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Terry observaba atentamente la sonrisa que la rubia tenía en su rostro mientras dormía, le pareció una imagen muy tierna y encantadora, pues estaba acostada de lado y tenía el pulgar cerca de sus labios.
-Eres tan hermosa… - murmuró, en ese momento el celular de Candy comenzó a sonar, despertándola de inmediato.
-Quién… es? – dijo frotándose los ojos para despertar completamente.
-Es esa mujer. – dijo molesto observando la pantalla del aparato.
-Supongo que quiere terminar de echar su veneno.
-Yo le contesto – Candy asintió con un movimiento de cabeza, el joven aceptó la llamada; pero no dijo nada, sólo escuchó.
-Hola Candy! – su voz tenía un tono alegre – te gustó la foto que me saqué anoche con Terry? – soltó una risita de burla - quería agradecerte por marcharte y dejarnos iniciar algo que…
-Ya para con tu farsa! – el castaño la interrumpió, estaba realmente molesto – no vuelvas a molestar a mi novia con tus estupideces – Susana se había quedado de piedra al escucharlo.
-Quién… eres? – dijo asustada.
-Y una cosa más… no vuelvas a utilizarme para tratar de molestar e incomodar a mi novia – Candy sólo observaba a Terry, era la primera vez que lo veía así de molesto - deja ese juego infantil y barato. Sabes que puedo denunciarte por difamación, cierto? Espera noticias de mi abogado. – finalmente sonrió y miró a su novia. – la muy tonta colgó como si con eso evitara que la denuncie.
-Vas a denunciarla?
-Necesita que le pongan un alto – respondió tranquilamente devolviéndole su celular – necesitaré que me pases el mensaje y fotografía que te envió.
-No deberías dejarlo así?
-No mi amor, esta chica quiere lastimarte a toda costa – acarició su rostro – y con esto le pondremos un alto. – la rubia asintió levemente con la cabeza, Terry tenía razón, debían ponerle un alto; Susana había dejado de molestarla por un tiempo después de que su padre interfiriera, ahora si se lo permitían volvería a molestarla.
Terry no hablaba en vano, ese mismo día llamó a uno de sus amigos que era abogado para levantar una denuncia contra Susana, pues la rubia necesitaba un escarmiento para dejar de molestar a Candy, sabía que con una primera notificación Susana se asustaría y ya no haría nada en contra de su novia.
-Es la primera vez que te veo así de molesto. – dijo la rubia cuando Terry colgó el teléfono.
-Te dio miedo? – cuestionó – ya no querrás que me acerque a ti?
-No… - sonrió – también me gustó ver ese lado tuyo… me gusta todo de ti – confesó.
Terry rodeó su cintura con una de sus manos y con la otra tomó delicadamente la mejilla y la acarició antes de besarla.
-A mí también me gusta todo de ti… - apoyó su frente en la de la rubia – qué me hiciste Candy…? - murmuró cerca de sus labios – no puedo imaginar una vida lejos de ti… me he vuelto adicto a tus besos y tu presencia.
-No eres el único – dijo con un suspiro que enloqueció al doctor – yo tampoco puedo imaginar una vida sin ti a mi lado… te necesito siempre junto a mí.
La pareja se envolvió en un apasionado beso que los llevó de vuelta a la cama, ese domingo la pasaron encerrados en el departamento. Más tarde pidieron algo para comer y volver a su actividad física favorita.
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Nueva York
-Por qué no me lo dijiste William!?
-Te lo estoy diciendo ahora Rose.
-Ahora? – dijo indignada – una semana después de que Terry se haya ido a vivir con nuestra hija?
-Candy es mayor de edad.
-Pero vivir con un hombre!
-La dejamos vivir sola en un país diferente, no crees que ya no necesita de nuestro permiso para tomar sus propias decisiones?
-Sabes a lo que me refiero, ella aún necesita de nuestros consejos y…
-Rose – dijo con voz firme – deja que ella decida lo que quiera hacer. Aun así, Terry habló conmigo para pedir nuestro consentimiento.
-No entiendes! – estaba realmente molesta – ella podría confundirse y creer que quiere algo para lo que no está preparada y con el tiempo puede arrepentirse de no haber tomado la decisión correcta.
-Deja que ella decida eso, no siempre estaremos a su lado para guiarla, debe cometer sus propios errores.
-Acaso quieres que cometa errores? – lo miró ofendida - Es nuestra hija y nosotros estamos para evitar que los cometa y salga herida.
-Rose, siempre vamos a cuidarla; pero dejemos que viva su propia vida, así como nosotros lo hicimos en su momento.
