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Colección "Primeras veces": montaje de una Oxberg
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Este 'primeras veces' sucede a los pocos días de 'Herido'.
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Era un día tranquilo en el hospital, o tan tranquilo como podía serlo después de haber pasado las últimas 24 horas atendiendo pacientes y lidiando con montones de papeles. Sakura estaba en su oficina, rodeada de tablas de madera, tornillos, llaves Allen y otras herramientas esparcidas por el suelo. Frente a ella, un manual de instrucciones y, en su rostro, una expresión que alternaba entre la confusión y la determinación de no rendirse.
—¿Quién demonios hace esto tan complicado? —murmuró, echando otro vistazo al manual.
Justo en ese momento, Kakashi apareció en la puerta, apoyado casualmente en el marco. La máscara cubría su rostro, pero su sonrisa era evidente.
—¿Estás leyendo unas instrucciones? Vaya, y yo que pensaba que eras la más lista de la clase —comentó en tono burlón.
Sakura levantó la vista, dándose cuenta de su presencia por primera vez.
—¿Kakashi? ¿Qué haces aquí? —preguntó, sorprendida, aunque con una sonrisa en el rostro—. Deberías estar descansando.
Él se encogió de hombros, pero se arrepintió al instante al sentir una punzada de dolor que le recordó que aún no debía hacer movimientos bruscos.
—Solo vine a agradecerte por cuidarme el otro día… y, bueno, por verte —admitió—. Creo que llevo muchos días sin molestarte, no quiero que te acostumbres a eso.
Sakura rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír ante la confesión.
—No hay de qué. Pero si realmente estás agradecido, deberías quedarte en la cama para terminar de recuperarte y no dejar que mis cuidados se echen a perder —sugirió, volviendo su atención a las tablas de madera.
—¿Quién en su sano juicio lee las instrucciones? —insistió Kakashi desde la puerta, con una sonrisa juguetona.
Sakura levantó la vista, claramente sorprendida por su insistencia, pero rápidamente recuperó la compostura.
—Alguien que quiere evitar acabar con una estantería torcida o, peor aún, que se caiga al primer intento de usarla —respondió, levantándose y sacudiéndose las manos—. O alguien que prefiere hacer las cosas bien a la primera, no como otros que improvisan y luego se arrepienten.
Kakashi dejó escapar una pequeña risa y se acercó, mirando las piezas esparcidas por el suelo.
—¿Arrepentirse? —Kakashi se llevó una mano al pecho, fingiendo ofensa—. Yo nunca me arrepiento, Sakura. Simplemente considero que las instrucciones son... sugerencias, no órdenes. Yo diría que improvisar es mucho más divertido. ¿Dónde está tu espíritu aventurero, Haruno?
—Ah, claro, porque a todos nos encanta vivir al borde del desastre —dijo ella con sarcasmo, volviendo a mirar las instrucciones con una mezcla de frustración y determinación—. Además, no tengo tiempo para improvisar. Esto tiene que estar listo para mañana.
—¿Y no tienes gente de mantenimiento que pueda hacerlo por ti? —Kakashi levantó una ceja—. No quiero subestimar tus habilidades, pero esto parece un trabajo para dos personas... o al menos para alguien que no esté tan apegado a las instrucciones.
—Eso es precisamente lo que estoy intentando evitar. No quiero molestar a nadie —respondió ella, pasándose una mano por el pelo—. Además, ¿qué tipo de médica sería si no puedo montar una simple estantería?
Kakashi se agachó junto a ella, recogiendo una pieza de madera y examinándola.
—Una médica excelente. Gracias a dios una cosa no tiene nada que ver con la otra.
—¿Qué tal si me ayudas tú? —dijo Sakura, mirándolo con un desafío en sus ojos.
—Bueno, no sé si lo has notado, pero tengo un pequeño problema con mi hombro... y con mi costado... —dijo, claramente exagerando, mientras se dejaba caer en la silla del escritorio.
Sakura se puso en pie y lo miró preocupada.
