La tranquilidad del bosque volvió cuando termine de matar a otro pequeño enjambre grimm de Beowolves, a este punto había terminado con varios Grimm y mi cuerpo ya estaba cansando
Tal parece que las peleas que estaba teniendo ya estaban pasando factura ya que mis brazos y piernas estaban ardiendo como si hubiera hecho una gran cantidad de ejercicio
Y solo había pasado menos de una hora desde el primer encuentro que tuve con los primeros Grimm, y siendo sincero, perdí la cuenta de cuantos he terminado de matar
En un momento, me llegó el pensamiento de que estos Grimm no eran para tanto, ya que desde mis adentros sentía que me había enfrentado a cosas mucho más temibles que esto. Pero otra parte de mí, una parte que fue inculcada por alguien, me decía: *nunca te confíes*.
Esa voz era insistente, susurrando en mi mente como un recordatorio constante de que el peligro siempre acechaba en las sombras. No podía recordar con certeza quién me lo había enseñado. Era como un eco lejano en mi memoria, un fragmento de sabiduría que sabía que venía de alguien importante, alguien que me había formado, pero cuyo rostro y nombre se me escapaban.
Sin embargo, la enseñanza era clara. No me confiara. No bajara la guardia. Mantenerme alerta, siempre preparado para lo inesperado, porque la complacencia podía ser mortal. Esa voz en mi mente me instaba a mantener la calma y la disciplina, a no dejar que la aparente facilidad de la situación me llevara a cometer un error fatal.
Mientras caminaba por el bosque, con los aullidos de los Grimm resonando a lo lejos, ese consejo me mantenía firme. Sentía cómo cada músculo de mi cuerpo se tensaba, preparado para reaccionar en cualquier momento. Podía ser que estos Grimm no fueran lo más peligroso que había enfrentado, pero eso no significaba que no pudieran acabar conmigo si cometía un solo error.
Mantente vigilante* me recordé, una y otra vez. Porque en el fondo, sabía que esa voz tenía razón. En un mundo lleno de oscuridad y monstruos, la arrogancia era tan peligrosa como cualquier enemigo.
Y mientras pensaba en ello me llego un recuerdo de lo que alguna vez me contó Marcus
"Los Grimm no son solo monstruos," me decía Marcus mientras levantaba su camisa, revelando una cicatriz profunda que cruzaba su pecho. Era el resultado de un encuentro cercano con un Ursa mayor, una bestia inmensa y letal. "Son la manifestación del odio, del miedo, del dolor... No sienten nada, solo matan. Y si alguna vez los subestimas, te lo recordarán de la peor manera."
Recuerdo haber mirado esa cicatriz con una mezcla de respeto y un sentimiento de aprendizaje hacia él. Era un recordatorio permanente de lo cerca que había estado Marcus de la muerte, y de lo despiadados que podían ser los Grimm. "Ese Ursa casi me parte en dos," continuó. "Si no fuera por mi aura, no estaría aquí. Pero esa cosa... me dejó algo para recordar. Nunca subestimes a un Grimm, Jason. Siempre están al acecho, esperando que bajes la guardia."
El recuerdo se desvaneció en menos de unos simples segundos, y volví a la realidad del bosque. Caminaba en dirección a los aullidos, pero mi mente seguía atrapada en esas palabras. Los Grimm eran más que simples bestias; eran algo que no debía tomarse a la ligera. Sin embargo, no eran solo ellos lo que ocupaba mis pensamientos.
