Cbt1996: Hola, linda. En mi defensa, solo puedo decir que nunca dije que la historia sería una fic rosa. Dije que sería una fic de drama, aunque no tiene mucho drama; hago lo que puedo, jaja.
¡Qué mala onda que Kikyo le haya contado todo a Inuyasha! Pero son cosas de la vida.
¡Sí, que viva el Mirsan por siempre! Amo a esta pareja; que Kami proteja ese amor por siempre, es tan bonito.
Esa Shima es un grano en el culo, le deseo lo peor... ok, no. Bueno, sí, le deseo lo peor por mala, tóxica y desquiciada, jajaja.
Kikyo se cegó por el dolor, por eso se lo contó. Yo no tengo la culpa.
Naraku está en medio, pero al igual que Sango, serán los pilares de este grupo. Ya verás que sí.
Yo igual amo a Rin, es puro amor y paz, ¡ahhh! Se merece a un gran hombre a su lado. ¿Quién podría ser su pareja? Mmm, jiji.
¡Saludos, linda!
Kayla Lynnet: Hola, linda. Kikyo estaba muy triste para pensar con claridad, pero ahora pensó mejor las cosas. Aunque ya es muy tarde para eso, Kagome se enamoró e Inuyasha también. ¿Qué puedo hacer yo para cambiar eso? Yo igual sufro, ¿sabes?
Kagome sí lo iba a explicar, pero las lágrimas la traicionaron y, ¡zas!, Kikyo pidió explicación. ¿Qué más podía hacer yo? Solo soy una humilde autora.
¡Órale! ¿Por qué yo tendría que recibir los golpes de Kikyo? Si la que se sabroseó a Inuyasha fue Kagome, no yo. Aunque ganas no me faltan, jajaja. Pero fue ella la que se lo comió, no yo. ¡Yo soy inocente!
Sango y Naraku son los pilares de esto, linda, no te preocupes por ellos. Y Kagome será cuidada por Sango. Todo saldrá bien, no te preocupes, mi Kay, ellos estarán bien. Te doy mi palabra, ¿sí?
Rin es alguien tan madura y dulce con sus amigos, ¡ahhh, la amo!
Naraku le está haciendo ver las cosas mejor a Kikyo.
Pero, ¿Qué dices? Si tú eras una de las que más bailaba para que Inuyasha sufriera, ¡no me vas a dejar morir sola, Kayla Teresa del demonio! ajajajaja
En eso estamos de acuerdo. Mirsan se aman con locura, y su amor es tan fuerte que podrá con todo, ya verás, linda. Después de esa noche de lagartija que tuvieron, nada ni nadie podrá con ellas.
Era obvio que Inuyasha la iba a encontrar. Él sabe de Souta y el templo, y conoce a la muestra Rin. Y la reacción de él al enterarse creo que era lo más lógico del mundo, pero aún así me duele, me quiebra y me lastima el dolor de mi InuKag. Yo igual lloro, ¿sabes?, porque me duele mucho.
¡Shimaaaa! ¡Cómo la odio a ella! Tienes que darle un sartenazo por lo que va a hacer esa loca con mi Sanguito. ¡Y no a mí! Esa Shima está desquiciada, fuera de órbita. ¡Por Kami, salven a Sango, por favor!
Oye, yo igual soy buena como Rin, lloro. ¡Saludos, linda!
Karii Taisho: Hola, linda. Kikyo se demoró mucho en querer parar esa venganza, y ya es tarde para pensar en eso.
La historia tiene un remolino de emociones que pasa por Inuyasha, por Kikyo, ahora por Kagome... pero como dije, es un remolino que va a pasar por todos en esta historia, y cuando ese remolino pase, el sol saldrá al fin.
Ya no es fácil salir de la vida del otro, muchas cosas los unen, la amistad de sus hermanitos es la más importante. ¿Cómo manejarán ese tema será difícil?.
Kagome hizo todo para que Kikyo la escuche, pero está ciega por el dolor. Por suerte, Sango y Naraku hacen un dúo en esta historia que van a ser dos pilares muy fuertes hasta el final de esta historia.
Es así, linda, Rin es una luz en medio de esta oscuridad que se llama venganza. Lo mejor es que dejen pasar un tiempo para hablar con Kikyo, porque todo lo que puedan decir puede ser usado en su contra.
¡Jajajaja, eso sonó a policía!
Kikyo está enojada con Kagome, pero no con la familia. Por suerte, Naraku la hizo ver eso.
Mi Mirsan la pasó tan lindo, y fue un desahogo para Sango con tanto estrés que tiene la pobre. Pero al final, antes de que Sango se fuera, Miroku le pide ser novios, y ella dice ¡siiiiii! ¡Ahhh, qué lindo! Al fin, el Mirsan son novios. Una vez más le atinaste, bella.
Souta fue la primera opción para Inuyasha y, para ser sincera, me derrito de ternura cuando escribo de esos dos, Inu con su futuro cuñadito, jijiji.
