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La semana estaba pasando con normalidad, los dos primeros días como bailarina de la clase avanzada habían sido algo incomodas, Candy sentía el rechazo por parte de sus nuevas compañeras, tuvo mucha suerte de que Archie y Anthony estuvieran con ella.

-Cómo estás gatita? – escuchó la voz de su amigo detrás de ella.

-Hola Archie. – le sonrió con cariño, como siempre lo hacía. – preparándome para la clase – la rubia estaba haciendo estiramientos antes de que la clase comenzara.

-Deja que te ayude. – se sentó frente a ella, tomó sus manos, acomodó sus pies con los de ella y comenzó a jalarla hacía él.

-No vi a Anthony, dónde está?

-Se quedó en el pasillo, estaba hablando por teléfono con Karen.

-Creo que lo de ellos va en serio. – observó la rubia. – nunca lo vi tan interesado en una chica, como lo está con ella.

-Yo también me di cuenta. – quiso decirle que ya había visto así a su primo, y era justamente cuando estaba interesado en ella. – Candy…

-Mmm?

-Cómo te llevas con las chicas de la clase?

-No tengo mucho trato con ellas.

-He notado que a veces te ignoran. – la miró fijamente – no te están molestando, cierto?

-No, claro que no.

-Me preocupa que te estén aislando – dijo preocupado - cuando tenemos clases separadas, te quedas sola y no quiero que te molesten.

-No te preocupes – ahora fue la rubia lo jaló hacia ella – estoy bien, entiendo porque lo hacen.

-Candy…

-Soy dos o tres años menor que ellas y ya estoy en esta clase, ven su puesto comprometido. – sonrió sin humor – mamá ya me preparó para estas situaciones.

-Tienes razón, pero si te dicen o hacen algo, dímelo inmediatamente. – la rubia asintió con una tierna sonrisa, para ella Archie era un hermano mayor.

La madre de Candy le había contado lo susceptibles y recelosas que pueden llegar a ser las bailarinas de ballet ante una rival, y claramente Candy era una rival muy fuerte. La rubia sabía que el lugar de una bailarina se veía comprometido al llegar otra con buenas recomendaciones, sabía que este mundo era así, todos eran rivales pues seguían el mismo sueño y no había lugar más que para solo una de ellas.

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Paty y Annie estaban en la entrada de la academia, ambas estaban más unidas que nunca, pues al verse en una clase diferente al de la rubia y estando en la misma de Susana y Elisa, prefirieron apoyarse mutuamente.

-Mira lo que tenemos aquí, Elisa – dijo con sorna – dos buenas para nada.

-Jajaja… - Elisa dejó escapar una risa escandalosa – sabes Susi, creo que Candy prefirió abandonar a su mejor amiga para conseguir un lugar en la clase de los avanzados.

-No seas tonta Elisa – Paty imitó su tono burlesco – Candy fue inteligente y aceptó lo que le ofrecían por su talento.

-Ja! Crees que Candy realmente es talentosa? – dijo Susana furiosa – sus padres son amigos de Robert y Juliette, por eso le dieron un lugar en esa clase.

-Acaso no estabas en la presentación del sábado? – miró enojada a la rubia lacia – fue evidente que Candy es una gran bailarina, ella hizo lo que tú nunca podrás!

Lo dicho por Paty, no solo dejó a Susana y Elisa sin argumentos, sino también impresionó la veracidad de sus palabras a los que estaban cerca escuchando la discusión de las jóvenes.

-Si tienen algo que decir sobre mí, háganlo de frente. – escucharon la voz de Candy – no tienen por qué molestar a mis amigas.

-Qué!? te crees mucho solo porque subiste unos cursos más?

-No, me creo mucho porque sé que soy mejor que tú.

-Estúpida! – Susana intentó abalanzarse sobre Candy, pero Anthony y Archie se pusieron en frente.

-Ni se te ocurra agredir a Candy. – la voz de Anthony sonó dura y amenazante, Elisa lo miró atónita, nunca antes había escuchado ese tono en él, el rubio siempre fue dulce, respetuoso y amable.

-Candy, Paty y Annie no están solas – habló Archie, quien se puso junto a la rubia – así que, si no quieren meterse en problemas es mejor que las dejen en paz.

-Pónganse a ensayar y practicar en lugar de intimidar a otros para conseguir sus lugares, acaso no saben que practicando mejoras y no molestando a los demás.

-Idiotas! – dijo Susana dándose la vuelta para marcharse, los estudiantes que los habían escuchado empezaron a murmurar y descalificar la actitud de las amigas.

