CAPÍTULO 14

Satoru Gojo

[Felicidades. Los Lions quedaron primeros en la conferencia del pacífico]

Utahime Iori

[Meh, ojalá los Yomiuri pierda en la climax]

Satoru Gojo

[Oye :( ]

Utahime Iori

[Sí, sí… felicidades por pasar]

Satoru Gojo

[¿Recuerdas qué te hice una promesa?]

[No quiero que me atormentes como maldición _ ]

Utahime Iori

[Ah…]

Satoru Gojo

[Vamos, no tienes tan mala memoria]

Utahime Iori

[¿Tan seguro estás que llegarán a la final?]

Satoru Gojo

[¿Dudas de tu equipo?]

Utahime Iori

[De ninguna manera]

[Solo digo…]

Satoru Gojo

[No hagas planes toda la semana]

Utahime Iori

[Tengo que trabajar]

Satoru Gojo

[¿No quieres ir?]

Utahime Iori

[Sí, pero…]

Satoru Gojo

[Ya está]

Utahime Iori

[Oye, no decidas por mí]

Satoru Gojo

[Reservado S]

[¿Me dirás qué no?]

Utahime Iori

[¿Todos?]

Satoru Gojo

[¡TODOS!]

Utahime Iori

[Ya que eres tan insistente, que remedio]

Satoru Gojo

[Te dejas embaucar solo cuando te conviene -]

Utahime Iori

[Cállate]

[No me hagas arrepentirme]

Satoru Gojo

[Compraré dos boletos extras]

[Por si quieres llevar a alguien]

Utahime Iori

[¿No tienes a quién más invitar?]

Satoru Gojo

[A Ijichi no le interesa el béisbol, aunque, podría llevarlo si lo amenazo]

[No pienso decirle a Kusakabe]

Utahime Iori

[Gojo…]

Satoru Gojo

[Supongo que no querrás que alguno de los alumnos vea lo fea que te pones cuando te enojas]

Utahime Iori

[Llevaré a alguno de los chicos]

[Igual le preguntaré a Shoko]

Satoru Gojo

[Bien, será divertido]

[Ahora esperemos que pasen la climax series]

Utahime Iori

[Oye… ¿no dijiste que si le tenías confianza a los Giants]

Satoru Gojo

[Pero no a los Lions, son debiluchos como sus fans :V ]

Utahime Iori

[Idiota]

Satoru Gojo

[Adioooos]

Utahime Iori

[Idiota]

Es verdad, Gojo le había prometido hace cuatro años que la próxima vez que los Giants se enfrentaran a los Lions en la final la llevaría a verlos jugar. No es que ella no pudiera pagar las entradas o darse el tiempo para ir, pero era más divertido cuando compartías con otros aficionados la emoción del juego. La última vez que ambos equipos disputaron una final fue en el campeonato del 2008.

Tirarse una semana entera en ir y venir de Tokio a Kioto resultaría agotador, pero valía toda la pena del mundo. Los juegos serían en Tokio y luego en Saitama y así uno en uno hasta que hubiera un equipo con 4 victorias entre 7 juegos. Como podrían ser solo cuatro partidos se podrían extender hasta los quince, sería una semana maratónica. Aun así, todavía faltaban un par de semanas para que se diera el compromiso, eso, claro estaba, a expensas de que ambos equipos llegarán a la final.

El 18 de octubre la climax series llegó a su fin y tal cual las predicciones, la final se jugaría entre los Saitama Seibu Lions y los Tokio Yomiuri Giants.

..

El primer juego se llevaría a cabo en el Tokyo Dome, estadio de los Yomiuri Giants. Gojo no lo había dicho, pero para cada sede había elegido los asientos del lado anfitrión para que fuera una partida justa. Como al final de cuentas era una invitación tampoco es que pudiera ponerse quisquillosa, los lugares eran muy buenos.

Utahime llevaba una de las dos chaquetas que tenía de los Lions, esa tarde decidió usar la de color azul rey con mangas blancas con el nombre de Tonosaki Shuta y el número 5 en la espalda. Por su puesto también usaba su gorra de la temporada. Llevaba el cabello sujetado en una cola alta.

Izumi y Haruhi, quienes serían las acompañantes de la ocasión, conocían del juego, aunque no tuvieran algún equipo predilecto, lo seguían más por la moda que por voluntad, sin embargo, conocían lo suficiente sobre ello como para no estar perdidas. No vestían nada en particular, pero llevaban los colores azules de los Seibu (a petición de Utahime). Esa noche estarían entre las filas del enemigo y debía extra esforzarse por apoyar a su equipo.

