Erase una vez una más allá de "La tierra de nunca jamas, mas alla de "La Tierra del País de Las Maravillas, se encontraba "El Reino de Auradon", en otros tiempos solo una isla con otros reinos con sus propias historias y culturas, pero todos estos reinos tenían algo en común, en cada uno de ellos siempre se encontraba en la lucha entre el bien y el mal, héroes y villanos, siempre parecía que la misma historia se repetiría una y otra vez, una lucha constante por el "Vivieron felices para siempre", pero esta vez fue diferente, nadie recuerda cómo comenzó este cambio, pero como toda gran idea comienza con una sola palabra, "Es necesario que hagamos esto una y otra vez", pues para sorpresa de muchos no lo era, muchos de los reyes y reinas de auradon se juntaron y optaron que era momento de que su final feliz durará para siempre, para sus hijos y los hijos de sus hijos. Se llevó a cabo una batalla donde todos los héroes se juntaron para enfrentarse a los villanos y los criminales que los siguieron, no muchos se sorprendieron del resultado, los héroes se levantaron victoriosos y para asegurarse de que alguno no buscará vengarse de esta derrota, decidieron que era hora de que los villanos se atormentaran a sí mismos pues, solo se tendrán a ellos al ser desterrados a las lejanías del océano a una isla muerta sin vida, rodeado por rompeolas afilados impidiendo la entrada de cualquier barco o salida, pero claro los benevolentes héroes no los enviaron a morir de hambre, usaron toda la magia a su disposición para que la isla fuera habitable, permitiendo la vida a cualquier tipo de cultivo y dándoles sus propios animales para que pudieran subsistir, pero como medida de máxima seguridad la isla estaría encerrada por una barrera que impediría su escape de la isla y el uso de la magia más poderosa.

Furiosos, resentidos y completamente desquiciados al ver como la barrera se cernía y la magia comenzaba a desaparecer de a poco, villanos y criminales se batieron en duelo unos contra otros, todo para que el último en pie sea el gobernante de esta isla, pocos notaron que no muy lejos de esta batalla campal había un pequeño grupo que se limitaba a ser espectadores de tal acto, algunos no sabían cómo reaccionar, otros no querían ensuciarse la manos en tal inútil acto, pero una se harto de aquello que consideraba una real estupidez, golpeando con la base de su báculo el suelo desató una onda expansiva que sacudió al resto de marginados y los hizo voltear al causante del acto, las diversas miradas cambiaron a algunas de temor, resentimiento, celos o de sorpresa, pues la causante de tales emociones era nada más que Maléfica, la peor y más poderosas de las hechiceras, los observó con una mirada seria, para después mostrar una sonrisa divertida y alzar su báculo una vez más, los marginados ya se estaban esperando lo peor pero para la sorpresa de todos vieron como a su alrededor comenzaron a aparecer edificaciones, calles pavimentadas, luceros, granjas, muelles y un barco. Todos miraban con asombro como la isla desierta pasó a convertirse en pocos segundos en un pueblo, pero lo más destacado era una edificación similar a una mansión pero que buscaba parecerse a un castillo, todos se hicieron la misma pregunta "¿Por Qué?.

Maléfica sin perder su divertida sonrisa hablo a todos los presentes-La barrera está limitando toda la magia de a poco, pensé que sería prudente que en nuestro primer día aquí tuviéramos al menos un techo sobre nosotros-Dijo Maléfica.

Ahora si ya terminaron esta ridícula búsqueda de ser el líder de lo que sea esto, pues les recuerdo que es inútil, ninguno accedera a obedecer a alguno y si lo hace es porque lo tendrá con un puñal en la espalda muy pronto, solo uno será digno de gobernar y será aquel que rompa esta barrera y logre que podamos devolverles el favor a los que se encuentra allí-Decía mientras apuntaba a la Isla dónde estaba Auradon-Para su suerte yo soy esa persona, tengo un plan que puede hacerlo posible y cuando llegue el día todos ustedes recordarán quién fue la que puso un techo sobre sus cabezas, pero claro si llegan a olvidarlo les prometo que se los recordare-Termino de decir con una siniestra y maniática risa, para darse la vuelta y adentrarse en su mansión junto a su séquito conformado por Jafar, La reina Malvada y Cruella De Vil.

