" ¡Shãnnarõ! ¡¿Cómo demonios terminé aquí?!", se preguntaba una tímida, ebria y descontrolada Sakura mientras mordía su labio por la escena, más loca y descabellada de su vida, que se producía frente a sus ojos. Por primera vez, podía decir que su madrina había sido una mala influencia en su mente; pero jodidamente, no se arrepentía de nada...

Punto de vista de Sakura.

- Sakuraaaaa, vamos, acepta venir conmigo -Imploraba una vez más mi amiga, apretando sus manos entrelazadas frente a sus hermosos ojos azules. Su puchero era tierno, pero seguía diciéndole que no, manteniendo la serenidad.- Nunca pudimos ir a una fiesta juntas... ¡Es la última de la preparatoria, debes aprovecharla!

- Ino, tendremos un examen en dos días... Es el último y debemos prepararnos -Manifesté como excusa, caminando por toda la casa mientras mi mejor amiga me perseguía a diestra y siniestra. Por momentos, sentí que estaba siendo acosada: hasta el baño me siguió, aunque tuvo el recaudo de esperar del otro lado de la puerta. Me pregunté, por un momento, cómo era que manteníamos nuestra larga amistad a pesar de las diferentes clases sociales a las que pertenecemos.-

Con casi el metro setenta, un cuerpo delgado y lleno de curvas, un rostro refinado y su largo cabello rubio, normalmente iba a conseguir ser la chica más popular del instituto en solo el primer año, y al segundo año, le fue otorgado el liderazgo. de las animadoras. Gracias a ella, el colegio había conseguido llegar a las nacionales de fútbol y de animadoras, ganando el segundo puesto en ambas competencias. Por eso entendía las miradas de todos al vernos juntas, ya que yo era la presidenta del sindicato de alumnos y de la mayoría de los clubes escolares; sumando mi metro sesenta y cuatro, mi ropa poco extravagante y mi mal carácter: había algo que no cuadraba. Con los años solo me resigné a ignorar los comentarios de los demás.

- Venga, Sakura... ¿Realmente te preocupa el examen? Eres la mejor alumna del instituto, las universidades vienen luchando hace dos años... ¡Dos años! Para ofrecerte una beca completa con tal que aceptas ir... Y eres la asistente de muchos profesores; así que las calificaciones no son el problema... Dime, ¿Qué ocurre ahora? -Increpó la rubia, tomándome por las mejillas con ambas manos. Recordé que también hacía eso cuando éramos niñas.- Esto no es por Sasori, ¿o si?

Hice una mueca, mientras apartaba sus manos de mi rostro. Lo que menos quería era que lo nombrara tan libremente, eso despertaba mi mal humor. No podía evitarlo, después de todo él ya se había ido, ¿no? Suspiré, mientras me dirigía a la cocina sabiendo que me seguiría. En ese momento, agradecía haber aceptado que estudiáramos en su casa, ella siempre estaba sola... En cambio, mis padres estarían sobre nosotras, y hubieran querido convencerme de salir con ella.

- Sasori no tiene nada que ver en esto -Murmuré mientras me sentaba en la encimera, cruzando mis manos sobre mis piernas. Bajé la mirada, pero lo único que gané fue que tomara mi mano e intentara mirarme de la misma forma que había hecho todo ese tiempo atrás: con pena. Negué con la cabeza y le sonreí, aunque se demostraba que era por puro compromiso.- De todas formas, no te pierdas la diversión... Vete, yo me iré a casa...

- De ninguna manera, Sakura... -Frunció el ceño, mientras estiraba mi mano para hacerme bajar de la encimera y, prácticamente, arrastrarme hacía su habitación. Al entrar, me recibió el suave confort que siempre me daba su espacio. Me senté sobre la cama cuando ella me soltó, mientras ella hacía que su celular reproduzca música en un volumen normal.- Quiero ir a esta fiesta contigo, el año que viene no podremos compartir tanto... Quizás es una nuestra última oportunidad.

