Después de una noche de conducción, el grupo finalmente llegó a San Francisco. Tanto Ash como Angel estaban visiblemente agotados. Aunque Angel era un vampiro, los últimos meses en Wolfram y Hart habían cambiado su estilo de vida, imponiéndole un ritmo más normal, con horarios casi idénticos a los de cualquier ser humano. La fatiga de los eventos recientes también pesaba sobre él.

Mientras Angel y Ash aprovechaban para descansar, los demás se encargaron de los preparativos para el viaje. Pero por el momento, todos estaban en el hotel disfrutando de un merecido desayuno. La calma de ese momento contrastaba con la tensión de las últimas horas.

Illyria, en su forma de Winifred, rompió el silencio mientras miraba al grupo. "¿A dónde nos dirigimos?" preguntó con curiosidad.

Kelly, sin titubear, respondió: "A Madrid, España."

Gwen, un poco emocionada, se unió a la conversación. "Ha pasado bastante tiempo desde que estuve en España" dijo, su voz revelando una mezcla de nostalgia y anticipación.

Spike, por su parte, se sumió en sus recuerdos, una sonrisa sombría asomando en su rostro mientras comentaba: "Sí... Los gritos de los inocentes y el sabor de la sangre de las españolas es... quiero decir era encantador."

El comentario de Spike generó un breve silencio en la mesa, mientras cada uno procesaba lo que les esperaba en el próximo capítulo de su viaje.

Pablo, sintiéndose un poco nervioso, se dirigió a Spike con una pregunta que había estado rondando en su mente. "Oye, ¿cómo piensan subir al avión?" preguntó, su voz temblando ligeramente. "Digo, tanto tú como Angel son vampiros inmortales con... Dios sabe cuántos años, y Jhiera es una visitante de otra dimensión. Su estatus migratorio debe ser un problema, ¿no?"

Gwen, intentando calmarlo, esbozó una sonrisa tranquilizadora. "Relájate, amigo. Con suficiente dinero, no debería ser un problema."

Pablo asintió, aunque aún parecía un poco preocupado. "Es solo que no conozco a nadie que nos pueda llevar discretamente hasta España" agregó, expresando su inquietud.

Sam, siempre con su toque de humor, intervino. "Tranquilo, esta vez no tendrás que esconderte en un camión de carga. Estás con seres sobrenaturales, y sabemos una cosa o dos sobre ir a otro país que los indocumentados no conocen."

El comentario de Sam arrancó una sonrisa a Pablo, aliviando un poco la tensión. Aunque las preocupaciones aún estaban presentes, el grupo sabía que juntos podían superar cualquier obstáculo que se les presentara.

Spike soltó una risa burlona y con tono soberbio, respondió. "¿Desde cuándo ser parte de los siete enanos de Blancanieves te convierte en un ser sobrenatural?" dijo, dirigiéndose a Sam.

Sam, con una sonrisa traviesa, respondió. "Si no lo saben, no les arruinaré la sorpresa." Y comenzó a reírse como un loco. "MUAJAJAJAJAJA." Lo que provocó miradas incrédulas y desconcertadas del resto del grupo. El sonido de su risa resonaba en la sala, haciendo que incluso los más acostumbrados a situaciones extrañas se sintieran un poco incómodos.

Gwen, un poco confundida por la actitud de Sam trato de retomar la conversación . "Claro..." Dijo lentamente. "Pero regresando al viaje, si compramos en primera clase, deberían hacer menos preguntas."

Kelly, consciente del presupuesto, no pudo evitar decir con algo de preocupación "Eso será bastante costoso." A pesar que habia sido un comentario mas para si misma, cuando las palabras apenas habían salido de su boca cuando Gwen, Spike, y Jhiera la miraron incrédulos, levantando una ceja al unísono. Spike fue el primero en hablar. "¿Prefieres que vayamos a vender las joyas antes?" preguntó, su tono lleno de sarcasmo.

Kelly sintió cómo el calor subía a sus mejillas. Había esperado que su conversación con la oficial Kate sobre las joyas robadas se mantuviera en privado, pero parecía que todos sabían sobre el tema. Sintiendo el peso de las miradas sobre ella, decidió esquivar la pregunta de la manera más discreta posible: tomando un largo y lento sorbo de su vaso, esperando que el tema se desvaneciera.

Gwen intervino rápidamente, como si hubiera estado esperando el momento adecuado, con un toque de astucia en su voz, dijo rápidamente. "Ahora que mencionan el tema, tengo un contacto con quien pueden vender las joyas, pero quisiera una comisión del 5%."

