El sonido de un choque fuerte la hizo despertar, la luz entró en los ojos de Lili, haciendo que ella pudiera abrir los ojos para darse cuenta de dónde estaba. Lo primero que vió al abrir los ojos fue una iglesia completamente destartalada, algo que la hizo preguntarse primariamente; ¿Dónde estoy?

Tras sentarse pudo mirar a su alrededor, estaba en una iglesia tal cómo lo había mencionado antes. El lugar era horrible, estaba básicamente en ruinas, el banco en el que estaba dormida hacía sólo instantes era el único que estaba en buen estado, puesto que el resto estaba o podrido o roto directamente. Había un gran agujero en el techo por el que se estaba colando la luz directamente sobre el altar que, desde su perspectiva, era lo único que estaba en buen estado.

Tras mirar a su lado pudo ver su mochila y la vara que había usado para improvisar su lanza. Ella se levantó y lo primero que hizo fue tomar la vara para mirar hacia la entrada de la iglesia, dónde estaba escuchando los sonidos de choque, algo que la hizo sorprender al ver a Bell apenas con la mitad inferior de su escudo, peleando contra Lefiya, ambos usando espadas de entrenamiento.

Ella se acercó al lugar, para, al finalmente salir, ver el intercambio a toda velocidad.

— ¡Arcs Ray! — Lefiya levantó su mano para lanzar el proyectil mágico contra el chico, sin embargo este pasó por debajo de la ráfaga tras hacer un barrido, antes de levantarse y adelantar su espada al frente, cómo si quisiera punzar a la chica, sin embargo esta logró detenerlo con su propia espada.

Lili en el pasado hubiera tenido algo de dificultad de ver los movimientos de ambos chicos, pero ahora los estaba siguiendo de forma más proficiente, algo que de cierta forma se le hizo extraño porque ella no tenía esa facilidad antes. Aunque claro, ahora que podía no perdía la oportunidad de mirar el encuentro entre aventureros.

Ella por un momento sintió un impulso de unirse al combate, pero probablemente hubiera salido perdiendo de cualquier manera.

En ese instante vió cómo la magia de Lefiya giraba en el aire para ir directamente a la espalda de Bell, el cuál no perdió tiempo en hablar, lanzando su clásico "Ataraxia", o por lo menos así lo vió ella, el impacto mágico le dió en la mano pero en ese instante se desvaneció.

— Has mejorado bastante, Lefiya — dijo el chico mientras miraba a la Elfa, la cuál no perdió el tiempo en poner la espada de madera en su hombro con un gesto algo más "seguro".

La propia Lefiya no entendía cómo podía tener ese porte de seguridad, pero suponía que era simplemente porque Bell no era tan fuerte cómo los miembros de su familia, o con él sentía más confianza, no tenía idea, pero en general, estaba bastante más segura con el albino.

— Tengo un buen maestro — declaró riendo un poco. — antes de que termine el mes, verás que lo he dominado por completo.

— ¿Lili interrumpe? — la pequeña pallum no guardó silencio más tiempo, interrumpiendo al dúo de aventureros.

Bell giró la cabeza para ver a la chica, antes de dar una gran sonrisa y acercarse a ella.

— ¡Lili! Oh dioses, que bueno que despertaste — dijo el albino mientras se acercaba a la chica, para arrodillarse delante de ella y darle un abrazo.

La pequeña chica se sonrojó, pero inmediatamente correspondió el abrazo del albino, aunque mientras lo hacía le dió una mirada a Lefiya y, con ello, le dió también una sonrisa que poco dejaba a la imaginación, la elfa sin embargo no dejó que eso la superara, por el contrario, ella le sonrió en respuesta a la pequeña chica.

Bell no tardó en separarse del abrazo para ver a la chica a los ojos con una sonrisa y acariciarle el cabello.

La chica finalmente se sintió en casa mientras abrazaba su "lanza improvisada".

X X X X

— Así que eso pasó… — dijo Bell mientras permanecía de pie mientras se frotaba la barbilla mientras miraba a Lili.

Actualmente estaban en el único banco utilizable de la iglesia, mientras hablaban de la experiencia de Lili en el calabozo, Bell estaba genuinamente sorprendido por cómo ella había improvisado una lanza para sobrevivir al calabozo, aunque tenía sentido.

Las espadas mágicas seguían siendo espadas diseñadas para aventureros, aunque la mayoría las fuera a usar para disparar la magia en su interior y poco más, seguía siendo un arma con capacidad de cortar, y puesto que Lili no la había usado hasta ese momento, entonces significa que su espada debía estar tremendamente afilada por lo que sirvió perfectamente cómo punta de lanza.

Mientras que la elección de una de las ramas del doceavo piso cómo asta era también una elección inteligente, Lili pudo romper la rama usando su fuerza gracias a su habilidad "Artel Assist" pero en general, esas ramas deberían ser extremadamente fuertes.

Después de todo, los monstruos usaban el árbol cómo un arma, por lo que fue una elección bien tomada. Aunque Lili no tenía tanto en la cabeza, vió una rama en una situación desesperada y fabricó un arma fácil de manejar efectivamente.

Aunque ella no habló mucho de eso, después de todo le encantaba que Bell la elogiara, sin más esperó a que el chico terminara para ella misma suspirar, puesto que había mencionado esa visión, esa aventurera pallum que le enseñó a usar la lanza de una forma similar a cómo lo haría un aventurero. Pero sobre todo era algo extraño, es cómo la sensación que tienes cuando vuelves a aprender algo que ya sabías.

