Capítulo 8. Metamorfosis.

- ¿Qué dices, Momo? ¿Tomamos un té antes de darle las noticias al rey Kuei? – Cuestionó la morena al lémur volador que la acompañaba.

Después de la partida de Toph, ese lémur era la única compañía que tenía; por ahora.

La casa ya estaba en reparación, pero se encontraba sola, ya que los chicos todavía no regresaban de su misión. Todo ahí era completo silencio, por lo que el sentimiento y peso en la conciencia, hace un par de días se mantenía hostigándole la cabeza. ¿Qué había sido de Toph? Se cuestionaba. No tendría a donde ir después de que la echara. Pero lo cierto era, que en ese momento ni siquiera le importó. Aunque tenía sus sospechas de dónde y con quién podía estar.

- ¡Waaah! – El quejido del animal sobre su hombro la hizo salir de sus aturdidos pensamientos.

- Bien, vamos.– Le dijo con una pequeña mueca, entre amable y apenada. Estaba a punto de entrar a ese famoso salón de té del que toda Ba Sing Se hablaba. Y que sabía quienes dirigían.

- Tío, necesito más té rojo.– Oía la voz del chico con las charolas en mano. Posado en la barra de espaldas a la puerta, vistiendo ese mandil en tonos verdes y café.

Su piel se erizó y pasmó al momento de verlo. Después de todo, eran viejos enemigos.

- Buen día, señorita. ¿Puedo ayudarle en algo? – Sonó una mujer que hacía de host en el lugar.

- Mesa para dos, por favor.– Contestó saliendo nuevamente de sus pensamientos.

La empleada mostró una leve mueca en su rostro al ver al lémur, pero todavía no había ninguna política en el salón sobre el acceso a animales.

- Pasen por aquí.– replicó cordial.

Prontamente se sentó en aquella mesa que le asignaban; ahora sólo tenía que esperar. Se dijo a sí misma. Zuko caminaba rápido por entre las mesas, pero no podía ver a Toph por ninguna parte.

- Buen día, bienvenida al Dragón del Jazmín. Puedo…– La voz se detuvo, dándose cuenta de quién era la que posaba en la mesa. Había estado tan concentrado depositando las órdenes a los demás clientes y diciendo su 'presentación habitual de memoria' que para cuando la notó ya era tarde. Su cara de asombro pasó a fruncir el ceño mientras hubo cargado con toda claridad. Estaba molesto, y seguramente ella sabría la razón.

- Ah…– Apenas musitó.

- ¿Qué haces aquí? – La interrogó con tono irritado, reprochándole su osadía.

La morena bajó la vista en busca de palabras para "justificar" su visita.

- ¡Habla! – No querría armar un escándalo, pero lo cierto era, que se impresionaba de verla. Más bajo las condiciones en las que sus encuentros siempre se suscitaban… Persiguiendo a el Avatar.

- Zuko…yo…– La maestra agua no le sostenía la mirada, estaba avergonzada, pero no sabría exactamente si era por su encaro o porque él sabía lo que había hecho con Toph.

El príncipe al verla consternada y confundida, y al darse cuenta de que los clientes comenzaban a murmurar, bajó la voz e intentó controlar su explosivo carácter.

- Toph no está aquí.– Sentenció denotando todavía leve irritación, su expresión combinada entre enojo y seriedad.

La chica esta vez lo miró a los ojos.

- ¿Dónde está ella? – Preguntó a consecuencia. Notándose preocupada.

El maestro fuego la miró con desagrado, pensando en si realmente quería que lo supiera.

- Está entregando órdenes no muy lejos de aquí.– Respondió serio. - Ya no debe tardar.– Pese a todo, explicó.

Fue lo último que le dijo antes de dejarla ahí para seguir con lo suyo; atendiendo más clientes.

- ¡Volví! – Exclamó con una grata sonrisa y entusiasmo en su tarea. - Lamento la espera, pero me dieron esto.– declaró dejando en la mesa un bolsito con monedas de oro.

Iroh se vio ampliamente sorprendido.

- ¿Cómo conseguiste esto, Toph? – La cuestionó impresionado.

- Un noble fue quién hizo el pedido y quería que…– Su relato se vio irrumpido por… ¡Se giró furiosa a su encuentro! - – Arrastró la palabra.

¡Katara se le estaba colando entre tantos clientes!

El maestro fuego aguardaba, la había visto entrar sonriente y presurosa por aquella puerta. Pero no la quiso interrumpir; dejaría que sola se diera cuenta.

- ¡¿Se puede saber qué haces aquí?! – preguntó con un peculiar tono; furiosa, por encontrarla tan descaradamente en el salón.

