La última semana de Noviembre había resultado muy diferente a cualquiera en su vida, si bien sus días no eran los peores y en su mayoría los sobrellevaba con una tranquilidad envidiable y actitud positiva, en ese instante de su vida no podía decir lo mismo. Esos últimos días le había costado horrores aprender lo importante para los exámenes finales, además el partido de la semifinal estaba a la vuelta de la esquina y su desempeño no había resultado ser el mejor, además le preocupaba qué no le tuviera una respuesta a Sirius sobre Draco, y Harry lo había evitado con excusas de final de semestre y el trabajo qué todo eso implicaba. Afortunadamente el hombre fue comprensible y le pidió de favor hablar con él antes de finalizar el semestre pues su familia deseaba pasar navidades con él, Harry hizo un gesto afirmativo con la cabeza, sin prometer una respuesta positiva de su parte, al menos así podría tantear terrenos antes de soltar a Sirius qué Draco no había tomado bien las cosas.
Harry se encontraba sentado en las habituales palapas de la universidad, con la ligera esperanza de qué el rubio tomara asiento a su lado cómo lo había hecho días atrás, pero no sucedía y comenzaba a perder la fe, y si añadía la manera en la qué Draco decidió poner distancia entre ambos resultaba peor.
—El joven Malfoy está listo para irse, sólo necesitan firmar este documento y me pidió hablar un momento con la señorita —dijo la doctora, entregando un papel a los tres chicos.
—Ve Hermione, yo puedo firmar —ofreció Harry.
—Gracias —respondió.
Ron y Harry la observaron marchar y ellos prestaron atención al pase de salida de Draco, el cuál firmaron según las instrucciones de la hoja.
Esperaron unos minutos cuándo Hermione salió del cuarto y se acercó a ellos con expresión de enfado.
—¿Estás bien? —preguntó Ron.
—Sí —dijo Hermione—, Estamos listos para irnos
—¿Necesita ayuda? —preguntó Harry.
—No es necesario, Draco se siente mejor
—Qué alivio —dijo Ron.
Hermione regresó a la habitación y salió poco después con Draco, tomándolo por el brazo, pareciera qué la chica lo arrastraba por la fuerza.
Ninguno hizo algún comentario de camino al estacionamiento, se podía respirar un ambiente tenso y no estaban seguros de cómo romper, sobre todo Harry qué deseaba saber por voz del rubio cómo se encontraba de salud y calmar la voz de su alma qué le decía constantemente qué el desmayo de Draco había sido su culpa.
Al llegar al auto, Draco se subió de mala gana, con el semblante molesto y sin pronunciar al menos un "gracias", los tres chicos se percataron de su actitud por lo qué la culpabilidad en Harry creció, Hermione se disculpaba con la mirada por la actitud de su amigo y Ron presentía qué Draco se había enfadado con Harry.
Una vez estacionados frente a la acera del edificio qué compartían Draco y Hermione, la chica se bajó cómo de rayo al percatarse de las intenciones de su amigo por huir, afortunadamente lo detuvo frente al pasillo de piedra de la entrada principal y le reclamó en voz baja su actitud, después la chica llamó a Ron y por fin Draco caminó hacía Harry.
El corazón del azabache comenzó a palpitar con frenesí, su boca la sentía seca y un mal presentimiento lo inundó.
—Gracias por traerme —dijo Draco.
—Es un gusto, ¿cómo te sientes? —preguntó.
—No te importa —respondió con frialdad.
—Claro qué me importa Draco, quiero ayudarte…
—¡No necesito tú lástima ni la de nadie! —respondió Draco enfurecido.
—¡Joder! ¡No es lástima! ¡Estoy preocupado por ti pero al parecer a quién no le importa es a ti! —explotó Harry.
—¡Exacto! ¡Me vale lo qué tú o cualquier otra persona piense de mí!
—¡Eres un jodido insensible! —gritó Harry.
—¡Y tú un idiota!
Draco giró sobre sus talones y dio grandes zancadas hacía la entrada principal de los departamentos dónde Ron y Hermione observaban la escena, el pelirrojo se despidió rápidamente de la chica y caminó en dirección a su amigo, mientras qué ella hacía lo propio con Draco.
Desde entonces ninguno se había vuelto a dirigir la palabra y Harry sintió por primera vez esa nueva sensación de extrañar.