Le resultaba realmente confuso, pero ahí estaba ella, haciendo piruetas con su vara mientras miraba a Bell pensativo, aunque ella misma no se dió cuenta de que estaba haciendo eso, literalmente hablando su mano se había movido sola para empezar a realizar dichas demostraciones de maestría en el uso del arma de asta.

— Cuando… Viste a esa aventurera, ¿qué sensación tuviste? — preguntó el albino mientras levantaba la mirada para ver a la chica manejando la vara, antes de hablar más precisamente. — Fue cómo… ¿Nostálgica? ¿La sensación que tendrías al ver a alguien que de hecho, conoces, pero no lo recuerdas?

La chica se quedó quieta mientras lo miraba, algo sorprendida, aunque en ese momento no profundizó en su pensamiento sobre ella, claro que sintió eso, es cómo haber visto a alguien que debería ser famoso entre los pallum, era cómo la sensación que uno tiene de ver a una persona que recuerda pero no conoce.

Sin embargo, lo que le hizo ruido a Lili fue que Bell hiciera esa pregunta en primer lugar.

— Si pero… ¿Cómo lo…? — preguntó ella mientras miraba al albino, antes de que Lefiya se uniera a la plática.

— La verdad no tengo mucha idea de lanzas, no soy usuaria después de todo, pero, ese tipo de movimientos sólo los he visto en Finn — habló la elfa mientras la miraba a los ojos. — Claro, con menos potencia física… Pero ahí está lo que decía… Liliruca, recuérdame, nunca habías usado una lanza, ¿verdad?

— No… Nunca la había usado, aunque hubo un tiempo en el que intenté ser aventurera, pero no tenía talento, y en ese tiempo usé una "Little Blade", la espada del gremio para pallums — dijo ella mientras terminaba de mover la vara y la clavaba en la tierra antes de recargarla en su hombro.

Da igual cómo lo vieras, Lili tenía talento para la lanza, aunque ella siempre dijera que no tenía talento de aventurera. Ahora mismo Bell continuaba con un pensamiento profundo, considerando todo lo que había pasado con Lili, la pequeña chica pallum tenía en mente la pregunta que él le hizo, era cómo si él supiera lo que le había pasado o si por lo menos tuviera una idea mínima sobre la experiencia que ella había vivido.

Entonces, el sonido de tacones hizo que todos voltearan la mirada, encontrándose con una chica que todos ahí conocían, una santa de cabello rubio y vestido pulcro, tenía una sonrisa y parecía que iba a ir al calabozo, o algo por el estilo. Llevaba su equipo con ella después de todo.

— Oh, señorita Lefiya, ¿puedo llamarte Lefiya, verdad? — preguntó Opal mientras la miraba a los ojos con una sonrisa, recargando su bastón en el suelo.

Lefiya por un momento recordó la conversación que ella y Opal habían tenido, pero no iba a dejar que eso la hiciera sentir mal o la pusiera de alguna forma en contra de la chica, por lo que, simplemente asintió, la miró a los ojos y habló con calma.

— Claro, no creo que haya problema, verdad, ¿Opal? — dijo la maga mientras miraba a la clériga a los ojos con una sonrisa.

Ambas usuarias de magia se vieron a los ojos por varios segundos, mientras Bell tenía una sonrisa resuelta, sus amigas se llevaban tan bien que le daba mucho gusto por lo que no perdió el tiempo a la hora de hablar.

— Me alegro mucho de verte señorita Opal, ¿en qué puedo ayudarla? — preguntó Bell mientras sonreía tranquilamente, su aura despedía felicidad pura.

Lili por su parte, infló las mejillas, mirando al chico con algo de enojo, y claro, celos también.

— Lili lo sabía, el Amo Bell es un mujeriego encubierto — dijo la pequeña Lili, haciendo que Bell volteara a verla con una cara que básicamente se le caía.

— Bueno, de hecho quería contratar a tu soporte jeje, aunque, bueno, viendo mejor la situación, creo que lo idóneo sería contratarte a tí también.

— ¿Eh?

— ¿Eh?

X X X X

— La situación es realmente simple — dijo Opal mientras caminaba por la calle hacia el calabozo

La santa estaba siendo flanqueada por Lefiya, Bell y siendo seguida también por Lili, y actualmente se dirigían a Babel, se suponía que iban a bajar por el calabozo, pero antes de darse cuenta, se encontraban dando vuelta por una calle poco concurrida.

Lefiya no, ella nunca había venido a esta parte, principalmente porque desde siempre había usado el equipo del departamento de desarrollo del distrito educativo, y en cuánto se unió a la familia Loki, le dieron equipo de calidad, ella nunca pasó por aquí.

La tienda para aventureros novatos; El Yunque del Novato.

Bell sonrió, pensando en el dueño del lugar, puesto que Opal entró ahí con prontitud así que los tres la siguieron.

— Bienvenidos al Yunque del… Oh, Bell, muchacho, qué gusto verte — dijo un herrero enano mientras se paraba en el mostrador, sonriendo al ver al aventurero acorazado, suerte tuvo de que Bell estuviera sujetando su casco debajo del brazo.

Bell sonrió al ver a un viejo conocido, Dald, el dueño del Yunque del Novato, hacía tiempo que no visitaba la tienda, pero era porque después de todo se trataba de una tienda para aventureros novatos.

