Capítulo 10. Destino – Parte 2 (The End)
- No quise volver a hacer fuego control desde que quemé a Katara por accidente.– Relataba el calvo monje a su nuevo maestro.
- ¡Zuko! – Escuchó detrás suyo. - ¡Solo dale una demostración al blandengue! – comenzaba a exasperarse ante tantas "excusas".
Esta se encontraba con la maestra agua, quien le realizaba una segunda curación. Un poco más allá: La nueva zona de entrenamiento. Al recibir la noticia de que el maestro fuego ayudaría y ahora entrenaría con el Avatar, decidieron moverse a un lugar más seguro. Ya que quedarse en Ba Sing Se presentaba un riesgo para ambos maestros fuego. Ni siquiera por lo pasado y sus anteriores enfrentamientos (persiguiendo a Aang), harían algo que los perjudicara. Este mostró una mueca de medio lado ante su comentario e impaciencia.
- Escucha, a lo único que hay que temerle, es al miedo en sí. El fuego control responde mucho a tu estado de ánimo y emociones. Pero hay que tenerle respeto.– Se vio expectante. - Si no, ¡este te tragará y escupirá como un terrible rino komodo! – Amedrentó.
- ¡Ahhh! – sonó escuálido, entendiendo.
- ¡Jajaja! – La maestra tierra detrás tan solo se rió.
- Bien, pupilo.– Utilizó la palabra de Iroh. - Aquí va la demostración. Será mejor que retrocedas.– advirtió.
Aang en seguida obedeció.
El maestro fuego respiró profundo, ¡y atacó! Generando…una llama bastante mala, patética diría. El maestro aire de cualquier forma aplaudió.
- ¡Argh! – volvía a escucharse.
Continuó más y más. Intentándolo una y otra vez…
- ¡Vaya! Creo que esa se sintió más calurosa.– Animó el Avatar.
- ¡No me vengas con eso! ¡Sabes como debería ser! ¡Como debería sentirse! ¡Arghh! – Lo volvía a intentar, pero nada salía. Al menos no como debería.
Toph solo se vio escéptica, y un tanto preocupada. Presenciando lo que pasaba…
Al poco se tomaron un descanso del 'Fuego control' y dejaron a la maestra agua hacerse cargo del entrenamiento por el resto del día. Se movieron otra vez, quedando cerca de un lago.
- ¡Vamos, Aang! ¡Déjame ver tus tentáculos de agua! – Animaba la susodicha. El maestro aire la atacó, pero pronto empezaba a hacer de sus juegos y tonterías.
- ¡Jajaja! – se escuchó la risa de la morena.
El maestro fuego tan sólo contempló la escena, acercándose al lago. Se colocó a lado de la pequeña maestra quien se mantenía en la orilla remojando sus pies. Su tobillo se notaba mejorado, ya para nada hinchado y mucho menos rojizo. Suspiró pesado.
- ¿Qué ocurre? – cuestionó intrigada. Aunque no había querido hacer alusión a lo presenciado.
- Creo que perdí mi control.– declaró serio.
Esta alzó levemente su ceja.
- A mí no me mires. Yo no tuve nada que ver.– refutó igual.
Zuko la miró con gesto por demás incrédulo a lo que decía. Está sólo se sonrió, empezando a soltar una risilla burlona. ¡Estaba bromeando! A pesar de todo no pudo evitarlo, soltaba una mueca, denotando un tanto irritado. "Era una tonta" Pensó derrotado.
- ¿Crees que perdiste tu fuego control? – Continuó. Meneando un poco los pies en el agua fresca.
- Eso creo.– masculló por lo bajo. Manteniendo su postura, un tanto resignado.
- ¿Tienes idea de qué lo pudo ocasionar? – Preguntó seria.
- No.– Aseveró. - Pero creo que es un tanto obvio que fue porque cambié de bando. ¡Yo no formo parte de los buenos! ¡No soy un buen tipo! – 'Refutó berrinchudo'.
- No seas bobo, Chispítas. Nadie puede ser absoluta maldad o bondad.– refutó la que escuchaba con atención.
- Eso díselo a mi bisabuelo Sozin. Prácticamente el inició la guerra y desapareció casi a una nación entera.– El maestro dirigió sutilmente su mirada, hacia Aang. La que escuchaba simplemente lo entendió.
- Admito que eso es despiadado, pero no creo que sea la razón. O que tu bisabuelo siempre haya sido malvado.– Objetó segura. - Además, no es el único con un pasado en tu familia. ¿Qué me dices de Iroh? Él era conocido como El Gran Dragón del Oeste, cambió de bando y aún sigue haciendo un magnífico control.– El maestro fuego tan sólo lo pensó. Analizando lo dicho y procesando la situación.
- Quizá hay algo que pueda ayudar, es una antigua historia que solía contarme mi tío, sobre la fuente del fuego control original.– Masculló ligeramente, perdido en sus cavilaciones.
- Sí crees que podría funcionar.– Concluyó simple, alzándose de hombros.
…
- Vaya, vaya, vaya… Parece que tenemos más noticias, chicas. Mi soso hermano y traidor tío se encuentran en la ciudad. ¿No es repugnante que se hayan ocultado tras una tienda de té? Pero supongo que en una ciudad como esta, es lo mejor que pudieron hacer.– Soltó el boletín de noticias que llevaba en las manos, dejándolo sobre la mesa; ambos susodichos se encontraban posando en la portada.
- Es un buen dibujo de tu tío y Zuko, pero ¿quién es la que está a su lado? – cuestionó la de trenza alta. La más alta solo dio una vaga mirada, sin ganas. Su inarticulada expresión. En cambio, los ojos de Azula se vieron turbados, al notar a lo que Ty Lee se refería.
- Es esa chiquilla admiradora de Zuzu. Patética.– Replicó.
- ¿Dará problemas? Te recuerdo que ya antes hemos tenido que enfrentarla.– Se atrevió a traer a cuentas, la de cabello oscuro y recto flequillo.
- Me parece que solo fue un error de elementos. Es buena con la tierra, pero es ciega. ¿Qué ventaja podría tener, si la desproveemos de lo único que ve? – Declaró enarcando una mueca retorcida, victoriosa. - Chicas, es momento de una reunión familiar.-
…
- No entiendo como un baile me ayudará a recuperar mi control.– Replicaba levemente quejumbroso, mientras el mayor le brindaba una lección de conocimientos y realizaban cada una de las katas.
- Todo tiene un inicio y un fin, sobrino. Es lo que representa el círculo, un ciclo. Así como la Luna con cada una de sus fases rige al mar y a sus Tribus; el Sol se levanta y brinda calor para nosotros, llenándonos de vitalidad con el día. Sin él todo sería frío y oscuridad. Pero ciertamente, todo tiene un equilibrio; la vida y la muerte, luz y oscuridad, yin y yang.– El viejo maestro sentenciaba decidido sus enseñanzas. Al escuchar a sus jóvenes pupilos declararle sobre sus intenciones: instruir al Avatar. No fue difícil ayudarles, pues al recibir tales noticias, se sintió muy orgulloso; y se convenció aún más de lo dicho, al saber que su sobrino experimentaba cierta debilidad en su control. Algo aparentemente normal si se pierde el enfoque. - El fuego nace con una pequeña chispa por primera vez en nuestro corazón. Y puede ser devastador, dependiendo del deseo interno que lo motive. Pero también, puede presentar un nuevo comienzo, pues una vez ha sido consumido, puede presentarse ante nosotros en forma de: "Segundas oportunidades".– Añadió señalando a su alrededor. Incluyendo a la pequeña maestra tierra que escuchaba con atención. - Hay tres preguntas cruciales que debes replantearte. ¿Quién eres? Esto puede estar marcado por tu pasado, pero no define tu futuro. ¿Qué es lo que tú quieres? Puede responderse con tu deseo interno. Búscalo dentro de ti. Y una vez lo hayas encontrado, podrás responder a la última pregunta. ¿Cuál es tu destino? Si tienes la respuesta a cada una de las tres, entonces te aseguro que experimentarás un fuego control como nunca antes.– El mayor terminó de hacer los movimientos. Dejando al aturdido Príncipe en medio de esa sala, pensativo… ¿Cómo se supone podría contestarlas?
...
Por el resto de días se centró en repetir una y otra vez los ejercicios de respiración y movimientos que Iroh le enseñó para que dominara. Sin embargo, se repetía el resultado, por más veces que lo intentaba, no lograba hacer mucha diferencia en el fuego control que generaba.
- ¡Argh! – Gruñó sintiéndose derrotado, más pareciendo cansado. Llevaba toda la noche y madrugada despierto, a poco de esclarecer la mañana. Era el único momento despejado en el que podía entrenar, y sin espectadores a quienes alarmar por ser un maestro fuego… Se secaba el sudor. Toph se conservaba en una esquina, pegada a las rocas que alzó para que este pudiera entrenar a escondidas. La observó; mantenía su espalda recargada en una y sus pies levantados con otra, como si realmente estuviera descansando, pero sólo dormitaba.
- ¿Por qué todavía no te has ido? – cuestionó un tanto incordiado. Sabía que debía reposar, más ahora con su prolongada recuperación.
- ¿Qué estás demente? ¿Cómo harías si alguien viene y no estoy yo para advertirlo? – Exclamó por lo bajo, un tanto como excusa. Jamás se atrevería a dejarlo entrenar solo. Este sin prever se sonrió por el comentario… Realmente siempre cuidaba su espalda, ¿no es así? Se cuestionó sintiéndose curioso. Sin más continuó con los movimientos. - Además…– se volvió a oír. - me parece que lo estas haciendo mal.-
- ¿A qué te refieres? – Preguntó.