La paciencia no era una de sus cualidades, sin embargo desde qué entró a trabajar a ese espantoso lugar, a su punto de vista, tuvo qué hacerse de toda calma y tranquilidad para soportar pasar cinco horas encerrado en la cafetería, preparando bebidas calientes sin parar. Su mal humor y el peculiar carácter qué le hacía honor a su apellido relucían más qué nunca.
—Draco no te vas a estar peleando con cada persona qué viene aquí, ¡te puedes meter en problemas y necesitas el trabajo! —regañó Hermione.
Draco bufó en respuesta y rodó los ojos. El problema comenzó cuando un imbécil de noveno grado, amante del frapuchino lo había provocado diciéndole qué si iba a atender con esa desfachatez de perdedor, lo mejor era escoger a alguien mayor capacitado, y ese comentario para las pulgas del rubio terminó en una pelea verbal, y en consecuencia una llamada de atención de parte de la sub directora Minerva McGonagall.
—Habría valido la pena si me hubieran dejado partirle la cara —musitó Draco.
—Y eso no solucionaría nada, al contrario le darías el gusto lograr su cometido, el tipo ese buscaba sacarte de tus casillas y lo logró —puntualizó Hermione.
—Y era amigo de Diggory —gruñó—, ¿No viste cómo se estaba burlando?
Hermione estuvo a punto de replicar pero detuvo el aire durante un momento antes de soltarlo y continuar.
—Ahora entiendo —la chica se río.
—¿De qué te ríes? ¡Esto es muy serio!
—Estás celoso —afirmó.
—¡Claro qué no! —debatió Draco.
—Ajá —Hermione parecía divertida ante la situación y el rubio se sintió ofendido—, Draco podrías dejar de tomar todo personal y disculparte con Harry, se nota a kilómetros qué se extrañan y se adoran
—Ni extraño, ni adoro a nadie —se defendió.
Hermione se encogió de hombros.
—Di lo qué quieras pero no vengas a llorar el día qué te enteres qué Cedric Diggory logró conquistar a Harry —dijo.
Hermione dio media vuelta y caminó hacía el interior de la cafetería dejando a Draco perplejo, ¡Harry no iba a caer ante las garras de Diggory! ¿O sí?. Ese idiota tenía varios As bajo la manga pero no iba a permitir qué Harry fuera víctima de ello, y comenzó a debatir con su orgullo: ¿qué era más importante? ¿mandar todo al diablo y disculparse?, o mantener firme su posición de víctima por qué Harry le había estado viendo la cara de alguien qué no puede manejar sus problemas.
Las palabras de Hermione resonaban con frecuencia en su cabeza y no ayudó a mejorar su reciente estado de ánimo, además los entrenamientos para la gran final eran exhaustivos tanto física cómo emocionalmente, al menos para él. Tener qué ver a Harry todos los días durante las últimas dos semanas antes de las vacaciones de Navidad fue una tortura.
Afortunadamente el partido correspondiente a la semifinal estaría por comenzar, antes de qué las nevadas tomarán fuerza en la ciudad.
—La razón por la cuál esta vez la semifinal será en la universidad con la qué competimos es por cuestiones climatológicas, además se decidió adelantar el partido para antes de las vacaciones y la final será al volver, tampoco queremos pasar demasiado tiempo sin entrenar, por ello, en medida de lo posible es importante qué mantengan la condición física y se ejerciten en sus casas —explicó Rolanda, la entrenadora.
—No queremos ganar la semifinal y perder la final —añadió Fred.
—Exactamente joven Weasley, nos hemos preparado mucho cómo para tirar a la basura todo el esfuerzo, y por ello durante el mes y medio de vacaciones, ustedes entrenarán en casa ¿quedó claro? —dijo la mujer.
El equipo respondió de manera afirmativa, Draco no podía asegurar mantenerse mucho en forma al vivir en un departamento en el qué las paredes eran de papel y los ruidos externos e internos eran audibles por todo el lugar, por ello las reglas del edificio eran muy estrictas de acuerdo a la forma de vida: no fiestas, drogas, alcohol, cigarrillos, sexo, música en alto volumen y griteríos sin razón.
Le habría encantado volver a casa en Navidad, pero al menos en esa época (quiso creer), la mayoría de los habitantes del edificio se irían de vacaciones y su departamento sería un buen lugar para tener tranquilidad.
Los nervios del partido se percibían en el ambiente, los jugadores de London Team no estaban tan confiados cómo el día de los cuartos de final, y por si fuera poco Draco le había estado mirando más de lo normal y cada vez lo entendía menos. No estaba seguro si intentaba disculparse, hablar con él o ponerle su mundo de cabeza (más de lo qué ya estaba) y la tercera opción estaba dentro de sus posibilidades más lógicas.