Durante dos semanas desde que llegó a Orario, Dald fue el que le dió el mayor mantenimiento a su armadura dada por el gremio y a su espada corta que desafortunadamente había roto en esa pelea contra los monstruos del monster feria. El

albino tenía días con ganas de venir a visitar al hombre, pero nunca había tenido una excusa.

— Un gusto volver a vernos Dald.

— Hace tiempo que no te veo muchacho, y en esta ocasión vienes con varias lindas señoritas — rió el hombre.

Las palabras del enano claro, causaron reacciones en las mujeres que venían acompañando al aventurero, pero Bell ni siquiera se había dado cuenta. Opal carraspeó antes de acercarse a un lugar en el que habían varias lanzas juntas dentro de un barril, ella la miró por unos instantes, mejor que un arma del gremio, peor que un millón más, aunque no era de mala calidad, sólo que no se podía comparar con otras armas.

— Me gustaría llevarme esta lanza, si fuera tan amable — dijo con una sonrisa la chica de cabello rubio.

— Oh, claro señorita, serían unos 5000 valis por la pieza que ha elegido — dijo el enano con una sonrisa, mientras recibía la suma en seis monedas, el hombre sonrió, ver monedas de mil valis era algo que podría ser tanto muy común en el mercado de los aventureros, cómo realmente extraño en su zona particular.

Dald vendía equipo para novatos, los novatos generalmente siempre traían monedas de baja denominación, pero en esta ocasión fue algo traído por una aventurera que, por las prendas de batalla que tenía, era claro que se trataba de una aventurera de segunda, o tal vez primera clase.

— Toma, la necesitarás — dijo Opal con una sonrisa antes de darle la lanza a Lili, la cuál la recibió algo sorprendida antes de girarla un par de veces, comprobando su balance. Luego se dió cuenta de que no sabía cómo tenía en mente ese conocimiento.

Era un arma de hoja ancha, con alrededor del doble de la altura de Lili, algo que a ella le parecía perfecto porque podía maniobrar con algo de mayor soltura, pudiendo mantener una gran distancia con los enemigos.

Lili miró a Opal a los ojos, pero tragó saliva, asintiendo con una sonrisa, aunque tenía en mente que esto iba a ser necesario para ella porque, después de todo, parecía que el encargo realmente era complicado.

Si incluso el soporte tenía que llevar un arma, entonces nada le decía que iba a estar a salvo ahí afuera.

Bell por su parte miró en uno de los estantes y sonrió, tomando algo que hizo que Dald se sorprendiera, había reconocido la calidad de la espada que el albino llevaba en esa vaina, cualquier herrero con un mínimo de experiencia podría ver básicamente que había sido forjada por manos no humanas.

Salió de su momento de apreciación cuando Bell puso una espada corta con todo y vaina sobre la mesa, era un arma de novato aunque no era un arma defectuosa, Dald podía dar fé de ello, su filo si bien no se podía comparar con la espada que Bell tenía en su cinturón, claro que podía ser perfectamente un arma que un aventurero de nivel 1 podría usar toda su

vida si así lo quisiera, incluso en el nivel 2 temprano. Era algo del orgullo de Dald, equipo novato, pero de excelente mano de obra.

45 centímetros de hoja, 15 centímetros de empuñadura, 60 centímetros en total, comparados con los 130 de Ignis Heros, la espada corta era realmente corta, lo suficiente para ser empuñada a una mano y poder sacar de peligro al aventurero.

— ¿Cuánto sería de esta?

— Ocho mil valis — dijo Dald con una sonrisa mientras recibía el dinero con una sonrisa, asintiendo al albino con una sonrisa antes de que el grupo abandonara la tienda y corriera al calabozo.

X X X X — El encargo es realmente fácil — dijo Opal mientras caminaba por la calle principal hacia Babel con una sonrisa, mirando a sus espaldas hacia el equipo mientras andaba. — La señorita Wallenstein fue hacia los pisos más bajos del calabozo, y el equipo que tenía que ir por ella me contrató para participar en la búsqueda.

— ¿Uh? ¿La señorita Aiz hizo tal cosa…? — fue la pregunta de Lefiya mientras avanzaba hasta estar con Opal, caminando a su lado mientras la miraba, cómo si la increpara por lo que había dicho.

Bell por su parte estaba bastante sorprendido, no esperaba que la princesa de la espada pudiera hacer tal cosa, pero por el momento no iba a pensar mucho, si las cosas eran cómo le habían dicho entonces iba a tener que bajar bastante para alcanzar a la princesa de la espada, cosa que de cierta forma le daba algo de miedo porque nunca había pasado de los pisos para niveles uno.

De todas formas, Bell era consciente que, teniendo habilidades cómo Gif Blessing y Deus Ambrosia, él tenía un poder superior a su propio nivel, eran habilidades realmente consideradas algún tipo de trampa. Sabía, según le habían dicho, que esas habilidades eran de las mejores, en familias que de por sí tenían habilidades extraordinarias o de trampa.

Igualmente, simplemente alcanzó la empuñadura de Ignis Heros mientras continuaba avanzando detrás de Opal, mirándola en su andar, aunque ella por un momento le regresó la mirada con una sonrisa.

— Sé que cómo nivel uno probablemente no podrías hacer mucho, pero estoy segura de que tienes la capacidad de ayudarnos a llegar más rápido a la princesa de la espada — declaró mientras asentía.

— Haré mi mejor esfuerzo — dijo Bell mientras sonreía internamente, pensando en lo que iba a hacer cuando superaran los primeros pisos, antes de girar su mirada hacia su fiel acompañante.

