Cbt1996: Hola linda. Todas en modo: "Kikyo, dale una oportunidad a la araña pollito, él si te quiere" jajaja. X2 amo mi ship culposo Naraku/Kikis.

Rin, ella es un amor, hasta creo que caga bombones de lo dulce que es jajajajja.

Saludos linda.

Karri taisho: Hola linda. La bomba cuando estalle, va a alcanzar a todos y cuando digo a todos es a todos, nadie se va a salvar.

Yo igual, amé la fiesta y la amistad de Sango y Naraku, es algo que amé escribir ya que ellos son dos pilares en este grupo, igual que Kag y Kikis, más a delante lo sabremos.

La caña, cruda, resaca, como se llame en sus países jajaja tiene que ser algo fuerte. X2, yo tampoco he sufrido de eso pero si mal de estómago y tiene que ser lo mismo jaja

Consejo: nunca tomen de más o les pasará lo de Naraku y Kikis jajaja. Pero no, esta vez no paso nada, sólo se quedaron dormidos. Naraku la llevo para que descanse más cómoda pero él igual se quedo dormido jajajaja

Mil gracias por tus bellas palabras al final del reviews, me alegra mucho saber que te gusta linda, saludos.

Annie Pérez: Hola linda. Si, el grupo era algo que tenía que escribir en este cap, ya que falta poco para lo demás. Saludos linda.

Kayla Lynnet: Hola linda. Jaja apuesto que lo gritaste con el alma al leer el Naraku y Kikis jajaja pero aún falta para que se le de a Naraku jajaj

Que fiesta y una amistad que, waooooo, es para envidiar, ojala no se rompa nunca pero, ¿Quién sabe? jajaja. Saludos linda.


Capítulo 17

Perspectiva de Kagome

Ya habían pasado dos semanas desde la bienvenida de Naraku. También pasaron muchas cosas en ese tiempo. Sango salía mucho con su amigo y Kikyo pasaba mucho tiempo con él, incluso más que conmigo, pero eso no me importaba, estaba feliz de ver a mi amiga sonreír otra vez. También, dentro de esas dos semanas, pasé mucho tiempo con Inuyasha, tratando de mantener algo. Y para ser sincera, no fueron para nada dos semanas de tortura a su lado; al contrario, fueron dos semanas muy agradables y me la pasaba muy bien. Claro, era algo que no pensaba admitir en frente de nadie.

- ¿En qué piensas, Kag?

- ¿Hee?. - salí de mis pensamientos cuando Sango me extendió la taza de té. - En nada especial, Sango.

- ¿Mm, segura?

- Sí, claro. Mejor dime, ¿Qué tal tu chico?

- ¿Mi chico?

- Sí.

- Bueno, ¿Qué te digo, Kag? Él es muy lindo y la pasamos bien juntos, y besa de maravilla.

- Ya quiero conocerlo.

- Claro que lo conocerás. Él quiere que sea su novia, pero yo le dije que nos conociéramos un poco más y, cuando llevemos un mes saliendo, le daré el sí.

- ¡Haaa, qué emoción! Pero dime, ¿hasta qué nivel han llegado los dos?

- Pues, para ser sincera, el otro día casi tuvimos sexo.

- ¡¿Quéee?!

- Sí, pero le puse un alto y él, muy caballeroso, me dio mi tiempo para conocernos mejor.

- ¡Haaa, qué tierno!

- Sí, de hecho, mañana vamos a pasar toda la tarde juntos.

- Me alegro por ti, amiga.

- Gracias, Kag.

En ese momento, escuchamos el teléfono de Sango.

- Perdón, voy a contestar.

- Claro.

- Aló. ¿Qué? ¡Voy para allá! - colgó la llamada.

- ¿Pasó algo?

- Una emergencia. Una mujer chocó y tiene cinco meses de embarazo.

- ¡Por Kami!

- Tengo que irme.

- Claro, vamos.

Salimos de su departamento para llegar a nuestros autos.

- Te veo en la noche, Kag.

- Claro, Sango, ve con cuidado, ¿sí?

- Claro, adiós.

- Adiós.

Se subió a su auto y se fue. Yo hice lo mismo. Me subí a mi auto y estaba a punto de prender el motor cuando sonó mi teléfono. No sé por qué, pero sonreí cuando contesté la llamada.

- Hola, Inuyasha, ¿Cómo estás?

- Hola, hermosa, bien, ¿y tú?

- Bien, igual, gracias.

- Kag, te llamaba para que me acompañes a un lugar.

- Mm, ¿a un lugar? ¿A dónde?

- Es una sorpresa. ¿Qué dices?

- Claro.