—¿Crees que obtengamos la victoria? —preguntó Ron.
—Espero qué sí —respondió Harry, ligeramente inseguro.
"The London Team" había visto entrenar al equipo "The Riders" de la universidad de West (UWL), la cuál se encontraba a un par de calles de distancia de la Universidad Central de Londres, el empeño qué transmitían era envidiable, tenían demasiada comunicación entre ellos y parecía qué cada movimiento era parte de una jugada perfectamente planificada, lo cuál les daba una ligera desventaja pero no estaba en sus planes darse por vencidos y Fred y George optaron por replantear la estrategia.
—Ya lo saben equipo, no vamos a dejarnos intimidar por ellos, hemos entrenado arduamente y aunque la comunicación verbal no es nuestro fuerte, nos hemos entendido casi con la mirada —dijo Fred.
—Utilizaremos todas nuestras habilidades y fortalezas para ganar ¿Quedó claro? —completó George.
Los chicos respondieron de manera afirmativa, respiraron profundo, calentaron y estuvieron listos para la semifinal, la cuál presenciaron sus familiares y amigos.
El puntaje del marcador iba 2 - 0 a favor de "The Riders", los jugadores rivales habían resultado ser una caja de sorpresas al momento de jugar y eso les dio más desventaja de lo esperado, la entrenadora estaba preocupada y ligeramente molesta aunque no los culpaba, el equipo "The London Team" daba lo mejor de sí en la cancha y lograron desviar varias anotaciones más, no obstante los rivales tenían más experiencia y estatura qué ellos.
La entrenadora Hooch, realizó un par de cambios antes del medio tiempo cómo Longbottom por Zabini, Flint por Nott y Pucey por Malfoy, los tres nuevos jugadores qué además compartían la carrera en las artes musicales, tenían la habilidad de comunicarse mejor qué el resto de los jugadores, y por ello durante el último minuto del primer tiempo Blaise fue quién le daría el primer gol al equipo.
Los asistentes qué apoyaron a "The London Team" gritaron y celebraron llenos de emoción el primer gol qué si bien no les había dado la victoria, los ponía en partido.
El árbitro sonó el silbato y el partido finalizó, esta vez lleno de euforia.
—¡Bien jugado equipo! —dijo Hooch, entusiasta, sonriendo de oreja a oreja.
Si bien la mujer no era demasiado expresiva en cuanto a sus emociones positivas, en esa ocasión hizo una excepción.
—Gracias a usted, hemos creado un gran equipo, sobre todo desde qué entraron Blaise, Theo y Draco —dijo uno de los gemelos.
—Son nuestra arma secreta —completó Fred.
La entrenadora asintió orgullosa de su equipo, lo cuál era un aliciente para continuar dándolo todo en la cancha.
—¿Cuál será la estrategia ahora? —preguntó Tom Riddle.
—Necesitamos mantener mucho la comunicación no verbal, es nuestro fuerte y la alerta permanente, sin despegar la vista del balón más qué de los jugadores, ya lo saben —dijo la mujer.
El equipo concordó ante la idea, repasaron el plan mientras bebían agua y descansaban para volver a la cancha llenos de energía.
Observaba la pizarra de avisos en la cuál estaba un enorme cartel qué decía en letras grandes"THE LONDON TEAM" FINALISTA DE LA LIGA INTERESCOLAR DE FÚTBOL",Harry sonrió ampliamente al observar la fotografía grupal qué les habían hecho el día de la semifinal dentro del recinto dónde jugaron ese día debido al clima qué envolvía a Inglaterra.
Estaba feliz.
—No entiendo cómo lo logramos, ¡Íbamos perdiendo 3 - 1! —recalcó Ron por décima vez en ese día, él era uno de los más felices por el triunfo.
—Supongo qué fue la suerte y dejar el miedo a un lado —dijo Harry.
El partido no podía haber estado peor, el equipo rival "The Riders" había anotado un gol más lo cuál los había dejado con gran desventaja, los chicos eran más rápidos y sagaces al momento de jugar, y "The London Team" no tenía claro cómo continuar jugando. El estrés crecía en ellos, no obstante el miedo a perder disminuyó de manera considerable cuando el segundo gol anotado por Fred volvió a ponerlos en partido, los chicos festejaron y comenzaron a dar lo mejor de sí para empatar, las porras dirigidas a ellos por las animadoras del equipo y las personas qué los apoyaban fueron un aliciente, el partido todavía no terminaba y contaba hasta el último segundo.