- El movimiento va de derecha a izquierda con una ligera inclinación, pero tú doblas las rodillas.– El príncipe se vio escéptico a lo que decía. - Podré ser ciega, pero puedo percibir hasta el movimiento de la más diminuta hormiga.– Zuko ante esto sólo demostró gesto y seña de: Entonces pasa acá. La maestra tierra le enarcó una ceja. - ¿Quieres que lo demuestre? – Sentenció incrédula.
- No. Quiero que me acompañes.– Aclaró.
- Uhm – Esta se alzó simple de hombros, levantándose del suelo. Lo haría.
Ambos tomaron posición, empezando a interpretar cada una de las katas. En sincronía…
Toph había presenciado una y otra vez el espectáculo (movimientos), por lo que ya los sabría de memoria. Y el como es que el ex general Iroh lo realizaba con pulcritud.
Los minutos parecieron congelarse en el tiempo, sintiendo como cada uno se movía y articulaba al compás… Y al llegar al centro.
- ¡Ah! – se quejó medianamente.
- ¿Estás bien? – Pareció alarmado.
- Es el estúpido tobillo que se niega a sanar bien.– Expresó denotando un entrecejo.
- Quizá deberías suspender los entrenamientos con el Avatar.– Sugirió ligeramente preocupado.
- ¡Ja! ¿Has olvidado quien soy? Soy la mejor maestra tierra, ¿crees que una lesión me detendrá? – se vio expectante.
Zuko la observaba a detalle, considerando el si debía darle por su lado.
- No, por supuesto que no… Jamás podría.– Le afirmó por lo bajo. Toph ante esto se sonrió.
- Okey, entonces hagámoslo de nuevo.– Este solo le asintió, tomando posición. - Desde arriba.-
…
- Se llama El Dragón danzarín.– explicaba al monje. Quien seguía los movimientos al pie de la letra, imitando cada una de las katas que Zuko ejecutaba. - Esto te ayudará con tu fuego control.– Replicó más sereno.
Aang lo observó, notando su 'estado': Seguro.
- ¿Continúas sin tener tu fuego control? – cuestionó interesado, impresionado. Pues pese a esto, Zuko reflejaba tranquilidad.
- Lo tengo. Solo que está un poco débil.– ¡Hizo demostración lanzando una flama! Un tanto pequeña y color naranja.
- ¡Ja! – la morena se burló sin pensarlo demasiado. A lo que el Príncipe la miró por escucharla, al igual que los otros.
- ¿Te parece gracioso? – resonó a consecuencia.
- No, solo es la idea de lo fácil que hubiera sido para nosotros si hace tiempo hubieras perdido tu fuego control.– 'Explicó'.
El maestro fuego, sin embargo, asintió; comprendiendo la ironía. Prosiguió.
- Mi tío asegura que el fuego control representa la vida misma. Se origina con una chispa y crece dependiendo el entorno del deseo interno. Llega a su auge si las condiciones son precisas, y así como puede ser devastador, cuando se extingue también puede presentar un nuevo inicio, una segunda oportunidad.-
- Wow, eso es muy hermoso, Zuko.– se escuchó a un monje conmovido. Recordando un tanto las enseñanzas de su último maestro espiritual, el Gurú Pathik. El mayor solo atendió medianamente a lo dicho, continuando… Cerró sus ojos, concentrándose. Dirigiendo sus pasos más allá.
- El fuego es más que dolor y destrucción.– Recitaba, haciendo una clara imagen en su cabeza de cada uno de los sucesos y vivencias. Empezando a moverse en círculo, realizando los pasos tal y como había entrenado con Toph…
"Hay tres preguntas cruciales que debes replantearte"
Sus recuerdos y lo dicho comenzaba a resonar en su cabeza...
"¿Quién eres?"
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Las risas de él, su tío y su primo Lu Ten, jugando cuando niño.
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El recuerdo de su madre acompañándolo en el estanque de patos tortuga.
- Es como reaccionan las madres, Zuko. Si molestas a sus bebés. ¡Raw! -
Rieron juntos.
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"¿Qué es lo que tú quieres?"
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Su madre despidiéndose de él…
- Recuerda siempre quién eres, Zuko.-
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- Levántate y pelea, Príncipe Zuko.-
- ¡No, soy un hijo leal! -
- Aprenderás de respeto a través del dolor.-
- ¡Aaaah! – Él siendo quemado por su padre.
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Frunció su entrecejo.
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"¿Cuál es tu destino?"
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- El destino puede ser un poco extraño. Pero si mantienes tu mente y corazón abierto, te aseguro que te sorprenderá.-
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- Soy Lin, tu tío Mushi te ha estado buscando.-
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- El fuego puede ser… ¡una segunda oportunidad! -
Y ante esto, ¡una gran llamarada brotó de sus puños!
- ¡Wujuuu! ~ se escuchó ampliamente a la maestra tierra. Orgullosa de lo que sentía y presenciaba.
- ¡Bien hecho, Sifu! – se oyó también al monje con su alago. ¡Eso es algo que jamás lo había visto hacer! Se decía entusiasmado por el resultado de su maestro.
Katara, sin embargo, aplaudió. No sin poder evitar lucir preocupada, resaltando en sus ojos azules… En verdad había sido una llamarada grande y calurosa.
- Bien, parece que tu tío siempre tuvo razón.– añadió el estratega. - Andando, chicas. Dejemos a los bobos hacer el bobo control.-
Aunque el guerrero no lo haya querido admitir, él también se sintió impresionado. Se acercó a Toph intentando ayudarla, pero esta simplemente se negó con un gesto relajada, meneando la cabeza y deteniéndolo con la mano. Bajó de su roca y se apoyó del bastón que Iroh le hubo proporcionado para que no apoyara tanto el pie y no sobre exigiera a su tobillo. El bastón metálico, hecho de aleación de acero y otros minerales; decorado en la base con incrustaciones de esmeralda, lo compró para ella en una casa de antigüedades. Siendo casi irónica la escena que esto figuraba, por ser ciega. Pero lejos de ello, a Toph le había encantado el detalle, y por curioso que pareciera, el golpeteo sobre el suelo le expandía sus horizontes… En el que ahora se movía un poco lenta a causa de su lesión.
…
- No puedo creerlo…– Sonó el viejo maestro.
Recientemente las cosas habían estado muy locas en el salón de té, a causa de esa entrevista que dieron: "Al boletín informativo de Ba Sing Se" y porque Toph se encontraba ocupada con sus entrenamientos; hacían mucha falta atendiendo en El Dragón del Jazmín.
- ¿Qué ocurre, tío? -
- ¿Qué pasa? – Cuestionaron al mismo tiempo.
- ¡Buenas noticias! – Sentenció más gustoso. - El rey tierra nos invita a Palacio para servirle té.-
Ambos maestros se vieron sorprendidos y contentos por él.
- ¡Felicidades, Mushi! – Se oyó complacida y gustosa, extendiendo sus buenos deseos.
- Felicidades, tío. Te lo mereces.– Concordó el joven tocando el hombro de su maestro. Pues ahora también volvía a entrenar bajo su tutela. A escondidas, manteniendo el perfil bajo.
- No saben lo mucho que significaría para mí, si ambos pudieran acompañarme esta tarde.– Expresó el viejo volviendo a enrollar el pergamino que le habían entregado.
La maestra tierra dio un ligero respingo al estarlo evaluando. El príncipe simplemente lo entendió.
- Tío, ¿a qué hora es la cita con el rey tierra? – cuestionó adelantándose al gesto.
- No importa, Chispítas.– replicó pronta. - Ya les he quitado suficientes días de trabajo.-
El chico giró a ella, extrañado.
- Mushi te necesita.– refutó amable y serena.
- Querida amiga, no hace falta. Ustedes ya tienen planes con el Avatar. Eso es más importante que…-
- No.– interrumpió. - En realidad, voy a visitar a mis padres.– Confesó segura.
Iroh sin duda se mostró impresionado, pero apacible.
- ¿Entonces qué harás? – Sonó dudosa esa pregunta por parte del maestro fuego. Quizá sabiendo la respuesta.
- Ve con Mushi.– Sentenció simple.
El joven se vio ligeramente turbado. ¡Lo sabía! Sabía que esa sería su respuesta.
- Tranquilo.– Denotó posándose confiada en lo que decía. - Yo me encargaré de mis padres, tú ve con tu tío y al final del día nos 'vemos' en casa. Para contarles lo aburrida que fue mi visita.– Aseveró depositándoles una pequeña mueca.
Zuko la observó por unos instantes.
- Nos vemos en casa.– Musitó repitiendo lo dicho, quedándose un poco más conforme. Seguro…
Iroh los miraba. Apreciando un poco más la escena. Aunque no comprendiera del todo la situación y/o lo dicho.
- ¡Uhm! – carraspeó ligeramente su garganta, denotando una actitud más positivo. - ¿Continuamos? – se posicionó. El joven maestro solamente asintió. Retomando su pose.
…
- ¿Segura que no quieres que te acompañe? – La cuestionó con esa voz suave pero firme a la vez, que últimamente lo caracterizaba.
- No.– Respondió con un ligero modo.
- ¿Entonces quieres que vaya? – Replicó leve.
- No.– respondió con el mismo tono.
- ¿Estarás bien? -
Toph lo sabía, estaría preocupado por lo que podía desencadenarse. ¿Sus padres lo tomarían a bien? ¿La recibirían con los brazos abiertos? ¿O solo la regañarían y estarían tan molestos con ella que ni siquiera la dejarían explicarse? Confinándola de nuevo a una alcoba. Como la última vez… Eran muchas incógnitas sin responder, pero no estaría segura hasta averiguarlo. Y por pésimos que pudieran ser los resultados, intentaría solucionarlo. Se mostró decidida. Este sólo la miraba en espera por alguna respuesta.
- Todo estará bien. Lo prometo.– Le aseveró.
Zuko, simplemente suspiró.