Gojo, por otro lado, usaba la bomber jacket negra de estilo vintage de los Giants, un diseño muy exclusivo y sinceramente era muy elegante con el nombre del equipo en el pecho bordado en negro mate. Llevaba gafas rectangulares negras y mezclilla. Utahime tuvo una reprimenda mental, siempre le había gustado el diseño de esa chaqueta en particular y odiaba que fuera de los Giants. Satoru se veía doblemente guapísimo.

La expresión de felicidad al contemplar la vista de sus asientos no tenía precio, estaban justo a la espalda del bateador. Iori se sentía realmente entusiasmada por el juego. Habían pasado muchos años desde que su equipo llegó a una final. Casi de inmediato interceptó a una uriko para comprar cerveza, amargo elixir que le acompañaría la tarde y noche para calmar los nervios que sentía.

—Gojo–san, conseguiste muy buenos asientos, hasta me siento mal por quitarle el lugar a un verdadero aficionado —comentó Izumi. Se había sentado entre él y Utahime.

—Descuida, hay más gente de la que puedas imaginar que no sabe nada de béisbol y aun así está viendo los partidos.

—¡Taira, muéstrales quién manda!

Satoru sonrió complacido al notar la felicidad de Utahime, sus ojos castaños brillaban con ilusión. Claro que toda esa felicidad se convertiría a lo largo del partido en euforia desbordante. No podía esperar a escucharla gritar alguna obscenidad.

—¿Mañana irán a Saitama? —preguntó Izumi a Gojo.

—Si ¿no irás?

—Tengo demasiado trabajo. Pero Kaito dijo que tal vez él pueda.

—Se pondrá peor cuando sea local —señaló a Utahime, quien hablaba con otra vendedora—. Te lo vas a perder.

—Me parece tan lindo que hagas esto por ella —habló con ilusión y una gran sonrisa. Estaba genuinamente feliz de saber que Gojo se interesaba por complacer a su amiga.

—Soy un hombre de palabra.

—Gojo —le llamó Utahime, el mencionado asomó la cabeza entre Izumi—. Toma, ten cuidado.

—Ustedes dos, me matan, en serio —lloriqueó falsamente Izumi al ver como su amiga le daba una bolsa de papas fritas al albino.

—¿De qué hablas? —preguntó confundida, Iori.

—¿Cambiamos de lugares?

—No —respondió con mala cara—, solo dale el refresco a Gojo.

Iori le pasó la bebida a Izumi y esta a su vez al ojiazul, él no dijo nada y solo se limitó a comer lo que le habían dado, Utahime conocía perfectamente sus gustos.

El juego dio inicio y con ello los vítores de ambos equipos. El partido avanzó rápido en las primeras cuatro entradas y luego fue disminuyendo la intensidad. Haruhi preguntaba algunas cosas a Iori cuando no entendía que pasaba y ella le explicaba con más detalle del necesario, lo cual terminaba confundiéndola todavía más.

No dejaba de hablar de números y estadísticas, de vez en cuando Gojo le refutaba con más números y terminología que Izumi hacía que le doliera la cabeza. Más de una vez Utahime estuvo a punto de tirarle la cerveza encima a la rubia de lo emocionada que estaba.

Detrás de ellos, se encontraban un grupo de hombres adultos fans de los Giants, los cuales estuvieron en grilla con Utahime, como había sido tan escandalosa terminaron también apoyando al peliblanco.

—Hace tiempo que no encontraba a una fan tan ferviente del béisbol —dijo uno de los señores para la pelinegra. Acababan de calmar las aguas luego de una carrera de los Lions.

—Si, sabes mucho para ser tan joven —dijo otro.

—Solo se ve, en realidad ya tiene sus buenos años encima —comentó Gojo, burlándose.

—¡Cállate! No están hablando contigo.

—¿Irán a Saitama mañana? Ahí estaremos.

—¿Cree qué perdería la oportunidad de apoyar a Taira Kaima en su propia casa en la final? ¡Jamás! —habló muy orgullosa, Utahime.

—Ciertamente desde que se recuperó de su lesión ha estado imparable. Ah, no quisiera que se volviera un problema para los Giants.

—Descuide —le sonrió con suficiencia Utahime—, será más que un problema. Hará ver a Yoshihiro Maru como un novato.

—Esas son palabras mayores, mánager Utahime —silbó Gojo. Estaba insultando al bateador estrella de los Giants.

—Esta niña… —contuvo la rabia el hombre.

