—¿Qué cosa?
Jinbe exclamó confundido mientras observaba a sus compañeros recién llegados al barco.
—Lo que escuchaste Jinbe. Este capitán idiota lanzo a la Strega al mar —respondio Sanji mientras apretaba con fuerza la cabeza del hombre de goma para que hiciera una referencia.
—L-lo shiento…
—Por suerte ahora tenemos a Jinbe, sino tendríamos que esperar hasta el amanecer y nadar hacia ella o navegar en medio de la oscuridad con el Shark Submerge III, pero tardaríamos más tiempo —dijo Nami mientras suspiraba con frustración.
—¿Por qué no dejamos que se pierda en el agua? —preguntó Zoro con el ceño fruncido.
—Porque los isleños quieren castigarla y encerrarla en prisión —explicó Usopp.
—Jefe-san, ¿Podría buscar a la mujer en el océano?
—¡Oh, claro que sí! —Jinbe respondió alegremente a la arqueóloga— ¡Eso no es ningún problema para mí! La buscaré y la traeré, esperen un momento.
—Shi shi shi shi, ¡gracias Jinbe! —Luffy se soltó de Sanji y sonrió en agradecimiento mientras veía al gran gyojin lanzarse al profundo y oscuro océano.
Pasó media hora dónde los sombreros de paja aprovecharon para encadenar y atar en gruesas cuerdas a los marinos corruptos que traicionaron a los isleños y que Jinbe derribó mientras cuidaba el Sunny.
—¡Oigan chicos! ¡Jinbe regresó! —Usopp gritó entusiasmado mientras lo veía salir del océano junto a la mujer en uno de sus brazos.
Toda la tripulación rodeó a Jinbe, quien al llegar a la costa de la isla, soltó a la mujer inconsciente en la arena. Dándole así la oportunidad a Usopp de rodearla de forma apresurada con cadenas de piedra marina.
—Se ve… diferente…
—¿A qué te refieres Nami-san? —preguntó Brook.
—Tenia el cabello de un negro brillante pero ahora tiene mechones blancos, incluso tiene más arrugas de las que tenía.
Robin observó detenidamente a la Strega para luego dirigir su mirada a Nami.
—Mm, teniendo en cuenta lo que nos contaste sobre el laboratorio mientras esperábamos a Jinbe. Lo más seguro es que el cambio de su aspecto físico se deba a una mutación de sus experimentos.
—Si, es lo más seguro.
—¿Qué hacemos con ella y los tipos que atrapamos? —preguntó Sanji.
—Entreguémoslos a los ciudadanos, que ellos y el viejo alcalde se hagan cargo —ordenó Luffy mientras se acomodaba el sombrero.
—¡Si, capitán! —respondieron todos al unísono.
—¡Bien, ahora vamos a comer! —Gritó entusiasmado el joven capitán mientras movía sus brazos con emoción.
—Vamos a la ciudad, cocinaré para todos allí —Exclamó Sanji mientras exhalaba el humo de su cigarrillo.
—¡Bien, vamos!
—¡Oye Luffy, espera! ¡Nos estamos olvidando de algo! —interrumpió Usopp antes de que Luffy saliera disparado hacia la ciudad.
—¿Mm? ¿Qué cosa?
—¡Hay que buscar a Miri! La dejamos escondida en un árbol hueco para que no la atraparán.
—¡¿Qué?! ¡¿Dejaron a una joven dama sola en un sucio árbol en medio de la noche?! —Sanji gritó a sus amigos mientras lentamente se veía un espeso humo salir de sus zapatos.
—¡N-no es lo que piensas! —Usopp gritó asustado mientras agitaba sus brazos frente al cocinero a punto de estallar en llamas— ¡Miri es la hija del alcalde de este pueblo y estaba por ser entregada a la Strega! ¡La encontramos de casualidad y la escondimos antes del anochecer en el bosque para salvarla!
—¡Así es! Ahora hay que ir a buscarla —Luffy río orgulloso, al fin y al cabo, fue su idea esconder a la joven en un viejo árbol hueco.