…
- Los cinco generales y el rey tierra ya no confían en los agentes Dai Li. Arrestaron a su jefe, por lo que no pasará mucho tiempo antes de que vengan por ustedes.– Se paseaba dando ese discurso, fuerte e intimidante. - Tendrán que dar el golpe a los generales y al rey tierra al mismo tiempo, de manera rápida y precisa.– Los observaba con esos desafiantes iris avellanos. - Sí veo que hay alguna duda, si percibo la más mínima pisca de deslealtad, ¡yo personalmente me encargaré de acabar con el sabotaje en las filas, en el instante! – Sentenció firmemente, terminando su discurso.
Las tropas observaban a la chica proveniente de la Nación del Fuego, con miedo y admiración. Si antes podían creer que Long Feng era un tipo despiadado, la imagen de él fue fácil sustituida por semejante semblante y destreza. Quizá muy joven para infundir esa clase de terror y poder, pero viniendo de alguien con su familia y linaje, no podía ser de otra manera.
Los agentes Dai Li redirigieron su lealtad…hacia la Princesa Azula.
…
- Sabes, sobrino, por mucho tiempo me vi entrando aquí como un conquistador.– Comenzaba a sonar la voz sabio del viejo. - Y ahora entraré a Palacio de manera humilde, sirviendo té para el mismo rey tierra.– Iroh llevaba un bonito y ostentoso estuche de madera en las manos, con las cosas necesarias para prepararlo. - El destino da muchas vueltas.– Sentenció calmo.
El Príncipe solo se sonrió, denotando esa sutil mueca de medio lado. Por primera vez en su vida, sentía estar de acuerdo con su tío. Lo había estado pensando desde hace días. Su vida ahora representaba un gran cambio, y era completamente diferente a donde inició…
Quizá después de todo, sí tenía un propósito en el destino.
…
- ¡MALDITOS SABANDIJAS! – ¡Gritaba colérica al sentirse frustrada por haber caído en semejante emboscada! Y aunque intentó huir, no hubo podido ser más rápida. Daba fuertes golpes contra el metal con sus puños y brazos.
- ¡Mejor ríndete, pequeña! – Escuchaba la voz de Xin Fu. - ¡Ni tú podrías con una caja como esta, esta hecha de metal! – Recalcaba incordiado. Pues llevaba buena parte del recorrido lanzando un sinfín de insultos y haciendo ruidos exasperantes para que la dejaran salir.
Al principio se había sentido desanimada al saber que fueron sus padres quienes les permitieron a los rufianes el tratarla de esta manera. Tomando medidas a voluntad solo para hacerla volver… Una triste lágrima corrió por su mejilla, para después, ¡redirigir todo ese odio y volverse en contra suya! ¡Volvería a casa con Zuko y Iroh! ¡Volvería a como de lugar! Se decía decidida.
- ¡Sí! – Concordó el maestro Yu. Tapándose los oídos a causa del ruido. - Ni siquiera los mejores maestros tierra han podido contra una caja metálica.-
Metálica, metálica, ¡METAL! Retumbaron las vibraciones en sus oídos y la imagen se dibujó. Paró en el instante quedando en silencio por notarlo… Su rostro figuró la idea.
...
- ¿Por qué tarda tanto? – Cuestionó el chico, quien permanecía calmo. Esperando a que el dichoso rey tierra se "dignara" a hacer entrada. Comenzaba a sentirse inseguro, molesto; y no sabía por qué.
- Quizá el rey tierra se quedó dormido.– Sentenció su tío, sirviendo una taza de té para él. Pretendiendo calma también, pues sentía exactamente lo mismo que su sobrino. Sin embargo, los años de experiencia lo trataban mejor.
Se abrieron las grandes puertas compuestas de oro y abedul.
El príncipe quedó pasmado al ver la escena y saber quién aparecía a plena luz del día, siendo escoltada por esos 'guardias'; Dai Li.
- ¿Qué tal, querido hermano? – Sonó su inconfundible voz.
- ¡Azula! – Exclamó poniéndose de pie al instante.
Iroh le siguió, pero permaneció sereno.
- ¡Ah, Zuzu! Continúas sin aprender modales.– Expresó con gesto aburrida. - ¿Un simple hola es muy difícil? – resonó sarcástica. Este no contestó. Azula rodó los ojos en señal de: "Nunca aprendes" Prosiguió. - ¿Sabías que El Avatar está en Ba Sing Se? – Cuestionó enarcando una ceja, incrédula.
Ambos maestros se miraron de reojo. Y en estos momentos Zuko realmente agradeció que Toph estuviera lejos... No sabría como manejar la situación con ella lesionada.
Uno de los agentes se acercó a decirle algo en el oído a la Princesa, cosa con la cual, esta se sorprendió. Para casi de manera instantánea, pasar a mostrar una sonrisa sádica, volteando a ver a su hermano.
- Zuzu – Hizo un gesto pretendiendo impresionarse. - Pero ¿qué has estado haciendo? – replicó "boba", sin quitarle esa mirada de encima.
El príncipe se tensó por completo; pensando, en todo lo que Azula podría saber ahora. Su corazón se agitó.
- Sobrina, te he dicho alguna vez, ¿por qué mi sobrenombre es El Dragón del Oeste? – resonó el viejo interviniendo, tomando la taza de té que yacía sobre la mesa, provocando que al tiempo su sobrino pudiera despabilarse y enfocarse de nuevo.
- No me interesa saber de tus aburridas anécdotas, tío.– resonó con claro aburrimiento; viendo un poco sus uñas para restar importancia a lo que el ex general le decía.
- En realidad, es una demostración.– Sentenció con un ligero tono pícaro petulante. A lo que Zuko sonrió cómplice.
…
"¡Sí! Ni siquiera los mejores maestros tierra han podido contra una caja metálica"
Volvieron a sonar las palabras del detestable hombre en su cabeza. Frunció su entrecejo.
¡NO! Se dijo a sí misma al sentirse dudosa. ¡YO SOY LA MEJOR MAESTRA TIERRA QUE HAYA EXISTIDO! Pensó armándose de valor nuevamente. Concentrando todos sus sentidos en las vibraciones en la caja. Tal y como hacía con el bastón que el mismo Iroh le obsequió. ¡Es un viejo loco y sabio! Sí todo surge de lo mismo, entonces el metal tendría que ser una extensión más de ella, ¡no un impedimento! Pensaba... ¡No es nada más que mineral! ¡Mineral que ha sido prensado, procesado y transformado! ¡Sus poses y movimientos eran contundentes! Percibiendo todas las vibraciones a su alrededor… ¡Tiene que ser! ¡Tiene que ceder! ¡TENÍA QUE VOLVER…CON ZUKO!
…
El príncipe sabría a la perfección aquella maniobra tan magnífica e impresionante. ¡En el instante!
¡RUGIDO DE DRAGÓN! ¡LA FUERTE LLAMARADA SE REPLEGÓ POR TODAS PARTES!
Por lo que se cubrió, colocándose a espalda de su tío; imitando su movimiento y atacando al resto de los maestros tierra.
Zuko respiró hondo y con una gran ráfaga, ¡rompió la gruesa pared!
Salieron de ahí…
Iroh siguió avanzando sin tomar nada en cuenta. Rompiendo otra pared para poder escapar de los agentes y Azula; lanzándose él mismo por el agujero. ¡Cayó encima de unos arbustos!
- ¡Vamos! – alentó al recuperarse de su aterrizaje. - ¡SALTA! – Ordenó al ver a Zuko dudando en la orilla.
¡En la mente del Príncipe reverberaban los pensamientos por segundo!
- ¡No, tío! ¡No podemos huir! ¡Hay mucho en juego! – Declaró aún procesando su idea.
¡La mirada del ex general se descolocó! ¡¿Qué pretendía?! Zuko se apartó del agujero y en seguida, ¡los Dai Li lo aprendieron!
Iroh contempló la escena desde abajo, denotando un amplio rostro de molestia, preocupado. ¡¿Por qué siempre tenía que ser tan obstinado?!
- Eres tan dramático, Zuzu.– Declaró la chica con clara voz de: "no me sorprendes nada". - ¿Qué es lo que harás? ¿Me retarás a un Agni Kai? – Cuestionó con cierto tono, burla.
- No.– Cerró sus ojos. Inhalando y exhalando profundamente. ¡Sintió el oxígeno recorrer su cuerpo, haciendo vacío en sus pulmones y saliendo potenciado desde su estómago…! - ¡Ayudaré a recuperar al Reino Tierra! – Y ante lo declarado;
¡BROTÓ UNA GRAN RÁFAGA QUE QUEMÓ TODO A SU PASO!
Para después, ¡volverse un torbellino que lo cubrió y liberó de sus manos!
¡Su hermana salió disparada a la habitación continua a pesar de que se cubrió a si misma en una esfera de fuego! Junto a los Dai Li.
Iroh solo divisó el inmenso fuego y humo que comenzaba a salir por el agujero en la pared. Impresionado, una vez este cesó, accionó rápido dirigiéndose de regreso a Palacio.
…
La concentración de la maestra tierra llegaba más allá, comenzando a sentir las pequeñas partículas de minerales dispersos en la caja…
- Vamos metal, ¡cede! – Recitaba mientras más movimientos y golpes precisos daba.
De pronto, lo escuchó/sintió… ¡El metal se había doblado!
- ¡Woo, Toph! – Una amplia cara de satisfacción y sonrisa se enmarcó. - ¡ERES LA MEJOR! – Se elogió a sí misma antes de salir.
¡SONÓ EL ESTRIDENTE GOLPE DISPARANDO EL METAL QUE LA CONTENÍA!
…
Aang, Katara y Sokka se encontraban en casa, no tenían mucho que hacer hoy. Pues según el estratega, "El Plan de Invasión" iba como viento en popa.