-Estás bien Paty? – Candy se acercó a ella.

-Sí – le sonrió para que le creyera – ya sabes como son, es molesto que siempre estén con lo mismo.

-Deberíamos informar de esto a Robert. – habló finalmente Annie.

-No quiero molestarlo con tonterías, además eso dará paso a más comentarios mal intencionados.

-Annie tiene razón gatita, deberías informar sobre esto a Robert para que la eche.

-La próxima vez lo haré. – aunque dijo aquello los jóvenes sabían que no lo haría, así que decidieron estar siempre cerca para defenderla cuando fuera necesario.

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-Hola guapa. – el castaño saludó a su novia con un sonoro beso.

-Hola amor. – le correspondió – creí que nos encontraríamos en tu departamento.

-Pues ya no aguantaba estar lejos de ti. – volvió a besarla – salí antes porque ya no tenía pacientes, así que decidí venir a recogerte e invitarte a cenar.

-A cenar?

-Tienes otro compromiso?

-No, me gusta la idea. – se puso el casco y se subió a la moto del castaño.

El ambiente en el restaurant era grato, de fondo se escuchaba la melodía proveniente del piano.

-Estoy nerviosa.

-Por lo de mañana? – la rubia hizo un movimiento afirmativo con la cabeza – aún no se lo cuentas a tus padres? – ahora hizo un movimiento negativo – princesa, debes contárselo, tarde o temprano se enterarán de tu entrevista con el director de la academia de Londres.

-Lo sé… pero si mamá se entera ahora…

-Cariño, al final tú tomarás la decisión; piensa, ella querría ser parte de este momento.

-Lo sé… - entendía el punto de su novio, su madre siempre había sido parte de todos sus logros y fracasos – que te parece si mejor hablamos de ese proyecto que tienen en el hospital.

-Bueno – sonrió por cambio de tema, no quería mortificar a su novia, así que solo cedió - es la propuesta de algunas enfermeras y doctores, si quieres ser parte de esto, eres bienvenida.

-En serio? – sonrió – claro que sí! Cuenta conmigo – estaba realmente emocionada, Terry la miraba con una gran sonrisa.

-Te llevo a casa.

-Aún hay tiempo, qué te parece si vamos a tu departamento y vemos alguna película.

-En serio quieres ver una película? – su rostro sonreía y su voz tenía un tono insinuante.

-Claro que sí! – dijo ofendida, pues la última vez ella había iniciado el coqueteo.

-No me estoy quejando ni rechazando nada, por mí te tengo encerrada hasta mañana; pero tienes toque de queda. – la madre de Candy se había enfadado cuando se enteró que los abuelos de Terry se habían ido antes y su hija se hubo quedado sola con él por dos días.

-Prepararé un poco de té – fue a la cocina, Candy escuchaba todo el movimiento que hacia su novio para calentar agua y buscar las tazas mientras ella se dirigía a la habitación del castaño.

-Y esto!? – dijo emocionada mirando una fotografía en la pared.

-Albert me lo envió esta mañana.

-Quedó hermosa! – no quitaba su mirada de la fotografía, Terry se puso detrás de ella y la abrazó por la espalda.

-Todas quedaron preciosas. – dijo cerca de su oreja. – la modelo era una profesional. – Candy sonrió e inclinó un poco la cabeza para que él pudiera besar su cuello.

-Me alegra que le hayas pedido que nos tomara esas fotos.

Flashback

Albert era amigo de Robert y al enterarse sobre la participación de su academia en una obra de caridad, quiso ser parte de esta y colaboró con la publicidad, tomó las fotografías para los banners publicitarios.

-Muy bien Paty! – la castaña estaba posando con su compañero, ya habían tomado fotos a Luisa y Annie. – Stear, podrías ayudarme con los pétalos? – su sobrino se ofreció como su ayudante – perfecto! Gracias Paty y Anthony, ya tenemos las fotos.

-Candy es tu turno!

-Ya estoy lista. – se puso junto a su compañero y se quitó la bata. – Terry se paró junto a Archie, quien también observaba la sección de su amiga.

-Está preciosa, cierto? – Archie sonrió al ver que Terry no quitaba la mirada de su novia, ni siquiera parpadeaba.

Terry sintió algo de celos al ver como Mark tomaba a la rubia de la cintura o la levantaba, el ambiente que habían preparado para la estación de Candy, con luces tenues en color azulado y el hielo falso detrás de ella, no supo porque, pero le pareció un escenario romántico.