—Señor, yo me haré cargo de ella más tarde, descuide —dijo Gojo con una gran sonrisa.

—Eso es tan inapropiado, Gojo–san —se rio Izumi.

—¡Deja de tergiversar todo! —Utahime regañó a Izumi.

En su discusión, no se percataron que los Lions marcaron un cuadrangular sino hasta que escucharon la euforia de la multitud vitorear. Utahime casi derrama su cerveza sobre sí misma al dar un brinco de emoción. Era la alta de la séptima y el marcador estaba 4 – 6 a favor de los Seibu.

La porra de los Lions comenzó uno de sus cantos emblemáticos y por supuesto que Utahime se puso de pie para cantar a todo pulmón por su querido equipo, iban ganando el primer juego y de visitantes en el Tokyo Dome, nada podía ser más maravilloso. Miró a Satoru, tenía una mueca en los labios que denotaba su desagrado por ir perdiendo, ella cantó aún más fuerte al verlo molesto y él frunció el entrecejo, Utahime sonrió ampliamente al ver logrado su objetivo.

—El béisbol es super divertido ¿no lo crees? —preguntó Iori para Haruhi.

—Lo es, porque te pones muy alegre y me encanta verte feliz.

—No, no, el juego es emocionante.

—Hay muchos jugadores super guapos. Desde estos asientos puedo ver sus atributos muy bien —comentó Izumi, metiéndose en la conversación.

—Eso también —concordó Uta—, démosle las gracias a nuestro benefactor: Gojo Satoru.

Utahime alzó su vaso de cerveza y las otras dos hicieron lo mismo, dando un brindis en nombre del albino. Gojo las vio no creyéndose que sus preciados lugares, que había conseguido no tan fácilmente, eran aprovechados para esas cosas.

—No pagué tres asientos para que les vieran el culo a los jugadores —renegó Satoru.

—¿Qué tiene de malo? —alegó Izumi—. ¿Acaso ya se te olvidó la noche del bar?

Gojo quedó en jaque, no podía defenderse de esa jugada, le sonrió con malicia a Izumi, ¿cómo podría olvidar lo bien que se veía Utahime con la falda de cuero y cómo sus manos apretaron con vehemencia su firme trasero?

—Tu sonrisa lo dice todo, así que no me juzgues. Es lo mismo.

—Izumi, no dije nada —rectificó Gojo, luego de tan audaz analogía.

Utahime prefirió hacerse la desentendida, no quería recordar aquella noche y lo sucedido porque empezaría a darle vueltas en la cabeza. Claro que recordaba ella también su mirada, sus labios en la piel y sus manos recorriendo su cuerpo.

—Voy al baño—dijo Utahime, poniéndose de pie.

—¿Quieres qué te acompañe? —le preguntó Haru.

—No, estoy bien.

Le costaba creer todavía lo que sucedió esa noche. Se preguntaba, si de haber estado sobria de igual manera aquello hubiera ocurrido y si así fuese ¿habrían llegado hasta las últimas consecuencias? Ya no estaba tan segura de que la respuesta fuera un no.

El estadio estaba abarrotado de personas, no era de extrañarse por ser la final, entre lo que duró esperando para el baño y lo que le tomó calmarse se había perdido toda la octava entrada.

—¡Tardaste siglos! —dijo Izumi al verla llegar.

—Te ayudo —dijo Haru al notar que Uta pasaba con dificultad cargando tres vasos con bolas de helado de diferentes colores.

—Este es tuyo.

Uta le dio a Haru el helado de choco mint, para Izumi le ofreció el rainbow sherbert y finalmente Gojo solo estiró su mano sobre la cabeza de Izumi para recibir el suyo de cotton candy, estaba muy concentrado en el juego. Utahime tomó asiento. Estaban empezando la novena con un marcador de 5 – 6, el juego estaba para cualquiera.

—¿Y tú? —preguntó Izumi —¿Quieres un poco, Uta? —dicho esto, le acercó una cucharada a la pelinegra.

—A Iori–san no…

—Solo le gusta el sabor Jamoca —dijo Gojo, por encima de la voz de Haruhi. Seguía pendiente del juego, sin embargo, comía su helado cual niño pequeño.

—Oh…

—Pero no el Jamoca almond fudge, tiene que ser solo Jamoca —agregó, agitando la cuchara en el aire para enfatizar.

—Oh… —Izumi se metió a la boca la probada que iba a ser para su amiga—. ¿Quieres probar? —le ofreció a Gojo.

—No, Utahime me trajo mi favorito.

