deleitarse con aquella visión. – te gusta lo que ves?

-Me encanta… - se pegó a Terry y fue ella quien lo besó, sintió la calidez de su cuerpo y eso la emocionó más – esto… - sus manos fueron a la pretina del pantalón – quiero que estés en las mismas condiciones que yo…

-Entonces hazlo. – la retó, le gustaba lo osada que era Candy, su timidez se había esfumado.

Ambos estaban vistiendo solo la ropa interior, si bien Candy estaba sonrojada, ya no le daba vergüenza estar semi desnuda frente a su novio. Por su parte Terry, ya quería quitarle todas aquellas estorbosas prendas y tenerla a su merced.

Entre besos cayeron sobre la cama riendo de aquel acto; pero inmediatamente tomaron presos sus labios. El castaño comenzó a recorrer con besos el cuello femenino mientras iba despejando los hombros de aquellos delgados tirantes, finalmente llegó al pecho de su novia, se tomó unos segundos para admirar aquella vista; Candy lo observaba expectante de su reacción, sabía que a los chicos les gustaba mujeres con senos grandes y las de ella no lo eran, le gustó ver su sonrisa y que después tomara cautivo entre sus labios uno de ellos mientras acariciaba el otro.

-Terry…! - su voz tembló al sentir la mano masculina en aquella zona nunca antes explorada – yo… también… quiero… - no se atrevía a decirlo.

-Sólo hazlo. – sus pequeñas manos comenzaron a acariciar el abdomen masculino mientras bajaban hasta aquella parte de su anatómica que cada segundo se hacía notar más y más.

Después de unos minutos de caricias y estimulación, ambos estaban listos para pertenecerse uno al otro. Terry miró a la rubia, quien sonrió al ver aquella mirada enamorada y embriagada de pasión.

-Hazlo… ya quiero ser tuya…

-Prometo ser cuidadoso… pero va a dolerte un poco – ella asintió, sabía que dolería, Paty le había contado cuánto dolió cuando ella perdió su virginidad con Stear. Un grito ahogado por un beso y palabras de amor llenaron la habitación; poco después los movimientos sincronizados dieron paso a una melodía antigua siguiendo un ritmo ancestral que colmaron de amor la habitación.

-Te amo. – dijeron al mismo tiempo antes de dar una última nota a aquella melodía interpretada por ambos para luego callar al unísono.

Una vez que sus cuerpos habían recobrado fuerza Terry abrazó a Candy con fuerza, besó su frente y la acomodó sobre su pecho; ella, gustosa rodeó el cuerpo masculino mientras sentía que besaba su cabeza.

-Ten por seguro que me tendrás cerca de ti para siempre.

-Me encanta la idea.

-No es una idea – acarició su espalda – es una promesa. - Fue lo último que dijo antes de besarla nuevamente y sucumbir al sueño.

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El sol salía y se filtraba por las cortinas del gran ventanal de aquel cómodo departamento, sus ocupantes una joven pareja que dormía abrazada uno al otro, hasta que un molesto sonido los despertó por completo.

-Hola? – contestó una somnolienta rubia.

-Candy?

-Paty, dime. – sonrió al sentir los brazos de su novio rodear su cintura para acercarla más a él.

-Candy… tu mamá llamó a mi casa.

-Qué!? – se sentó de golpe.

-Por suerte yo acababa de llegar y contesté. – la tranquilizó – pero tuve que decirle que acababas de irte a tu casa.

-Oh… de cuerdo, gracias por llamar – se tranquilizó – entonces me iré enseguida para no levantar sospechas. – al oír aquello Terry despertó completamente. – te veo mañana y gracias nuevamente. – se despidió de su amiga.

-Ya te vas? – se escuchó triste.

-Ya oíste, mamá debe estar esperándome. – se levantó de la cama, llevándose con ella una de las sábanas. – podrías llevarme en tu moto? así mi mamá no sospechará nada. – estaba sacando su ropa de la mochila que había llevado el día anterior.

-Quería que pasemos todo el día juntos.

