Capítulo 3. Viejos hábitos.
-- Fuego - Tierra.
Partieron del lugar. El trío ahora tenía una misión: Seguirle la pista a Azula, encontrar a El Avatar y someterlo a entregarse.
- Dime, ¿qué sabes del chico? – Cuestionaba mientras se paseaba a su alrededor…
Ahora entrenaban bajo la tutela de Iroh.
Toph estaba en el centro de aquella "arena"; Zuko intentaría atacarla.
- Sólo que es un delicado con pies de bailarina.– Sentenció siguiendo su voz por sobre su hombro…
- ¿Y sus debilidades? – El chico sabía que no podría llegar a ella con una simple ráfaga.
- ¿Tú que crees? – Se escuchó con una sonrisa malvada.
El príncipe asintió con una mueca victorioso: ¡La campesina!
¡Se decidió a atacar…!
Toph giró en el instante esquivando su ataque.
- ¡Muy lento, Chispítas! – Sonó con una burlona sonrisa. ¡Las columnas de tierra salieron por todas partes! Él previó su movimiento yendo de un lugar a otro, dando saltos en ellas.
- ¡ARGH! – ¡Saltó de una de las columnas, dando rápidos puños de fuego!
Estaba de especial buen humor, ni siquiera los insultos de la maestra lo enfadaban. Al contrario, ¡lo estaba disfrutando…!
La maestra tierra volvió a mostrar una gran sonrisa y se cubrió al instante de sus ataques.
Iroh observaba la sincronía de sus movimientos. No estaba seguro, pero diría que incluso el fuego de su sobrino se sentía diferente. Admiraba el espectáculo mientras se quedaba sentado en un espacio sobre una roca más allá. Donde tuviera el control suficiente en caso de que las llamas o tierra volarán a su dirección.
Al poco, la maestra alzó sus manos haciendo una avalancha que lo descontroló ¡Y en seguida!, tres rocas medianas salieron por ambos lados a su encuentro. ¡El príncipe esquivó una tras otra, rompiendo la última de ellas con un fuerte puño de fuego!
¡Los pedazos de piedra salieron por todas partes!
- Uhh ~ Sonó la joven impresionada con un ligero toque de picardía. - ¡Nada mal, Chispítas! -
El joven no lo supo, pero ese comentario… Le agradó más de la cuenta. ¡Una amplia y notoria sonrisa se desprendió de él!
- Aún no has visto nada.– Su comentario salió estúpido y fugaz.
La pequeña maestra sonrió despiadada. Acto seguido.
¡Se cubrió a ella misma en una armadura de roca!
- ¡AHHH! – Sonó el grito de guerra dentro de la coraza; ¡aproximándose!
El príncipe gruñó, pero no dio ni un paso atrás…
¡LA EMBISTIÓ CON FUERZA!
Ahora peleaban cuerpo a cuerpo, esquivando sus puños y luchando, ¡por quien retrocedería primero!
Toph abrió el suelo bajo sus pies. Dejando al chico casi a punto de caer, de no ser porque se impulsó de la orilla; dando un giro en el aire…
- ¡JAJAJA! – Las risas malvadas de la maestra tierra se oían por todas partes. Se quitó su coraza. Lanzando miles de piedrecitas como proyectiles, que amenazaron con golpear duramente al maestro.
- ¡Arghh! – Se quejó gruñendo, rodando para cubrirse en el suelo. Respiraba agitado.
- ¿Qué pasa, Princesa? ¿Te cansaste? – Volvía a provocarlo. Dejándolo recuperar algo de aire.
- ¡Recuerda mantener tu respiración, Príncipe Zuko. Vuelve a las bases! – Sonó la voz del viejo maestro muy firme.
El chico se calmó. Inhalando y exhalando profundo, recobrando su postura.
La maestra tierra tomó pose firme también.
¡Se lanzaron al ataque!
De nueva cuenta se encontraban en aquella batalla excitante de tierra y fuego desencadenándose.
Sus respiraciones se notaban jadeantes. Pero ninguno de los dos se rendiría ante el otro.
Las mejillas de Toph destacaban enrojecidas por el esfuerzo y calor del combate; ya había sentido más de una vez muy cerca el fuego en su rostro. El sudor de Zuko escurría por su frente, por lo duro que era mantenerse de pie tras ya varios golpes recibidos. Debía admitirlo, era muy buena.
- ¡Suficiente entrenamiento! – Ordenó firme el Dragón.
Los dos se detuvieron a mitad de su siguiente movimiento.
- ¡La pelea todavía no termina! – Respondieron al unísono.
- ¡Claro que terminó! – Sentenció el maestro. - Ambos contrincantes ya están cansados. Si quieren aprender a El Avatar, no deben sobre exigirse a sí mismos, ¡o estarán en desventaja! – Se oyó su consejo.
Los jóvenes respiraban agitados. Querrían continuar, sin embargo;
Una pequeña reverencia salió del lado de Zuko, a lo que Toph respondió, sacando la lengua, divertida… Al final también dio reverencia.
Zuko solo se sonrió. No sabría porqué, pero sus tonterías ya no le resultaban tan irritantes.
...
Crujieron las brazas en la fogata.
El chico se secaba el sudor con un paño; Toph estiraba sus adoloridos brazos, llevándolos por encima de su cabeza, para que sus músculos se relajasen y no hubiera lesiones. Al igual estiró sus piernas y caderas… Por último, limpió y masajeó sus dedos de las manos y pies. Unos cuantos movimientos soltando su cuello y espalda; y estuvo lista.
¡Se dejó caer al suelo!
- Necesito una ducha urgente.– Se dijo a sí misma en voz alta, extendiendo toda su postura para relajarse… Meneando su túnica por el cuello, acalorada. Sus mejillas aún estaban algo rosadas de tanto calor del combate.
- ¡Jaja! ~ No pudo evitar reírse de ella, quizá por primera vez.
- ¿Qué es tan gracioso? – Lo cuestionó enarcándole un poco su ceja, sonando ligeramente curiosa.
- Si juegas con fuego, te vas a quemar, Toph.– Sonó casi tan pretencioso y arrogante como ella. Cayendo en lo engreído.
- ¡¿Disculpa?! – La maestra tierra se incorporó a la mitad sólo para lanzarle una mirada desafiante a esas palabras.
No lo podía creer, Zuko estaba bromeando con ella, y no solo eso. A sus oídos las palabras le sonaron casi…¿encantadoras? Se cuestionó. Este solo volvía a reír por lo bajo.
- Eres un bobo, Chispítas.– Dijo volviéndose al suelo. Una pequeña mueca salió de vuelta por parte del Príncipe.
Toph no podía decir que era incierto, pero ahora diría, que sentía más calor que antes.
- Queridos pupilos.– Se oyó la voz de Iroh llegando con ellos, había ido de caza. - Les tengo buenas y malas noticias.-
- ¿Cuáles son las buenas? – Preguntó rápidamente la maestra.
- Las buenas son que hay pato asado para cenar.– Contestó con gusto el viejo maestro.
- ¿Y las malas? – Preguntó seco el príncipe, esperando su respuesta.
- La mala es que no pude cazar ningún pato, y será pollo zarigüeya.– Contestó con cierto toque de decepción en sus palabras...
¡Su sobrino se dio una fuerte palmada en la frente!
- ¡Jajaja! – La risa burlona de Toph no se hizo esperar, incontrolable.
Escuchar a esos dos y sus absurdas conversaciones, siempre parecía subirle el ánimo. Hacían que todo valiera la pena. Se decía divertida.
- ¿Crees que es gracioso? – La cuestionó más resignado que quejumbroso, por verla tan risueña ante una estupidez.