Kelly, que aún estaba tratando de esquivar la conversación, comenzó a atragantarse con el jugo de naranja al escuchar aquello. Entre toses, miró a Gwen con los ojos abiertos de par en par.

"¿No cof cof no se supone que cof cof que estaban con los policías? cof cof" logró decir entre toses, todavía recuperándose del sorbo mal dirigido.

Jhiera, sin perder la oportunidad de burlarse, esbozó una sonrisa divertida. Sabía que Kelly había pasado bastante tiempo con Kate en la comisaría, pero también conocía la verdad. "Hasta donde sé, Kate ni siquiera es policía." dijo Jhiera, disfrutando del desconcierto en el rostro de Kelly. Las palabras de Jhiera cayeron como una bomba sobre Kelly, quien comenzó a maldecir en voz baja, sintiéndose traicionada.

"Maldición." murmuró Kelly, aún tratando de procesar lo que acababa de escuchar. "Ella dijo que era policía, que confiara en ella, que me ayudaría..."

El grupo la observó en silencio, dejando que Kelly digiriera la situación. Era evidente que Kate había jugado con su confianza, y aunque la noticia era un golpe bajo, sabían que no podían permitirse distracciones.

Gwen, aún interesada en el tema, preguntó con una mirada calculadora. "¿Entonces vamos a vender las joyas?"

Antes de que alguien más pudiera responder, Pablo intervino con una voz calmada pero firme. "Sería mejor hablar de todo eso cuando Ash esté despierto. No quisiera un malentendido por el dinero de las joyas" dijo, esperando que los demás entendieran y compartieran su postura.

Sam, visiblemente irritado, agregó con sarcasmo. "Deberíamos meterlo en el maletero del auto y olvidarlo un par de días."

Spike, con una sonrisa maliciosa, encontró la idea bastante entretenida y añadió. "Sí, es buena idea... y también a Ángel, pero aún los necesitamos."

El grupo soltó una breve risa ante la ocurrencia, pero era evidente que, a pesar de las bromas, sabían que tenían que tomar decisiones serias pronto. Mientras Ash y Ángel descansaban, quedaba claro que los demás tendrían que manejar las cosas con cuidado hasta que estuvieran todos en la misma página.

En medio de las risas y el bullicio, Ash y Ángel hicieron su entrada al comedor. Ambos parecían un poco más descansados, pero no lo suficiente para evitar las bromas del grupo. Spike, con una expresión de satisfacción en su rostro, no perdió la oportunidad de lanzar su comentario. "¿Disfrutaron la suite nupcial?" exclamó, con una sonrisa burlona en los labios.

El comentario provocó una carcajada colectiva. Todos recordaban que Ash y Ángel, por una confusión en la reserva, habían tenido que compartir una habitación con una sola cama. Aunque ambos intentaron ignorar las risas, era difícil no sonreír ante la situación.

Ash, siempre rápido para devolver la broma, se encogió de hombros y respondió con su tono característico. "No es el mejor compañero de cama, pero supongo que podría ser peor." Ángel solo rodó los ojos y dejó escapar un suspiro, sabiendo que cualquier intento de desviar la conversación solo alimentaría las bromas.

Gwen, todavía riendo por la broma, miró a Ash con una sonrisa en los labios.

"Ash, ¿ya sabes qué hacer con las joyas?." preguntó, intentando contener la risa. "Conozco a alguien que nos puede ayudar a venderlas."

Ash, aún recuperándose de las carcajadas, levantó una ceja mientras tomaba asiento. "¿Joyas? "preguntó con una mezcla de curiosidad y confusión. "¿De qué diablos estás hablando?"

Spike, disfrutando el momento, decidió intervenir antes de que Gwen pudiera responder. "Vamos, Ash. No te hagas el tonto. Tenemos algunas joyas que necesitamos convertir en dinero rápido, y parece que Gwen tiene un contacto que puede hacer el trabajo —dijo con una sonrisa maliciosa."

Gwen asintió y añadió. "Sí, solo necesito que me des el visto bueno, y podríamos obtener un buen precio. Solo una pequeña comisión."

Finalmente, Ash suspiró y, con una sonrisa de resignación, cedió. "Está bien, pero no te daré más del 7%" dijo, mirando a Gwen.

Gwen, satisfecha, extendió su mano con una sonrisa triunfante. "Trato hecho."

Kelly y Sam observaban atónitos cómo Ash había cedido más de lo que Gwen había solicitado inicialmente. Sam, sin poder contener su desdén, comentó secamente. "No cabe duda, eres un idiota." Kelly asintió, claramente en acuerdo.