—¡Par de idiotas! —Sanji empujó con fuerza a Usopp y Luffy hacía el bosque— ¡Vamos, apresúrense! ¡Esa pobre doncella debe estar desolada en la oscuridad, esperando nuestra llegada!
Mientras ellos se dirigían rápidamente hacía el lado este del bosque, los demás sombreros de paja se dirigieron hacia la ciudad, arrastrando con ellos al enemigo.
La fría y despejada noche estrellada, fue larga y ajetreada. Los isleños junto a los esclavos frente a la noticia de ser liberados, gritaron de alegría entre lágrimas. Al fin, después de tantos años, eran capaces de tomar con fuerzas sus propias decisiones de su autonomía y autoridad para movilizarse con completa libertad.
En la ciudad, por dónde sea que las personas caminarán podían encontrar heridos siendo tratados por toda persona en un estado posible de ejercer una ayuda extra a la tripulación de los sombreros de paja. Chopper junto a Brook, Robin, Nami y Usopp ayudaron a todos los ex prisioneros heridos, Sanji preparó enormes cacerolas de sopa nutritiva para alimentar y aliviar el corazón de todos. Franky ayudaba y organizaba las construcciones de los hogares afectados. Luffy, por su parte, hablaba con los ciudadanos y comía mientras los ayudaba con lo que le pidieran. En cuanto a Zoro y Jinbe, custodiaban a los golpeados subordinados de la Strega y a los marines corruptos mientras las fuerzas de seguridad de la ciudad volvían a organizarse.
Luego de unas horas de movilización, para sorpresa de algunos, la tripulación de los piratas de Heart apareció por órdenes de su capitán —quien se había quedado a descansar en el Polar Tang— y comenzaron a tratar a los heridos que faltaban ayudar.
Por lo que muy pocos descansaron esa noche.
Y como era predecible, el festival de la ofrenda fue completamente olvidado. El antiguo alcalde del lugar, quien había estado encarcelado y era padre de la joven llamada Miri que Luffy encontró y protegió hasta esconderla con ayuda de Usopp en una enorme árbol hueco dentro del bosque antes de atacar a la Strega, esa misma noche volvió a tomar el lugar como alcalde a pedido de los mismos ciudadanos.
A la mañana siguiente, aunque el sol brillaba en su máximo esplendor, todos se encontraron durmiendo hasta la tarde.
Tres días después de tratamientos y arreglos primarios en la ciudad, el ambiente era mucho más animado. Por la tarde, todos comenzaron a organizar un enorme banquete para esa misma noche, en las calles de la ciudad.
En los edificios de administración pública, algunas de las personas más fuertes del pueblo que estaban encarceladas por el enemigo, vuelven a sus cargos, mientras que otros decidieron darle la oportunidad a nuevos jóvenes. Y aunque había muchos arreglos por hacer, tenían todo el tiempo del mundo para organizarse. Regresando así a ser una ciudad con la libertad de entrar y salir cuando quisieran, sin el prejuicio por las marcas, sin la descriminacion y sobre todo sin esclavos.
Una vez llegada la noche, las calles de la ciudad fueron iluminadas por múltiples luces, lámparas de papel, velas y decoración del lugar, dando un aspecto armonioso, místico y cálido.
Luego de reunirse todos y de las cálidas palabras de agradecimiento del alcalde junto a su hija y todos los isleños, Luffy entre risas y sin decir palabras levantó su jarrón ante todos. Ese sencillo y significativo brindis, más tarde quedaría registrado como un gran símbolo qué representaría el inicio del nuevo destino de paz y libertad para la isla Bashert.
Sin perder más tiempo, Luffy les ordenó a todos iniciar de una vez el enorme banquete, a lo que todos cedieron con enormes bitores.
Habían pasado un par de horas desde que comenzó la fiesta, la hermosa navegante pelirroja se encontraba bebiendo tranquilamente con sus compañeros cuando fue llamada y arrastrada a bailar por las mujeres y hombres que ella liberó del laboratorio.
Un tiempo después, entre risas y charlas se dirigió a observar las competencias de bebidas y juegos de apuestas.
