Estos cortos fanfiction son una colección que he publicado individualmente en mi sideblog en Tumblr: vldfanenesp.

Voltron: Legendary Defender es propiedad de Dreamworks Animation. No poseo ningún derecho sobre los personajes.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


Voltron Legendary Defender Fanfiction

Hilos de Telar

Epilogo: Código: Paladin blood

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E.1

Por la calle principal que conducía a la explanada principal de la academia Galaxy Garrison se podía escuchar un par de pasos retumbando con fuerza en la solitaria acera en lo que se aproximaba a su destino. Era un recorrido que realizaba Kasumi todas las mañanas, pero finamente, ese día, su entrenamiento rendía frutos; estaba solo unos minutos tarde y acelerando su paso podía compensar la tardanza que traía encima.

Era un día importante, algo estaba por suceder y era una suerte que llevara con sigo sus zapatos deportivos.

En la gran explanada de la academia Galaxy Garrison se encontraban las nuevas generaciones de pilotos especiales (los MFE fighters), así como legendario pilotos que servían de maestros para aquellos alumnos. Al frente del imponente edificio de la academia que había sobrevivido al mayor enfrentamiento galáctico que había visto la tierra, se encontraba un podio donde se esperaba con ansias la llegada del interlocutor principal.

Kasumi contó con suerte, aún no comenzaban cuando ella finalmente alcanzó su asiento.

–¿Qué me perdí? –dijo tranquilamente una vez que se dejó caer contra en su puesto junto a Luana.

–¡Kasumi! ¿Dónde estabas? –la regañó la chica de rostro redondo y moreno –. Llegas tarde.

–Elegantemente tarde, lo prefiero, por favor –respondió Kasumi ajustando la coleta que recogía su larga cabellera castaña.

–"Tristemente tarde", yo lo llamaría –dijo a su vez un joven de rostro pálido y cabellera negra al otro lado de Luana.

Kasumi estaba por responderle despectivamente a Mathias cuando Estrella, la joven menuda y de lentes que estaba sentada al final de la fila, acalló a todos con:

–Silencio – dijo la joven más pequeña de estatura de los cuatro –. Están por empezar.

Los cuatro jóvenes volvieron la vista al podio principal donde tres figuras se aproximaban al centro del mismo. Ataviados con sus mejores y formales trajes se encontraban el capitán Curtis a la izquierda, la comandante Verónica a la derecha y el almirante Shiro al centro.

–Les agradecemos mucho que asistieran este importante día –dijo el almirante Shiro mientras en su rostro se dibujaba una cálida sonrisa –, una fecha importante para la academia Galaxy Garrison. Hace quince años la humanidad enfrentó un difícil reto cuando la armada galra atacó la tierra, pero con la ayuda de Voltron y los valientes MFE fighters de la academia logramos juntos vencer la amenaza.

Murmullos se escucharon entre los espectadores, probablemente recuerdos de la dura guerra que cambio para siempre a la tierra. Los chicos en la fila no habían nacido cuando tal suceso ocurrió, pero los hechos estaban grabados en los registros de historia, así como en los relatos de sus padres.

–Como resultado de aquella guerra, la humanidad hizo fuertes lazos de amistad con otras razas espaciales, fomentados los lazos de la hermandad, la unidad y la libertad. Desde entonces, la academia Galaxy Garrison ha sido el primer contacto con la coalición de planetas que busca la paz en el universo.

De nuevo los murmullos se multiplicaron, algunos en diferente dialecto, sin duda por algunos de seres pertenecientes de los seres espaciales parte de la coalición que habían encontrado su hogar entre los humanos.

–Y honrando esa amistad, la academia Galaxy Garrison ha organizado una expedición intergaláctica con el propósito de visitar y fortalecer las relaciones con los mundos aliados de la coalición. Sabemos que será un viaje muy largo que tomará años, por ello les agrademos enormemente a todos los voluntarios y a sus familias, y una vez que volvamos a la tierra, nuestro hogar, sé que la encontraremos protegida por una nueva generación de los mejores pilotos.

Las palabras de Shiro fueron recibidas por fuertes aplausos y sutiles chiflidos.

–El viaje de la humanidad hacia el espacio ha sido larga, pero el conocimiento y la aventura siempre ha traído grandes recompensas. De nuevo, gracias a todos ya que, sin ustedes, el más brillante sueño de los seres humanos, estar entre las estrellas, será de nuevo una realidad.

