Hola a todos! No estoy muerta! Ni ando de parranda! Pero estos calores cerca del verano me cuecen las ideas así que ni pregunten. Como sea, de aquí en adelante las cosas se irán de mad… bueno, el caos comenzará. Ya puestos y sin más qué decir… COMENZAMOS!

Capítulo 11.

Búsqueda.

Después de una larga noche de sueño, Félix se despertó y se lavó la cara. Plagg dormía a pata estirada y con unos ronquidos que le sorprendió que no lo despertaran. Se acercó a la ventana donde vio a Bridgette regar las pequeñas flores que tenía al frente. Una lástima que con lo sucedido en su secuestro no pudo comprar algunas de esas exóticas flores. De repente ella se volvió a su dirección y con una sonrisa radiante le saludó desde abajo. Él iba a responder el saludo cuando algo distrajo a la dragona. Un caballo se acercaba al castillo y desde su torre Félix vio a un corcel bermejo que se detuvo justo en la puerta.

—¡Abran! ¡Soy yo! —la voz de Claude tenía un tono de alarma que puso en alerta a Félix.

Momentos después, Claude estaba en la mesa tras decir el motivo de su visita.

—¿Tu amiga desapareció? —preguntó Bridgette sorprendida. Claude asintió con las manos en la cabeza.

—Sí, desde ayer no la han visto.

—Cuéntanos a detalle qué pasó —pidió Félix mientras que Luka le dio un vaso con agua.

—Vale, vale. Después de lo sucedido en el festival decidí darle su espacio…

Llevaba más de dos días sin verla y ¡se estaba volviendo loco! Quería verla y decirle que todo estaría bien, que Félix no era mala persona, aunque quizás fuera difícil después del trauma que le dejó su amigo. La había visto atentamente, ni siquiera se acercaba al fuego de la chimenea.

Llegó a la biblioteca con una caja de chocolates, sabía que eran su debilidad.

—Hola, Juliet. Vine a ver cómo estás~ —pero no había nadie en la biblioteca. Algo extraño—. ¿Juliet? —recorrió el amplio cuarto de dos pisos arriba abajo, pero no había rastros de la chica—. ¿Será que se siente mal por lo sucedido?

Fue a su habitación y grande fue su sorpresa al ver que su madre estaba por tocar la puerta.

—Mamá, ¿todo bien?

—Oh, hola cariño. Lo que pasa es que quedé con Juliet en tomar el té en el jardín para hablar del club de lectura que deseo abrir.

—Ah, sí. Me contó sobre eso.

—¿Vienes de la biblioteca?

—Sí, pero no estaba allí, pensé que se sentía mal y vine a ver —su madre vio la caja de chocolates en su mano y disimuló su sonrisa lo mejor posible. Abrió la puerta de la pequeña habitación, pero nadie estaba allí.

—Qué raro. ¿Dónde se habrá metido?

Claude revisó la habitación y notó algo extraño. Lo primero de todo era que la vela sobre el candelero de la mesa junto a la cama estaba por completo consumida y la cera casi tocaba el libro que leía por las noches. También, estaba el hecho de que sus zapatos estaban allí, pero no las pantuflas. También notó que el chal que siempre dejaba sobre una silla, el cual le contó perteneció a su abuela, tampoco estaba. Miró por la ventana y frunció el ceño cuando notó algo. Su madre gritó al verlo saltar por la ventana hacia el jardín.

—¡Claude! ¡Te he dicho que no hagas eso! ¡Ya no eres un crío! —se asomó regañando a su hijo—. ¡Cuando tu padre se entere…! —vio que su hijo sostenía el chal que la joven llevaba seguido, casi escondido en los arbustos. Claude se giró y encontró cerca del árbol una pantufla volteada.

Tras terminar de contar lo sucedido Félix frunció el ceño. Alguien debía en serio ser bastante osado o estúpido para secuestrar en el territorio de un duque, y no de cualquiera, los Le Blanc eran bastante poderosos, no sólo en el campo de la medicina. Desde hace generaciones eran bastante conocidos por sus hazañas y descubrimientos otorgándoles una reputación y poder como mano derecha del emperador.

—¿Has recibido alguna carta sobre el secuestro? —preguntó Félix—. ¿O has visto a alguien sospechoso de tu personal?

—¿De mi personal?

—Sí, piénsalo bien. ¿Cómo alguien pudo entrar y salir de tu mansión sin ser visto?

—No lo había pensado…

—Pídeles a tus padres que investiguen eso. Sería bueno investigar por la zona, familiares o amigos que tenga.

—Tiene familia, un hermano pero vive muy lejos. Pero conozco a un par de amigos suyos.

—Pues vamos —dijo Bridgette poniéndose su sombrero y quitándose su delantal—. Iré con ustedes por si acaso. ¿Luka?

—También voy. En las calles muchas cosas se cuentan a lo bajo. Y Sass y yo somos buenos escuchando esas voces.

Abandonaron la torre sin más, olvidándose de un hada que abrió el ojo apenas y escuchó la puerta abrirse.

—Bien, pensé que no se irían nunca —voló hasta la alacena donde había unos cuantos quesos aguardando a por él—. Hora de mi planear mi desayuno, comida, almuerzo y cena.

Llegaron a la zona media, justo donde había una posada y Claude tocó la puerta de una de las habitaciones. Al abrir, un joven al que por poco confunden con una chica, asomó mirando al grupo curioso.

—Hola, ¿eres Marc? —preguntó Claude bajo una capucha.

—¿Son de la editorial? Les dije que todavía no termino el poemario.

—No, ¿te acuerdas de mí? Soy Claude Le Blanc —el chico se sonrojó e hizo reverencia.