Mientras Maléfica se adentraba a los interiores de su guarida para comenzar poner en marcha sus planes. A lo lejos de la isla, para ser precisos en el reino de Auradon, todos celebraran aún el triunfo del bien y en todas las historias donde los héroes ganan uno siempre es coronado como rey, de todos los héroes presentes sólo uno sería coronado como gobernante del Reino de Auradon y el afortunado fue el Príncipe Adam o mejor conocido como La Bestia, el junto a su princesa Bella fueron escogidos como los gobernantes de ahora al ser ellos la prueba viviente del amor verdadero y que la belleza siempre se halla en el interior. La coronación fue un festejo grande y que sería recordado en la historia, pero en los interiores del nuevo castillo de los recién proclamados gobernantes de Auradon, en su intimidad no pudieron evitar mirar hacia la que fue proclamada como "La Isla de Los Desterrados", algo en su interior les obligaba a hacerse la pregunta si tomaron la decisión correcta, pues todo esta lucha fue para que sus hijos como sus descendientes se les legara el "Vivieron Felices por siempre" pero con la calma a su alrededor surgió una nueva pregunta, ¿Qué Legado les estamos dejando a los Descendientes de nuestros enemigos?. Sus padres sin duda cometieron crímenes impensables como imperdonables pero a ellos ahora se le había negado cualquier atisbo de esperanza, sueños y solo conocerán la maldad que se cierne en aquella isla.

El tiempo una vez más comenzó a volver a tomar su curso en las vidas de los que residían en Auradon y también para los residentes de la isla de los desterrados, la ira y resentimiento que muchos de ellos albergaba desde el día de su llegada comenzaba a diluirse con el pasar de los días, sus vidas obtenían nuevos propósitos y algunos sacaban propósito de los oficios que ya poseían desde antes, incluso la mayoría encontraba la paz en su estirpe, pues dejando sus sueños de venganza como solo un sueño, comenzaron a encontrar parejas que les brindaban felicidad, consiguiendo que algunos llegaran al matrimonio, algunos duraderos y otros no tanto, pero la verdad se hacía presente y esta misma incluía a los más grandes. Jafar buscaba calmar sus despertares de pasión junto a las que alguna vez fueron las bailarinas más hermosas y tenaces de Agrabah, todas esa noches concluyeron en que naciera su hijo Jay, al verlo no pudo evitar tener recuerdos del pasado y de alguna forma resentimiento, por un breve instante pensó en dejarlo con su madre pero recordó sus orígenes y como él no tuvo ni madre ni mucho menos padre y que su vida hubiera sido más fácil si tuviera alguno, así que por las heridas del pasado le daría a su hijo lo que él no tuve y se aseguraría de transmitirle todos sus conocimientos.

La reina malvada en cierto modo le favorece el encierro pues para su sorpresa terminó siendo la más hermosa de la isla, en menos de 6 semanas aparecieron varios pretendientes lo que la hizo volver a la época de su juventud, cuando varios nobles y condes le prometían tierra, títulos, joyas e incluso ciudades enteras con tal de tenerla a ella. El afortunado de la isla fue un noble que se encargaba de administrar las ganancias y presupuesto del reino de celeste tiempo atrás, fue destituido al descubrirse que lavaba el presupuesto de lo invertido durante la guerra contra los villanos para su uso propio, cuando fue enviado aquí pudo traer algunas cosas consigo, logrando volverse el más rico de la isla de los desterrados. puede que ya no conservará su título pero ser el más rico de la isla, bastaba para una reina, todos esos cortejos tuvieron su conclusión al nacer Eve pues según ella, "Si llego a tener otro más, ni la magia de maléfica engañara a esta estrías". Al ver a su hija crecer se sintió aliviada de que su piel fuera perfecta, no tan pálida como la de su hijastra pero lo suficiente para hacerse destacar entre el resto de mujeres, su cabello era suave y sus rizos que se formaban al final de este lograban a hipnotizar a cualquiera que lo mirase, pero el mantener esa belleza al crecer sería un verdadero trabajo, pues al llegar el momento de su escape se aseguraría de que todos los príncipes se pelearan por ella, claro Maléfica será la gobernante de todo pero alguien debera encargarse de los otros reinos y como siempre no hay nada mejor que casar a su hija con un futuro rey para unir reinos, no pudo evitar soltar una sonrisa mientras veía a su hija ponerse una tiara de juguete.

