CAPÍTULO XXV

Quitaba con delicadeza los grilletes de las pequeñas manos del menor, que permanecía cabizbajo sin pronunciar palabra. Durante todo el trayecto, se mantuvo en silencio, ni siquiera intentó hacer un contacto visual con ella. Por primera vez, no podía hablarle, antes podía decirle cosas hirientes, humillarlo, o simplemente ignorarlo con facilidad. Más ahora, su estado ajeno a la realidad, la tenía perturbada. Levantó la mano deteniéndola a milímetros del sedoso cabello negro ondulado, era irreal el conflicto interno de intentar una caricia sobre su cabeza, ardía en su interior el deseo oculto de expresarle una muestra de cariño y compasión. El dolor de saber que todo su mundo había sido una farsa, debía estarlo consumiendo. Incluso sus propias heridas, que se abrieron nuevamente, pasaron a segundo plano al sentir dentro de sí misma, el dolor ajeno de quien fuera su hijo adoptivo. ¿Podría este sentimiento traducirse como maternal? ¿El olvidar tu propio dolor, al ver el sufrimiento de un hijo? Ciertamente nunca lo había experimentado, pero igual no podía decir que nunca lo había sentido. ¿Sería acaso cuando quería levantarlo cada vez que se caía cuando empezaba a caminar? ¿O aquella vez que le hirvió la sangre cuando llegó llorando del colegio, porque un niño le había roto su juguete favorito? Decidió hablarle duramente, no le gustaba verlo así, no podía derrumbarse, tenía que ser fuerte, era un Gu y el heredero de Shinwa, el legítimo. Dolorosamente debía reconocer que, aunque su hijo apareciera, JunPyo había nombrado a DoYun como su único sucesor. Y si eso sucediera, ella se marcharía con su hijo, y desaparecería para siempre de su vida. Así podría ser feliz con quien siempre lo había amado, JiHoo.

-Levanta la cara, no pueden verte derrotado –

-¿Y eso a ti que te interesa? - le contestó ácidamente aún con la cabeza baja.

-¡No me hables así! Sigo siendo tu Madre – El levantó la vista y JanDi se asustó de ver su rostro. Sus ojos siempre amables habían desaparecido al igual que su sonrisa. Tenía el rostro endurecido y los ojos rojos, aunque sin rastro de lágrimas. Sus labios se curvaron en una sonrisa irónica.

-¿Acaso una Madre le pone grilletes a sus hijos? – volvió a ponerse serio sin quitarle la vista -¡No lo eres! No puedes darme órdenes, no estoy obligado a nada contigo –

Sin realmente proponérselo, JanDi levantó su mano y la estrelló en la mejilla del niño, dejándole una marca roja y provocando en él una furia contenida. Lo vió sobarse la mejilla y mirarla con odio. No se dejó intimidar, por lo que levantó la barbilla, Ella era la adulta y él debía respetarla por el simple hecho de ser Mayor.

-Es mejor que no hagas berrinches, y que aprendas a respetar de una vez por todas -

-¿Por qué me lo ocultaste? - le preguntó aún con las llamas de rencor en sus ojos. Su tono frío traspasó lentamente las barreras de su indiferencia. Un sentimiento de pérdida se instaló dentro de ella. Apenas pudo darse cuenta de que ni siquiera ella entendía por qué nunca se lo dijo, por qué prefirió callar. Se le hizo más sencillo ignorarlo y pretender negarle el cariño que él siempre anheló, para no fallar a la memoria del hijo en su vientre. Era tan común el cariño que él le profesaba, que podía pasarlo por alto fácilmente, sabía que, aunque pudiera herirlo, ignorarlo, y hacer caso omiso de sus sentimientos, el niño siempre la querría, siempre buscaría su cariño. Más ahora, al ver que todo se había derrumbado dentro de su pequeño corazón, y que el cariño se había convertido en rencor, que ya no buscaría su aceptación, el desasosiego la invadió, y deseó volver al tiempo en el que él la creía su verdadera madre.

-Era mejor así. Se suponía que no era necesario sacar la verdad a la luz - le respondió lo más frío que sus recientes emociones le permitieron, aunque ella misma sabía que estaba fallando en el intento. Él apretó los labios al tiempo que desviaba la mirada a un costado para después hacer su cuerpo atrás y fijar su vista en la loza arriba de su cabeza.

-¿Quieres dejar de comportarte como un miserable? ¡No puedes hacer nada! ¡Eres un Gu! Por Ley lo eres. Y los Gu nunca han sido débiles, jamás se dan por vencidos y nunca muestran vulnerabilidad – le dijo alzando la voz. Quería verlo enojado, luchando, pero no así, abatido, derrotado, con las ilusiones rotas.

-¿Y qué puedo hacer? – le gritó poniéndose de pie.

-¡Mi Padre adoptivo, el único que me quería de verdad, está muerto! ¡Tú nunca me has querido! y mi tío… no terminó la frase, al nombrar al hombre que lo había arropado desde pequeño, no pudo evitar que la voz se le quebrara. JanDi se acercó a él, sabía la profundidad de los sentimientos del niño hacia el mejor amigo de su Padre, recordarlo provocó un desequilibrio en sus propias emociones, lo que se tradujo en lágrimas que trató de contener. Él había traicionado su confianza, pero lo anhelaba, ¡Dios! ¡Como lo anhelaba!, quería tenerlo cerca nuevamente, pero era orgullosa, no lo perdonaría ni ahora ni nunca. Pero esa decisión, no evitaba el remolino de sentimientos que se le presentaban con solo nombrarlo.

-Él traicionó tu confianza, igual que la mía - El giró nuevamente su cabeza para mirarla.

-¿Tu lo amas cierto? Lo que dijiste ese día en el internado, es verdad. Te enamoraste de él – JanDi le dió la espalda, confesar sus sentimientos aún no era algo que pudiera hacer con facilidad. Pero guardárselo no le hacía bien. Deseaba decirlo, ya no podía seguir ocultándolo.

-Yo…. – las puertas se abrieron para dar paso a Takeshi quien entraba acompañado de una mujer mayor que JanDi conocía muy bien, detrás de ella con la cabeza baja, vestida de negro, venía quien fuera la hermana de su difunto esposo.

-¡Hola Florecita! Saludó Takeshi. ¿Ya se reconciliaron? ¿no? – preguntó levantando las cejas y con una sonrisa que a DoYun le pareció de burla. Lo vió acercarse a su Madre depositando un beso en sus labios, sin que ella pusiera resistencia. Arrugó el entrecejo endureciendo más su mirada. Ella lo miró de soslayo como si él no estuviera ahí, se acercó a su ex suegra de forma altanera.

-Parece que la basura de mi Jardín voló hasta aquí – dijo JanDi con desprecio. Después de la muerte de JunPyo no le debía ningún respeto a esa mujer, sobre todo después de lo que le hizo siendo la esposa de su hijo. Esa mujer jamás aceptó que ella se hubiera convertido en la Señora Gu.

-Sigues siendo una corriente – respondió de igual forma.

-Vine por mi nieto – dijo mientras sus ojos recorrían el lugar buscando al niño. JanDi al escucharla, también dirigió su mirada hacia DoYun, se preocupó al ver que permanecía impasible, era como si toda su alegría se hubiera esfumado. La convivencia con su abuela había sido cordial y de obediencia, nunca hubo demostraciones de afecto por parte de ninguno. Y eso se debió en gran parte por la influencia de JunPyo y del propio JiHoo, que lo sensibilizaron y lo apartaron de las viejas costumbres de los Gu. Ella a pesar de llevarse mal con él, siempre trató de mantenerlo alejado de la Madre de su esposo, lo último que deseaba es que lo convirtiera en alguien despiadado y frívolo. Por eso, al morir JunPyo, decidió ingresarlo al internado, para evitar que se lo llevara o que quisiera hacerse cargo de su educación, trató de protegerlo de todos, sin JunPyo, quedó vulnerable, y todos querrían al heredero de Shinwa, por motivos que sabía perfectamente, no tenían nada que ver con el cariño. Sin embargo, con todo lo sucedido, ahora estaba a merced de las personas de las que siempre lo había protegido.

-El no irá con usted – dijo con autoridad.

-No puedes impedírmelo –

-No dejare que… -

-¡iré con usted! - la interrumpió DoYun poniéndose de pie. JanDi lo miraba con incredulidad. El nunca se había sentido bien con su abuela paterna. Las pocas veces que se quedaba con ella, DoYun le decía a su Padre, que su abuela era demasiada autoritaria. No podía hacer cosas cotidianas o divertirse en su presencia, porque recibía un castigo. Y ahora simplemente, se iba por voluntad propia, estaba segura de que era un modo de rebeldía ante su estado de ánimo. No quería nada de ella, ni tampoco de JiHoo, estaba buscando una línea de escape, y esta era su oportunidad. Ella lo tomó del brazo para detenerlo.