-Perfecto linda! Gracias, ya tenemos las fotos.

-Qué te pareció? – la rubia se acercó a su novio sonriendo; pero inmediatamente dejó de hacerlo al sentir un ambiente incomodo – está todo bien?

-Sí, espera aquí. – sin decir más se acercó a Albert y le dijo algo, el rubio miró a Candy y sonriendo asintió con la cabeza.

-Terry…? – dijo al verlo llegar junto a ella – ya nos vamos? Iré a quitarme el traje.

-Aún no. – la detuvo – espera un poco.

-Se quedarán? – Archie se acercó a ellos.

-Sí, iremos a tomar algo con Albert. – contestó el castaño.

-Nos vamos? – Stear y Anthony se acercaron a ellos – el tío dijo que él se encargará de recoger todo, tú le ayudarás? – miró a Terry, quien sólo asintió. Candy vio a sus amigos irse con sus novias.

-Terry…

-Candy… - hablaron al mismo tiempo – te tomarías unas fotos conmigo?

-Claro! – sonrió al entender lo que quería su novio. Terry se quitó la chaqueta, por suerte ese día había decidido vestir unos jeans negros con una camiseta del mismo color, se quitó los zapatos y se acercó al set junto con Candy.

El castaño realizó algunos movimientos que había usado en su época de patinador, Albert les tomaba las fotos satisfecho con lo que captaba su lente.

Todas las fotos le gustaron, sin embargo, había dos que eran sus favoritas; la primera, donde él levantaba a su novia, mientras ella hacia una pose elegante y acariciaba su mejilla de la manera más cariñosa y romántica posible; la segunda, la que pondría en su pared, Terry se puso sobre una de sus rodillas y tomaba la cintura de su novia, quien se paró de puntillas mientras levantaba la pierna de manera perfecta y extendía el brazo derecho, con el izquierdo se apoyaba sobre el hombro de su novio para no caer, pues ella se inclinó para besar los labios masculinos, esa había sido la foto perfecta.

-Perfecto chicos! – Albert sonreía, estaba contento de ver a su pequeña sobrina, pues eso era Candy para él, muy enamorada y feliz. – Terry, no quisieras ser mi modelo? Te pagaré bien.

-No gracias, esto solo lo haría con Candy, no estoy interesado en ese mundo.

-Pues que lastima, estoy seguro que triunfarías. – sonrió – conocerías a mucha gente.

-Yo me alegro que a Terry no le interese. – interrumpió la rubia – mejor me voy a cambiar.

-No te pongas celosa pequeña, sabes que solo bromeo. – la rubia dejó el lugar para cambiarse mientras Terry y Albert recogían todo el equipo.

Fin de flashback

-Me gusta cuando te pones celosa. – dijo sin separar sus labios de la piel femenina.

-No estaba celosa…

-No lo niegues… - dio una mordidita leve, sin dañar la piel de la rubia – no quieres que ninguna chica se acerque a mí, cierto?

-Claro que no quiero que ninguna mujer se te acerque... – giró su cabeza hacia el castaño - y menos una modelo.

-Eres la única para mí princesa – besó sus labios – jamás dudes de cuanto te amo… - quería decirle que él también tenía miedo de perderla y que no quería separarse de ella; pero se contuvo, pues no quería que eso afectara la decisión que la rubia debía tomar.

La pareja cayó sobre la cómoda cama del castaño; pero solo se besarían, pues no quería que Candy llegara tarde a casa y recibir otro castigo de su madre, así que se limitaron a disfrutar de su momento juntos con dulces y apasionados besos.

-Vamos. – dijo sonriendo mientras rodeaba la cintura de la rubia después de cerrar su departamento.

-Ojalá mamá me quite el toque de queda pronto.

-Yo también. – besó sus labios – portémonos bien para que se le pase pronto.

Terry entendía la molestia de la madre de Candy, al final de cuentas, la rubia ni siquiera tenía 20 años, además siempre había estado bajo el cuidado estricto de su madre y no sería fácil cambiar aquello de un día para otro.

Se despidieron en la puerta prometiendo llamarse más tarde y verse nuevamente al día siguiente, después de la entrevista que la rubia tendría con el director de la academia de ballet de Londres.

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Candy estaba sentada frente al director de la academia de ballet de Londres, en la oficina de Robert, quien sólo escuchaba lo que le explicaban a Candy.