Cuando se quedó sin bebidas, se alejó por un momento del grupo para dirigirse hacía una de las cuantas barras improvisadas de los bares del lugar ubicadas a orillas de las calles, ubicándose en un asiento libre, agarró y tragó un gran sorbo de su nueva jarra de cerveza cuando una voz la llamó.
—Nami-san.
Al mirar a su izquierda, encontró al joven castaño que le había ayudado durante su escape.
—¡Oh, Kou-kun! Que bueno ver qué estás mejor —dijo mientras observaba sus vendajes y le daba una sonrisa de consuelo.
El joven castaño sonrió mientras se sentaba a su lado. —Veo que tú también estás mejor.
—Si, encontrarme otra vez con cierta persona, hizo que volviera a la normalidad.
—Ya veo. Es un alivio, me alegro por ti.
Nami le sonrió animada mientras le ofrecía una nueva jarra de cerveza que tomó de la mesada de la barra, con la intención de invitarlo a unirse a ella y beber mientras se relajaban.
Conversan cálidamente del campo de naranjas y limones que Kou posee, le cuenta orgulloso como su familia logró proteger los frutos a pesar de que los maleantes siempre iban a cortar los cítricos. Nami por su parte, le cuenta un poco sobre su oficio, su hogar y los árboles de mandarina de su madre.
Era un poco extraño para ella abrirse con un hombre que conoció tan solo unos días atrás, pero él la había salvado de su ansiedad, dolor y mareos por su marca. De alguna forma, a pesar de todo lo que habían pasado juntos cuando fueron capturados, formaron un lazo de confianza.
Él le ofrece a Nami visitar su hogar para conocer sus amados cítricos antes de que se marche y ella con amabilidad lo acepta.
Continúan con su charla amistosa mientras beben y ríen relajadamente sin darse cuenta de la mirada dorada del frío capitán cirujano a la distancia.
Law se encontraba sentado al otro extremo de la larga barra, estaba fácilmente escondido entre la multitud y las enormes botellas de alcohol que iban y venían.
Dió un gran trago a su botella de ron y observó otra vez a la hermosa navegante que sonreía junto al hombre que había visto a su lado en el laboratorio. La amargura se transformó en molestia y rápidamente pasó a tener una horrible rabia, con la furia creciente calentando su pecho apretó su espada con fuerza.
Law aunque jamás lo admitiría en voz alta, muy dentro de él sabía que algo tan mezquino y débil como los celos, era los que surgían de lo más profundo de su cuerpo.
La vio levantarse de su asiento junto al tipo castaño, tenía otra jarra de cerveza en la mano, había perdido la cuenta de cuántos tragos la había visto tomar. Si no conociera su alta tolerancia al alcohol, en ese momento se estaría cuestionando su estado de lucidez.
Ambos se acercaron a la fogata en medio de la calle, el flamante fuego crepitante la mantenía cálidamente abrigada, sus buenos amigos la rodeaban y el violín de Brook proporcionaba una melodía animada para armonizar el bullicio.
Al mismo tiempo, observó a cierta distancia de la fogata a su propia tripulación bailando, comiendo y bebiendo sin preocupaciones con los isleños y los sombreros de paja.
A pesar de toda la cálida armonía y diversión que lo rodeaba, los sentimientos de incertidumbre lo atormentaban, se encontraba confundido y por primera vez en mucho tiempo, inseguro de sus decisiones.
Los sucesos de ese último tiempo lo habían agotado mentalmente.
Irritado dió un largo y pesado suspiro, maldiciendo el conflicto de sus sentimientos, luego observó un momento por última vez a la navegante de la tripulación contraría.
Bajando su sombrero para ocultar su vista, se levantó de su asiento, dejó abandonada la botella vacía de ron y agarró de la barra una nueva botella, para luego caminar hacía las afueras de la ciudad alejándose así del estridente bullicio.
Después de caminar un tiempo, a unos metros de distancias de las últimas casas entre el límite de la ciudad y la entrada del bosque, encontró un despejado espacio de hierba densa y verde con un par de grandes rocas esparcidas.