Sus ojos se volvieron blandos, suplicantes. Durante un momento dudé, pero inmediatamente me sonrojé y comencé a reír nerviosa, algo que ella ya sabía interpretar.- Pero verás... No tengo ropa... Q-quizás deba ir a casa para buscar algo, aunque mi armario es... Bueno-

- No escaparás... He soñado con esto desde que teníamos once años -Dijo emocionada, pegando un salto para ir a su armario gigante, el cual parecía desbordar de ropa por cada rincón del mueble. Comenzó a rebuscar entre cada prenda, hasta que dio con una pequeña bolsa morada, la que extendió hacía mi con una enorme sonrisa. Curiosa metí la mano en la bolsa, hasta que sentí la tela en la punta de mis dedos, causando que los colores se me bajaran de inmediato.- Haz el intento... Póntela.

- ¡No! -Grité mientras la bolsa se me caía de las manos; me levanté de la cama y me paré frente al espejo que tenía a un lado de su escritorio. Observé mi pequeña figura cubierta por un jersey ancho color aguamarina, un desgastado jean negro y mis infaltables tenis. No podía imaginarme usando algo del armario de Ino, ya que su ropa siempre era reveladora.- No podría verme así.

Mi mejor amiga se colocó detrás de mi, tomando el borde de mi jersey por los bordes inferiores y tirando la tela hacía atrás, mostrándome lo esbelto de mi cuerpo al usar ropa ajustada.

- Inténtalo, pero de verdad... Como si realmente adoraras vestirte de esta forma.

Cerré los ojos, controlando mi molestia. Asentí, provocando que Ino soltara una suave risa y comenzara a festejar, cambiando la música que sonaba a una más alegre y movida, para entrar en un mejor ambiente según sus palabras.

Lo único que envidiaba por sobre todas las cosas era la moto que Ino recibió de regalo por su cumpleaños número 18: una Kawasaki Ninja último modelo. Ella la manejaba a la perfección, volviéndose una sola cosa; se movía a través del tráfico de manera excepcional a pesar de la velocidad que solía usar. Podía sentir mi aliento cálido al respirar dentro del casco, mientras abrazaba a mi mejor amiga por la cintura. Habíamos tardado dos horas entre que acepté venir a la fiesta y salir de la casa, lo único que esperaba era no arrepentirme...

La fiesta era a las afueras, en una de las mansiones que rodeaban la ruta que permitía el acceso a la ciudad. Aquél lugar pertenecía a las familias más antiguas y apoderadas, por lo que sabía. Nunca me había acercado allí, por ende me sorprendió el boato y glamour que demostraba desde la distancia, aunque todo parecía más extravagante al acercarnos. Habían pequeñas estatuas a ambos lados de la reja que bloqueaba el acceso, pero ésta se abrió en cuanto nos acercamos lo suficiente. Ino bajó la velocidad a medida que nos acercábamos a la casa, pero que estuviéramos a unos cuantos metros del edificio, no impedía que el jardín delantero estuviera lleno de gente que charlaba, jugaba y bebía en unos característicos vasos rojos. Algunas personas se daban vuelta hacía nosotras mientras pasábamos y agradecía no poder escuchar, ya que también se hablaban entre ellos. De golpe nos detuvimos, y al mirar hacía adelante, noté la cantidad de autos que evitaban nuestro paso. Tuvimos que bajar, y al quitarnos los cascos, más gente dirigió la mirada hacía nosotras.

- ¡Ino! -Una voz masculina la llamó y pude ver como un hombre alto, de largos cabellos claros la rodeaba con sus brazos y la levantaba. Ino soltó un gritito mientras reía feliz, a la par que el hombre la dejaba en el suelo, para que acomodara su ropa. En ese momento supe porqué mi amiga había decidido ponerse un ajustado short debajo de su vestido.- Pensé que no vendrías...

- Tuve que tardarme para que mi mejor amiga decidiera acompañarme -Dijo y gané la mirada de aquél hombre y de sus compañeros, a los que no había notado hasta ese momento. Todos me saludaron con un asentimiento de cabeza, excepto el más pálido de todos que se acercó para tomar mi mano y dejar un suave beso en mis nudillos, causando mi sonrojo por el nerviosismo.- ¡Oye, no te propases con mi novio!

