Adicional 1.
La visión de Issei se cubrió de rojo.
La sangre que una vez corría libremente por sus venas ahora tenía el suelo del parque donde había terminado su cita con la chica que le había invitado a salir. Misma chica que se había transformado en una mujer sexy vestida con un traje de dominatrix de cuero, solo para atravesar su estómago con una lanza de luz salida de la nada.
El chico no sabía si esto era una gran broma del destino, permitiéndole disfrutar de una experiencia agradable con una chica solo para asesinarlo cuando su guardia estaba baja. Incluso pensó que podría haber dado su primer beso o algo más caliente si llevaba las cosas correctamente. Había visto los pechos desnudos de Yuma durante un instante, pero ahora estaba demasiado concentrado en la sangre que se escapaba de su cuerpo para grabar esa imagen en su mente.
Su visión se estaba volviendo borrosa, la pérdida de sangre llegando al punto de que ya no sentía dolor, solo un frío que se expandía por todo su cuerpo, paralizado sus extremidades. El rojo que cubría sus ojos le hizo recordar a la chica que había visto en el viejo edificio de la academia, el carmesí que fluía por su espalda era una visión extraña que se quedó con él, no simplemente por sus pechos enormes, pero también por la expresión solitaria que tenía en su rostro.
Era intrigante como los pechos no eran la única cosa que venía a su mente cuando estaba a las puertas de la muerte. Desearía saber la razón por la cual esa chica estaba triste, quizás después podría ayudarla y tocar sus pechos.
En sus momentos finales, Issei Hyoudou seguía siendo un pervertido de primera.
Una alarma comenzó a sonar fuertemente, la voz de una chica con actitud Yandere despertó a Issei, sus ojos muertos y sin luz viendo el reloj inteligente antes de parpadear lentamente, la inteligencia volviendo a sus orbes marrones mientras un ligero dolor de cabeza lo hacía poner su rostro contra su almohada.
¿Qué estaba pasando?
El ámbito académico de Issei no era su fuerte, pero eso no significaba que su memoria fuera mala, de hecho, tenía memoria fotográfica, la cual mayormente usaba para grabar momentos pervertidos en su memoria, pero en última instancia le dio una fuerte conexión a la realidad.
No había estado soñando.
Todos a su alrededor, incluso sus amigos Matsuda y Motohama desconocían la existencia de Yuma Amano, el tratar de llamar al teléfono que recordaba tampoco funcionó, el número no existía. Sabía que no era un sueño, sus sueños nunca eran tan vividos, de hecho, casi nunca soñaba ya que su cerebro trabajaba de manera diferente al de una persona normal.
Era especial en cuanto a su híper-fijación con los pechos, podía distinguir unos reales de unos falsos en segundos, por lo cual su cerebro nunca podía engañarlo cuando tenía algún sueño húmedo. Pero los pechos de Yuma eran auténticos, la forma era tan natural que incluso en ese momento pudo recordarlos vívidamente.
Algo raro había pasado, pero no sabía que era.
Instintivamente sus pies lo llevaron al parque, frente a la misma fuente que recordaba del final de su cita con Yuma. El suelo estaba limpio, ninguna mancha irregular que pudiera dar fe de lo que su mente le gritaba había pasado. Solo gracias a su estado de híper-fijación, buscando algo fuera de lo común, logró escuchar el sonido de algo cortando el viento.
Con su corazón acelerado por alguna razón, Issei dio lo que pensó sería un paso hacia atrás, pero en su lugar saltó unos cuantos metros, aterrizando de espaldas contra el suelo segundos antes de que escuchará algo perforar el suelo.
—Falle el tiro, este viejo cuervo está perdiendo el toque.— una voz masculina y melodramática llegó a los oídos de Issei junto al aleteo de unas alas.— No pensé que un demonio renegado tuviera tal consciencia, incluso mantienes tu forma humana, fascinante.— los ojos del castaño se movieron instintivamente al origen de la voz, encontrándose con un hombre parado en la punta de la fuente, vestido con una gabardina y sombrero de fieltro que hacían juego con el par de alas negras en su espalda.