Camino hacía una de las rocas y se sentó en ella sin pensarlo mucho, dejo su espada a un costado y observó el cielo despejado con la luna brillando en su punto más alto, y la brisa fresca de la noche, como una suave caricia, rozó su piel debajo de su camisa media desprendida.
Agitó levemente la bebida en la botella para luego acercarla a sus labios y tomar un largo trago de la misma. Con el fuerte licor quemando su garganta y su pecho, pensó en los acontecimientos que vivió en los últimos meses, hasta que sin darse cuenta, su mente solo piensa en Nami y su marca.
Piensa por milésima vez en ella, en lo que eran, en lo que no son y en lo que pasaría si fueran oficiales públicamente. No niega su atracción por ella, maldita sea, ya no puede negarlo.
Piensa en su tonto corazón acelerándose por la navegante con solo escuchar o pensar su nombre. En sus suaves y carnosos labios, en el recuerdo de sus cálidos besos hasta que sus deseos más oscuros invaden su mente. Piensa en cómo le gustaría robarla, huir con ella, aislarla, cuidarla y tenerla solo para él, no quería compartirla.
Law frustrado se quitó el sombrero, dió otro pesado suspiro y rascó su cabello alterado para despejar su mente frustrada. Se maldijo una y otra vez, ¿estaba perdiendo la cordura o era un completo cínico?, él sabía muy bien que ella y su tripulación jamás lo perdonarían si se le ocurría hacer algo así.
Pero él solamente, no quería perderla.
—Law.
La repentina y suave voz de la mujer en sus pensamientos lo sobresaltó. ¿En qué momento se había acercado a él? Estaba estupefacto, sin darse cuenta, había bajado la guardia.
"Mierda". Se maldijo internamente.
Ella estaba ahí, detrás de él, de alguna forma lo había seguido. No esperaba hablar con ella esa noche.
Aún con los hombros tensos ante su llamado, no se volteó para mirarla.
—Nami-ya.
—¿Ahora no vas a ignorarme? —preguntó sarcásticamente mientras acortaba la distancia entre ellos.
Law suspiro irritado mientras ponía los ojos en blancos— Tch, no te estaba ignorando.
—¿En serio? Cada vez que te buscaba desaparecías como un gatito asustadiso.
Law se mordió el labio inferior con frustración, ella tenía razón. En los últimos tres días, cada vez que la encontraba en su camino usaba sus poderes para teletransportarse lo más lejos posible. En ese momento, no estaba listo para enfrentarla.
Por su orgullo, se mantuvo en silencio. Prefería mil veces ahogarse en el mar que admitir que huyó de tal hermosa mujer.
Olfateó su perfume cítrico mezclado con alcohol cuando la vio pasar a su lado para enfrentarlo. Teniendo su figura frente a él, un fuerte impulso de añoranza hizo presencia en su interior. Quería tenerla entre sus brazos, besarla y absorber todo de ella como si fuera el último jarrón de agua fresca en medio de un caluroso desierto.
—Law, debemos hablar.
Las suaves pero firmes palabras de Nami, lo sacaron de sus estúpidos pensamientos hormonales. Si no fuera por su interrupción, sus pensamientos hubieran provocado que su sangre viajará directo hacia el sur como un adolescente precoz.
Aclarando su garganta en un suave carraspeo para relajar su cuerpo y evitar que se notará su vergüenza, respondió:
—Adelante —hizo un suave gesto con su mano libre mientras inclinaba al mismo tiempo, un poco la cabeza a su derecha. Haciendo una clara invitación a sentarse a su lado.
Nami lo observó por un momento para luego sentarse a su lado. La roca era bastante grande para que ambos pudieran sentarse con comodidad, pero a la vez era demasiado pequeña.
Law por fuera mostraba un perfil sereno y desinteresado pero por dentro, era el mismo caos. Estaban sentados juntos, uno al lado del otro. Tan cerca que sus hombros se rozaban cada vez que ella se inclinaba hacia él. Law no pudo evitar mirar de reojo como sus pálidas y suaves piernas rozaban la tela de su pantalón.
—¿Fue doloroso? —preguntó repentinamente la navegante— ¿Sentiste la misma intensidad de dolor?
—Fue una mierda, el dolor y la fiebre eran una molestia en crecimiento.