El príncipe notó los murmullos de nueva cuenta a su alrededor.

- Toph, será mejor que salgamos.– solicitó a voz baja inclinándose a su oído. Cosa que la hizo nivelar un poco su enojo; aunque él también se notaba molesto. Esta sólo asintió sin dejar de apretar los puños, comenzando a caminar a la puerta.

Ambos al frente, con pose de escepticismo e incredulidad; se detuvieron al llegar a un lugar apartado. Katara los observó. Parecían más unidos que nunca, incluso en esa pose: 'cerrados a entender razones' de brazos cruzados en espera de qué patrañas tendría por decirles; se notaba su complicidad… Quizá después de todo los había juzgado mal. Pensó al tiempo que sus ojos azules como el océano se cruzaran de nuevo con los iris dorados profundo.

- Lo lamento.– Se escuchó a una jovencita arrepentida. - Sé que debes estar molesta, Toph, yo también lo estaría. Pero debes entender, que Aang es muy importante para mí.-

- Detente, Katara.– Interrumpió súbitamente, Zuko le dirigió ligeramente la mirada cuando esta alzó su mano para que la maestra agua se callara. - Sé perfectamente porque lo hiciste. No crees que Zuko haya cambiado.– La única ceja del maestro fuego se enarcó lentamente. - Y no te culpo, sé que es difícil creer después de los hechos.– Este sí que se sorprendió al escuchar esto último; incluso más que Katara. - Por lo que no te pido que me creas. Créele a él, Zuko ha cambiado.– Toph giró su mano hacia su persona, señalándolo. - Por su tío, él ha cambiado.-

¡El Príncipe se sintió arder ante semejantes palabras! Sus ojos dorados parecieron resplandecer, alzando su única ceja y en sus labios se dibujaba una mueca, orgulloso.

Los segundos pasaron en esa pose y el dúo tan sólo esperaba a que la maestra agua tuviese algo más para decir. Sin embargo, Katara no tuvo remedio. Con ese simple movimiento Toph estaba declarando en nombre de los cuatro elementos, que apoyaba a Zuko en su encrucijada, y que creía en él.

- Entiendo.– Musitó sintiéndose otra vez avergonzada. Pues aunque sentía odiar un poco al maestro fuego, por todas sus pasadas acciones, tal acto de 'devoción y respeto' sin decir nada más que sólo esperar a que la maestra tierra hablara en su defensa, la dejaban saber que en verdad algo había cambiado dentro de él. Bajo cualquier otra circunstancia jamás lo hubiera creído, pero sí a Toph no se le puede mentir; y Zuko, no siendo precisamente de los chicos demostrativos, a no ser que fuese ira, se veía calmo, concentrado y estable. Razones por lo cual, la situación debía ser cierta.

Sintió las vibraciones de la morena calmarse.

- Me alegra que lo entiendas.– Intuyó sin cambiar su pose o expresión, y por supuesto, sin dejar de permanecer a lado del orgulloso y contento joven que aguardaba en silencio.

Katara sólo asintió a ambos. Los cuales posaban frente a ella con seriedad.

- Bien, entonces regresemos.– Fue lo único que se limitó a incluir por respuesta, dando por "cerrado" el tema y discusión.

Zuko estaba más que satisfecho con las acciones de la pequeña y brava criatura. Cosa que hizo a la maestra tierra sonreír por lo bajo, repartiéndole a su vez un golpe en el brazo, como indicándole y haciéndole saber, que todo estaría bien ahora. Este simplemente pareció entenderlo. Alzándose galante, pretendiendo rudeza; aunque un amplia y visible sonrisa partía del rostro de ambos.

Estaba claro, su complicidad subía de nivel.

"Día de picnic:

- ¿A dónde vamos? – Cuestionó con manteles en mano.

El príncipe caminaba a su lado, cargando la canasta de picnic y en la otra llevando unas flores.

- Ya lo sabrás, mi buena amiga.– Se escuchó al viejo evadiendo un tanto la pregunta. Sonriendo apacible.

La maestra tierra dio un ligero respingo, pero ignoró el hecho avanzando sin remedio…

Una vez llegaron ahí.

- ¿Qué les parece? – replicó girando hacia los jóvenes, con una bandolina en mano.

Toph no sabía a lo que se refería exactamente, pero se enfocó en percibir todo el espacio y lugar… Diría que era extraño, pero ese único árbol que yacía más allá, se sentía con tanta vida.

- Es muy hermoso.– Se oyó débil su voz, perdida un tanto en sus sentidos.

Zuko solo la observó, pues esta comenzaba a dirigirse por su cuenta aquel árbol.