-Señorita White. – el hombre sonrió levemente – realmente queremos que forme parte de nuestra escuela, estoy seguro y Robert opina lo mismo – miró al mencionado – que usted tiene un gran futuro por delante.

-Gracias por creer en mí y en mi talento. – bajó la mirada por primera vez – pero no creo ser tan buena como usted dice.

-Señorita White. – el hombre miró a Robert por un momento – no debe dudar de sus habilidades, si usted no fuera así de buena, ni quiera estaría aquí ofreciéndole una plaza en mi academia. – Candy lo miró rápidamente, creyendo que el hombre se había molestado; pero él la miraba con una sonrisa.

-Candy – Robert llamó su atención – es entendible que tengas miedo de ir a un país que no conoces; pero esto es por lo que has luchado todo este tiempo.

-Yo…

-No debe preocuparse señorita White, usted tendrá residencia en los apartamentos de la academia que debo añadir es un lugar muy seguro.

-No es eso… - lo miró – temo no ser lo que usted espera y decepcionarlo por haberme elegido.

-Vi su talento y no es algo que le salga excelente solamente por los ensayos, es algo que está dentro y forma parte de usted. – vio la indecisión de la rubia – como le dije, no debe decidir de inmediato, el próximo semestre comienza en cuatro meses y usted puede comunicarme su decisión en tres meses para preparar su llegada.

- De acuerdo… - se sentía avergonzada – lamento ser tan indecisa.

-No se preocupe, es normal su reacción, es por eso que le pedí a Robert que le explicara primero sobre mi propuesta. – Candy lo vio ponerse de pie – no importa cual sea la decisión que tome, usted siempre tendrá una carta de invitación en mi compañía.

-Muchas gracias.

-Bueno… debo retirarme – miró a Robert – me comunico después contigo.

-Está bien.

-Hasta luego señorita White, espero oír pronto su respuesta y que esta sea una afirmativa.

-Hasta luego señor Brown y muchas gracias.

-Candy… - Robert se dirigió a ella en cuanto se quedaron solos – qué pasa? Por qué esa indecisión?

-No creo ser…

-Eso fue para Brown; pero yo te conozco desde niña.

-No quiero dejar mi hogar. – dijo finalmente – extrañaría a mis padres y a mis amigos.

-Tus padres estarían dispuestos a ir contigo y tus amigos no se olvidarán de ti, lo sabes.

-Déjame pensar en la propuesta del director Brown, sí?

-De acuerdo – aceptó el mayor – no importa lo que decidas, aquí tienes un lugar, eres una excelente bailarina y me encantará tenerte en mi escuela; pero déjame darte un consejo, está es una experiencia que no deberías perdértela.

-Lo pensaré muy bien, muchas gracias por tu apoyo Robert.

La rubia abandonó a oficina de su maestro con la cabeza baja, estaba más confundida que al principio, tenía que hablar con la única persona que podría ayudarla a tomar una decisión.

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-Maldita estúpida - Susana salió de su escondite – cómo puede tener tanta suerte?

La rubia había escuchado cuando llamaron a Candy para que se entrevistara con el director de la academia de ballet de Londres y sin dudarlo la siguió, se puso detrás de la puerta para oír todo lo que hablarían.

Susana quería llorar de rabia al escuchar todas las propuestas que le habían hecho a Candy, aquel director casi le había rogado para que aceptara ser parte de su prestigiosa escuela. Una vez más el destino le gritaba que Candy era mejor que ella en el ballet y eso le dolió, estaba desmoralizada, quería desquitarse con alguien; pero no podía hacerlo, Robert le había amenazado con sacarla de su academia si volvía a molestar o intimidar a alguna de sus compañeras; así que solo le quedaba tragarse la rabia y aceptar lo que era claro para todos.

...

Cómo están? Aún están ahí?

Fue mucho tiempo sin publicar, me siento mal por haberlas dejado sin publicación, realmente lamento la demora; pero pasaron cosas tristes y preocupantes en el trabajo que no me dejaban tiempo ni inspiración para terminar el capítulo.

El tema es muy delicado y no puedo contarles lo que pasó; pero por suerte no tuvo consecuencias trágicas. Permítanme decirles que siempre que se sientan mal hablen con la persona con la que más confianza tengan, nunca se callen las cosas que les molestan ni mucho menos las que los lastiman, al final eso sólo nos daña y nos hacen tomar decisiones malas.

Bueno… trataré de publicar lo antes posible. Bendiciones y gracias por esperar el capígtulo, ya no falta mucho para el final.