Como era de esperarse, Ego le citó en privado y le sermoneó, pero gracias a sus logros alcanzados, como el gol contra la sub-20, por ejemplo, decidió no sacarlo del proyecto. Procedió a explicarle como funcionaban las dinámicas para los omegas, y dio el comunicado a todos los jugadores, porque consideró importante que lo supieran.

Luego de esto le hizo ver al médico para arreglar el asunto de los supresores -Hmm ya veo. Lo que sucedió es que tus supresores perdieron efectividad gracias a este primer alfa que me comentas, con el cual pareces tener una alta compatibilidad biológica. Ese primer celo fue gracias eso y a la atracción que sentías por él. El segundo celo fue el que te correspondía por tu ciclo, y se terminó desencadenando gracias al deterioro de los efectos del medicamento. Así que desde ahora tienes prohibido tomarlo, ya que no te va a funcionar, por lo que estarás por un tiempo sin supresores para que tu cuerpo se desintoxique, no deberías volver a tener tu celo hasta dentro de los próximos tres meses o a menos de que alguien te lo provoque, así que cuídate. Tendrás algunos efectos secundarios, pero pasarán un tan solo unos días- terminó de indicar el médico.

El pequeño cuerpo de Isagi estaba debilitado, el olor a feromonas las veinticuatro horas del día, durante siete días a la semana, serían demasiado para su cuerpo, se sentía nauseabundo, y ahora todos lo notaban al pasar, ya que desprendía su aroma.

-Supongo que así es la vida cotidiana de un omega aquí dentro- se dijo. Caminando hacia su habitación se encontró en el pasillo a aquel tan intenso alfa, sin siquiera estar aún tan cerca de él, éste notó su presencia y le miró. Sus ojos se enfocaron como si fuese un animal salvaje a punto de devorar a su presa, entreabrió sus labios y caminó hacia el peliazul.

Sin decir una sola palabra invadió su espacio personal de nuevo y olfateó su cuello. El omega no pudo reaccionar, se quedó quieto, tenía un poco de miedo, pero sabía que Ego lo cuidaría dentro de lo que pudiera, sobre todo en zonas con vigilancia, sentir su respiración tan cerca le causaba cosquillas.

-¿Qué pasó Yoichi?, vi que eres un omega, ahora todo tiene sentido, con razón me atraes tanto, ya se me hacía extraño, porque por lo general solo me gustan los omegas y que me estuviera gustando un beta me hacía sentir un poco confundido- procedió a pasar su lengua por detrás de la oreja del contrario, causándole escalofríos. Le miró directo a los ojos esperando una respuesta.

Evitando su mirada confesó -Sí, siempre fui un omega, no quiero hablar del tema- y la boca del contrario formó una sonrisa llena de lujuria -Entiendo, no necesito explicaciones, pero me alegra saber que eres un omega, eso quiere decir que te puedo tener cuando quiera. Sin embargo, no pienso hacerte nada justo ahora, así que tranquilo- dijo en su oído.

Si Kaiser actuaba de esa manera, sentir atracción era inevitable, después de todo, tal vez ahora si necesitaría de un alfa que le ayudara a regular sus feromonas, y él parecía estar más que dispuesto. Nadie podría negar que el alemán era bastante atractivo, lo único que Isagi no soportaba de él era su personalidad de mierda, sin embargo, es algo que podría soportar a la hora de tener sexo.

Sujetó con fuerza los largos mechones de su cabello y lo acercó aún más a su rostro -Creo que te equivocas. Soy yo quien te puede tener cuando quiera, no lo olvides- advirtió. Si el alfa creía que podría controlarlo estaba muy equivocado.

-Así me gusta Yoichi, me gustan las cosas difíciles- tomó su barbilla y le besó profundamente, separó sus labios de los contrarios y cortó el hilo de saliva que les terminaba de unir, pasando un dedo por sus labios, para después continuar con su camino.

Los pasillos tenían cámaras por cuestiones de seguridad, pero estas grabaciones no eran transmitidas por Blue Lock TV. Y a Ego tampoco le importaba si los jugadores decidían tener sexo dentro de las instalaciones, todo mientras hubiera consentimiento de las partes involucradas y por supuesto mientras no lo hicieran en las zonas que se transmitían por televisión.

Habían transcurrido unos cuantos días desde el partido contra el Manshine City y el omega se estaba sintiendo mejor que nunca, se había acoplado más fácilmente de lo esperado a un ambiente lleno de feromonas agresivas.

Las cosas entre Kaiser y él se habían puesto un poco picantes, sexualmente hablando, ya que antes de darse cuenta ellos estaban manteniendo relaciones cada que tenían la oportunidad. Él sabía que había dicho que no quería nada casual, que lo que buscaba era una pareja para toda la vida, pero últimamente escuchaba solo al deseo y no a la razón.

-Yoichi- le llamó su compañero alemán, aquel beta que tenía una enferma obsesión con el rubio -Kaiser te llama- era su perro, Ness, el cual siempre estaba ahí para cumplir con lo que se le solicitara.

La sonrisa pasiva agresiva del contrario empezó a alargarse -Maldito Yoichi de mierda, usar tus putas feromonas para seducir a Kaiser, ¿no te parece eso sucio?- preguntó con una vena saltada en su cuello.