—Déjame ver —pidió, colocándose a su lado.
Sakura extendió la mano y comenzó a revisar su hombro, palpando con cuidado la musculatura y asegurándose de que no hubiera ningún problema. Sus dedos se movieron con suavidad y profesionalidad.
Kakashi se mantuvo en silencio, observándola mientras trabajaba sobre él, sintiendo el calor de su toque a través de la tela de su camiseta.
Después de un momento, Sakura se apartó ligeramente y lo miró a los ojos, satisfecha con su evaluación.
—Creo que estás perfecto —dijo con un tono firme, aunque en sus labios asomaba una pequeña sonrisa—. Seguramente podrás manejar unas cuantas piezas de madera sin desmoronarte. ¿O es que el Hokage le tiene miedo a una estantería? —lo retó con una sonrisa pícara.
Kakashi soltó una carcajada suave y se inclinó hacia adelante, recogiendo de nuevo una de las tabla.
—Está bien, está bien. Pero no digas que no te advertí cuando esto termine siendo una obra moderna de arte abstracto —dijo, sentándose en el suelo y comenzando a alinear algunas piezas.
Ambos empezaron a trabajar juntos, aunque pronto quedó claro que Kakashi, con su hombro dislocado, no era de mucha ayuda.
—Kakashi, eso no va ahí —dijo Sakura, tratando de contener la risa mientras él intentaba encajar una pieza en un lugar completamente incorrecto.
—¿Seguro? Porque yo diría que esto encaja perfectamente —respondió él antes de soltar un suspiro dramático—. Pero está bien, lo haré a tu manera. Aunque, claro, la culpa es del veneno, no mía.
—¿Qué veneno?
—Aún lo noto. Creo que me embotó el cerebro.
—No hay rastro de veneno en tu cuerpo. Lo eliminaste esa noche a base de sudor y medicamentos.
—Si tú lo dices —respondió con indiferencia—. Quizás no eres tan buena médica como creemos.
Pero lo cierto es que Kakashi no daba una. Era más torpe de lo habitual. Colocaba las piezas al revés, metía los tornillos en lugares incorrectos, y se quejaba constantemente de que la estantería parecía tener más patas de las que debería.
Finalmente, Sakura se rindió.
—Bueno, si estás tan afectado, creo que será mejor que revisemos las instrucciones —dijo, riendo mientras agarraba el manual.
Kakashi se dejó caer junto a ella, fingiendo estar exhausto por el "trabajo duro". Sakura desplegó el manual y comenzó a leer, pero pronto notó que algo estaba mal.
—Esto… esto no tiene sentido —dijo Sakura, frunciendo el ceño mientras trataba de entender el diagrama que tenía frente a ella—. Estos dibujos no coinciden con las piezas que tenemos.
Mientras tanto, Kakashi levantó una de las tablas más grandes para atornillarla a un lateral, pero gruño haciendo una mueca de dolor. Sakura al ver su expresión se levantó rápidamente, dejando lo que estaba haciendo para sujetar la tabla antes de que cayera sobre él
—¿Estás bien?
—Ah, sí, claro —dijo él con una sonrisa torcida, tratando de restarle importancia al dolor en su hombro—. Solo… ya te dije que el veneno me vuelve tonto —bromeó— Y, bueno, este hombro no ayuda —añadió con algo más de seriedad.
Sakura dejó la tabla contra la pared y se volvió hacia él, su preocupación era evidente.
—Deberías dejarme esa parte. No quiero que te hagas daño —dijo mientras sus dedos rozaban suavemente su hombro, revisándolo nuevamente.
Kakashi sonrió bajo la máscara, apreciando el gesto.
—De verdad, estoy bien —insistió, aunque no hizo ningún movimiento para apartarse.
—No debí pedirte ayuda —dijo ella con tono de culpabilidad, mientras lo obligaba a sentarse para no tener que estar de puntillas y poder examinar el hombro.
—Estoy bien. No te preocupes —insistió él.