Lili continuaba su camino mientras se aferraba a la lanza que le habían entregado, de cierta forma sentir que confiaban en ella la llenaba con orgullo. Opal no tenía idea de lo que había pasado con ella en el calabozo, por lo que la lanza se la había dado considerando sus

facilidades y posibles dificultades en el combate; Las lanzas, aunque tenían un alto marco al que podrían llegar, en escencia eran armas buenas para novatos, ya que con las espadas un novato debería aprender un arte marcial específico para usarla con competencia. Con las dagas si bien su uso era básicamente intuitivo, el problema es que uno tendría que acercarse demasiado a su objetivo para hacer daño y un novato no podría.

El arco por otra parte era un arma que necesitaba mucha destreza, cualquier idiota podría cargar un arco, no cualquier idiota podría acertarle un tiro a lo que sea. La lanza al final era la mejor opción para Lili, aunque ahora sabiendo que ella tenía algo de talento para dicha arma se volvía una mejor opción a considerar.

Bell sonrió internamente antes de girar la mirada y encontrarse en el lugar de la entrada, viendo que Opal rápidamente aceleró el paso hasta llegar a un grupo que hizo que Bell, internamente, se quisiera lanzar desde el piso más alto de Babel.

— Oh, oi, ¿y esos quiénes son, Opal-chan, Lefiya-tan? — la pregunta de una diosa de cabello rojo mientras se acercaba a la chica elfica de cabello dorado hizo que la chica se crispara un poco, puesto que era Loki quién estaba ahí.

— Tú de nuevo… — dijo el hombre lobo que estaba ahí, mirando a los recién llegados, sobre todo a Bell.

— O-Oh, es un gusto — dijo Lefiya mientras miraba a una figura enigmatica también presente en el grupo que los había recibido.

Una chica elfo que tenía pelo largo y negro y ojos rojos. Llevaba un vestido blanco con volantes con una bata blanca con bordes de color azul claro sobre el. Se trataba de Maenads, Fivlis Challia, la capitana de la familia Dionysos.

— Sacred Flame — dijo la elfa al saludar a Opal, se conocían después de todo, aunque fuera un poco.

Lefiya entonces se dió cuenta de la tensión en la que estaba empezando a ser metida.

— Escucha una cosa, conejo, me retrasas y estás muerto — Bete sorpresivamente no estaba recordándole lo que había pasado entre ambos aquella ocasión en la anfitriona.

— No lo haré, no te preocupes — dijo el albino mientras tomaba su casco y se lo ponía sobre la cabeza, antes de bajar la visera.

— Tu también — le dijo Bete a Filvis. — Si comienzas a retrasarme entonces te mandaré a volar, así que será mejor que desaparezcas antes de que mueras.

— Quédate atrás, hombre lobo.

— Vamos chicos, es crucial que se relajen para esto — dijo Opal con una sonrisa mientras trataba de calmar la situación.

Lefiya agradeció internamente la presencia de la clériga, recibiendo la mano enguantada de Bell en su hombro la cuál le hizo saber que todo estaría bien, o por lo menos eso pensaba ella. Lili hizo lo mismo, parándose a su lado mientras exhibía su lanza.

Loki finalmente se dió cuenta de quiénes eran esos dos aventureros, o por lo menos el caballero, intuyó por inercia que la otra era esa ayudante de la que tanto hablaban.

El caballero Lion Heart y su fiel escudera.

Ese era el chico de Hestia, aunque ella no iba a decir nada, quería aprender de lo que era capaz ese chico, así que lo iba a dejar acompañar a sus chicos mientras ella se despedía de su familia.

Los aventureros suelen tener una clasificación no oficial, algo que no fue dado por el gremio y que por consiguiente, no era algo que normalmente apareciera en las tablas de recomendación, pero era algo que todos los aventureros decían.

El aventurero regular era aquél que era básicamente cómo cualquier otro aventurero, con una habilidad genérica, el uso de una magia de la misma forma genérica o incluso sin ninguna de ambas. Eran aventureros abundantes, y aunque habían aventureros así que podían llegar lejos, no se hablaba mucho de ellos.

Y los aventureros irregulares. Eran aventureros que tenían una peculiaridad que los hacía destacar por sobre el resto, por ejemplo, eran este grupo.

— ¡Gospel! — Bell pasó de lado a un Hellhound, arrancando su cabeza con la onda de choque de Satanás Verión, antes de saltar y usar sus fauces para atacar a un Minotauro. Bell recordaba a esos monstruos, puesto que uno de ellos le dió uno de los grandes sustos en su vida, así que en el momento en el que sus fauces arrancaron un gran tajo de carne y lo mordió, Bell empezó a pelear con más fuerza.

Sus movimientos eran los de un león, feroz en pelea, no dejaba de empujar a sus enemigos sin darles un descanso mientras usaba lo que tenía en ambos brazos para derrotarlos, aparte claro de estar armado con fuertes colmillos.

El albino cortaba monstruos con una fuerza y fiereza impresionante. Sin embargo no era el único.

— ¡Maldición avancen más rápido! ¡Que si no no alcanzaremos a Aiz! — fueron las palabras de Bete mientras pasaba por su lado para arrancar la cabeza de los monstruos de fuertes patadas.