Podía sentir como mi boca se abría hasta que mi mandíbula tocaba el suelo, al igual que mis ojos: no sabía que mi amiga tenía pareja. Ino se acercó a él y unió sus labios en un beso amoroso y candente, provocando que retirara la vista hacia los demás, que parecían no inmutarse. Los otros dos se presentaron mientras me dedicaba a estudiarlos: uno de ellos se llamaba Shikamaru, un muchacho de 19 años que se notaba despreocupado por todo; el otro se llamaba Chouji, un muchacho regordete de 18 años con una sonrisa amable, me comentó que era el capitán de futbol y que gracias a él habían ganado dos años seguidos en el campeonato.

- ¡Ino-chan, ha llegado! -Un grito me quitó la paz que habíamos conseguido entre la música y las demás personas. Al darme vuelta, no pude evitar quedarme con la boca abierta: un espécimen masculino de gran atractivo físico se acercaba a nosotros con los brazos cruzados detrás de su cabeza, dejando ver libremente su abdomen marcado -ya que no llevaba camiseta puesta- y su piel. bien bronceada que contrastaba con su cabello rubio; a pesar de eso, lo más llamativo era su gran sonrisa y su brillante mirada azul. Pasó a mi lado y noté que su ropa estaba húmeda, seguramente porque había estado en una alberca. Al acercarse señaló a Sai con solo su dedo índice- ¡Eres un maldito afortunado, dattebayo!

Su risa contagiosa sobresaltó todas mis hormonas, en especial cuando me miró de reojo y borró su sonrisa para voltear a verme bien. "Justo en el momento donde más estúpida me siento. ¡Shãnnarõ!", pensé deprimida pero sin borrar la sonrisa de mis labios, aunque éstos temblaran demasiado para disimularlo.

- ¿Eres amiga de Ino? -Al hablar, su aliento cálido mezclado con alcohol golpeó mi rostro, pero no me desagradó. El aroma era dulce y suave. Ino le contestó por mí, sabiendo lo nervioso que estaba con solo mirarme. El se acercó a mi, pasando su brazo por encima de mis hombros y pegándome a su costado, permitiéndome sentir la calidez de su cuerpo.- Soy Naruto Uzumaki... Si eres amiga de la rubia, eres amiga mía, así que ¡Muévete! con confianza, dattebayo!

Luego de eso, se alejó de nosotros para irse a otro grupo que lo recibió con gritos y abrazos. No pude evitar seguirlo con la mirada, pues su presencia masculina me había amilanado, dejándome con las piernas temblando y la cara caliente. Ino lo notó, pues se acercó a mi con dos vasos que no supe de donde consiguió.

- Es el capitán del equipo de baloncesto de la Universidad de Konoha... Está en su segundo año. El es el dueño de la casa, y el anfitrión de la fiesta -Se encogió de hombros mientras le daba un trago, a lo que arrugó la nariz; Pude oír a Shikamaru decir que era vodka. Sai tomó la mano de su novia y decidimos que debíamos caminar, metiéndonos más a la fiesta. Chouji se acercó a mi y pasó su brazo por mi espalda, en un intento de cuidarme de los ebrios que había alrededor.

Nos acercamos a la casa donde la gente parecía estar en otro mundo. La música sonaba más fuerte que en cualquier otro lado, todos estaban apretados, rozándose de forma sucia y atrevida. El grupo comenzó a bailar, pues era la mejor manera de seguir adentrándonos en el edificio. Chouji me tomó de los hombros y pude sentir que él bailaba a mis espaldas, llevando el ritmo de una buena manera: era inevitable bailar con él, parecía tener talento para eso. Pasamos un rato largo bailando, bebiendo, riendo; Estaba disfrutando tanto que no me di cuenta de todos los intercambios que me hacía Ino con la bebida, dándome un vaso lleno para quitarme el vacío.

- ¡Es la mejor fiesta de mi vida! -Grité mientras Ino y yo dábamos pequeños saltos al ritmo de Pursuit of Happiness, una de las características canciones de aquella película divertida que había visto algún tiempo atrás. Podía sentir como mi cuerpo se volvía más blando que nunca, permitiendo que la música llenara mi ser y pudiera reaccionar rítmicamente a ello. Estaba demasiado motivada y por un momento me imaginé bailando junto a aquel rubio... Hasta que lo vi.