-Yo también lo deseaba – se giró al escuchar la voz triste de su novio – mamá nunca me llama, supongo que pasó algo importante.

-Espero que nada grave. – Vio culpa en el rostro de su novia. – me cambio en seguida. – se puso de pie.

-Te lo compensaré… - la rubia se acercó al joven, le gustó verlo usando solo un bóxer. – la próxima vez… me quedaré todo el día contigo.

-Te amo. – la besó intensamente; pero en seguida se separó de ella, pues estaba a punto de tomarla en brazos y tirarla en la cama y posicionarse encima de ella.

Listos y arreglados, la pareja salió del edificio, Terry sacó su moto y partieron rumbo a la casa de la rubia; sin embargo, no la dejó en la puerta, nuevamente la dejó media cuadra antes. Después de despedirse con un acalorado besó, el castaño otra vez la vio caminar hacia su casa, deseando acompañarla hasta la puerta.

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Antes de entra a su casa, Candy miró a Terry a lo lejos despidiéndose de él con una sonrisa, internamente se preguntó si habría notado que le sonreía, ya que sólo vio que le hacía un ademan de despedida.

-Ya llegué! – se anunció.

-Candy, ven a la sala un momento.

Intrigada la rubia dejó sus llaves en la mesita que tenían cerca de la puerta y se dirigió hacia donde le había llamado, grande fue su sorpresa al ver a su padre sentado junto a su madre, hacía poco más de un año que no se sentaban uno frente al otro sin insultarse, o al menos eso hacia su madre.

-Hola cariño - el hombre se puso de pie con la intensión de acercarse a su hija para abrazarla; pero se detuvo al ver que la joven daba un paso hacia atrás.

-Para esto me llamaste? – miró acusatoriamente a su madre – sabes que no quiero verlo. – ni siquiera miraba a su progenitor.

-Mi amor, tu padre está aquí por ti, hace días que te está llamando, quiere verte…

-Pero yo no! – gritó, se giró con la intensión de dejar la habitación ignorando completamente la presencia de su padre.

-Candy, por favor… - lo oyó – cariño… lo que pasó entre tu madre y yo no tiene nada que ver contigo – trató de acercarse nuevamente – sabes que yo te amo cariño… eres mi única hija y…

-En serio? – lo miró con rencor – creí que hasta eso te dio esa mujer, acaso no vas a recoger a tu hijita a la academia? – reclamó - y encima tienes tiempo para llevarla a tomar un café contigo! – recordó cuando lo vio entrar a la cafetería donde trabajaba Terry, estaba con Susana.

-Qué?

-No trates de negar que ya me reemplazaste! – comenzó a llorar – En varias ocasiones vi que ibas a recogerla a la academia…. Y a mí… solo tenías tiempo para mí los fines de semana, cierto!

Su madre sólo escuchaba todo lo que su hija le reclamaba a su ex esposo, lloraba por la culpa que sentía al ser una de las causantes de aquel dolor.

-Yo iba a buscarte a ti – aclaró el mayor – pero cuando llegaba ya te habías marchado.

-Qué conveniente… yo me iba y aprovechabas para llevar a la hija de tu amante… oh perdón! A tu nueva hija a casa, ella tenía que llegar sana y segura, verdad? Mientras que para mí te bastó con contratar un servicio de transporte.

-Mi amor, por favor no pienses que te hice a un lado – su padre dejó escapar las lágrimas, le dolía ver a su única hija en ese estado – si contraté ese servicio, es porque no podía ir por ti todos los días y quería que estuvieras a salvo. Nunca quise alejarte de mí… hijita…

-Ya deja de llamarme de esa manera! – estaba alterada, todo su rencor estaba fluyendo – ya no quiero ser tu hija! Vete con esa mujer y déjanos a mi mamá y a mí en paz! – gritó – no quiero nada de ti! – sacó el celular y lo aventó al suelo, rompiéndolo por completo.

-Candy! – gritó con susto su madre y su padre se quedó mudo al ver y oír todo aquello.