-No hagas algo de lo que te puedes arrepentir – El se soltó de su agarre. Sin voltear a verla, fue hacia la Señora Kang, ella lo tomó de la mano y miró a JanDi con suficiencia, ella solo apretaba la mandíbula. Esa arpia se había salido con la suya. JunHee permanecía con la cabeza gacha, nunca levantó la vista, lo que a JanDi se le hizo extraño, pues siempre se caracterizó por ser una mujer fuerte e independiente, y verla en una actitud retraída no era común en ella. Vió como tomó su bolso y sacó un fajo de billetes, se los entregó a Takeshi, quien sonrió ampliamente y le hizo una reverencia. Esa mujer nunca cambiaría, compró a su nieto, para ella todo se resolvía así, con dinero.

-Bueno, nos vamos, muchas gracias Joven Kaneshiro, debo decir que conocí a su Padre, es usted su viva imagen –

-¡Gracias, señora! – respondió él dándole un beso en el dorso de la mano e inclinándose con respeto. – Fue un buen negocio – La Madre de JunPyo miró a JanDi con desprecio.

-No sé cómo te enredaste con ella. Solo le trajo desgracia a mi hijo, ten cuidado, podría pasarte lo mismo – El sonrió de medio lado.

-Sé cuidarme Señora, además no entremos en detalles sobre su hijo, hay muchas cosas que no me agradaban de él – La Señora Kang se puso seria e inclinó la cabeza para despedirse. JanDi agradeció, a pesar de todo, el gesto de Takeshi. La vió irse con JunHee y DoYun, y por algún motivo, su cuerpo se tensó.

— ¡Déjalo ir! No es tu responsabilidad – le dijo Takeshi acercándose a ella. La abrazó por detrás para hablarle al oído.

-Ahora solo tenemos que concentrarnos en lo que queremos –

-Es un necio – contestó para apaciguar el sentimiento de preocupación que se anidaba en ella.

-MinJi quiere verte – le informó, a lo que JanDi solo asintió.


JiHoo giraba una y otra vez entre sus dedos la llave de su auto, era una forma de calmar el nerviosismo. Después de que YiJeong recibiera esa llamada de su Mayordomo, sintió que el aire abandonaba sus pulmones, una ola de incertidumbre le provocó escalofríos. Sus ojos permanecían fijos en el volante, su mente revoloteaba en todos los posibles escenarios. El caos llegaba a ellos como una avalancha. Nada estaba saliendo bien, al contrario, todo se complicaba cada vez más. Un cigarrillo encendido se interpuso entre él y el color negro del volante.

-¡Toma! Lo necesitas – escuchó a WooBin decirle. Sin más preámbulos lo tomó y comenzó a inhalar el humo. Como un Ex estudiante de medicina, sabía el daño que esto le hacía a su organismo, pero los últimos sucesos eran más peligrosos que el mismo veneno que estaba entrando a sus pulmones.

-¡No puedo creer lo que está pasando! – dijo exteriorizando sus pensamientos.

-Algo me dice que esto ya sucedió una vez – le dijo WooBin.

-Creo que fuimos muy tontos hace diez años – dijo mientras aspiraba el humo entrecerrando los ojos perdiéndose en el recuerdo de aquella noche lluviosa, todo fue muy confuso ese día. Quiso rememorar a detalle lo que pasó.

10 años atrás ….

Había cancelado la reunión con los miembros del gabinete del presidente. Era el inicio de su carrera política, pero una llamada de su mejor amigo le hizo detener todo. Su esposa y también mejor amiga, daría a luz al primogénito y heredero del Imperio Shinwa. Él estaba siendo guiado por los hombres de su amigo WooBin para entrar al hospital fuera de los ojos de la prensa. Todo estaba rodeado de reporteros que querían la exclusiva. Se había quitado el saco, y sólo iba con su camisa azul manga larga y corbata. Unas gafas oscuras cubrían sus ojos para evitar ser reconocido de inmediato, aunque no podía hacer mucho con su cabello, el color dorado siempre fue muy llamativo, y era todo lo que necesitaban los curiosos para saber que era él. Pronto pudo ingresar al área de urgencias, era difícil evadir a tantas personas. Se detuvo unos instantes pensando en qué hacer a continuación. Un tirón en su brazo lo alejó del tumulto, llevándolo a un salón vacío. Jun Hee, la hermana de su amigo, lo había apartado.

-No es por ahí – le dijo sonriendo.

-¿Qué pasa Jun Hee? ¿Dónde están JunPyo y JanDi? El bebé… ¿Ya nació? – Ella volvió a sonreír, pero ahora había bajado la mirada.

-El bebé nació, es un varoncito. Pero… está teniendo complicaciones – JiHoo arrugó el entrecejo, su tono de voz indicaba que algo no estaba bien.

-¿Dónde lo tienen? –

-En cuidados intensivos –

-JanDi… ¿Cómo está JanDi? - preguntó con el corazón latiendo de preocupación por la salud de su amiga.

-Ella… se desmayó. Pero ya la están atendiendo – se apresuró a decir, a la vez que ponía las manos en el pecho de él para detenerlo, puesto que vió sus intenciones de salir de la habitación para ir en su busca.

-Llévame con tu hermano. Debe de estar muy preocupado –

-Mamá está con él. Es mejor que te quedes aquí – El abrió los ojos y la miró con duda.

-Pero, él necesita apoyo en estos momentos de angustia, soy su mejor amigo, tengo que estar con él –

-JiHoo, es mejor que esperes, hay mucha gente, y si te ven entrar, pueden sospechar que algo no anda bien, no queremos escándalos – JiHoo resopló y se volteó dandole la espalda. Puso una mano en su cintura mientras que la otra la pasaba por su cabello, se notaba un dejo de desesperación por no poder controlar la situación. Se giró hacia ella nuevamente.

-Jun Hee, debe de haber alguna manera de llegar a ellos, necesito asegurarme de que están bien, apoyarlos si necesitan algo. No puedo simplemente quedarme aquí sin hacer nada, además, yo también estudié medicina – Ella se cruzó de brazos y sonrió de medio lado.

-Si, pero te saliste en el último año –

-Si, es cierto, pero era el mejor de mi generación, ya estaba dando servicio en un hospital, yo solo… -

-Entiendo tu desesperación, pero no podemos hacer nada, los médicos se están encargando, si algo pasa, lo sabremos de inmediato – El asintió en aceptación y volvió a girarse cruzando los brazos fijando su vista hacia la ventana de cristal del salón. El timbre de un celular devolvió su atención a su acompañante.

-¿Si? Ah menos mal. Está bien. Si, JiHoo está conmigo. De acuerdo, le diré entonces. ¡Gracias! –

-¿Qué pasó? – preguntó ansioso.

-El bebé pasó el peligro – Descruzó los brazos dando un suspiro de alivio al escuchar la noticia.

-Pero… - continuó diciendo Jun Hee – no puedes verlo, ni tú ni nadie –

-¿Qué? - preguntó incrédulo.

-Parece que tiene una enfermedad congénita de trastorno de inmunodeficiencia –

-¿Qué tipo de trastorno? – le preguntó.

-Deficiencia de complemento – le respondió. El la miró detenidamente y cruzó los brazos.

-Jun Hee, ese trastorno es hereditario, y en tu familia no ha habido casos de…

-En la familia de JanDi… - lo interrumpió. El negó nuevamente y frunció el entrecejo.

-Aunque haya sido así, su familia directa no lo tuvo, es imposible que el niño … -

-Es un caso aislado – volvió a interrumpirlo.

-Aún así … - Se acercó a él y le tomó la mano.

-Sé que tienes conocimientos de medicina, pero hay que confiar en los médicos. El niño estará bien al igual que JanDi. Los podrás ver en algún momento – Le dijo para tranquilizarlo mientras le acariciaba la mano. El la retiró lentamente.

-¡Está bien! Esperaré. Pero todo esto es muy extraño. Sobre todo, porque JanDi tuvo un embarazo sano, y no había indicios de ese trastorno en el bebé – De repente, el celular de JunHee comenzó a sonar de nuevo, atendió la llamada, y luego sonrió hacia él. Cuando colgó, volvió a tomarlo de la mano.

-¡Ven! Te llevaré con JanDi – Esta vez, él no retiró la mano, y se dejó guiar. Pasaron por pasillos aislados, llegaron a un área de hospitalización fuera de la zona vip, JanDi se encontraba en un pabellón con varios enfermos en camillas. ¿Por qué la tenían ahí? Se preguntaba, Ella era la esposa del Director de Shinwa, debería tener un cuarto para ella sola y asegurar una mejor recuperación. ¿Qué pasaba con JunPyo? ¿Por qué no había exigido un trato especial hacia su esposa? Estaba acostada boca arriba con la vista perdida, se veía muy pálida y tenía los labios partidos. Jun Hee le soltó la mano y le palmeó el hombro.