El también bailaba, pero ahora me miraba fijamente con una sonrisa seductora en los labios. Sus ojos oscuros parecían atraparme en un agujero, mientras su cabello negro caía sobre su rostro dándole un aire demasiado sexy incluso para respirar; lo que dejé de hacer al ver su ajustada camiseta negra y su jean claro. Parecía una estrella de Hollywood, alguien famoso e inalcanzable. Pero cuando me di cuenta, estaba parada frente a él, mirándolo como boba, con una sonrisa en los labios. Su antigua pareja me miró con odio y quiso llamar su atención, pero éste la ignoró al tomarme de la cintura y hacerme bailar con él, con los cuerpos demasiado pegados, jugando con mis hormonas de una forma muy cruel. Pude sentir su nariz pegada a mi cuello, sus labios en mis hombros descubiertos gracias al -"¡Bendito!"- vestido palabra de honor que me había recomendado usar Ino, el cual me llegaba poco menos de la mitad del muslo. Las grandes manos del pelinegro jugaban en mi cintura, moviéndose de un lado a otro, pero no podía reaccionar: estaba sumida en un hechizo excitante de las manos de éste muchacho y joder, que no quería despertar.

- ¡Soy Sakura Haruno! -Le hable al oído, luego que él me preguntará mi nombre cerca de mi rostro. Podía jurar que ya no había nadie más en el salón, que solo estábamos nosotros dos, pero toda la burbuja explotó cuando su antigua pareja, una pelirroja despampanante me empujó, volcándome su licor pegajoso en mi cuerpo.- ¡¿Qué demonios haces?!

- ¡Sasuke Uchiha es mío, perra! -Gritó y lo tomó de las manos, llevándoselo lejos aunque se notaba que él estaba poniendo la mayor resistencia que el alcohol le permitía.

No pude evitar sentirme frustrada y ligeramente decepcionada; Al darme vuelta para buscar la ayuda de Ino, me di cuenta que no estaban, ni siquiera Chouji. "Seguramente fueron a buscar bebidas", pero al acercarme a la barra tampoco los encontré. Recorrí casi toda la planta baja, incluso en el jardín trasero y nada... Podía sentir las lágrimas irritándome los ojos, pero no derramé ninguna; por lo menos quería estar sola para eso. Volví a entrar en la casa y me dirigí al segundo piso, esquivando las parejas que se besuqueaban y tocaban en las escaleras y el pasillo que llevaba a las habitaciones. No pude evitar sonrojarme por toda la situación bochornosa, aunque si evitaba mirarlos directamente. Al abrir la primera puerta, me encontré con una pareja demasiado ocupada para echarme y cerré de un solo golpe, sintiendo como mi corazón golpeaba mi pecho con violencia. Corrí hasta el final del pasillo, encontrando al fin una habitación vacía. Agradecí a mis ancestros porque parecía ser la habitación principal y ésta tenía un baño privado. Me metí allí, quitándome el vestido para quedar solo en aquel conjunto de ropa interior que Ino me había regalado, pero ignoré ese detalle ya que estaba molestando, en especial porque había aceptado no llevar mi celular, pues el riesgo de perderlo era alto. Comencé a lavar el vestido en el lavamanos, al menos para que la bebida no se volviera una pasta pegajosa...

Estuve así varios minutos, hasta que sentí un golpe en la puerta, haciendo que tirara todo lo que había sobre el lavamanos por la sorpresa. Escuché como se acercaba alguien al baño y logré cerrar la puerta a tiempo, ya que aún me encontraba en ropa interior.

- ¡Oye, ten cuidado que éste es el baño de mis padres! ¡Mi madre me matará si rompen algo, dattebayo! -La voz del otro lado de la puerta, lejos de tranquilizarme, me puso más nerviosa. Era él, el rubio... Era Naruto. No podía sentirme más humillada que en aquel momento.- ¡Contéstame! ¿Te encuentras bien, quién quiera que seas?

- ¡Naruto, soy yo! -Grité sumamente apenada, con las piernas temblándome y las manos contra la puerta. Podía sentir el calor de la vergüenza en todo mi cuerpo, pero no podía dejar que me controlara ahora.- Disculpa, no sabía... P-pero...