Sakura encendió sus manos con chakra verde, y Kakashi notó el calor inmediatamente. Durante un par de minutos, ambos guardaron silencio mientras Sakura se aseguraba de que estaba bien.
—¿Estás mejor?
—Estaba bien. Pero no voy a quejarme si quieres seguir... —su voz terminó siendo un susurro mientras dejaba que ella masajeara su hombro.
Sakura, que se encontraba a su espalda, sonrió ante la suavidad de la voz de Kakashi.
—Algún día tendrás que devolverme todo lo que hago por ti —dijo bromeando.
—¿Quieres que te dé un masaje? Yo también sé hacerlo.
—Seguro que sí —respondió ella con una sonrisa escéptica.
—Bueno, no son curativos, pero seguro que es agradable —dijo Kakashi pensativo mientras ella seguía trabajando en su hombro.
De nuevo guardaron silencio unos segundos.
—Podrías enseñarme a aplicar algo de chakra curativo. ¿Qué tan difícil puede ser?
Sakura detuvo el masaje y se puso a su lado para mirarlo desafiante.
—Son unos cuantos años de estudios de medicina.
Kakashi rio ante la mirada inquisitiva y un poco enfadada de ella.
—Bueno, algo básico —dijo todavía riendo—. Fui un niño prodigio. Seguro que aprendo rápido lo esencial para dar uno de estos masajes.
—Oh, claro, el niño prodigio —respondió ella, retomando el masaje con una sonrisa cómplice.
—¿No te gustaría recibir uno de ellos por una vez? Ser siempre quien los da no debe ser muy divertido.
—¿Y recibirlos es divertido? —preguntó Sakura, arqueando una ceja.
Kakashi guardó silencio por un momento, reflexionando sobre la pregunta.
—Quizás divertido no es la palabra —dijo finalmente, volviendo a quedarse en silencio.
Sakura asintió, riendo ante su respuesta.
—Ya está —concluyó, pasando su mano por la melena plateada desde la nuca hasta los mechones que le caían por la frente—. Será mejor que lo dejemos así. Pediré ayuda a alguien de mantenimiento.
—¿Ayuda profesional? ¿Dónde está el desafío en eso? —preguntó Kakashi, girando la silla para quedar frente a ella.
—No se trata de desafío —replicó Sakura, inclinándose hacia él, con sus rostros ahora peligrosamente cerca—. Además, fuiste tú quien preguntó si no teníamos a alguien de mantenimiento.
—Pero ya es tarde para eso —se quejó él.
—Se trata de no perder toda la tarde en algo que claramente no estamos capacitados para hacer.
—Habla por ti. Yo soy perfectamente capaz. Déjame que te ayude con el brazo bueno —propuso él, levantando la mano, claramente disfrutando del momento y sin querer que terminara.
Sakura lo miró, evaluando su estado por unos segundos.
—Está bien —respondió ella con una sonrisa, tomando el control de la situación y levantando la pieza grande con cuidado—. Pero solo con la buena. Sostén esto mientras yo la atornillo.
Ambos trabajaron en conjunto para alinear la pieza, y después de varios intentos, lograron colocarla en su lugar, aunque no sin algunos contratiempos. Con eso, la estructura base de la estantería parecía estar terminada. Sin embargo, a medida que avanzaban, comenzaron a notar que algo seguía sin cuadrar. Las piezas no encajaban del todo bien, y algunas parecían sobrar.
—Esto no se ve como en la imagen —murmuró Sakura, observando la estantería medio montada.
—Quizás es un diseño moderno, algo abstracto —sugirió Kakashi, mientras trataba de ajustar una pieza que claramente no iba en ese lugar.
—O quizás estamos haciendo algo mal... —Sakura se arrodilló para examinar las piezas sobrantes, luego tomó las instrucciones sin realmente fijar la vista en ellas.
Kakashi se dio cuenta de que no estaba prestando atención al manual.
—¿En qué piensas? —preguntó él, mirando la estructura medio montada.
—Pensaba... que realmente estás más tonto de lo normal —dijo con seriedad, mirándolo directamente.