Los ánimos estaban alzados y rápidamente los espectadores comenzaron a ponerse de pie en lo vítores aumentaban de fuerza. Kasumi, Luana, Estrella y Matthias se levantaron por igual, aplaudiendo con el entusiasmo que le caracterizaba a cada uno su personalidad. No podían evitarlo, los discursos de su padre Shiro siempre tenían el mismo efecto en ellos.

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–Nunca creí que este día llegaría –repetía una y otra vez Kasumi en lo que avanzando dando brincos por el largo corredor de la academia en dirección del laboratorio de robótica.

–¿De qué tanto hablas? –les espetó su hermano Matthias secamente, en lo que andaba con las manos dentro de sus bolsillos –. Lo estuviste repitiendo una y otra vez cada segundo, de cada día, por las últimas cuatro semanas.

–Es la gran oportunidad –continuó su hermana ignorándolo por completo –, la primera vez que saldremos de la tierra. En una aventura conociendo otros mundo y seres…

–Con toda la familia –agregó Estrella con un picara sonrisa que había heredado de su madre –. Prácticamente son vacaciones familiares.

Kasumi no pudo evitar hacer una mueca ante tal comentario.

–Pero olvidas un detalle –comentó también Luana antes de que las puertas del laboratorio se abrieran automáticamente para cederles el paso.

–¿Cuál sería?

–Que no vamos a descansar ni un segundo –contestó ella apagando aún las sonrisas de sus hermanos –. Mamá no lo va a permitir. Nos va hacer trabajar como mulas.

–¿Quién los hará trabajar como mulas? –dijo una voz a espaldas de los chicos provocando que se crisparan en segundos y se volvieran de golpe para toparse cara a cara con su madre.

Su madre, Katie "Pidge" Holt se encontraba parados a sus espadas en compañía de su hermano Matt, tío de los chicos, y su robot asistente en forma de esfera que flotaba a suavemente a su alrededor. Ambos ataviados con sus batas blancas y gafas de protección.

–¿Quién los hará trabajar como mulas? – repitió nuevamente Matt a lo que los chicos solo pudieron responder con rápidos movimientos de los ojos indicando a su madre –. Oh –dijo este percatándose de las señas y agregó –: Definitivamente.

Por suerte, Pidge se encontraba distraída con su tableta electrónica informativa para percatarse de los actos culposos de sus hijos.

–¿Qué tal estuvo el discurso? –preguntó ella enfocada en su trabajo en lo que se dirigía a una mesa.

–E-estupendo –tartamudeo Luana nerviosa en lo que tiraba con sus dedos el dobladillo de sus mangas –. Otasan Shiro es muy elocuente.

–Bueno, dar discursos es el super poder de su otosan –dijo Pidge concentrada en lo aparatos en la mesa, en lo que su asistente robótica escaneaba cada uno de ellos.

–Creí que era regresar de la muerte –soltó Matt desde el otro lado de la mesa.

–No, ese es su don –sentencio la mujer con una sonrisa pícara.

–¿Qué hacen? –preguntó Estrella aproximándose a los artilugios en la mesa con interés, sus hermanos solo la copiaron.

–Estamos revisando que los generadores de enfriamiento estén listos para el viaje –explicó su tío mostrándole en una tableta electrónica las mediciones –. De que servirían almacenar una tonelada de papas fritas si estas se echaran a perder al atravesar el primer agujero de gusano – comentó ganándose algunas risas de sus sobrinos.

–Ya no puedo aguantar, deseo que ya sea mañana –soltó de nuevo Kasumi casi brincando. Su madre tuvo que poner una de sus manos sobre su hombro para calmar sus ánimos.

–Sí llegaste tarde al discurso de otosan Shiro –la delató de inmediato Matthias.

–¡Kasumi! –finalmente la mujer levantó la vista de su tableta para lanzarle una mirada desaprobatoria a su hija.

–Maaaa…. Pero tú tampoco fuiste –se defendió la chica haciendo un puchero.

–Salvé a la galaxia en compañía de ese hombre, no hay nada nuevo que pueda decir que no haya escuchara antes –se defendió por igual su madre desviando la mirada.