—Jaja, si —Nami sonrió nerviosa—. Al parecer, cuatro meses es el tiempo máximo que podemos mantenernos alejados.
Law asintió con la cabeza, luego levantó su botella y bebió otro trago de alcohol.
—Tendremos que seguir comunicándonos por los den den mushi y cuando la fecha límite se acerque, tú y Bepo deberán marcar las coordenadas.
—Hum, sí —Nami asintió—. No es nada complejo.
Ambos mantuvieron el silencio con la mirada perdida entre el cielo nocturno y el césped qué se movía suavemente entre la leve brisa, había tanto que decir y aclarar, pero era difícil.
Nami soltó un pesado suspiró, se inclinó hacia él para quitarle la botella y beber un largo trago bajo la mirada sería del frío capitán.
—No recuerdo haberte dado permiso para beber de mi alcohol.
—De igual forma, no sigo tus órdenes —Nami sonrió juguetonamente mientras sacaba la lengua un momento, para después tomar otro gran sorbo.
Segundos más tarde, ella le devolvió la botella. Law lo agitó brevemente en su mano para luego también dar un trago de la botella.
Nami miró con atención cada uno de sus movimientos, sus gruesos labios apoyados en el picó de la botella donde ella había bebido. Ella no era tonta, sabía que ese acto era un claro beso indirecto. Pero también sabía que ya no era una niña como para sonrojarse y preocuparse por cosas triviales como esas, así que decidió echarle la culpa al alcohol por el calor creciente en sus mejillas y no a los sentimientos hirviendo en su interior.
Cuando él bebió la última gota de alcohol, sus afilados ojos se posaron en ella. Law no despegó su mirada incluso cuando tiró la botella al lado de su espada.
Nami era una persona orgullosa, de carácter fuerte y tenaz, incluso sabía cuándo actuar y salirse con la suya, más en temas con objetos brillantes y de valor. Pero aunque no le gustaba admitirlo, sabía que en más de una ocasión, ella tenía miedo. Por algo nunca criticaba ni golpeaba a Usopp cuando los llamaba junto a Chopper, "el trío miedoso".
Y esa noche, bajo la mirada cautelosa y apasionada de Law, Nami se sintió pequeña.
Como un gato defensivo frente a su mayor depredador, que al más mínimo movimiento, él podría devorarla.
Sin poder evitarlo, mordió sus labios con nerviosismo, notando como la mirada de él se desviaba hacía su pequeño movimiento.
Law se inclinó más cerca de ella, acortando más la distancia entre ellos, a tal punto de sentir el cálido aliento de ambos, rozar sus pieles.
—Nami-ya —murmuró—. Si el mundo se entera de nuestras marcas. Nos cazarán por deporte.
Nami se inclinó hacía él para cerrar aún más la breve distancia entre sus rostros.
—¿Más de lo que ya vivimos? Estoy dispuesta a correr el riesgo —sonrió segura—. Además, tengo un capitán y amigos que me protegerán siempre, incluso si mi pareja es el capitán de una tripulación contraria.
«Mi pareja… » Ante esas simples pero significante palabras, se le cortó la respiración y escrutó su rostro en busca de alguna señal de que estuviera mintiendo, pero no era así. Estaba siendo totalmente sincera.
—Eso será hasta que pueda unirte a mi tripulación —Law rozó sus narices en una suave caricia sin apartar la mirada de sus ojos castaños.
—Pfft, Torao… Ni en tus sueños —susurró Nami entre risas risueñas mientras rozaba lentamente sus labios.
Law, sin poder soportarlo otro segundo más, cerró la breve distancia entre ellos. Uniendo así sus labios en un profundo y suave beso.
Se besaron disfrutando del momento hasta que el calor junto a la tensión y palpitaciones de sus marcas, los rodearon. Rápidamente pasaron de una suave caricia a un ansioso beso apasionado. Fue como la primera vez que sus labios se tocaron. O incluso mucho más.
Law estaba perdiendo por completo la cordura. Se estaba ahogando en su toque, en sus suaves labios capturando los suyos, dejándolo sin aliento y hambriento de más.