—¿Q-Quien demonios eres?—
—El señor Azazel tendría un día de campo contigo, una lástima que nos hayamos vuelto unos renegados nosotros mismos, oh, la pobre Raynare no podrá aguantar la tristeza cuando la realización la golpeé.— Issei fue completamente ignorado mientras el hombre monologaba sobre cosas sin sentido, realizando gestos exagerados que enfatizaban sus palabras.— En fin, el tormento que nos espera no llega aún, así que usaré el tiempo que me quedé para acabar con los seres de la noche como tú.— frente a los ojos del adolescente, una energía brillante emanó de la mano del hombre, tomando la forma de una lanza que le resultaba familiar.— Ahora atente a las consecuencias de tus pecados y muere.—
El hombre era rápido. En un parpadeo se encontraba frente a Issei con su brazo listo para realizar un barrido que decapitaría a Issei. Sintiendo el peligro, el castaño instintivamente se agachó, perdiendo algunos cabellos en el proceso, pero rápidamente se inclinó hacia adelante y saltó, estrellando su cabeza contra el estómago del hombre que dejó escapar un gruñido antes de golpear el rostro de Issei con su rodilla para luego lanzarlo por los aires con una patada que le rompió la nariz.
El adolescente cayó al suelo con sangre saliendo de su nariz y un zumbido en los oídos, pero todavía estaba lo suficientemente consciente para rodar por el suelo, evitando al hombre que cayó del cielo con su lanza listo para apuñalarlo, en su lugar golpeando el suelo donde una vez estaba.
Con una energía y ferocidad que no sabía de dónde provenía, Issei se levantó de un salto y dirigió un puñetazo con su brazo izquierdo al rostro del hombre, quien simplemente atrapó el golpe en la palma de su mano, sujetando al castaño en su lugar.
El sonido de carne chisporroteando junto a la carne quemada llenó el aire mientras Issei vomitaba una cantidad no muy saludable de sangre, el dolor familiar pero no bienvenido de algo atravesando su estómago le hizo perder todas sus fuerzas. Era como el recuerdo del final de su cita con Yuma, pero mil veces peor, podía sentir su sangre arder mientras que su estómago se revolvía sin control.
—Tenías algo de potencial niño, los jóvenes como tú nunca deberían meterse en este mundo, fuiste capaz de escapar la tiranía de tu rey, pero los ángeles caídos no somos tan benevolentes.— el hombre retorció la lanza de luz en el estómago de Issei, causando que su visión se nublara y vomitara aún más sangre.— No te envidio muchacho, pero espero que encuentres un mejor destino que convertirte en un demonio en tu próxima vida.— el auténtico sentimiento de compasión se perdió en los oídos casi sordos del castaño, sus sentidos embotellados por la pérdida de sangre.
—A…to... ahí...— Issei comenzó a perder la consciencia, sin notar la aparición de más personas en el lugar y la desaparición de la lanza que lo atravesaba.
En segundos, cayó inconsciente.
Issei caminó a la academia con su mente en otra parte, finalmente había conseguido algunas respuestas a los extraños acontecimientos que estaban sucediendo en su vida. Se había despertado con la chica que había visto en viejo edificio de la escuela, Rias Gremory, durmiendo en su cama, desnuda para el caso, con sus enormes pechos presionados contra él.
Si no fuera por las revelaciones que siguieron a esa visión se habría declarado el hombre más afortunado del mundo. No había conseguido mucho ya que la pelirroja había desaparecido de su casa antes de que sus padres los encontrarán, solo el hecho de que se había convertido en algo llamado Demonio y ahora debía servir a Rias.
Sabía que eran los demonios teóricamente, su amigo de la infancia era de la religión católica, y había captado algunos datos fundamentales mientras pasaba el tiempo en su casa, pero no entendía completamente si era el mismo concepto. Tampoco le molestó el hecho de tener que servir a la adolescente, preferiría ser servido, como su sueño de convertirse en el rey del harem declaraba, pero no tenía nada en contra de empezar desde abajo.