—Oh… —volvió a suspirar Izumi —. ¿Tú quieres, Haru?

—Gracias —respondió molesta—. Iori–san también me trajo mi favorito —dijo con recelo tratando de competir contra Satoru.

—No, pues… Todos unos expertos en Baskin Robbins —comentó con desbordante ironía.

El partido terminó con la victoria de los Lions 6 carreras a 5. Faltando unos quince minutos para las diez, ya estaban afuera del estadio.

—Iremos en taxi para tomar el tren a Kioto —habló Utahime, los cuatro iban de camino a la parada más próxima, Haru e Izumi delante de ella y Gojo—. ¿Tú qué harás?

—Ijichi pasará por mí en una media hora.

—No estés abusando de él —lo regañó.

—Tiene trabajo cerca y esperaré a que termine para regresar a la escuela.

—¿Qué harás mientras?

—No sé, tal vez vaya a cenar —respondió indiferente.

—¿Tienes hambre luego de comer durante todo el juego?

—Te recuerdo que fuiste tú quien me dio toda esa comida…

Utahime carraspeó, tal vez si se había pasado un poquito.

—¿No tenías un departamento en la ciudad? —cambió de tema antes de que perdiera el enfrentamiento.

—De hecho, está a veinte minutos de aquí, pero prefiero volver a la escuela.

—¡Uta, ya conseguimos taxi!

—Bien, nos vemos mañana —Gojo se despidió con una sonrisa, para las otras dos solo alzó la mano.

—Nos vemos mañana…

Era un poco extraño decir aquella frase. Si el trabajo lo permitía, estaría una semana entera, a excepción del lunes, en compañía el uno del otro.

"Ojalá qué los Lions pudieran ganar cuatro seguidos" pensó Utahime cuando abordó el auto.

En el shinkansen de regreso a Kioto la plática se tornó un tanto interesante…

—¿Debería incluir a Gojo–san en nuestro chat grupal?

—¡¿Eh?! —replicaron de inmediato tanto Utahime como Haruhi.

—De ninguna manera, solo somos gente de Kioto —renegó Haru.

—Es bueno que se lleven bien, pero eso es demasiado —agregó Utahime.

—Aunque… Gojo–san y tú serán novios ¿no? —Izumi creía genuinamente en ello, así que habló con confianza—. Bueno, no sé si a su edad deba usar el término novios o pareja.

Haruhi miró de reojo Utahime, estaba muda, no había reaccionado precisamente como antes lo hubiera esperado.

—Gojo no es ese tipo de hombre —dijo Utahime, demasiado seria para el momento.

—¿Es de los que le teme al compromiso? —preguntó Izumi.

—El contexto es difícil de explicar —habló dudosa—. Supongo que tiene sus motivos para ser como es.

—Bueno, son amigos desde hace muchos años, debes de conocerlo bien.

—Si, por eso mismo sé que no sucederá nada.

—Cuando estuvo en Kioto, me dijiste que le gustabas —replicó Haruhi. Además, Gojo le dijo a ella que, en algún momento, iría de verdad por su amiga.

—Es más platónico, no significa que sea algo serio.

—No lo sé, yo siento vibras muy extrañas entre ustedes dos —chasqueó Izumi, cruzando los brazos.

—Entonces… ¿Nunca pasó nada entre ustedes? —preguntó curiosa, Haru.

—¡Son tan entrometidas!

—¡Habla! —gritaron las dos al unísono.

—En… algún momento de nuestras vidas… nos besamos, ¿contentas?

Ciertamente había pasado algo más que eso. Y de igual manera, se habían besado más de una vez. Pero ellas no tenían porqué saber los pormenores.

—¡¿Y?! —Izumi estaba al borde de los nervios con tanta intriga.

—Pues nada ¿qué acaso no nos ves?

—¿Te acostaste con él?

—N–no… no llegamos a eso.

—Que desperdicio —dijo con obvia decepción—, con lo bueno que está.

—Te la pasaste muy cercana a él hoy ¿no? —renegó Haru para Izumi ante su comentario tan calificativo.

—Estaba sentada al lado suyo ¿qué debería haber hecho?

—Ni que fuera tan simpático —dijo con asco, Haruhi.

—Es porque eres una celosa.

—Tú no deberías fijarte en el hombre de tu amiga.

—Gojo no es mi ho…

—¡A mí no me atrae! —se defendió molesta, Izumi— y ¿por qué reniegas tanto de Gojo–san si en el fondo te cae bien?

—No me cae bien, solo lo tolero.