-No quiero que un día se arrepienta por cosas que yo pude evitar. – dijo mirándolo con tristeza – no quiero que mi niña sufra.
-No lo hará. – garantizó mientras la abrazaba, él sabía a lo que se refería.
-Si lo hace te echaré la culpa a ti.
-De acuerdo, tomaré la responsabilidad. – dijo con una suave risita.
Antes de irse Terry había hablado con William para pedirle permiso de vivir con ella en Londres. El castaño sabía que los padres de la rubia se comunicaban con ella seguido y eventualmente la visitaban, sería un problema si se enteraran al ver sus cosas en el departamento. William apreciaba al castaño, sabía las intenciones que tenía para su hija y aceptó de buena gana; pero le pidió no hablar con su ex esposa, pues prefería hacerlo él que la conocía y explicarle la situación.
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La felicidad que Candy irradiaba era única, muchos de sus compañeros se habían dado cuenta de lo feliz que estaba. Su baile había cambiado mucho, lo hacía con más energía y entusiasmo.
-Últimamente has bailado mucho mejor.
-Gracias Matt. – dijo de manera cortante.
-Acaso se debe a que tendremos más…
-Se debe a que mi novio está aquí conmigo. – no tenía ganas de seguir escuchándolo, por eso prefirió decirle que Terry estaba con ella.
-Así que el noviecito está de visita? – su voz tenía un tono burlón y despectivo.
-Mira Matt – dijo perdiendo la paciencia – hasta ahora he tratado de ser educada; pero si vuelves a usar ese tono cuando te refieres a mi novio, dejaré de serlo.
-Me encanta ese lado salvaje de las americanas. – dijo haciendo una mueca que desagradó a Candy.
-Eres un cerdo asqueroso. – se giró para irse.
-Creo que te equivocas de persona cuando mencionas un cerdo – la miró de arriba abajo con burla.
Matt era conocido por ser un conquistador, era atractivo y talentoso. Para él conquistar a una chica era cosa de niños, según él, sólo debía sonreír y hablarle para tenerla a sus pies; pero con Candy fue diferente, la rubia lo rechazó desde el inicio, por obvias razones, logrando herir su orgullo y convirtiéndose en un desafío para el joven. Sin embargo, después de ese último encuentro, el bailarín se encargaría de molestar a Candy, haría que se arrepienta de haberlo llamado cerdo asqueroso frente a sus compañeros.
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Era la una de la madrugada cuando Terry despertó, escuchó un ruido que venía del baño, somnoliento se acercó para ver que sucedía.
-Amor, estás bien? – tocó la puerta dos veces. – Candy… - la volvió a escuchar – amor…
-Estoy bien – respondió la rubia y minutos después abrió la puerta secándose la boca.
-Estabas vomitando de nuevo? – la miró de manera inquisitiva.
-Algo me cayó mal.
-Otra vez? – su voz sonó levemente ruda – ayer también lo hiciste y hoy no comiste casi nada.
-Sí comí. – pasó a su lado para regresar a la cama.
-No lo hiciste y lo sabes, últimamente has perdido mucho peso y…
-Estás controlándome?
-Candy… - respiró antes de hablar – este último mes has adelgazado bastante, no quise decírtelo cuando llegué, pues no era tan notorio; pero ahora mírate, estás pálida y extremadamente delgada.
-Acaso ya no te gusto por eso? – dijo seria – te recuerdo que soy bailarina y nuestro cuerpo es así de delgado, tú deberías saberlo bien, acaso no lo has visto todo este tiempo?
-Por eso te lo digo, tu cuerpo no era tan delgado, incluso tus costillas son más notorias y…
-Ya basta! – gritó molesta – deja de criticarme! Si no te gusta mi cuerpo por qué no te vas!?
Terry la miró sorprendido, últimamente Candy andaba irritada, se molestaba por pequeñeces y estaba cada vez más pendiente de su aspecto físico. Al ser doctor, Terry identificó el problema de su novia y sutilmente intentó ayudarla; pero ahora debía hablar con ella seriamente sobre eso.
-Porque te amo. – respondió sin inmutarse – porque adoro todo de ti y no quiero que te destruyas.
-Entonces por qué me estás criticando? – empezó a llorar.
-Amor… - se acercó a ella – la presentación está muy cerca y eso te está afectando.
-Claro que no! – intentó alejarlo.
-Mírame y dime si miento – la miró fijamente – no te gusta el aspecto de tu cuerpo, lo ves más grande y tal vez deforme. Cierto?
-Es porque he engordado mucho.
-Candy no has engordado nada.