La verdad, tarde o temprano tenía que salir a la luz, y sí dolió, dolió mucho. Hasta lloré cuando ese fue el capítulo.
Kikyo se vengó de los dos, eso es un hecho.
Miroku en versión menos mujeriego. Si amas a este Miroku, vas a adorar con el alma al otro Miroku del domingo, jiji.
Sango no se iba a dejar de esa loca. Pero con las locas hay que tener mucho cuidado, mi bella, porque ya sabemos de lo que es capaz esta loca.
¡Saludos, linda!
Annie Pérez: Hola, linda. ¡Sí! Ya reventó la bomba, y todos están sufriendo, sobre todo mi Kagome. ¿Cómo llegamos a esto? No lo sé, lloro junto contigo.
¡Saludos, linda!
Guest: Hola, linda. Sí, pobres de ellos. Ojalá todo se arregle. ¡Saludos, linda!
Eline Higu Taisho: Hola, linda. ¡Qué alegría verte por aquí!
No sé en qué capítulo estás ahora, pero me alegra haber visto tus reviews, linda. Muchas gracias por leer mi historia, ojalá te guste, mi bella.
Esperaré con ansias tus opiniones sobre la historia, linda.
¡Saludos!
Capítulo 23
Fue lindo mientras duró
Perspectiva de Inuyasha
Cerré la puerta de mi departamento de un portazo. Caminé al bar y me serví una copa de vodka Spirytus; me la tomé de un trago, sintiendo el ardor en mi garganta, pero no me importó. Después, reventé el vaso en el piso y la botella también. Empecé a darle puñetazos a la mesa hasta que mis nudillos quedaron rojos por la sangre.
- ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué? ¿Por qué?! ¡¿POR QUÉEEE?!- grité a la nada. - ¡¿Por qué jugaste de esta manera, Kagome?! ¡MALDITA SEA! - y volví a golpear la mesa.
Perspectiva de Sango
Cuando llegué al departamento de Kagome, toqué la puerta como loca, pero nadie me abrió.
- ¡Kag, por favor!. - hablé. Volví a golpear y la puerta se abrió. Vi a Kagome, y su rostro estaba rojo por el llanto. - ¡Oh, por Dios, amiga! ¿Qué pasó?. - entré y cerré la puerta para abrazarla mientras ella se derrumbaba en mis brazos. - Amiga, ¿qué pasó?
- Lo... lo perdí. Me... me odia. - sollozó.
- ¿Lo perdiste?
- In... Inuyasha.
- ¿Qué?
- Inuyasha estuvo aquí.
- ¿Y... lo sabe todo?
- Kikyo se lo contó. Me odia.
- Shhh, ya, tranquilízate, por favor, amiga.
La abracé y me la llevé a su cuarto para que se recostara en su cama. Ella se dejó hacer. Me extrañó que se dejara guiar tan fácilmente, y cuando le vi la cara supe por qué: Kagome estaba en shock.
Me dolió verla así, y sentí rabia con Taisho. Sabia que él también se sentía mal, ¡pero maldita sea!, Kagome era mi mejor amiga, y la rabia a veces me cegaba. Llevé mi mano para acariciar su cabello hasta que se quedó dormida. Cuando al fin lo logré, me levanté y salí del cuarto. Caminé al living y me senté para pensar.
- ¿Qué demonios hago? No puedo dejar a Kagome sola, al menos hasta un par de días. - me refregué la cara por la frustración. - Miroku. - susurré con una sonrisa triste.
No llevaba ni dos horas de novia de Miroku y ya lo tendré que dejar a un lado por unos días. No podía salir del departamento de Kagome en estos momentos. Saqué mi teléfono para hacer unas llamadas.
- Al primero que voy a llamar es a Naraku, para que me diga cómo le está yendo y si encontró a Kikyo. Después, a la clínica, para decirles que me tomaré unos días; y a Miroku, para avisarle que no lo podré ver al menos unos días. Por último, tengo que llamar a Koshó y Asuka para explicarles todo, antes de que Kikyo cuente las cosas mal.
Con un suspiro de puro estrés, empecé a hacer esas llamadas.
Perspectiva de Naraku
Iba por el pasillo del edificio del departamento de Kikyo cuando la vi de lejos abriendo su puerta.
- ¡Kikyo! - le grité mientras me acercaba para abrazarla muy fuerte.
- ¡Santo cielo, Kikyo! Me estaba volviendo loco buscándote - le reproché, pero sin soltarla.
- Perdón, Naraku, pero necesitaba aire fresco.
- ¿Fuiste a donde Kagome, verdad?
La vi agachar la cabeza antes de responder.
- Sí. Entremos, te contaré.
Asentí y entramos a su hogar. Nos sentamos en el living y ella empezó a hablar.
- Fui a recuperar mis llaves. Como sabes, ella tiene un juego de llaves mías, así como yo tenía las de ella. Cuando llegué, la puerta estaba semiabierta y, cuando entré, Inuyasha estaba ahí.
- ¿Taisho estaba con Kagome?