- ¡Mucho! – Soltó bastante entusiasta, mitigando su "queja" dirigiéndole esa enorme y brillante sonrisa que siempre la caracterizaba.
El príncipe no lo sintió, pero por un momento en su propio rostro mostró lo que pareció una boba sonrisa…
El viejo Dragón los observaba.
- ¡Uhm! – Sonó carraspeando su garganta.
- ¿Qué, tío? – Cuestionó extrañado volteando a verlo… Ni si quiera entendía a qué venía ese gesto.
El ex general le alzó ambas cejas, miró ambos; y ahora que los dos tenían la vista puesta en él. Sin saber qué quería o de qué se trataba…
- Nada.– Decidió responder al final. - En un momento estará lista la cena.– Sentenció girándose de espaldas a ellos, soltando una ligera sonrisa.
¡Lo golpeó en el brazo!
- ¡Agh! ¡¿Eso porque fue?! – Cuestionó levemente irritado y sorprendido por el movimiento tan osado y repentino.
- Así es como demuestro el afecto.-
El maestro fuego lo pensó por un momento, pero en esta ocasión, no tendría nada porque reclamarle. Al no escuchar queja alguna, la maestra tierra se sonrió por lo bajo.
…
- Tío, ¿por qué a Toph no le hiciste observaciones? – Cuestionó el muchacho llevándose un pequeño pedazo de pan a la boca.
No iba a negarlo, ¡tenía hambre!
- ¿No es obvio, Chispíta? – Exclamó la chica intentando tapar su boca, tenía comida, pero no iba a desperdiciar una oportunidad así… – ¡Soy mejor maestra que tú! – Lo apuntó con la cuchara.
- ¡Podría ganarte en cualquier cosa! – "La retó", con un leve tono seguro.
La maestra tierra lo miró escéptica, apartando la cuchara de él.
- ¿Quieres apostar? – Le dijo aceptando su reto. – Podría ganarte en cualquier juego aun siendo ciega.– Sonó segura y petulante. - Y ni hablar de una batalla real. Te patearía el trasero.– Sentenció orgullosa.
Iroh de nuevo sonrió al ver la escena, ciertamente estaba presenciando, un lado de su sobrino que casi había olvidado que existía.
- Pupilos, no es momento para otra riña. Terminen su comida y quizá mañana lo podrán averiguar.– Explicó el viejo un tanto divertido.
- ¡¿Y tú por qué no dices nada, tío?! ¿Quién es el mejor maestro? – Lo encaró.
Ambos chicos pusieron su vista en él.
- Ciertamente…– Sonó con un toque de sabiduría. - No lo sé.– Terminó su oración.
¡Volvía a sonar su palmada en la frente!
- ¡Jajaja! – Se vio de nueva cuenta burlona. - Eso sólo lo demuestra, Princesa.– Se cruzó de brazos.
- ¡Argh! – Gruñó sintiéndose ofendido.
- En realidad no.– Los calmó. - Solo demuestra, que no lo sé.-
Esta vez sí se vieron confundidos. Pero esperarían a que Iroh continuara, sabían que tendría una explicación más profunda para esto.
- Todos los elementos poseen sus fortalezas y debilidades.– Comenzó. - Nunca deben de olvidar, que ningún elemento por más fuerte que parezca, es mejor que otro. Pues en esta vida todo se complementa; y se alimenta de un mismo núcleo… Incluso existen pequeños derivados de lo mismo, que se mezclan entre sí.-
- ¿Y cuáles son esos? – Preguntó curiosa.
- A lo largo de mi vida, sólo he presenciado un puñado de ellos.– Completó. - Muchos de los subelementos varían de los elementos que poseen.-
Los chicos escuchaban atentos a tal información y conocimiento por parte del ex general.
- Por ejemplo.– Continuó. - Solo algunos maestros fuego pueden ser capaces de generar una forma diferente de energía, llamado relámpago control.– El príncipe Zuko se quedó serio, él ya conocía de este arte. Había visto a su hermana Azula ejecutarlo. - El rayo que los maestros fuego producimos, es completamente diferente al que provee la naturaleza. Pero posee la misma potencia y nivel de destrucción que el original.-
El joven maestro meditaba en lo dicho.
- ¿Y qué hay de los maestros tierra? – Cuestionó de nuevo interesada.
- Ciertamente, he sabido que el Avatar ha sido capaz de generar una variante explosiva que se desarrolla con este elemento.– Hizo una pausa expectante...- Magma control.– Expresó seguro.
- Cool ~ Sonó impresionada.
Zuko se mantenía en silencio.
- También existen otros derivados, como la arena control. Aunque lucen diferentes, todos son parte de lo mismo, minerales. Minerales compuestos de diversa manera, pero que al final, provienen de la tierra.-
Después de lo dicho, permaneció unos cuantos minutos en silencio, pareciendo bastante conforme con la lección y el relato.
Por un momento, tan sólo se escucharon las brazas en la fogata…
- Iroh, ¿sabes cómo hacer magma control? – Prosiguió curiosa después de un rato.
- Me temo que no.– Contestó algo decepcionado. - Pero el bisabuelo del Príncipe Zuko, dio una gran batalla contra un volcán. No estoy seguro si lo controló, pero sin duda pudo desviar el calor en este... Salvando a muchas personas.-
Los ojos del Príncipe se sorprendieron.
- ¿Es en serio, tío? – Sonó ligeramente impresionado y dudoso.
- Así es, sobrino. Como maestro fuego, debes de entender que el fuego no sólo se genera para infundir terror y destrucción; el fuego también es vida, se expande por tu ser y brota desde el deseo en tu corazón; potenciado poderoso en el estómago. Por eso es fundamental la respiración, pues el oxígeno alimenta al fuego.– Explicó sabiamente.
Ante esto sí permanecieron callados. Ya habían entrenado, cenado; y ahora les apetecía descansar. Mañana sería otro gran día tras el rastro de Azula y el Avatar, quien parecía, cada vez más cercano.
...
- ¡Bien, Príncipe Zuko. Mantén tu respiración! – Se escuchaba la voz del Dragón desde su asiento más allá de ellos.
¡Las ráfagas de fuego la hicieron retroceder…!
"Ese día más temprano.
Pasaron cerca de un río, en un lugar despejado; parecía que cerca de allí se había desatado una batalla.
- Mai...– Pronunció por lo bajo para sí mismo. Habiendo encontrado las pequeñas dagas provenientes de la Nación del Fuego.
- ¿Son tus amigas? – Preguntó tras de él.
No se había percatado de cuándo llegó.
- Amigas de mi hermana; las conozco desde niño.– Soltó pensativo. - Si Azula está con Mai, es seguro que Ty Lee también la acompaña.– Hizo sus conclusiones.
- Uhm…– Sonó como respuesta. – Una vez tuve un encuentro con ellas.– Declaró. - Intenté detenerlas con una barrera de roca, pero una de ellas la hizo volar en pedazos.-
- ¿En serio? – Cuestionó intrigado.
- Síp.– Respondió simple. - Después de la charla de anoche, entendí que se trató de un relámpago.– Relató.
El príncipe ya lo pensaba, aunque nunca se había interesado tanto antes.
- Necesito que mi tío me introduzca en el arte del relámpago control.– Refutó decidido.
Esta solo le asintió.
…
- ¡Aún no estás listo, Príncipe Zuko! – Sonó el viejo maestro fuego con seriedad.
- ¡¿Por qué no?! – Enfureció.
La maestra tierra escuchaba recargada en un árbol, un poco más allá. Sin decir algo o cambiar su expresión.