-No regresaré hasta que te vayas! No quiero verte!

Candy salió corriendo de su casa sin rumbo fijo, estaba enojada y dolida, todo aquello que había estado guardando había salido de un momento a otro; sentía un gran dolor en su pecho, odiaba a sus padres, a ambos, por haberse separado y haberla dejado sin familia.

No sabía qué hacer, estaba sentada en parquecito cerca de su casa, no quería molestar a sus amigos, ellos no tenían por qué perder su día libre por su culpa, pensó en ir con Terry; mas no quería que la viera así, en ese estado tan deplorable.

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Habían pasado más de dos horas sin saber dónde estaba su hija, la madre estaba preocupada, pues cuando llamó a sus amigos estos le dijeron que Candy no estaba con ellos, Paty le dijo que tal vez ya debía estar por llegar, que se había marchado temprano. No le dijeron a ninguno de ellos lo que había pasado en su casa, todos los amigos de su hija estaban de paseo o estudiando, ninguno dio indicio de estar escondiendo a la rubia.

-Dónde puede estar?

-No lo sé… ellos son sus únicos amigos.

-Saldré a buscarla nuevamente. – tomó su abrigo y salió de la que alguna vez fue su casa.

El preocupado padre recorrió toda la zona sin tener éxito, su hija no estaba en los alrededores, sintió una gran opresión en el pecho al ser el responsable de todo aquello, si algo le llegara a pasar a hija, nunca iba a perdonárselo.

-La encontraste? – la mujer estaba en llanto vivo – si algo le pasa…

-No, no le pasará nada – trató de calmarse – esperemos un poco, tal vez… fue a algún lugar para tranquilizarse.

-Candy es muy temperamental - Los afligidos padres se sentaron en el sofá esperando que su hija regresara pronto.

-No sabía todo el daño que les hacía. – dijo arrepentido – Rose… - ella lo miró – perdóname por haberles causado este dolor.

-Yo me sumí en mi dolor y rabia hacia ti… - lloraba - dejé que el rencor creciera dentro de mí… sin darme cuenta que estaba lastimando a mi hija. – lloró con angustia – es verdad todo lo que dijo Candy? - lo miró.

-Todo aquello fue coincidencia…. No trato a Susana como a mi hija – aclaró – pero Candy tiene razón, yo soy el único responsable de todo esto. – se refería al dolor de su hija.

Ambos padres estaban sumidos en la culpa, cada uno reprochándose todo el dolor que le causaron a ese ser que habían concebido juntos, ese ser que era inocente y pagaba todos los desatines de sus decisiones.

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Estaba sentada frente a la puerta del departamento de su novio, había tocado por un par de minutos; pero nadie le abrió, supuso que Terry debió ir a otro lado después de dejarla en su casa; no lo culpaba, pues habían quedado de verse al día siguiente.

-Candy…? – cuestionó desconcertado, cuando llegó vio un bulto frente a su puerta, nunca se imaginó encontrar a su novia en ese estado, encogida y cubriendo su rostro entre sus brazos.

-Terry! – saltó a sus brazos, el castaño ni siquiera alcanzó a verla o decir algo, solo sintió como su cuerpo era rodeado por aquellos delgados brazos.

-Estás bien…? – trató de alejarla, pero la rubia se agarró fuerte – mi amor, me estás asustando, pasó algo malo?

-No quiero volver… - lloró – no quiero regresar a mi casa… él está ahí…

-Él? – Terry no entendía nada, pues Candy nunca le contó los problemas que tenía con su padre, siempre omitía esa información o cambiaba de tema cuando la conversación se dirigía hacia esos lados. – mi amor, no entiendo nada.

-Mi padre… - se separó un poco y Terry fue capaz de ver aquellos ojos anegados por las lágrimas incluso estaban un poco hinchados.

-Entremos, me contarás que sucedió – abrió la puerta – ven… pasa. – apenas cruzaron el umbral la atrajo hacia sí para abrazarla con fuerza – no quiero verte así, me duele ver que lloras.