- Sí, y la rabia me envolvió. Le grité toda la verdad a Inuyasha, todo lo que su querida Kagome hizo.
- Kikyo, por favor, no hables así de tu amiga. Lo que pase con Taisho me importa una mierda. Bien merecido se lo tiene por haber jugado contigo, pero Kagome es una víctima más, igual que tú, Kikyo.
- Naraku, por favor, no hablemos más de esto. Para mí, este tema, al igual que ellos, están muertos. No existen más, por favor.
- Está bien, Kikyo, como tú quieras. Pero ahora ve a darte una ducha y a cambiarte de ropa mientras yo hago el desayuno, ¿sí?
- Naraku, no tengo hambre.
- Nada de que no tienes hambre, señorita. Vas a comer, ¿de acuerdo? No quiero verte débil. Así que ve a darte una ducha.
La vi que aceptó, no de muy buena gana, pero aun así me hizo caso.
- Está bien, ya vuelvo.
- Perfecto.
La vi entrar a su cuarto y yo caminé a la cocina, pero justo mi teléfono sonó. Lo tomé y era Sango. Caminé al balcón y respondí la llamada.
- ¿Sango?
- Naraku, ¿y Kikyo?
- Está aquí conmigo, pero fue a ver a Kagome y...
- Lo sé, le contó todo a Inuyasha. No te preocupes, yo estoy con Kagome ahora. Está descansando, pero no la voy a dejar sola. ¿Cómo está Kikyo?
- Creo que igual que Kagome.
- Naraku, me voy a tomar unos días libres en la clínica para estar con Kagome. ¿Tú te puedes hacer cargo de Kikyo?
- Claro, no hay problema. Y gracias por estar con mi prima, Sango.
- Es mi amiga, tonto, al igual que Kikyo. Ella también la voy a apoyar en su debido tiempo.
- Sí, está bien.
- Bueno, eso era. Nos estamos llamando para cualquier cosa, ¿sí?
- Claro, hablamos al rato, Sango.
- Sí, adiós.
- Adiós.
Colgué la llamada y me dirigí a la cocina para hacer el desayuno.
Perspectiva de Miroku
- Está bien, amor, pero te voy a extrañar mucho.
- Yo igual, cariño, pero por favor entiéndeme, ¿sí?.
- Claro que te entiendo, cariño. Me siento tan orgulloso de ti, que estés en estos momentos con tus amigas apoyándolas en todo.
- Gracias, eres lo mejor que me ha pasado, ¿sabes?
- Tú también, Sanguito. No sabes cómo estoy agradecido con Kami y la vida por haberte puesto en mi camino, amor.
- Qué lindo eres. Bueno, tengo que colgar, cariño. Nos hablamos más tarde, ¿sí?
- Claro, y los llamamos con videollamada para poder ver tu bello rostro.
- Qué lindo eres, Miroku. Nos vemos, ¿sí? Besos.
- Besos, cariño.
Y colgué la llamada.
Qué lástima, justo ahora que somos novios no podré verla como yo quiero.
Suspiré por mi suerte. Pero pensé en Inuyasha. ¿Cómo le estará yendo a mi amigo? Tomé mi teléfono y le marqué. El teléfono sonó y siguió, pero pasó a buzón de mensajes.
- No me contesta, mm, tal vez está ocupado. Bueno, lo llamaré más tarde. - y con eso en mente, me levanté para ir a la junta de trabajo de esta mañana.
Perspectiva de Rin
- Bien, quiero que pasen este ejercicio a sus cuadernos para estudiarlo en sus casas, ¿de acuerdo?
- ¡Sí, profe! - respondieron mis alumnos.
Me senté en mi silla y me quedé viendo un punto fijo en la nada. Estaba preocupada por mis amigas, y hoy en la mañana tuve que dejar a Kag sola por fuerza mayor; no podía dejar mi clase con mis niños Mi vista se fue al frente, viendo a dos pequeños: Souta Higurashi y Shippo Taisho. "
Qué chico es el mundo.
Pensé. Sango me había contado del pequeño, y después Kag también me habló de él y del hogar de la abuelita Kaede.
Qué bien supo esconder al joven Inuyasha de nosotras la abuelita Kaede, pero por lo que veo, el destino tenía otros planes para ellos.
Volví a ver a los niños con ternura. Ellos, sin saberlo, desde el primer día se hicieron amigos inmediatamente. Y un apretón en mi pecho se formó.
Ojalá que la amistad de estos dos angelitos no se vea afectada por las malas decisiones de sus hermanos mayores.
Me refregué la frente para seguir con la clase.
Perspectiva de Miroku
Ya me estaba preocupando y un mal presentimiento me estaba envolviendo. Ya eran las cuatro de la tarde e Inuyasha no me respondía el teléfono. Volví a marcar para ver si ahora tenía suerte.
Un toque, dos toques, tres toques.
- Lo sentimos, este número está fuera del área de servicio.
- ¡Maldición! - dije colgando la llamada.
Su departamento.
Pensé, y marqué al conserje.