"¿De qué hablan?" preguntó Ash, confundido.

"Nada, solo están celosos... " dijo Gwen con una sonrisa.

Más tarde ese día, Gwen caminaba a paso rápido, claramente molesta, mientras salían de un callejón solitario acompañados por Jhiera y Kelly. Con los ojos entrecerrados y las manos apretadas en puños, explotó "¿Cómo que $1600 dólares de comisión? ¡¿Qué clase de ladrones de joyas son ustedes?!" Su voz estaba llena de furia y decepción, y su mirada pasaba de Ash a los demás, esperando una explicación que no terminaba de llegar.

Ash, con su típica actitud despreocupada, levantó las manos en un gesto conciliador y respondió. "Tranquila, nena." dijo Ash con una sonrisa. "Creo que nos fue bastante bien. Fueron más de 20 mil dólares. Para mí, es un buen día.." Pero en lugar de calmarla, las palabras de Ash solo lograron irritar más a Gwen. Su frustración se reflejaba en sus ojos mientras lo miraba, sin poder creer lo que estaba escuchando...

"¡Eso es todo lo que tienen que decir!" replicó Gwen, su tono más cortante. "¿De verdad crees que esta cantidad es suficiente? Con lo que podríamos haber conseguido, esto es prácticamente una burla. De todo lo que podrian haber conseguido solo se llevaron baratijas."

Jhiera, aunque no acostumbrada a este tipo de negociaciones, observaba la interacción con una leve sonrisa, disfrutando de la tensión. Kelly, por su parte, trataba de no reírse y añadió en un susurro. "Creo que alguien esperaba una cantidad mucho mayor..." Para fortuna de Kelly parecia que Gwen habia quedado sorda por la furia que sentia.

Ash, aunque estaba acostumbrado a manejar situaciones tensas, no podía evitar sentir una punzada de cansancio mientras soportaba los gritos de Gwen. Subió al auto con una expresión de resignación, y en un intento de desviar la atención, llamó a Pablo para informarle. "Listo, la venta fue todo un éxito." Ya vamos de regreso. Sin que Gwen o Jhiera sospecharan nada al otro lado del callejón, Pablo y Sam se encontraban en el auto de Ángel. Cuando recibieron la llamada de Ash, se miraron entre sí, sabiendo que su parte del plan estaba en marcha. Bajaron del auto y se acercaron a la puerta trasera de una joyería. El lugar parecía discreto, y el callejón oscuro ocultaba cualquier actividad sospechosa.

Pablo tocó suavemente la puerta, y tras unos segundos, un hombre elegante y anciano apareció. Su mirada astuta y calculadora les indicaba que sabía exactamente por qué estaban allí. "¿Qué desean?" preguntó con voz grave.

Pablo, un poco nervioso, miró a Sam en busca de apoyo antes de responder. "Una amiga nos habló de este lugar... y traemos un poco de hielo."

El anciano les dedicó una sonrisa cómplice y les hizo un gesto para que entraran. "Por favor, pasen."

Mientras tanto, de regreso en el auto de Ash, los gritos de Gwen seguían resonando en sus oídos. Ash suspiró, mirando por el retrovisor y deseando que el día terminara pronto. Sin embargo, sabía que una vez que Pablo y Sam terminaran su transacción, obtendrian el verdadero valor de su saqueó. Pero por ahora, tenía que mantener la calma y soportar las consecuencias de su pequeño engaño.

Ash, harto de la tensión acumulada y buscando una forma de calmar los ánimos, ademas de darle tiempo a Pablo y Sam trató de cambiar de tema. "¿Qué quieren comer? Yo invito."

Kelly, aliviada por el cambio de conversación, sugirió con entusiasmo. "¿Qué tal hamburguesas?"

Jhiera, con una sonrisa, añadió. "Me gustaría pizza con anchoas."

Ash se volvió hacia Gwen, que estaba visiblemente molesta y ni siquiera parecía querer mirarlo. Preguntó con una sonrisa forzada. "¿Y tú, Gwen? ¿Qué te gustaría?"

Gwen respondió con desdén, claramente irritada. "Lo que tus miserables dólares puedan pagar."

Ash, ignorando el tono de Gwen y manteniendo su actitud alegre, dijo sin inmutarse:

"¡Hamburguesas y pizza será!"

Mientras Ash y el resto se dirigían a comprar la comida, la atmósfera en el auto se relajó ligeramente. Aunque la tensión seguía presente, al menos por un momento, la perspectiva de una comida compartida parecía ofrecer un respiro necesario en medio de las complicaciones del día.

