Las calles de la gran urbe de Nueva York estaban especialmente agitadas esa tarde. Una poderosa explosión resonó, proveniente de una pared destrozada de un banco. Sobre la puerta del establecimiento se leía un letrero hecho completamente de bronce con el nombre "McFarlane".

Desde los escombros de la pared emergió un grupo de cuatro individuos con pasamontañas; claramente se trataba de ladrones. Huyeron de la escena, corriendo hacia un callejón cercano, donde un camión de helados esperaba estacionado en medio del pasaje.

Los ladrones se adentraron en el camión y emprendieron su huida. Mientras el vehículo avanzaba, los criminales celebraban su golpe exitoso. Entre ellos, uno destacaba por su peculiar aspecto: vestía como un explorador de Alaska, con gafas azules, reminiscentes de las películas de los ochenta.

Este sujeto peculiar reía como sus compañeros, pero su mirada, cargada de malicia, evidenciaba una intención oculta. Mientras su sonrisa triunfante se mantenía, uno de los ladrones metió su mano derecha en uno de los costales de dinero, sacando un buen fajo de billetes de alta denominación.

- Jefe, con esto, sin duda, el Bigman nos dejará en paz - Dijo con orgullo, sosteniendo el fajo de billetes. El sujeto de la peculiar vestimenta dejó de sonreír por unos segundos al escuchar el nombre del Bigman, pero rápidamente recuperó su expresión triunfante.

- Sí, sin duda… - Respondió con una voz breve, mientras sacaba discretamente de su bolsillo izquierdo un objeto esférico de tecnología dudosa. Colocó su dedo sobre lo que parecía ser un botón, sin soltarlo - Chicos, primero quiero agradecerles por su ayuda en este gran golpe.

Los ladrones festejaron aún más al escuchar las palabras de agradecimiento de su jefe. Pero mientras el júbilo del trío continuaba, el líder mantenía su falsa sonrisa, con el pulgar firmemente presionado sobre el botón del objeto esférico.

- Y segundo... - Dijo el jefe, lanzando el objeto hacia el asiento del copiloto. Al principio, el trío de ladrones no notó el movimiento, sumidos en su celebración. Sigilosamente, el jefe se colocó unos audífonos en los oídos - Perdónenme el dolor de cabeza.

De repente, un zumbido estridente llenó el camión, un sonido tan agudo y penetrante que hizo que los tres ladrones se retorcieran de dolor. Intentaban taparse los oídos, pero era inútil; el ruido atravesaba sus manos como agujas invisibles. En cuestión de segundos, cayeron inconscientes, desplomándose sobre los sacos de dinero.

Afortunadamente, el conductor logró detener el camión justo antes de que se estrellara contra algo. Con una risa maliciosa, el jefe salió del vehículo, se dirigió hacia el asiento del conductor, apartó al ladrón noqueado y tomó su lugar al volante. Observó a sus compañeros, ahora indefensos, y dejó escapar una sonrisa de triunfo.

- No es nada personal, chicos, pero prefiero quedarme con todo y dejarle solo el 20% al Bigman - Murmuró mientras encendía el motor.

Antes de que pudiera avanzar, un ruido sordo resonó desde el techo del camión. El jefe frunció el ceño, extrañado, y justo cuando iba a inspeccionar, un golpeteo en el parabrisas lo detuvo en seco. Giró la vista hacia el frente, su expresión cambió a una mezcla de molestia y sorpresa al ver quién estaba allí.

- ¡Maldita sea! ¡Tú otra vez! - Exclamó con enojo al reconocer a la figura familiar.

La figura en cuestión era bien conocida en toda la ciudad, desde los rascacielos hasta las calles más transitadas. Con su traje de colores púrpura y blanco, destacaba entre las sombras de Nueva York. No era otra que la Asombrosa Spider-Girl.

- No quiero molestarle, pero tengo que avisarle que las luces traseras de su camión están rotas - Dijo la superheroína en su tono habitual, burlón y desenfadado. Estaba colgada boca abajo, asomando la cabeza desde el techo.

El jefe, furioso, aceleró el camión e intentó deshacerse de ella con varios giros bruscos, pero la arácnida no se inmutaba, permaneciendo pegada al parabrisas como si nada.

- ¿A dónde pensabas ir, amigo? - Comentó Spider-Girl con una sonrisa burlona mientras seguía firmemente aferrada al cristal - Deberías ir a una escuela de manejo, estás cometiendo varias infracciones.