Pero a sus palabras, los hijos de la mujer comenzaron a discutir entre ellos, principalmente Matthias y Kasumi, como solía hacerlo la mayor parte del tiempo. No tardó mucho para que Pidge se hartara de los reclamos de sus hijos por igual, por lo que le dijo:

–Si tiene tanto tiempo para desperdiciarlo peleando, porque no va a buscar a su papi Lance. La abuela Colleen quería ver con él algo sobre las cosechas de hidroponía de la nave.

–Está bien mamá –aceptaron lo chicos marchando hacía la puerta.

–Les dije que no haría trabajar –masculló Luana tratando no ser escuchada.

–¡Oí eso! –bramó de ultimo Pidge, provocando que sus cuatro hijos salieran despavoridos por la puerta del laboratorio. La mujer continuó revisando las mediciones en su tableta electrónica, en lo que le lanzaba una que otra mirada de soslayo a su hermano, quien prácticamente tenía escrito en la cara que ansiaba decir algo –. ¿Qué? –le espetó ella.

–¿No crees que a veces eres un poco… fría con ellos?

–Tienen doce años y está por embarcarse a viaje espacial donde visitaran diferentes mundos y pilotearan naves experimentales, alguien tiene que ser la agua fiesta que se asegure que sigan con vida.

Ya que el hecho de que estuvieran con vida era ya todo un milagro en sí. Después de aquella batalla con príncipe Lotor, lo paladines se enfrentaron a muchas sorpresas y cambios, habían perdido su castillo de los leones, descubierto que aquel que se presentó como Shiro era en realidad un impostor, el verdadero se encontraba perdido y Keith había recuperado sin querer cuatro capsulas de una base de clonación galra.

Era mucho que procesar aquel momento y más, cuando sus análisis del contenido de aquellas capsulas, revelaron que se trataban de cuatros embriones humanos, con la mescla del código genético de los cinco paladines.

Por mucho tiempo pensaron que hacer con ellos, tenían una lucha por delante y otras preocupaciones antes de enfrentar esas nuevas formas de vida. Pidge siendo la más jóvenes de todos, tardó más que los demás en aceptar la existencia de los mismo.

Esas dudas llevaron a mantener guardados en un lugar seguro a los embriones por bastante tiempo, hasta que los paladines estuvieran todos de acuerdo en que hacer con ellos; ya que todos tenían diferentes opiniones. Pero los años de almacenamiento no ayudarían; los contenedores de los embriones que comenzaron fallar y la decisión debió tomarse de una vez por todas.

Pidge era aún joven y su mente y cuerpo no estaban listos para enfrentar tal carga que representaban esos cuatro niños. Alguien más dio el paso adelante y cargo dentro de su vientre a los niños hasta término. Todas las dudas que tuvo la paladín verde se despejaron una vez que cargó por primera vez a Matthias en sus brazos, pero a diferencia de sus compañeros, Pidge tuvo que enfrentar diferente los retos de la maternidad, algo que sin duda había afectado un poco la relación con sus hijos.

–Tienen casi tú edad cuando salvaste el universo –comentó Matt con suavidad.

–Por eso lo digo –señaló Pidge tajantemente –. Y en lugar de estar discutiendo de eso… ¿No estás emocionado con el viaje por igual?

–Por supuesto, ansió ver a mis viejos amigos de la rebelión.

–Y tal vez una persona en especial –se burló su hermana ocultando parte de su rostro detrás de su tableta, pero lanzándole una mirada incriminatoria.

–Eso es historia antigua –soltó Matt levemente sonrojado tratando de ignorar el tema, pero hasta el robot asistente comenzó a medir su temperatura corporal –, ella nunca se dio cuenta en mi interés.

–¿Y por qué no ahora? Las cosas no funcionaron con N-7 –dijo Pidge –, no veo porque no intentarlo.

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Lance tenía una difícil decisión entre manos. No sabía si debía de llevar el retrato de la última navidad o la de acción de gracias de hacía cinco años entre el gran equipaje que tenía pendiente por preparar.

–¿Crees que es necesario llevar tantos marcos? –dijo la voz de Keith desde la pantalla sobre el escritorio –. ¿Todos estaremos ahí?

–Sabes bien que me gusta tener la fotografía de la familia cerca –se quejó Lance lanzándole una mirada de desdén a su compañero por la transmisión.