—¿Podemos dejar de hablar de Gojo? —intervino la pelinegra.

—Deberías ponerle un alto —afirmó Haru ya muy molesta—. Si no te interesa entonces deberías decírselo.

—Él sabe cuál es mi posición al respecto —contestó Iori, quería mantenerse sensata en esa conversación.

—Yo no estaría tan segura. No conozco a Gojo–san, pero te conozco a ti y jamás te había visto tan exaltada por otra persona… Para bien y para mal.

—Eso es porque me genera estrés.

—Aun así, le compraste todas sus comidas favoritas hoy —Haru se cruzó de brazos molesta, estaba haciendo berrinche.

—Él pagó por las entradas de las tres… —se justificó de inmediato.

—Uta, a mi parecer deberían hablar nuevamente sobre su relación. Porque para mí es muy evidente que algo quieren. Tal vez solo sea sexo, tal vez sea algo más, pero si tú no quieres tener nada con Gojo–san deberías decírselo claramente.

La propuesta era terrorífica, porque eso significaría cerrar las puertas definitivamente entre los dos. Como bien le había dicho en la escuela, a través de los años siempre fue permisiva ante las indirectas de Gojo. En público peleaban como siempre, pero en privado solía haber caricias y palabras que nunca tuvieron un tajante alto.

Estaba segura de que Gojo solo quería acostarse con ella y aunque así fuera no creía que eso lo convirtiera en un mal tipo. Siempre había sido claro con sus intenciones, no pretendía enamorarla para después botarla luego de obtener lo que quería. Utahime en ocasiones quería sucumbir ante ese deseo, pero existía el riesgo de necesitar algo más que sólo quitarse las ganas de poseer el uno al otro, a querer otra cosa más que simples noches de pasión.

Su relación extralaboral con Satoru se había forjado a través de los años con pequeños momentos y detalles. Cosas tan efímeras como tomar su mano, verla llorar, un beso de consuelo, una caricia a su cabello, peleas sin sentido, miradas coquetas. Pocas veces habían hablado seriamente sobre sus mutuos sentimientos, sin bromas ni indirectas de por medio, sin embargo, algunos de esos detalles los apreciaba desde el fondo de su corazón.

¿Debería decirle a Gojo una vez más que no quería tener nada con él más allá de la camaradería y el trabajo? Otra vez, someterse ante la total indiferencia.

Una que, de hecho, no había durado mucho.

Más tarde esa misma noche, estando ya en cama, Izumi le envió una fotografía a Utahime. Probablemente la había tomado cuando ella había ido al baño. Junto a la fotografía anexó el mensaje: "Piensa bien esa decisión".

Las mejillas de Utahime se tornaron rosadas e inconscientemente sus labios ascendieron marcando una sonrisa genuina e involuntaria. Gojo era un hombre atractivo, pero con un encanto infantil, ese mismo que, por cierto, le solía sacar de quicio. La imagen tenía un poco de ambos. Cabello despeinado, ojos pizpiretos, sonrisa preciosa… estúpida bomber jacket que lo hacía lucir tan guapo.

Utahime volteó su celular sobre la cama, se mordió la uña del dedo índice ante su ansiedad y volvió a abrir la aplicación de chats. Era tarde para escribir el mensaje, sin embargo, se animó a enviarlo.

Utahime Iori

[Me divertí mucho hoy]

Dos minutos después, llegó la respuesta.

Satoru Gojo

[Yo también]

Miró el mensaje varios segundos con las manos temblorosas… Parecía una adolescente enamorada.


NOTAS:

¡IMPORTANTE!

El fic está en clasificación T, que si bien hemos sido algo soft eventualmente estaba lista para ser más explícita en su contenido adulto (y no solo me refiero al sexo). Dicho esto, desde la siguiente actualización se cambiará el rating del fic a M, igualmente al inicio de cada capítulo habrá una advertencia de ¡R18!. Algunos momentos serán explícitos, otros no tanto, pero de igual manera cada uno contara con dicha advertencia. Me disculpo de antemano si esto le genera problemas a algún lector por no haber especificado el cambio de rating desde un inicio.

Con este capítulo entramos a un nuevo arco y lo que vendría siendo la parte media del fic. Actualmente hay 21 capítulos completos, el total aún está por definirse ya que no sé que tanto me quiero explayar en un suceso en particular (que casi se podría hacer un fic SOLO con esa "problemática"), pero bueno ya saldrá lo que tenga que salir.

Muchas gracias por sus lecturas, por sus comentarios, favoritos y demás! Espero sigan disfrutando de este fic. Saludos.