- Paso por ti en media hora, ¿vale?

- Vale.

- Adiós.

- Adiós. - colgué la llamada.

Una de las cosas que habían pasado dentro de esas dos semanas había sido que había tenido que arrendar un departamento para que él pensara que ese era mi hogar.

Prendí el motor y me fui.

Perspectiva de Inuyasha

Empecé a guardar mis cosas para irme.

- ¿Puedo pasar?

- Ya estás dentro.

Miroku se acercó a mí.

- ¿Ya te vas?

- Sí, voy a ver a Kag.

- Mm, Kag.

- Si, ¿algún problema?

- No, ninguno.

- Sí, claro. Oye, ¿Qué tienes detrás de ti, Miroku?

- ¿Detrás de mí?

- Sí, escondes algo, ¿no?

- Sí, es un regalo para ti, gran amigo.

- ¿Para mí?

- Sí, cierra los ojos.

- ¿Qué? No digas tonterías.

- ¡Oh, vamos, Inuyasha, hazlo por mi!, ¿sí?

- Asss, tú sí que molestas. Bien, cerré los ojos.

Sentí sus pasos hacia mí y me colocó algo en la cabeza.

- Listo, ábrelos.

Los abrí.

- ¿Qué me pusiste en la cabeza, Miroku?

- Ve al espejo y velo por ti mismo.

Con algo de duda, me dirigí al espejo y vi una peluca de payaso en mi cabeza.

- Ja ja, muy chistoso. - le dije para tirarle la peluca en la cara.

- Te lo dije, Inuyasha, tarde o temprano te ibas a enamorar de una mujer.

- Ya cállate, idiota, y no, no estoy enamorado.

- ¿Ah no? Mmm, deja y te recuerdo algunas cosas. Uno, no dejas de hablar de ella. Dos, llevas dos semanas que te la pasas solo con ella. Tres, desde que la conoces, nunca más vi una mujer en tu oficina y tampoco vas al bar. Cuatro, anoche pediste que cambiaran todo en tu oficina por cosas nuevas. Creo que tal vez es para no dejar ningún rastro de lo que hacías con las mujeres aquí. Cinco, llevas unas cuantas veces diciendo su nombre mientras duermes.

- ¿Qué?

- Así es, amigo. Cuando me quedé en tu departamento y te quedabas dormido en el sofá, decías: "Mm, Kag, Kag, Kag".

- ¡Ya cállate, idiota!

- Pero si yo no hice nada, fuiste tu solito así que la peluca te la ganaste.

- ¿Por qué no te metes la peluca por...?

- Señor Taisho.

Mi secretario me interrumpió.

- Sí, ¿Qué pasa, Alex?

- Ya le cambié todas sus citas de negocio para pasado mañana.

- Bien, gracias, Alex.

- De nada, señor Taisho. Con permiso.

Vi cómo mi secretario se fue.

- Seis, ya no tienes secretarias sexys, ahora tienes un secretario. ¿Será para que la señorita Kagome no se enoje?

- Las secretarias no saben hacer su trabajo, Miroku. Solo querían una cosa y tú sabes qué, y ya no me interesa eso. Necesito un buen secretario para que maneje bien mi agenda.

- Sí, en eso tienes razón.

- Bueno, yo ya me voy. Ahí te ves, Miroku.

- Bueno, suerte, amigo.

- Oye, Miroku.

- ¿Sí?

- ¿Esa mujer no te ha vuelto a llamar?

- No, por suerte ya son dos semanas que no me llama.

- Qué bien. Por lo que me has contado, de la chica con la que sales, se ve que es buena persona. Cuídala.

- Claro, tú también cuida a Kag.

- Adiós, Miroku.

- Adiós.

Salí de mi oficina para subirme a mi auto, pero sin dejar de pensar en lo que me había dicho Miroku.

¿Será verdad que estoy enamorado de Kagome?

Con eso en mente, me fui a su departamento.

Cuando llegué, toqué el timbre. Escuché un ¡Voy! y la puerta se abrió.

- Hola, Inuyasha.

- Hola, Kag. ¿Lista? - le dije para después besarla mientras la acorralaba contra la puerta.

Sentir sus besos era algo que me dejaba loco y siempre quería más. Nos separamos cuando nuestros pulmones pidieron aire.

- Inu... Inuyasha, estamos en la puerta.

- Perdón, pero me moría por besarte.

- Yo... yo igual, pero mejor vámonos, se nos hace tarde.

- Sí, tienes razón, vamos.

Cuando salimos de su departamento, le abrí la puerta del auto para que entrara.

- Gracias.

- De nada.

Di la vuelta para subir y prender el auto.

