Capítulo 6. Brechas y veredas. – Parte 2
- ¡Tío! – Sonó la voz, aturdido.
- ¡Oh, El Espíritu Azul! Me pregunto, ¿quién podrá estar bajo la máscara? – Denotó con sarcasmo.
"Se desplazaba sigiloso y rápidamente, procurando que uno de los protectores del Reino Tierra lo persiguiera…
¡Atacó haciendo uso de los guantes de Tierra!
Le tendía una trampa, que lo llevó justo a donde lo quería…
- Si no quieres terminar como él, harás todo lo que te diga.-
Amenazó aquel gran espíritu con las espadas Dao posando sobre el cuello del hombre. El muñeco había quedado decapitado.
- Dime, ¿dónde se hospeda el Avatar? -
El hombre infructuosamente intentó liberarse, pero el Espíritu Azul tenía demasiada rabia contenida como para mostrarse piadoso.
- Preguntaré solo una vez más… ¡¿Dónde se hospeda el Avatar?! -
…
¡Se despertó exaltada!
Casi asustada, agitada. Moviendo sus manos llevándolas al suelo, en señal de desesperación y pronta búsqueda.
Salió presurosa de la habitación, sintiendo su entorno y siendo sumamente cautelosa al avanzar por aquel corredor. Evitando dar señales de su huida... Se detuvo con cuidado, posando al otro lado de la puerta.
Él también lo pudo sentir... Alguien lo esperaba.
¡Blandió sus espadas, la puerta se deslizó!
Encarándolo.
Los segundos de frente parecieron eternos. Sin decir nada. Sin siquiera soltar el aire contenido en sus pulmones.
Sus espadas estaban tan cerca de su rostro…
Pues esa fue su reacción al ver aquella silueta abriendo la puerta. Y ahora la divisaba con tal claridad… Con esa ropa para dormir, una playera de tirantes beige y un par de shorts color verde olivo, de largo hasta mediados del muslo. Su largo y negro cabello alborotado, y esos cuantos mechones cubriendo parcialmente su rostro.
Los segundos se tornaron intensos, cuando en su rostro serio e inexpresivo, comenzaba a figurar una mueca; quebrada, soltando un puchero... Su delicada barbilla comenzaba a temblar y sus pálidas mejillas a enrojecer.
¡Apartó las espadas de par en par!
Pudo haber previsto que lo notara, que lo supiera, que con cada nuevo salto que daba por los techos, lo sintiera; y aún más cuando dio el último salto habilidoso cayendo en el suelo de tierra, reconociera que era él… Lo único que no pudo prever… Fue a él mismo llorando bajo esa máscara.
¡Toph se abalanzó a abrazarlo!
Ni siquiera fue capaz de darse cuenta en qué momento, pero se vió sujetando con fuerza a la maestra tierra que lo abrazaba sollozando con extremo cuidado de no ser descubiertos.
¡MADITA SEA! ¡ERA TOPH! ¡NADIE MÁS QUE TOPH! LA IRRITANTE Y TONTA NIÑA MOLESTA A LA QUE SENTÍA ODIAR POR HABER ACCEDIDO A MARCHARSE… POR HABER HUIDO CON EL AVATAR… POR HABERSE ATREVIDO… A DEJARLO SOLO.
Lo abrazó con más fuerza sintiendo a los propios latidos recorrer por su cuerpo. Sin saber siquiera si uno estaba molesto con el otro. Pues no se sentía como eso, era más parecido… ¡a explotar! Explotar en mil pedazos envueltos en llamas, pues el calor subía desde el pecho del joven, provocándole incluso expedir bocanadas profundas de aire, mientras oprimía su espalda por sobre las oscuras ropas que siempre acompañaban a ese peculiar atuendo.
Unos cuantos segundos más pasaron, antes de empezar a sentir como este soltaba su agarre, de manera lenta y con cuidado, como queriendo y al mismo tiempo no hacerlo. Soltó un leve suspiro alzando sus brillantes y ahora cristalizados ojos perlados, sus opacos ojos, quiénes se alzaban en dirección a su rostro, como queriendo preguntarle todo y a la vez nada… Su abotonada nariz tintada por llorar, haciendo contraste con lo porcelana de su piel y los mechones negros que sobresaltaban reposando en sus mejillas.