¡Toc, toc, toc, toc!
Se escuchó con prisa el llamado a la puerta.
El Avatar se levantó de su lugar, abriendo ligeramente preocupado. ¿Quién podría ser?
- ¡Avatar! – Sentenció un sujeto angustiado y sudoroso frente a él. Un mensajero, llegaba a toda velocidad manejando un carruaje desde Palacio. Aunque parecía más venir corriendo.
- ¡¿Qué ocurre?! – se vio alterado.
- ¡El rey Kuei-secuestrado-unas chicas-maestros fuego-los guardias! – El hombre parecía dar un mensaje en código morse. Le faltaba el aire.
- ¿Zuko? – Pensó al escuchar ese raro mensaje. Intentando descifrarlo.
- No tenemos tiempo de averiguarlo, Aang. ¡Vamos! – Ordenó el estratega, saliendo de inmediato.
- Señor, quédese aquí y descanse.– Sentenció Katara yéndose tras de Sokka y Aang, quien comenzaba a llamar a Appa con su silbato. El sujeto solo levantó el pulgar en señal de: "aprobación y buena suerte" tomando lugar en el suelo.
Acto seguido, se desmayó.
Los chicos se marcharon yendo encima del bisonte.
…
- ¡¿Qué fue ese sonido?! – sonó Xin Fu viéndose exaltado.
Bajaron en seguida de la carreta.
- ¡¿Dónde se supone que está?! – Cuestionó el maestro Yu. - ¿Será otro de sus trucos? – Sonó estúpida su pregunta.
- ¡Claro que no! – Sentenció el otro sujeto. - Esto no puede ser un truco, ¡hay un hoyo ahí! – Declaró casi sin poder creerlo.
¡Se desplazó con su tierra control!
- ¡Tienen razón, bobos! – Exclamó victoriosa y retadora. - ¡No es un truco, es la realidad! -
Golpeó a ambos sujetos con un rápido y preciso movimiento, metiéndolos en la caja metálica. No sin antes;
- ¡Esto es mío! – Quitó de las manos de Xin Fu su bastón.
¡Dobló el metal!
- ¡Nunca lo olviden! ¡SOY LA MEJOR MAESTRA TIERRA DE TODOS LOS TIEMPOS! – ¡Declaró vivaz! Para después, ¡salir a gran velocidad de regreso a Ba Sing Se! Yendo todo lo más rápido que le dieran sus piernas.
Comenzaba a desplazarse sobre su ola de tierra…
- Estaremos aquí para siempre, ¿verdad? – resonó adentro.
…
- Vamos, es sencillo.– alentaba la chica de circo al animal; Bosco, a qué caminara con las patas delanteras.
Zuko pasó corriendo por el pasillo junto con Iroh, dirigiéndose hacia donde creían podían estar los calabozos.
- ¡Oh! Hola, Zuko, Iroh.– Expresó más que gustosa al verlos pasar.
- ¿Ty Lee, Mai? – pareció impresionarse, aunque no entendía ni por qué. Ellas siempre acompañaban a su hermana.
- ¿Qué le pasó a Azula? – volvió a cuestionar, pareciendo desconcertada. El maestro fuego las miró, decidiendo.
- No hay tiempo para explicaciones. Ustedes deben de saber en donde tienen a los rehenes.– Confrontó.
- ¿Y para qué querrías saber algo como eso, Zuko? – Replicó la otra.
Este sólo la miró, intentando descifrarla. ¿Habría un enfrentamiento entre ellos? Sin embargo;
- ¡Chicas! ¿Dónde está el rey Kuei? ¿Qué pasó con los generales? – se escuchó Katara a lo lejos, cuestionando al ver a las "guerreras Kyoshi" - ¡Zuko! – en seguida se puso a la defensiva. - ¡¿Qué haces tú aquí?! -
- Vinimos a servir té. ¿Dónde estaban ustedes? ¿No se supone debían cuidar al rey? – replicó casi incordiado.
Pronto Sokka también llegaba a la escena.
- ¡Uhh! – sonó la de cabello trenzado. Acercándose a él. - ¡Hola, guapo! ~
- Eh... Katara, ¿qué está pasando? – cuestionó desconcertado.
- ¿Por qué no lo explicas, Zuko? – volvía a confrontar. Él maestro fuego simplemente no entendía porque ahora y menos ¡¿por qué carajos lo seguía cuestionando?! ¿Qué acaso no confiaban en él?
- Lo siento, yo estoy con Suki.– El guerrero parecía bailotear mientras trataba de quitarse a la chica de encima. - ¡Espera! – reconoció sus movimientos. - ¡Tú no eres una Guerrera Kyoshi! -
- ¡No me digas, genio! – Resonó nuevamente el maestro fuego, ofendido y sarcástico.
- ¡No te hagas el sorprendido! ¡¿Dónde está Toph?! ¿También es parte de tu plan? – Lo amenazó con su boomerang.
- Ni siquiera te atrevas.– Le advirtió.
- ¡Chicos, basta! – Se escuchó Iroh interviniendo. - Están perdiendo el tiempo discutiendo mientras deberíamos estar…-
¡GRAN EXPLOSIÓN CON FUEGO CONTROL!
El Dragón todavía no terminaba de hablar, cuando la verdadera villana apareció.
- Admito que ese fue un gran contrataque, hermano. Pero el camino de la traición te costará caro.– Lucía completamente desalineada. ¡Ese movimiento sí la había tomado por sorpresa!
¡Pronto Aang también aparecía!
- ¡Chicos! – resonó al verlos. - Encontré al rey Kuei, ya sólo nos falta… Bosco.– Se escuchó en medio de esa sala de trono.
El trío Avatar, el trío real de la Nación del Fuego y el dúo de maestros fuego se vieron cara a cara, ¡listos para un enfrentamiento! Pero lo importante aquí era, ¿quién tendría la ventaja?
…
La batalla se desató en medio del Palacio, todo lo que se podía ver ahí era fuego, golpes y elementos siendo repartidos. Sin más, la Princesa de la Nación del Fuego atacaba con fiereza directamente a su hermano, haciéndolo un tanto retroceder. Hasta qué;
¡Una gran avalancha de roca detuvo en el instante su fuego azulado!
- ¡Toph! – sus iris dorados se iluminaron y sus labios se articularon pronunciando su nombre con alegría. ¡Con gusto! Pero al tiempo, una gran presión en su pecho lo invadió.
- Veo que la enana llegó para nivelar tu juego. Lástima que no durará...– masculló con malicia. - ¡Dai Li, ahora! -
¡Arrojaron cadenas de hierro intentando atraparla! ¡Tal y como hicieron con los generales!
Los ojos del Príncipe se angustiaron, pero lo siguiente que divisaron, eso nunca nadie lo esperó. Siendo una gran revelación para todo el que estuviera presente.
¡Aún le costaba trabajo, pero Toph detenía las cadenas!
- ¡Qué carajos! – exclamó impresionado. La cara de Sokka, Aang e incluso Katara llegaron al suelo.
- Lamento arruinar tu juego, A z u l a.– arrastró con su típico tono de burla. ¡Redirigiendo las cadenas y lanzándolas de regreso a los agentes! Sujetándolos con ellas. El Príncipe sonrió determinado al ver esto, terminando de procesar, ¡sintiéndose airoso!
- Tenías razón, Azula.– Declaró en voz alta. - Toph nivela mi juego.– Se posicionó a su lado. La pequeña maestra sonrió maliciosa, ampliamente complacida a sus palabras. Pero no se dejaría aturdir, ¡estaban en medio de una batalla!
En el momento, el equipo Avatar se colocó a sus costados, comprendiendo lo que pasaba. Zuko solamente asintió agradecido al ver su gesto.
La maestra fuego denotó un ligero entrecejo de molestia. ¡Pero el juego aún no acababa! Aún tenía otro as bajo la manga…
- ¡Ty Lee, Mai! – Éstas retomaron posición.
Azula solo dio la orden y en seguida se echaron a correr, Mai lanzando de sus múltiples dagas y cuchillos, y Ty Lee haciendo sus piruetas, procurando acercarse ágilmente intentando bloquear su Chi.
-- Fuego – Tierra – Agua – Aire – ¡Boomerang!
¡El grupo estaba completo! Y se movían en sincronía.
Látigos de agua, ráfagas de fuego, aire control y rocas salían en todas direcciones, incluso el hábil boomerang.
Aang y Toph cubrían los laterales, anticipándose a los ataques y cuchillos que la más alta lanzaba. Zuko y Katara comenzaban a contratacar a los guantes de tierra que se añadían por parte de los restantes Dai Li. Siguiendo su pelea por unos cuantos minutos…
Sin embargo, algo andaba mal, pronto las columnas de piedra se hicieron demasiadas, pareciendo más una… ¡distracción!
Zuko empezó moverse, comenzando a seguir a su hermana, quien se movió habilidosa entre las rocas, llegando hasta la salida en dirección a;
- ¡El rey tierra! – Avisó a los demás que la notaran. Pero fue tarde para cuando lo advirtió.
- Lo siento, querido hermano, pero no los dejaré llevarse la victoria.– Tenía al hombre sometiéndolo con una llave, colocando su brazo por detrás de su espalda y una llama generada con dos dedos bastante cerca de su cuello. Inhabilitando el que avanzaran.
Si perdían al rey tierra, amenazaban con que el mismo Ba Sing Se cayera al verse desproveído del único heredero y líder. Por lo que esto a su vez generaría una guerra directa con la Nación del Fuego, sin muchas posibilidades de ganar, ya que 'la vida del rey' se encontraba entre sus manos.