-Claro que sí! cuando estuve de visita en Nueva York me descuidé bastante y comí de todo, he subido de peso.
-Amor…
-Ya no quiero hablar de esto. – se soltó y se volvió a encerrar en el baño.
Terry fue paciente, esperó a que saliera del baño para hablar con ella, debía hacer algo antes de que Candy enfermara y no haya vuelta atrás. Incluso se recriminó por no haber actuado desde que se dio cuenta del cambio que estaba teniendo el cuerpo de su novia, se sentía mal por haber dedicado más horas a sus investigaciones en lugar de ayudarla.
-Amor, por favor sal – su voz sonó suave y comprensible, estaba esperando frente a la puerta a que la rubia saliera.
-Lamento haberte gritado. – se acercó al castaño, tenía la mirada baja y arrepentida – pero no me gusta que me critiquen.
-No lo hice. – tomó su mano para acercarla más a él – amor… no puedes vomitar todo lo que comes, no es sano.
-No es lo que piensas – se abrazó a él – cuando estoy estresada no tengo hambre y los nervios hacen que devuelva todo lo que he comido. – Terry la miró sin creerle – la presentación esta tan cerca que… tengo miedo arruinarla.
-No lo harás – besó su cabeza – eres una excelente bailarina, conseguiste mucho en tan poco tiempo, acaso eso no certifica lo buena que eres?
-Tienes razón – lo miró sonriendo – voy a tranquilizarme y daré lo mejor de mí.
Terry asintió con una sonrisa al ver el entusiasmo de su novia; aunque no se creía completamente su excusa, decidió no decir nada más para no pelear; sin embargo, la tendría vigilada y la ayudaría de manera disimulada, bueno, hasta que pase la presentación, pues no quería abrumarla ni estresarla más.
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Los días seguían pasando, Terry se reunía con sus colegas para continuar con la investigación, había un gran avance y cada semana enviaba un reporte a su tutor.
-Doctor Graham!
-Sí? – se giró – doctora Verma - era una mujer de ascendencia hindú – necesita algo?
-Hoy vamos a quedarnos un poco más para seguir con la investigación, el doctor Woods encontró algo interesante, dice que eso podría acercarnos más a la detección de la enfermedad.
-En serio? – dijo interesado.
-Se quedará para…
-Claro! – no la dejó terminar. – disculpe, estoy algo entusiasmado al saber que podremos acercarnos más y más a una posible detección.
-No se preocupe. – sonrió – cualquiera se entusiasma al saber que su investigación está tomando buen rumbo.
Ambos caminaron de regreso a la sala de investigación, un grupo de 20 médicos estaban a la espera del doctor a cargo.
-Y dígame doctor Graham – un doctor algo mayor se acercó al joven – se ha adaptado al hospital?
-Cómo está doctor Woods? – saludó, el médico era compañero y amigo del doctor Charles – así es, hay un buen ambiente de colaboración en el hospital, es muy agradable trabajar aquí.
-Me alegra oír eso – sonrió – usted es un buen elemento en el hospital, si no le molesta quisiera recomendarlo para ser admitido de manera permanente.
-En serio? – Terry trató de no verse tan asombrado al oír aquello; pero le fue imposible, además de que sus planes no eran quedarse permanentemente en Inglaterra, sólo lo que durara el curso de Candy, y para eso sólo faltaba un año para que terminará y su novia estaba haciendo todo para reducir el tiempo de estadía.
-Sus conocimientos y entusiasmo en la investigación médica sería un gran aporte para el campo médico.
-Gracias. Pero…
-No rechace nada aún doctor Graham – lo interrumpió – piénselo un poco y después me dice cuál es su decisión – sonrió de manera afable – ahora que ya estamos completos, iré al frente para exponer los resultados de mi investigación.
Terry vio a su nuevo mentor alejarse y posicionarse al frente de la sala donde, con la ayuda de unas diapositivas, explicaba los avances de su investigación, los presentes escuchaban atentamente mientras tomaban apuntes.
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Ya eran las ocho de la noche y Candy volvió a su departamento algo cansada; más temprano había recibido un mensaje de Terry pidiéndole que lo perdonara, pues que no podría pasar por ella para ir a cenar.
-Hola? – contestó al oír su celular.
-Hola amor – era Terry – ya estás en casa?
-Sí acabo de llegar. – se sentó en el sofá – y cómo va todo?
-Decidieron quedarse un poco más para analizar los resultados de la investigación del doctor Woods.
-Eso quiere decir que llegarás tarde?
-Lo lamento.
-Está bien, no te preocupes – respondió comprensiva, en realidad no estaba molesta – lo entiendo, avanzaron mucho en su investigación, cierto?