Atraves de estos encuentros me di cuenta de algo que no sabía, tenía experiencia peleando, sabía que me había peleado con algunos idiotas en el colegio cuando estaba en la secundaria. Pero algo también me recordaba que no solo fueron idiotas con los que he peleado, delincuentes, asesinos violadores, drogadictos, mafiosos incluso con villanos, me dolía la cabeza con tan solo pensar en esos acontecimientos, de vivir una vida relativamente normal a otra completamente diferente en otra ciudad totalmente sumida en la oscuridad
No tenía tiempo para esto, fue lo primero que pensé para que despues mis pensamientos se desviaron hacia las armas que llevaba conmigo. Era curioso cómo, a pesar de no haber tenido mucho tiempo para familiarizarme con las armas en Remnant, me sentía tan cómodo con ellas. No era solo una cuestión de capricho o gusto, aunque definitivamente había algo de eso. Era más profundo que eso, algo instintivo.
Me sentía como si siempre hubiera tenido un arma en mis manos, como si formara parte de mí. Incluso aquí, en un mundo tan diferente al mío, la sensación de tener un rifle, una pistola, o incluso una escopeta en mis manos me parecía natural, casi familiar. Como si esas armas fueran una extensión de mí, una herramienta que había aprendido a manejar con precisión y eficacia.
Tal vez era la experiencia acumulada, una especie de memoria muscular que había traído conmigo desde mi mundo. O quizás era algo más. Una conexión, un entendimiento profundo de lo que significa empuñar un arma, no solo como un medio de defensa, sino como una declaración de voluntad. Aquí, en Remnant, ese instinto me había servido bien. Las armas eran mi lenguaje, una forma de expresarme en un mundo donde las palabras a menudo no eran suficientes.
Otra cosa para sumar a la lista de no saber nada de mi
A medida que avanzaba, sentía cómo ese instinto se agudizaba. Los aullidos de los Grimm se hacían más fuertes, más cercanos. No tenía aura para protegerme, no tenía el poder sobrenatural que muchos cazadores aquí poseían. Pero tenía mis armas, y eso era suficiente.
5 minutos después*
"¡¡¡yo y ni gran bocata!!!"
grité con frustración mientras saltaba desde una altura considerable. Sentí el impacto en mis piernas al tocar el suelo, pero no tuve tiempo de lamentarme. Rodé rápidamente y me puse de pie, sin dejar de correr ni por un segundo.
Detrás de mí, un grupo de Ursas, esas bestias gigantescas y musculosas, estaba pisándome los talones. Sus gruñidos y rugidos resonaban en mis oídos, y cada vez que miraba por encima del hombro, veía sus enormes cuerpos oscilando entre los árboles, aplastando todo a su paso.
"¡Malditos osos mutantes de pesadilla!" solté, sintiendo cómo la adrenalina me empujaba a seguir adelante. Cada paso que daba parecía atraer más de ellos, como si estuvieran apareciendo de la nada solo para unirse a la cacería.
"¿¡Por qué nunca es un conejo, eh!?" bufé, casi resbalando en una raíz mientras esquivaba una de las enormes garras que se extendía hacia mí. "¿¡Tenía que ser siempre un monstruo gigante!?"
El bosque no parecía tener fin, y mis pulmones comenzaban a arder con cada respiración. Mi mente trabajaba a mil por hora, buscando alguna salida, algún lugar donde pudiera tener una ventaja.
"¡Vamos, por el amor de todo lo sagrado hijos de su... " Espeté, pero no pude terminar de decir eso mientras sentía cómo una de las Ursas se acercaba peligrosamente. De repente, me vi obligado a dar un giro brusco hacia la derecha para evitar un golpe que seguramente me habría partido en dos.
"¡Por todos los...!" jadeé, levantando mi rifle y disparando una ráfaga a ciegas detrás de mí. Las balas impactaron en una de las Ursas, haciendo que rugiera de dolor, pero solo sirvió para enfurecerla más. "¡Eso fue para que te calmaras, no para cabrearte más!"
No tenía ni idea de cuánto tiempo más podría seguir así. Sabía que, eventualmente, me quedarían sin energía o sin municiones... lo que sucediera primero.