Azula se alejaba lentamente, saliendo con cuidado de la habitación del trono, sin despegar ni por un segundo la mirada de sus contrincantes. Mai y Ty Lee prontas se posicionaron a sus costados. El equipo Avatar querría hacer algo en protesta y salvar al rey Kuei. ¡Pero por Agni!, todos sabían que una amenaza viniendo por parte de Azula tenía que ser verdadera. Por lo que no dudaría en acabar con la vida del mismo rey de ser necesario... Ella nunca sería de las que se retractan o se dan por vencidas fácilmente. Menos, ante una batalla tan decisiva como esta.
Los agentes Dai Li al ver su desidia y cese de elementos, comenzaron a salir junto a la Princesa de la Nación del Fuego. Pues ellos la escoltarían personalmente de Palacio y abrirían las puertas de Ba Sing Se, ¡hacia el nuevo orden!
- ¡Tenemos que hacer algo! – Denotó preocupado el calvo monje al verlos partir.
- ¡Muy bien, equipo, cambio de planes! – se oyó pronto el estratega llamándolos al centro. - Hay que recuperar al rey Kuei a como de lugar, sino lo hacemos, ¡se acabó! ¡Fin a lo último del Reino Tierra que quedaba en pie! – Sentenció exaltado. - Sin mencionar, que esos Dai Li están a punto de dar el paso a la Nación enemiga. Sin ofender.– Zuko no dijo nada en contra. - Por lo que yo propongo… Intercambiar a Aang.-
- ¡¿QUÉ?! – Brotó al unísono de los cuatro que escuchaban.
- ¡¿Has perdido la razón, Sokka?! ¡No haremos eso! – de inmediato protestó su hermana.
- No, Sokka tiene razón.– Agregó el maestro fuego a su reclamo.
- ¡Claro! Y eso es muy conveniente, ¿no? – refutó sarcástica.
El maestro fuego denotó un entrecejo.
- Escucha, sé que he hecho las cosas mal, pero trata de ver un poco más allá. ¿Qué es lo que la Nación del Fuego querría más que el rey de una nación? – Cuestionó serio.
- El Avatar.– concluyó Toph.
- Así es.– afirmó satisfecho a su respuesta. Sabiendo que lo entendería. - ¿Y por qué? – Prosiguió.
- Porque soy el único que puede detenerlos.– completó Aang en su lugar, un poco cabizbajo.
- ¡Así es! Esos sucios maestros fuego. Sin ofender.– Zuko de nuevo no dijo nada. - Sobrepondrán el fin de la guerra, a quedarse de rehén al único que realmente podría detenerlos.-
Los oyentes asintieron a esto, estando de acuerdo con el plan del guerrero.
- Pero…– resonó baja. Tocando su collar.
- Es por el bien del mundo, Katara. Estoy de acuerdo con esto, estaré bien.– Le aseveró el monje. Aceptando su destino.
- ¿Y qué de bueno tiene el sacrificio, si le quitas la única esperanza qué tiene el mundo? – protestó en su lugar.
- Ya una vez le di la espalda al mundo. No volveré a hacerlo otra vez.-
- Aang…– Katara tocó su mejilla, denotando consternada; sus bellos y profundos ojos azules se humedecían.
- Él estará bien.– se escuchó Zuko, conmovido por alguna razón que desconocía.
- Sí.– intuyó Iroh. Quien también contemplaba la escena. - Es seguro que mi hermano no hará nada contra él.– Con esto parecieron calmarse un poco... - No es conveniente que fallezca el Avatar. El ciclo de reencarnación se reiniciaría.– Los chicos marcaron otro gesto y entrecejo, a lo que Zuko solo se dio una palmada en la frente. El mayor simplemente se excusó con una enorme sonrisa, bobo. Entendiendo que eso último, ¡no ayudaba!
- No te preocupes, hermanita.– sentenció de nuevo el estratega. - Veremos por la primera oportunidad para rescatar a Aang con el plan de Invasión. ¡Andando! -
El maestro aire y la maestra agua empezaron a moverse. Sintiéndose más determinados. El resto, sin embargo;
- ¿Invasión? – Musitó impresionado. Querría saber más. A lo que Toph se acercó a él, tomándolo por la túnica. Negó a manera de que se calmara, denotando un ademán también y un gesto seria. Zuko se desconcertó al ver su movimiento, pero obedecería…
Esta sería una conversación, para otra ocasión.
- ¡Vamos, no hay tiempo que perder! – se oyó al fondo. Estos tan solo avanzaron.
…
La maestra fuego y compañía ya partían…
- ¡Azula! – se escuchó fuerte el llamado. Esta atendió dirigiendo sutilmente su mirada antes de cruzar la gran muralla. Los agentes ya habían sometido a los demás guardias y comandantes que cuidaban la entrada.
- ¿No lo has entendido, hermano? ¡El juego terminó! -
- Azula, he venido a negociar… Por un pez más grande.– Declaró expectante.
Acto seguido, el maestro fuego lanzó a los pies de su hermana y los presentes, a el Avatar encadenado.
Las miradas de toda clase de rango de soldados se impresionaron al ver la hazaña. Azula en cambio.
- ¿Me dirás que tú solo lograste capturarlo? -
- Capturamos.– resonó saliendo detrás de él, con una pose ruda e intimidante. Sacó de la tierra al ex general Iroh, sujeto y encadenado. Al igual que el resto de sus "amigos" atados de pies y manos con cuerdas.
Azula volteó a verlos, denotando una evaluación...
- ¿Y por qué creería en su palabra? Hace unos minutos no dejaban de contratacar.-
- Eso es fácil, se le llama coartada. Jugadas y contra jugadas. Tú mejor que nadie debería saberlo.– pronunció de nuevo la pequeña maestra.
- ¿Y tú que ganas con esto, enana? Prácticamente estás traicionando a tu propia Nación, y a tus aliados.– sentenció la Princesa con malicia, ahora dirigiéndose a ella; interesada.
- Un exasperante maestro fuego me dijo, "que no se trata de Naciones, sino del más fuerte. De saber quien está predestinado a ganar esta guerra" – Refutó seria.
Azula pareció analizarlo por unos segundos…
- Eso es cierto, es el derecho divino a gobernar.– Concluyó realmente convencida a sus palabras, ella misma las había utilizado hace algunas horas en su discurso.
Toph al sentir que tenía su completa atención, sonrió por lo bajo. Dando paso a los chicos 'atados en el suelo' para que continuaran con la segunda fase. Comenzaban a quitarse y romper lentamente las sogas que los sujetaban. El ex general Iroh tan sólo esperaría la siguiente señal.
- Entonces proclamen su derecho. Tú y Zuko pueden llevarse todo el crédito. Yo en cambio quiero…conservar la vida del rey tierra.– sentenció determinada. Azula la miró fijamente, alterándose un poco, notándose en su iris avellana.
- ¿Para qué querrías la vida del rey? – denotó esa mirada intimidante, desgarradora. Esa qué podría derrotar a un ejército entero… Empezaba a sospechar.
- Porque le prometí a Toph convertirla en mi general.– Masculló Zuko interviniendo al percibirla. - Será el pase con mi padre para ella, si después lo entrega como un acto de lealtad al Señor del Fuego.– 'Declaró sus planes'.
La Princesa lo observó por esto.
- No hagas promesas que no vas a poder cumplir, Zuzu.– Sentenció expectante.
- Sabes que es la única forma, Azula.-
Lo segundos parecieron eternos, mientras esperaban su veredicto…
Esta inspiró profundamente.
- Muy bien, ¡abran la entrada! – Ordenó fuerte y claro.
¡La tierra y muralla comenzaron a temblar!
Pronto los tanques entrarían y sitiarían la ciudad. Zuko, Toph y resto del equipo Avatar tan sólo aguardaban el momento indicado.
El primer tanque ingresó; fungía como transporte real para la Princesa y allegadas. En este también partirían Zuko y Aang rumbo a la Nación del Fuego.
- Pueden traer al rey tierra.– Declaró a los Dai Li. Estos igualmente obedecieron. Lo tenían amordazado de pies a cabeza, con los ojos y boca tapados. Azula indicó a su hermano que escoltara él mismo al Avatar dentro de la nave. El Príncipe obedeció, alzándolo del suelo y empujándolo para que caminara.
- Ahí lo tienes, entrega al rey tierra.– La pequeña de nuevo se escuchó. Los Dai Li miraron a la Princesa y esta dio señal de aprobación. A lo que uno de los agentes lo movió hasta Toph con su tierra control. Lo sujetó. Zuko y presentes tan solo respiraban profundamente, mientras veían esa negociación efectuarse.
- Ahora ingresen a los prisioneros.– volvía a ordenar la maestra fuego.
Primero llevaron a su tío, quien les repartía una amplia mirada con odio y desaprobación. Entrando en su papel. Después Sokka, y al final;
¡Azula denotó en su cara, toda su maldad contenida! Realizando un movimiento en contrataque ¡tan bajo!, que por un instante todo pareció ir en cámara lenta…
Los inútiles ojos de la maestra tierra se turbaron, el propio maestro fuego quedó en shock.
- ¡AHHH! – ¡El desgarrador quejido y la propia carne crujiendo al sentir la llamarada sobre su avellana piel resonó por todas partes!
- ¡KATARA! – gritó el estratega rompiendo la soga en sus manos y quitó el nudo sujetando sus pies. Saltó del vehículo metálico para socorrer a su malherida hermana, quien yacía en el suelo temblando del intenso dolor que le recorría su costado; desde el cuello, brazo y pierna.
- ¡Ja! Creí que no habría sorpresas, hermano.– Encaró enmarcando una sádica mueca; al ver como los prisioneros se liberaban, por no estar bien amordazados.
- ¡Tú, monstruo! – ¡Sokka se lanzaba al ataque contra ella, denotando todo el dolor en su quebrado rostro a causa de la ira! ¡Sin embargo!
¡El tanque donde se encontraba Aang empezaba a temblar…!