Las respiraciones se volvieron débiles y entrecortadas, pues sabía que se estaban reprimiendo de hacer cualquier otro sonido, y así, de manera estúpida; advertir a los demás de su presencia.
Pasó saliva expectante, de la que ahora le sonreía levemente ansiosa; ambos estando de pie en aquel patio, donde se situó antes de siquiera poder seguir avanzando e irrumpir en la casa del Avatar.
Se quitó la máscara.
Pudiendo apreciar mejor el recién iluminado rostro de la maestra a causa de la Luna… Ni siquiera él podría haberse imaginado cuanto había extrañado esa amplia sonrisa.
Quiso decirle algo, pero antes de si quiera poder intentarlo, el rostro de la maestra tierra se vio turbado; tomándolo por la túnica oscura y empujándolo a su vez, indicándole con la mano que se ocultara. En cuestión de segundos se escabulló sigiloso, quedándose justo en un rincón.
¡La máscara! Se regañó al presenciarlo.
Toph pronto se secó las lágrimas dando movimientos precisos sobre sus mejillas y se dejó caer al suelo, de rodillas.
La maestra agua salió al pasillo, abriendo un poco más la puerta encontrándose con la maestra tierra con su 'vista' puesta en el cielo.
- ¿Toph? ¿Qué haces aquí afuera? – Se había levantado a tomar agua, pero la puerta entre abierta llamó su atención.
- Necesitaba pensar.– Replicó por lo bajo, tratando disimular su quebrada voz.
- ¿No puedes dormir? – Cuestionó levemente preocupada.
- Más o menos.– Mintió.
- Yo podría ayudarte con eso.– Sugirió intentando ser amable.
- No gracias, Katara.– La detuvo antes de que se acercara o diera un paso más. - En realidad…– Empezaba a hablar en voz alta. - Estaba pensando en nuestro plan de mañana.– Sentenció sin ningún propósito, más que advertir al "sujeto" que se escondía entre penumbras.
- ¿Así? – La morena se vió ligeramente extrañada - ¿Y qué es lo que te preocupa? -
- Tú sabes, en que iremos a el Lago Laogai, en dónde probablemente encontremos a Appa.-
- ¿Y qué tiene que ver eso, Toph? – Preguntó todavía sin entender.
Zuko la miraba fascinado por sus acciones, sabía que Toph era astuta y despiadada, pero jamás creyó… Le fuese tan leal. ¡Ella continuaba en el juego!, aun después de todo este tiempo. Por lo que no había dudado ni un poco en decirle el plan en las narices de la campesina, para que él tomara ventaja. ¡Era magnífica!, ¡simplemente magnífica!
- Nada, solo que me da miedo el agua.– Mintió nuevamente excusando lo dicho. - Quizá por eso no puedo dormir.– Se alzó un poco de hombros, restándole importancia.
- Entiendo.– Sonrió la morena, creyendo que lo decía de verdad. Aunque después de lo que hizo por Aang y su pasada búsqueda exhaustiva por Appa, no tenía porque ser mentira. - No tienes de que preocuparte, Toph, no dejaremos que nada malo te pase.– Declaró.
- Gracias, Katara.– Disimuló.
- Bien. Vayamos adentro, está fresco aquí afuera. Te podrías enfermar.– Le dijo acercándose un poco.
La maestra tierra tomó con cuidado aquella careta al sentir como Katara querría llevarla con ella; la ocultó bajo sus piernas. El joven maestro observaba todas las acciones, conteniéndose de hacer alguna estupidez.
- No te preocupes. En un momento voy adentro.– Volvió a detenerla antes de que se acercara.
La joven no quiso tomarlo a mal, y prefirió dejarlo pasar; pues esta era la primera vez que Toph cruzaba más de tres palabras con ella y le contaba sobre "una preocupación" (mentiras).
- Está bien. Sólo no tardes mucho en entrar, ¿quieres? – Se dio la media vuelta, regresando a la casa. - Descansa.– Se fue.
Ambos maestros dieron un suspiro al notarla entrar y cerrar la puerta tras de sí.
Toph se levantó de su lugar una vez la sintió lejos, sujetando ese curioso "disfraz" con el que solía cubrir su rostro, otra vez apreciando cada detalle. Alzó su vista al sentir como el maestro fuego de nueva cuenta se posaba frente a ella.