-Lo lamento… - bajó la cabeza avergonzada – debo verme espantosa.

-No es eso princesa – delicadamente levanto la barbilla para que lo mirara – no me gusta verte sufrir. Ven - la guió a la sala – te daré un té y luego me cuentas que sucedió, ok?

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Las horas siguieron pasando y no sabían nada de su hija, por primera vez desde que se divorciaron, estaban hablando sin gritarse o reclamarse nada.

-Volveré a llamar a Patricia… ella debe saber dónde pudo haber ido.

-Yo llamaré a casa de los Cornwell, Archie es su amigo, tal vez esté con él.

Así lo hicieron cada uno llamó a la casa de sus amigos en común. Paty estaba estudiando y en el caso de Archie, él había salido con su novia. También llamaron a Anthony; pero les informaron que el joven había salido con su padre y que no sabían a qué hora llegaría.

-Nada. – dijo mirando a su ex esposa. - Se está haciendo tarde… - la preocupación era evidente en el rostro de los mayores. – Candy tiene…? - fue interrumpido por el sonido del teléfono.

-Hola! – contestó apresurada la madre – dónde estás cariño…? – soltó el llanto – qué? por favor, dime dónde estás para estar tranquila. Quién ese amigo…? Candy…. de acuerdo… - colgó derrotada.

-Dónde está?

-Dice que se quedará en casa de un amigo – dijo angustiada – no es Archie, Stear, Anthony o Patricia… no lo conozco – lo miró con miedo – y si es alguien malo?

-Espero que no… - sintió culpa – no hubiera llamado si lo fuera.

-Tienes razón. – se sentó de golpe, se sentía fatigada, nuevamente comenzó a llorar. El hombre se acercó para abrazarla y tranquilizarla.

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Con desgano colgó el teléfono, lo miró por unos segundos antes de mirar a su novio, quien solo la miraba con una leve sonrisa.

-No quiero que piensen… - lo miró con tristeza – que me hice tu novia solo para desafiarlos o porque estaba enojada con ellos. – aclaró el por qué le había dicho a su madre que se quedaría en casa de un amigo y no con su novio.

-Lo entiendo. – y no mentía, a él también le pareció mejor decir eso para que sus padres no creyeran que su noviazgo era solo cosa de un arrebato de rabia. – no te preocupes mi amor.

-Papá aún está en casa… - se acercó a él para que la abrazara – no debí hacerte caso – reclamó – debí dejar que se preocupara más. – dijo con una mueca infantil, Terry le había persuadido para que se comunicara con sus padres y los calmara, pues él sabía que debían estar angustiados por ella.

-No sabía que mi novia era tan rencorosa. – sonrió ante aquella actitud inmadura de la joven, mas no la culpaba, ella aún tenía 18 años, todavía faltaba para que madurara y actuara como una adulta. – tendré que cuidarme de ti, fierecilla. – bromeó con ella para sacarle una sonrisa, lo cual funcionó.

-Nunca voy a enfadarme contigo. – se abrazó más a él – te amo mucho Terry. – aseguró con convicción – tú no me lastimarás como lo hicieron mis padres, verdad?

-Cada día intentaré no hacerlo – ella lo miró sin entender – sabes que tus padres no planearon lastimarte. Eso solo fue un efecto colateral.

-Pero debieron pensar más en mí, que en su estúpida pelea.

-En eso tienes razón; pero se dejaron cegar por la ira, no vieron más allá de ellos mismo.

-Al inicio… - se separó de él y se sentó en el sofá individual – papá hacía todo para pasar tiempo conmigo… - bajó la cabeza para evitar que las lágrimas salieran otra vez – solía llevarme y recogerme de la escuela o la academia de ballet, siempre me decía que nada cambiaría entre nosotros… hasta que… - su voz se oyó fría y rencorosa – hasta que conoció a aquella mujer.

-Es por quien se fue de tu casa?