Kakashi se giró hacia ella, con una expresión de sorpresa por el insulto.
—Si estás tan afectado —continuó Sakura—, creo que será mejor que revisemos las instrucciones —añadió, dejando escapar una risita y volviendo su mirada al libreto.
Kakashi se dejó caer junto a ella, fingiendo estar dolido por el comentario. Sakura desplegó el manual y comenzó a leer, pero pronto ambos notaron que algo no cuadraba.
—Espera un momento... —dijo Kakashi, entrecerrando los ojos—. ¿Esto está en japonés?
Sakura permaneció en silencio un momento, con una expresión de leve culpabilidad.
—No... no lo está —admitió finalmente.
—¿Y dónde están las instrucciones en japonés?
—No vienen. Viene de fuera. Salió muy barata.
Kakashi tomó una tabla y la giró varias veces, como si intentar verla desde otro ángulo pudiera aclarar las cosas.
—¿Gersby? —leyó en voz alta, observando una pegatina en una de las tablas.
—No. No es Gersby. Es Billy-Oxberg.
—¿Cómo dices? —preguntó, levantando la vista hacia ella sin entender a qué se refería.
—He pedido el modelo Oxberg.
—¿Y Gersby es otro modelo?
—Sí.
—¿Estás segura?
—Sí. La Gersby no me gustaba. Compré la Oxberg.
—Aquí pone Gersby.
Kakashi giró la pieza y señaló una pegatina con algo de texto.
—No puede ser. Mira el manual —dijo ella, mostrándole la portada—. Oxberg.
—Mira las tablas —insistió él, señalando de nuevo la pegatina—. Es la Gersby. Déjame ver eso —pidió, extendiendo la mano en su dirección.
Sakura, aún confundida, le entregó el manual mientras tomaba la tabla para examinar la pegatina.
—Espera… este manual es para otro modelo, no es de esta estantería —dijo Kakashi, con una mezcla de seriedad e incredulidad.
Por un segundo, ambos se quedaron en silencio, mirándose el uno al otro, y luego estallaron en risas.
—Así que todo este tiempo hemos estado intentando armar otra estantería —dijo Sakura entre risas.
Kakashi se inclinó hacia atrás, apoyándose con cuidado en el suelo mientras seguía riendo.
—Deberías haber confiado en mí desde el principio. ¡Las instrucciones son para tontos! —exclamó entre carcajadas.
Pasaron los siguientes veinte minutos desmontando la estructura que habían armado y probando distintas combinaciones de piezas, ajustando y reajustando las partes de la estantería. Cada vez que pensaban que habían dado con la solución, se daban cuenta de que algo no encajaba o que alguna pieza quedaba mal posicionada.
—Esto es ridículo —murmuró Sakura, sentándose en el suelo con las piernas cruzadas, observando las piezas desparramadas y la estructura que ya había comenzado a tomar una forma ligeramente inclinada—. ¿Cómo es posible que algo tan simple se haya convertido en esto?
Kakashi, se tumbó en el suelo junto a ella, con el brazo bueno sobre su frente, soltó una risa baja.
—No subestimes el poder de nuestra torpeza combinada. Creo que hemos encontrado una nueva especialidad: el desastre en equipo —bromeó girándose sobre el lado bueno parar mirarla.
Sakura le dio una pequeña patada en la pierna.
—No es gracioso —dijo, aunque no pudo evitar sonreír—. Pero tengo que admitir que no esperaba que montar una estantería fuera tan... complicado. Esto no es lo que esperaba —añadió Sakura, observando la estantería, que ahora tenía una apariencia bastante extraña pero funcional—. Al menos nos hemos divertido.
—Y también hemos aprendido una valiosa lección: las instrucciones son inútiles... cuando están en un idioma que no entiendes —añadió Kakashi, sonriendo.
—O cuando son para un mueble diferente al que has comprado.
—Desde luego.
—Aunque debo decir que me gusta más la versión improvisada de nuestra estantería —dijo Sakura con una sonrisa juguetona—. Tiene carácter.