-Te dejaré con ella un momento – El asintió levemente para volver su vista nuevamente hacia su amiga. Sentía tanta impotencia, no se veía bien. Estaba canalizada pero tenía varias heridas, al parecer no fue fácil encontrar la vena. Tenía marcas en las muñecas, lo que hizo que llevara sus dedos hacia las llagas. ¿Por qué tenía esas marcas? ¿Qué realmente había pasado? Ella seguía inmóvil, no se inmutó ante su presencia ni a su inspección. Levantó su mano y le acarició la frente. Ella parecía no sentir nada.

-¿Sunbae? – pronunció con una voz apenas audible y sin mirarlo. Él sonrió al escucharla.

-¡Hola Nutria! – le respondió.

-¡Mi bebé! ¡JunPyo se llevó a mi bebé! Ellos… no me dejaron verlo – volteó hacia él. Lo tomó de las solapas de la camisa con fuerza para acercarlo y le habló en un susurro.

-Necesito que me ayudes a encontrar a mi bebé. Tengo que verlo – El la miró con angustia, al parecer nadie le había informado sobre la situación del niño. Le tomó las manos con ternura para que lo soltara, le acarició el cabello haciéndoselo hacia atrás mientras le sonreía para tranquilizarla.

-Lo llevaron a cuidados intensivos, está un poquito enfermo. Pero seguramente pronto podrás verlo, deben llevarte para amamantarlo – Ella comenzó a derramar lágrimas y a negar con la cabeza.

-¡No me dejarán verlo! ¡Mi bebé está bien! ¿Por qué se lo llevaron y me trajeron a este hospital? ¿Por qué me separaron de él? – JiHoo arrugó el entrecejo confundido.

-¿Cómo dices? – le preguntó. Ella apretó la mandíbula y lo miró.

-Mi bebé no nació en este hospital – Se quedó sin habla, ¿De que hablaba? Estaban en el hospital Shinwa, ¿estaría delirando porque la cambiaron de habitación? No tenía sentido lo que ella decía.

-Estás diciendo incoherencias, posiblemente te confundiste porque te cambiaron de área después de salir de la sala de expulsión – se le acercó hasta casi tocar sus narices.

-No estoy delirando, este no es el hospital en donde tuve a mi bebé. Estuve sedada después del parto pero reconozco el sitio. Lim Wong no me llevo a Shinwa para dar a luz, estoy segura –

-¿Lim Wong? –

-Si… El… - JanDi ya no pudo seguir hablando porque las puertas del pabellón se abrieron estrepitosamente. - Tenemos una emergencia – dijeron los médicos que iban entrando.

-Todos deben salir de inmediato – JanDi tomó la mano de JiHoo, lo miraba con ojos suplicantes mientras negaba con la cabeza.

-¡No te vayas! – le gesticulaba. Él estaba indeciso, quería quedarse con ella, pero no entendía por qué de pronto los estaban sacando a todos. Dos médicos se acercaron a ellos.

-Dr. Yoon, debe irse – le dijo uno de ellos al reconocerlo.

-Preferiría quedarme – les respondió sin soltar la mano de JanDi.

-¡Lo siento! Pero hay una emergencia sanitaria y debemos analizar a los pacientes, no queremos arriesgar a nadie. Debe salir, por su seguridad – volvió a decirle.

-Dije que voy a quedarme – insistió JiHoo. Otro médico se acercó y llamó a otros dos médicos corpulentos.

-Doctor Yoon, debe salir – volvió a decirle, entre los dos hombres lo tomaron del brazo libre y empezaron a jalarlo, JanDi apretaba con más fuerza su mano tomándolo con las dos manos y negando. Unas enfermeras llegaron y tomaron a JanDi de forma que soltara a JiHoo, pero ella más se aferraba a él.

-¡Suéltenla! – dijo al ver la angustia de su amiga. JanDi se aferraba a su brazo como si fuera una balsa en medio de un naufragio.

-¡Está bien! – dijo él alzando la voz. - ¡Me iré! Solo, déjenme hablar con ella – les pidió. - ¡Por favor, denme un minuto y me iré con ustedes! – Los doctores y las enfermeras los soltaron y se quedaron cerca dándoles espacio. Él se arrodilló para quedar a la altura del rostro de JanDi quien tenía lágrimas y respiraba entrecortado.

-¡No te vayas! ¡No me dejes Sunbae! ¡Por favor! ¡Tengo miedo! ¡Tengo miedo por mi bebé! ¡JunPyo no ha venido! – El le acariciaba el rostro y la cabeza, sacó un pañuelo con el que comenzó a secarle las lágrimas. Luego la besó en la coronilla.

-¡Está bien! Estas personas son médicos, estarás bien al igual que tu bebé, Jun Hee me dijo que están haciéndole unos estudios por una condición que presentó, pero pronto estará contigo. JunPyo está con su Madre, seguro está poniéndola al tanto y luego vendrá. Todo está bien Nutria. No hay por qué tener miedo – Ella negaba frenéticamente, lo tomó desprevenido cuando lo abrazó fuertemente. Le habló en tono muy bajo.

-Ellos no son lo que dicen ser. Mi Bebé está en peligro, lo sé. No confío en nadie Sunbae, por favor no me dejes y ayúdame a encontrar a mi niño - El le acariciaba la cabeza y la espalda. Era tan extraño que dijera esas cosas, ¿cómo podía no confiar en su propio esposo y en el personal médico de su empresa? ¿Qué realmente había sucedido en la sala de partos? Depositó un beso en la coronilla nuevamente.

-Escúchame. Iré por JunPyo y por tu bebé ¿En mi puedes confiar? – Ella lo miró con los ojos abiertos. Y asintió lentamente.

-¡Bien! – dijo sonriéndole y acomodándole el cabello detrás de la oreja. Le beso la frente y le limpió el resto de las lágrimas que se habían encharcado en sus ojos.

-Si no regreso, JunPyo lo hará, y sabrás que todo estará bien. Si regreso yo, te llevaré conmigo, ¿Está bien? – Ella volvió a asentir.

-¡Eso! – dijo y volvió a besarla en la frente. - ¡Estarás bien! Lo prometo – le dijo, y comenzó a ponerse de pie soltándose poco a poco de ella. Podía sentir el temblor de su cuerpo conforme la iba soltando. Odiaba tener que irse dejándola en esas condiciones. Encontraría a JunPyo y le haría saber de sus temores, para que no volviera a dejarla sola. No entendía por qué su amigo no estaba junto a su esposa. Cuando al fin se separaron, se dió la vuelta y se dejó guiar por los médicos, dió un último vistazo hacia atrás, su corazón se precipitó inquieto al ver como le inyectaban algo a JanDi que aún tenía sus ojos fijos en él, y poco a poco su cuerpo se iba desvaneciendo al tiempo que iba cerrando los párpados. Sus palpitaciones se aceleraron al darse cuenta, que había cometido un error.

Presente

¿Cómo no se dió cuenta en ese entonces? Todo estaba muy claro. Cuando encontró a JunPyo, recordó que lo vió nervioso y con los ojos rojos, señal inequívoca de que había llorado. Seguramente le habían dicho de la muerte del bebé, que ahora sabía, fue una mentira. JunPyo por obvias razones, no quiso mostrarle a su hijo y le pidió que se marchara. El no preguntó más cuando se aseguró de que su amigo iría con su esposa. Así que supuso que todo estaba en orden. Fue un estúpido. No quiso darse cuenta de las señales, de la angustia de JanDi y del estado de Consternación de JunPyo.

-WooBin… - llamó a su amigo.

-Mmmm… - contestó sin ánimo.

-Llama a YiJeong, dile que no se separe de GaEul por ningún motivo. Nosotros iremos a otro lugar – WooBin lo miró y entendió que su amigo había descubierto algo importante. Sin preguntar comenzó a hablar por el celular.

-YiJeong, ¿Cómo va todo? ¿Qué? Ok, tranquilízate, por favor escucha. No te separes de GaEul por nada del mundo, ni siquiera aunque te digan que estamos muertos – JiHoo lo volteó a ver, él solo levantó los hombros - ¡Iremos a un lugar! Te llamo luego – dijo y colgó la llamada. JiHoo seguía viéndolo.

-¿Qué? Pediste que le dijera que por ningún motivo se separara de GaEul – JiHoo volteó los ojos y giró el switch para encender el vehículo.

-Y… ¿A dónde vamos? –

-Haremos una visita familiar – le respondió arrancando a toda velocidad.