-No – negó incluso con la cabeza – a esa mujer la dejó cuando trató de golpearme. – él la miró sorprendido – papá la detuvo, la echó de su casa y de su vida… - recordó cuando su padre la abrazó y le dijo que nadie estaría sobre ella jamás, que siempre sería su princesa, sonrió al reconocer que por eso le gustaba que Terry la llamara de aquella manera – hace como dos años… Susana entró a la misma escuela de ballet que yo, cómo papá me recogía se topaba con la madre de ella y ahí se conocieron, al poco tiempo se mudaron al departamento de mi papá y están juntos desde entonces.

-Esa tal Susana es la misma chica que está en tu academia de ballet?

-Sí, la conoces? – lo miró rápidamente, el castaño pudo notar miedo en sus ojos.

-La vi algunas veces en la cafetería, siempre está acompañada de una chica castaña y una pelirroja. – no iba a decirle que lo había invitado a salir o que le coqueteaba cada vez que lo veía – sólo la noté por su risa escandalosa.

-Jajaj… si es ella – sonrió sin mucho ánimo – ella compite conmigo desde que supo quién era mi padre.

-Supongo que tú le ganas en todo.

-Qué? De dónde sacas eso?

-Una vez la escuché decir que esta vez te ganaría y demostraría ser la mejor bailarina.

-Creo que es en lo único en que le gano. – perdió su sonrisa – ella me quitó a mi papá.

-No pueden quitarte a tu papá.

-Pero lo hizo, ella me desplazó – las lágrimas volvieron – papá… él ya no podía llevarme al colegio y su tiempo conmigo se redujo bastante – recordó con amargura las veces que lo esperó para salir a cenar. – incluso me dijo que ya no podía quedarme a dormir en su casa, que la custodia completa sería de mi madre. – Terry se acercó para abrazarla – ya no luchó por mí…

Terry no sabía que decir, cómo debió haber sufrido aquella separación cuando estaba tan acostumbrada a tenerlo cerca, el castaño solo se limitó a abrazarla con más fuerza y besar constantemente su cabeza.

-Me dolió cuando me enteré que la llevaba a su escuela y yo tenía que tomar el autobus o el metro.

Se separó de Terry y caminó hacia la ventana, miró como el sol estaba cerca de esconderse, recordó porque había dejado de usar el metro y se abrazó a si misma decidiendo si debía contarle a su novio aquello o ya no valía la pena.

-Hace un año… fui a su casa, él no estaba… pero esa mujer sí… me echó diciendo que él no tenía tiempo para perder conmigo, que había llevado a su hija de compras, pues era un regalo por haber sido la mejor alumna de su clase.

-Qué? – estaba molesto, algo similar le había pasado con la esposa de su padre.

-Estaba molesta… caminé por el parque por horas, no tenía celular… mi mamá no podía comprármelo y yo tampoco lo necesitaba. – no supe a quien llamar cuando se me hizo tarde, no podía tomar un taxi, porque si no había nadie en casa no tendría con que pagar. Así que… tomé el metro y… - se calló y volvió a llorar – un hombre se me acercó y trató de tocarme… estaba borracho, no había gente cerca… ya era las 10: 30 el último tren iba a salir…

-Candy… - tuvo miedo de escuchar lo que seguía, no quería pensar que algo malo le hubiera pasado a ella.

-Por suerte Anthony apareció… - seguía llorando – vino a visitar a su abuela… si no hubiera sido por él… ese hombre me estaba jalando a una parte oscura y desolada de la estación… - Terry la abrazó fuerte, sintió un miedo profundo, como si eso estuviera pasando en ese momento – desde ese día no volví a tomar el metro. Nadie sabe lo que pasó, sólo Anthony y yo. Mamá le exigió a mi papá que contratara un servicio de taxi porque yo me negaba a tomar el metro y prefería caminar, dijo que era peligroso, ella ya no podía recogerme todos los días de la academia.

-Ahora seré yo quien te recoja. – aseguró – no voy a dejar que camines por estas calles peligrosa. – la rubia sonrió al escucharlo.