Faltaban alrededor de 10 minutos para culminar el partido, más lo qué el árbitro agregará de tiempo extra, su deber era empatar y buscar la manera de ganarlo, ya fuera en los quince minutos de partido extra o en su defecto los penales, y no querían llegar a eso, se comenzaban a sentir cansados cómo para aguantar más tiempo corriendo tras la pelota.
El jugador McLaggen del equipo contrario intentó tirar a Ron en el área de juego y alegó haber sido un accidente, sin embargo al revisar las cámaras se dieron cuenta qué no había sido más qué una estrategia intencionada, los chicos les daban batalla y por ello comenzaron a jugar sucio, afortunadamente ya tenían experiencia con ese tipo de personas.
Cinco minutos más tarde el estadio volvió a gritar eufórico tras haber anotado el gol del empate, cortesía de Draco y Harry. El azabache iba tras la pelota sin perderla de vista, era demasiado bueno esquivando al equipo rival, no obstante en un punto cinco jugadores de "The Riders" lo rodearon y estaría a punto de perder el balón, por fortuna alguien le habló en ese instante lo cuál distrajo a los jugadores y Harry le dio el pase a uno de sus compañeros qué en su momento no logró identificar y fue hasta qué el grito de la victoria le obligó a prestar atención y se dio cuenta qué había armado una jugada sin planear junto a Draco.
Y el gol del gane qué los dejaría victoriosos 4 - 3 se dio cuando Theo anotó en los últimos segundos de los tres minutos añadidos al reloj.
Si bien, en esa ocasión no hubo una fiesta de leyenda, prometieron celebrar en grande, el día de la final.
—Estuvo cardiaco y debo admitir qué me aterra un poco la final —confesó Harry.
—A mi también, hemos hecho un gran esfuerzo, sería una pena quedar en segundo lugar —dijo Ron.
Antes de qué alguno añadiera algo más a la conversación, una figura masculina se plantó junto a Harry, el muchacho volteó y quedó altamente sorprendido por ver a Draco junto a él, si bien se había planteado cómo reaccionar en caso de entablar una conversación con él por el proyecto qué se entregaba justamente se día y qué cada uno había hecho su parte por separado, la realidad fue muy diferente a lo qué pensó.
—¿Podemos hablar? —preguntó Draco.
Ron ya se había percatado de la presencia del rubio, observó a Harry quién asintió, si bien el pelirrojo no conocía a fondo la situación, supo qué Draco se había molestado con su mejor amigo por algo qué no era su culpa y era suficiente razón para mirarlo con desagrado.
—Sí —respondió Harry—, Ron te alcanzo en un momento
Ron asintió.
—Si me necesitas estaré en el salón de artes —informó antes de marcharse.
Harry le agradeció y volvió su atención a Draco.
—¿Qué ocurre? —preguntó Harry.
—Vamos a otro lado —dijo.
Harry se dejó guiar por Draco y entraron en un aula vacía, ese día del mes de diciembre culminaron las clases y labores por Navidad y se reanudaban el año próximo, por esa razón la mayoría de las aulas se encontraban vacías, sólo él área directiva y algún salón que concretaba a los alumnos para darles a conocer sus calificaciones finales.
—Estuve pensando en lo qué pasó y decidí llamar a mi madre —dijo el rubio en voz baja, aunque hubo un ligero eco por la soledad en las cuatro paredes.
—¿Qué? —preguntó Harry.
—Hablé con mi madre hace un par de días y…
—¿Tenías la posibilidad de contactar a tu madre y no lo hiciste? —interrumpió Harry—, no sabes lo preocupada qué estaba por ti
—Lo sé, pero hay muchas cosas qué no sabes y tenía mis razones para no llamarla —se excusó.
—Cada día te entiendo menos y no tengo intenciones de romperme la cabeza tratando de hacerlo, y no es sano —dijo Harry.
—Te he hecho daño y no sabes lo mucho qué lo siento —murmuró Draco.
—Nos hemos comportado cómo críos y no cómo dos personas adultas, y lo siento mucho pero no quiero esto para mi —dijo Harry.
Las palabras de Harry fueron cómo un puñal al corazón, los ojos de Draco aguaron y el azabache sintió una inmensa culpabilidad.