¡Los escoltas y soldados, incluso Zuko y Iroh salieron de ahí!
¡SE DESTRUYÓ! ¡Volando en mil pedazos! Al igual que las cadenas que lo sujetaban, ¡deshaciéndose con fuego control!
Lo siguiente que los avellanos ojos divisaron, fue un rugido de Dragón siendo caracterizado por el mismo monje. ¡Fuego brotaba aterradoramente de sus extremidades! Brazos, piernas y boca. ¡Estaba furioso, completamente fuera de control!
Por la forma en que se desató su Estado Avatar, la misma maestra fuego sintió temor. Pero no se dejaría amedrentar.
- ¡Ataquen! – Se oyó fuertemente, pero los agentes Dai Li no pudieron hacer nada. Nadie lo intentaba, estaban al borde del colapso por el miedo. ¡Se marchaban dando retirada! - ¡Vuelvan aquí, cobardes! – Gritó colérica.
El Avatar empezaba a arrojar naves y tanques que seguían esperando las órdenes de la Princesa. ¡Los derribada con tierra y fuego! ¡Haciéndolos explotar!
- ¡Ahhhh! – se oían las decenas de soldados siendo azotados.
Sokka solo había visto en comparación de poder y destrucción, el día que perdió a Yue. Se sintió sumamente angustiado por procesar las posibilidades, sujetando y cubriendo a Katara de las explosiones con trozos de tierra, entremezclados con metal y polvo que saltaba a todas partes. Sin mencionar, ¡del fuego y calor que comenzaba a desatarse!
- ¡Tenemos que hacer algo! – Por fin pudo reaccionar. Zuko y Iroh contemplaban la escena de semejante destrucción, acrecentándose. Aang estaba completamente enceguecido, barriendo por sí solo con el ejército entero. Sin embargo, Azula comenzaba a atacarlo, dando órdenes de usar cañones de fuego y lanzando por su parte múltiples rayos contra él, ¡contra el enfurecido monje!
Pasaban los segundos y el Príncipe solo parecía estarlo procesando, ¡procesando las ideas!
- ¡Toph, llévate a Sokka, Katara y al rey tierra. Busquen refugio y encuentra quien pueda curarla! – Dio su orden fuerte y claro. La maestra tierra en seguida la acató; acercándose al guerrero y maestra agua en el suelo, pero el estratega.
- ¡Aléjate! – Advirtió, completamente lleno de ira. Apuntándola con su mazo de hueso de ballena. Aang no era el único cegado por el pánico e incertidumbre en estos momentos. - ¡Aléjate de nosotros! – Empezaba a llorar con amargura… - Si tan sólo nunca te hubiéramos conocido.– Sentenció severamente.
Los ojos de la maestra tierra se humedecieron.
- ¡¿De qué estas hablando?! ¡Nada de esto es su culpa! – Zuko replicó molesto.
- Tienes razón… Es tuya.– Sus ojos aguamarina lo miraron fijamente, acusador. Tenía mucho odio corriendo… ¡Miedo! Miedo de perder a su hermana.
Las palabras retumbaron en los oídos del maestro fuego, sintiéndose completamente miserable por lo ocurrido, por todo lo que pasaba. ¡Tenía razón, era su culpa! Pero ya sabría como compensarlo. Se giró decidido, dirigiéndose directo al campo de batalla. Sintiendo la ira y rabia correr, ¡por todo lo que representaba su vida! ¡NADA MÁS QUE MUERTE Y DESTRUCCIÓN! ¡DOLOR! ¡DOLOR PARA TODO EL QUE QUISIERA QUEDARSE O ESTUVIERA CERCA!
- ¡Zuko, ¿qué haces?! – Lo llamó con desesperación al sentir que avanzaba.
- Tengo que controlar a Aang, antes de que destruya todo.– Declaró firmemente. Pues incluso la tierra bajo sus pies comenzaba a temblar, provocando grietas en el suelo, generando casi un terremoto.
- ¿Y como lo harás? No puedes controlarlo, ¡nadie puede! – Su rostro pálido como porcelana denotaba gran dolor y sus lagrimales se inundaban con angustia. Consternada hasta la médula, ¡era una misión suicida!
- Tal vez, pero tengo que hacerlo.– De nuevo empezaba a caminar…
- ¡Yo iré contigo, Príncipe Zuko! – se oyó fuertemente a su tío, El Gran Dragón del Oeste. - No tienes porque cargar con el peso tú solo. Debemos intentar corregir los errores que ha cometido nuestra Nación.– Declaró decidido.
- Iroh, es muy arriesgado.– La maestra tierra intervino, denotaba gran pesar y ferviente admiración hacia el viejo maestro, pero no dejaría que ninguno de los dos se marchara.
- Tú lo dijiste, nadie puede controlar a Aang... A menos, que aseguremos que Katara esté bien.– Colocó ambas manos sobre sus hombros. - Ve que sea atendida, asegura el bienestar del rey tierra, y luego vuelve aquí con una prueba de que ella se repondrá.-
La pequeña ante esto entendió el plan, pero...seguía siendo muy arriesgado.
- Todo estará bien. Lo prometo.– Utilizó exactamente las mismas palabras que ella le dijo hace unas horas.
La soltó; reincorporándose para dirigirse con Iroh hacia el Avatar.
- ¡Zuko! – Lo haló, esta vez dejándolo a su nivel. - Cuida a Iroh y aguanten hasta que vuelva.– ¡Le besó con osadía en la mejilla! - Regresaré pronto.– Le aseveró.
El Príncipe la miró fijamente, dirigiéndole un ligero asentimiento. Se apartó decidida, comenzando a llevarse consigo a ambos de la Tribu y al rey, alzándose y alzándolos en una ola de tierra y roca; desplazándose… La vio irse. ¡Empezando a sentir, el potente calor que recorría su cuerpo entero!
Volvió a girar a su tío, quien solo aguardaba demostrando ese gesto decidido. Ambos caminaron rumbo al Avatar, adentrándose en las flamas.
…
El cielo sobre Ba Sing Se pintaba un color rojizo y humo negro. El olor a metal, carne chamuscada y ceniza se esparcía por todo el ambiente. La gente estaba atemorizada, encerrada en sus casas y/o huyendo en las calles. ¡Presenciando el desastre!
La opinión estaba dividida, por un lado los que apoyaban que el Avatar le estuviera dando su merecido al ejército de la Nación del Fuego, y la otra mitad, realmente angustiados por lo que veían, y lo que deparaba el destino de Ba Sing Se; del Reino Tierra.
- Por favor…– sentenció con voz más baja, casi suplicando. - tiene que haber algo más que pueda hacer.-
- Lo lamento, señorita.– Denotó consternada la enfermera. - Es todo lo que puedo hacer ahora. Aquí no hay maestros agua que puedan ayudar a sanar con rapidez a su amiga.– El rostro de la maestra tierra denotó preocupación. Sokka solo parecía haber quedado en shock después de que los llevara en contra de su voluntad. Desplazó a los individuos por la ciudad entera, buscando resguardo para el rey, y ayuda para Katara mientras se retorcía y temblaba. Habían corrido con mucha suerte de encontrar a alguien tan bondadosa que a pesar de la destrucción e incertidumbre, abriera las puertas de su casa y atendiera las quemaduras de la maestra agua. - Solo queda esperar a que responda a las medicinas. Y que quizá, con el tiempo pueda sanar por completo sus heridas.– Le afirmó.
Frente a lo dicho sintió un gran pesar, lamentándose. Sin embargo, apenas tomaría el collar de Katara en sus manos. Cuando sintió el fuerte agarre del estratega en su muñeca, deteniéndola.
- ¿Qué haces? – Se jaló intentando zafarse. El rostro del guerrero se tornó totalmente serio. La maestra tierra se vio nerviosa ante su cercanía, amenazante.
- Que te quede bien claro, Toph.– Murmuró. - Sí algo le pasa a mi hermana, me aseguraré de vengarme de tu adorado Chispítas, ¡y de toda su familia! – La pequeña ante esto pasó saliva. Sabía que no estaba mintiendo, podía sentirlo en sus vibraciones... Le asintió lentamente, como aceptando la sentencia. ¡La soltó!
Toph en seguida salió de ahí.
…
- ¡Sobrino, no creo que estos muros puedan resistir un poco más! – Hablaba fuerte por el crujir de las brazas, y lo que se iba derritiendo a su paso. Al frente, el Avatar continuaba con la destrucción; tanto, que ya empezaba a crearse lava.
Los maestros fuego a sus expensas, habían socorrido a todo tipo de personas e intentaban contener el fuego. Manteniéndolo a raya y/o desviando el calor… Empezaban a sentirse cansados.
- ¡Tranquilo, tío! ¡Toph volverá y podremos parar todo esto! El Estado Avatar no puede durar para siempre.– Eso último lo sentenció más para él. El hombre solo le asintió, poniéndole una mano sobre su hombro. Confiaba en sus pupilos. Volvieron a inspirar profundamente, tratando de inhalar un poco de aire antes de volver adentrarse en las brazas. - ¡Andando! – Salieron a la par del lugar detrás de unas rocas donde se ocultaban.
El Príncipe no quería aceptarlo, pero estaba preocupado. Tenía tiempo de no ver a su hermana, Mai o Ty Lee. Y mucho menos, podía ver a Toph…pero mantenía la esperanza.
…
La lucha contra las grandes flamas y llamaradas se mantuvo por más. Hasta qué, divisó a su nube de tierra y polvo, cada vez más cercana. ¡Era ella, no había duda!
Ambos maestros fuego volvieron a esconderse, yendo a encontrarse a mitad de camino.
- ¡Toph! – Le oyó llamándola.
- ¡Chispítas! – Llegó hasta él y Iroh, llenándose de gusto de poder encontrarlos. - ¿Están bien? – Cuestionó.