GaEul descansaba plácidamente en la camilla del hospital. YiJeong la miraba con ternura, no quería despertarla, no quería darle malas noticias. Se veía tan apacible. Era cruel perturbar esa tranquilidad. Le tomó la mano para besarla deteniéndose en el acto. Había una ligera marca en su muñeca, ¿Cómo se hizo eso? Tomó la otra mano y se fijó que estaba igual. Apretó los labios para contener la furia que empezaba a acumularse. ¿Quién le había hecho eso a su esposa? Lo mataría. Cambió su expresión al escuchar un leve quejido.

-¡Hola hermosa! – dijo sonriendo cuando GaEul comenzó a abrir los ojos.

-¡Hola! ¡Por fin estás aquí! – le dijo.

-¡Nunca debí irme! - le expresó con angustia mientras besaba su mano. Ella le acarició la mejilla y pudo ver una lágrima que se asomaba en sus hermosos ojos negros.

-¿Qué pasa? – preguntó. El ya no pudo contener las lágrimas, su barbilla temblorosa impedía que pudiera articular alguna frase. GaEul se incorporó en la cama y abrió los ojos. Lo miró asustada.

-¿Dónde está Eun Ji? – preguntó refiriéndose a su bebé.

-Amor – empezó a decir con la voz temblorosa – La bebé venía mal, ella… no resistió –

-¿Qué quieres decir con que no resistió? – Yi Jeong desvió la mirada y enterró el rostro entre sus manos. Ella le quitó las manos con fuerza y levantó su rostro para que la mirara.

-¿Qué estás diciendo? ¡Dime! ¿Dónde está mi bebé? – preguntó de nuevo exigiendo una respuesta.

-¡Lo siento mi amor! ¡Lo siento! – repetía una y otra vez, Ella empezó a negar con la cabeza.

-¡No! ¡Mientes! ¡Es imposible! Mi bebé está bien, pude sentirla. No puede ser verdad – Unos médicos entraron acercándose a la pareja. Una enfermera llevaba un bulto entre sus brazos.

-¡Señora So! – la llamaron, pero ella siguió negando con la cabeza.

-¡No! Ese no es mi bebé. Ustedes me quieren engañar. Llévenselo. Yi Jeong tomó al bebé en brazos al ver la negativa de su esposa. Besó el bulto con lágrimas en los ojos.

-¡Nena! ¡Amor! – la llamaba tratando de darle el bulto pero ella se alejaba.

-¡No! ¡Aléjate, llévatelo! ¡No es mi Eun Ji! ¡Ustedes!- dijo señalando a los doctores - ¡Tráiganme a mi hija!

-¡Señora, lo siento! -

-¡No! ¡Mienten! – las enfermeras se acercaron a ella con una jeringa. GaEul intentó forcejear pero la detuvieron y le inyectaron el sedante. Su voz comenzó a debilitarse y pronto cayó nuevamente en la cama completamente dormida. YiJeong seguía abrazando al bulto y llorando sobre él.

-¡Señor So!- lo llamó el Médico.

-¡Por favor venga con nosotros para el procedimiento en estos casos! – El asintió sin mirarlos. Se puso de pie y depositó un beso en la frente de su esposa, después siguió a los Médicos -


Apagó el motor del vehículo y sin decir nada, bajó con premura. WooBin lo siguió aún sin entender que hacían en la residencia de los Wong. Tocaron el timbre y esperaron con paciencia a que les abrieran la puerta. Un mayordomo atendió el llamado.

-¡Buenas noches Senador, Señor Song! ¿Qué se les ofrece? – saludó el hombre.

-¡Buenas noches! – respondieron al unísono.

-¿El Señor Wong? ¿Se encuentra? – preguntó JiHoo

-¡Me temo que el Señor está fuera de casa! ¡Tuvo un viaje de improviso y estará fuera varios días! – respondió el mayordomo. JiHoo asintió comprensivamente.

-¿Y la señora? – preguntó WooBin descifrando los motivos de su amigo para estar en ese lugar.

-La señora no recibe visitas, ¡Lo lamento! – les contestó.

-¡Necesitamos hablar con ella! ¡Por favor! – suplicó JiHoo

-¡Lo siento! ¡No puedo desobedecer órdenes! –

-¿Órdenes? ¿De quién? – preguntó WooBin

-¡Disculpe Señor Song! Pero no estoy autorizado…! –

-¡Déjalos pasar! – se escuchó una voz femenina proveniente del interior de la residencia. Los tres hombres desviaron su vista hacia ella. En medio de las escaleras blancas que se curvaban en una suave onda, se hallaba de pie vestida con un traje negro que contrastaba con la luminiscencia que la rodeaba, la madre del amigo y líder que había trascendido hace ya varios meses atrás. El Mayordomo hizo una reverencia y se alejó dando paso a los visitantes. La Señora Kang, continuó su descenso haciendo gala de su elegancia y posición. Con un movimiento de cabeza, los invitó a tomar asiento en la sala de estar. El Mayordomo se acercó a ella para recibir la siguiente orden.

-¡Por favor! Trae algo de tomar a nuestros invitados, creo que ¿Té está bien? – preguntó señalándolos. A lo que JiHoo y WooBin asintieron aprobando la bebida.

-¿Y para usted? – preguntó ceremoniosamente

-Lo mismo – Le sonrió para después volver su atención a los hombres sentados frente a ella.

-Debo decir que es grato verlos nuevamente. No habíamos coincidido desde… el funeral – JiHoo sonrió y bajó la mirada.

-Hemos estado algo ocupados. ¡Por favor discúlpenos! – respondió WooBin

-¡Está bien! Y entonces, ¿cuál es el motivo de su visita? - Preguntó. En ese momento llegó una chica de uniforme con la bandeja de Tés, todos estuvieron en silencio hasta que fueron repartidas. Cuando la chica se hubo marchado, JiHoo tomó la palabra.

-Madame Kang. Como usted sabe, Shinwa está siendo respaldado por la sociedad que ahora tiene con las Empresas Yoon –

-¡Asi es! Y es algo que te agradezco JiHoo, lamentablemente mi nuera no ha sabido llevar bien los negocios de Shinwa, al punto de llevarla casi a bancarrota – El sonrió genuinamente.

-La Ruina de Shinwa comenzó mucho antes de que JanDi enviudara y se convirtiera en Presidenta. Pero no vine a hablar sobre eso, más bien quisiera pedirle … que los asuntos financieros de ambas empresas sean manejados por gente de mi gabinete – La Señora Kang dejó de beber su té.

-¿Quieres prescindir de los servicios de mi Yerno? ¿Se puede saber por qué? –

-Hemos tenido algunas diferencias, no confío en él – La Mujer dejó la taza de té en la mesa y lo miró directamente.

-¿Otra vez mi Ex Nuera está involucrada? – preguntó. JiHoo no respondió y en cambio, solo bebió de su taza de té –

-JiHoo, tu … ustedes -, corrigió mirando también a WooBin – Fueron los mejores amigos de mi hijo. Él sufrió infidelidades e indiferencias por parte de esa mujer, yo no estuve de acuerdo en tu absurda Boda con ella, precisamente por los antecedentes con mi hijo. Sin embargo, lo acepté porque con eso ayudarías a recuperar Shinwa, haciendo que volviera a ser lo que era, antes de que esa mujer entrara en nuestras vidas –

-Señora Kang… - quiso rebatir JiHoo pero ella puso la palma de la mano frente a él para que no hablara.

-Déjame terminar JiHoo – El accedió callando de nuevo.

-JanDi se enamoró de mi hijo, deslumbrada por la vida de lujos que él le ofrecía. Pero, su matrimonio nunca fue bueno, mi hijo se fue desmoronando poco a poco, sobre todo cuando supo de sus infidelidades, le exigía demasiado, y él con tal de recuperarla, le daba todo, estaba obsesionado con ella. JanDi nunca fue buena para él, como tampoco lo será para ti, y por lo visto, ya te tiene hechizado como lo hizo antes con mi hijo, ella sabe cómo manipularlos. JunPyo se olvidó de sus responsabilidades en la empresa y como heredero, pues en lo único que pensaba era en recuperar a su mujer, eso bajó las inversiones y muchos proyectos se vinieron abajo, claro que a él poco le importaba. Así que Lim Wong fue quien estuvo sosteniendo la parte económica,hablando con los socios y proveedores para que no abandonaran Shinwa. Gracias a él, la empresa no se cayó a pedazos. Cuando JanDi comenzó a involucrarse, él fue quien la asesoró, pero debido a que ella no le ponía interés, tuvo que dar la cara varias veces en su lugar. Ellos nunca se llevaron bien, sobre todo, porque Wong era quien estuvo con ella cuando sucedió la tragedia del bebé y fue un apoyo junto con JunHee para JunPyo, nunca le agradeció eso – JiHoo arrugó el entrecejo al escuchar la última información - . Así que, - continuó ella - si quieres deshacerte de él a causa de JanDi, te aviso que estarías cometiendo un grave error. Porque en quien no debes confiar, es en tu esposa -

-Señora Kang, entiendo su resentimiento y agradezco su preocupación hacia mí. Pero, confío en mi esposa, a pesar de todo. Ella también sufrió mucho durante todo este proceso, y… tengo motivos para no confiar en Lim Wong.