Iroh también la miró con cierto asombro y rareza.

Lo tocó…

Escasos segundos sintiéndolo, la dejaron saber.

- Dime qué es.– Solicitó queriendo se explicara. Pues al tocar la corteza del árbol, era como si este emanara energía. La cual conectaba con todo alrededor… Llegando con Iroh, y después se expandía más allá. Incluso conectando con Zuko.

El viejo maestro no pudo evitar quebrar en llanto, era demasiado impresionante. El príncipe dejó las cosas en el suelo y se acercó a su tío, tratando consolarlo.

- Se trata de mi hijo Lu Ten.– reveló con un hilo de voz, pero con el tono más agradable que alguna vez lo haya escuchado musitar; con ternura y el más puro afecto.

Toph comenzaba a ponerse de rodillas. Aún sin dejar de tocar aquel árbol.

- Es un gusto, Lu Ten.– correspondió con la misma dulzura en sus palabras, combinando una especie de dolor y respeto.

Zuko no lo entendía por completo, ¿cómo es que Toph podía saberlo? Se cuestionaba a sí mismo asombrado. Aunque ciertamente era magnífico que pudiera hacerlo y comprender del gran dolor que este hecho acompañaba. La maestra dio una ligera reverencia y se apartó de ahí, llegando a lado de ambos maestros fuego. Tomando el brazo del viejo hombre en señal de complicidad y consuelo. Iroh se sintió reconfortado ante su gesto, pues ahora 'sus pequeños' lo acompañaban en su duelo.

Al poco empezó por sacar las cosas que tenía preparadas para su uso. Los jóvenes al notarlo lo imitaron, extendiendo los manteles, colocando las cosas y sentándose en espera de su tío, quien improvisaba una pequeña lápida y ofrenda.

- Feliz cumpleaños, hijo mío.– Sonó de nueva cuenta con esa voz quebrada… - Si tan sólo hubiera podido ayudarte.– Eso sonó con gran pesar ante los oídos de ambos jóvenes. Se acercaron un poco más, colocándose a espaldas del Dragón.

~ ~ Hojas de vid… viento sopló… cayeron frágiles…

La maestra tierra poseía un rostro bajo. Sabía bien que Lu Ten no tenía ningún parentesco con ella, pero sentir todas las vibraciones que brotaban y consternaban a Iroh, la dejaban con un gran pesar y sentir en carne propia...

~ ~ Y con gran honor… ~ ~

El príncipe al escucharlo oprimió sus puños contra sus rodillas, con fuerza. Aunque doliera aceptarlo, sabía que la muerte de su primo Lu había sido la razón del porqué su padre ascendió al trono, revocando el derecho a reinar de su propio hermano. Las manos del joven maestro fuego comenzaban a temblar contemplando los hechos. Toph sintió la turbación en su cuerpo y con un ligero movimiento, se acercó también a tomar de su mano. No dejaría que se sumiera ante el dolor y contribuyera a su amargura… Zuko al sentirla tan cercana se sorprendió, pero no la rechazó... Dejando a la par brotar de sus lágrimas, fugaces.

~ ~ … Mi soldado hoy… ya regresó… ~ ~

Todo el lugar se impregnó de un aura triste y pesada, pero a pesar de ello, en ese día tan especial, un momento de cercanía se desbocó en el suceso. Alzaron las manos que tenían desocupadas, posándolas sobre los hombros del 'Gran Dragón del Oeste'.

~ ~ Valiente ha sido él… Ya regresó."

Entraron al salón de té.

- Chicos, ¿dónde estaban? – Cuestionó un Dragón preocupado.

- Tranquilo, Mushi. Todo está bien.– replicó poniéndose de nueva cuenta aquel mandil verde y café, ahora modificado por el buen Iroh para que quedara a su medida. Debido a que esta ya se encontraba de fijo, se tomó la molestia de arreglarle uno. Cortando y ajustando los cordones a talle del cuerpo. Ahora se veía más presentable.

Zuko hizo lo propio y pronto siguieron atendiendo el lugar.

Katara solo los observó con atención, veía asombrada como Zuko atendía amable y servicial. Y a una Toph tan complaciente, feliz…

Dio un sorbo más a su té, reflexiva.

El gruñido de Appa sonó estridente, anunciando su llegada.

- ¡Toph, Katara, volvimos! – Se escuchó al animado monje.

Bajaron del bisonte sólo para darse cuenta... que la casa se encontraba vacía; y con varias reparaciones en proceso.

- ¿Pero qué pasó? – cuestionó ligeramente extrañado, y un tanto alarmado. El otro se tocó el mentón procesando lo que veía.