—Perdone mi impertinencia, no lo reconocí, señor —después de todo, Félix y Claude iban con capuchas, y Bridgette y Luka no tenían necesidad de ocultarse—. ¿En qué le puedo ayudar?

—Juliet desapareció. ¿Sabes algo de ella?

—¡¿Desapareció?! —exclamó con sorpresa pero al ver alrededor los dejó pasar a su modesto cuarto. Allí había un escritorio, un par de camas y un caballete con pinturas a un lado, cosa que hizo que Bridgette frunciera el ceño levemente—. ¿Cuándo pasó eso?

—Anoche. ¿Sabes algo? Buscamos algo que pueda ayudarnos a encontrarla.

—Yo no sabría, hace tiempo no la veo ya que tengo trabajo pero mi amigo quizás sepa algo. Nath estuvo con ella en el festival y le ayudó a poner su puesto.

Casi de inmediato, Bridgette sintió un escalofrío a sus espaldas.

—¡ABAJO! —todos le obedecieron cuando la puerta salió despedida hacia ellos y Bridgette la atrapó sin problema. En la entrada estaba otro joven, de cabello rojo que los miraba con clara cautela.

—¿Quién es? —gruñó el joven que entró al cuarto y los chicos notaron como de sus manos crecieron grandes garras y de su cabello asomaron unos cuernos que se encendieron de la punta.

—¡NATH! —exclamó Marc pero antes de poder decir algo más, Bridgette gritó exhalando un fuego de su boca.

—¡¿Otro dragón?! —exclamó Claude y las llamas de Bridgette crecieron haciendo que su sombrero se deshiciera.

—/¡RAAAAAGH!/ —rugieron ambos dragones más el rugido de Bridgette fue más intenso y el pelirrojo cedió sus llamas hasta que las desapareció.

—¿Bridgette?

—¿Nath? ¡Nathaniel! —los dos dragones se abrazaron, cosa que no agradó a Félix—. Ya sabía que ese aroma se me hacía conocido.

—Perdón, hace tanto que no te veo que no reconocí tu olor.

—¡AJUM! —tosió Félix con un ligero tic en el ojos para llamar su atención y recordarles que no estaban solos.

—Ah, perdón…

Después de recoger la puerta, Bridgette hizo las presentaciones.

—Él es Nathaniel. Es un viejo amigo mío y también es un dragón, a él le encanta hacer y coleccionar arte.

—Es un placer. ¿Pero a qué debo la visita?

—Nath, Juliet desapareció —explicó Marc—. Desde anoche, al parecer —el dragón abrió los ojos sorprendido y luego exhaló una llama.

—Veo que hay humanos que no valoran su vida.

—¿Sabes algo? —preguntó Claude con ciertos celos al ver lo protector que se comportaba el dragón.

—Puede ser. Escuché por ahí que un grupo está secuestrando personas para venderlas en una subasta. En la noche del festival vi a dos de ellos por los puestos, pero los alejé… como a un par de días de aquí y un poco rostizados —dijo con una sonrisa de lado.

—¿Tenían alguna seña particular? —preguntó Félix—. Una marca o un tatuaje.

—Tenían un tatuaje. Una serpiente dorada enroscada en un corazón apuñalado por una daga.

—No puede ser… —musitó el trovador con ceño fruncido llamando la atención de todos.

—¿Sabes quiénes son? —preguntó Félix y Luka asintió.

—Es un grupo que mis padres erradicaron cuando eran jóvenes. Su líder nos secuestró a mi hermana y a mí cuando éramos niños, lo cual fue su mayor error —todavía podía recordar el fuego, la destrucción y la sangre que sus padres derramaron en una noche por ellos, sus pequeños niños, dejando de lado sus diferencias. Su hermana Juleka resultó la más afectada después del incidente—. No pensé que siguiera activo. Se dedican al tráfico de personas.

Félix notó como su amigo estaba tieso en su sitio, seguro pensando lo peor y controlando su miedo y rabia.

—¿Cómo podemos encontrarlos? —preguntó Bridgette.

—Ese es el problema. Son muy escurridizos —respondió Luka pero luego sonrió—. Aunque ellos tienen un patrón. En noches de luna nueva, cuando el cielo está oscurecido y sólo están las estrellas, hacen sus subastas. Sobre el lugar, eso déjenmelo a mí. Soy bueno encontrando otras serpientes bajo tierra —dijo con una mirada desafiante.

—Yo también me apunto —dijo Nathaniel que dibujó una sonrisa en su rostro—. Nadie se mete con las posesiones de un dragón.

—¿Cómo? ¿Posesiones? —reclamó Claude pero Bridgette le calló la boca con un manotazo.

—Entonces que así sea. Chicos, ¡esto será una misión de rescate!

En el palacio, en el anexo de la princesa Dupain-Cheng. Alya entró con una bandeja con postres y tras que los guardias le abrieran la puerta, la morena dejó la bandeja rápido.

—Tengo la información que querías —se agachó para sacar debajo de sus faldas varios papeles sujetos con agujas.

—Gracias, Alya. Eres la mejor.

—Ya sabes, soy muy buena consiguiendo información.

—Tal parece que harán la subasta mañana. Debo estar allí presente.

—Chica, ¿no deberías avisarle a Adrien?

—Él ya lo sabe. E irá conmigo.

—¿Y al menos sabe a qué irán?

—Nop. Pero se lo diré después, lo primero es poder encontrar a la segunda guardiana antes de que el Templo la encuentre primero, porque si lo hacen, los problemas nos caerán a montones.

Alya apretó los labios a sabiendas de lo que podría pasar si eso ocurría, y la enorme desventaja que tendría su reino si perdían a la segunda guardiana.

….

Y… Espero que les haya gustado! Gracias a todos por leer. Dejen review, nada de tomatazos y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!