— ¡No soy muy buena en el combate a corta distancia! — dijo Lefiya mientras golpeaba a los monstruos con el uso de su bastón, aunque ella misma estaba mintiendo, ya que podía notar cómo de cierta forma el que haya aprendido algo de lucha junto a Bell realmente le estaba ayudando en el combate.

Lefiya pasaba rápidamente entre los monstruos y le iba dando golpes a los que se acercaban demasiado a ella, hasta que en un instante un minotauro salió de la nada, levantando un hacha de piedra para atacar a la elfa, pero antes de que Lefiya pudiera levantar su arma para darle un buen golpe en la cabeza al monstruo, apareció de la nada una figura hermosa.

Filvis, armada con una espada corta, rebanó el cuello del minotauro que amenazó a Lefiya.

"Señorita Filvis…" pensó Lefiya. Los elfos son una raza que de por sí son realmente hermosos, una raza que sobresale sobre todo en el uso de la magia. Elegantes y de alta clase, una orgullosa raza y que sin embargo, esta elfa en particular hizo a Lefiya decir "Aunque es una de mis hermanas, ella es mucho más hermosa que yo".

— Uh, señorita Filvis, muchas graci- — antes de que Lefiya pudiera agradecerle a la chica, esta le dió la espalda y continuó su camino.

En el siguiente instante, una bola de fuego blanco impactó a Hellhound que salió de una de las paredes, el pobre monstruo se retorció del dolor antes de caer muerto en el suelo. Opal se había relegado a la posición de Lefiya cómo maga de retaguardia.

Mientras tanto, claro que Lili ayudaba a pelear en la retaguardia, cualquier monstruo que intentaba rodear al grupo era rebanado justo a la mitad por la chica de la lanza, dando largas vueltas con su arma de asta. Ella no debería tener la fuerza para matar monstruos de nivel dos, estaba segura de eso, pero de alguna forma estaba ahí, enfrentando bichos así de poderosos.

La batalla terminó y finalmente pudieron entrar al 18vo piso, empezando a caminar con calma por el lugar, Bell tenía su espada envainada mientras avanzaba cómo parte de la vanguardia, aunque Lefiya estaba pensando en otra cosa.

"Es la primera vez que estoy en un grupo tan incómodo".

— Hoy hace un lindo día ¿no?

— Cómo si hubiera un maldito clima en el 18vo calabozo.

— …

— En realidad es la primera vez que estoy en este piso jeje…

— Lili dice lo mismo, es la primera vez que Lili llega al 18vo piso.

Opal no dijo nada, sólo una risa incómoda mientras todos continuaban su camino.

Lefiya suspiró internamente, así que intentó pensar sobre todo, hacía demasiado silencio en el equipo, cuando Bete abría la boca era sólo para insultar, Filvis no había dicho nada desde que salieron, mientras que si bien agradecía la presencia de Bell y Lili, ellos no podían salvar la situación. Opal por su parte, si bien hablaba y parecía nunca dejar su buen ánimo, ella era bastante reservada.

Lefiya por un momento recordó la plática que tuvo con Opal, pero no quiso perderse en recuerdos.

— Oigan ¿pero hasta dónde está la señorita Wallenstein? — Bell habló por otro lado.

— Ni idea.

Y de nuevo volvió el silencio, Lefiya suspiró antes de mirar a Filvis.

"No puedo usar magia porque no dejamos de movernos, aunque Bell ha hecho su mayor esfuerzo para enseñarme, no sé si pueda hacerlo… Pero ella no parece ser una mala

persona, y no creo que me odie… ¡Bien! Los elfos tienen un fuerte sentido de compañerismo entre sí, si se trata de mí…"

— ¡Señorita Filvis, muchas gracias por lo de hace rato! — dijo Lefiya para tratar de empezar una plática. — Por hacerte cargo del minotauro, realmente no me agradan mucho y…

—…

— Señorita Filvis ¿Prefieres pelear en la primera fila? yo no tengo una espada, pero uso un bastón.

— …

— ¿Eres una espadachín mágica? ¡Si es así realmente te admiro!

— …

— Y… ¿Cuáles son tus pasatiempos jajaja…?

— Cállate de una vez, lastimas mis oídos — dijo Bete para finalmente mandar a callar a Lefiya. — Solo nos desharemos de ella si no podemos usarla, no tiene caso ser amistoso.

"No tiene caso ser amistoso…"

La chica suspiró mientras dejaba caer sus ánimos, antes de que la mano amiga de Lili la hiciera mirar a la pequeña pallum que le levantó el pulgar, cómo si intentara subirle el ánimo a la chica, algo que consiguió a medias.

— No tengo el más mínimo interés de conocerte tampoco, hombre lobo bastardo — Filvis por fin habló, aunque solo fuera para insultar. Claro que por otra parte ella dió una vuelta por otro lado, algo que causó que Bete suspirara.

— ¡Oye! Este, estábamos pensando que cómo no sabíamos hacia dónde estaba la Señorita Wallenstein, podríamos ir primero a Rivira — dijo Bell mientras se apresuraba para acercar su mano hacia el hombro de Filvis.

Sin embargo en un momento, cómo si un fusible se hubiera activado en ella, la chica desenvainó su espada para rápidamente atacar al chico, apuntando directamente hacia su cuello.

— ¡NO ME TOQUES!

— ¡Amo Bell!