- Parece que se hubiera desatado una batalla.– Dedujo al ver los huecos en las paredes, suelo y jardín.

Aang y Sokka se miraron mutuamente. ¡Esto no podría ser nada bueno! Pensaron volviendo a montar con rapidez a Appa. ¡Volarían por toda Ba Sing Se y alrededores de ser necesario en busca de ellas!

- Entonces, ¿volverás? – Cuestionó la morena una vez que Zuko y Toph volvieron a acercarse para conversar a la mesa.

El príncipe simplemente permanecía callado, disimulado, esperando su respuesta… Nada le gustaría más que esta fuese una negativa.

- No.– La escuchó replicar simple y despreocupada.

Zuko denotó una pequeña mueca por lo bajo.

- Cuando Aang regrese se sentirá preocupado si no te encuentra ahí.– Continuaba.

- Ya te lo dije, Katara. Estoy a gusto trabajando con Iroh y Zuko. Es decir, Mushi y Lee.– Explicaba otra vez. - No volveré.– Declaró con determinación. - A menos…– se vio expectante. El chico la miró. - que quieras que volvamos a destruir la casa.– Soltó a modo de burla. El príncipe se sonrió.

Sí que sabía a lo que se refería; al incidente y su pelea, y solo podía imaginar en su cabeza la magnitud del desastre.

- Debo admitir que fue una pelea entretenida, pero como entenderás, estoy mejor aquí.– prosiguió, moviendo las manos y articulándose con elocuencia. Cosa que no le hizo ninguna gracia a la chica agua.

- ¿Destruiste la casa? – Se oyó de repente siguiendo lo dicho, entretenido.

- No, sólo la partí por la mitad.– Completó con sarcasmo, bromeando igualmente.

Pronto ambos comenzaron a reírse, divertidos al confabularse las intenciones (incomodar a la maestra agua).

- ¡Uhm! – carraspeó ligeramente, como aclarando su voz, quería que pararan con eso.

Zuko simplemente volteó a verla con una mueca de medio lado aún enmarcando su rostro; Toph meneó la cabeza.

- Como sea – recobró su postura. - No volveré.-

- ¿Qué hay de Aang? – replicó nuevamente, comenzando a sentirse irritada.

- Fuiste tú la que dijo que ya no me necesitaban.– refutó en su posición. - Pero sí tanto te preocupa lo que pueda pensar, entonces que venga él mismo a buscarme.– Sentenció con firmeza. Su expresión corporal y movimiento denotaban seguridad. - Ya saben dónde encontrarme.– enarcó una ceja, simple. Ofreciendo su propuesta. Katara para nada se sintió segura, pero a como habían resultado las cosas, quizá valía la pena intentar.

Iroh desde la cocina se quedó sin decir una palabra. Sabía que Toph no accedería a irse con la chica de la Tribu Agua tan fácilmente, por su pasada pelea y porque en el fondo sabía, que sus pupilos atravesaban por una nueva etapa. Suspiró con pesadez.

- ¡Katara! – oyó a el monje entusiasta al verla caminando; descendiendo de su vuelo. La maestra agua se tensó.

¡Momo en seguida voló a encontrarse con el maestro aire!

- ¡También a ti te extrañé, amigo! – Acarició al lémur que saltó a él en cuanto lo reconoció. Pronto se fue volando junto a Appa.

- H-hola, Aang, Sokka.– titubeó ligeramente y abrazó a su pesar. Estos solo correspondieron animosos.

- ¡¿Dónde estabas, mujer?! Sobrevolamos la ciudad entera para encontrarlas ¡Tenemos noticias! – Añadió Sokka interrumpiendo en el acto. - El rey Kuei fue informado sobre ciertas guerreras del Reino Tierra que fueron vistas hace unos días de camino hacia acá.– Agitó sus manos con emoción. - ¡Quizá veamos a Suki! -

La morena, sin embargo, solo se vio cabizbaja. El monje en seguida la notó.

- Katara, ¿dónde está Toph? – Cuestionó.

- ¡Oh, es cierto! Tengo varias cosas que mostrarle. Y a ti te traje cosas de la flota de papá. Cuando no las encontramos aquí, fuimos directo con Sumajesa para informarle sobre los planes de invasión, a lo que él nos comentó que Toph no ha asistido a ninguna de las reuniones en los últimos días. ¿Dónde está ella? -

La maestra agua continuaba sin decir una palabra; comenzando a sentirse presionada

- ¿Katara? – volvía a sonar Aang.

- Katara, ¡habla! – replicó escandaloso el guerrero.