-Eres tan ingenuo JiHoo, tu abuelo también lo fue, y eso provocó la muerte de tus padres -

-Eso fue circunstancial –

-¿Eso te hicieron creer? deberías investigar más sobre eso. Una Mujer fue la causa de todo. Ten cuidado, podría pasarte lo mismo – JiHoo se quedó en silencio, cada palabra dicha por la Mujer, le removían recuerdos y sembraban dudas en él. Siempre se había culpado por la muerte de sus padres, pensando que el accidente se debió a una imprudencia de sus juegos infantiles, ¿es que acaso su abuelo se había llevado la verdad a la tumba, permitiéndole seguir viviendo con esa culpa? Aún así, eso ya estaba en el pasado. Ahora su presente era su familia, que quizás no era una familia normal, pero ahora, sentía el deber de protegerlos.

-Nunca lo sabré. Pero ahora, no es lo que me interesa. ¿Puedo hacerle una pregunta respecto a DoYun? –

-¡Adelante! – respondió.

-Señora Kang, ¿Usted sabía de la adopción de DoYun? ¿Sabía que no es un Gu? –

-Lo he sabido siempre. Fui Yo quien hizo los trámites para la adopción –

-¿Por qué lo hizo? – preguntó WooBin intrigado.

-Como dije antes, Shinwa necesitaba mostrar estabilidad a los clientes e inversionistas. Un heredero era primordial para ello. Desafortunadamente la esposa que eligió mi hijo, tenía un vientre podrido, le dió un hijo muerto – JiHoo apretó la mandíbula. WooBin le sostuvo el brazo y negó con la cabeza para que controlara sus emociones.

-Así que, no me quedó más remedio que buscar otro niño para evitar las habladurías y asegurar nuestro patrimonio. Por su puesto, solo JunPyo, su esposa y yo, sabíamos de esto. No sé cómo es que están enterados – dijo levantando una ceja y bebiendo de nuevo de su té.

-JunPyo se lo reveló a JiHoo en una carta antes de morir – respondió WooBin

-Ya veo – JiHoo arrugó la cejas pensativo, por lo que hizo otra pregunta.

-¿Quiere decir, que sólo ustedes tres sabían de la adopción? Nadie más lo sabe, ni siquiera ¿Jun Hee? –

-Mi querido JiHoo, si DoYun sería el legítimo heredero de Shinwa, todos tenían que estar convencidos de eso sin necesidad de mentir, por eso no era necesario revelar la verdad a nadie más que a los involucrados directos – JiHoo sonrió.

-Creo, que usted también ha sido ingenua –

-¿De qué hablas? –

-¿Está usted segura de que solo usted sabía sobre la adopción de DoYun? –

-¡Por supuesto! – contestó con seguridad. JiHoo la miró fijamente y dejó su taza de té en la mesa.

-Bien, Madame Kang. No le quitamos más su tiempo, solo quería informar que Lim Wong queda suspendido de sus labores en Shinwa -

-Sigo pensando que te equivocas. No vas a encontrar a otra persona más eficiente que él –

-Correré el riesgo – dijo poniéndose de pie, seguido por WooBin. Iba a inclinarse para despedirse, cuando sus ojos quedaron fijos al área de las escaleras. Ahí de pie mirándolo, se encontraba su ahijado. Llevaba una pijama de seda y unas pantuflas de oso que él le había regalado.

-DoYun… - Pronunció. El niño al verlo, abrió los ojos y después se dió la vuelta y corrió escaleras arriba. Madame Kang sonrió y después miró a JiHoo con suficiencia.

-¿Por qué está él aquí? ¿Por qué no está con JanDi? – Preguntó devolviéndole la mirada.

-El no quiere estar con ella. Esa mujer siempre lo ha despreciado, y ahora, él sabe por qué. Aquí continuaremos su educación como heredero. Lamento decirte, que el que nosotros tengamos a DoYun, es conveniente para ella – Levantó una ceja – Así tiene tiempo de estar con su amante. JiHoo apretó la mandibula.

-Escucha mi consejo: "No te enamores", "Vuelve a tu vida JiHoo, aún eres joven, esa chica… Jae Kyung, es buena, si mi hijo me hubiera hecho caso y se hubiera casado con ella, seguramente todavía estaría vivo. Pero he notado que le interesas, hasta que siente un cariño por ti, no te dejes llevar por la pasión, el verdadero amor es apoyo y confianza. Fue algo que nunca entendió mi hijo. No me gustaría que terminaras como él". Si JanDi no te escogió antes, tampoco lo hará ahora. Has tu propia familia, DoYun no es tu hijo, y yo puedo cuidarlo muy bien. JanDi es solo una oportunista, viuda de tu mejor amigo. Necesitas a alguien solo para ti, con quien puedas iniciar algo lindo, algo completamente tuyo. No seas testarudo y caprichoso como mi difunto hijo, escucha mi consejo. Cuídate JiHoo. – La señora Kang sonrió sinceramente por primera vez, luego se retiró dejando a JiHoo con un remolino de pensamientos. Un apretón en el hombro lo devolvió a la realidad.

-Creo… que por primera vez, estoy de acuerdo con "La Bruja". JanDi no es para ti, nunca lo fue. Y en estos momentos, está con Takeshi, y además, odiándote, sin siquiera escuchar tus motivos. Quizás, solo debes dejarlos ir, a ella y a DoYun, cada uno está donde debería estar – JiHoo cerró y abrió los ojos y giró hacia su amigo.

-Yo, no puedo. Algo me dice que ninguno de los dos está bien en donde está. JunPyo me pidió encontrar a su hijo, pero igual me pidió cuidar de DoYun y también de JanDi. El no confiaba en nadie, ¿recuerdas? Las personas no son lo que aparentan. JanDi puede parecer egoísta y temible, pero debajo de todo esa máscara de frialdad, está nuestra chica, nuestra JanDi, pidiendo ayuda. Lo sé. – Sonrió al tiempo que le devolvía el apretón en el hombro a su amigo – Mi campana de Emergencia, está sonando de nuevo – WooBin sonrió junto con el.

-Además – habló de nuevo JiHoo. – Ahora estoy seguro de algo. ¡Vamos, tenemos poco tiempo! –

-Poco tiempo ¿para qué? –

-El Hijo de YiJeong. Quieren repetir la historia. No podemos permitirlo -

-¿Cómo? –

-¿Qué te dijo YiJeong de su esposa? –

-Me dijo que iba a hablar con los médicos sobre su bebé, pero todavía no había podido ver a GaEul –

-Esos malnacidos. ¿Le dijiste que no se separara de GaEul? –

-Me dijo que en cuanto estuviera con ella, no se separaría –

-¡Dios! Creo que ya es tarde. Lim Wong ya debe estar lejos. Tú y yo tenemos que viajar inmediatamente a Suiza –

-¿Qué estás insinuando? –

-Creo que Lim Wong es el Contacto de esos traficantes. Y él fue quien se llevó al bebé de JunPyo, como También quien se llevara al bebé de YiJeong –

-¡Ese malnacido! ¡Lo mataré! –

-Primero debemos hablar con YiJeong y confirmar lo que te estoy diciendo, si es así, tal vez… -

-¿Qué? – JiHoo sonrió y sacó su celular.

-Creo que no será necesario, al menos tenemos un paso adelante. Tendremos que evitar hablar con YiJeong por ahora, concentrémonos en el bebé –

-¿Por qué, qué sucede? - JiHoo levantó su teléfono y le mostró la pantalla a WooBin.

"Senador Yoon" ; es grato para nosotros informarle, que ya tenemos su pedido. Viene en camino a nuestras oficinas, es tal y como usted lo solicitó. Esperamos el anticipo y su presencia lo antes posible. Estamos a su servicio. "Gracias"

-¡Esos Malditos! – pronunció WooBin.

-¡Vamos! No hay tiempo que perder –


Entraron al salón iluminado con antorchas y una chimenea. De espaldas a la entrada, se encontraba MinJi sentada en un sillón aterciopelado. Solo podía verse su cabello y la mano derecha sosteniendo una copa de vino. Takeshi se adelantó para ponerse frente a ella informándole de la llegada de JanDi. Era extraño estar ahí de pie en silencio, esperando ser recibida por alguien a quien ella consideraba muy lejos y que además, nunca pudo perdonar. Takeshi le indicó que se acercara, avanzó hacia él pero se quedó junto al sillón sin mirar a quien se encontraba ahí. Metió las manos en los bolsillos de su gabardina negra, que cubría un corto vestido negro entallado y botas de cuero largas.

-¡Gracias por venir JanDi! Es un gusto verte de nuevo – le dijo MinJi desde su asiento. Ella la miró de reojo y sacó un cigarrillo, el cual Takeshi encendió gustoso.