- ¿Aló?
- Hola, soy Miroku Mushin.
- Ho-hola, señor Mushin. ¿En qué le puedo ayudar?
- ¿Inuyasha Taisho se encuentra en su departamento?
- Claro, señor. Él está aquí desde la mañana y no ha salido.
- ¿Qué?
- Sí.
- ¿Y está con alguien?
- No, señor. Está solo.
- Ok, gracias. - y colgué.
El mal presentimiento creció en mí. Algo andaba mal con Inuyasha y rogaba que no fuera nada grave, que no hubiera pasado algo entre él y la señorita Kagome.
Tomé mi saco y mis llaves para salir, pero mi vista se enfocó en los documentos del departamento que vendí en la mañana. Los tomé y los guardé en mi caja fuerte. Salí de mi oficina y me dirigí a mi secretaria.
- Señora Yuri, cancele todo lo que tenga hoy, ¿de acuerdo?
- Sí, señor.
Me fui. Entré al ascensor y volví a llamarlo, pero nada. Apagué el teléfono cuando las puertas se abrieron. Salí, subí a mi auto y me fui.
Cuando iba en camino, metí mi mano en la guantera del auto, rogando que estuvieran ahí. ¡Bingo! Las pillé, un juego de llaves del departamento de Inuyasha. Cuando al fin llegué, subí a su departamento, abrí la puerta y me llevé el susto de mi vida. Su departamento estaba hecho mierda. Busqué a mi amigo con la mirada y lo encontré en la sala, sentado en el piso, con la cabeza agachada.
Pero me congelé cuando vi sus manos; estaban empapadas de sangre y su ropa también.
- ¡Por Dios, Inuyasha! ¿Qué te pasó?
Caminé hacia él y él levanta su cabeza para verme con frialdad en sus ojos. Esa mirada la reconocí de inmediato porque la vi hace seis años.
Oh no, otra vez no
Pensé.
- ¿Qué haces aquí, Miroku?
- Inu-Inuyasha, ¿Qué pasó aquí?
- Nada que te importe. Ahora largo.
- Inuyasha... - no me hizo caso y volvió a beber de su botella, pero yo se la quité de las manos. - ¡No! Ya deja de beber, Inuyasha. ¡Mira cómo estás, mira tus heridas!
- Dame esa botella.
- No, no te doy nada.
- ¡QUE ME DES ESA MALDITA BOTELLA!
- ¡NO TE VOY A DAR NADA! YO TAMBIÉN SÉ GRITAR SI ES ESO LO QUE QUIERES.
Lo vi levantarse para ir por otra botella, pero yo me puse en su camino.
- No, Inuyasha, basta. No dejaré que sigas bebiendo. Ya dime, ¿qué mierda pasó? ¡Por el amor de Dios!
- ¿Quieres saber qué me pasa? Bien, te lo diré.
Me respondió, para después, de un movimiento, quitarme la botella y beber un trago antes de hablar.
- Soy un idiota. No, no... me retracto, soy el más grande de los idiotas. ¡Sí, ese soy yo! Esa maldita jugó conmigo, mejor dicho, ellas jugaron conmigo. Me vieron la cara de idiota, del más grande de los idiotas.
- ¿Ellas? ¿Quiénes son "ellas"?
- Kagome Higurashi y Kikyo.
- ¿Kikyo?
- Sí, ¿te acuerdas de ella?.
- Mmm... ¿la mujer que se fue llorando de la empresa?.
- Bingo, esa misma. - me respondió, para seguir bebiendo antes de seguir. - Ella y su GRAN AMIGA se vengaron de mí, y qué bien lo hicieron, las malditas.
- Inuyasha, no entiendo nada.
Él dejó de beber de la botella y la estrelló contra la pared.
—¡ESCUCHAME MUY BIEN, MIROKU! TE CONTARÉ CÓMO ESAS DOS ME VIERON LA CARA DE ESTÚPIDO, Y DESPUÉS DE ESO NO QUIERO VOLVER A HABLAR DEL TEMA NUNCA MÁS. ¿ENTENDISTE?
Yo asentí con la cabeza.
- Bien, esto fue lo que pasó...
Perspectiva de Kikyo
Terminamos de desayunar y nos fuimos a sentar al sofá un rato, mientras un silencio se instaló en el lugar hasta que yo hablé.
- Naraku, no tienes por qué quedarte aquí conmigo, de verdad.
- Kikyo, ya hablamos de eso. Me quedaré contigo todo el tiempo que sea necesario.
- ¿Por qué eres tan lindo conmigo?
- Porque eres muy importante para mí.
- Naraku. - susurré. - Sabes, eres el primer hombre que es tan atento conmigo de esta manera.
- Es lo menos que te mereces, Kikyo. Eres una mujer estupenda por la que cualquier hombre mataría para tenerte a su lado.
- ¿Y tú? - susurré, e inmediatamente me arrepentí de haber dicho eso. - Perdón, no sé lo que digo ya. - agaché la cabeza, avergonzada.