- ¿Sakura? ¡Ino me habló de ti! -Su voz sonaba alegre, como si se hubiera emocionado de golpe; pero eso solo me hizo sentir más mortificada, pensando en qué demonios le había dicho mi amiga.- ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda?

- V-verás... Naruto, mi vestido está mojado... U-una chica derramó su bebida en mi, a-así que -Me sentí tan estúpida al tartamudear pero no podía evitarlo. Las ganas de llorar, simplemente eran demasiado grandes. Quería que un agujero se abriera bajo mis pies y que la tierra me tragase.- Estoy en ropa interior, Naruto... No puedo salir.

Note su sorpresa, incluso sin verlo. Intentó contestarme, pero no escuché nada ya que la puerta se abrió durante un momento, permitiendo que la música llenara la habitación, para volverse a cerrar. "Más personas para verme morir de vergüenza... ¡Oh, Ino... Esta me la pagarás!".

- Sa-Sakura... Abre la puerta para darte una camiseta... Supongo que podrás usarla mientras tu vestido se seca -Dijo mientras daba suaves golpes. Apenas abrí, colocándome de una forma que no pudiera verme, así que metió su mano con una camiseta naranja y un short blanco. Los tomé y esperaban que quitara su mano para cerrar la puerta. Supe que era su ropa por el perfume que desprendían: un suave aroma a playa, una mezcla de sol y sal. Mordí mi labio mientras me vestía, pues era la primera vez que usaba ropa masculina, aunque siempre había usado la ropa más grande que la de mi talla. Una vez que me vestí, salí de la habitación, esperando encontrarme sola... Pero me equivoqué.

Sentados en la cama se encontraban Naruto, el cual seguía sin camiseta... Y Sasuke, el que abrió grande los ojos al verme vestida de aquella forma. Ambos estaban compartiendo una botella, la cual contenía un líquido oscuro. "Me quiero morir", pensé mientras me apoyaba en la pared, cayendo despacio al suelo al aflojarse mis piernas. Los dos se levantaron y se acercaron a mi, preocupados pero no permití que se acercaran, extendiendo mis manos y sacudiéndolas. Ya tenía suficiente con mis hormonas, que tenerlos a los dos tan cerca después de haber bebido tanto... Bueno, no sabía que podría ocurrir.

- ¿Estás bien? -Me preguntó Naruto, extendiendo la botella hacía mi. Quise negarme, pero realmente necesitaba darle un buen trago. La situación se había descontrolado demasiado y ya no tenía nada más que esperar. Estiré la mano, agarrando la botella que se notaba que estaba fría. Al darle un trago, me quemó la garganta y no pude evitar toser, tapando mi boca con mi mano libre. Los dos comenzaron a reír mientras se sentaban a mi lado, casi rozando nuestras piernas. Mi corazón latía desbocado por la situación. "Oh, bendito seas kami... ¡Tía Tsunade, gracias!", pensé mientras le pasaba la botella a Sasuke, el que la recibió en silencio y bebio.- Lo siento, debí decirte que era brandy...

- Vaya... He mezclado muchas bebidas esta noche -Suspiré, pero no pude evitar sonreír. Naruto tenía una expresión infantil en sus ojos que me hacía sentir el alma cálida... En cambio, Sasuke mantenía una postura seria, fría pero inevitablemente atractiva y seductora. No pude contener las ganas de morderme el labio, pues la tentación de besar a cualquiera de los dos era demasiado grande... ¡Por Dios! Parecían modelos de revistas y habían decidido quedarse conmigo cuando podrían haber elegido a una chica y estar... Bueno, haciendo mejores cosas.- Oigan, por cierto... ¿Qué hacen aquí?

- Pensé que era la única habitación vacía, pero me equivoqué -La aterciopelada voz de Sasuke me hizo sobresaltar. Cada palabra acariciaba mi piel dejando el rastro al erizarse; Era una suave caricia que me descontrolaba los pensamientos. Hice una leve mueca al oír la palabra "equivoqué", pero él no había terminado de hablar.- Aunque es agradable que estés aquí, Sa ku ra.

Al decir mi nombre, me sonrojé lo que hizo que su sonrisa fuera franca, abierta y hermosa. Aunque se veía que su personalidad era bastante seria y centrada, en ese momento parecía como cualquier otro muchacho.