-Gracias… - murmuró bajito – sabes? – lo miró – siempre preferí caminar, pedir un aventón con mis amigos a tener que usar el servicio que mi padre contrató… no quiero nada que venga de él.

-No te preocupes, solo tienes que llamarme cuando necesites transporte. - recordó que rompió el celular.

-Ya no tengo celular. – informó – lo rompí, frente a mis padres, él me lo compró… o me lo dio por culpa.

-Por culpa?

-Primero se lo compró a Susana y luego a mí, nunca lo usé, bueno… hasta que te conocí.

Susana había presumido el celular que, según ella, su padre le había regalado; pero la realidad era, y Candy no lo sabía, que fue su madre quien se lo compró cuando se enteró que su esposo le compraría uno a su hija, lo había hecho por maldad; sólo para molestar a Candy, pues su padre siempre mostró cuanto la quería mientras que su pobre hija era carente de afecto paterno; su nuevo esposo solo se mostraba amable con la joven, lastimosamente eso era ajeno para la ojiverde, ella solo veía lo que Susana y su madre le mostraban.

-Ya estás más tranquila? – cuestionó minutos después.

-Sí. – sonrió – gracias por escucharme.

-Cuando quieras princesa. – besó tiernamente sus labios.

-Qué te parece si vamos a comer y luego a comprarte un nuevo celular?

-Podemos comer aquí? – hizo un lindo puchero – me veo fatal, he estado de llorona por horas.

-Siempre estás hermosa. – acarició su mejilla y notó que sus ojos estaban rojos y algo hinchados por el llanto – pero haremos lo que tú quieras.

-Gracias. – volvió a buscar sus labios – sobre el celular… yo tengo dinero ahorrado, no tienes que comprármelo.

-Quiero dártelo como regalo.

-Es que… no tienes que gastar tu dinero en mí, fue mi culpa… por mi temperamento…

-Eres mi novia y he pensado en hacerte un regalo – con su pulgar, acarició sus labios - qué mejor que esto? – vio que iba a reusarse – además no estoy en banca rota, si trabajo es porque quiero ganar mi propio dinero – ella lo miró sin entender – mi abuelo ya pagó mi universidad completa – la rubia lo miró asombrada – y este departamento fue un regalo cuando cumplí 18 años, fue de parte de mi padre.

-Pero… tú… dijiste aquella vez… que necesitabas para pagar la renta… - estaba desconcertada. – que lo necesitaba.

-Lo siento – sonrió apenado – fue una bromita.

-Eres un…! – lo empujó – te burlaste de mí! – lo acusó molesta – me sentí mal porque iban a correrte por mi culpa.

-No iban a correrme, tú estabas exagerando por eso Tom recurrió a eso para que te calmaras.

-Ustedes dos… - lo miró negando con la cabeza – de verdad me sentí mal aquel día.

-Lo lamento – volvió a rodear su cintura para acercarla a él – pero algo bueno salió de aquello. – besó su levemente sus labios

La rubia sonrió al recordar que gracias a aquella discusión declararon sus sentimientos y se hicieron novios.

-No vuelvas a engañarme. – escondió su rostro en el pecho masculino.

-No lo volveré a hacer. – fue su promesa sellada con un beso en su cabeza – tienes hambre? Puedo pedir pizza para cenar.

-Engordaré por tu culpa. – sonrió ante la idea de comer pizza – ya no podré ser bailarina.

-No te preocupes haré que quemes cada una de esas calorías. – dijo con voz y mirada traviesa, entendiendo la rubia a que se refería y causando en ella un gran sonrojo. – oh! Te amo tanto mi amor. – dijo riendo al ver nuevamente la timidez de su novia.

Candy agradeció tener a Terry en ese momento, no habría sabido que hacer o a donde ir si no lo tuviera a su lado. Aún estaba molesta con su padre; pero desahogar todo aquello que guardaba le ayudó a liberar su pecho de la angustia y rencor.

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Nuevo capítulo, espero que les haya gustado y lo hayan disfrutado. Saluditos a todas las que siguen la historia y gracias por sus comentarios, me encanta leerlos.