- Cansados, señorita.– Añadió el viejo maestro.
- Tomen – Les tendió una cantimplora con agua. Los hombres realmente agradecieron el gesto. Toph solo podía sentir al fondo la cantidad de...
¡GRAN EXPLOSIÓN! Aang había volado lo último de los tanques de la Nación del Fuego que quedaban en pie.
- ¡Wow! – sus pálidas pupilas se iluminaron con las brazas que se levantaron al frente. - Eso es mucho fuego, ¿no es así? -
El joven príncipe le asintió. Terminando de beber el agua...
- Aang está acabando con todo, si no se contienen las llamas pronto, terminarán llegando a el anillo de la población baja.– Advirtió preocupado. Brindándole un reporte de la situación. - ¿Cómo está Katara? -
- Ella se repondrá. Es el tema de sus quemaduras lo que es un tanto desalentador. Al no haber ningún otro maestro agua a la redonda, no le quedará más que recuperarse con el tiempo.– Compartió algo resignada. El maestro fuego lo pensó.
- Quizá Aang pueda desarrollar esa habilidad sanadora, pero no lo sabremos hasta que no vuelva en sí. ¿Tienes la prueba? -
- Sí.– Aseveró y sacó de su bolsillo el collar que la morena siempre portaba.
Zuko lo tomó, observando ligeramente al objeto… Y pensar que alguna vez lo utilizó contra ellos, para rastrearlos. Suspiró notoriamente al hacer coalición sus recuerdos de su pasado con la situación del presente. Ideando un nuevo plan.
- Tío, descansa aquí he intenta resguardar tantas personas como te sea posible… Iré yo solo con el Avatar.– Masculló alzándose del suelo.
- ¿Estás demente? – Lo tomó por el brazo; estaba cubierto de polvo y ceniza, y su cuerpo se sentía arder. - No te dejaré hacerlo solo.– refutó muy segura.
- Toph, ya has hecho un excelente trabajo poniendo a salvo a Katara y al rey.-
- El cual está muy molesto. Traerá a más de sus tropas a resguardar la entrada y tratará de controlar a Aang. Escuché su plan y no le importará acabar con todo el que sea maestro fuego. ¡Es muy peligroso! -
Este igual se levantó de su posición en cunclillas. No tenía tiempo que perder y menos con El Avatar y el rey a punto de llegar y hacer unión.
- Es la única forma.– Murmuró divisando el collar en su mano.
- Entonces llévame contigo. Estamos juntos en esto, ¿recuerdas? -
El príncipe la notó más que decidida. Sabía que de una forma u otra lo haría. ¡Toph lo seguiría a donde fuera! Pasó saliva nervioso, decidiéndose…
- Okey.– Decantó. - Pero tendrás que llevar esto sobre tu nariz.– De su propia túnica rompió un pedazo de tela, humedeciéndolo con el agua de la cantimplora. - Jamás te lo quites. O el humo acabará contigo en cuestión de minutos.– Señaló. Enrollándolo con cuidado alrededor de su cuello, boca y nariz. La maestra tierra solo le asintió. Observó a sus enormes ojos perlados destacar por encima de la tela. Sintiendo a su corazón acelerado por lo que estaban a punto de hacer. Se inclinó hacia ella… - Toph, prométeme que aunque estemos en problemas, no intentarás hacer algo arriesgado.-
En los ojos de la maestra tierra se dibujó un destello de angustia y el más puro gesto de lealtad y amor contenido. Bajó del pedazo de túnica para poder hablar.
- Jamás podré prometerte algo como eso.– Denotó 'soberbia'. Enmarcando una sutil mueca.
Eso era cierto, estaba en su ADN el meterse en problemas e intentar lo arriesgado. El maestro fuego se lamentó un poco por su respuesta, pero lo sabía. Con Toph jamás podría ser de otra forma... Se reincorporó.
- Bien. ¡Andando! -
…
El dúo de maestros se divisaba a la lejanía haciendo frente a las llamaradas. Más allá, el Avatar aún moviéndose frenético por todo el llano, destruyendo la muralla y a los soldados del ejército fuego que luchaban por mantenerse en pie. La maestra tierra pronto los empezaba a desplazar sobre su ola, llevando a Zuko y a ella para evitar poner las plantas de sus pies sobre el incendiario suelo. A su vez, generaba placas de roca con las cuales mitigar el fuego y apagarlo. Apartando y/o enterrando también restos de metal al rojo vivo que se encontraban por la zona.
- ¡Tendremos que acercarnos! – Advirtió Zuko, yendo sujeto de ella. Toph solo le asintió, empezando en el acto a acrecentar su ola de tierra y roca bajo sus pies. Sujetando a ambos de ella; así sería más fácil controlarlo en caso de que necesitaran moverse o cubrirse con rapidez…
- ¡AANG! – se escuchó una vez estuvieron lo suficientemente cerca. Tenía que gritar a causa del remolino de viento al rededor del monje. - ¡AANG! ¡AANG, ESCUCHAME! ¡UNA VEZ ME DIJISTE QUE JAMÁS QUISISTE VOLVER A HACER FUEGO CONTROL POR HABER LASTIMADO A KATARA! -
Frente a esto, el maestro aire se giró. Sus ojos destellaban con la luz azulada indicando el incontrolado Estado Avatar. ¡Lanzó nuevamente un rugido de Dragón! ¡Eso para nada podría significar algo bueno! La maestra tierra en seguida los movió cuando presintió el siguiente ataque de Aang, ¡comenzaba a perseguirlos!
Zuko prosiguió…
- ¡¡AANG, KATARA ESTÁ BIEN!! ¡Y TENEMOS PRUEBAS! LAMENTO QUE EL PLAN HAYA SALIDO MAL, PERO ESTÁS DAÑANDO A TODAS ESTAS PERSONAS CON TU NIVEL DE DESTRUCCIÓN E IRA.-
¡Toph comenzaba a bajar a un nivel más aceptable a la tierra. Desplazándolos y llevándose lejos el caos de Ba Sing Se!
- ¡AANG! ¡AANG, POR FAVOR, REACCIONA! – Zuko continuaba intentando hablarle mientras este permanecía tras de ellos, lanzándoles de los cuatro elementos… ¡UN GRAN REMOLINO DE AIRE SE LEVANTÓ, DESCONTROLANDO SU PASO, TENÍAN QUE PARAR! ¡Rodaron en el suelo y Toph verdaderamente lo sintió! Pero por lo menos ya no estaban en medio del fuego.
Aang se acercaba, con ese rostro completamente desfigurado ante la ira y el dolor. Sin entender razones. ¡El suelo empezaba a agrietarse bajo sus pies y rocas se levantaban! ¡LOS APLASTARÍA VIVOS!
- ¡AANG! ¡AANG, POR FAVOR, MIRA! – Gritó la maestra tierra, intentando a su vez contrarrestar el terremoto. El Príncipe en el acto sacó de su bolsillo el collar. ¡Dejándolo frente a Aang!
- ¡KATARA ESTÁ BIEN! – Replicó este. - ¡ESTA RESGUARDADA EN LA CIUDAD Y YA FUE ATENDIDA, ELLA SE REPONDRÁ! – Aseveró.
Por unos instantes el maestro aire pareció procesarlo. Aún continuaba en esa esfera rodeado de los cuatro elementos. Pero cesó el temblor y su rostro se vio transformado poco a poco en uno más normal. El collar en la mano de Zuko, se agitaba con el aire que todavía se expandía...
"- Muy bien, Aang. Está es la última lección que tengo por enseñarte. Deriva de una clase de subcontrol, llamado el arte 'de redireccionar un rayo' – Declaró el mayor a su pupilo.
- ¡Wow! ¿Realmente puedes hacer eso Sifu? – Denotó el monje admirado, entusiasmado por lo que representaba.
- No lo he ejecutado aún, pero sé que funciona.– Comenzaba a hacer las poses. El chico aire lo seguía. - ¿Puedes sentir el Chi corriendo desde tu estómago? -
- ¡Sí!, es muy parecido a hacer agua control.-
- Es bueno que lo menciones, de ahí fue donde lo aprendió mi tío.– Añadió un tanto satisfecho.
El maestro aire se vio sorprendido.
- ¿Tu tío aprendió técnicas de agua control? – Cuestionó intrigado.
- Es un tanto complicado.– Masculló. El monje solo lo vio con cara de: Te escucho. Zuko en seguida lo entendió. Pensando un poco si decirlo... - Como sabrás, no es el único maestro fuego con un pasado. Al parecer viene de familia.– Sonó un tanto resignado. - Cuando el hijo de mi tío Iroh falleció, él se vio sumido en la tristeza, y emprendió un sinfín de viajes alrededor del mundo, que dejaron su puesto y su trono a favor de mi padre. A mi tío es a quien le corresponde reinar, pero renunció a todo eso por el pesar de su único hijo. El príncipe Lu Ten, mi primo.– Declaró cabizbajo. - Desde entonces mi tío aprendió muchas cosas de las otras Naciones y a tenido cuidado de mí… De nosotros.– Corrigió añadiendo a Toph. - Sólo espero algún día, poder ser tan sabio como él.– Concluyó su relato, un poco apenado por haber confesado. El maestro aire lo observaba.
- Sabes, Zuko, no importa lo que digan los otros. Eres un buen tipo.– Le afirmó con una grata sonrisa.
Ante esto el maestro fuego se quedó pensativo. Para después, enarcar una pequeña mueca de medio lado; por lo dicho...
Continuaron con el entrenamiento".
El enfurecido maestro de a poco comenzaba a bajar hacia el suelo. Provocando a sus ojos el dejar de brillar y a sus profundas lágrimas empezar a correr; quebrado. Inundado por el dolor y aún más por el sentirse culpable del incidente de Katara. Además, de las incontables vidas que cegado habían cobrado por ello.