Sam y Pablo observaban al anciano con atención mientras este revisaba las joyas que les habían traído. El hombre, con movimientos meticulosos y una expresión de fascinación, examinaba cada pieza con una lupa y un paño de gamuza. Los anillos de platino, collares de oro blanco, y las piedras preciosas de gran tamaño eran dispuestos cuidadosamente sobre una mesa iluminada.

El anciano, levantando una ceja al ver algunas de las piezas más llamativas, comentó. "Estas son verdaderas obras de arte. No es común ver una colección de esta calidad." El anciano, mientras seguía inspeccionando un brazalete de oro rosa con zafiros, hizo una pausa y soltó una leve sonrisa al confirmar sus sospechas.

Sam, con un toque de nerviosismo, miró a Pablo, quien asintió en silencio, confiando en que todo saldría bien. La conversación era un murmullo bajo mientras el anciano seguía evaluando las joyas. Finalmente, con una sonrisa satisfecha, el anciano dijo. "Parece que todo está en orden. Están en perfecto estado y son de gran valor. Les pagaré lo acordado, lamentablemente, no podré pagarles el precio completo por todo su *hielo* solo podré pagarles 50 centavos por cada dólar que valgan sus joyas" dijo con tono profesional. "Espero que su amiga les haya comentado ese detalle."

Sam, visiblemente inquieto, miró a Pablo antes de responder. "No, Gwen no nos dijo eso. Solo dijo que sería un buen precio." Sam esperana que al nombrar a Gwen el anciano joyero tomara una actitud distinta y se mostrara más generoso

El anciano asintió, como si esa situación fuera una rutina para él, y se dirigió a la caja fuerte para realizar los cálculos. "Con las conexiones adecuadas, podrías obtener más, pero eso sería arriesgarse. Aquí te ofrezco un trato seguro." Sam y Pablo se miraron, pensando que habían sido engañados. Mientras el anciano ajustaba los números, Sam trató de mantener la calma.

"Bueno, parece que no tenemos mucho margen de maniobra." murmuró Sam. "Solo tenemos que aceptar lo que nos ofrecen."

Pablo asintió, resignado. Pues sabía que no había mucho que pudieran hacer en ese momento. Finalmente, Sam dio un ligero asentimiento. "Está bien, haremos el trato" dijo con una sonrisa nerviosa. El ambiente seguía tenso, pero Sam y Pablo no podían negar que preferían una venta rápida, aunque no fuese tan lucrativa como esperaban.

"Aquí tienen caballeros, uno punto cuatro millones de dólares" dijo el anciano mientras llenaba bolsa tras bolsa con fajos de billetes y lo entregaba tanto a Sam como a Pablo, quiénes intercambiaron miradas, sorprendidos por la cifra que acababan de escuchar. Sam, aún intentando mantener la compostura, sonrió mientras el anciano les entregaba las bolsas llenas de dinero.

"Uno punto cuatro millones..." murmuró Sam, tratando de asimilar lo que acababa de suceder.

Pablo, aún un poco nervioso, miró las bolsas de dinero con incredulidad. La cifra que el anciano había mencionado era astronómica comparada con lo que esperaban inicialmente, pero no podían dejar que la emoción los traicionara. Sam, con una sonrisa nerviosa, respondió. "Bueno, creo que esto es más de lo que esperábamos. Gracias, señor."

El anciano asintió cortésmente mientras cerraba la caja fuerte, sin mostrar ninguna emoción más allá de un profesionalismo neutral. "Es un placer hacer negocios con ustedes" respondió el hombre, antes de señalarles la puerta. "Ahora, será mejor que se marchen. No conviene que llamen la atención con esta cantidad en las manos."

Pablo, todavía un poco abrumado por la situación, agarró las bolsas y, junto con Sam, salió rápidamente de la joyería. Una vez fuera, Sam soltó una carcajada nerviosa mientras miraba las bolsas de dinero. "¿Te das cuenta de lo que tenemos aquí?" dijo, con los ojos brillando de emoción. "¡Uno punto cuatro millones!"

Pablo asintió, pero aún no se permitía relajarse del todo. "Sí, pero mejor volvamos rápido con el grupo antes de que algo se complique."

Ambos se dirigieron al auto de Ángel, asegurándose de que nadie los seguía. Mientras tanto, en el auto de Ash, seguía ignorando la actitud de Gwen, concentrado en lo que vendría a continuación.