Pero sentí sus manos tomar mi rostro con delicadeza, para que yo levantara la mia, y así lo hice. Mi vista quedó fija en la de él. Naraku susurró otra vez, y lo escuché decir:
- Yo sería el primero en matar por ti, Kikyo, ¿es que aún no lo ves, hermosa?
No podía creer lo que Naraku me acababa de decir, y mis emociones me traicionaron. No lo pensé, solo lo hice. Acerqué mi rostro al de él y lo besé. Y fui correspondida inmediatamente. Fue un beso sencillo, pero sus labios eran tan cálidos que quería probar un poco más, y profundicé el beso un poco más.
Pero él se separó de mí con una delicadeza que hizo que mi corazón sintiera algo muy cálido. Lo quedé viendo a los ojos y él me sonrió.
- Naraku, yo...
- Shhhhh, Kikyo. Si fuera por mí, te besaría todo el día y toda la noche. - me sonrojé por su comentario. - Pero quiero que, cuando eso pase, tú lo desees tanto como yo, y que no haya ninguna sombra de nadie más entre nosotros. Ahora estás confundida, y no soy capaz de aprovecharme de eso.
Escuchar sus palabras me dejó sin nada para decir, pero Naraku era tan bueno y lindo conmigo, que estar aquí con él me hacía sentir tan bien y protegida.
Le sonreí y él hizo lo mismo. Me acerqué a él para que me abrazara, y él lo hizo inmediatamente. Me sentía tan bien entre sus brazos que no quería salir de ahí por nada del mundo. Cerré mis ojos, dejándome embriagar por su exquisita colonia, hasta que me quedé dormida.
Perspectiva de Miroku
- No puedo creerlo, ¿Cómo fueron capaces de hacer eso? Pero no te dio más explicaciones, ¿Kagome?
- ¿Para qué?, con lo que me dijo Kikyo es más que suficiente.
- Sí, pero ella no se defendió. Es que no entiendo, si son amigas, ¿por qué Kikyo te contó todo?
- No sé y me importa una mierda. Le dije a Kagome si era verdad lo que su amiga me dijo y no lo negó.
- Está bien, Inuyasha, cálmate, por favor.
- ¡¿Que me calme?! ¡Maldita sea! Quiero destruir a esas malditas mujeres, ¡las quiero destruir a las dos!
- Inuyasha, por favor, piensa con la mente fría. Si te vengas de ellas, esto se volverá una venganza sin fin. Lo mejor que puedes hacer es olvidarte de ellas dos, sobre todo de la señorita Kagome.
- ¡Maldición! - gritó, para luego golpear la pared.
- Hermano, por favor, no les des en el gusto. No destruyas tu vida por segunda vez. Por favor, amigo, piensa en la gente que te quiere, en tus padres, en la abuela Kaede. Por favor, no regreses a ser ese Inuyasha otra vez, te lo suplico.
- Cambié por ella, Miroku, y mira lo que pasó por confiar otra vez en una mujer.
- Inuyasha... - susurré el nombre de mi amigo, y él me miró con una seriedad de la que no podía esperar nada bueno.
Perspectiva de Inuyasha
Miré a Miroku para tomar una decisión de mi vida.
- Miroku, escúchame muy bien lo que te voy a decir, porque no pienso repetirlo: jamás mis padres sabrán que hubo alguien llamada Kagome Higurashi en mi vida, ¿te quedó claro?
- ¿Y la abuela Kaede?
- Ella no ha dicho nada hasta ahora. Cuando tenga tiempo, le diré que jamás hable de ella con mis padres.
- Está bien, Inuyasha, será como tú digas.
- Esta es la última vez que hablo de ella, así que más te vale que jamás repitas su nombre enfrente de mí, porque si no, jamás volveré a hablarte, ¿te quedó claro?
- Está bien, Inuyasha, será como tú quieras.
- Bien. Porque esas mujeres están muertas para mí, sobre todo ella, Kagome Higurashi. No quiero saber nada de ella. Y Me juré a mí mismo que jamás volveré a enamorarme de una mujer, nunca más.
Miré a mi amigo para preguntarle algo.
- Miroku, ¿Qué pasó con mi departamento?
- Lo vendí esta mañana. No me digas que vas a volver a lo mismo, por favor. No vale la pena, Inuyasha. No regreses a ser ese Inuyasha que tanto les duele ver a tus padres, por favor.
No respondí, solo me juré a mí mismo que, como sea, me iba a arrancar a esa mujer de mi vida y de mi sistema, al precio que sea.
Perspectiva de Sango
Había pasado una semana desde que prácticamente estaba viviendo con Kag. Rin venía todos los días, pero tenía que irse por sus clases. Miroku y yo nos llamábamos todos los días, y Naraku me tenía al día con Kikyo. También les conté a las chicas lo que pasó. Koshó se sorprendió mucho, pero me dijo que haría lo que estuviera en sus manos para ayudar. Sin embargo, Asuka no lo tomó muy bien, y la entiendo. Asuka tiene un lazo muy fuerte con Kikyo, y era obvio que no le caería bien, pero espero que Koshó la pueda convencer de ayudarnos.