Mientras el criminal intentaba desesperadamente quitarse de encima a la arácnida, ella se giró brevemente para asegurarse de que no hubiera peatones ni vehículos en el camino que el camión tomaba. Afortunadamente, la calle estaba despejada. Spider-Girl dejó escapar un suspiro de alivio antes de regresar su atención al frustrado conductor.

- Bueno, bueno, ya te di tu clase de manejo gratuita, pero parece que necesitas algo más que consejos - Añadió con tono juguetón, preparándose para la siguiente movida - Oye, ahora que lo pienso, ¿tú no eres el que robó un camión blindado?

Spider-Girl inclinó la cabeza, tratando de recordar, mientras el criminal, frustrado, apretaba los dientes, ignorando sus palabras. Ella chasqueó los dedos de repente, como si una chispa de memoria hubiera surgido detrás de su máscara.

- ¡Ya lo recuerdo! ¡Te llamé Shocker! - Exclamó con una sonrisa evidente en su voz, deleitándose con la evidente molestia del criminal, cuya expresión endurecida lo decía todo.

- Sabes, soy pésima recordando nombres, así que me disculpo si te ofen... - Spider-Girl se detuvo abruptamente. Sus sentidos arácnidos se activaron de golpe, advirtiéndole de un peligro inminente.

El criminal, ahora revelado como Shocker, alzó su mano derecha hacia el parabrisas. De su palma emergía una extraña arma tecnológica, y antes de que pudiera disparar, Spider-Girl dio un ágil salto, esquivando la letal onda sónica que salió disparada hacia ella.

- ¡Finalmente me libré de esa araña! - Dijo Shocker con notable confianza en su voz, creyendo que su problema había desaparecido. Condujo con un poco más de calma, aliviado por la aparente victoria.

La arácnida se aferró a la pared de un edificio cercano, tomando unos segundos para recuperar el aliento mientras permanecía pegada a los ladrillos.

- Siempre tengo ese efecto con los criminales maníacos - Comentó burlonamente Spider-Girl, antes de lanzarse de nuevo a la persecución del camión. Corrió por la pared y, tras unos breves momentos, usó sus telarañas para impulsarse con agilidad hacia adelante, cerrando la distancia con su objetivo.

Mientras tanto, Shocker echó un vistazo al retrovisor del lado de su asiento. Al principio, su expresión mostraba calma, pero al notar a la figura arácnida que lo seguía con rapidez, la frustración volvió a apoderarse de él. Abrió la ventana de su puerta y alzó la mano, empuñando otra arma sónica. Sin pensarlo dos veces, disparó una nueva onda sonora hacia Spider-Girl.

- ¡TOMA ESTO! - Gritó con furia mientras lanzaba el ataque.

Spider-Girl reaccionó en el último segundo, saltando hacia adelante para esquivar la letal onda sónica. Volvió a aterrizar en la pared de ladrillos, pero antes de continuar la persecución, sus sentidos la alertaron de algo detrás de ella. Miró hacia atrás justo a tiempo para ver cómo la onda sónica había impactado contra la pared, haciendo que los escombros comenzaran a caer peligrosamente hacia los transeúntes de la calle.

- Oh, calamity... - Exclamó Spider-Girl con preocupación. Se lanzó hacia abajo, balanceándose con precisión bajo los escombros, desplegando una red de telaraña detrás de ella. La red se extendió en el aire, atrapando los ladrillos y manteniéndolos suspendidos, evitando que golpearan a los inocentes de abajo.

Aterrizó de pie en el suelo y alzó la vista hacia su obra, observando con una mezcla de alivio y orgullo la telaraña que había creado en tan solo unos segundos. Los transeúntes también miraban hacia arriba, impresionados por la increíble hazaña.

- ¡Por Dios…! - Exclamó una joven de cabello violeta, todavía sorprendida por la red que flotaba a solo unos centímetros sobre su cabeza.

Las miradas de los presentes se dirigieron hacia Spider-Girl, la autora de aquel rescate impresionante. Sus rostros reflejaban asombro, y la joven arácnida se sintió un poco incómoda bajo tanta atención. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, un ruido la devolvió a la realidad: el sonido de un vehículo derrapando a lo lejos.

- Bueno, si me disculpan, tengo que retirarme - Dijo Spider-Girl con una sonrisa rápida. Lanzó una telaraña hacia el aire y, en cuestión de segundos, se balanceó de vuelta a la acción, dejando a los presentes con expresiones de incredulidad y admiración.