–Esa fotografía es solo tuya –señaló el otro indicándole la imagen que llevaba en sus manos.

Lance no respondió a su comentario, solamente le dio la espalda a la pantalla en lo que guardaba discretamente los últimos marcos en su equipaje y ocultaba su leve sonrojo.

–Y sobre eso de que estaremos todo juntos –comentó este finalmente volviéndose en dirección de la pantalla –, espero que no le falles a los chicos y estes a tiempo en el punto de encuentro.

A pesar de que la familia de los paladines era muy unida, sus deberes con el universo estaban lejos de terminarse a pesar del descanso de Voltron. Solían turnarse a cumplir misiones necesarias, dejando al resto en la tierra para cuidar a sus hijos. El viaje de la nave no solo era la primera vez que los chicos saldrían del planeta, sino que todos los paladines se encontrarían de nuevo juntos en el espacio infinito desde la guerra.

En esos momentos, solo Hunk y Keith se encontraban cumpliendo sus deberes de la coalición.

–¿Dudas de mis capacidades de vuelo? –soltó Keith a lo que rápidamente agregó a ante la mirada crítica de Lance –: Pregunta tonta.

Lance estaba por agregar algún comentario irónico cuando las puertas de su oficina se deslizaron dándole paso a los cuatro jóvenes hijos de los paladines.

–¡Papi Lance! –exclamaron casi provocándole un infarto al paladín, pero al ver el rostro en la pantalla de comunicación, soltaron –: ¡Papá Keith!

–Hola chicos ¿Qué tanto hacen?

–Papá Keith –exclamó Kasumi con alegría casi lanzándose contra la pantalla –, te hemos extrañado mucho.

–¿Te veremos pronto? –preguntó de inmediato Estrella haciendo a un lado a su hermana.

–Era lo que estaba diciéndole a Lance –respondió Keith con calma tratando de calmar los ímpetus de sus chicos –. Estamos por terminar el proyecto para este sector. Con eso ya hemos logrado reconstruir las conexiones intercomunicacionales entre tres sistemas.

Keith continuaba trabajando con la espada de Marmora y los remanentes de lo que una vez fue el imperio Galra. Con ayuda de Acxa,EzorandZethrid, buscaban cambiar la imagen de su especie y demostrar que el régimen de Zarkon había desaparecido con él. Esa era la principal razón por la que Keith solía ser el paladín más ausente del recinto familiar.

–Después me encontraré con mi mamá y Kulivan para actualizarlos en los planes –explicó él – , luego los esperare en el punto de reunión.

–¿Vendrá la abuela Krolia? –soltó Matthias.

–Probablemente. Aún hay mucho trabajo para mejorar la imagen que tiene los galra en el universo, pero estoy seguro que podrá tener unos días para verlos.

–Y hablando de abuelas –recordó Luana volviéndose en dirección de Lance –. Mamá no dijo que la abuela Colleen te está buscando papi Lance, tiene que ver con las cosechas de hidroponía.

–De nuevo –masculló Lance dando un respingo –. Creí que ya había resuelto todos los problemas cuando traje el ultimo cargamentos de la graja de mis padres. Será vaya a ver que está faltando –agregó encaminándose a la puerta, en lo que se ponía su chaqueta sobre los hombros –, porque si no lo resuelvo yo mismo, esta misión está condenada al fracaso.

–Yo te ayudo –indicó Estrella, siguiendo de cerca a Lance.

Luana y Matthias lo siguieron de cercas, dejando de ultimo a Kasumi en la habitación.

–¿Emocionada con el viaje? –le preguntó Keith a su hija una vez que quedaron solo.

–Es decir poco –respondió ella con una sonrisa.

–Me lo imaginaba –dijo él.

–¿Cómo? –preguntó Kasumi.

–El deseo que todos tenemos por la aventura está concentrado en ti.

–Yo solo espero que sus habilidades de vuelo también se concentren en mí.

–Son nuestros hijos, todos serán estupendos pilotos.

La sonrisa de Kasumi se volvió más grande.

–Te veremos pronto papá Keith.

–Lo ansió.

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El momento había llegado. Ahí estaban los cuatro jóvenes frente a la poderosa nave ATLAS casi lista para su despegue. Cargaban sobre sus hombros sus mochilas con sus ultimas posesiones que llevarían al viaje, mientras a sus alrededores el resto de los pilotos, cadetes de la academia, así como otros miembros de su familia, se preparaban para el viaje o se despedían entre sí.