El sonido del metal chocando contra metal hizo que el corazón de Lili se calmara, el escudo de Bell logró detener la espada de Filvis, y tal vez por inercia, costumbre, o sólo porque un león no deja pasar una agresión hacia él sin responder de la misma forma. El albino tomó la mano de Filvis y tiró de ella con todas sus fuerzas, antes de girar y lanzarla al suelo. Manteniéndola ahí, el chico era poderoso, aunque era un nivel 1 había logrado dominar a una nivel 3. Claro que el efecto de Deus ambrosia no se había desactivado todavía, seguía teniendo carne de monstruo en su estómago.

Bell por un momento miró en el suelo a un hombre ataviado con una capa para el desierto, antes de recuperar la consciencia del momento.

— ¡Lo siento! — dijo Bell mientras la miraba en el suelo, tratando de ayudarla a levantarse. Sin embargo Filvis inmediatamente se puso de pie y recuperó su arma, alejándose del grupo. — Fue sin querer…

— La señorita Filvis es un Elfo, y a los Elfos no les gusta que los toquen… No lo tomes a mal — dijo Lefiya mientras se acercaba a Bell.

— No lo tomo a mal, lo que me preocupa es que ella lo haga — dijo Bell mientras dejaba caer sus hombros dentro de la armadura. — Reaccioné por puro instinto…

Bell finalmente suspiró y miró su escudo, sorpresivamente no estaba dañado, aún cuando había recibido el golpe de un nivel tres, en ese momento no hizo más que pensar sobre la calidad del herrero que lo habría forjado.

Opal por su parte miraba al caballero desde la espalda mientras pensaba en qué habría tenido que pasar para que él reaccionara de la misma forma en la que reaccionó Filvis.

— Bell… — La santa llamó su nombre mientras él retomaba el camino.

Todos ahora tenían que ir hacia Rivira para volver a ver a la princesa de la espada. Sin saber que de hecho ella estaba librando una pelea algunos pisos hacia abajo.

X X X X — ¿La princesa de la espada? Sí, estoy bastante segura que la ví, usaba una capa y estaba con un grupo de personas.

— ¿Las personas con las que estaba la princesa de la espada? No, no recuerdo, hay muchos aventureros heridos por ahí, no es cómo si estuviera prestando atención.

— No sé de dónde vinieron esos monstruos, estaban abarrotando la ruta regular hacia el 24to piso. Hay tantos que es complicado llegar aquí, por lo menos en una pieza. — dijo el barman mientras continuaba acomodando cosas en una de las muchas cantinas de Rivira.

— Así que es así… — dijo Lefiya mientras suspiraba.

Ya habían estado buscando a Aiz por bastante tiempo, pero la princesa de la espada simplemente no aparecía. Aunque tenían sus pistas, pero nada en concreto, por lo que la búsqueda de información iba a continuar.

— Supongo que no hay suerte — dijo Bell mientras tomaba su casco y se lo volvía a poner, era una mala costumbre suya el quitarse y ponerse el casco cada que hablaban con una persona.

Sin embargo, escucharon algo y se detuvieron.

— ¿Están buscando a la princesa de la espada…? ¿Son de la familia Loki…?

— Uh, sí, porque… — Bell fue interrumpido.

— ¿Qué están haciendo…? ¿Por qué acaban de llegar…? — el tono del hombre se empezó a volver más fuerte, elevándose lentamente hasta que él golpeó su tarro contra la mesa, haciendo que Lefiya diera un pequeño salto. — ¡La mayoría de mis camaradas…! — empezó. — ¡... Fueron comidos delante de mis ojos! ¡Están muertos! Incluso yo…

El hombre en ese momento giró su silla, mostrando que de hecho no tenía piernas, sus muñones en ese momento estaban cubiertos con vendas, mientras los miraba con odio puro clavado en sus ojos, pero también con desesperación.

— ¡¡Miren!! ¿¡Qué se supone que voy a hacer con un cuerpo cómo este!? — el hombre cojo habló de lleno mientras los miraba a los ojos con muchísimo odio. — Finalmente me había vuelto un nivel 3… ¡Maldita sea!

El sujeto lanzó su tarro de cerveza hacia Lefiya y Filvis, pero Bell inmediatamente levantó su escudo delante de ambas elfas, protegiéndolas del ataque mientras el hombre cojo seguía gritando, había desesperación en sus palabras mientras miraba al grupo de aventureros.

— Van por ahí alardeando de su título cómo los más fuertes… ¡Pero cuándo algo cómo esto pasa no hacen nada! ¿¡Entienden al menos lo que esto significa!?

Filvis se había sorprendido de que Bell detuviera el tarro. Sin embargo tanto ella cómo Lefiya entendieron la última pregunta del hombre, la pregunta sobre saber lo que eso podía significar, para un aventurero, sus extremidades son lo más preciado ya que uno no puede pelear sin un arma, y no puede pelear si no puede usar sus piernas para moverse.

— ¡Eso es cierto!

— ¡Todo esto pasó porque ustedes estaban holgazaneando en la superficie!

— ¡Tienen que hacerse responsables!

Una marejada de aventureros heridos en la taberna habían empezado a gritarle al grupo, incluso a Bell por haberlo confundido erróneamente cómo un miembro de la familia Loki. El albino por un momento sintió que todo se le estaba cayendo encima.

— ¿¡En un momento cómo este, están buscando a alguien!? ¡¡No jodan con nosotros!!

— ¡¡Somos nosotros los que tenemos que lidiar con todas las dificultades!!

— ¿¡Es divertido burlarse de los débiles!?

— ¡Siempre están por ahí haciendo lo que les da la gana!

— ¡Apúrense y hagan algo, maldita sea!