Spider-Girl se elevó nuevamente, persiguiendo a Shocker, quien continuaba conduciendo a toda velocidad por las calles de Nueva York. Mientras tanto, ella pensaba en lo cerca que había estado de ver a alguien herido por esos escombros, lo que la motivaba a seguir adelante con más determinación.

De regreso con Shocker, el camión derrapó bruscamente y terminó estrellado contra un poste de luz. El criminal se llevó una mano a la cabeza, adolorido por el impacto, pero no se permitió quedarse quieto por mucho tiempo. Con pasos pesados, salió apresuradamente del vehículo y se dirigió hacia la puerta trasera del camión. Al abrirla, sacó varios costales de dinero, apilados junto a sus compañeros aún noqueados por el artefacto de ruido.

Gimiendo brevemente por el dolor, Shocker se alejó del camión, cargando los costales de dinero. Sin embargo, justo cuando pisó la banqueta, uno de los costales fue atrapado por una telaraña, que lo jaló con fuerza y lo pegó al suelo, haciéndolo caer pesadamente.

- Eres peor que una cucaracha... - Murmuró Shocker con frustración, mirando el costal atrapado en la telaraña. Al escuchar un sonido detrás de él, se giró rápidamente. Allí, de pie y con una expresión segura en el rostro, estaba Spider-Girl, quien acababa de aterrizar con gracia.

- Vamos, Shocker, pensé que al menos podrías conducir mejor - Dijo Spider-Girl con su tono burlón de siempre, mientras adoptaba una pose de combate, lista para lo que el criminal intentara a continuación.

Shocker, visiblemente frustrado, dejó escapar una risa llena de enojo, mientras una sonrisa torcida se formaba en su rostro. Este cambio de actitud sorprendió a la joven arácnida, quien no apartaba la vista de él.

- Está bien, me rindo. Supongo que ahora debo levantar las manos, ¿no? - Dijo Shocker, alzando las manos hacia arriba, aún sosteniendo sus armas sónicas. Pero, antes de que Spider-Girl pudiera reaccionar, Shocker movió rápidamente las manos y lanzó otra onda sónica en su dirección.

Por fortuna, Spider-Girl esquivó el ataque a tiempo, y la onda sónica terminó golpeando un árbol que se encontraba detrás de ella.

- Qué mal tiro tienes, Shocker - Comentó burlonamente Spider-Girl, esquivando otro disparo que el criminal lanzó con frustración. Cada disparo fallaba, y la joven arácnida no dejaba pasar la oportunidad de seguir molestándolo - En serio, no quiero ofenderte, pero deberías tomar un curso de puntería. Te recomiendo el gotcha, ayuda con la precisión.

Los comentarios sarcásticos de Spider-Girl solo aumentaban la ira de Shocker, quien, con el rostro enrojecido de furia, gritó:

- ¡CÁLLATE DE UNA VEZ! - Rugió, preparando otra carga sónica con determinación - Voy a hacerte pedazos, araña…

Spider-Girl se mantuvo quieta por unos segundos, observando a Shocker con una mirada juguetona, lo que lo irritó aún más mientras intentaba apuntarle de nuevo con su arma.

- Eso suena doloroso - Comentó Spider-Girl, su tono ligero escondía la mirada decidida que su máscara ocultaba.

Lo que Shocker no sabía era que Spider-Girl había estado trazando un plan. Con cada esquive de los ataques sónicos, había estado calculando cuidadosamente el tiempo de carga de cada disparo. La razón por la que permanecía quieta era simple: esperaba con paciencia el momento justo en que Shocker cargara su próximo ataque.

Cuando escuchó el sonido característico de las armas de Shocker al completar su carga, actuó sin vacilar. Lanzó una telaraña hacia una tapa de alcantarilla que estaba frente a ella, y, con un movimiento rápido, la levantó en el aire justo a tiempo para interceptar la onda sónica que Shocker disparó.

El impacto de la onda sónica contra la tapa generó una densa nube de humo blanco, que envolvió la escena y confundió a Shocker por unos preciosos segundos. Spider-Girl aprovechó al instante.

- ¡Ey, amigo! - Llamó desde detrás de Shocker.

Antes de que el criminal pudiera reaccionar, recibió un golpe en la cara, lo suficientemente fuerte como para dejarlo noqueado. Shocker cayó pesadamente al suelo.

- Eso fue… polvoriento - Comentó Spider-Girl con una leve carcajada, tosiendo un poco mientras el humo aún se dispersaba en el aire.

Sin perder tiempo, se acercó al criminal y lo envolvió en un capullo de telaraña, asegurándose de que no escapara.