La posición de ambos había cambiado, de modo que Nami ahora estaba sentada en el regazo de Law, con los brazos de él abrazando fuerte su cintura. Tenía los labios húmedos y magullados, casi físicamente incapaz de separarse de ella.
Ella tuvo que separarse para tomar aire, riendo suavemente y conectando sus frentes, antes de inclinar la cabeza hacia atrás mientras él le besaba la mandíbula y el cuello.
Sus marcas ardían cálidamente por el contacto físico. Él rozaba una y otra vez la tela sobre su cintura donde sabía que estaba su nombre, y ella rozaba y apretaba sus piernas contra sus caderas, provocando que su falda subiera más de lo que debía. La tensión y el calor aumentaba mientras avanzaban los segundos.
Nami rodeó el cuello de Law con sus brazos para acercarlo más y poder acariciar sus suaves cabellos en la nuca. Ella estaba amando cada contacto físico que tenían y aunque no quería alejarse, sabía que debían volver con los demás o podrían ser interrumpido, lo cual volvería todo incómodo.
Dio un suspiro triste, no quería alejarse. De mala gana, estaba por decirle a Law que se detuviera, cuando inesperadamente Law chupo y mordió su suave y lechoso cuello, provocando que gimiera extasiada.
—L-law… Ugh, si me dejas un maldito moretón, te cobraré cada moneda de oro que tengas.
—Jum, no me gusta que piensen que estás sola. Así que te daré lo que quieras, siempre y cuando pueda mostrar que me perteneces.
«Maldito loco posesivo», Nami como venganza, se acercó y le beso, chupo y mordió el cuello. Logrando sacar un profundo gemido entrecortado del capitán.
—Todo lo que veo de valor me pertenece. Deberías sentirte halagado, porque de alguna manera… Estoy reconociendo tu valor al afirmar que eres mío, Law —susurro en su oído.
Sonriendo mientras sacaba la lengua divertida, se alejó. Apenas sus miradas se encontraron, él volvió a cerrar la distancia, hundiéndose así en otro profundo beso.
Ya no les importaba si alguno de sus amigos los encontraba, no iban a separarse pronto.
Ambos se perdieron uno al otro, entre delicadas caricias entre sus cuerpos y apasionados besos húmedos, estaban en el maldito cielo.
Aún había muchas cosas por las que debían hablar y organizar. Aunque ambas tripulaciones formarán una alianza, sería difícil, ambos lo sabían. Pero lo irían resolviendo sobre la marcha, porque tenían un gran futuro por delante y toda una vida juntos esperando por ellos.
Por ahora, bajo el oscuro cielo estrellado y la naturaleza como testigo, disfrutarían de ese tan ansiado momento a solas, el cual anhelaban desde hace tanto tiempo.
Eran dos totalidades cuyas almas estaban entrelazadas y hechas para encontrarse el uno al otro.
Y Trafalgar Law, a pesar de todo lo que había llegado a creer en su vida sobre las almas gemelas, su alma había encontrado su hogar al lado de Nami, y estaba seguro de que eso no cambiaría.
Daría su vida por ella.
Por su preciada alma gemela.
FIN.
¡Muy buenas queridos lectores! Estoy de regreso, más renovada y feliz que antes. :D
Mil disculpas por la demora y gracias por la paciencia. Tuve unos meses muy difíciles, estuve de duelo, terapia, etc. Pero gracias a las personas que me ayudaron a salir adelante pude terminar esta maravillosa historia. :)
Espero de todo corazón que sea de su agrado, debo decir que me costó muchísimo darle un final que me agradara.
Tal vez (y si ustedes quieren) agregue un epílogo o unos extras, como por ejemplo:
–Como fue la comunicación entre Law y Nami durante los cuatro meses de distancia antes de reencontrarse en la isla de la Strega.
–Una muestra del futuro.
–El mundo enterandose que son almas gemelas. (Porque si amigos, tarde o temprano se entrarían jaja)
También les cuento que he vuelto a abrir mi servicio de lector beta y edición, pueden encontrar más info en mi Twitter/X.
¡Gracias por leer! ¡Nos vemos pronto!