- ¡Sí me dejaras hablar, ya lo habría dicho, Sokka! – Replicó molesta. Se cruzó de brazos y giró a otra parte. Ambos chicos se quedaron observándola por unos instantes, esperando… - Toph se fue con Zuko.– Declaró nuevamente cabizbaja, volviendo a un tono más 'normal'.

Sokka en seguida se vio alterado. Tomando sus cosas y su boomerang.

- ¿Qué haces? – cuestionó el maestro aire.

- ¿Qué no es obvio? Iré por ella.– denotó con gran seriedad. - No podemos darnos el lujo de perderla. Y menos tan cerca del eclipse. Ella es nuestra mejor ventaja, y quien la tenga, sin duda llevará la delantera.– Ambos maestros se vieron impresionados por como Sokka se refería a Toph. Además de que sonaba mucho más cuerdo y maduro. Como todo un estratega. Quizá el tiempo con su padre había hecho efecto. - Andando, no hay tiempo que perder. No debe estar muy lejos, si seguimos la ruta más segura hacia...-

- ¡Sokka! – llamó su hermana deteniendo su paso. - En realidad, Toph no se marchó... Fui yo la que pidió que se fuera, cuando supe que visitaba a Zuko y su tío, aquí mismo en Ba Sing Se.– La boca y rostro de ambos llegaron al suelo con la noticia. - Ella asegura que Zuko cambió, y que fue él quien liberó a Appa en el Lago Laogai. No sé si creerle, pero pidió que cuando Aang volviera, él mismo fuera a buscarla.– La maestra agua apartó su rostro consternada, preocupada; volteando hacia otra parte para ocultar su vergüenza por sus actos, y al sentirse "derrotada" tras semejante propuesta por parte de la maestra tierra.

El guerrero de la Tribu Agua se acercó para tomar su hombro, consolándola. Conocía de sobra el enorme orgullo y carácter de su hermana, por lo que esto no sería sencillo de admitir para ella.

- Tranquila, hermanita. Y en verdad lo lamento, pero no podemos darnos el lujo de acceder a lo solicitado. Al menos no sin un plan. Sí Aang fuera el verdadero señuelo y Zuko lo capturara, no tendremos oportunidad para derrocar al Señor del Fuego para antes del día del cometa.-

El maestro aire se preocupó al ver el rostro de Katara, y darse cuenta de los hechos. Sin embargo, algo dentro de él le decía, que todo lo declarado por Toph era verdad… No estaba seguro sí fue por haber pasado las últimas semanas con un Gurú que solo bebía jugo de banana con cebolla, pero se sentía tranquilo al respecto.

- Katara, dime dónde está.– Solicitó confiado, seguro en lo que haría y las posibilidades.

Esta simplemente le negó, meneando un poco la cabeza con leve arrepentimiento… No le diría donde estaba.

- Por favor, confía en mí. Sé lo que hago.-

La maestra agua lo miró y sus ojos azules se cristalizaron… A decir verdad, Aang también lucía diferente.

- Está con Zuko, trabajando en el nuevo salón de té de su tío, no muy lejos de aquí.-

El chico le reverenció agradecido. Saliendo de la casa y notándose, aún más decidido.

-- Fuego – Tierra... ¿Aire?

El trío ya se encontraba en casa después de un largo día de jornada. Iroh se situaba en la cocina, preparando lo que sería una cena 'muy especial' según sus propias palabras. Y sus pupilos;

- No sé porque el Dragón del Jazmín aún no aparece en esta ridícula cosa.– Se quejaba acabando de leer el boletín de noticias. Un recién emprendido proyecto donde, según sus propias palabras, los tipos anunciaban las cosas más importantes y destacadas de toda Ba Sing Se.

Desde la caída de Long Feng, los ciudadanos estaban más en contacto con la libertad de expresión, comenzando a hacer cosas creativas y de entretenimiento, que antes no estaban permitidas. Debían de agradecer que el tonto rey Kuei fuera bastante partidario de lo divertido. Se decía así misma pensativa mientras escuchaba a Zuko relatarle el boletín. Brotó una pequeña risilla ante sus paranoicas protestas.

- ¿Te parece gracioso? – En estás últimas ocasiones, sus reclamos hacia ella ya no eran ni la mitad de quejumbrosas de lo que solían ser. Pero de cualquier forma era algo que seguía adorando. La joven maestra mostró una enorme sonrisa, boba.

- ¡Mucho! – Refutó con picardía. - Siempre es divertido escucharte rabiar.-

El joven príncipe la miró, denotando una pequeña mueca de lado… Sin replicarle nada.

¡Sus opacos ojos se abrieron con sorpresa! Pasmando al príncipe en el acto.