- Bien, ya sabes que hacer.– Sentenció extendiéndole la careta, colocándola contra su pecho.
- Toph…– Sus oprimidos labios emitieron sonido. ¿Qué es lo que quería decir? No lo sabía, pero algo si sabía, ¡Toph era su aliada, su fiel y leal compañera!
Se acercó.
- Shhh…– Exclamó al sentirlo más cerca. - Te 'veré' mañana.– Objetó ligeramente. Deteniendo con su mano el andar.
El Príncipe la observaba a detalle, pues esa sonrisa que le repartía, le dejaba saber que todo estaba claro, y que el trato seguía en pie.
Acto seguido, se colocó la máscara; y dirigiéndole una reverencia a la dama, desapareció echándose a correr, escalando por la pared y dando saltos de vuelta por los tejados.
Toph sólo meneó la cabeza, divertida. Denotando en su rostro una amplia y malvada mueca.
Eran los 'malos'".
- Agh…– Bufó resignado. - ¿Qué haces aquí? -
- Estaba a punto de preguntarte lo mismo, ¿qué pretendes hacer ahora que encontraste al bisonte del Avatar? – Lo cuestionó el Dragón ampliamente molesto.
"Escuchó ruidos viniendo desde la recámara.
Supo en seguida que su sobrino ya había regresado de su furtiva escapada nocturna.
No estaba seguro de qué o por qué lo hacía, pero dejaba a su "pequeño" ser.
Si salir a escondidas por la noche lo "relajaba", entonces para él estaba bien. Aunque también debía admitir que hace tiempo no lo hacía, y después de su "contienda" con respecto a su futuro, le dejaba muchas incógnitas por responder.
Dejaría las cosas así hasta la mañana.
…
- Buen día, tío.– Salió de la habitación con aspecto jovial. Casi renovado.
El Dragón se asustó un poco al pensar en las posibilidades. ¿Jin? ¿El Avatar?... ¿Toph?
Esa última sonaba bastante probable. Es decir, si el Avatar se encontrara en la ciudad, era probable que la maestra tierra también lo estuviera.
- Buen día, sobrino.– Sentenció el anciano hombre denotando con cierto toque de incredulidad.
A lo cual el príncipe no le tomó la más mínima importancia. Incluso podría decir, si quiera lo había escuchado. Pues se desplazaba por la cocina tomando de aquel desayuno, casi como si tuviera que llegar rápido a algún lugar.
- Y dime…– Comenzó a cuestionar el viejo maestro. - ¿Algo interesante pasó anoche? – Lo encaró. Le estaba restregando su huida.
El príncipe se vio levemente tensado. ¿Qué le diría ahora?
- … – Se lo pensó un poco más antes de contestar. - A decir verdad. – Sonó con desdén. - Hoy no podré ayudarte con la casa de té. No me interesa trabajar un día más en esa pocilga.– Eso ya sonaba más Zuko.
- Y entonces, ¿qué harás? – Seguía sonando incrédulo e intrigado.
- Buscaré qué hacer por mi cuenta.– Mintió vagamente.
- Ah, me alegro por eso, sobrino.– Iroh lo sabía. Sabía de las casi nulas habilidades de su sobrino para mentir.
- Sí, eso creo.– Fue lo último que dijo tratando de zafarse y verse convincente, ocultando sus verdaderas intenciones.
Terminó aquella conversación y se levantó de la mesa en busca de sus cosas.
El anciano hombre sólo le dio un par de miradas más a su sobrino antes de verlo salir por aquella puerta, llevaba consigo un bolso y sus espadas… Iroh negó decepcionado.
-- Fuego - Tierra.
- Tendrás tiempo limitado para encontrar al bisonte, ¿lo sabes? – La joven se recargaba en la pared, pretendiendo sólo comer una manzana.
Más allá, el ruido de sus "amigos", haciendo escándalo por la ruta que habrían de seguir para llegar al Lago Laogai.
El Espíritu Azul la escuchaba desde el techo de aquella construcción, ocultando su presencia de los ajenos.
Un ligero golpe a la espada respondió. (Uno sí, dos no).
- Bien, una vez lleguemos, te daré señal para que accedas.– Mascullaba entre dientes, pero sabía que Zuko poseía un oído excelente, siendo capaz de captarlo todo.