-¡No puedo decir lo mismo! ¿Qué quieres de Mí? –

-JanDi, el pasado curado. Fuimos amigas, y por un F4 esa amistad se rompió –

-Esa amistad no existió, JunPyo no rompió nada, tú estabas obsesionada con él, y al ver que no lo obtendrías, solo tomaste represalias. Pero, no estamos aquí para hablar del pasado, ¿no? – dijo tomando una bocanada de humo.

-No, tienes razón. Te mandé llamar porque quiero proponerte algo –

-Dime –

-Quiero que me ayudes a destruir a Yoon JiHoo. Aunque te felicito, lograste hacer que él se enamorará de ti. Eso era algo que yo necesitaba, ahora podrá sentir sufrimiento –

-No está enamorado. Quizás solo está entusiasmado –

-Con eso es suficiente –

-¿Y por qué habría de ayudarte? –

- Porque El te ha estado engañando todo este tiempo, tú has sido solo el juguete de Él y JunPyo -

-¿Qué? – MinJi se puso de pie y arrojó la copa en el fuego de la chimenea.

-Los F4 nunca han sido buenos. Ninguno de ellos. Me destruyeron la vida, y también lo han hecho con la tuya. Ellos destruyen todo lo que tocan –

-¿Puedes explicarte? No te estoy entendiendo – MinJi Se giró hacia ella haciendo que su figura se viera obscura debido a la luz de las llamas en su espalda, aún así, se podía apreciar su rostro que dibujaba una sonrisa.

-El mismo día que me marché de Shinwa, me fui con mi Madre a Paris, ella quería que yo olvidara todo lo sucedido y viviera nuevas experiencias antes de establecernos en otro sitio. El segundo día de viaje, fuimos a pasear por varios museos, tomamos el crucero para la Torre Eiffel, y ahí fue cuando lo vi;

Paris, Francia… 15 años atrás

El reflejo del sol en el Vayven del agua, era especialmente hipnotizante. Ese movimiento relajado tranquilizaba su estado emocional. Fue acertada la opción de su Madre de llevarla ahí, lejos de todo, y de todos. Una persona pasó apresurada detrás suyo empujándola en el trayecto, provocando que casi cayera por la borda. Cuando se recuperó, volteó para ver quién había sido el causante, y pudo ver como esa persona corría hacia alguien que se encontraba igual que ella mirando fijamente el agua. Su cabello dorado era inconfundible, su perfil era uno de los más hermosos que hubiera podido ver cualquiera, lo vió sonreír a la persona que había llegado junto a él, adornando todavía más su apariencia perfecta. Así que era aquí donde había estado todo ese tiempo de ausencia. Obviamente El no tenía idea de nada de lo que había sucedido en Shinwa, su rostro calmado y apacible le causaban envidia. ¿Por qué tenía que haber alguien tan perfecto? No era justo. El levantó la mirada encontrándose con la de ella, ¿Qué haría ahora? Había sido descubierta mirándolo, se giró por Completo buscando una salida, al encontrarla, caminó hacia ella, pero una voz hizo que se detuviera.

-¿Te vas tan pronto? – Le preguntó con voz profunda. Nunca un F4 le había dirigido la palabra, siempre fue invisible para ellos. ¿Cómo pudo reconocerla, Y sobre todo, hablarle?.

-Yo, quería ir adentro, me siento un poco mareada – le contestó para decir algo.

-¡Qué lástima! Justo ahora que estamos pasando por la Torre Eiffel – le dijo señalando detrás de ella. Se giró para ver la majestuosa vista. No pudo evitar sonreír y quedarse anonadada viendo la hermosa construcción.

-¿No vas a tomar fotos? – Le preguntó haciéndola reaccionar para que sacara su móvil y tomara fotografías.

-¡Gracias! – le dijo inclinándose

-Hubiera sido un desperdicio que te lo perdieras – le respondió sonriendo

-Tú… ¿Sabes quién soy? – le preguntó con cautela

-Eres MinJi, amiga de JanDi. Es bueno ver una cara conocida, aunque… me pregunto, ¿Por qué no estás en la escuela? – respondió arrugando el entrecejo y metiendo las manos en los bolsillos de su gabardina. Lo que le recordó que empezaba a hacer frío, su abrigo lo había dejado en el Hotel, era de día cuando salió, y ya estaba cayendo la tarde, por lo que la temperatura comenzó a bajar. Se frotó las manos y las sopló para calentarlas.

-Estudiaré en otro Colegio – El asintió en respuesta. Luego lo vió quitarse la gabardina y se acercó a ella. La puso por detrás de sus hombros y la cubrió.

-Vas a resfriarte – dijo

-¡Gracias! – la devolveré. Solo dime dónde encontrarte.

-Sólo revisa los bolsillos – le dijo guiñándole un ojo. No podía salir de su asombro. Estaba hablando con un F4, y con el más reservado. Ni en sus más remotas fantasías hubiera imaginado un escenario como este. Él estaba siendo tan amable y cortés con ella, que podría pensar que había tomado alguna droga y estaba imaginando todo. Aunque recordó que él solo la reconoció por ser amiga de JanDi, quizás por eso es que le habló. ¡Maldita! Solo por ella pudo obtener su atención. Si El supiera, seguramente la habría ignorado como siempre, o tal vez le habría reclamado. Pero, en todo caso, la culpa fue solo de JanDi, ella solo puso las marionetas, y ella sola se encargó de manejarlas.

-El barco ya va a atracar, fue un gusto verte MinJi –

-Si, también me dió gusto encontrarte –

-Ahora me tocar cuidar de JanDi ya que tú no estarás –

-No necesitas hacerlo, ¡Ah! Tú no sabes, ella es novia de JunPyo ahora – después de decirlo, saboreó el sentimiento de regocijo, al verlo cambiar su semblante risueño por uno serio, mientras apretaba la mandíbula. ¿Acaso él estaba interesado en JanDi? Un rostro bello no lo era todo, tal como dijo el otro F4. Y Este hombre, por más hermoso que fuera, no podía hacer que alguien lo amara. Una vez más, sería rechazado. De repente sintió lástima.

-Ella… no te merece… - le dijo. El la miró fijamente como entendiendo que ella se había dado cuenta. El barco atracó y escuchó la voz de su Madre llamándola.

-¡Nos vemos F4! ¡Te la devolveré! Le dijo señalando la gabardina. Bajó rápidamente siguiendo a su Madre. Ya en su habitación, rebuscó en los bolsillos de la gabardina para encontrar algo que le indicara dónde podía encontrarlo. Encontró un itinerario de viaje. Su próxima visita, era un antro para gente de élite, y había un boleto de entrada, ¿Qué no iba a necesitarlo? - ¡Pero qué tonta! – dijo golpeándose la frente, seguramente Él por sí mismo, ya era un boleto de entrada. Sonrió para sí. El F4 se quería embriagar.

-Mal de amores – pronunció. Bueno, ella también estaba así, ¿por qué no acompañarlo? Se dijo para sí misma.

La música estaba a todo volumen, las luces neón al ritmo de la música hacían que la adrenalina se elevara. Las personas bailaban indiferentes a lo que sucedía alrededor, completamente aislados de la realidad, inmersos en lo sonidos que retumbaban hasta el interior. Habían algunos acurrucados en lugares apartados dándose algo más que besos apasionados, los bailes sensuales y eróticos hacían del ambiente algo completamente liberal y cargado de deseos oscuros. Por alguna razón, quería encontrarlo, y quizás, dejarse llevar por esa adrenalina y vivir algo que los alejara del mundo de donde ellos venían. Paris era otro mundo, y lo que sucediera en ese lugar, sería solo un recuerdo para olvidar después. Después de caminar entre los danzantes contagiándose de su entusiasmo durante un tiempo, lo pudo ver, estaba ahí, sentado en una silla alta de la barra hablando con el cantinero. Vestía una camisa manga larga arremangada, dejando ver su antebrazo. Se ceñía a su cuerpo realzando los músculos de su tonificado cuerpo. Se mordió el labio al ver que vestía un pantalón de cuero negro completando su atuendo. Quizás por el mismo ambiente que la envolvía, se encontró deseando tocar ese cuerpo perfecto. Ese Hombre era hermoso de la cabeza a los pies. Como si la hubiera estado esperando, giró su cabeza y le sonrió cuando pudo hacer contacto visual con ella. La invitó a acercarse, y como si de una especie de hipnotismo se tratara, se aproximó hacia él sin quitarle la vista de encima.

-¿Quieres algo? –

-¡Si! –

-¡Por favor! una soda sin alcohol – pidió al BarMan

-¡Oye! Ya tengo edad para beber – le replicó ofendida.