Los aventureros continuaban arreciando en sus gritos, había alcanzado un punto en el que tantos reclamos furibundos estaban tapando otros, ni siquiera eran capaces de entender algo de entre todos los gritos, sólo entendían que estaban molestos con la familia Loki. Bell se había plantado firmemente delante de Filvis y de Lefiya, con su escudo listo para detener cualquier otro objeto.

Estos hombres no podrían pelear, pero nada les decía que no iban a hacer algo con tal de sentirse recompensados. Bell suspiró dentro de su casco, mirando con pena a todos los

aventureros, pero también tenía una mirada con enojo, ellos estaban desquitándose con aquellos que no tuvieron la culpa.

El albino notó que el hombre cojo se había acercado arrastrándose, mirándolos a los ojos, en su mirada se podía encontrar una profunda desesperación y tristeza mientras levantaba su mano.

— ¿Cómo van a solucionar esto…? — preguntó mientras los miraba.

Filvis vió al pobre desdichado y entonces sintió un martillazo en la cabeza, había tenido un recuerdo, un horrible recuerdo de un hombre que había estirado su brazo en el último momento hacia ella, un hombre cubierto de sangre que pedía a gritos ser salvado.

La mujer de cabello negro se llevó las manos a la boca, con un rostro lleno de horror.

— ¿¡Señorita Filvis!? — Lefiya se preocupó por la chica de cabello negro, algo que hizo que Bell se diera cuenta de la situación de Filvis.

El albino rechinó los dientes y miró a los aventureros furiosos, que cada vez lucían más cómo monstruos. Él estaba a punto de hablar, cuando alguien le ganó la palabra, un fuerte golpe en una de las paredes, junto a una tabla siendo partida brutalmente a la mitad, hizo que todo el mundo guardara silencio.

— ¿Eso es todo lo que quieren decir…? — Bete entró en el lugar mientras caminaba hacia el hombre cojo en el suelo. — ¿Sus compañeros fueron devorados? ¿Perdieron sus piernas…? ¿Y eso qué?— el hombre lobo miró al hombre cojo en el suelo, y de repente pareció más aterrador que cualquier monstruo. — Ustedes son aventureros ¿Cierto? Vinieron aquí sabiendo en qué se estaban metiendo.

El lobo se arrodilló frente al cojo para tomarlo de la camisa y levantarlo para mirarlo a la cara, cara a cara, con una sonrisa que realmente podía resultar aterradora.

— ¿No me digas que pensaron que este sería el cielo? No, no, no… están en el infierno señores, ¡Aquí sus vidas no son más que basura! — El lobo habló con fuerza antes de lanzarlo al suelo. — Si no pueden tomar responsabilidad por sus propias vidas, entonces no se hagan llamar "Aventureros".

Y con eso Bete dió la vuelta mientras se metía las manos en los bolsillos, empezando a caminar fuera de la taberna, dejando a un hombre en el suelo que tenía lágrimas de desesperación saliendo de sus ojos.

— Es cierto… Es tonto pensar que podría alcanzar mis sueños… Pero es por personas cómo ustedes en la familia Loki… ¡Es por personas cómo ustedes que nosotros podemos soñar! — dijo finalmente el cojo, completamente derrotado.

Bell miró al hombre y chasqueó la lengua, antes de empezar a caminar, pero deteniéndose para girar a mirarlo.

— Hay una aventurera en la primera clase, una mujer que ha sido alabada cómo una de las más fuertes del mundo… Y a esa mujer le falta un brazo, tiene una prótesis en su lugar — dijo Bell mirando al hombre en el suelo que levantó la mirada para verlo algo asombrado. — Hay un escorpión en el desierto que cuando es atrapado por un lagarto, se amputa su

propia cola, y decide pelear con sus pinzas para seguir viviendo… Seguir viviendo. Ustedes todavía tienen la cabeza y un brazo, aún pueden pelear, aún pueden luchar por alcanzar sus metas, incluso sin su cola, no han perdido todas sus fuerzas.

Bell finalmente salió del bar tras haber dado ese mensaje, dejando atrás a un montón de aventureros callados con una mirada anonadada por la información, por lo que él había dicho.

— Al final no conseguimos información útil — dijo Lefiya mientras caminaba detrás del grupo con los ánimos algo bajos, Bell por su parte se puso el escudo en el hombro. Opal no tardó en aparecer mirándolos.

— Parece que no fue nada productivo… Bueno, Lili y yo conseguimos algo — dijo la chica con una sonrisa, ella por lo menos había obtenido algo.

X X X X

— Entonces, ¿puedes repetir lo que nos dijiste? — dijo Opal con una sonrisa mientras miraba a Bors con una sonrisa.

— Bueno, pues la princesa de la espada vino por aquí, me dió una pieza de armadura para que la cuidara, me rogó que no la fuera a perder — dijo Bors con un suspiro mientras miraba al grupo.

— ¿Un pedazo de armadura? — preguntó Lefiya mientras miraba a Bors.

Bors era el aventurero más fuerte de Rivira, por lo que, en la sociedad de Rivira en la que la fuerza era símbolo de estatus, Bors era el líder, aunque eso solía cambiar cuando llegaban aventureros cómo la familia Loki, en esos momentos Bors quedaba relegado a puestos que sería vergonzoso admitir. Sin embargo, en este momento estaba encargado del almacén de Rivira, esta bodega era un lugar de almacenaje en el que puedes dejar equipo de repuesto con un pago, y luego ir a buscarlo por cualquier cosa.