- Yo estaba buscando una cama para dormir... Ya sabes, beber tanto tiene sus desventajas -Murmuró antes de rascar su cabeza y sonreírme abiertamente.

Gracias a esa tranquilidad que estábamos experimentando luego de varios minutos en silencio, seguimos charlando, como si fuéramos amigos de toda una vida. Supe que ambos iban a la universidad, pero Naruto iba en segundo año y Sasuke en el tercer año de la carrera, ya que había sido promovido gracias a sus grandes conocimientos. Ambos tenían veintiún años y se sorprendieron que yo tenía diecisiete.

- Verás... Sakura-chan, es que eres muy bonita y con ese vestido que usabas... ¡Parecías mayor, dattebayo! -Naruto rascó su cabeza, lo que supe era un gesto nervioso que acompañaba perfectamente el suave color de sus mejillas. Estaba siendo halagada por uno de los chicos más guapos que había conocido en mi mísera existencia y yo no podía hablar, solo morderme el labio y sonrojarme.- Ne... No hagas eso, Sakura-chan...

No entendí a que se refería hasta que los dos, en un solo movimiento se inclinaron a besarme...

Lo que no tenían en cuenta era que terminaría siendo un beso triple, porque sus labios también terminaron tocándose.

- ¡Naruto idiota! -Gritó Sasuke, escupiendo para el otro lado, mientras Naruto hacía lo mismo. No pude controlar la risa, ya que aquello había sido inocente y sumamente excitante. Joder, que si veía un beso entre estos dos seguramente terminaría derretida o muerta por una hemorragia de mi nariz.

- Oye, Sasuke... Tengo una idea -Dijo el rubio con una sonrisa maliciosa en los labios. Tomó de la camiseta a su amigo y lo acercó para hablarle al oído, dejándome ajena a lo que murmuraban. Pude notar la mueca de disgusto de parte de Sasuke, pero una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios.- Oi, Sakura-chan... Solo di basta...

Se volvieron a acercar, pero esta vez apoyaron sus labios en mis mejillas, bajando lentamente hacia mi cuello. Mis ojos no se cerraron en ningún momento y mi corazón comenzó a latir violentamente contra mi pecho. Me quedé quieta y culpé de todo al alcohol... Aunque también agradecía todo esto. "Tía Tsunade estarías tan emocionada como yo", fue el pensamiento que se coló en mi mente antes de que me levantara de un solo salto y me dirigiera a la cama, alejándome de aquella explosión de hormonas.

Los dos me miraron nuevamente, pero esta vez había algo distinto en sus ojos: ya no brillaban de picardía, ahora estaban oscuros de deseo. Naruto se acercó a Sasuke y le quitó la camiseta, pasando sus manos por los abdominales tan marcados del pelinegro. Oh, demonios... Podía sentir como mi nariz comenzaba a sangrar lentamente, aunque el fluido nunca llegó a salir, pues pude contenerla con mis dedos. La imagen estaba siendo tan erótica como provocativa, y eso generaba que apretara las piernas y el estado de embriaguez desapareciera casi de inmediato. Mi sangre recorría mis venas velozmente, y no podía dejar de morder mi labio por lo atractivo que era verlos así, mirándose, sonriendo, tocándose los planos y marcados vientres del otro. Sus excitaciones eran fácilmente perceptibles, incluso a la distancia que yo mantenía con ellos. Los dos, de golpe, volvieron a mirarme y sonrieron.

" ¡Shãnnarõ! ¡¿Cómo demonios terminé aquí?!", me preguntó mentalmente intentando controlar mis impulsos mientras ellos me provocaban con solo mirarme. Los dos rieron, separándose y cruzando sus brazos.

-Vaya, vaya.. Sakura-chan eres una pervertida, ¡dattebayo!

Sasuke se sentó en la cama, dándome la espalda y volvió a beber de la botella abandonada de brandy. No podía creer que habían jugado conmigo de esa forma, aunque ambos también habían terminado con una situación... difícil de controlar.