Silbó una tonadita especial…
- Con eso sabrás que puedes avanzar y te indicaré cuando sienta a Appa.– Dio el último mordisco a la manzana. El equipo comenzaba a moverse.
- ¡Vamos, Toph! Es hora de irnos.– Oyó a el joven de la Tribu Agua llamándola, haciendo ademanes para que se apresurara.
Toph arrojó el resto de la fruta, encestando victoriosa en el bote de basura, limpiando sus manos en su propia túnica.
- No te alejes demasiado.– Musitó al separarse de aquella pared, y del chico que la escuchaba.
Pronto, este también avanzó."
- ¿Pretendes ocultarlo en nuestra casa? ¿Los espero a ambos con una taza de té? – Sonaba cada vez más molesto intentando ser sensato.
- Primero me lo llevaré.– Renegó el joven maestro.
- ¿Y después qué? ¡Tú nunca piensas antes de actuar! – Lo reprochó haciendo un gesto a lo "obvio".
"- ¿Este es el lago? No veo nada.– Sentenció el estratega, confundido.
- Hay un túnel por allá.– Apuntó a la dirección comenzando a caminar.
Se escuchó su silbido.
El príncipe avanzó un poco más, sabía que Toph percibía su exacta posición; desplazándose paciente y cauteloso.
La maestra tierra hizo aparecer de entre el agua, a aquella entrada, ¡la abrió de un movimiento!
Al instante todos bajaron…
- Creo que empiezo a recordar, quizás tengan a Appa en una de las cámaras grandes de por aquí.– Murmuró ese tal Jet.
Error… Pensó. Al empezar a prestar mayor atención a su entorno, plantando bien los pies sobre el suelo, pudo dar con el paradero.
De nuevo sonó su silbido. Esta vez más quedo, pues no querrían ser descubiertos por un acto así.
La observó desde la lejanía, esta se quedó ligeramente más atrás del grupo, y de manera casi disimulada, inclinó su cabeza hacia la izquierda, colocando sus brazos por detrás en su espalda; indicando la posición del bisonte. Toph y el resto se fueron a la derecha, acatando la orden de Jet.
Zuko esperó a que doblaran la siguiente esquina, no sin antes lanzarle una última mirada a su pequeña aliada. Quien volteó a la par a su dirección, 'mirando' por sobre su hombro, denotando una pequeña mueca.
De inmediato lo entendió y corrió sigiloso buscando por entre aquellas celdas…
No tardó mucho antes de que lo encontrara.
Abrió la puerta, ¡sintiéndose victorioso!
Appa lo miró…
- ¿Esperabas a alguien más? – Se oyó petulante, desenvainando sus espadas.
¡Salió el gruñido de Appa!
- Ahora eres mío…– Esbozó una mueca tras ese disfraz.
Sin embargo, alguien irrumpía abriendo otra vez la puerta.
- ¡Tío! -"
- Esto fue lo mismo que pasó cuando capturaste por primera vez al Avatar en el Polo Norte. ¡Lo atrapaste, pero no tenías a donde dirigirte! – Lo reprochaba una y otra vez.
- ¡Algo se me habría ocurrido! – Replicó ante los regaños.
- ¡No! ¡De no haber sido por sus amigos, no habrías sabido qué hacer! ¡No habrías salido con vida! – Sentenció con voz más fuerte.
- ¡Arrgghh! – Gruñó ante los reclamos. - ¡SÉ MUY BIEN CUÁL ES MI DESTINO! – Se giró molesto.
- ¡¿Es ese tu propio destino? ¿O es el que alguien más a tratado de imponerte?! – Lo cuestionaba.
- ¡Basta, tío! ¡Es algo que debo hacer! – Su ceño lucía sumamente fruncido y apretaba cada vez más los dientes ante las preguntas y presión que sentía... Su tío comenzaba a hacerlo dudar.
- ¡Te lo ruego, Príncipe Zuko! Es hora de que te fijes en tu interior y empieces a hacerte éstas dos grandes preguntas.– El viejo hizo una breve pausa dejando que su sobrino, de espaldas a él, lo digiriera. - ¿Quién eres? ¿Y qué es lo que tú quieres? – Resonaron firmes sus palabras.