- Para poder dominarlo, necesitas estar sereno, sin nada que perturbe tu mente.– Volvía a explicar el viejo.
- ¡Estoy sereno! – Contestó con su peculiar tono irritado.
- Sobrino, si te muestro esto ahora, podría ser sumamente peligroso. Podrías dañarte a ti mismo.-
El príncipe lo miró con enojo y reproche, y el anciano lo miró fijamente, sin cambiar ni un poco de opinión. Sin embargo, no se atrevió a cuestionar más a su maestro.
Se fue dando firmes y fuertes zancadas…
- ¿Realmente crees que no está listo? – Cuestionó al viejo una vez sintió a Zuko lejos.
- Ciertamente, no estoy seguro.– Se lamentó un poco de decirlo. - Pero no correré el riesgo.– Sentenció firme.
La expresión de Toph se vio molesta por escucharlo.
- Deberías de intentarlo alguna vez. La lunática de su hermana podría tener peores consecuencias en él que la lección de tus rayos.– Sonó con ligero reproche en su voz, dándose la media vuelta. También se marchaba.
Iroh la vio partir; para después cerrar sus ojos con pesadez… Quizás estaba en lo cierto.
…
Halló su paradero.
Zuko estaba sentado cerca de una colina, con su vista perdida entre el horizonte y la vegetación.
- Si vienes a burlarte, no estoy de humor.– Sentenció antes de que siquiera llegase hasta ahí.
Toph detuvo su paso al escuchar su reclamo. Sabía que no querría a nadie cerca, pero;
- Tú nunca estás de humor.– Contestó ligeramente resignada.
El chico lanzó una pequeña y casi amarga mueca… Siempre tenía algo que decir, ¿no es así? Se cuestionó molesto.
Llegó junto a él.
- No creo que tu tío tenga razón.– Declaró sin que se lo preguntara. Este no movió ni un musculo o cambió su expresión. Sentía la amargura en su rostro. - En realidad, si yo fuera él ya te habría hecho explotar de tantas golpizas.– Sentenció bastante orgullosa.
Al Príncipe le molestó el comentario y al mismo tiempo, un sentimiento de confusión le invadió. ¿Qué pretendía exactamente?
- Eres un gran maestro. He sentido tu fuego muchas veces, incluso más cerca de lo que me gustaría.– Admitió con algo de "humildad" en sus palabras.
Zuko permanecía estático. ¡¿Por qué seguía con eso?!
- Bien.– Pronunció casi resignada a su silencio, y decidida por lo último que habría de admitir. - Sólo diré, que si la lunática de tu hermana se atreve a ponerte un dedo encima.– La chica lo encaró tornándose realmente seria. - ¡Ella se las verá conmigo! -
¡Esta vez sí que logró hacerlo cambiar de expresión! ¡Jamás creyó escuchar a Toph decir algo como eso!
Se quedó unos segundos sin saber que más decirle…
- Como sea.– Continuó queriendo restar importancia. Pues sentía como sus palpitaciones y las del maestro fuego se agitaron. - Ahora lo sabes.– Se apartó de su lado, frunciendo el ceño y comenzando a caminar.
No es como que supiese a donde iba, solo quería alejarse del chico lo más pronto posible. Este la siguió con la mirada, viendo cómo se iba y se perdía entre los arbustos más allá…
No estaba seguro de ello, pero casi podía decir que esas últimas palabras, realmente le gustaron… Se quedó unos minutos más ahí, pensando en lo dicho. Trataba de hilar las cosas en su cabeza. Toph era su aliada, ¡y no solo eso!, Toph era una de las mejores en su elemento. Juntos… ¡Juntos capturarían al Avatar!"
- ¡Buen intento! ¡Pero te hace falta más que eso para derribarme! – Sonó retadora.
Los entrenamientos siguieron y los dos aumentaban de nivel; pues cada vez aprendían más sobre los elementos y movimientos del otro. Sus técnicas, ejercicios, respiración, ¡todo! Era increíble y excitante de admitir, como nunca se habrían imaginado saber de alguien.
¡Estaba a punto de ser aplastado por dos rocas gigantes! Cuando este salió rodando de allí, girando sobre sí para crear llamaradas que recorrieron el suelo. Poniéndose de nuevo en guardia y lanzando más puños de fuego.
¡La maestra tierra se cubrió justo a tiempo, y saltó creando una ola que lo sacudiría todo…!
En cuestión de segundos alcanzó al maestro fuego, quien se ayudó de la misma para dar una voltereta frontal que a su vez generó un arco de fuego en dirección a ella.
Las llamaradas se replegaron hacia los lados, y esta aprovechó para lanzar por partes su coraza como proyectiles.
Zuko los esquivó, e hizo uso de sus puños y piernas para romperlos.
Ambos dieron una mueca maliciosa y victoriosa al momento.
- ¡Bien, Príncipe Zuko! – Se oyó a un tío satisfecho.
Acto seguido.
La maestra alzó una ola debajo de ella, la cual la desplazó velozmente a su alrededor. El príncipe sonrió ligeramente; comenzando a seguirle, como un torbellino de patadas de fuego.
Alzó de la misma ola de roca, una especie de puño que rápidamente lo golpeó por un costado haciéndolo rodar; y Zuko en seguida volvía a girar sobre sí para sacar un aro de fuego, cuando hubo reincorporado la pose, pudo darse cuenta, que desapareció…
Se movió girando en diversos ángulos intentando preverla. Toph se había dejado tragar por la tierra para salir sobre él sorpresivamente, y lo logró.
El príncipe cayó de espaldas cuando esta nuevamente salió de la tierra y le dio de lleno en la mandíbula; cubierta de su característica armadura de tierra.
Zuko sacudió la cabeza para quitarse lo aturdido, recobrando el conocimiento y enfocando la vista… Cada nuevo parpadeo que daba, la maestra tierra lucía más cerca de él.
- ¡ARRGGHH! – ¡Gruñó apretando los dientes, listo para dar el golpe final!
¡La esfera de fuego que rodeó al Príncipe logró alejarla! ¡Tirándola con gran fuerza de espalda…!
Toph también se sacudió aturdida, era la primera vez que la derribaban; al menos limpia y directamente.
El príncipe ya estaba encima de ella…
¡FUERTE GOLPE CON LA ROCA!
¡Sacó una columna que lo hizo salir de nueva cuenta disparado, tumbándolo también de espalda…!
Ambos maestros estaban derribados. Respirando agitados y jadeantes.
- Muy bien pupilos, ¡suficiente! – Sonó el viejo maestro alzando su voz. Una sonrisa satisfecha enmarcaba su rostro.
Los maestros solo alzaron un poco sus cabezas para después, ¡dejarla caer de manera graciosa otra vez en el suelo! Intentaban recuperar su aliento.
- Vayamos al estanque. Hace falta una buena ducha y una relajante taza de té.– Sentenció con voz apacible, tomando sus cosas, y las de los muchachos.
Zuko se incorporó un poco antes que Toph; ofreciéndole su mano para que se levantara.
- Buena pelea.– Sonó casi humilde.
Toph le apartó su mano de un ligero manotazo. No quería admitirlo, pero realmente estaba cansada. Además de verse "derrotada".
Se levantó a sí misma con un poco de impulso de su tierra control.
Zuko frunció ligeramente el ceño, pero lo dejó pasar. Sabía que no se dejaría ayudar por nadie, y menos después de una pelea en donde quedaron empate…
Al ir caminando a donde se dirigía Iroh, ¡le dio un golpe fuerte en el brazo!, que incluso lo tambaleó.