-Así es – sonrió – estás bien? te oyes cansada.
-Lo estoy – afirmó – creo que tomaré un baño y me iré a acostar.
-Pero antes come algo, no quiero que duermas con el estómago vacío. – había preocupación en su voz – dejé algo de comida en el horno, sólo caliéntalo.
-De acuerdo mamá. – bromeó la rubia – te veo después. – escuchó que alguien lo llamaba.
-Te veo después… te amo. – se despidió.
Candy se quedó viendo el celular con una sonrisa un par de segundos, le gustaba oírlo decir que la amaba. Pensando en su novio y lo preocupado que se oyó se dirigió a la pequeña cocina para calentar la comida que le hubo dejado.
Cuando Terry llegó la encontró dormida, la observó por unos instantes, analizando su figura. La rubia había perdido mucho peso y aunque él se encargaba de alimentarla, todavía no recuperaba el peso que había perdido, es más parecía que seguía perdiéndolo, es por eso que siempre se encargaba de cocinar y ver que ella comiera, incluso estaba atento a que no devolviera lo ingerido, pues eso había sido la causa de algunas peleas más entre ellos. El joven doctor se puso de pie y fue a verificar que su novia haya comido lo que le hubo dejado ese día, se alegró al ver los utensilios limpios en el fregadero.
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Ya faltaba una semana para la presentación, lastimosamente sus amigos no podrían asistir, pues también estaban en preparaciones para sus presentaciones, en el caso de patricia, el bebé aún era pequeño para abordar un avión y realizar un viaje tan largo, así que sólo pudieron enviarle sus buenos deseos.
-Estás nerviosa mi amor?
-Algo… tú te sentiste así mamá?
-Es normal – contestó su madre – pero es lindo, cierto? – la miró con una sonrisa melancólica. – sentir esa emoción.
-Sí. – correspondió a la sonrisa de su madre.
William y Rosemary habían llegado el día anterior; pero como su hija compartía casa con el castaño, prefirieron quedarse en un hotel. La rubia se sorprendió al ver que su madre no estaba molesta, aunque Terry le hubo contado que habló con su padre y éste se encargaría de hablar con su progenitora, esperaba que ella la regañara por aquella decisión.
-Estás muy delgada mi amor. – observó la mayor – estás alimentándote bien? No quiero que te saltes las comidas.
-Estoy bien mamá – sonrió para tranquilizarla – el nutricionista de la academia me dio una dieta para tener el peso ideal.
-Oh claro… - sonrió recordando cómo era aquel mundo – había olvidado el peso ideal que debe tener una bailarina – Candy asintió con la cabeza – me alegra que te vayan asesorando sobre eso, así serás una bailarina completa, tienes el talento y ahora tendrás el cuerpo perfecto.
-Sí, eso dijo el coreógrafo.
-Oh mi amor! – dijo emocionada – estoy tan feliz por ti!
Madre e hija continuaron con su almuerzo, más tarde Candy regresó a la academia, estaban ultimando detalles para la presentación.
-Pero miren quién acaba de llegar? – escuchó la voz de Matt detrás de ella – la cerdita llegó tarde.
-Ya basta con eso Matt. – dijo George, Candy entró a los vestuarios sin hacerle caso.
-Qué sucede George, acaso sigues enamorado de…?
-Te dije que ya era suficiente! – lo tomó por las solapas – deja de molestarla.
-Qué te pasa amigo? – se soltó del agarre – esa americana se cree la mejor del mundo, estoy harto de su actitud.
-Harto o dolido? – lo miró fijamente – te dolió su rechazo y por eso la molestas, cierto?
-No sé de lo que hablas. – se fue sin decir más.
George había notado que su amigo molestaba bastante a Candy, al inicio lo vio como un juego; pero después le pareció demasiado, y más, al ver el cambio en la rubia.
-Excelente! – el director Brown observó los ensayos – están listos para la presentación, nuevamente será un éxito!
-Todos se han esforzado para lograrlo – acotó el coreógrafo – cada uno de ustedes lo hace de maravilla.
-Mañana empezaremos con los ensayos después de mediodía – todos los bailarines asintieron - Candice, Matt y Meredith – los nombró – vengan a mi oficina después de recoger sus cosas. – los jóvenes asintieron.
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Alrededor de las ocho de la noche Candy llegaba a su departamento, recordaba las palabras del director Brown.
Flashback
-Chicos – los miró – de ustedes depende el éxito de la presentación, hasta ahora lo están haciendo increíble; pero tengan cuidado en las expresiones que hacen cuando les toca la escena juntos.