¡Retumbando en sus oídos!
- ¡ARRGGHH! – ¡Lanzó las espadas Dao al suelo!
…
¡¿Qué demonios ocurre, Chispítas?! Se cuestionaba mientras se encontraba peleando contra los Dai Li... ¡¿Por qué demoras tanto?!
Aún podía sentir a Appa en aquella habitación y;
¡IROH!
¡Lo sintió!
Cosa que la hizo perder la concentración en el combate, dejando que uno de los agentes le lanzara su guante de piedra y la hiciera caer de espaldas. Pero habilidosamente, Jet la salvó de su caída. Los ojos y expresión de la maestra tierra se notaron visiblemente angustiados…
¡¿Qué debía de hacer ahora?! ¡¿Socorrerlo?! No tendría caso, Iroh utilizaría el mismo método de la vez anterior, o quizás… Algo todavía peor.
- ¡Arghh! – Gruñó furiosa ante su desesperación.
- ¡Long Feng se escapa! – Escuchó a Aang ansioso y molesto comenzando a seguirle la pista al sujeto.
Toph regresó por un momento al combate contra los Dai Li. ¡Luchando a su vez con su angustia!
Aang y Jet se fueron tras la pista de Long Feng.
…
Observó solo un poco más al bisonte, quien no dejaba de emitir pesados y molestos gruñidos delante de él.
"En la guerra no hay una brecha, Príncipe Zuko… Hasta que no decidas cual es tu propio camino, no podrás mezclarlo con ningún otro."
¡Los recuerdos y palabras lo invadían siempre en el peor momento!
Se reprobó, tomando de nueva cuenta las espadas, dirigiéndose al animal… Y antes de que Iroh si quiera lo pudiera detener…
¡Cortó las cadenas!
Dejando al animal volador… En libertad.
…
- Lo liberó…– Soltó las palabras al aire. Perdiendo otra vez la concentración.
- ¡VAMOS, TOPH! – La llamó el chico agua al verla perdida. Toph luchaba internamente por comprender qué sucedía. - ¡TENEMOS QUE AVANZAR! – Volvió a sonar desesperado.
Quiso despistarlo y obedeció a la orden… Corrían hacia la dirección de Aang. Sin embargo, ¡sintió el golpe!
- ¡Por aquí! – Sentenció en el instante por dónde, sacándola por fin de sus aturdidos pensamientos.
¡Abrió de un golpe un túnel que los ayudaría a llegar más rápido!
Jet… acababa de recibir un gran impacto en las costillas. Y Long Feng… había desaparecido.
Katara en seguida intentaba curarlo.
- ¡Tiene muchos daños internos, tenemos que ayudarlo! – Sonaba sumamente angustiada y confundida.
- No, váyanse. Ustedes tienen que encontrar a Appa.– Replicó Smellerbee con amplio dolor resonando en su garganta.
Toph verdaderamente lo sintió. Quizá con un poco más de concentración en el campo de batalla, nadie habría tenido que pagar las consecuencias. Pues hasta hace unos minutos… ese sujeto acababa de "salvarla".
- Sí, nosotros nos haremos cargo. Él es nuestro líder.– Sentenció Long Shot a manera de orden. Dejando oír por primera vez su voz.
- Katara, estaré bien. No te preocupes.– Afirmó Jet con una pequeña sonrisa, ocultando su dolor…queriendo calmarla.
Los chicos obedecieron a las peticiones de aquel peculiar grupo.
Ante esto lo pensó un poco más… Pues por primera vez, presenciaba una pérdida. Aunque ni siquiera fuera alguien que conociera o que tratase.
- Está mintiendo.– Declaró a Sokka, quien era el único que estaba a su lado. Y que hasta cierto punto (además de Zuko), era con el único que tenía algo de "confianza". El moreno solo la observó con pesar.
…
El equipo Avatar salió de ahí gracias a un nuevo túnel que la maestra tierra creó.
Zuko aguardaba su salida, con el inmenso animal detrás; el cual, no dejaba de lamerlo.
Al ver su salida, pudo percatarse de que el grupo de maleantes corruptos estaban listos para atacarlos…
La expresión del Príncipe cambió en el momento por una de preocupación y enfado.