—Draco, lo siento, no quise decir eso —se disculpó Harry y se acercó al rubio—, no conozco tú pasado y no puedo hablar a la ligera de las ideas qué me pueda hacer en la cabeza
—Tienes razón, no soy la persona indicada para ti —dijo Draco.
Harry sintió un dolor en el pecho qué no sabía cómo describir.
—Me importas Draco y teniendo en cuenta qué nos conocemos de mucho antes puedo asegurar que siempre ha sido así —murmuró Harry.
Draco sabía perfectamente de qué hablaba Harry.
Su padre le había advertido más de las veces qué logró contar, de qué bajo ningún motivo se dejará influenciar por los estúpidos pensamientos de cualquier persona qué no tuviera la razón. La realidad era qué su padre no se había expresado con claridad y le había querido decir por años qué: la única voz qué debía escuchar era la suya y la de nadie más.
Un día su madre le había dicho qué esa tarde visitarían a un primo suyo en la casa de unos amigos cercanos al hombre y qué ellos tenían un hijo de su edad con el que podía jugar. El niño de 9 años se entusiasmó, él no tenía amigos pero estaba seguro qué ese niño sería el primero y contaba las horas para irse, no obstante su padre volvió a recordarles a él y a su hermana menor Pansy de tan sólo 8 años qué tenían prohibido entablar una amistad con ellos. Draco se decepcionó tanto qué de camino al lugar su semblante era triste y apagado. La madre de ambos niños se dio cuenta qué sus hijos no eran felices al vivir con su padre y a ella le habría encantado largarse de la mansión con todo y sus hijos pero el temor de qué Lucius les hiciera daño o los separará de su lado era mucho más grande y por ello tuvo qué aguantar al hombre por mucho tiempo. Draco se enteró de ese dato mucho después y varias cosas tuvieron sentido.
Estando en Godric 's Hollow, Draco bajó junto a su hermana y su madre, y observó a su alrededor, frente a ellos había una casa grande y hogareña, quizá más bonita qué la suya, parecía de cuento.
Al entrar, fueron recibidos con entusiasmo y buenos modales y Draco se confundió al ver qué los dueños de la casa de cuento eran amables. Sin embargo cuando el pequeño de los Potter qué tenía su edad se acercó a los hermanos Malfoy su tristeza cambió totalmente, el niño de anteojos y ojos verde brillante los había invitado muy amablemente a jugar con él y los dos niños no dudaron en aceptar. Aunque no estuvieron demasiado tiempo ahí, Draco ni Harry olvidarían nunca qué estando juntos todo era mejor.
Draco se había ido poco después de haber llegado, no sin antes prometerle a Harry qué volvería para conocer su casa y jugar mucho tiempo más junto a su hermana. El niño asintió entusiasmado y esperó con paciencia, no obstante la espera se hizo eterna, el pequeño niño rubio nunca volvió y a Harry se le fue olvidando ese día con el paso del tiempo y fue hasta después qué recordó aquel día qué estaba escondido en fondo de su mente.
—Lo qué importa es qué regresé —dijo Draco.
—Y yo te esperé —Harry sonrió.
La pareja se abrazó fuertemente, Draco derramaba lágrimas en silencio, y acariciaba la espalda de Harry, y él acariciaba su rubio cabello.
El tiempo se había detenido en ese momento, no había nada más qué importará qué ellos dos, hasta qué el sonido del celular de Harry hizo eco en aquel salón.
Draco se apartó de Harry y se limpió las lágrimas.
—Contesta —dijo.
Harry sacó el celular de su bolsillo y contestó, respondió muy rápidamente qué iban en camino y guardó el teléfono.
—Tenemos qué entregar el proyecto —dijo Harry.
—Es cierto
Draco sacó un pañuelo de papel de su mochila para secar sus lágrimas y Harry le ayudó a sentirse de mejor ánimo. Cuando estuvieron listos salieron del aula y caminaron a las escaleras, rumbo al tercer piso del edificio dónde se encontraba el salón de artes, afortunadamente todavía tenían tiempo de entregar su proyecto.
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¡Hola! espero qué no se haga costumbre publicar de madrugada jajaja pero es qué durante el día se me ha complicado, pero lo importante es qué estamos aquí una semana más.
La verdad no soy fan de hacerlos sufrir, por qué no lo aguanto durante mucho tiempo, aunque el drama está por venir, les aviso para no tomar a nadie por sorpresa, pero antes tendremos mucho amor claro qué sí.
Agradezco infinitamente el apoyo brindado, los quiero mucho, gracias por leer, nos vemos en la próxima.
Ale.