Kakashi asintió, sentándose a su lado con esfuerzo y haciendo una mueca de dolor.
Sakura se inclinó hacia él y sin pensarlo mucho, tomó su brazo y comenzó a masajear nuevamente su hombro, esta vez sin chakra.
—¿No crees que ha empezado a inclinarse? —preguntó ella mirando el mueble, sin detenerse.
—Siempre podemos decir que es un diseño experimental —dijo él con los ojos cerrados disfrutando del toque de Sakura.
—No te has hecho daño, ¿verdad?
—Mucho —dijo con tono un tono dramático—. Creo que necesitaré otra semana de baja.
Sakura sonrió y, aunque su primer instinto fue detenerse, decidió que no había nada de malo en darle un poco de alivio.
—Eres un quejica, ¿lo sabías? —bromeó mientras seguía masajeando—. Pero está bien, te lo has ganado.
—¿Quejica? —Kakashi abrió un ojo, mirándola con una expresión divertida—. Pensé que merecía más crédito, al menos por el esfuerzo de intentar ayudar.
—Mmm, tal vez te estoy subestimando un poco —admitió sin tomarlo en serio, con una sonrisa juguetona—. Aunque no puedo decir que haya notado una habilidad especial para montar estanterías.
—Hey, solo porque me has visto fallar en algo no significa que no sea un experto en muchas otras cosas —dijo, poniéndose en pie y extendiendo su mano buena hacia ella para ayudarla a levantarse—. Como, por ejemplo, en ser una carga adorable.
Sakura se echó a reír, sacudiendo la cabeza y aceptando su mano.
—Bueno, no puedo negar que eres bueno en eso. Aunque tal vez podrías empezar a ser una ayuda, en vez de una carga continua.
—Eso suena muy aburrido, Haruno. ¿Qué harías con todo el tiempo libre que tendrías si no tuvieras que venir a rescatarme continuamente?
Sakura rio fingiendo pensar en ello.
—Tendré que pedir las instrucciones correctas para terminarla —dijo finalmente—. Pero mientras tanto, esto se queda así... para recordarnos que, a veces, improvisar puede ser igual de divertido.
—Me alegra que te hayas divertido. Quizás la próxima cita pueda ser cocinando algo juntos. Imagínate el caos que podríamos armar en una cocina. O podríamos probar a montar un jardín zen. Seguro que encontramos la manera de hacer un desastre hasta con arena y piedras.
Sakura se reía a carcajadas de cada una de sus ideas, agarrándose a sí misma para evitar caer al suelo de la risa. Kakashi la miraba sonriendo ampliamente bajo la máscara, disfrutando de hacerla reír con tanto entusiasmo.
—Además —continuó él, con un tono burlón— esto me recuerda que no debo sobrestimar tus habilidades para leer unas instrucciones. Cualquiera diría que, siendo médica, sabrías leerlas correctamente.
Sakura puso una falsa mueca de enfado, pero no pudo evitar reírse al darle la razón.
—Y yo no debo sobrestimar tus habilidades en general. No sé si el veneno realmente te ha dejado tonto o si simplemente eres nulo con el bricolaje.
Ambos se miraron durante un momento, la risa dando paso a una escena en la que se apoyaban físicamente el uno en el otro para descansar por unos segundos. Kakashi finalmente rompió el contacto visual, inclinando la cabeza hacia la puerta.
—¿Café después de este desastre?
Sakura parpadeó, volviendo a la realidad, y asintió.
—Pensé que nunca lo preguntarías. Vayamos antes de que decidamos que montar muebles es nuestra nueva vocación —respondió Sakura, siguiéndolo hacia la salida.
Ambos dejaron atrás la estantería, todavía riendo ante su propia torpeza.
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NdA:Los modelos son reales, los vende Ikea. Sí, son muy fáciles de montar, incluso sin instrucciones. Estos son realmente nulos con el bricolaje, no puedo decir más.
Habrá más 'primeras veces', ya están escritos ;)