- ¡¿Qué estás esperando, bestia tonta?! – Cuestionó al bisonte al ver a Toph en posición de combate, rodeada por los Dai Li… y a el resto de los miembros del Avatar. - ¡ALLÁ ESTÁ TU AMO! – El chico sentía desesperar por no poder ir a socorrerla. Es decir, ¡¿con qué excusa lo haría?!
Iroh lo miró expectante a él y luego a la escena… Ahora lo sabía, su sobrino y Toph se habían encontrado antes. Quizá hasta lo habían planeado todo.
Por lo cual, el viejo Dragón quiso intervenir y soltó una especie de ruido raro que hizo al bisonte poner atención y girar a ver a Aang.
¡Appa en seguida emprendió su vuelo a salvarlo!
- ¡Es Appa! – Se oyó al monje entusiasmado.
¡Lo sabía! Se dijo a sí misma. ¡Zuko lo había liberado! Sonrió medianamente.
El joven le dio un último vistazo. Luchaba contra aquellos hombres, tan grandiosa como sólo ella podía. Y ahora sabía, que también había enseñado a El Avatar, Tierra control…
Él y su tío se marchaban.
Una vez se deshicieron de los maleantes. Aang y el par de hermanos se abalanzaron para abrazar a Appa, a lo cual Toph sólo se acercó para acariciar un poco la nariz del animal… No sin antes dirigir su rostro hacia donde sabía, partían Iroh y Zuko; más allá de la pendiente.
- Eres un tonto, Chispítas.– Musitó inaudible. Por ahora lo dejaría pasar. Ya después tendría el tiempo para ir a buscarlo y que se explicara. Pensaba.
- ¡No sabes cómo te extrañé, amigo! – Expresó otra vez el Avatar a su compañero peludo.
…
De regreso en la casa.
- Hiciste lo correcto al devolver el bisonte del Avatar, sobrino.– Sentenció muy gustoso el anciano maestro.
- Tío…– El joven Príncipe comenzaba a sentirse mareado. - No me siento bien…-
¡Todo se desvaneció!
- ¡Zuko! – Se vió alarmado.
…
- ¡Chicos, por favor! ¿Podríamos comprar una nueva moltura? Volar así me da mucho miedo.– Sonó una aterrada maestra, aferrándose al pelo del animal lo mejor que podía, ocultando su rostro.
Aterrizaron en donde las tropas del rey Kuei los esperaban…
¡Lanzaron grandes rocas tratando de detenerlos!
Pero una vez volvía a tener sus pies sobre la tierra, a la maestra le dio igual ir abriendo paso para ellos, desmedida en sus ataques y demostrando una amplia y admirable destreza en este elemento. ¡Los soldados salían disparados o caían ante sus movimientos y estrategias! Al final, lo que le interesaba ya había sido resuelto, y el poder usar su tierra control contra aquella ciudad que tanto detestaba, era un hecho satisfactorio.
- Toph, ¡¿dónde está el rey tierra?! – La cuestionó alarmado, notándose presuroso el chico boomerang.
- ¿Cómo voy a saberlo? ¡Yo sigo pensando que esta ciudad apesta! – Sí que lo sabía, pero eso no era algo que le interesara. Sólo estaba deteniendo los ataques de los demás maestros tierra. Con eso ya contaba como suficiente ayuda para ellos, según su perspectiva.
El estratega lo pensó un poco más… Analizando las opciones.
- ¡Esa puerta es inmensa y ostentosa! – Declaró al procesarlo, intentando abrirse paso con una "patada voladora". Cosa, que no pudo siquiera hacer lo mínimo para mover aquella gran estructura.
¡RAFAGAS DE AIRE Y TIERRA CONTROL SALIERON A SU DIRECCIÓN!
Toph y Aang la abrieron a la par.
- ¡AHHHH! – sonó el grito al caer. - ¡Pudieron haberme avisado! – Replicó al verse lanzado junto con la puerta.
Long Feng y parte de los Dai Li ya los esperaban.
El rey Kuei se sorprendió de ver al Avatar en Ba Sing Se... Y ni siquiera sabía sobre la existencia de una guerra.
Una vez explicaron sus intenciones, pasaron el resto del día tratando de convencer al enclenque e ingenuo rey. Pero esto no era algo que a la maestra tierra le interesase; ella tendría cosas más importantes en las cuáles pensar. Bufó resoplando su flequillo. Por volver a escuchar al rey mimado quejándose de Aang…
Hasta que lo convencieron.