— Era esto — dijo lanzando una placa que parecía ser para el brazo, Lefiya la atrapó y luego la miró con algo de curiosidad.

— Esto… — dijo la chica mientras la miraba en su mano, era una placa de acero plateado, aunque algo maltratada, pero había logrado aguantar varias peleas por los rasguños que exhibía. — Oye Bell… Ven un momento.

— ¿Sí? ¿Qué sucede? — dijo el albino acercándose a la elfa para mirarla, aunque luego desvió su mirada hacia lo que ella tenía en sus manos.

— ¡Amo Bell, esa es la placa que se perdió de su armadura! — dijo Lili mientras también salía de la nada, mirando lo que tenía Lefiya en su mano.

Bell asintió mientras miraba el equipo defensivo y tomaba la placa para luego acomodarla en su brazo, demostrando que efectivamente era una placa que había perdido en su intento de sacar a Lili del calabozo y llevarla a la farmacia de Dian Cecht lo antes posible.

— Bors, ¿no te estás olvidando de un detalle? — preguntó Opal con una sonrisa mientras miraba al hombre del parche, el cuál inmediatamente suspiró.

— Si, bueno, las personas con las que venía compraban muchos objetos de trampas y camuflaje, aparte de que estaban ocultando algunos cuarzos rojos en sus túnicas.

— ¿Cuarzo rojo?

— La despensa — dijo Bete antes de darse la vuelta y empezar a caminar.

— ¿Qué es una despensa? — preguntó el cabeza de hojalata mientras miraba a Opal.

— Bueno, los monstruos también tienen que comer, ¿sabes? — preguntó la rubia con una sonrisa, haciendo que Bell lo entendiera, asintiendo con una sonrisa.

— Es la primera vez que te veo por estos lugares, chico — dijo Bors viendo a Bell, haciendo que el chico le asintiera y se quitara el casco. — Si, nunca había visto tu rostro, ¿hace cuánto llegaste al nivel dos?

— En realidad soy nivel uno todavía.

— … Mira, tengo suficiente con la familia de locos aquí presente, no voy a meterme en eso — dijo Bors antes de mirar hacia la derecha, y fijarse en una lejana Filvis. — Así que ustedes hacen equipo con Banshee, eh?

— A Filvis no le gusta ese nombre — dijo Opal mientras reprendía un poco a Bors.

— ¿Eh? ¿El segundo nombre de la señorita Filvis es Banshee?

— Según cuando me la presentaron era Maenads — dijo Bell mirando a Lefiya, con la misma confusión de ella.

— Amo Bell, recuérdeme, ¿cuánto tiempo tiene en Orario? — preguntó Lili mientras miraba a Bell.

Opal no perdió el tiempo en hablar.

— ¿Cuánto saben de la pesadilla del piso 27? — preguntó Opal mientras los miraba a los dos.

— Lo único que escuché es que murieron muchos aventureros ese día…

— Yo no sé nada.

Bell era novato, era normal eso.

— Bien, hace siete años, cuando Evilus todavía estaba activo… — Opal inició la historia, sin darse cuenta de que Bell puso más atención al escuchar ese nombre, hubo una sombra oscura que pasó por su rostro, pero finalmente puso toda la atención posible.

"Hace siete años, cuando Evilus seguía activo, cometieron uno de los peores atentados, en el piso 27 del calabozo… Se hizo una filtración de falsa información, informaron que había actividad sospechosa de Evilus en ese piso, hicieron un escándalo… Lograron que muchos de los grupos más influyentes, muchos de esos grupos que alguna vez supusieron una piedra en el zapato para Evilus, fueran al piso 27. Y entonces les hicieron el pase de desfile más grande en la historia.

Trajeron a todos los monstruos de varios pisos, incluso trajeron al jefe de piso Ambisphaena. Todo para acabar con la resistencia. Aventureros contra Evilus y contra los Monstruos.

Fue una gran masacre, cuentan que cuando finalmente llegaron los grupos que se retrasaron, encontraron una escena que parecía pintada del mismo infierno, habían litros de sangre negra por los suelos, todavía quedaban monstruos que estaban comiendo, y aventureros que peleaban para sobrevivir.

Y de ahí, Filvis Challia fue una de las pocas sobrevivientes. Entre los que sobrevivieron a esa masacre hubieron quienes perdieron a sus compañeros de familia, hubieron quienes perdieron partes del cuerpo, pero nunca vieron en uno de los sobrevivientes la mirada que tenía ella.

Inerte, perpleja y desenfocada, era la mirada que había visto en una persona que habría vivido un infierno en vida, cómo si la vida misma le hubiera sido arrancada del pecho. Y desde ese día es cómo si ella hubiera quedado maldita, cada equipo que la acompañaba terminaba muerto.

Una vez un equipo en el que estuvo tomó una mala decisión y terminó rodeado de monstruos.

En otra ocasión pisaron en un terreno que no debían y el suelo se desprendió bajo sus pies.

Una vez acabaron peleando entre camaradas.

Al menos cuatro equipos que fueron con ella acabaron completamente aniquilados, pero al final, ella fue la única sobreviviente; Si haces equipo con ella morirás.

Ese rumor se expandió rápidamente cómo el fuego en un pastizal seco, porque no era broma. Aunque ella ahora es la capitana de la familia Dionysos, ese rumor sigue en el aire.

La elfa mataequipos.

Banshee".