- ¿A dónde vamos, Inu?

- Es una sorpresa, linda.

- ¿No me dirás?

- No. - le sonreí para después irnos de ahí.

Perspectiva de Kagome

Cuando llegamos, no lo podía creer. De todos los lugares que me imaginé, este jamás pasó por mi mente.

- ¿Una juguetería? - dije algo confundida.

- Sí, vamos.

Salimos del auto y me llevó dentro del local.

- Inu, no entiendo, ¿Qué hacemos aquí?

-Vamos a comprar juguetes.

- ¿Para qué?

- Eso lo sabrás mañana.

- ¿Por qué?

- Kagome, querías saber más de mí, ¿verdad?

- Sí.

- Bien, esta es una de las cosas que quiero que sepas de mí.

Con la curiosidad a mil, solo asentí con la cabeza.

- Bien, toma. - me pasó un carrito y él tomó otro.

- ¿Qué hago con el carrito, Inu?

- Quiero que lo llenes de juguetes.

- ¿Qué lo llene?

- Sí, llénalo con todas las cosas que veas, ¿sí?

- Está bien.

Nos metimos en los pasillos y empezamos a llenar los carritos entre chistes y haciendo cosas como jugar con los propios juguetes. Después de un rato, los carritos estaban llenos. Fuimos a la caja para que Inuyasha pagara y nos dirigimos a su auto con muchas bolsas.

- Inuyasha, ¿no crees que son muchos juguetes?

- ¿Muchos? Claro que no, Kagome, son muy pocos. Pero otro día venimos por más.

- ¿Más?

- Sí.

¿Para qué carajo quiere todos estos juguetes?

Pensé.

Nos subimos a su auto y fuimos a su departamento. Mientras tanto yo, recordaba cuando Inuyasha me había llevado allí por primera vez. Eso había sido hacía dos días y solo fue esa única vez. Esta sería la segunda vez.

Flash...

- Pasa, Kagome.

Cuando entré al departamento de Inuyasha, estaba muy confundida.

Este no es el departamento que me habló Kikyo. Ni siquiera era la misma dirección.

Kikyo me había dicho que el departamento de Inuyasha era uno con estilo de soltero y no había ninguna fotografía de su familia, pero este no tenía pinta de ser un departamento de soltero, al contrario, era muy cálido y había muchas fotos. Una de ellas era de sus padres, un hombre muy parecido a él pero con más edad, y su madre.

Si que es hermosa con una sonrisa tan cálida como la de mi madre.

En otra foto había un hombre muy parecido a Inuyasha y a su padre; era su hermano mayor. Se parecían mucho, pero la mirada de su hermano era seria y fría, mientras que la de Inuyasha era más cálida y dulce. También había una foto de un pequeño niño y de otro hombre. Inuyasha me había dicho que eran dos amigos de él.

Fin del flash...

- Llegamos, linda.

Salí de mis pensamientos para bajar del auto. El guardia nos ayudó con las bolsas. Cuando llegamos a su departamento, le dimos las gracias al guardia antes de entrar.

- Bien, pasa.

- Gracias.

Llevamos las bolsas a la sala.

- Toma asiento, Kagome, ya vuelvo.

- Gracias.

Me senté mientras perdía de vista a Inuyasha. Una vez más me quedo viendo ese bello y cálido departamento.

- Listo, ya llegué.

Lo miré y vi que traía muchos rollos de papel de regalo, cintas y cinta adhesiva.

- ¿Qué vamos a hacer, Inuyasha?

- Vamos a hacer regalos.

- ¿Regalos?

- Así es. Ya párate, floja, y ayúdame, ¿sí?

- Bueno. - con muchas dudas y curiosidad, le ayudé a hacer los regalos.

Una hora después.

- ¡Vamos, Inuyasha! Te estoy ganando en envolver los regalos.

- Nunca pensé que fueras buena en esto, Kag.

- Claro, recuerda que tengo un hermano menor y también le ayudo a Rin con los niños del colegio para las Navidades.

- Vaya, se nota que te gustan los niños.

- Sí, la verdad sí, me gustan mucho.

- Listo, ya terminé con el último regalo.

- Ya era hora, señor Taisho. - le dije con burla.

- ¿Cómo me dijo, señorita Higurashi?

- Señor Taisho.

- ¿Así?

- Sí.

- Bien, ya verás, te voy a envolver con este papel.

- ¡No! - grité cuando lo vi acercarse a mí con el papel.

Corrí alrededor de la mesita del living.

- ¡Ven acá!

- ¡No, ni loca! - le grité entre risas.

- ¡Ven!

- ¡No! - grité y traté de seguir corriendo, pero él logró atraparme por la cintura y me tiró al sofá.