-Puede ser, pero no en mi presencia. Si estás conmigo, estás bajo mi protección- le respondió determinante. Eso la intimidó un poco, Yoon JiHoo se caracterizaba por causar temor con solo su presencia, y ahora entendía por qué. Su manera de hablar y de mirar, era suficiente para que nadie quisiera contradecirlo. Sin embargo, las veces en que él se distrajo yendo al sanitario o saliendo a contestar alguna llamada, ella aprovechaba para pedir alguna copa de alcohol. Charlaron de muchas cosas y no podía negar, que hubo cierto coqueteo entre ambos. En cierto momento de la noche, JiHoo se levantó para despedirse, diciéndole que la llevaría a su hotel y después él iría al suyo, pues tenía un vuelo de regreso a Corea al día siguiente. Ella accedió, sin embargo, no pudieron evitar detenerse en la hermosa vista que daba el puente Charles de Gaulle. Se bajaron y disfrutaron del fresco de la noche y de la belleza de la construcción. Muchos transeúntes subían en parejas para pararse en algún punto y darse un beso romántico bajo la luminosidad de la luna sobre el lago. Era inspirador para aquellos que querían jurarse amor en la Aura Romántica de Paris. Caminaron por el puente en silencio cubriéndose las manos dentro de sus abrigos. Se detuvieron justo en el centro y miraron hacia el reflejo de la luna sobre el agua. Era realmente una vista hermosa y reconfortante, finalmente lo vivido hace unos días en Corea, se veía tan lejano. Estaba en un precioso lugar, disfrutando de una hermosa noche junto al hombre más hermoso y perfecto que hubiera conocido. ¿Por qué se había obsesionado con JunPyo? Se había cegado a tener su aceptación, que no puso atención a su alrededor, si lo hubiera hecho, tal vez lo habría visto a Él, parecía mucho más amable y comprensivo que su amigo.

Giró su cabeza encontrándose con su perfil. Se dió cuenta que su belleza no era física, aunque tampoco podía ser demeritada, sino que esta venía de su interior y se reflejaba en sus facciones. El otro F4 dijo que El era el único de los 4 que poseía una belleza interna que opacaba la física. Y ahora podía comprobarlo, tal vez era cierto que la belleza física no importaba si tenías un alma hermosa. Sin que lo previera, sus pensamientos cobraron sonido a través de su labios, de modo que él pudo escucharlos.

-No puedo creer que siendo tan hermoso, ellas hayan escogido a otro –

El arrugó el entrecejo y volteó hacia ella, que lo Miraba fijamente.

-¿Qué quieres decir? – preguntó

-Que si yo hubiera tenido por un instante, un mínimo de tu atención, jamás te habría cambiado por otro – El se quedó en silencio, asimilando lo dicho por ella. Luego apretó los labios y bajó la cabeza un instante, lo vió aproximarse, por lo que sus latidos se hicieron más rápidos, instintivamente cerró los ojos, sus piernas flaquearon cuando sintió sus manos envolviendo su rostro. Su respiración se volvió errática, y contuvo un suspiro cuando sintió sus labios cálidos y suaves sobre su frente.

-Eres una buena chica MinJi, no necesitas buscar ser aceptada, tampoco necesitabas cambiar tu rostro. Tu belleza no es externa, y no tienes nada que envidiarle a nadie – Al oír sus palabras, su corazón latió más rápido, ¿acaso él estaba enterado? ¡Que estúpida! Seguramente mantenía comunicación con los otros F4, pero entonces… ¿Por qué? Él tomó su barbilla para levantarle el rostro, de modo que pudiera verlo a los ojos, de pronto sintió vergüenza.

-Tú lo sabías – le dijo en un tono apenas audible, casi como un susurro para ella misma.

-Lo supe después de que nos vimos en el Ferri. No soy nadie para juzgarte, JunPyo y nosotros tuvimos parte de culpa en todo lo que sucedió, sin embargo, JanDi era inocente, ella no tenía que pagar por nuestros errores, no debiste involucrarla –

-¿Cómo puedes defenderla? Ella está con tu amigo, te desprecia –

-Ella es alguien a quien apenas estoy conociendo, es una bella niña, quizás Soy yo quien no la merece, sin embargo, no me estoy dando por vencido, quiero regresar por ella y ver qué sucede, y si ella ya eligió, no hay nada más que hacer –

-¡Qué tonto eres! Nadie compite con Gu JunPyo. Ya perdiste. Ella prefirió a quien la estuvo humillando y no a quien la protegía y cuidaba, ella se deslumbró con el dinero y los regalos que Él le dio. Te cambió solo por estar ausente, no te valoró, no deberías pensar más en ella –

-No entiendo ¿Por qué te preocupa? A final de cuentas, soy yo quien debe asumir las consecuencias –

-Me preocupa porque… - resopló y se cruzó de brazos volteando de nuevo hacia el lago. Él la tomó de los hombros y la acercó a él dándole un cálido abrazo. Se dejó abrazar y cerró los ojos. ¿Por qué sentía tanta paz? No quería irse jamás de su abrazo, de pronto se sentía cómoda y segura. Descruzó los brazos y lo rodeó por la cintura. Nunca se había sentido tan reconfortada como en ese momento. Él comenzó a acariciarle la cabeza bajando por su cabello hasta su espalda, repitiéndolo varias veces, eso reguló su respiración, ahora estaba en calma.

-Gracias por preocuparte MinJi, pero ahora necesitas encontrarte a ti misma, busca tu lugar seguro, olvida el pasado, estoy seguro de que JanDi ya te perdonó, y nosotros no volveremos a hablar de ello, busca tu felicidad, vive intensamente, y jamás vuelvas a pensar en JanDi o en el F4. Lo que pase conmigo… - dijo mientras le besaba la coronilla y la separaba para que lo viera de frente. – Ya no te concierne, eres libre de nosotros. No te preocupes por Mi, te aseguro que estaré bien, independientemente de lo que suceda – Sin que pudiera controlarlo una lágrima salió de sus ojos. En un solo un día, ese hombre había movido las fibras de su cuerpo, al punto de pensar que era Él su lugar seguro, que quería tenerlo en su futuro, que no quería irse de su lado. Que ahora más que nunca deseaba ser JanDi, la había odiado por obtener la atención de JunPyo, pero se dió cuenta que eso fue solo un capricho de su parte, una obsesión que tuvo desde niña por anhelar su atención, pero ahora, la odiaba más porque tenía el corazón de este hombre, un hombre que valía la pena, y del que ella quería todo, y no por buscar su aceptación, sino porque su sola presencia iluminaba su mundo, haciendo latir su corazón muy fuerte, le reconfortaba el alma con solo una mirada o una sonrisa. Porque sólo le bastó un día, para meterse en lo más profundo de su alma.

-Puedo hacer lo que me dices, menos olvidarme de ti, Paris siempre va a recordarme a ti – El levantó su mano y le acarició la Mejilla para quitar la lágrima que ya corría libremente sobre ella seguida por otras más.

-No deberías de llorar, y menos por Mi, no soy lo que necesitas –

-¿Por qué ella? ¿Por qué JanDi? ¿Por qué no pueden mirarme a mi? – gritó desesperada, las lágrimas ya salían sin control. El volvió a abrazarla y ella dejó fluir su llanto libremente. Lo apretó con fuerza, cuánto deseaba que no se fuera, que JanDi no existiera. Su sombra seguía persiguiéndola, la única manera de que Él no regresara con ella y se quedara, era llevándoselo. No quería que la volviera a ver, deseaba tenerlo para siempre. En medio de su desesperación no pudo pensar en otra cosa más que en apagar sus latidos transportándolo a un lugar donde sus almas pudieran encontrarse sin la sombra de JanDi.

-¡Ven conmigo! – le dijo.

-¿Cómo? –

-Ahora que te encontré. No me abandones, nunca podrás tener a JanDi pero a mí sí. ¡Ven conmigo! – volvió a decirle.

-MinJi… - Se separó de su abrazo y se subió al barandal del puente, sus pies apenas podían equilibrarla. Le extendió el brazo invitándolo a seguirla.

-¡Ven conmigo! – volvió a repetir

-¡MinJi, baja de ahí! – le pidió El con los ojos abiertos y observando como se tambaleaba en el reducido espacio que sostenía por milímetros su pequeño cuerpo. Al verlo tan asustado, sus lágrimas fueron reemplazadas por una risa nerviosa. Era divertido verlo preocupado por ella. Quizás si le importaba después de todo.

-¿Me dejaras sola? ¡Acompañame! ¡Es divertido! – dijo mientras daba unos pasos en la baranda, trastabilló y casi cae pero logró equilibrase con los brazos.

-¡MinJi! ¡Baja de ahí ahora mismo! – le pidió completamente serio y asustado.

-Si tú no vienes, no bajaré – le dijo cruzando los brazos. Lo vió dudar un poco, pero después empezó a quitarse los zapatos y el abrigo. Con dificultad subió junto a ella tratando de equilibrarse.