Tendría que conseguir más información sobre lo que estaba pasando para mentalizarse, ver a la pelirroja desaparecer en un círculo carmesí le impidió simplemente olvidar lo que pasó.
—Gracias por traer a Issei, Yuto.— la voz de la pelirroja llenó el salón del club de investigación de lo ocultó, está sentada detrás de un escritorio posicionado para que fuera lo primero que vieras al entrar en la habitación.
Era la hora del almuerzo, y justo cuando había sonado la campana Yuto Kiba, el príncipe de la academia, le había preguntado por su asistencia en el salón del club dirigido por la propia Rias Gremory. Ahora se encontraba parado frente a la entrada del lugar, mirando con curiosidad el lugar, más específicamente a las personas que estaban ahí.
Obviamente estaban Rias y Yuto, quien había tomado un asiento en uno de los sofás de la habitación. Luego estaban las caras conocidas por toda la academia, la llamada mascota de Kuoh, Koneko Toujou, y la dupla de Rias en el dúo de oneesama's, Akeno Himejima. Pensándolo bien, todos los presentes tenían una reputación bien conocida en la academia, positivamente para ser exactos, no como él quien era conocido por sus actos perversos junto a sus amigos, el infame trío pervertido.
—Ya que estás aquí es hora de dar algunas explicaciones.— la voz de Rias sacó a Issei de sus pensamientos, devolviéndole a la realidad.— Antes que nada, ¿Cuánto sabes de la biblia?— con esa extraña frase, su inducción al mundo sobrenatural comenzó.
Issei, junto a la nobleza de Rias, ahora se dirigían a un edificio abandonado a las afueras de la ciudad para realizar un encargo del archiduque para encargarse de un demonio renegado. Eran muchos términos a los que se tenía que acostumbrar luego de la explicación de la pelirroja, todavía sentía cosillas en su espalda en los lugares donde las alas de murciélago habían sobresalido al igual que su mano izquierda.
En su mente seguía la visión del guante carmesí que había cubierto su mano, su Sacred Gear, el artefacto por el cual los ángeles caídos habían tratado de matarlo en primer lugar, aunque el segundo simplemente lo confundió con un demonio renegado, pero eso no era mejor.
El sentimiento que le transmitía el guante era extraño, como si algo le rascara el cerebro, tratando de llamar su atención mientras miraba el orbe esmeralda en su centro, por curiosidad lo había invocado nuevamente mientras caminaban hacia la ubicación del demonio callejero, caminando al final del grupo para no molestar a nadie.
En un pequeño destello carmesí y esmeralda, su mano fue cubierta por un guante de metal rojo, este no le impedía mover su mano libremente, era como si no tuviera peso. El castaño movió su mano experimentalmente para luego acercar el orbe a su rostro, mirando en las profundidades del orbe con curiosidad en sus ojos marrones. La luz esmeralda se reflejó en sus ojos, y sin darse cuenta, sus pupilas se transformaron en rendijas semejantes a las de un gato mientras la sensación de algo llamándolo se intensificaba.
—Llegamos. — los ojos de Issei volvieron a la normalidad cuando perdió su concentración causando que su Sacred Gear desapareciera en el aire.
Ahora el grupo se encontraba frente a un edificio viejo que parecía estar cayéndose a pedazos, el olor a sangre inundó su olfato mejorado, causando que casi vomitara en el acto. Con fuerza de voluntad pura, Issei se contuvo y siguió con el encargo, tenía algo de conocimiento sobre el mundo en el que se había metido, pero este sería su primer acercamiento a uno de los lados menos bonitos de su nueva vida.
El olor a sangre sólo incrementó su angustia, pero la suprimió detrás de una máscara de dureza. Tenía que volverse más fuerte, lo suficiente como para alcanzar el rango de demonio de clase alta y empezar su propio harem. Si tenía suerte, podría conseguir chicas de distintas razas como miembros de su nobleza.
La historia del rey del harem, Issei Hyoudou solo estaba por comenzar.
Fin del capítulo.