Ash, recostado en su asiento de primera clase y claramente pensativo, finalmente preguntó mientras levantaba un vaso de whisky. "¿Para qué vamos a España?"

Spike, sin levantar la vista de su libro, respondió secamente. "Para reunirnos con Buffy."

Ash, confundido, replicó. "¿Y quién es Buffy? ¿Y por qué no viene ella?"

Spike lo miró con una mezcla de incredulidad y frustración. "¿De verdad no sabes quién es Buffy?" dijo, sacudiendo la cabeza. "Buffy es la Cazadora, la que mata vampiros. Buffy... ella viene cuando quiere, y cuando lo hace, siempre hay problemas. Ya verás."

Ash levantó una ceja, claramente sin impresionarse. "Ah, una cazadora de vampiros. ¿Y vamos a reunirnos con ella porque...?" preguntó, esperando una respuesta más concreta."

Spike suspiró, visiblemente irritado por la ignorancia de Ash. "Porque necesitamos su ayuda, genio. Europa está lleno de problemas sobrenaturales, y Buffy tiene un ejército de cazadoras con las que, si jugamos bien nuestras cartas, podremos lidiar con lo que nos espera."

Ash asintió lentamente, sin dejar de mirar a Spike."Entonces vamos a Europa, para buscar la ayuda de alguien que caza vampiros, y tú y Ángel son vampiros. ¿Y piensas que eso va a salir bien?"

Spike lo miró serio por un momento y luego sonrió con arrogancia. "He vivido lo suficiente para saber que las cosas casi nunca salen bien, pero eso no significa que no debamos intentarlo."

Ash, sin inmutarse, se acomodó más en su asiento. "¿Es eso?, ¿ó todo este rollo de cruzar el mundo es para buscar a una chica que ni siquiera está segura de querer verlos? Parece que ustedes dos necesitan unas lecciones de ligue."

Spike lo miró de reojo, claramente irritado, pero se limitó a contestar con su típico sarcasmo. "Sí, porque claramente tú eres el modelo de hombre irresistible, Ash. Pero no te preocupes, seguro que si todo sale mal, puedes usar tu motosierrita para impresionar a alguien."

Ash sonrió. "Me gusta cómo piensas, rubio."

Pablo, aún acurrucado junto a Kelly, sintió cómo el calor del avión y la comodidad de los asientos de primera clase lo envolvían. Sus sueños eran tranquilos al principio, pero poco a poco comenzaron a desmoronarse. Una voz distorsionada de una mujer se manifestaba, tenue pero insistente. "¿Dónde están...? Deberían estar en Los Ángeles..."

La voz resonaba en su mente, más como un eco que como un grito. Pablo despertó de golpe, respirando profundamente y mirando a su alrededor, desconcertado. No estaba seguro de si aquello había sido solo un sueño o algo más. El ambiente en el avión seguía en calma, con Kelly durmiendo plácidamente a su lado.

Con la sensación inquietante aún en su pecho, Pablo no podía dejar de preguntarse si esa voz era real o una advertencia disfrazada en sus sueños.

Ya en España, el grupo se instaló en un amplio piso que Angel había alquilado. Con varias habitaciones, era un lugar cómodo, pero el ambiente estaba cargado de tensión. La noche ya había caído, y tanto Angel como Spike parecían inquietos, ansiosos, mientras esperaban la llegada de Buffy. Desde el aeropuerto, Angel había contactado a Buffy y a Giles, organizando un encuentro para esa misma noche.

Gwen, que había notado la actitud de ambos vampiros, comenzaba a sentirse incómoda. Cada vez que uno de ellos miraba hacia la puerta con expectación, una sensación de celos sutiles comenzaba a aflorar en ella. ¿Quién era exactamente Buffy? ¿Qué tan importante era para Angel? Aunque sabía que había historia entre ellos, no podía evitar preguntarse si la llegada de Buffy iba a cambiar algo en la dinámica del grupo, o peor aún, en su relación con Angel.

Mientras los minutos pasaban lentamente, Gwen cruzaba los brazos y miraba la puerta con recelo, su mente llena de especulaciones sobre la mujer que estaba a punto de entrar en sus vidas.

Angel y Spike, que habían estado esperando con nerviosismo, comenzaron a moverse hacia la puerta, pero Jhiera fue más rápida y abrió antes de que pudieran llegar. Cuando la puerta finalmente se abrió, revelando a Giles, Buffy, Faith, Xander, Dawn y Willow, la atmósfera en el apartamento cambió por completo.