Sonreí mientras me recostaba en la cama, intentando calmarme pero Naruto se recostó a mi lado, apoyando su mano en mi vientre. Se inclinó sobre mi y me besó suave pero demandante. Y exploté... No podía controlarlo más. Llevé una de mis manos a su cabello, el cual me resultó suave, enredando mis dedos allí. Abró su boca, permitiendo que nuestras lenguas comiencen a pelear de forma lenta, mientras su mano libre se colaba dentro de la camiseta y tocaba la piel desnuda de mi vientre.

Y todo se fue al demonio cuando sentí la boca de Sasuke besarme las piernas, subiendo lentamente hacía mis muslos. Podía sentir como ambas personalidades peleaban por el dominio... Y yo me dejaba embriagar por aquella sensación de poder y sumisión. Los besos de Naruto se volvieron demandantes, sus manos apretaban mi piel con torpeza mientras Sasuke subía y besaba mi vientre, dejando un rastro de fuego por cada lugar en el que sus labios se apoyaban. Me aparte de la boca del rubio, buscando aire y cayendo en la realidad en la que estaba: con dos muchachos liderados por sus hormonas... ¡A punto de acostarnos! ¡Los tres!

Me levanté de la cama y ambos me miraron desorbitados, confundidos. Ni siquiera me preguntaron cuando me encerré en el baño, respirando agitada e intentando calmar mi mente que volaba a paraísos pervertidos. Me miré al espejo y noté mi cabello revuelto, el maquillaje apenas corrido y mi rostro sonrojado casi al límite. "Estúpido alcohol", suspiré mientras me quitaba la ropa de Naruto y me ponía mi vestido, el que aún seguía algo húmedo pero ya no molestaba; entonces, fue que me preguntó cuanto tiempo llevaba besándome con... Sacudí la cabeza, volviéndome a sonrojar. Una vez que me sentí nuevamente presentable, salí a la habitación...

Y me los encontré dormidos... profundamente.

No lo podía creer. Hasta unos segundos atrás, estaban tan ebrios que me habían encontrado atractiva, dispuestos a tenerme entre los dos. Sacudí la cabeza, alejando las imágenes que se plasmaban frente a mis ojos y me aflojaban las piernas. Apreté mis manos y dejé la ropa doblada a un lado de Naruto, antes de darme vuelta y salir de la habitación y dirigirme al primer piso, al jardín delantero. No podía ver la moto de Ino, por lo que comprendía que ella se había marchado pero me cobraría una venganza absoluta sobre esa actitud.

Decidí caminar hasta la salida, pero algunos metros antes de llegar, una voz me habló en la espalda:

-¡Sakura! -Shikamaru me hablaba desde un pequeño auto negro, bastante bien cuidado. Su leve sonrisa me hizo sentir tranquila y me acerqué a él.- ¿Quieres que te lleve a casa? Ino y Sai tuvieron que irse hace algunas horas, hubo un accidente y no pudieron encontrarte para comunicartelo.

Me sentí mal, pues no lo sabia. Acepté su invitación, pues me vendría bien saber que demonios habían ocurrido y liberarme de la energía de la fiesta. Además, mi mente daba vueltas y no tenía dinero para volver a casa.

- Un amigo de Sai tuvo un accidente de automóvil... Está en terapia, pues ha sido de gravedad. Ino te buscó, pero no te encontré... De hecho, nadie lo hizo. El último en verte fue Sai, pero estabas... Ocupada.

- ¿De qué hablas?

- Estabas bailando con Uchiha... Con Sasuke, uno de los hombres más mujeriegos que ha pisado la aldea de Konoha -Se encogió de hombros, como restándole importancia. No pude evitar sentirme estafa aunque sabía que lo ocurrido era algo de una sola noche; para su suerte, ya estaban llegando a mi casa, por lo que podría disculparme con el cansancio y marcharme rápidamente. Cuando el auto se detuvo, Shikamaru me miró fijamente antes de darme una palmada suave en el brazo.- Sabrás decidir, Ino me ha dicho que eres una chica inteligente... Y ten cuidado.

Asentí, me despedí y me acerqué al portal de mi casa, notando que Shikamaru esperaba que entrara para marcharse. Una vez que cerré la puerta, sentí un alivio acompañando la ligera jaqueca que estaba comenzando a tener. Froté mis sienes y me dirigí a mi habitación; ya tendría tiempo para pensar en la mañana...