- Eso fue por derribarme.– Sonó sería, pero en seguida dejó esbozar una pequeña mueca, gustosa.
Oprimía sus labios mientras se sobaba, pero no se molestó. Sin duda, esta fue una pelea excitante. Pensó devolviendo también, una ligera mueca.
Al ir caminando.
Toph se inclinó para sentir mejor, y al tiempo.
- ¿Qué es, Toph? – se escuchó la pregunta de Zuko viniendo tras de ella.
- No percibo mucho.– Respondió sintiendo a la par, el agitado corazón del joven maestro fuego; quien se escuchó esperanzado. - Pero las vibraciones son bastante parecidas a las que buscamos.-
- ¿Qué tan lejos están? – Cuestionó determinado.
- Podríamos alcanzarlas en cuestión de horas.– Refutó con una expresión bastante decidida; incorporándose otra vez de su pose.
El príncipe lo pensó.
- ¡Tío! – Salía de entre la maleza, agitando arbustos y partiendo ramas.
Toph caminaba y se cubría parcialmente, yendo detrás…
- ¿Qué ocurre, sobrino? – El Dragón ya se encontraba reposando en el estanque.
- Hemos dado con la pista de Azula.– Dio razón presuroso. - Toph cree que podríamos alcanzarla en horas.-
- Oh, ya veo…- Podría estar en el agua, pero incluso la expresión y su tono de voz, sonó dudosa ante los oídos de la maestra tierra. - ¿Estás seguro de querer enfrentarla ya? -
- ¿A qué te refieres? – Cuestionó levemente desconcertado.
- Sí Azula no ha detenido su paso, es porque aún no ha dado con el paradero del Avatar.– Explicó.
- ¡¿Y cómo voy a saberlo?! – Se vió molesto. - ¡Nos estamos acercando!, ¡deberíamos averiguarlo antes que ella! – Se quejó ante la holgazanería y pensamiento de su tío.
- Es mejor que te relajes, sobrino.– Sonó apaciguando. - Si están así de cerca, es mejor que descanses hoy, y pelees mañana.-
- ¡¿CÓMO PUEDES DECIR ESO?! ¡ESTANDO TAN CERCA! ¡DEBO CAPTURAR A EL AVATAR! – Gruñó en su intento por hacerlo entrar en razón.
- Zuko…– Musitó la maestra, tomándolo por el brazo.
- ¡¿QUÉ?! – Volteó a verla colérico.
A lo que ella simplemente negó despacio con la cabeza. Cosa con la cual, se vio prontamente mejorado...
Regresó a ver a su tío. Quien también lo veía con cierto toque de sospecha, expectante por los movimientos de la maestra.
- Bien. Quédate ahí.– Replicó finalmente.
- ¿A dónde vas, sobrino? – Cuestionó con un ligero toque de escepticismo e incredulidad ante semejante calma.
Toph estaba sin perder ni por un segundo el movimiento del viejo.
- Si no quieres ayudarnos a encontrar a Azula; entonces lo haremos nosotros.– Se escuchó dando pasos hacia atrás.
- ¿Estás seguro de querer hacerlo, Príncipe Zuko? – Dijo respirando con cierto toque de superioridad.
Los jóvenes maestros lo sabían, no tendrían oportunidad contra El Gran Dragón del Oeste… ¡Por lo que pelear no sería una opción! Sólo necesitaban una brecha, una oportunidad; ¡algo que los dejase escapar y salir en busca del Avatar!
Escuchó a la respiración profunda acrecentarse…
¡RUGIDO DE DRAGÓN! ¡La flama salió directo de su boca!
Prediciendo su ataque, Toph logró atraparlo en el estanque; cubriéndolo con rocas. Mientras Zuko se interpuso entre ella y las llamas; apartando con mucho esfuerzo y pesadez el gran fuego de su tío.
¡Habían creado la brecha…!
Una vez terminó de cubrirlos, ¡Toph lo tomó rápidamente por la túnica! Halándolo para emprender su viaje. Sabía que sus rocas no serían gran cosa frente al Dragón.
¡CRUJIÓ LA TIERRA AL ROMPER LA BARRERA! ¡Había escapado!
El fuego volvía a sentirse tras de ellos.
- ¡SUJÉTATE! – Ordenó sintiendo el paso presuroso del viejo maestro pisándoles los talones.
Zuko la rodeó con un brazo, tomándola por un poco más arriba de su cintura; lanzando con el otro una llamarada que les sirviera de distracción.
El viejo la evadió fácilmente.
¡Salieron impulsados por una gran una roca que brotó bajo de sus pies!
El Dragón los divisó, corriendo tras ellos comenzando a lanzar llamaradas de fuego en su dirección.
Al "caer", Toph alzó su ola de rocas para comenzar a desplazarse a gran velocidad.
¡Zuko casi pierde el equilibrio por la rapidez de caída y reacción! Además de ser la primera vez que intentaba desplazarse sobre tierra en movimiento. Toph lo sujetó por la túnica antes de que resbalara; convirtiendo al tiempo una parte de aquella ola, en roca sólida, como una tabla de surfeo. El príncipe recobró bien el equilibrio y miró a Toph agradecido.
Estaba siendo excepcionalmente grandiosa. Pensó sin soltarla.
El Gran Dragón del Oeste, los contempló alejándose.
...
El movimiento desplazándose se escuchaba con estruendo, haciéndo vibrar todo a su paso. El viento meneaba sus cabellos por la velocidad, pero Toph se mantenía firme en su labor.
Sin embargo, comenzaba disminuir el paso...
Zuko se percató.
- ¡Toph! – Habló alto frente al ruido. - ¡Creo deberíamos descansar! – Ordenó al notarla.
Pues durante varias horas había llevado a ambos encima de aquella avalancha. Además ya no había peligro, habían dejado a Iroh desde hace tiempo atrás.
Su compañera estaría exhausta, lo sabía.
- ¡Estoy bien, Chispítas! – Refutó seria ignorando su gesto, denotando en su rostro un ceño un tanto fruncido.
- ¡Ya nos hemos alejado bastante! – Continuó. - ¡Podemos parar! -
Toph estaba cansada, lo sentía en su cuerpo. Pero aun así, querría terminar con la búsqueda.
- ¡Vamos, Toph! – La tomó por los hombros. - ¡Te necesito en óptimas condiciones para enfrentar a el Avatar! – Sonó con un tono más suave, pero serio.
No quería admitirlo; pero en realidad, su compañera le preocupaba más de lo que creía.
La mirada de Toph cambió un poco, quizá Zuko tenía razón. Se dijo deteniendo lentamente su paso. Hasta que pararon por completo, quedando a nivel del suelo, y cuando lo hizo…
¡Toph sintió su cuerpo arder! Zuko la tomó por los hombros evitando que esta se fuera de frente, pues incluso se doblaron sus rodillas.
- ¡Estoy bien! – Soltó quejumbrosa apartando su agarre de un manotazo.
- No, no lo estás.– Replicó con seriedad.
Habían entrenado toda la mañana, y no habían probado bocado. Sin contar del enfrentamiento con su tío, y el esfuerzo de haber llevado a ambos en su recorrido por horas.
- Vamos.– ordenó inclinándose a ella; poniéndole una mano por debajo de sus piernas, y la otra detrás de su espalda.
- ¡¿Qué demonios crees que haces?! – Lo cuestionó molesta, sintiendo las intenciones del chico.
- ¡¿Tú que crees?! – Contestó levemente irritado, pues esta le había soltado otro manotazo para que la soltara.
- ¡No lo necesito! – Replicó intentando quedar en pie.
Sin embargo, al querer dar un paso, nuevamente se tambaleó; Zuko en seguida la sujetó.