Buffy, al ver a Spike, se quedó completamente anonadada, incapaz de articular una palabra. Su mirada se clavó en él como si estuviera viendo un fantasma. Spike, por su parte, mostró una sonrisa tímida y levantó una mano en señal de saludo, consciente de la intensidad del momento.

"¿Estás... vivo?" preguntó Buffy, su voz temblando de incredulidad.

Spike dejó escapar una pequeña risa nerviosa antes de responder. "Bueno, técnicamente... no. Pero sí, estoy aquí."

El silencio que siguió fue pesado, lleno de emociones no resueltas y preguntas que habían quedado en el aire desde hacía mucho tiempo. Buffy no sabía si reír, llorar, o qué decir, mientras los demás observaban la escena con curiosidad y algo de incomodidad.

Buffy aún estaba alterada, sin apartar la mirada de Spike. "Te vi morir, todos vimos cómo desaparecías", repitió, claramente afectada. Spike, encogiéndose de hombros, respondió: "Sí, bueno... las cosas cambian".

Angel, sintiendo el peso del momento, intervino con la esperanza de desviar la conversación. "Han pasado muchas cosas en los últimos meses...", comenzó a decir, pero antes de que pudiera continuar, Giles lo interrumpió.

"Así es, Ángel ¿O deberia decir Ángelus?", replicó Giles, su voz tensa mientras se cruzaba de brazos. "Deberíamos hablar sobre cómo te convertiste en el líder de la principal fuerza del mal en Los Ángeles." Había un tono de reproche en sus palabras, que no pasó desapercibido para nadie.

Willow, por su parte, lanzó una pregunta directa. "¿Y dónde están Cordelia y los demás?" El ambiente en la habitación se tensó aún más con esa pregunta. Angel evitó momentáneamente el contacto visual, sabiendo que esa conversación iba a ser aún más difícil.

Mientras tanto, Xander, tratando de aliviar la incomodidad, desvió su atención hacia Jhiera y Gwen, a quienes observaba con curiosidad. "¿Y quiénes son ellas?", preguntó, su tono menos acusador que el de Giles.

"Los demás... ya no están" La voz de Ángel, baja y cargada de dolor. "Cordelia murió..." El silencio que siguió a las palabras de Ángel fue denso, como si el aire mismo se hubiera vuelto pesado. Spike, Jhiera, Gwen, y Fred mantuvieron su mirada en él, dejando que las palabras resonaran en la habitación. Todos sabían que Ángel no quería hablar de ello, pero las circunstancias lo habían obligado a enfrentarse a ese dolor una vez más.

Las palabras cayeron como un golpe, y el pesar se apoderó de todos. Dawn, Buffy, Willow, y Xander se quedaron en silencio, procesando lo que acababan de escuchar. El rostro de Buffy palideció al recordar a Cordelia, esa amiga que, a pesar de todo lo que las había separado en los últimos años, había sido una parte importante de sus vidas. Las lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos de Willow, y Xander. Willow fue la primera en reaccionar, cubriéndose la boca con una mano, sus ojos llenos de lágrimas. Xander, parecía completamente fuera de lugar, sin saber qué decir. "¿Cordy... murió?", susurró Xander con su voz temblorosa.

"Sí", respondió Ángel con voz quebrada. "Cuando ella se... se fue, nos tomo a todos por sorpresa. Wesley también murió... Y Fred, bueno... lo que pasó con Fred fue... peor, ella desapareció."

Sin embargo, fue Willow quien rompió el silencio, su rostro extrañado mientras miraba a Fred. "¿De qué están hablando? Fred está justo frente a nosotros."

Antes de que nadie pudiera responder, la expresión de Fred cambió de manera inquietante. Sus ojos, normalmente cálidos y curiosos, se tornaron de un intenso azul, y su mirada adquirió una frialdad inhumana. Su voz, distorsionada, salió en un tono que no pertenecía a Fred, sino a algo más oscuro y poderoso. "Winifred Burkle dejó de existir el día en que tomé su cuerpo. Su alma fue consumida, fue su destino." Illyria inclinó ligeramente la cabeza, como si no comprendiera del todo la profundidad del dolor humano. "Ella fue débil, humana... insuficiente. Pero su cuerpo es mío ahora.Los débiles sucumben, los fuertes sobreviven. Así ha sido siempre."

Faith y Buffy se pusieron automáticamente en guardia, preparadas para cualquier ataque. Buffy dio un paso atrás, impactada. "¿Qué... qué es esto?" preguntó, su voz rota por la incredulidad.

