EXTRA 18.5

Los festivales de verano eran muy bonitos pese al calor, siempre coloridos, llenos de alegría, comida deliciosa y fuegos artificiales. De vez en cuando los alumnos de la preparatoria de hechicería se tomaban un momento para disfrutar de la juventud como cualquier otro joven común y corriente.

Satoru, en compañía de Suguru, recorrían alegremente la avenida principal entre la muchedumbre. Tonteaban mientras reían de las bromas que se hacían uno al otro. Habían probado algunas comidas y jugado en algunos puestos, hasta ahora iban empatados.

La popularidad del festival se reflejaba en la inmensa cantidad de personas yendo y viniendo, más las otras que se detenían en los puestos ya sea para jugar o probar algo. Era una fortuna que ambos fueran así de altos para no perderse de vista. De entre todo el mar de gente, la mirada azul de Satoru se enfocó en un solo punto, en una silueta bien conocida para él.

Usaba un bonito Yukata blanco con flores en distintas tonalidades de rosa y lila, un obi color rosa pálido perfectamente atado, llevaba, además, el cabello recogido con hermosas flores blancas y adornos dorados que resaltaban con el color azabache de su cabello.

El conjunto de todo atrapó su atención de inmediato al ubicarla. No sabía que estaría ahí también.

—Utahime se ve bastante linda ¿no te parece? —dijo Suguru al notar que su amigo estaba muy pendiente de los movimientos de su senpai.

—Admito que le favorece la ropa tradicional —dijo con desdén, alzando los hombros, como si no le importara.

Suguru negó con la cabeza, resignado ante la poca credibilidad de su amigo.

—No tienes que hacerte el duro conmigo. Es obvio que estás interesado en ella.

—¿Es obvio? —chistó malhumorado—. Patrañas, solo es curiosidad.

—Lo que tú digas.

La risa de Utahime y su compañera llegaron hasta los oídos de los dos hechiceros, que cada vez se acercaban más. Ella sonreía divertida mientras veía a su amiga tratando de recoger, inútilmente, los peces del estanque. Satoru hizo un puchero, reprimiendo los deseos que tenía de ir a donde ella y no solo pasar de largo, pero no quería darle el gusto a Suguru de decirle "te lo dije".

—Vamos —le palmeó el hombro—, te daré una ventana para que huyan juntos.

Geto se abrió paso entre la multitud sin esperar la respuesta de Satoru, ¿qué clase de amigo sería si no le ayudaba? Gojo era muy orgulloso para aceptar que tenía un crush con la senpai de quien tanto se burlaba.

—¿Puedo intentarlo yo? —solicitó Suguru con la mejor de sus sonrisas. Sabía que gozaba de cierta popularidad entre el público femenino y estaba dispuesto a usarlo a su favor con tal de ayudar a Gojo.

—Geto–kun —comentó con ilusión Kasumi, su senpai dos años mayor.

—Te puedo enseñar unas cuantas técnicas.

Utahime rodó los ojos y se hizo a un lado para observar a los dos. Que él estuviera ahí significaba que él otro, tarde o temprano, llegaría a donde ellos. Suguru, se acuclilló al lado de su senpai y tomó una paleta de papel. Kasumi parecía encantada de que Geto estuviera junto a ella.

En efecto, sigilosamente Satoru llegó hasta los tres, colocándose al lado de la pelinegra. De cerca lucía aún más bonita. No se tomaron la molestia ni de saludarse por cortesía, sólo miraron al hechicero de primero intentar pescar.

—Geto es malísimo también —comentó Utahime con disgusto al notar que había llegado como si fuera la última maravilla y en realidad apestaba igual que su amiga.

—Debe ser más rápido y menos brusco —señaló Gojo, haciendo el ademán con su mano.

—¿Crees qué podrías hacerlo mejor? —le desafío altiva.

—Sin duda alguna.

—Eres un fanfarrón —dijo con fastidio.

—¿Qué haces comiendo manzana de caramelo? A ti no te gustan.

Utahime reparó en el objeto que traía en una de sus manos. El dulce no era de ella sino de su amiga, solo lo estaba cuidando mientras jugaba.

—¿Y cómo sabes que no me gusta? —miró a Satoru, curiosa.

—No sueles comer cosas dulces, siempre apartas la comida dulce del plato.

—¿Acaso me espías? —dijo con un tono de grima. Era bastante desagradable que él supiera algo como eso si ni convivían tanto.

—Observación de campo: manías de los debiluchos.

—¡Eres un idiota!

Utahime tiró un manotazo al brazo de Gojo, pero este lo detuvo fácilmente tomándole de la muñeca. De reojo, Suguru los vio discutir y solo suspiró resignado, su amigo tenía una idea muy equivocada de cómo debía dar a entender su interés por una mujer.

Ante el golpe fallido, Iori frunció el ceño y Gojo sonrió muy divertido. Teniendo su muñeca presa, no le fue difícil sujetarle la otra mano. Uta se quejó con una mala cara y rechinando los dientes, era imposible deshacerse de su agarre.