Solté un suspiro de cansancio mientras terminaba de hacer el jugo para el desayuno. Iba a decirle a Kag que el desayuno estaba listo, pero justo tocaron el timbre.
Caminé hacia la puerta y la abrí.
- Hola.
- Hola, Rin, pasa.
- Gracias. ¿Cómo está Kag?
- Igual, no hay mejora. Pero vamos a su cuarto para que la saludes y me ayudes a convencerla de que se levante.
Perspectiva de Kagome
Estaba sentada en mi cama, sin ganas de hacer nada. Abrí el cajón de la cómoda para buscar un coletero, cuando mis dedos chocaron con algo. Lo tomé, lo saqué y vi que era un frasco de pastillas para dormir.
- Esto es de Asuka. - susurré, tratando de recordar.
Flashback
- Oye, date prisa.
- ¡Sí, ya voy!
- ¿Qué es esto?
- ¿Qué cosa? ¿Ese frasco?
- Ah, son mis pastillas.
- ¿Pastillas? ¿Estás enferma?
- No, claro que no, Kag. Es que hace unas semanas tengo un insomnio terrible. El estrés del Festival de Primavera me tiene muy estresada y no me deja dormir. El doctor me recetó estas pastillas. Me tomo una y duermo como tronco, podría pasarme un tren por encima y no lo sentiría.
- ¡Vaya! ¿Pero aún las tomas?
- No, por suerte ya no. Oye, Kag, ¿puedo dejarlas aquí para no cargarlas conmigo?
- Claro, amiga, déjalas ahí en el cajón. Pero ya apúrate que se nos hace tarde.
- Sí, gracias, ya voy.
- Bien, ¿nos vamos?
- Sí.
Fin del flashback
- Sería tan fácil tomármelas y que este dolor se acabe para siempre. - susurré.
Tomé el frasco y lo destapé para echar las pastillas en mi mano, vaciándolo completamente. Me quedé mirando las pastillas en mi mano mientras las acercaba a mi boca, pero justo la puerta se abrió.
- Kag, mira, Rin vino a… ¿Qué estás haciendo?
- Yo…
La vi caminar hacia mí, tomar el frasco, leerlo, y de un manotazo me hizo tirar las pastillas lejos de mí.
Perspectiva de Sango
No podía creer lo que mis ojos estaban viendo y a la misma vez leyendo.
- Zolpidem. Pastillas para dormir. - susurré con horror, y la miré a la cara. Pero la rabia me envolvió. - ¡¿Qué mierda estabas por hacer, Kagome Higurashi?!
- ¿Ya tomaste algunas? - pregunté. - ¡Responde, maldita sea!
- No, no alcancé a tomar nada.
La tomé de los brazos para levantarla y zarandearla.
- ¡¿Por qué eres tan malditamente egoísta, Kagome?! ¡¿Por qué?! - grité. - ¡Solo piensas en ti, maldita sea! ¿Te ibas a suicidar para no enfrentar los problemas? ¡Maldita cobarde!
- ¡No piensas en los demás, solo en ti!. ¡¿Sabes el dolor que le provocaría a tu familia?! ¡¿A los abuelos, a Sota, a tu madre, a los que te aman?! ¡A mí, maldita sea! ¡¿Y a Kikyo?! ¡¿Por qué solo piensas en ti?!
- ¡Porque ya no aguanto este dolor! - me gritó, para luego sentarse en la cama y llorar, tapándose la cara.
Me senté a su lado y la abracé. La abracé como nunca lo había hecho. También sentí el abrazo de Rin, abrazándonos a las dos, y sus sollozos.
Y me quedé pensando en todo esto.
Mis amigas se están destruyendo por un hombre. Mi mejor amiga estuvo a punto de suicidarse. Si yo no llegaba a tiempo, por Kami, no lo quiero ni imaginar.
Cerré mis ojos por el dolor que estaba sintiendo, pero la desesperación por casi perder a mi mejor amiga me cegó y la rabia me envolvió. Dejé de abrazar a Kagome y me levanté para ver a Rin.
- Rin, ¿me puedes hacer un favor?
- Sí, claro.
- ¿Puedes recoger todas las pastillas que están en el suelo y cuidar de Kagome, por favor?
- Claro. ¿Pero tú qué vas a hacer, Sango?
- Lo que tenía que hacer hace mucho tiempo. - respondí, y sin decir más, caminé afuera del cuarto. Escuché la voz de Rin detrás de mí, pero no la de Kagome. Seguramente estaba en trance. Más rabia me dio.
Salí del departamento y caminé hasta el ascensor. Cuando llegué abajo, subí a mi auto y me fui a mi destino.
Mis amigas se pelearon, y Kagome estuvo a punto de quitarse la vida. En ese momento, para mí, el único responsable de todo era Inuyasha Taisho. Tenía que hacer que ese hombre se alejara de las vidas de mis amigas, como fuera, para que ellas puedan seguir adelante.