- ¡Haaa!

- Ya te tengo. - me dijo mientras nos reíamos como dos niños.

Yo estaba debajo de él mientras sentía su peso, pero en ningún momento me molestó. Nos quedamos así por unos segundos, hasta que fue el mismo Inuyasha quien cortó la distancia y me besó. Y yo correspondí al beso mas de lo que debía hacer.

El beso fue en aumento. Sentí su mano acariciar mi pierna mientras seguía subiendo. Una corriente atravesó todo mi cuerpo.

- Inu... Inuyasha. - traté de levantarme, pero me tenía bien acorralada.

- Mmmm, Ka... Kagome, tu perfume es tan exquisito. - me respondió mientras besaba mi cuello, con algunas mordidas Y yo cerré mis ojos. Se sentía tan bien

- Mmm. - solté un suspiro cuando sentí su mano en mi seno y empezó a masajearlo. - Mmm, Inuyasha

- Kag, te deseo. - me susurró en el oído.

Y me odie porque también lo deseaba. Pero, todos mis pensamientos se borraron cuando, de un movimiento, se sentó en el sofá y me puso a horcajadas sobre él.

Y ahogué un gemido al sentir su erección en mi intimidad.

- Mm, Kag.

- Mmm, Inuuyasha. - jadié y mi mente se nubló. Solo pensaba en una cosa: besarlo, besarlo como hacía mucho tiempo que deseaba hacerlo.

Perspectiva de Inuyasha

Pude sentir, en sus besos el deseo, el mismo deseo que yo siento por ella. La bese como si no hubiera un mañana. En ese mismo instante, mis manos recorrieron su bello cuerpo, desde las piernas hacía su cintura, para después colar mis manos por debajo de su blusa y tocar su piel

- Mmm

Pude escuchar sus gemidos y... maldición, eso me volvía loco

- Inuyyyasha.

Nos separamos del beso por falta de aire. Mientras ella jadeaba, yo hice un recorrido de besos hasta llegar a su bello cuello para besar, lamer y morder mientras mi mano tocaba uno de sus senos por encima de la blusa. Lo masajee y, con la otra mano, la tenia bien sujetada por su cintura. Se me hacia agua la boca por probarlos.

Perspectiva Kagome

Mi mente estaba en blanco . Solo pensaba en lo bien que se sentía estar entre los brazos de Inuyasha

- Mmm. - gemí cuando apretó mi seno.

Y automáticamente mis caderas se empezaron a mover por voluntad propia.

- Shhhh. - solté un gemido cuando sentí mejor su miembro, ya más duro.

Inuyasha me tomó de las caderas para ayudarme con ese exquisito movimiento, mientras me besaba el cuello con locura.

- Mmmm, Kag, te deseo, quiero probarte. - susurró.

Esas palabras me cayeron como un rayo.

¿Qué mierda estaba haciendo?

De un salto, me separé de Inuyasha, quedando de pie al frente de él. Me miró con ojos llenos de deseo y confusión.

- Yo... yo... perdón, pero tengo que irme.

Me iba dar la vuelta para salir como una cobarde, pero él sujetó mi mano y yo volví a mirarlo a los ojos.

- Perdóname, Kagome, yo no quise incomodarte de esta manera.

- No, descuida, no pasa nada. - le sonreí. - Pero ya me tengo que ir

- Kag, escúchame por favor. En ningún momento pensé en esto cuando te traje a mi departamento, créeme.

- Inu...

- Por favor, Kag, escúchame, yo no solo te traje para que me ayudes con los regalos si no también por algo más importante.

- ¿Qué cosa?

- Kag, yo quiero hablarte de mi pasado, así como tu lo hiciste conmigo.

- ¿Que?

- Si, quiero hablarte de lo que era antes de conocerte

- Inuyasha...

- Kagome, ¿quieres escuchar mi verdad?

No se porque, pero la curiosidad me ganó. Asentí y regresé al sofá. Él hizo lo mismo.

Perspectiva de Inuyasha

Me senté en el sofá para mirar a Kagome y, por primera vez en mi vida, le iba confesar a una mujer mi pasado. Solté un suspiro para comenzar.

- Primero que nada, quiero que sepas que cambie todos los muebles de mi oficina por unos nuevos.

- ¿Que? - respondió.

- Así como lo oyes, Kag, no quiero tener nada que me recuerde la vida de mujeriego que tenia antes de conocerte. Bueno ya dejando claro eso, te voy a contar...

Continuará...


Si llegaron hasta qui gracias:)

Crédito de la ortografía la bella autora, Cbt1996, gracias linda:) .