- Yo creo que sí.– Sentenció serio sin importarle que esta se negara.
La maestra lo 'miró' molesta, tratando de permanecer firme, pero sentía como todo a su alrededor daba vueltas…
El Príncipe procedió de inmediato; tomándola de un sólo movimiento y levantándola en sus brazos, con toda la delicadeza, que una señorita se merece. La vergüenza invadió a la maestra tierra, pues en cuanto posó sus brazos para alzarla, este no dudó en recargarla en su pecho.
Sus palpitaciones se agitaron. Y esto no mejoró una vez sintió al mundo desaparecer bajo sus pies. Los mareos por el hambre y el esfuerzo, le estaban afectando el sentido de la orientación. Ni siquiera su oído parecía responder del todo bien.
Escondió su rostro entre la túnica del maestro fuego…
Zuko dirigió su vista hacia ella al sentir su movimiento; se vio ligeramente incomodado, pero prontamente fue superado ya que lucía muy pálida a su tono habitual de piel, y el que se hubiese hecho ovillo en su pecho, sólo le dejaba saber lo mal que se sentía.
Frunció su ceño continuando su camino.
Haría todo lo necesario para que su compañera se sintiera mejor. Pensó notándose decidido.
…
El aroma la despertó lentamente… Su cabeza daba vueltas, los oídos le zumbaban y el cuerpo le ardía.
- ¡Hhm! – Se quejó medianamente al intentar moverse.
- No te levantes.– Escuchó a la voz rasposa. - Toma.– Se acuclilló; acercándole una cuchara a la boca.
¡La chica se opuso sorprendida!, apartando el objeto.
- Vamos, Toph – Objetó tratando que aceptara. - Necesitas comer.-
Se lo pensó sólo un poco más… Hasta que gruñó su estómago.
Sin poder contenerse, abrió su oprimida boca lentamente, intentando reprimir al calor que sentía recorriendo sus mejillas; aunque, ya no sabría distinguir si era por el esfuerzo y la temperatura que la invadían en este momento, afectándola demás…
Sin perder si quiera un poco la expresión de seriedad que apareció en su rostro desde que la cargó, siguió alimentándola.
"Había tenido que armar él solo ese pequeño campamento.
Una vez sintió llegar a un lugar seguro, el maestro fuego apartó su propia túnica para recostar a Toph en el suelo.
Hasta ese entonces, emprendió su recorrido de un lado a otro por leña, y un intento de comida. Siendo honesto, el Espíritu Azul había tenido que hacer de las suyas. Al principio pensó hacerlo de una manera convencional, pero no tenía tiempo para eso.
A la par, un grupo de nómadas bohemios pasaba por ahí… Por lo que no pudo desaprovechar una oportunidad así.
Les amenazó un poco exigiendo comida; estos de buena voluntad le dieron frutas y vegetales y hasta condimentos, que ni él mismo pensó utilizar. Le dieron reverencia, y continuaron gustosos por su camino. Al parecer, era todo lo necesario para preparar un estofado vegetariano.
Zuko se vio ampliamente confundido, pero creyó mejor ignorar todo el hecho. Si acaso dio gracias a Agni por tal acto de bondad y despego, y volvió apresurado a su escondite.
Le lanzó una vista rápida a Toph, quien permanecía recostada en el suelo en esa posición en ovillo… Apartó su máscara ocultándola por ahí, e inmediatamente se puso en su tarea de "alistar y preparar la cena".
La maestra casi nunca gustaba de este tipo de comidas, pero el plato quedó limpio. Le extendió un vasito con agua. Ya que por obvias razones, él no sabría preparar té. Nunca fue partidario, aprendió o se interesó en como hacerlo.
Toph lo sentía, sabía que estaba siendo condescendiente con ella. Y odiaba tener que estar bajo su cuidado… Pero tenía que admitir, que este gesto le resultaba de lo más lindo que se hubiera podido imaginar presenciar por parte de Zuko.
- G-gracias.– Titubeó un poco al tomar aquel vasito.
La expresión de seriedad en el maestro fuego se vio cambiada, cuando esta apartó un poco su rostro al darle las gracias.
Diría que era mentira, pero pudo ver una leve ruboración formándose en ella…
El Príncipe permaneció estático. Observando las mejillas tintadas.
En cuestión de segundos, él mismo se vió sumergido en una serie de pensamientos y cuestiones. ¡Su corazón se sentía acelerado! Diría que estaba loco, pues no hallaba otra forma de describirlo.
- ¿Zuko? – Lo llamó al sentir sus agitados latidos. - ¿Qué ocurre? -
El maestro fuego sintió su palpitar en los propios labios.
- Estoy bien.– Soltó muy bajo y hasta con un cierto toque de reproche.
Los pensamientos presurosos corrían al igual que los latidos. Toph pasó saliva y bajó su vista, pues comenzaba a sentir la mirada de Zuko demasiado fija sobre ella. Querría apartarse rápidamente de él, y ocultarse a sí misma bajo la tierra de ser posible…para calmar a su agitado corazón.
El príncipe se puso de pie.
Si antes sentía a su corazón acelerado, ahora podría jurar que lo tenía palpitándole en los oídos... Aún así se atrevió a volver a preguntar.
- ¿Zuko? – Los segundos parecieron eternos esperando su respuesta.
- Te dije que estoy bien.– volvía a sonar repróchante.
Toph no lo entendió. Una cara de confusión invadió a la maestra…
- Claro.– Contestó casi molesta. Viéndose sumida en sus rápidos y aturdidos pensamientos.
El príncipe también se vió confundido ante esto.
- ¿Qué se supone que fue eso? – La encaró.
- No lo sé, Chispítas.– Alzó su voz molesta. - ¡Tú dime! -
- No sé de qué estás hablando, Toph.– Contestó con un tono ligeramente irritado.
La joven se vio ampliamente molesta al escuchar semejante estupidez.
- Mentiroso.-
- ¡¿Mentiroso?! – Se sorprendió por lo dicho. - ¡¿Por qué iba a mentirte?! -
- Eso es lo que quiero saber.– Le dijo estirando sus brazos con expresión de: "Lo obvio".
Zuko la observó sintiéndose de nueva cuenta avergonzado y furioso.
- ¡¿Y qué quieres que te diga, Toph?! – Se oyó con clara pena en su voz. A lo que la maestra tierra se sorprendió.
En realidad, Zuko tenía razón. ¿Qué es lo que esperaba? ¿Qué se abalanzara sobre ella? ¿Qué le declarara sus sentimientos y le dijera: "Te quiero"? ¡Ugh! Se repudió por pensarlo. Volvió a fruncir su ceño.
- Nada.– Sentenció bajando el tono de su voz.
Zuko siguió mirándola.
Sus latidos se volvían cada vez más acelerados, ante tal incertidumbre en sus propios pensamientos, pero está vez más que vergüenza, por la serie de pensamientos incómodos que le volcaron la mente…
Toph lo sentía, pero sólo frunció más su ceño y se giró hacia otra parte. ¡Lo ignoraría por completo! Se dijo a sí misma molesta en pensamiento.
El Príncipe se reprochó a él mismo en cuanto vio a Toph apartarse. Sabía que lo sentía, ¡¿qué esperaba?! Ella es la mejor maestra tierra. Pensó furioso; y antes de que cualquier otra cosa pasara, comenzó a levantar todo a su alrededor…
Se reprimía y reprochaba una y otra vez.
¡NO ENTIENDE NADA! ¡No tiene ni idea de lo que dice! Se replicaba molesto por sus acciones...