"Es Illyria", explicó Angel, con un tono grave y lleno de resignación. "Fred fue consumida cuando Illyria tomó su cuerpo. La Fred que conocimos ya no está, y fue Illyra quien quedó. e su lugar. Lo siento", dijo Angel, su voz pesada. "Siento que no pudimos hacer nada" El impacto de las palabras de Illyria cayó como una bomba en la habitación. Todos miraban con incredulidad mientras la figura de Fred se desvanecía, dando paso a la fría y distante presencia de Illyria.."

Illyria emergió en su totalidad, tomando el lugar de Fred frente a todos. Giles intervino. "Entonces, Ángelus..." comenzó Giles, frotándose la frente con evidente irritación. "¿Nos has tendido una trampa? ¿Nos has hecho venir para matarnos a todos con tus nuevos aliados de Wolfram Hart?"

El simple uso del nombre "Ángelus" encendió una chispa en Ángel, cuyo rostro se endureció. Las acusaciones no eran nada nuevo para él, pero viniendo de Giles, lo golpearon más fuerte de lo esperado.

"¡No me llames así, Giles!", respondió Ángel con furia, sus ojos clavándose en los del vigilante. "Cuando Fred... cuando Fred murió e Ill tomó su cuerpo, fui a buscar ayuda. Nadie me escuchó, nadie me ayudó. ¿Por qué? Porque estaba al frente de Wolfram y Hart." La culpa brillaba en los ojos del viejo vigilante, quien sabía que sus decisiones habían sido influidas por su desconfianza hacia la firma maligna.

Willow, tratando de procesar la situación, dio un paso hacia Illyria. "Pero... debe haber algo de Fred ahí dentro, algún rastro. ¿Verdad?" Willow bajó la mirada, claramente afectada. "¿Debe haber una forma de traerla de vuelta?" preguntó en un susurro, casi esperando que alguien le dijera que sí.

Illyria inclinó la cabeza con un gesto casi indiferente y miró con frialdad a Willow. "Su alma fue devorada. No hay nada que revivir. Lo que era Fred está perdido para siempre." Willow, que apenas unos segundos antes había creído ver a su amiga, retrocedió un paso, sus ojos llenos de incredulidad.

Faith, que había estado en silencio, dio un paso al frente, mirando a Illyria con una mezcla de confusión y desafío. "Entonces, ¿tú eres lo que queda? ¿Eres tú quien lleva el cuerpo de Fred?"

Illyria observó las expresiones afligidas de los presentes, los rostros llenos de tristeza y desconcierto por la pérdida de Fred. Pero en su mirada no había empatía, solo una indiferencia distante, propia de su naturaleza. Se mantuvo erguida y fría mientras hablaba, su voz resonaba con una mezcla de poder y desdén.

"Los recuerdos de Fred aún los retengo," comenzó, su tono desapasionado, casi monótono. "Puedo sentir sus emociones, su apego a ustedes, su deseo de protegerlos. Basada en esos viejos pensamientos, ella se sentiría conmovida por su preocupación." Hizo una pausa, casi como si se deleitara en la paradoja de sus palabras. "Pero para mí, es irrelevante. La cáscara humana que alguna vez fue Winifred Burkle ya no existe."

La sala se sumió en un silencio incómodo, las palabras de Illyria pesaban como una carga insoportable para los que habían conocido y amado a Fred. Faith, quien no era de mostrar sus emociones fácilmente, frunció el ceño antes de preguntar, con una mezcla de cautela y curiosidad: "¿Qué clase de criatura es ella?"

Las miradas de Dawb, Buffy, Willow, Faith y Xander se dirigieron de inmediato a Giles, buscando una respuesta. Pero antes de que Giles pudiera hablar, Illyria alzó una mano, deteniendo cualquier explicación externa, como si fuera innecesaria. "Yo soy Illyria", respondió con frialdad. "Un dios antiguo que ahora camina entre ustedes en un cuerpo que ya no pertenece a la que llamaban Fred. Mi reino se extendía por milenios antes de que el tiempo siquiera importara para ustedes. Los humanos, las criaturas de este mundo... todos eran insignificantes. Mi poder no tiene paralelo en este plano."

Dawn, que hasta ese momento había permanecido en silencio, sintió una inquietante sensación de déjà vu al escuchar a Illyria. La mención de una entidad antigua ocupando el cuerpo de Fred le recordó inmediatamente a Glory, la diosa infernal que la había perseguido años atrás. Se estremeció al recordar lo vulnerable que había sido entonces.

"Esto... esto me recuerda a Glory," murmuró Dawn, sus ojos fijos en Illyria con una mezcla de temor y fascinación. "Ella también era una diosa antigua... y el asunto de Ben."