Ambos maestros en el suelo parecieron comenzar a respirar otra vez, al ver a Aang en un estado más 'normal'
- Chicos, l-lo lamento… No saben cuanto lo siento.– Se escuchaba sumamente arrepentido. Inclinando su vista y su cabeza hacia el suelo. Cayó de rodillas. - Todo se salió de control… Si tan solo yo…-
- Está bien, Aang.– Completó el mayor. Acercándose de a poco al monje.
Toph también bajaba la guardia, sintiéndose igualmente consternada, pero agradecía que Pies ligeros regresara en sí.
Sin embargo, el dúo no eran los únicos que escuchaban. Y lo siguiente que detectaron sus oídos…
- ¡TÚ! – Se escuchó a Sokka viniendo montado encima de un caballo avestruz. ¡Furioso! Siendo escoltado por el ejército tierra y los cinco generales. - ¡MALDITO MAESTRO FUEGO, MI HERMANA A MUERTO! -
Las palabras petrificaron a los presentes… El nudo ante el miedo y desolación invadió a la maestra tierra, al recordar su amenaza. El mismo maestro fuego sintió a la tristeza y la ira correr por su cuerpo al escuchar lo enunciado; sin saber cómo reaccionar.
Aang en el suelo… Comenzaba a temblar, al igual que la tierra nuevamente a su alrededor.
¡En el instante! Una danza iónica comenzaba a generarse… ¡saliendo el rayo disparado directo contra Aang!
- ¡Zuko! – La escuchó gritar a su lado. Y lo siguiente que sus ojos divisaron, ¡fue al Avatar generar una esfera en llamarada que haría volar todo en pedazos kilómetros a la redonda!
- ¡AAHHH! – ¡En medio de su grito desgarrador! El rayo que lanzó Azula fue redirigido... ¡Entremezclándose a la esfera en explosión!
Los ojos avellanas se llenaron de luz al presenciar la energía volviendo hacia su persona.
El Príncipe desterrado al tiempo se cubrió en una esfera de fuego con la que intentaría cubrir a Toph. Y a la par, una gran avalancha de piedra los tapó a ambos.
¡SALIERON DISPARADOS! Y no sólo ellos, ¡si no también Sokka, los soldados y generales!
Algunas pobres almas que quedaron al frente, no pudieron librarse…
Pronto, todo se volvió oscuridad.
…
Al recuperar la conciencia, un zumbido ensordecedor le amartillaba los oídos. Intentaba con todas sus fuerzas levantarse, pero no podía.
- ¡AAARGH! – Gruñó al sentir el intenso dolor en sus costillas, estaban fracturadas. - ¡Toph…Toph! – La llamó desesperado. Sus dorados ojos se inundaron en lágrimas al poder percatarse y divisar, ¡estaba viva! Sintió un extraño alivio a pesar del dolor de tan solo verla. Completamente cubierta de tierra y ceniza, resaltando golpes y moretones cubriendo sus brazos y piernas. Alzó su mano para poder tocarla, para tocar su frente ensangrentada. Comenzaba a murmurar algo, pero no podía oír nada…
- ¡Zuko! ¡Zuko, escúchame! – Llegó a sus oídos al recuperar la audición. Al igual que oyó a los alaridos de los caballos avestruz replegándose, buscándolos. Sus lágrimas cayeron a cántaros al darse cuenta, al recordar lo pasado. - Zuko, el día del eclipse, el día del Sol negro. ¡No intentes nada! – El Príncipe se vio ampliamente confundido. ¡¿ESO QUE DEMONIOS SIGNIFICABA?! - Pueden llevárselo.– Sentenció. El maestro fuego movió sus dorados con angustia y desesperación. ¡POR AGNI! NO PODÍA ENTENDER LO QUE PASABA.
Y en el instante, Mai y Ty Lee se acercaron a él. Siendo escoltadas por un grupo de soldados de la Nación del Fuego. ¡Se lo llevaban!
Había dado con ellas y construido un túnel, donde más adelante una nave los esperaba para que pudieran zarpar… Toph había hecho un trato.
- ¡Toph! – Replicó, pero esta solo se apartó de él denotando un entrecejo fruncido y su rostro quebrado.
- ¡Váyanse ahora! – Ordenó comenzando a salir de entre las rocas y arbustos que cubrían la entrada. Caminaba coja; a causa de que se había lastimado de vuelta el tobillo desde la primera caída.
- ¡Maldita sea! ¡Vuelve acá! – Exigió gutural. Pero la maestra tierra ya no contestó. Continuaba su camino… Ella serviría como distracción y carnada, para que pudieran marcharse.
El maestro fuego respiraba colérico, no le dejaría que se fuera, no podía, ¡no quería! ¡Iría tras de ella aunque fuera arrastrando!
Y en el siguiente instante, Ty Lee bloqueó su Chi.
Dejándolo, completamente inmovilizado… Se desmayó.
…
¡Abrió sus ojos y lo que vio! Fue sumamente desconcertante.
Estaba en un cuarto, en un barco; rumbo a la Nación del Fuego. La gran bandera escarlata colgada en la pared se lo dejaba saber. Pero lo extraño era, ¡¿POR QUÉ CARAJO IBA EN UN CAMAROTE Y NO EN LA PARTE DEL CALABOZO COMO PRISIONERO?! Sus iris dorados se movieron alterados, todavía no podía moverse, pero podía escuchar de fondo.
La puerta metálica se abrió, dejando ante sus aturdidos ojos, a la no maestra; la más alta y carente de expresión.
- Veo que despertaste.– Espetó con esa voz seria. El maestro fuego pasó saliva. Querría poder generar palabras, pero nada salía de su garganta. Se acercó a él. - Zuko, sé que puedes escucharme... Lo que voy a decirte quizá no sea nada bueno para tu condición, pero te pido que escuches.– Masculló por lo bajo. Los cuestionamientos en la cabeza del chico se dispararon en el instante. Querría saber lo qué tenía que decir. Mai al distinguir su gesto, continuó. - Zuko… tu hermana Azula falleció en batalla, tu tío Iroh fue capturado por el ejército tierra y aún no tenemos noticias de la maestra tierra que nos ayudó. El favor hecho a la Nación del Fuego no se olvidará, por lo que tu padre te espera al llegar allá. Ahora tú eres su único hijo, y lo único que quiere, es que estés de regreso.– El aturdido y anonadado joven la miró fijamente. Esas eran muchas noticias para procesar. - Aún hay más.– Se acercó todavía más él. - El Señor del Fuego está enterado de todo lo que hiciste.– Musitó. Zuko la observó con sorpresa, sintiéndose agitado. Prosiguió. - El como fue que hiciste todo lo posible para detener a El Avatar, y que en el momento de la verdad, luchaste por tu Nación. Y que además cuando recibiste la noticia de que tu hermana falleció, juraste venganza contra el Reino Tierra.– Declaró todos los "hechos".
La expresión en el joven maestro denotó atónito. ¡Eso último no era más que una gran mentira! Una verdad a medias...
Frunció su entrecejo.
- No pierdas la oportunidad, Zuko. Después de todo, fue la pequeña quien abogó por ti.-
La no maestra se apartaba saliendo de la habitación.
El Príncipe, quien permanecía inmóvil, se sintió arder frente a lo revelado…
Dejando a su mente, ¡injuriar contra el destino!
…
…
…
Fin del libro tierra.
Continuará...
-- Nota: Hey, there! ¡Pff! Hay tanto que quiero decir, así que lo enlistaré, jaja! ~
1. Este capítulo es largo asf!! Muchas páginas y mucho tiempo se le ha invertido a esto. Por lo que espero cumpla con algo de sus expectativas (o las rebase, idk).s2
2. Por favor, no me odien. twt El incentivo "muerte de Katara" se tuvo que cumplir. Porque todos sabemos que Aang no haría nada de tal magnitud sino fuera por su bella dama.. O por Appa vv. idk! Incluyendo, a nuestro fiero guerrero de la Tribu Agua. Sokka responde muy mal cuando se meten con su hermana. Cosa que es normal por su afecto fraternal, y por lo que han sufrido los dos en el aspecto de la guerra. So.. habrá sorpresas :p y mucho más desarrollo de personaje, ja! (Tampoco me odien por eso. twt)
3. Por el momento dejaré en hiatus, no muy largo, a este fic. Principalmente porque estoy intentando escribir más historias a la par -fuera del universo de a:tla- Es de mis obras originales. O sea, sin fanfics de por medio y con personajes creados. Así que les pido paciencia para empezar a leer la segunda mitad, con el libro fuego.s2 (Fun fact, quiero estudiar filosofía y letras)
4. ¡AMOOO SUS REVIEW! Me reí mucho mientras corregía este capítulo por leerles. So..
¡Gracias, sirvallenessa0906! También amo a Sokka, listados para mi son: Toph, Zuko, Sokka, Aangtonio y Kat. En mi top, obviamente. El simple hecho de incluir a Sokka en las historias ya le da un plus y más vida a todo. Jaja, su carisma e ingenio.. Por lo que sí, ¡todos amamos a Sokka!
Dxwing91! Por amor al Toko y por falta de ello es que me decidí a hacer mis ficsss! ~ Amo mucho a ese par.s2 twt Así que tengo varias historias AU de ellos en mi repertorio. Sin embargo, esta es la primera que me ánimo a escribir dentro del mismo universo Avatar. Espero les sigas gustado -w-
Y yap, para finalizar. Muchas gracias a cada uno que toma el tiempo para leer, no solo esta, sino cada una de las historias que se publican. Creo que es algo muy lindo el tener una comunidad igual de freaky que tú para compartir lo que creaste.s2
Sin más, hasta el próximo cap.
See ya! ~