- ¿Qué ocurre? – Cuestionó al ver su siguiente movimiento. Se levantaba del suelo caminando hacia la puerta. Este prosiguió de inmediato tras de ella.

- ¡¿Qué hacen aquí par de bobos?! – resonó fuerte y claro, abriendo la puerta mucho antes de que siquiera tocaran. Encontrando a ambos individuos con expresión de estarse debatiendo por quien hablaría primero.

- ¡TOPH! – Sonaron al unísono, más que gustosos de verla.

La maestra tierra sonrió al sentir de su abrazo y percibir su entusiasmo. Sin embargo, ¡la mirada de Zuko se descolocó por completo! Al igual que la del ex general, quien había salido de la cocina en cuanto escuchó que había alguien a la puerta.

Sokka irrumpió entrando al instante y sin permiso. Cosa, ¡que hizo al príncipe enfurecer en cuestión de segundos! ¡¿CÓMO SE ATREVIA?! Pronto Aang también lo siguió.

- ¡Uhm! – Escuchó la carraspera más allá en la cocina, indicándole a Toph que tuviera el completo control y cuidado de la situación, ¡pues Zuko mostraba una amplia expresión de desagrado en el rostro!

- ¡Jeje! ~ Una risilla nervioso sonó del lado del monje, pasando su mano por la nuca, observando con pena a los dorados ojos que posaban fijos en él… ¡Y en Sokka!

- Bien, síganme.– replicó animosa, tomando de la mano al maestro fuego para que caminara. Esto sin duda desconcertó a todos, pero nuevamente, Zuko no se negó. Ambos chicos que presenciaban, solo se miraron mutuamente y se alzaron de hombros con simpleza; siguiéndola. - ¡Mushi, pon más té. Tenemos visitas! – Exclamó. A lo que el chico sólo soltó de su mano, aún atónito sin saber qué decir, y por su falta de voluntad ante su movimiento. Se quedó pasmado por unos segundos. Toph les hizo ademán para que tomaran lugar a la mesa.

El guerrero y el monje otra vez se observaron el uno al otro, pero obedecieron a la orden de la chica, acercándose. Iroh se despabiló a sí mismo después de la escena, empezando a poner el té.

- Lamentamos presentarnos de esta manera.– Expresó el maestro aire justificando su llegada, y la de Sokka; hizo reverencia demostrando su respeto a los individuos.

- No tienen de qué preocuparse.– Sonó la voz desde la cocina, servicial. - Cualquier amigo de mi querida amiga, es mi amigo.– replicó agradable. El guerrero solo enarcó una ceja ante tanta cordialidad. Volteó a ver a Zuko, quien permanecía con un rostro perplejo, un tanto molesto. Toph se mantenía sentada en la silla.

- Se lo agradecemos, Señor tío de Zuko.– Sonó vagamente a consecuencia, le dedicó reverencia. Iroh salió de la cocina.

- Por favor, llámenme Mushi, y a mi querido sobrino Lee. No podemos darnos el lujo de cometer errores.– Especificó. Más al saber, que esta también sería la primera vez que formalmente se presentaban ante el grupo de jóvenes: 'El resto del equipo Avatar'.

Los chicos solo asintieron.

Zuko permanecía sin palabra, levemente escéptico ante todo. Pero se mantendría calmo… Después de todo, sabía que desde la última aparición de la maestra agua en busca de Toph, sería sólo cuestión de tiempo para que el resto de los indeseables aparecieran. Suspiró cansino, casi como esperando lo peor.

Pronto el viejo maestro llegaba a la mesa, sirviendo de un rico té y excelente cena, ofreciéndole a los 'invitados'.

A lo que el guerrero no se negó en lo más mínimo, ¡se trataba de carne! Por su puesto que aceptaría. Aang solo prefirió el té.

Pasadas las horas…

- Y yo le dije: ¡Té-jame tranquilo! – Terminaba la charla social con el chiste característico del viejo Dragón.

- ¡Jajaja! – Se oían las risas por toda la casa. Sokka incluso se secaba unas cuantas lágrimas que escurrieron de lo divertido y el buen rato que estaban pasando. Era una velada bastante pacífica y animada, contraria a lo que había planeado. Se dijo analítico, volviendo a observar a los presentes.

El Avatar también comenzaba a contemplar la escena, él y Sokka estaban sentados juntos, mientras Zuko y Toph posaban del otro lado de la mesa. Ella reía y sonreía con ganas, mientras el maestro fuego se limitaba a soltar leves muecas… Era obvio que no estaba del todo tranquilo, pero no lo culpaba; fue él quien se había presentado sin avisar en su casa. Y sin embargo, se notaba muy distinto a cuando lo conoció. Iroh se mantenía en la parte superior a la derecha, tomando pose como dueño y anfitrión de la casa, y proveedor de esa excelente cena; tomaba más de aquel buen té, sintiéndose triunfal con el chiste.