- Nunca pensé que mi propio concejal estaría detrás de todo esto. Cuantos años viví engañado.– Se lamentaba después de por fin evidenciar las sucias intenciones del tipo.
- Lo importante ahora, es que cuenta con nuestra ayuda, y que contamos con información de vital importancia. Con un plan de invasión a la Nación del Fuego, podríamos atacar en el próximo día negro. Por el eclipse solar, los maestros fuego se verán desproveídos de su control. Será el mejor momento para atacar.– Explicaba decidido y seguro el estratega.
- Pero eso dejaría indefensa a Ba Sing Se.– Volvía a replicar el rey.
- Sumajesa, Ba Sing Se ya esta indefensa. Es cuestión de tiempo para que la Nación del Fuego intente atacar otra vez la ciudad. Y con una oportunidad así, necesitaremos toda la ayuda y los aliados posibles.– Replicaba nuevamente siendo coherente.
El rey tierra se lo pensó un poco más…
- ¡Está bien! ¡tienes razón! – Se vió decidido. – El Reino Tierra estará como aliado en la invasión.– Sentenció orgulloso.
Los chicos agua y el Avatar en seguida comenzaron a idear planes y estrategias.
Toph en cambio, se quedó más allá. Era un hecho. Pensó. Todos contribuirían a la derrota del Señor del Fuego…y a su Nación. Se recargó en un muro, pensando en lo siguiente que haría.
…
- Tienes una fiebre muy alta, sobrino.– Expresó, al chico que yacía tendido en el suelo encima del futón, cubierto con una colcha. - Ten, bebe de esto, y no te descobijes demasiado.-
El Príncipe bebió no sólo de aquel cucharon que el anciano le ofrecía, sino que también tomó todo un balde.
Se sentía abatido, aturdido, caluroso y con una fuerte presión en el pecho… Se recostó de nueva cuenta a descansar; y tener múltiples alucinaciones.
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El Avatar…
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Él como Señor del Fuego…
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Dragones maestros susurrándole al oído como el yin y yang.
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Abrió un poco sus ojos intentando despertarse y diferenciar la realidad de sus sueños y alucinaciones.
El Dragón lo miró despertarse y se acercó a él…
- Tío, ¿qué me está pasando? – Cuestionó el chico con debilidad.
- Esta es una enfermedad muy rara que pocas veces había visto.– Comenzaba a explicar. - Ciertamente, estás llevando una lucha interna entre las fuerzas del bien y del mal que yace dentro de ti. Estás sufriendo una metamorfosis. Pero te aseguro, que una vez que termine, tendrás la mejor versión de ti.-
Fue lo último que pudo escuchar antes de volver a desmayarse y desvariar...
Veía cosas extrañas.
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Tropas cayendo.
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El cometa tras de él.
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El Avatar… ¡era él!
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¡Abrió sus dorados ojos de golpe!
Respirando agitado… Éstas alucinaciones habían sido peores que las anteriores… Se tocó el rostro en busca de su cicatriz. Sintió paz al poder hallarla… Irónico, pero no estaba seguro. La alucinación se sintió…tan real. No sabría describirlo, pero había algo extraño en ello que lo inquietaba. Lo podía sentir dentro de sí. E incluso, había algo raro en la habitación.
- ¿Tío? – Sonó por lo bajo, procurando poder divisarlo.
El viejo maestro entró por la puerta al escucharlo.
- Por fin despiertas, sobrino.– Sentenció más calmo el viejo.
- Tío, ¿qué es esto? – Cuestionó el chico al notar las flores sobre la mesa.
- Ah, ella las trajo esperando a que te mejores.– Explicó con cierto tono, divertido y expectante mientras lo decía.
- ¿Ella? – Se vió casi asustado ante las posibilidades.
- No creo que supiera qué flores regalar, pero huelen muy bien, ¿no es así? Son flores de Azahar.– Sonó olfateando aquellos blancos capullos.
El chico se tocó la cabeza al sentir una ligera jaqueca, quizá llevaba demasiado tiempo durmiendo… Y esa información no ayudaba.
Sintió un tintineo.
Llevó su vista a su muñeca… Apreciándola mejor.