-Bien, ya estoy aquí, ahora baja conmigo – Ella sonrió de forma maliciosa y se mordió el labio.

-¡Lo haré después de que hagas algo! –

-Mientras no sea tirarme hacia el río… - ella soltó una carcajada ante su comentario, luego se puso seria y lo miró nerviosa pero decidida.

-¡Bésame! – le pidió. Él volteó a verla abriendo los ojos.

-¿Aquí? – preguntó. Ella asintió vigorosamente.

-MinJi… podrías haberlo pedido en la seguridad del suelo firme, no aquí donde nuestra vida pende de un hilo –

-¡Sólo hazlo! – le ordenó. El se acercó poco a poco mientras ella cerraba los ojos esperando. Pronto su aliento se sintió muy cerca de su rostro, y esos labios cálidos que antes habían tocado su frente, ahora se presionaban en sus propios labios. No sabía cómo describir lo que sintió. Solo que su corazón ya no tenía tregua latiendo más fuerte que nunca. No tuvo tiempo de saborear el momento, pues de inmediato sintió sus brazos fuertes en su cintura levantándola, para después dejarla en suelo firme. Lo miraba sonriente.

-Si te lo hubiera pedido aquí, no me lo habrías dado – le dijo. El sonrió mirándola entre aliviado y divertido.

-¿Eso crees? –

-Estoy segura –

-Se nota que no me conoces – le dijo para después tomarle el rostro y besarla de nuevo pero ahora más lento y profundo. Ella lo rodeó con los brazos. Así que así se sentía un beso. El aleteo en su estómago era constante mientras sentía sus labios sobre los suyos. Definitivamente no quería irse y tampoco quería que El se fuera, deseaba capturar ese momento en una burbuja y repetirlo cada día de su vida. Abrieron los ojos mientras trataban de regular la respiración.

-Estás loca – le dijo mientras sonreía nuevamente. Ella sonrió con él.

-JiHoo – escuchó una voz femenina que lo llamaba. Ambos voltearon y vieron de pie frente a ellos a una hermosa mujer envuelta en un costoso abrigo de piel.

-Hola Seo Hyun – dijo El inclinándose con respeto.

-¡Que rápido cambiaste tus sentimientos! No entiendo cómo puedes estar besando a quien le hizo daño a la chica que se supone te gusta – dijo mirándola con desprecio. Esa mujer , ¿como se atrevía a mirarla así? Élla estaba tratando de sanar sus heridas pero, ¿cómo lo haría si siempre volvían a recordarle sus errores? No permitiría que la humillara nuevamente, ya había tenido suficiente de eso.

-¡Sé quién es usted! No sé con qué descaro viene aquí a reclamarle a JiHoo, cuando usted fue quien lo humilló primero, dejándolo roto y herido por seguir a otro hombre, no tiene ningún derecho de decirle que hacer con su vida. Él puede besar a quien le venga en gana, hasta al mismo Demonio si quisiera – Seo Hyun apretó la mandíbula y la retó con la mirada –

-No eres más que una niña Mimada, no tienes derecho a juzgarme. Yo solo cuido los intereses del hombre que amo – MinJi se echó a reír.

-¿Qué ama? Jajajajajaja ¡Por favor! Si de verdad lo amara no lo hubiera dejado por otro –

-MinJi… ¡Cálmate! – intervino JiHoo. Ella lo miró con furia. - esto es un asunto que no te interesa, ya te lo dije, no debes preocuparte por mí –

-¡Eres un idiota! Persiguiendo mujeres que te desprecian. No te valoras a ti mismo, eres patético –

-MinJi… es mejor que aquí nos despidamos –

-¿Me estás corriendo por ella? No me lo puedo creer –

-Ya nos habíamos despedido –

-¡Eres un imbecil! – dijo. Se dió la vuelta, y en un movimiento que nadie se esperó, corrió hacia Seo Hyun y la empujó hacia la baranda. Seo Hyun estuvo a punto de caer si no fuera porque su abrigo se atoró en la punta de un farol del puente.

-¡Ahhhh! ¡Ayudame JiHoo! – gritaba con desesperación al ver que el abrigo no la sostendría por mucho tiempo. El corrió hacia ella mientras MinJi los miraba con los brazos cruzados. Se dió la vuelta cuando El comenzaba a subirla poco a poco. Odiaba esa escena, él era tan estúpido. Corrió del lado contrario y lejos de ellos volvió a subirse a la baranda.

-¡Estúpido! – gritó hacia la oscuridad. Comenzó a llorar de rabia y decepción. Todo era tan lindo hasta que ella apareció. Del otro extremo pudo ver como él consolaba a la mujer que temblaba por el momento que había vivido.

-¡idiota! – dijo mirándolo con rencor, respiró hondo y de pronto su pie resbaló, no pudo equilibrarse y sintió como sino una fuerza invisible jalará su cuerpo hacia abajo. Abrió los ojos horrorizada, era el fin. Sin embargo, pronto el dolor se apoderó de ella al sentir como rodaba golpeándose con unas rocas. Para su fortuna, habia caído debajo del inicio del puente, así que no cayó en el agua sino sobre tierra firme y rocas más eso no impidió que se lastimara. Una de ellas golpeó fuertemente su cabeza lo que hizo que perdiera el conocimiento. Despertó en un hospital, el dolor de cabeza era insoportable. Los médicos dijeron que había estado en coma por una semana. Preguntó por su madre, pero lamentablemente le informaron que había sufrido un accidente cuando fue a buscarla, y no había sobrevivido. Lloró amargamente, todo se había convertido en un desastre. La culpa había sido de ese F4. Si no se lo hubiera encontrado ese día, nada de eso habría pasado. ¡Maldito estúpido! Seguramente en estos momentos, ya estaría en Corea corriendo tras las faldas de esa muerta de hambre. Mientras ella estaba en una cama de hospital con heridas y en duelo por la muerte de su Madre. Sintió un ardor en la mejilla, se tocó palpando una venda. Busco un espejo y fue hacia el con dificultad, aún estaba mareada y con dolores en todo el cuerpo. Cuando llegó, se quitó la venda con cuidado. Comenzó a llorar cuando vio el enorme corte en su mejilla. Su Rostro, su hermoso rostro había sido dañado.

-¡Ahhhhhh! – gritó desconsolada.

-¡Te haré pagar Yoon JiHoo! – le dijo a su reflejo. Esto no se quedaría así, lo haría sufrir. Pero para ello, primero tenía que recuperarse y después idear el plan perfecto de su venganza. Más no podría hacerlo sola, tendría que viajar hasta donde se encontraba su hermano, él le diría que hacer.

Presente:

-Yoon JiHoo quiso aprovecharse de mí – le relataba a JanDi quien la escuchaba atenta mientras seguía fumando su cigarrillo - Para luego burlarse junto con su exnovia de mi debilidad, de mi momento vulnerable. Quise irme de ahí, pero entre los dos me empujaron al acantilado, pensaron que había muerto y se fueron. Pero por suerte, sobreviví. Solo esta horrible cicatriz en mi rostro quedó como recuerdo de ese día. – dijo mientras palpaba la línea rojiza que atravesaba su mejilla. Luego continuó con su relato - Él le dijo a su Exnovia que haría que te enamoraras de él, no quería que te le escaparas, quería jugar contigo como lo hizo conmigo. Creo que él y JunPyo habían apostado para ver quién se quedaba contigo. Ya sabemos quién ganó – Bebió de su copa mientras veía de reojo la reacción de JanDi. Le había contado parte de la verdad. No le convenía decirle todo tal y como sucedió, no era necesario para sus fines. Jamás le diría que se sintió atraída por él, y que deseó ser ella en algún momento. Nunca le diria eso, Necesitaba el odio de JanDi hacia él, así que omitió toda la parte en donde El fue gentil con ella, prefirio describirlo como un insensible patan. No era el caso hacerle saber, que Él estaba enamorado de ella desde ese entonces, y que por eso regresaba a Corea. Decirle que por guardar una esperanza de ser correspondido, no tenía ojos para nadie más incluyéndola, no era lo que JanDi necesitaba saber. Cambió la historia, pero valía la pena hacerlo. Sonrió satisfecha al ver como ella endurecía el rostro, después de todo, ser víctima siempre había funcionado. JanDi nunca cambiaría su naturaleza de ayudar a los desvalidos e incomprendidos.

-Entonces, ¿Vas a ayudarme? – le preguntó. JanDi tiró el cigarro hacia el fuego de la chimenea y después se giró hacia ella sin un atisbo de emoción, sus ojos reflejaban parte de las llamas encendidas, haciéndola ver mucho más temible.

-¿Qué tengo que hacer? – dijo. Lo que le produjo una gran satisfacción. Al fin había conseguido tenerla de aliada. Yoon JIHoo tenía los días contados.