- Bien.– Se escuchó nuevamente a la joven maestra, tomando la delantera. - Díganme, ¿a qué han venido? – Cuestionó calma, llevando del buen té a sus labios. Zuko se tensó al escucharla, realmente no quería saber la respuesta.

- Venimos por ti, Toph.– Declaró el monje sereno también. - Katara nos contó un poco de lo que pasó el otro día. Realmente lo lamento.-

- No hay qué lamentar, Pies ligeros. Estoy mucho mejor aquí.-

El príncipe la observó por esto.

- Y lo sabemos, Toph.– Refutó el guerrero, un poco serio a lo habitual.

El maestro fuego dirigió su vista a él en consecuencia.

- ¿Ah, sí? – Se vió ligeramente 'incrédulo', impresionado.

- Sí, Zuko. Es decir, Lee – Añadió el Avatar. El joven ahora lo miró a él. - Y es por eso…– Hizo una pausa expectante, volteando a ver al guerrero; pareciendo confabularse algo… - ¡Que queremos que te unas al equipo! – Sonaron al mismo tiempo, completando la frase con un tono amistoso y determinado.

¡Los ojos del príncipe se abrieron con sorpresa! Toph también lo sintió. La idea era descabellada, y aunque ella también ya lo había pensado con anterioridad, no creía que fuese el mejor momento para mencionarlo.

- Confío plenamente en que Chispítas podría desempeñar un excelente papel como tu maestro, Pies ligeros. Pero creo que es un tanto apresurado para que él lo considere.– Intervino a la propuesta mostrándose seria, en verdad lo estaba tomando con el peso debido.

El maestro aire asintió un poco, 'entendiendo'. Pero la idea en su cabeza le decía que era un buen paso, y que no había tiempo qué perder.

- Sé a lo que te refieres.– Refutó a su expresión. - Sin embargo, en mi viaje espiritual con el Gurú Pathik, aprendí que las cuatro naciones podrían vivir en armonía, si tan sólo dejamos de lado la ilusión de las diferencias. Pues lo que parece estar dividido, en realidad no es nada más que el origen de lo mismo con diferentes resultados. Todo está conectado, todos provenimos de lo mismo.-

Esto a los oídos de los presentes, trajo a memoria la enseñanza que Iroh les dio hace mucho tiempo, cuando hablaron de los cuatro elementos y sus subcontroles.

El viejo maestro asintió complacido a las palabras del Avatar.

- Así es, Aang.– Agregó con voz sabio. - No hay mayor error que el creer que una nación es mejor que otra. Creando guerras innecesarias, trayendo enemistad entre las cuatro naciones.-

- Lo sé, y es algo que me gustaría que todos entendieran.– Concluyó sereno y seguro el monje. - Yo mismo solía tener amigos en todo lo largo y ancho del mundo. Y ahora que los veo a ustedes…– Señaló a Zuko y Toph. - sé que la alianza entre las cuatro naciones todavía puede existir. Pues el amor y la amistad, subsisten donde sea.-

El príncipe desvió un poco sus dorados, intentando procesar lo dicho; comenzando a sentirse nervioso. Bebió más de su té.

Aang notó la expresión en su rostro. La maestra tierra continuaba callada.

- En mi viaje como Avatar, he conocido más personas y he adquirido mayor sabiduría, cuando trabajo junto a mis amigos, junto a las personas que amo... Aún cuando eso vaya en contra de mis propias enseñanzas espirituales.– Declaró lo último un tanto cabizbajo. - Podemos lograr algo grandioso, la armonía y la equidad existen.– Sonaba esperanzado; tratando convencer. - Y pueden traer el equilibrio a las naciones. ¡Podemos traer, la paz! – refutó con una pequeña sonrisa.

Toph permaneció sin decir una palabra, esperando… Aguardando su respuesta. Sabía que Zuko lo estaba procesando.

- … – Un silencio abrumador impregnó la habitación. Sokka y Aang tan sólo se miraron el uno al otro, otra vez como confabulándose algo.

- Además...– Agregó el guerrero. - sabemos que no vas a dejar al Señor flamita, y que él tampoco va a renunciar a ti, Toph.– Sentenció serio, ligeramente derrotado ante los hechos.

Zuko alzó la vista tras esto, con un ligero gesto de desagrado por el apodo, pero en cierta forma, era bueno que lo entendieran. ¡TOPH ERA SUYA!