Después de un rato, las cosas por fin parecieron calmarse.
Permanecía sentado del otro lado de la fogata. No pensaba algo en específico, había querido sacarse a Toph de la cabeza ideando lo que haría cuando encontrara a Azula.
Por su parte, Toph "dormitaba", pues había fingido poder hacerlo, cuando era obvio que no lo haría. Seguía percibiendo las vibraciones de Zuko, y ahora no sabía exactamente lo que quería de él… Se lo había estado preguntando después de su "riña".
Le atraía, estaba segura. Ese papanatas engreído y quejumbroso… ciertamente le resultaba…encantador. Admitió. Pero ¿en verdad querría involucrarse?
"Peligroso, con un sutil toque de gentileza"
Se dijo pensando como podría describirlo mejor.
Ni siquiera estaba segura de si eran amigos, eran socios, de eso estaba segura, ¿pero amigos? Aunque… Nadie sin algo de bondad en su corazón podría haber hecho lo que Zuko. Era un tipo testarudo y difícil; y toda esa coraza sólo era el resultado de su desconfianza y grandes traumas del pasado. Suspiró resignada.
- Estúpido Chispítas.– Murmuró para sí al sentir como este ya se había quedado dormido, sentado del otro lado de la fogata. Ya no sentía molestia alguna, ni siquiera un poco. Ahora solo querría, ¡ayudarlo con más ganas en su camino! Se dijo un poco más en pensamiento, por fin pudiendo dormir…
- ¡Zuko! – Casi saltó del suelo.
El príncipe despertó de golpe.
- ¿Qué ocurre? – Se incorporó sacando sus espadas Dao, tomando posición de combate.
- ¡Lo sentí! – Pronunció un tanto desconcertada.
- ¿A quién? – Cuestionó pensando en los posibles escenarios, preparándose para lo peor.
Acto seguido, Toph se apoyó poniendo sus manos y oído en el suelo.
El príncipe la miró levemente sorprendido.
- Hacia el Norte.– Se levantó rápidamente, tomando del suelo su bolso.
Zuko no supo a quien se refería, pero si Toph comenzaba a moverse, él la seguiría. Tomó sus cosas también y se fue tras ella...
- ¿Ya me dirás quién o qué sentiste? – La cuestionó después de un rato.
- Sentí a la maquina en la que viaja tu hermana.– Contestó sin darle mucha importancia. - Pero…– Comenzó a detener su andar. - hay algo que no cuadra.– Se escuchó levemente confundida.
- ¿El qué? – El príncipe observaba también con confusión.
- No parece que tu hermana esté ahí.– Sentenció aturdida.
- ¿Qué? -
- Son sólo unos cuantos soldados y esas chicas raras.– Explicó en el acto.
- ¿Cómo lo sabes? – Continuaba impresionado.
- Porque están sólo a unos pasos más allá, después de esta pendiente.– Apuntó con su dedo la dirección.
El maestro fuego en seguida corrió presuroso a su encuentro, la cual divisó desde lejos…
Se escondieron entre unos arbustos y rocas cerca de ahí.
- Tienes razón. No la veo por ningún lado.– Confirmó. La máquina había hecho una parada.
- ¿Y bien? ¿cuál es el plan, capitán? – Cuestionó al sentir sus agitadas vibraciones, sabía que algo tramaba.
Zuko la miró fugazmente. Tenía una idea…
El Espíritu Azul hizo aparición.
Toph le dijo la posición y el número exacto de cada soldado a los que habría de enfrentarse.
Eventualmente, la asombrosa pelea con sólo sus espadas dobles se desató; la maestra tierra estaba visiblemente impresionada con las habilidades espadachines de Zuko, y cuando sintió a las chicas raras entrar al combate, esta las cubrió hasta el cuello de tierra y rocas. Lanzando una maliciosa y enorme sonrisa desde el lugar en donde el maestro fuego la había dejado oculta; el príncipe detrás de la máscara también sonrió, sabía que Toph le cuidaba la espalda.
Victorioso, cuestionó al capitán del tanque, el cual informó de Azula, y hacia dónde se dirigía encima de aquel enorme reptil con pista del Avatar. Ellos y las chicas secuaces se dirigían de regreso a la Nación del Fuego.
Tras lo informado, así como llegó, el Espíritu Azul se fue…
Su risa se escuchaba en el camino.
- No tenía idea de esta faceta tuya.– Sonaba divertida e impresionada tocando la máscara. A lo que Zuko soltó una leve mueca.
Le dio un fuerte puñetazo en el brazo que lo hizo tambalear.
- ¿Por qué fue eso? – La cuestionó levemente irritado.
- ¡Porque eres un tonto!, y porque quise hacerlo.– Una amplia y burlona sonrisa le lanzó al príncipe. Dejándolo saber que no había reproche alguno por lo pasado, pues volvía a ser la Toph de antes.
Cosa que lo hizo sentir más tranquilo, y hasta cierto punto aliviado. Inconscientemente, la compañía y actitud de Toph le gustaba, lo revitalizaba y lo impulsaba a él mismo a continuar.
Descansaron unos cuantos kilómetros más allá, no querría que su compañera sufriera una recaída, y menos tan cerca de su objetivo. La joven alzó su característica campaña de tierra, hubiera optado por armar una grande para los dos, tal y como lo hacía cuando dormían él, Iroh y ella. Pero después de su pequeño "incidente", no estaba segura de querer hacerlo. Se lo pensó, pero terminó optando por tiendas individuales.
Zuko alzó su única ceja expectante, entendiendo que Toph pensaba lo mismo. No sabría si querría dormir juntos. Se sentía apenado por sus pasados pensamientos; y a partir de ello, estaba seguro, habría cierta incomodidad y disgusto en el aire si no lo paraban. No dijo nada en protesta y tomó su lugar en la tienda, que le indicó era para él.
- Buenas noches.– Se escuchó antes de entrar por completo a la tienda y cerrarla tras de sí.
- Buenas noches, Toph.– Respondió con cierta pesadez una vez esta cerró su tienda por completo.
Sin duda lo percibió, pero sólo cerró sus ojos para olvidar todo y poder dormir.
…
- Es el punto final, Chispítas, tu hermana y el Avatar se dirigen al mismo lugar.– Replicó al sentir la bestia en la que montaba Azula, y al planeador de Aang descender.
Zuko a lo lejos los pudo divisar; Aang tomó lugar esperando en el suelo, y Azula se acercaba a él…
Más allá, Azula monologaba.
- Tengo que capturar a el Avatar para restaurar mi honor.– Imitó la chica con voz burlona. - Vamos, puedes reírte, es gracioso.– Sonó petulante.
Pero a Aang pareció no hacerle ningún tipo de gracia, y a Zuko tampoco, pues este apretó los dientes y puños desde su escondite. Toph le tomó del brazo y le hizo con gesto diciendo que esperara el momento preciso, pues no sentía a nadie más en el área. Ni Katara, Sokka o Appa. Zuko se calmó y respiró hondo… Esperando al movimiento de su hermana.
¡Lanzó la primera ráfaga de fuego!
Aang esquivó el ataque de la maestra. Sin embargo;
- ¡Aléjate de él, Azula! El Avatar es mío.– Salió Zuko en el acto, advirtiéndole con una voz firme y su pose de batalla.
- ¿Por qué no me sorprende verte aquí, Zuzu? – Enfatizó "aburrida".
- Jeje, Zuzu ~ Oyó la risilla burlona del calvo.