Era en estos momentos que decía algo como... "te maldigo suerte rango e" ... eso me confundió un poco, pero se sentía melodiosamente ... acertado, y es algo que se sentía natural, incluso para mi cuando salió de mis labios
Bueno ahora de enfocarse en no morir
Un Ursa especialmente grande me alcanzó, lanzándose sobre mí con una velocidad inesperada. Antes de que pudiera reaccionar, me tackleó con toda su fuerza, enviándome por los aires. El mundo se volvió un borrón mientras caíamos por un pequeño barranco, rodando y golpeando cada roca y rama en el camino. El dolor irradiaba por todo mi cuerpo, pero la adrenalina me mantenía despierto y alerta.
Cuando finalmente llegamos al fondo, apenas tuve tiempo de orientarme. El Ursa estaba sobre mí, su boca abierta, revelando filas de colmillos afilados como cuchillas, dispuestos a arrancarme la cabeza de un mordisco.
"¡Oh, no, no, no , hell no!" grité, mi mente en piloto automático mientras metía el rifle en su hocico, justo cuando el Grimm se lanzaba a morderme. Mi dedo apretó el gatillo sin pensarlo dos veces, descargando todo el cartucho directamente en su garganta.
El retroceso fue brutal, cada bala explotando dentro de la bestia con un ruido ensordecedor. Sentí el calor del arma y el estruendo de las balas desgarrando carne, y vi cómo los ojos del Ursa se apagaban lentamente, su cuerpo temblando antes de desplomarse sobre mí, sin vida.
Empujé con todas mis fuerzas para apartarlo, jadeando por el esfuerzo, al final no pude moverlo como me hubiera gustado. Mi corazón latía con fuerza en mis oídos, y mi cuerpo dolía por la caída y la pelea. Me quedé allí tumbado por un momento, intentando recuperar el aliento, la sangre negra del Grimm se escurría sobre el suelo a mi alrededor mientras esté se desintegraba no tan rápido como me hubiera gustado
Tengo que seguir, fue el primer pensamiento que llego a mi mente
Aunque era más fácil pensarlo que hacerlo, justamente cuando traté de levantarme, el dolor que recorrió mi cuerpo fue tan intenso que me quedé inmóvil. Cada músculo parecía gritarme que me quedara quieto, que no hiciera un solo movimiento más. Pero quedarme aquí, en el suelo, con el cadáver de un Ursa encima, no era una opción.
"Genial, justo lo que necesitaba..." murmuré, con un tono cargado de sarcasmo. "Dolor incapacitante y un oso gigante muerto encima de mí. ¿Qué sigue? ¿Lluvia ácida?"
Forcé mis brazos a moverse, empujando con todas mis fuerzas para deslizarme fuera del peso muerto que me aprisionaba. Sentí cómo las costillas protestaban y cómo mis piernas temblaban al intentar ponerse de pie. Pero no había otra opción. Tenía que moverme.
"Vamos, Jason, no es momento de una siesta..." Me recordé, arrastrando mi cuerpo hasta que logré sentarme, apoyado en un tronco cercano. Respiré hondo, intentando ignorar el dolor mientras mis ojos escudriñaban el bosque. Los aullidos de los Grimm todavía resonaban en la distancia, pero no parecían estar tan cerca como antes.
Tal vez, solo tal vez, tendría unos minutos para recuperarme antes de que el siguiente grupo decidiera aparecer y seguir con su intento de destrozarme.
"Creo... que todavia estoy a tiempo de ir con los mafiosos" refunfuñé con risa sacarstica, finalmente poniéndome de pie. "Pero no, tenía que terminar peleando contra un ejército de Grimm en el maldito bosque. Realmente necesito reconsiderar mis métodos hehe" mientras soltaba esa risita sarcástica limpie la sangre que salía de mi boca, sentía cómo la sangre cubría mis dientes y lengua con el sabor de hierro, era una sensación familiar siendo sincero
¿No me digas que estaba acostumbrado a recibir palizas? Porque si fuera el caso, mi autoestima se vería afectada.