Finalmente, la realidad los golpeó. Era un hecho, estaban por embarcarse en un viaje de cinco años en el espacio.

El impacto fue tal, que prácticamente brincaron del susto cuando su padre Shiro pudo sus manos sobre sus hombros.

–Otosan –soltó Luana.

–Es maravillosa ¿verdad? –dijo Shiro sin apartar la vista a la gran ATLAS.

–Será genial –comentó Estrella adelantándose a los pensamientos de sus hermanos.

–¿Pero saben que será mucho mejor? –masculló Shiro casi en un susurro.

Pero antes de que alguno de los jóvenes contestara, una voz detrás de ellos dijo:

–Que lo haremos todos juntos.

Kasumi, Luana, Estrella y Matthias se volvieron para encontrarse nada menos…

–¡Tama Hunk! –exclamaron ellos entusiasmados lanzándose a los brazos del recién llegado. Para Hunk no fue difícil apretar a los cuatro contra su pecho y alzarlos en el aire, en lo que reían en carcajadas.

–Llegaste a tiempo –lo saludó Shiro tomándolo por el hombro, Hunk lo abrazó por igual. Hunk había cambiado desde la última vez que estuvo en la tierra. La barba le quedaba bien.

–Eso fue gracias a que recibí ayuda de unas cuantas balmeras –comentó este –. Y no me perdería esto por nada.

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En algún lugar lejano en la galaxia, había un planeta que había regresado del olvido. En este, dos figuras caminaba aprisa por los corredores de un deslumbrante y nuevo palacio.

–Coran, recibimos una trasmisión a través de los canales de la coalición –dijo la joven entregándole un dispositivo informático al alteano mayor –, la nave ha despegado y ha iniciado su viaje de cinco años.

–Son estupendas la noticias –respondió este sin detener su marcha –. Después de tanto tiempo volveremos a ver a todos nuestros amigos juntos.

–Nueva altea no es el primer punto de llegada en su viaje –le aseguró Romelle haciendo el mayor esfuerzo por seguir sus pasos –, según su bitácora les tomará un mes en llegar.

–Es suficiente tiempo para preparar una gran bienvenida –agregó Coran casi dando un brinco de alegría en lo que se introducían en una la gran sala principal del palacio –. Su majestad la reina estará muy emocionada.

Y al final de aquella larga y deslumbrante habitación se encontraba un imponente trono, resguardado por una imponente estatua de un león blanco. Ahí, estaba sentada la reina de Altea, antes conocida como la princesa Allura.

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En las partes más alejadas de la galaxia, un lugar olvidado por el tiempo y los recuerdos; el hogar de dos individuos que sobrevivían en los restos estrellados de una base en un planeta enano flotando en el olvidado universo.

Uno de ellos reposaba con dificultad en una silla, mientras maquinaria formada de basura y metales lo ayudaban a continuar vivo. A sus pies una figura más joven, le juraba lealtad y obediencia.

–Estoy listo para cumplir tus deseos –dijo el joven.

–Ha llegado el momento, hijo mío –masculló el otro con un voz cansada y rasposa.

–Pronto, toda la familia estará reunida –le aseguró este, el ultimo prototipo del general Fros.

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Hola a todos, finalmente les traje el final esta historia y ahora ya puedo dejar descansar Voltron. Pero ¿Qué dicen? ¿Qué es todo lo que presente con este epilogo?

Como lo mencione en el capitulo anterior, no tenía intención de seguir escribiendo el fanfiction abarcando más allá de la segunda temporada, ya que tendría que hacer muchos cambios. Aquí pueden ver algunos detalles de ellos. Sin tienen dudas pueden preguntarme por cada uno de ellos y con gusto les contare.

Otra, es que claramente deje el final abierto. Eso se debe a que por mucho tiempo me imagine una secuela. Aunque ahora no estoy muy segura de escribirla. Tal vez si tengo el suficiente apoyo… no lo sé…

Aún así espero que disfrutaran este capítulo, final y todo el fanfiction en general. Y aquellos que siguen otros de mis fanfiction, aún tengo mucho que presentar. Así que, sin más que decir, gracias por leer.

Un brazo.

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