Este no respondió al comentario, solo aguardaba…
- Bien, no importa… ¡Acabaré con ambos! – Sentenció la chica decidida a atacar, pero;
¡Una roca le golpeó en el costado!, haciéndola tambalear y arrojar su fuego hacia otra parte. La jovencita salió en el acto. La maestra fuego volteó a verla levemente sorprendida y furiosa porque la osadía la tomara por sorpresa.
- ¡No te atrevas ni a pensarlo! – Le lanzó una 'mirada' intimidante y pose segura, quedando a lado de Zuko.
Ahora eran tres contra ella.
- ¿Toph? – Sonó la voz de Aang asombrado tras esa inesperada aparición.
Azula los miró expectante, sonriendo sádica.
- ¿Tienes una admiradora, Zuzu? – Sonó queriendo provocarlo. Burlándose a la par de las amenazas de la maestra tierra.
El Príncipe permaneció callado, con su pose firme y aspecto serio; al igual que Toph.
- Es mi última advertencia.– Sentenció con la misma firmeza de antes.
- Eso sólo lo hace más divertido, ¡los veré arder a ambos! – ¡Sonó lanzando de nueva cuenta su fuego azulado!
A lo que Toph los cubrió rápidamente tras una barrera de piedra; y una vez apartó el fuego, Zuko avanzó en el acto para atacar a Aang, ¡quien salió corriendo esquivando su ataque…!
La maestra lanzó la barrera contra Azula, quien sólo la saltó y lanzó puños de fuego hacia la joven desde el aire. Esta se cubrió con una capa de rocas, que después utilizó para volver a golpearle.
Zuko y Aang avanzaban y escalaban por ahí desarrollando una de sus típicas batallas evasivas, por parte del monje. La maestra fuego dejó a Toph de lado, lanzándole una última llamarada y comenzar a seguir a su hermano y al maestro aire.
La maestra tierra se desplazó rápidamente al escuchar como empezaba a trepar por las derrumbadas y viejas construcciones que rodeaban la zona. Azula había saltado contra Zuko y lo atacaba… ¡Chispítas! Pensó presurosa al saber que no podría seguirlos allá arriba, y menos intentar golpearles con algo, no tenía caso. Frunció su ceño y continuó siguiendo la pista desde abajo… ¡Golpeó la tierra haciendo que toda la construcción temblara! Cosa que provocó a todos tambalearse, pero Zuko ya estaba adquiriendo la habilidad de resistir a los golpes y temblores inesperados de la maestra tierra; ¡atacó a su hermana! Haciéndola caer, a lo que Azula giró habilidosamente, ¡dando una patada de fuego! Zuko se cubrió, y Aang continúo intentando escabullirse por cada rincón de la estructura…
Al tocar el suelo, Toph volvía hacerle frente, ¡sujetándola a la tierra!
- ¡Deja de entrometerte, niña! – Gritó molesta, ni siquiera la tomaba en serio, pero estaba siendo bastante irritante.
Acto seguido, lanzó con ambas manos una fuerte llamarada, a la cual, Toph se cubrió por poco, pues estaba lo suficientemente cerca, como para hacerla volar y romper la pared de esa vieja estructura.
Zuko la vió salir disparada, haciendo que por un momento perdiera su concentración en el Avatar… Toph cayó e inmediatamente se dio la vuelta, intentando incorporarse, pues Azula se había liberado y venía a arremeter contra ella con todo lo que tenía. ¡El príncipe se vió preocupado!, pero Toph tomó su pose al sacudir la tierra; lanzando a Azula con una serie de grandes y largas columnas de roca, cayendo contra la madera descubierta de la estructura…
¡Azula se golpeó con fuerza!
La joven casi da un suspiro por esto. Se pudo zafar de ella. Pensó victoriosa. Zuko regresaba al suelo, cayendo de un salto habilidoso, lanzando varios puños de fuego en dirección a su hermana, en cuanto la vió reincorporarse.
- ¡Aléjate de ella, Azula! – Dio como un proclamo en forma de orden.
- ¡Jajaja!, parece que el sentimiento es mutuo.– Rió como lunática al ver que su hermano había dejado a el Avatar de lado por socorrer a la chiquilla; ¡comenzaba a formar un rayo con las manos, denotando una mirada desquiciada!
Zuko y Toph lo sintieron en seguida, ¡ninguno de los dos estaba preparado para enfrentarse a los relámpagos!
- ¡Suficiente! – Salió el Dragón del Oeste de la nada, tomando de la mano a su sobrina, ¡y redireccionando la energía!
Ambos maestros se sorprendieron y casi al mismo tiempo se aliviaron de que Iroh estuviera ahí… ¡Azula lo apartó zafándose de su agarre!
- Vaya, vaya, vaya… Pero ¿qué es lo que veo? – Sentenció apartándose de los tres maestros que ahora le hacían frente. - ¡Que trío de perdedores! Papá sin duda estará muy orgulloso de ver a su gordinflón hermano, a su traidor hijo y una a enana trabajando juntos, para destruir su legado.– Exclamó pretenciosa.
Aang por su parte estaba aturdido presenciando el acto de valía y confianza que desplegaba Toph hacía Zuko y viceversa. Ella no lo había atacado, pero sin duda le estaba ayudando haciéndose cargo de su hermana, en lo que Zuko se encargaba de él.
¡Se escuchó al gruñido de Appa!
- ¡Aang! – Oyó la voz de Katara desde encima del animal.
Aterrizaron rápidamente…
El maestro fuego lo sabía, tenía que actuar de prisa si quería atrapar a el Avatar.
- ¡Ahora! – Dio la orden; y el trío de maestros atacó a Azula.
A lo que esta evadió cada uno de los ataques con una esfera de fuego… Desapareció.
No sabía a donde se había fugado, pero eso no importaba ahora. Volvió su vista hacia el monje, y Toph tomó su pose 'mirando' a Zuko, sintiéndose un tanto complicada. El maestro fuego se levantó en una columna de fuego generado por sus pies, que lo impulsó a llegar más rápido hacia él. Aang en seguida volvió su pose, y tomó impulso para hacer de su control, lanzando a Zuko de regreso por los aires.
Zuko cayó frente a ellos, no sin antes depositar bolas de fuego que el maestro aire desvió haciendo molinos con su planeador… El Avatar corría de nueva cuenta y Katara sacó su látigo de agua de la cantimplora.
Por lo que un movimiento de roca, les capturó las manos y pies a ambos de la Tribu.
- ¡¿Qué crees que haces, Toph?! ¡¿Acaso te volviste ciega de verdad?! – Reclamó Sokka al presenciar lo mismo que Aang y Katara.
Zuko por su parte, sonrió complacido, continuando con su recorrido por los techos tras del maestro aire… Toph avanzó siguiendo a el maestro fuego, sin contestar o voltear hacia los de la Tribu Agua, que ahora mascullaban injurias contra la chica.
El monje entró a una estructura más que desecha, pero gracias a su aire control se salvó de caer por el vacío que formaba la casa… Zuko sin querer estuvo a poco de caer, pero logró recuperar su equilibrio, de no ser porque Toph al seguirlo debajo; alzó una columna que le dio punto de apoyo. Apenas la tocó, y utilizó de esta girando hacia el frente, dando una patada que formaba un arco de fuego, mandando al maestro aire a volar rompiendo la estructura.
Apenas cayó del techo al suelo, ¡Toph lo sujetó a la tierra!
- Toph…¿qué estás haciendo? – Sonó el monje mareado por el golpe, y preocupado por el movimiento; intentando zafarse.
La maestra tierra solo lo miró con pose firme y actitud seria, sin replicar nada.
El Príncipe llegó rápidamente, la maestra se giró hacia él y Iroh llegó hasta los jóvenes con el Avatar recién capturado.