-Que no hayas nacido con la capacidad de controlar a los demás no es problema mío, ¿me tienes envidia?, yo ni siquiera he tenido que liberar mis feromonas para tener a Kaiser a mis pies- contestó a su provocación, procediendo a ignorarlo mientras se dirigía hacia la habitación del alfa.

Ahí estaba, postrado en su enorme cama, el omega no le hallaba sentido a nada "¿qué quiere qué haga?, ¿qué me lance encima de éll?", pensó -Yoichi, ¿no crees qué hace una bonita noche conocernos más a fondo?- dijo poniendo sus dedos a caminar sobre la cama.

-¿Qué diablos llevas puesto?- él vestía una bata larga, afelpada en cuello y mangas, dejándola entreabierta en la zona del pecho, con la clara intención de mostrar sus clavículas, pectorales y parte del abdomen -Para que sepas, más que parecerme sexi me da un poco de pena ajena- dijo el menor.

Levantándose de la cama, éste sacó sus brazos de las mangas, dejando caer la parte superior de la bata, siendo solamente sostenida por el cinturón de la misma. Su cuerpo era fuerte, músculos marcados, piel pálida y además ese tatuaje que cubría su cuerpo terminaba por darle ese cierre espectacular a tremenda vista.

Se acercó, tomó su mano para colocarla encima de su pecho, moviéndola lentamente hasta llegar a su ombligo. -Sí, sí, ya entendí que tienes un cuerpazo, ¿me puedo ir ya?- en sus adentros él moría por seguirle el juego, pero estaba tomando el camino de hacerse el difícil.

-Vamos Yoichi, ponte de rodillas- sin poder resistir más a sus deseos, Isagi obedeció, con sus manos descubrió el gran miembro del alfa, debajo de esa bata que yacía en el suelo no había más ropa. Ya el rubio estaba más que preparado.

El más bajo empezó a lamerlo como si fuera una paleta, para posteriormente meterlo por completo en su boca, o bueno, lo que le cabía -No vayas a morderme- advirtió el contrario tomando con sus manos la cabeza del contrario mientras empujaba rítmicamente sus caderas para golpear aquella garganta que le brindaba placer.

Isagi apretaba con fuerza los muslos de su compañero para indicarle que debía tomar algo de aire, después de todo era asfixiante, separándose por un momento y tosiendo -No seas tan brusco, si sigues así juro que te la voy a arrancar- dijo el menor mirándolo desde abajo.

-Es tu culpa por hacerme sentir tan bien- dijo mientras su miembro era tomado de nuevo. La lengua del omega lamía cara parte y succionaba con fuerza de arriba hacia abajo con la mayor velocidad posible.

El rubio parecía estar disfrutándolo, tomó con fuerza de nuevo la cabeza del contrario y cuando estaba por correrse la sacó para terminar en el hermoso rostro del omega. -Así te ves genial, cubierto de mí- dijo con una cara de éxtasis.

Isagi se sentía satisfecho al ver que había causado tal placer a su compañero, pero ahora le tocaba a él. Limpiando el semen de su rostro con la mano y lamiéndolo el omega, empujó al contrario sobre la gran cama que ocupaba esa habitación.

Él se puso sobre el alemán y le empezó a besar, mientras se desnudaba. -¿Qué pasa Yoichi?, estás muy intenso el día de hoy- dijo sonriendo -Cállate- respondió el contrario mientras se preparaba a sí mismo.

Kaiser no podía pedir unas mejores vistas, tenía encima de él a ese omega dedeándose para ser penetrado por él. Por lo que aprovechó para estirar su brazo para alcanzar un preservativo que tenía preparado sobre la mesita de noche.

Cuando éste se lo terminó de colocar, el contrario, sin poder esperar más, tomó dicho miembro y poco a poco se fue sentando en el -Ahhh... nn- aún no se podía acostumbrar a ser penetrado por algo tan grande; sin embargo, sabía que a los segundos se sentiría únicamente placer.

El alfa por su lado posicionó sus manos en el trasero del contrario ayudándole a bajar, cuando ya estaba dentro Isagi curveó su espalda en son de disfrute, para luego empezar a darle sentones. Mientras éste subía y bajaba sus manos se encontraban sobre el fuerte pecho del contrario con la finalidad de tener soporte para poder seguir moviéndose.

Al alemán le encantaba la agresividad de su compañero, no todos los omegas tenían tal nivel de iniciativa -Ahh...mmm K-kaiser... cambiemos de posición, estoy cansado- dijo con su rostro completamente rojo y su cuerpo bañado en sudor.

-No tienes suficiente condición física Yoichi- dijo acatando la orden, no sin antes proporcionarle una nalgada, posteriormente procedió a acostar a su compañero mirando hacia arriba y colocando las piernas de éste sobre sus hombros -¡AHH!, e-espera, se siente muy profundo- exclamó.

A lo que el contrario hizo caso omiso y continuó embistiéndolo con fuerza, el más pequeño no soportó tales niveles de estimulación y se corrió -¡Ahhhh!- Kaiser disfrutaba de ver su rostro lleno de placer y lujuria.

Así que consecuentemente éste subió el ritmo de sus estocadas y tras un movimiento de espasmo acabó. Luego de esto, el alfa salió de su compañero y se acostó a su lado.

Con respiraciones cálidas y agitadas, el rubio miró a los ojos azules de su compañero y no pudo guardárselo más -Te quiero Yoichi, por favor sé mi pareja-.