Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del libro "The Pucking Wrong Number" de C.R Jane, yo solo busco entretener y que más personas conozcan esta historia.
Epílogo Dos
Edward
Mi teléfono sonó a medianoche, justo cuando estaba a punto de envolverme en Bella. Le eché un vistazo y vi que era Enzo.
—Tengo que contestar. Sabe que no debe llamarme a estas horas, así que probablemente necesite algo —le dije a Bella. Asintió somnolienta, con los ojos pesados y satisfechos por los tres orgasmos que acababa de darle.
—Hola. ¿Todo bien? —Pregunté sin saludar.
Hubo una larga pausa.
—No —dijo finalmente Enzo, con la voz entrecortada y divertida.
—¿Qué está pasando?
—¿Podemos vernos en el bar de la Séptima? —preguntó bruscamente.
—Sí, por supuesto. Te veré en quince minutos.
—Gracias —murmuró antes de colgar.
Me quedé quieto un minuto, sintiéndome inquieto. Era martes a medianoche. No era nuestra noche habitual para ir de bares, incluso antes de conocer a Bella.
—Tengo que reunirme con Enz un rato, no suena bien —le susurré a Bella, acariciándole suavemente el cabello y respirando a través de la lujuria siempre presente que sentía siempre que estaba cerca de ella... hoy en día, joder, siempre.
Conduje hasta el bar que él había elegido, uno al que íbamos de vez en cuando, cuando queríamos un lugar tranquilo para beber. Me sentí aliviado cuando entré y vi que esta noche había menos gente de lo habitual. El local estaba escasamente iluminado, y el suave resplandor de las luces de neón proyectaba una neblina roja y azul por toda la habitación. El aire estaba impregnado de un aroma a alcohol, una mezcla de rancio y fresco. La barra de madera estaba desgastada y marcada con anillos de innumerables vasos y botellas. Detrás de la barra, estantes repletos de botellas de todas las formas y tamaños llegaban hasta el techo. La música era alta y alegre, y los graves vibraban en el suelo. El local tenía un ambiente chillón que siempre nos había gustado.
Vi a Enzo enseguida. Había cuatro botellas de cerveza delante de él.
Había estado ocupado.
Me acerqué a él y vi que tenía un aspecto horrible. Parecía haber perdido su comportamiento alegre y vivaz, sustituido por una expresión de cansancio y ansiedad grabada en cada línea de su rostro. Tenía los ojos hundidos y apagados, con ojeras como si llevara días sin dormir. Se sentó a la mesa con los hombros caídos por el cansancio.
¿Qué coño estaba pasando?
Acababa de salir con él hacía unos días... ¿o fue la semana pasada? Me asaltó un sentimiento de culpa... Últimamente había estado un poco preocupado por Bella.
—Oye, Berkshire, ¿por qué empezaste la fiesta sin mí? —bromeé mientras me deslizaba en el asiento frente a él.
Sus labios apenas se movieron... y me preocupé aún más.
Su teléfono estaba sobre la mesa y en la pantalla aparecía una mujer que me resultaba vagamente familiar. ¿Había señalado Bella su foto en un cartel recientemente?
Miré a Enzo expectante y él me miró, al parecer de mala gana.
—Sólo quería decírtelo antes de que se sepa mañana, Ed.
—¿Decirme qué? —pregunté, confuso y ansioso por lo que estaba a punto de decir.
—He pedido que me trasladen a Los Ángeles