El brazo que tenía la manzana fue elevándose a la par que el rostro de Gojo se acercaba a ella. "¡Ey!" gritó Utahime al notar sus intenciones, sin embargo, los dientes de Gojo se encajaron en el caramelo para darle una gran mordida. Mientras masticaba le dedicó una mirada divertida a Uta, quien seguía sujetada por él.

—¡Si quieres una ve a comprarla! —le reclamó molesta.

—No, sabe mejor cuando lo tomo de ti —sonrió con desfachatez, lamiéndose los labios.

—Gojo… —refunfuñó irritada.

Satoru al fin liberó a Uta y esta se alejó dos pasos de él, sin embargo, debido a la congestión de personas, terminaron empujándola de vuelta a los brazos del peliblanco.

La había sujetado por los hombros, Utahime habría apostado a que se haría a un lado para que tropezara.

Viéndola así de cerca, casi en lo que podría ser un afable abrazo, reparó conscientemente en la belleza de Utahime. Tal vez, tuvo un imperceptible sonrojo.

—¡Geto eres bastante malo! —dijo Kasumi entre risas al ver como el pelinegro rompía un nuevo aro.

La voz de la chica le recordó a Satoru donde y con quien estaba, un poco en pánico por ser descubierto con la guardia baja ante la hechizante presencia de Utahime sobre sus manos, lo mejor que se le ocurrió fue empujarla al lado, no bruscamente, pero sí carente de tacto. Uta trastabilló un poco.

—Deben estar defectuosos —Geto se rio de forma simpática. Sabía perfectamente cómo tratar a una mujer, a diferencia de cierto amigo suyo.

—Utahime–senpai, ¿nos vamos? —sugirió Kasumi, poniéndose de pie.

—Sí, vámonos —respondió enseguida.

—Adiós, chicos.

Ambas siguieron su camino, Utahime prácticamente huyendo del albino y sus actitudes tan infantiles.

—¿Qué pasó? —preguntó confundido, Geto, había creado una distracción perfecta para que pudiera escapar con ella y Satoru no la había aprovechado.

—No, está bien así —dijo rascándose la nuca.

—¿Seguro?

—Claro que sí —Gojo le echó el brazo por detrás del cuello a su compañero—. Hay muchas cosas que podemos hacer tú y yo.

Suguru suspiró, sí es lo que él quería, nada podía hacer.

—¿Quieres probar el tiro al blanco?

—Suena divertido —le sonrió Gojo—. El que pierda invita takoyaki.

—Me parece justo.

Más adelante, Utahime y Kasumi discutían el lugar donde ver los fuegos artificiales.

—Utahime–senpai, pensé que no te gustaban las manzanas de caramelo.

—¿Eh?

Miró la manzana que seguía en su mano, tenía una evidente gran mordida, la que le había dado Gojo.

—No importa, me la puedo comer así.

Kasumi le quitó la manzana y estaba a punto de morderla cuando Utahime se la arrebató.

—No, no. Te compraré una nueva —dijo presurosa—. Yo me quedo esta.

Dicho esto, salió corriendo al puesto más próximo a conseguir otra. Lejos de su compañera, observó de nueva cuenta la manzana.

"Eso sería como un beso indirecto ¿no? Ah, de alguna forma eso me molesta. Es por ella, no es correcto… ¿Verdad?"

Miró el dulce con recelo, los labios de Gojo Satoru habían tocado aquella manzana, ¡claro que sería como un beso indirecto! Estuvo algunos innecesarios segundos contemplando aquella mordida, absorta en el ridículo debate que su mente tenía. No podía creerse ella misma lo que estaba a punto de hacer: pasó saliva pesadamente, acercó la fruta a su boca mientras cerraba los ojos, dispuesta a darle un mordisco también.

Un beso indirecto… un beso indirecto… Un beso.

—¡Estúpido Gojo! —gritó Utahime de lo más colérica, arrepintiéndose a medio camino.

Tiró la manzana con violencia a la basura, ¿cómo es que había considerado siquiera el intentar un acto tan detestable? Además, ni que tuviera ganas de besarlo. Qué ridícula.

—Senpai, ¿y la manzana?

—¡Rayos! ¡Olvidé comprar otra!

Estaba tan avergonzada consigo misma que olvidó a lo que había ido.


NOTAS:

Primero que nada, muchas gracias por tomar tu tiempo para leer este fic! Espero que lo encuentres divertido y emocionante!

Este extra nació luego de terminar la anécdota de los gusanos, como ya lo he repetido hasta el cansancio, trabajar con las versiones jóvenes de los dos es mega divertido, son tan ariscos que me da risa.

Estoy segura de que Geto habría sido ese amigo que te sostendría la cartulina que dice "¿Quieres ser mi novia?" mientras el otro se declara. Amo mucho pensar que él sería el primero en regañar a Gojo por todo el desastre que tiene con Utahime, pero buenoooooooo... Ese será tema de un AU.

La idea está ahí, pero no sé cuando la finiquitaré , quiero hacer dos extras más sobre su primer encuentro y sobre año nuevo (obviamente de su época de estudiantes). Además tengo una petición en proceso para un extra de Gojo reaccionando a los coqueteos de Shoko y Utahime, es muchísimo más probable que salga ese primero.

¡El próximo capítulo llega el día 9 de Mayo!