Y el único obstáculo era Taisho.
Tengo que alejar a ese tipo de mis amigas, y si tengo que llegar a los puños, pues entonces que así sea.
Y arranqué hacia la empresa de Inuyasha.
Perspectiva de Inuyasha
- Recuerda, Miroku que en la noche hay que ir a hacer ese contrato con los chinos.
- Sí, amigo, ya lo sé.
Miroku estacionó su auto para que bajáramos, pero su teléfono sonó.
- ¿Quién es? - pregunté.
- El señor Yunson.
Yo resoplé por la irritación; ese hombre era un grano en el culo.
- Te veo dentro de la empresa, Miroku.
- Está bien, contesto esta llamada y te alcanzo.
Asentí y salí del auto para caminar hacia la entrada. Iba por la mitad del camino cuando escuché que alguien gritaba mi nombre.
- ¡Inuyasha Taisho!
Me volteé para ver quién era, y resultó ser una mujer.
- ¿Te conozco?
- ¡No, pero ahora me conocerás!.
No la vi llegar cuando me dio un puñetazo en la mandíbula, haciendo que sangrara un poco. La miré con enfado, deseando saber quién mierda era.
- ¡Eso es por mi amiga y esto por mi otra amiga!.
Me iba a dar otro puñetazo, pero yo sostuve su muñeca con fuerza antes. Claramente la subestimé porque ella aprovechó para darme una patada en las entrepiernas, haciéndome caer de inmediato.
- ¡¿Pero quién carajo eres tú?! - exclamé.
- ¡Y ahora te exijo que te alejes de ellas o me vas a conocer, Taisho!.
- ¡Escúchame bien, mujer desquiciada, no te conozco y solo porque me pillaste con la guardia baja pudiste darme esos dos golpes, pero no habrá una tercera vez!. ¡Vete de aquí antes de que llame a la policía y te metan a la cárcel!.
Le grite mientras me ponía de pie
Perspectiva de Sango
Más coraje me dio con lo último que dijo y le grité en la cara:
- ¡Eres un maldito marica que tiene que llamar a la policía para que lo defiendan porque no tienes los malditos huevos para hacerlo tú mismo!
- ¡No te conozco, desquiciada! ¡largo!
- ¡Ya estás advertido, aléjate de ellas!.
- ¡¿De qué mierda estás hablando?! ¡Si no te largas por las buenas, te sacaré yo mismo de aquí!.
- ¡Inténtalo, maldito! - me lancé hacia él, pero alguien me sostuvo por detrás, inmovilizándome.
- ¡Suéltame! - le grité para zafarme y darme la vuelta. Lo vi a la cara y me quedé en shock.
- Sango... - susurró él.
- M-Miroku... - pronuncié.
- Amor, ¿Qué haces aquí y por qué atacas a Inuyasha?
- ¡Yo no la conozco, Miroku, ni siquiera sé qué es lo que busca! - expresó Inuyasha.
- Sango, ¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí?
- Miroku. - susurré. - ¿Tú qué haces aquí?
- Yo trabajo aquí, cariño, soy socio de Inuyasha, mi mejor amigo.
Escuchar eso hizo que mi mundo se cayera, y los recuerdos llegaron a mí.
Su mejor amigo fue engañado y juega con las mujeres hasta que conoció a una mujer especial. Los regalos en el orfanato... todo encaja ahora. Inuyasha es el mejor amigo de Miroku.
- Sango...
Salí de mis pensamientos para verlo a la cara con una tristeza que me estaba matando. Esta venganza no solo destruyó a mis amigas, sino a mí también.
No puedo callar esto; si lo hago, terminaré igual que Kagome.
Pensé.
- Sango, amor, ¿Qué pasa?
Lo miré a los ojos para terminar con todo esto.
Fue lindo mientras duró.
Pensé, para ver a Inuyasha y de una vez que sepa quién soy.
- Tú. - lo señalé con el dedo. - No te vuelvas a acercar a mis amigas.
- ¡¿Quién mierda son tus amigas?! ¡Responde de una vez, maldita sea! - me gritó.
Y yo le grité también:
- ¡Kikyo Tama, Kagome Higurashi!, ¡¿te suenan esos nombres?!
Y todo quedó en total silencio.
- ¿Qué...? - dijo él. - ¿Tú eres amiga de ellas? - expresó Inuyasha.
- Sango, ¿de qué hablas? - me preguntó Miroku, muy serio.
- Miroku, ¿Quién es esta mujer?
- Mi novia. - susurró él.
- ¡¿Tu novia, imbécil?! ¡Ella es una de sus amigas y tú caíste como un idiota!.
- ¡Cállate! - le gritó Miroku para caminar hacia mí y sujetarme por los hombros. - Sango, dime que esto no es verdad, que no pudiste haberme mentido solo para hacerle daño a Inuyasha. Dime que no es cierto.