- ¡No! ¡Aang! – Gritó la morena recién liberada con su hermano, llegando al lugar.
Los hermanos y el Avatar estaban sorprendidos, ¿qué tanto había pasado? ¿Toph de lado de Zuko? ¿Qué se suponía que hacía con él? ¡¿qué se suponía significaba todo esto?! Pensaban atónitos.
- Toph – Volvió a llamarla el monje. – ¿Qué acaso no sabes quién es él? – Su voz sonaba con gran confusión.
La maestra tierra oprimió sus labios con fuerza y frunció el ceño, pero continuaba sin decir nada. Zuko la observó, sabía que estaba furiosa, y él también… No lo soportó más.
- ¡Claro que lo sabe, Avatar! – Replicó alzando su voz.
Los ojos de Toph y de los demás chicos se abrieron con asombro, Zuko estaba admitiendo tenerla como aliada.
- ¡¿Acaso no te das cuenta que vas del lado del enemigo?! – Se oyó Sokka impresionado y pasmado con la noticia.
Toph enfureció más al escuchar esas palabras. Sabía que era su turno de hablar y dejar en claro, que la guerra había surgido entre ellos.
- ¿Eso es lo que crees, chico agua? – Sonó con amplio volumen de sorna impregnada en sus palabras.
Ante la respuesta, Zuko la miró con respeto, mostrando cierto aire de superioridad que destilaba en él.
- ¡¿Entonces qué es, Toph?! – Sonó una Katara molesta.
- Es sencillo, Katara.– Replicó moviendo sus manos y haciendo una cara de: "que estúpida eres". - Si estoy con Zuko, es porque él tiene más honor y congruencia en sus acciones y palabras, que cualquiera de ustedes tres.-
Los chicos se vieron impresionados y de algún modo, Zuko también… ¿De verdad Toph pensaba eso de él?
Aang cerró sus ojos, estaba molesto; y sabía que había cometido un error al echar a Toph del equipo por algo tan tonto y obvio como el peleche de Appa.
- Lo siento, Toph – Volvía a escucharse al monje con un amplio sentido de arrepentimiento. - De verdad siento haberte tratado así.-
Pero Toph pareció no inmutarse en lo más mínimo, pues continuaba con esa expresión seria. Zuko la observó fijamente, esperando a que hiciera o dijese algo más… Pero nada salió.
Una amplia y malvada sonrisa apareció en el rostro del príncipe.
¡Toph estaba de su lado!
- Será mejor que te rindas.– Se vió victorioso. - La maestra tierra es mía.-
Las palabras hicieron a Toph salirse ligeramente de su pose seria… Esas palabras…esas palabras…la hicieron estremecer. Pero no por sentirse mal o incomodada. Al contrario, le habían gustado tanto, que por primera vez se sintió segura por la decisión que elegiría, como nunca habría imaginado sentirse.
La pequeña maestra se vio malvada, embozando una sutil mueca retorcida. Ahora lo sabía.
¡Estaba de lado de Zuko!
- ¡No! – La penetrante voz, del Gran Dragón del Oeste se opuso, ¡sacando a ambos de sus cavilaciones!
Toph giró, solo para hallarse con un Zuko sorprendido.
- ¿A qué te refieres? – Cuestionó aturdido.
- La maestra tierra deberá cumplir su destino con El Avatar.– Sentenció retumbando en los oídos de todos.
- ¡¿Te has vuelto loco, tío?! – Esta vez el príncipe sonó colérico.
- Lo que escucharon, deberán dejar de lado sus ridículas contiendas. El destino del mundo entero está en las manos de El Avatar, y él no podrá cumplir su destino sin la ayuda de Toph… Los espíritus te guiaron hasta ella, ¿no es así, Aang? – Cuestionó el anciano después de todo ese discurso.
- S-sí.– Contestó el monje con algo de miedo e impresión de ver al Gran Dragón del Oeste imponente.
- Entonces, ¡llévensela! – Ordenó con voz firme. - Debe de cumplir con su promesa.-
Los ojos de la joven maestra se inundaron con dolor y decepción… Hacia ella misma. El rostro del Príncipe denotaba terror, pero no por su tío, sentía temor, ¡de que se la llevaran!
Los chicos se acercaron con miedo, pues Toph no hacía o decía algo. Solo oprimía sus labios y puños; y sus ojos opacos transmitían gran tristeza hacia el ex general.
Apenas pusieron una mano encima de ella…
- ¡No te la llevarás! – Gruñó lanzando su puño de fuego hacia el monje.
¡Iroh se impuso!, ¡tomando del brazo al Príncipe…! La mirada de la maestra tierra se descolocó.
¡Lo sujetó como jamás lo había hecho antes! ¡Sometiéndolo, y dejándolo caer de rodillas con la cabeza inclinada hacia el suelo frente a ella!
- ¡SUÉLTALO! – Gritó en el instante. Su corazón se sentía salir de su pecho; como si esté le fuese explotar.
Iroh la miró con gran seriedad, esperando a que intentara algo...
- Suéltalo, Iroh. Por favor.– La fuerte, osada y desafiante chiquilla, fue sustituida por una débil y quebrada. Las lágrimas corrieron por sus mejillas, sin voluntad. Sintió la ira correr por su cuerpo volviendo a tomar el valor…– ¡Suéltalo! – Sentenció de nueva cuenta. - ¡Me iré con el Avatar! – Intentó por un instante recobrar la compostura, pero no podía.
¡Zuko solamente se remolía en su pose sometido, oprimiendo sus dientes furioso del dolor y desconcierto!
Sobretodo, por esta traición y motín por parte de su tío en contra suya.
Dio un paso hacia atrás, e Iroh soltó la cabeza del príncipe. Toph respiró hondo, tomando todo el aire posible en sus pulmones; aguantando su derrota… Se dio la media vuelta y comenzó a caminar.
Zuko alzó su cabeza con la poca fuerza que le quedaba, el agarre le estaba cortando la respiración.
Iroh lo soltó por completo.
La vio de espaldas a él… Siendo escoltada por el trío que se marchaban yendo encima del bisonte.
Se desmayó.
…
El equipo Avatar no decía nada, estaban asustados y en shock; con una especie de remordimiento subiéndoles por el pecho.
Una vez estuvieron lo suficientemente lejos, el monje se atrevió a preguntar.
- Toph…– La llamó por lo bajo. La chica no respondió. - Toph, ¿qué fue todo eso? – Cuestionó por todo lo visto y lo vivido. Pues el tío de Zuko la había amenazado para que pudiera marchase. Y aún más, Zuko había reaccionado ante ella, como si de algo sumamente valioso se tratara.
La maestra tierra dejó caer una última y solitaria lágrima que corrió por su furioso y desdichado rostro…
La secó al instante con su mano.
- Eso ya no importa.– Sentenció molesta. - ¡Sólo estoy aquí para enseñarte tierra control y eso es lo que haré! – Declaró.
El maestro aire lo entendió, Toph ya no quería ser parte de "el equipo Avatar". Y probablemente, la única razón por la que desertó, fue su culpa.
- Entiendo.– Pronunció el maestro aire con dolor… Su maestra estaba muy resentida con ellos, lo sabía, y haber presenciado todo ese acto de lealtad para con Zuko, no lo hacía sentir mejor.
Se lamentó.
...
...
...
Nota: Hey, there!
Recientemente he estado muy ocupada, por lo que estos capítulos se iran subiendo más lento de lo habitual. Espero que hasta este punto ya se vaya entendiendo la "trama y fundamentos".
Anyway! Cada capítulo es así de extenso.
¡Disfrutenlo! nwn/