- Acertado detalle, ¿no lo crees? – Sentenció otra vez al notar su expresión, confundido. - Es un amuleto que aleja los malos espíritus en las pesadillas; te ayudará a encontrar el camino dentro de ellas.– Explicó breve.
- ¿Para qué querría yo esto? – Objetó levemente quejumbroso. Pues lo que colgaba en su muñeca, era una pulsera entretejida en color café, verde olivo y verde seco, con un pequeño dije de tapir león tortuga, metálico.
- Lo importante es…– Replicó el viejo un tanto divertido. - Que después de que te lo colocara en la muñeca, despertaste. Ella ha sido muy considerada en venir a cuidarte estos días.-
La pulsación de Zuko se elevó. ¡¿Quién podría ser la misteriosa dama?! ¡¿Qué acaso no podía solo decirlo y ya?! Arrugó ligeramente su entrecejo.
Iroh le lanzó otra pequeña mirada y gesto. Le estaba incitando un poco al verlo un tanto mejorado… Continuó.
- Quien diría, que daría justo con nuestra nueva casa en lo alto de la ciudad.– Pues hasta hace un par de días atrás, el viejo maestro fuego aceptó la propuesta de abrir su propia casa de té en el anillo de más alcurnia en Ba Sing Se. - Aunque, ¿qué otra cosa podría esperarse de una fantástica maestra tierra como ella? – Esta vez, sabía que su sobrino entendería de quién se trataba.
- ¿Toph? – Se oyó dejando a sus oídos más que impresionados, y una cara de sorpresa.
El viejo sonrió con ligera picardía.
- Así es, sobrino. Ha venido un par de veces a tomar el té y a saber cómo sigues.– Declaró confesando los hechos.
- Pero tú… ¿cómo es que? – Comenzaba a balbucear incrédulo de lo que escuchaba. - ¿Qué no estabas molesto con ella? – Le encaró levemente intrigado.
- Oh no, sobrino. Yo jamás estuve molesto con Toph. Ella es una gran amiga para mí. No sería capaz de molestarme con la señorita, que no ha hecho más que ayudarme a mí y a mi sobrino desde hace mucho tiempo... Incluso desde antes de que te encontrara.– Refutó calmo.
El joven se vio pensativo.
- Entonces… ella ha venido a la casa.– Se decía a sí mismo, tratando de hilar las cosas en su cabeza. - ¿Vendrá de nuevo? – Preguntó curioso queriendo saber la respuesta casi al instante, pues un cosquilleo comenzaba a recorrerle el cuerpo entero… Era… ¿felicidad? Se sintió escéptico. Es decir, Toph había ido a visitarlo mientras estuvo enfermo e incluso había hecho las paces con su tío, aunque este dijera que nunca hubo problema. Pero eso lo hacía sentir… ¿feliz?
- No por ahora, está ocupada atendiendo asuntos con el rey tierra. No le hace mucha gracia, pero debe hacerlo.– Respondió queriendo vacilar un poco más con él… Y lo logró, pues este lanzó una sutil, pero visible mueca enfadoso. Continuó después de esto. - Pero… quizá esté presente en la apertura de nuestro nuevo salón de té.– Sonó esperando tranquilizarlo al ver la reacción de su sobrino.
Los dorados ojos del joven Príncipe se vieron renovados. No dijo nada en protesta, pero era obvio que la noticia le agradaba. Volvía a llevar su brazo sobre su rostro, para que le cubriera la claridad de la luz del Sol, que entraba por la ventana.
Volvería a dormir.
…
…
…
Nota: Hey, there!
Noticias, ¡pude actualizar doble! (Gracias a que me dio gripe y tuve que pausar momentáneamente mis actividades). ¿Qué mejor forma de llevar el descanso obligado, que avanzado con los capítulos? gg.
Anyway! En verdad espero esten disfrutando mucho de la historia. La siguiente actualización no tengo claro cuando será, pero... Todo es posible.
Muchas gracias por cada comentario, followin y favorito. Me ayudan mucho a sentirme satisfecha con mi obra, ya que es la primera vez que me animo a subir mis historias a una plataforma, ¡y también me alegra mucho encontrar personas con los mismo gustos! twt En serio, ¡gracias! s2
So... Hasta el siguiente cap. See ya! ~