Ver a Miroku a la cara me estaba matando porque sabía que nuestra relación acababa de terminar para siempre. Con el dolor que me estaba matando, me zafé de él, di unos pasos atrás y le dije las últimas palabras que escucharía de mí.
- Por lo que más quieran, ustedes dos, manténganse lejos de nosotras. Adiós, Miroku, adiós para siempre.
Y sin decir más, corrí a mi auto, pero jamás fui seguida por él, dándome a entender que tanto él como yo dimos por terminada esta relación. Con mis ojos inundados en lágrimas, me fui de ahí sin mirar atrás, con mi corazón hecho trizas por una tonta venganza que los dañó a todos.
Perspectiva de Inuyasha
Entré a mi oficina dando un portazo, pero en seguida Miroku la abrió para entrar también.
- ¡Malditas, malditas, todas son unas malditas! - grité a viva voz. - ¡¿Es que no podré librarme nunca de ese par, sobre todo de ella?! - exclamé, golpeando el escritorio, como siempre hacía cuando me acordaba de Kagome.
Miré a Miroku y él tenía la vista perdida en algún lugar.
- Miroku, no vale la pena que te sientas así por esa loca que...
- ¡Ya cállate, Inuyasha! - me interrumpió.
- Miroku...
- Inuyasha, sé que estás dolido, y yo también, ¿sabes? Pero no voy a dejar que hables mal de Sango.
- ¡¿Que no hable mal de ella?! ¡Mira lo que me hizo tu adorada novia! - le mostré la herida en mi labio.
Él no me respondió, solo se sentó y se quedó callado. Yo solté una maldición.
- Pues haz lo que quieras - le expresé con fastidio mientras las maldecía a todas. - Malditas mujeres...
Perspectiva de Miroku
Me quedé pensando, sin hacerle caso a Inuyasha.
¿Por qué Sango me mintió? ¿Acaso ella no me ama como yo a ella? Necesito hablar con ella, pero sé que no querrá verme ahora. Maldición, ¿Qué hago? No puedo dejar las cosas así. Tengo que verla.
Me levanté para ir a buscarla, pero Inuyasha me detuvo.
- Ni lo sueñes, Miroku. Tenemos una junta la cual no voy a suspender por esas mujeres, ¿te quedó claro?
- Pero tú puedes solo.
- El que ganó ese negocio fuiste tú. La empresa de España quiere hablar contigo, así que te quedas. ¿Te quedó claro?
Maldije internamente para volver a sentarme en la silla y tomar los documentos.
- Bien, empecemos esto cuanto antes, entonces. - le exclamé ya cabreado de todo esto.
Perspectiva de Sango
Llegué al departamento de Kagome y toqué muy fuerte. Fue Rin quien abrió la puerta.
- Sango, ¿Qué tienes? ¿Por qué lloras?
- ¿Y Kagome?
- En el cuarto.
Corrí al cuarto y abrí la puerta.
- Sango. - dijo mientras yo entraba al cuarto. - lo perdí, yo también lo perdí.
- ¿De qué hablas?
Vi que Rin también entró para acercarse a mí.
- Sango, ¿Qué tienes?
Pero yo seguía en mi trance.
Lo perdí... Claro, ¿Cómo no lo vi antes? Si todo me lo gritaba, que ellos eran amigos. ¿Cómo fui tan tonta de no verlo?
- ¡Sango! - me gritaron al unísono.
Las vi para volver a llorar mientras fui abrazada por ellas.
- Amiga, ¿Qué pasa? - me susurró Kagome.
- Miroku...
- ¿Miroku? ¿Ese no es el chico con el que estás saliendo? - me preguntó.
- ¡Es amigo de Inuyasha! - le grité con toda mi frustración.
Perspectiva de Kagome
¿Qué fue lo que dijo Sango?
- Kag, ¿de qué habla Sango? - preguntó Rin.
Vi a mi amiga llorando como nunca antes y me sentí culpable por eso. No podría creer lo que Sango dijo.
¿Cómo que su chico e Inuyasha son...? Oh por Dios, esto debe ser una maldita broma.
Las tres nos sentamos en la cama y le pedí a Sango que nos contara todo lo que pasó, y ella lo hizo. Empezó a contar todo, absolutamente todo.
Perspectiva de Inuyasha
- Inuyasha, ya terminamos con estos documentos.
- Sí, ya terminamos, Miroku. - me fijé en la hora en mi reloj de muñeca y vi que iban a ser la una de la tarde. - Bien, tenemos un rato para descansar antes de ver a los españoles a las dos de la tarde.
- Está bien. - me respondió con voz apagada.
- Miroku, ¿vas a seguir con esa cara?
- Tengo la misma cara tuya, para que lo sepas.
- Miroku, escucha, no...
Pero fui interrumpido por la persona que entró por la puerta.
- ¿Se puede saber qué mierda pasó hoy en la entrada de la empresa, Inuyasha?
- Sesshomaru. - pronuncié.
Continuará...
Si llegaron hasta aquí, gracias.
Créditos de la ortografía: la bella autora, Cbt1996. ¡Gracias, linda!