El director había notado que entre los jóvenes había una rivalidad que no escondían cuando les tocaba bailar juntos.
-Meredith – miró a la joven - siempre tienes una expresión demasiado seria cuando bailas con Candice o se acerca a ti en su solo, debes verla con orgullo, recuerda que es tu hija que está a punto de conseguir lo que le pediste.
-Sí.
-Matt – llegó el turno del joven – cuando levantas a Candy pareciera que le dices algo, qué es?
-Eh… no le digo nada señor.
-Seguro? – lo miró fijamente – porque haces un movimiento con los labios como si le dijeras algo.
-No digo nada señor – lo dijo con una seguridad increíble.
-Pues debe ser algún tic que tienes y recién nos percatamos – la seriedad de su expresión puso nervioso al joven – cuida eso, es posible que las personas que asistan también lo noten.
-Sí señor.
-Candice – Candy lo miró atentamente – en la parte de la seducción a Herodes, noté que dudas en tocarlo – la rubia no dijo nada, sólo continuó mirándolo con atención – debes mostrar seguridad, hace unas semanas lo estabas haciendo magníficamente. Hay algún problema entre ustedes tres?
-No señor. – respondieron al unísono.
-Debo suponer que es porque estamos a unos días del estreno y son sólo los nervios. – dejó escapar un suspiro cansado – bien! Vayan a casa a descansar y reflexionen todo lo que les dije. – los jóvenes asintieron nuevamente - mañana continuaremos con los ensayos y espero no volver a ver estos errores.
Los jóvenes salieron de la oficina sin decir nada, solo aceptaron con un movimiento de cabeza las indicaciones del director.
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Terry llegaba a casa temprano, ese día sólo había tenido un par clases, sumado a que le estaba yendo bien en su investigación y los informes que presentaba semanalmente al doctor Charles, tenía buen contenido para su tesis de especialización.
-Ya llegué amor! – sabía que Candy estaba en casa, pues la rubia le envió un mensaje para que no vaya a recogerla a la academia. – Candy? – entró a la habitación al no escuchar respuesta de su llegada, pues creyó que tal vez la rubia estaba dormida, aunque era recién las 7:35 de la noche.
Encendió las luces de la habitación y no la vio ahí; sin embargo, inmediatamente escuchó un sonido que salía del baño.
-Candy! – fue claro lo que estaba pasando, nuevamente la rubia estaba vomitando. – Candy, abre la puerta por favor! – espero unos minutos antes de que abriera. – qué estabas haciendo?
-Nada… - se abrió paso hacia la cama; pero el castaño la detuvo.
-Nuevamente estabas vomitando. – afirmó molesto – lo has estado haciendo todo este tiempo?
-No. – lo vio fijamente y Terry se dio cuenta que estaba más pálida de lo normal.
-Candy… - la tomó de los hombros con delicadeza – amor, no estás bien – ahora su voz se tornó suave y preocupada – necesitas…
-Necesito que me dejes en paz! – se soltó con rudeza – ya estoy harta de que te metas en lo que no te importa!
-Es porque me importas que me meto! – levantó la voz.
-Déjame tranquila! no quiero escuchar que me critiques! – soltó el llanto. – estoy harta de todo esto…!
- Candy…! - la sostuvo al ver que se desvanecía en sus brazos.
El castaño la llevó inmediatamente a la cama, entró al baño para buscar el botiquín, sacó el alcohol, rápidamente roció un poco en un pedazo de gasa y lo llevó a la nariz de la rubia.
-Amor… princesa… - estaba realmente preocupado, finalmente vio que reaccionaba.
-Qué me pasó? – intentó sentarse.
-Te desmayaste – la rubia se sorprendió al ver rostro asustado de Terry, nunca creyó ver miedo en sus ojos.
-Yo… estoy bien…
-No lo estás… - la abrazó – por favor mi amor… - su voz tembló – necesitas ayuda.
-Terry, estoy bien… estoy bien… - comenzó a llorar junto con él.
Se sentaron en la cama mientras se abrazaban fuertemente; la pareja se consoló mutuamente, ambos lloraban; uno, al ver a su novia en ese estado, tenía miedo perderla por la necedad de negar lo que sabía le estaba pasando; y la otra, lloraba por el sufrimiento que le estaba causando al hombre que amaba, sabía que no estaba bien; pero no sabía qué debía hacer, no podía decidir, pues de las opciones que tenía, uno persona saldría lastimada.
....
Cómo están? Lamento la demora.
Gracias por sus mensajes y apoyo, me alegra saber que les está gustando.