Con una risa sarcástica que apenas ocultaba mi frustración, comencé a avanzar cojeando de un pie. Cada paso era un recordatorio del dolor que me recorría el cuerpo, y aunque intentaba mantener mi actitud despreocupada, la realidad me golpeaba con fuerza. ¿En serio? ¿Voy a llegar a la misión todo jodido y hecho mierda solo por tratar de conseguir mi Aura?
Mis pensamientos giraban en torno a esa idea mientras seguía avanzando por el bosque. Podía sentir cómo la adrenalina empezaba a desvanecerse, dejando lugar a una mezcla desagradable de agotamiento y dolor. Cada rama que crujía bajo mis pies, cada sombra que se movía entre los árboles, todo me ponía en alerta, pero no tenía la energía para reaccionar con la rapidez que normalmente tendría.
"Esto es ridículo," murmuré para mí mismo. "Me estoy castigando por algo que ni siquiera he hecho todavía. Y para colmo, lo estoy haciendo solo, en un bosque lleno de monstruos, sin un plan real."
Las palabras de Marcus resonaban en mi cabeza, recordándome que desbloquear el Aura no era algo que se tomara a la ligera. Pero aquí estaba yo, apostando mi vida por una mínima posibilidad de sobrevivir a lo que sea que me esperara en esa misteriosa misión.
El camino hacia la misión ahora parecía mucho más largo y peligroso de lo que había anticipado. Me imaginé llegando al punto de encuentro, hecho un desastre, con rasguños y moretones por todas partes, tal vez con un par de huesos rotos como bonificación. Fantástico, justo lo que necesitaba para impresionar a quienquiera que estuviera detrás de esto.
"Bien, Jason," me dije mientras seguía avanzando. "Solo trata de no morir antes de llegar allí. Ya sería un logro en sí mismo."
De repente, el sonido de varias ramas rompiéndose bajo unas pisadas pesadas interrumpió mis palabras. Instintivamente, me giré hacia el origen del ruido, y lo que vi me hizo soltar un grito cómico de sorpresa.
"¡¡¡Carajo!!!" exclamé, sin poder contenerme.
Ahí, frente a mí, se encontraba una Ursa Alpha. No un simple Beowolf o un Grimm cualquiera, sino un maldito Ursa Alpha. Su tamaño era imponente, mucho más grande que cualquier otro Grimm que había enfrentado hasta ahora. Su pelaje negro estaba manchado con manchas de polvo rojo que parecían brillar con una amenaza propia. Los ojos rojos del Grimm me observaban con una furia contenida, como si supiera que yo no era más que una presa fácil en ese momento.
Por un segundo, me quedé inmóvil, sopesando mis opciones. No tenía muchas, para ser honesto. Apenas podía mantenerme en pie, y ahora tenía que enfrentarme a un Grimm que parecía salido de mis peores pesadillas.
"Perfecto, lo que me faltaba," murmuré con sarcasmo mientras forzaba mi cuerpo a prepararse para lo inevitable. Mi mente trabajaba a toda velocidad, intentando recordar todos los puntos débiles de un Ursa Alpha, pero mi cuerpo apenas respondía.
El Grimm soltó un rugido gutural, cargando hacia mí con una velocidad sorprendente para su tamaño. Apenas tuve tiempo de levantar el rifle, apuntando hacia la bestia.
"¡Vamos, hijo de puta! ¡Hazme el favor y muere rápido!" rugí, disparando una ráfaga de balas hacia el Ursa Alpha mientras retrocedía cojeando, tratando de mantener una distancia segura.
Las balas impactaron en su piel dura, haciendo que el Grimm retrocediera brevemente, pero no lo suficiente. El monstruo se sacudió, como si no sintiera el dolor, y continuó su embestida hacia mí.
"Genial, esto es exactamente lo que necesitaba para cerrar el día,"