- ¿Sabes? Deberías probar yoga, ayuda con la ira… o bueno, eso me dijeron - Dijo Spider-Girl mientras terminaba de atar al criminal. Shocker, aturdido, apenas podía articular palabras coherentes, lo que provocó una risa burlona de la joven heroína. Sin embargo, el sonido de las sirenas de la policía interrumpió la escena.

Spider-Girl no perdió tiempo. Lanzó una telaraña y se impulsó hacia el cielo, alejándose rápidamente de la escena justo cuando las patrullas de la policía llegaban.

Mientras todo esto sucedía, un par de ancianos observaban la dinámica pelea desde un banco de madera cercano. Uno de ellos, con una sonrisa nostálgica en el rostro, observaba cómo la joven arácnida se balanceaba por los cielos.

- Je… como en los viejos tiempos - Comentó con cierta nostalgia y felicidad - ¿No lo crees, Steve? - Preguntó al anciano que estaba a su lado, quien terminaba de sorber su café de un vaso de cartón con el logo "The Owl Coffee" impreso.

- Sin duda, como en los viejos tiempos - Respondió Steve, arrojando el vaso de café a un basurero cercano - Sabes, Stan, esta pequeña experiencia me ha dado una gran idea para un cómic. Deberíamos darle la idea a ese chico Slott.

Stan pensó por un momento en la propuesta, y después de unos breves segundos, una sonrisa de interés se formó en su rostro, detrás de sus curiosas gafas de cristal amarillo.

- No sería mala idea, no sería mala idea, Steve.

Los dos ancianos se quedaron en silencio por un momento, viendo cómo la figura de Spider-Girl desaparecía en la distancia, y ambos sonrieron, compartiendo una complicidad que solo se da entre viejos amigos y creadores de mundos extraordinarios.

Ya habían pasado unos cuantos días desde el enfrentamiento entre Spider-Girl y Shocker. El bullicio de la ciudad había vuelto a su normalidad, y el sol brillaba cálidamente sobre las aceras mientras la gente iba y venía en su rutina diaria.

En una de esas banquetas, una chica caminaba tranquilamente, sosteniendo una lata de refresco de uva en una mano. Era Luz Noceda, quien, con una expresión relajada, disfrutaba de su música favorita a través de los audífonos Bluetooth que llevaba puestos. Con cada paso, sus ojos curiosos se posaban en los escaparates de las tiendas, sin ningún apuro.

De repente, algo llamó su atención. Delante de ella, una gran multitud de personas se agolpaba fuera de una tienda de cómics y mangas. Intrigada, Luz aceleró un poco el paso para ver de qué se trataba. Al llegar, pudo observar cómo la tienda estaba abarrotada, con gente que mostraba expresiones de ansiedad y entusiasmo.

Aún más curiosa, Luz se acercó a la ventana del local y, al mirar hacia adentro, sus ojos se agrandaron al descubrir el motivo de tanta emoción. Un cartel publicitario dentro de la tienda anunciaba un cómic que se estaba vendiendo como pan caliente. En la portada se veía a una joven que aparentaba unos 15 años, vestida con un traje que recordaba a las telarañas en su diseño, con colores curiosamente amarillo y negro. La chica estaba en una pose de pelea, enfrentándose a un villano con un traje aislante y una máscara en tonos amarillos y cafés. Sobre ellos, en letras grandes, se leía el nombre del cómic: Madame Telaraña contra el Sonoro.

- Je… - Comentó Luz, no pudiendo evitar sonreír ante el curioso cómic – Cool - Añadió, mientras retomaba su camino, su música aún resonando en sus oídos.

Mientras Luz se alejaba de la tienda, otra chica salió del local con una expresión de pura alegría. Saltaba de emoción con una bolsa en mano, evidentemente satisfecha con su reciente compra. Aquella chica de cabello violeta no era otra que Boscha, quien, lejos de su habitual actitud seria y competitiva en la escuela, ahora irradiaba entusiasmo.

- ¡LO CONSEGUÍ! - Exclamó Boscha con entusiasmo, mientras daba pequeños saltos de alegría. Con una sonrisa amplia, replicó el gesto que Spider-Girl hacía al balancearse por la ciudad. Abriendo un poco la bolsa, sacó el cómic y lo hojeó, su expresión tornándose burlona al notar un detalle en la portada.

- Ja, esta chica tiene el cabello igual al mío - Murmuró Boscha, con una mezcla de orgullo y diversión, mientras seguía hojeando el cómic.