- Pero…– continuó. Levantándose de su asiento.

Toph enarcó una ceja, sintiendo como el estratega comenzaba a caminar hacia ellos, colocándose tras Zuko.

- ¿Qué haces? – Se vio confundida.

El mismo maestro fuego lo miró confundido.

- Si queremos que la fogata andante forme parte del equipo…-

Lo separó.

- Debemos asegurarnos de que Aang ya no sea de su interés.-

- ¡¿QUÉ?! – Replicaron al unísono.

- ¡Zuko no miente! -

- ¡Yo no quiero formar parte de su estúpido equipo! – Exclamaron cada quien por su parte.

- Lo siento, Zualteza, pero no correremos riesgos.– Refutó un chico agua decidido.

Iroh se quedó pasmado en su lugar; admirado de todo el suceso y los jóvenes.

- ¿Listo, Aang? – Señaló el estratega.

- ¡Estoy listo, Sokka! – Confirmó el monje con gesto gracioso, alzando el pulgar.

Acto seguido.

¡El rostro de los maestros se descolocó!

Aang comenzaba a bailar haciendo maniobras de aire control mientras se sacudía y zangoloteaba frente a Zuko, como si fuese un premio o inocente palomilla que revoloteaba… Sokka posaba su mano en la barbilla con expresión exagerado, de estar observando a detalle cualquier reacción.

- ¡¿Podrían detenerse?! – Replicó levemente irritada al sentir sus acciones.

- Claro, lo haremos en cuanto "Lee" reaccione.– Respondió sarcástico el moreno sin quitarle la vista ni por un segundo al príncipe desterrado.

Zuko mantenía amplia cara de molestia. ¡A poco de incendiarse!

- Uhm…– El estratega continuaba rodeándole. - Dime, Fogata ¡¿no te provoca querer atraparlo?! – Lo cuestionaba con gesto acusador, denotando casi acosador, apuntando al chico que bailaba frente suyo.

- No.– Arrastró la palabra con suma seriedad, mirando fijamente a los ojos aguamarina.

Toph lo sentía, estaba diciendo la verdad… Lo único más allá de eso que podía sentir, era su enfado. Nada más…

- Uhm…– Lo miró un poco más, asintiendo con gesto gracioso.

Aang continuaba con sus pasos danzarines moviendo las manos.

- Suficiente, Calvito.– ordenó que se detuviera alzando ligeramente la mano.

El monje simplemente se detuvo en el acto, mostrando una enorme sonrisa.

- ¡Vaya, Zuko! ¡Parece que sí has cambiado! – Sentenció juguetón y divertido. Impresionado y orgulloso.

El maestro fuego simplemente lo vio con cara de querer encenderlo en llamas y pensar: "¡Me estás jodiendo una maldita broma, ¿verdad?!".

- ¡¿QUÉ?! – Replicó ligeramente impresionada. - ¡¿No confiaban en mí?! -

- Jeje ~ Sonó la risilla nervioso de Aang, al verla de pie con ese gesto incrédula e irritada.

- Lo sentimos, Toph. Fue por cuestión de seguridad. Sabemos que tú amas a…– ¡En seguida le tapó la boca! Apuntándolo seriamente en señal de amenaza en caso de que si quiera pensara en decir otra palabra. Lo soltó. - Eh, jeje ~ volvió a reírse nervioso, parando con eso. El maestro fuego solo los miró escéptico.

- ¿Y bien? – prosiguió el estratega.

Todos volvieron a quedarse callados... Observándolo. El joven se sintió presionado, Toph simplemente aguardaba…

- Tengo que pensarlo.– Declaró apartándose de ellos; yendo directo a su alcoba.

¡Escucharon la puerta cerrarse con fuerza!

- ¡Pff! – salió el bufido de la maestra tierra a consecuencia; molesta. - Les dije que era muy pronto.– murmuró.

-- Nota: Hey, there! -w-

¡Volví! Con el siguiente capítulo después de casi dos semanas, me parece. Pensé que lo tendría antes, pero no me dio el tiempo, principalmente porque quise subir todo junto... Sin embargo, no pude. Por cuestiones creativas, estoy un tanto indecisa de cómo explotará y terminará esto. Por lo que aprovecho para decirles, del libro tierra solo quedan dos capítulos más y se avecina una graaan tormenta. Están advertidos.

De nuevo les repito, muchas gracias por leer. Y por cada review. Especialmente a: Lannart y sirvallenessa0906 ¡Muchas gracias! s2

A todo el que se sume, ¡bienvenidxs! Aquí habemos Tokolovers y Avatar Fans.

See ya! ~