Illyria, con su habitual indiferencia, inclinó ligeramente la cabeza, observando a Dawn con una mirada gélida. "Glorificus era una criatura poderosa, pero inestable. Su hambre de poder y destrucción era caótica y sin propósito. Yo soy orden. Un dios de la guerra que aplastó civilizaciones enteras bajo mis pies." Dawn dio un paso atrás, asustada por la declaración de Illyria

"¿Entonces si no ha nada que hacer por Fred?, ¿por qué nos llamaste?", preguntó Faith, aún algo desconfiada pero con menos agresividad en su voz.

Ángel miró a todos, reuniendo el valor para responder. "Porque nrcesitaos ayuda... Y no sé si podemos confiar en alguien alguien más, incluso despues de lo de Fred."

Giles, más consciente del complicado pasado de Ángel, aprovechó la calma momentánea para indagar con una seriedad creciente. "¿Qué ocurrió con Wolfram Hart?" La pregunta resonó en la habitación mientras los demás esperaban ansiosamente la respuesta.

Ángel, visiblemente afectado, respondió casi con vergüenza. "Fuimos ingenuos. Pensamos que podíamos controlar algo que era mucho más grande de lo que imaginábamos. Que podíamos pisar el freno y detener la maquinaria del mal. Pero Wolfram Hart... no puedes simplemente detener algo tan vasto, tan profundamente arraigado en cada rincón del mundo."

Xander, claramente desconcertado, frunció el ceño. "No entiendo. ¿Qué rayos es Wolfram Hart?"

Giles, con un suspiro pesado, fue quien respondió antes que Ángel. "Wolfram Hart es una firma legal, pero no una firma cualquiera. Es una corporación interdimensional que, a lo largo de siglos, ha estado vinculada al mal en su forma más pura. Ellos representan demonios, fuerzas oscuras, e incluso manipulan la realidad a su favor. No es solo una empresa, Xander. Es una entidad que opera en las sombras, ayudando a los peores villanos a conseguir lo que quieren, todo bajo el disfraz de la legalidad."

Ángel asintió, sin levantar la mirada. "Pensé que si tomábamos el control, podríamos usar sus recursos para algo bueno. Pero estábamos equivocados. Al final, casi nos destruye a todos."

Xander, aún más perplejo, hizo una mueca. "¿Así que básicamente aceptaste trabajar con el enemigo?"

"Sí", dijo Ángel con amargura. "Porque pensé que era la única manera de salvar el mundo.

Buffy no pudo evitar mirar a Ángel con una mezcla de reproche e incredulidad en sus ojos. "¿Y valió la pena? ¿Lograste lo que esperabas?", preguntó con una dureza contenida.

Ángel, incapaz de sostener su mirada, bajó los ojos. Su voz, aunque firme, mostraba el peso de sus decisiones. "Sí... Valió totalmente la pena. Acabamos con el Círculo del Espino Negro, los representantes de Wolfram y Heart encargados de au apocalipsis."

Illyria, njevam intervino con un tono que llevaba un inusual atisbo de tristeza. "Wesley murió con honor, haciendo lo que creia correcto y cumpliendo con su deber. Un final digno, aunque su pérdida... fue significativa."

La tensión en la habitación se hizo palpable. Buffy, Willow, Dawn y Xander parecían intentar procesar la información cuando Spike, con su característico tono sarcástico pero serio, rompió el silencio. "Y luego de eso, Los Ángeles se fueron al infierno... por lo que parecieron días."

Buffy miró a Spike, sorprendida por la crudeza de sus palabras. "¿El infierno? ¿Qué estás diciendo?"

Spike se encogió de hombros y explicó con más detalle. "Literalmente, Los Ángeles fue tragado por el infierse y convirtió en un campo de batalla entre lo que quedaba de nosotros y cualquier cosa demoníaca que saliera de las cloacas de Wolfram y Hart. No fue exactamente una victoria gloriosa, pero sobrevivimos."

Buffy, incrédula, asintió lentamente, comprendiendo el alcance de lo que habían enfrentado. Pero el reproche seguía presente en su expresión. "Así que todo este tiempo... mientras nosotros estábamos aquí, luchando contra nuestras propias batallas, ustedes estaban en una guerra que nadie sabía que existía."

Ángel alzó la mirada por primera vez, con una mezcla de dolor y cansancio. "Sí. Y no me arrepiento de las decisiones que tomé. Pero eso no cambia lo que perdimos."

El silencio cayó sobre la sala nuevamente, mientras cada uno asimilaba lo que había escuchado.