Cruella se sentía tranquila por asi decirlo, pues agradecia que en esta isla no hubiera ninguno tipo de cachorro sobre todo dálmatas, pero se lamentaba que no hubiera ninguno tipo de abrigos de piel, solo ropa de tela de algodón o cosas de lana, dejando lo otro para usos más primordiales, según ellos la moda no entraba ahí, por lo que debía conformarse con la vestimenta que pudo traer el dia del destierro, sus días consistían en fumar, beber y salir a dar paseos por el pueblo, hasta que un dia volviendo de la taberna de Úrsula vio por un ventanal algo que le llamó la atención y despertó en ella una vieja obsesión, "Manchas" fue lo que salió de sus labios al entrar en el recinto y acercarse al cuadro, como si fuera por obra del destino el pintor estaba a su lado y la invito a ver su estudio, esa noche Cruella revivió una vieja chispa en ella y claro tambien algo mas. El tiempo pasó y ahora su rutina había cambiado pues esas noches con aquel pintor dieron como resultado en su hijo Carlos, ahora lo visita, bañaba, lo alimenta y le contaba historias, su favorita, caperucita roja y el loba, claro que cambio a caperuza por una pobre diseñadora de moda y el lobo feroz por un temible dalmata devorador de niños, según ella le enseñaría a su hijo como ella ve los cachorros, al crecer Carlos llenar esa soledad que sentía en su vida, por lo que ya no se molestaba en visitar al pintor y según ella era muy afortunada a que su hijo sea muy obediente pues gracias a él había recuperado su vida en la clase alta al tener a alguien que acatara sus órdenes, mientras lo veía una idea pasó por su mente "No se veria mal con un esmoquin".

La mayoría de villanos en la isla tenían a sus hijos pero aun así, nadie pudo evitar la sorpresa de que incluso Maléfica tuviera su propia estirpe, nadie fuera de su círculo dentro de esa mansión sabían quién era el padre, pues quien podría ser capaz de cortejar al hada más perversa y retorcida de la historia. Claro ellos tenían razón era retorcida, cruel, pero olvidaron que era la más inteligente y con mas imaginacion en lo relacionado en la magia, no se molestó en decirle a sus compañeros quien era el padre, pues según ella era un llorón que no valía la pena mencionar, solo que él era el indicado para poder llevar a cabo su plan. Para poder llevar a cabo su objetivo de romper esta barrera era necesario magia, pero la barrera neutralizaba la magia de todos los encerrados de la guerra, pero con la mezcla correcta y con algo de paciencia, la barrera sería incapaz de neutralizar la magia en crecimiento de un infante, era perfecto. Pero jamás se esperó lo que se le presentó, "Gemelos" esto la tomó por sorpresa pero nada que la desmotivar pues según ella "Si no era uno, sería el otro", Maléfica no perdió el tiempo y se encargó de entrenarlos para ser el pilar base para lograr su camino de venganza y lograr sus ambiciones, al ver a su hija Mal y su hijo Cassius no pudo evitar soltar una carcajada que resonaba por toda la isla.

Los días se sucedían uno tras otro en ambas islas y con ello los descendientes de héroes y villanos crecían a la par. Por un lado, a los jóvenes en crecimiento de Auradon se les comenzó a inculcar sueños de esperanza y promesas de ser los gobernantes de un reino, como al igual la promesa del amor verdadero. Parecía que todo estaba dando sus frutos, los hijos de los héroes estaban heredando el "Vivieron Felices por Siempre". En la isla de los desterrados, los jóvenes crecen haciendo travesuras y jugando a lo que quisieran en las calles, todo ese libre albedrío mientras que sus padres les inculcan sus enseñanzas de vida. Entres estos jóvenes tenemos a Jay quien según su padre era idéntico a él en su juventud, sabía cómo escabullirse por los callejones y lograr tomar cosas de otras personas sin que estos se dieran cuenta, Jafar aprovechó este talento de su hijo para que le robara cosas para su tienda la cual llamó "La Cueva de las Maravillas de Jafar", arreglaba lo roto y lo robado le daba otra apariencia para venderla a un buen precio a quien sea o en otros casos a los daños. Por otro lado estaba el caso de Eve la hija de La Reina Malvada, los días de la pequeña se basan en aprender los comportamientos de una princesa, los secretos de belleza de su madre para verse como una y sin olvidar sus tecnicas de relajacion para mostrar siempre una apariencia serena, con el fin de no fruncir el ceño y evitar la aparición de arrugas en su piel a temprana edad. El menos afortunado del grupo parecía ser el pequeño Carlos, dado que ayudaba a su madre constantemente con sus tareas diarias, las cuales consistían en llevar a cabo su manicura, lavar su ropa a mano para asegurarse de borrar las manchas y ordenar sus vestidos como abrigos en orden alfabético, pero cuando no hacía sus tareas su madre se encargaba de influir en él una imagen muy distorsionada de los caninos que le provocaba pesadillas y recordarle que si por azares del destino lograba atrapar uno, que lo convirtiera en alguna prenda lujosa. Y por último tenemos a los gemelos de Maléfica, en cuanto pudieron aprender a hablar no dudo en poner en práctica su teoría para poder evitar el efecto de la barrera, con algo de suerte le tocaría el premio gordo y sus dos hijos heredarian sus habilidades en la magia lo que aceleraría las cosas pero se conformaba con tener al menos uno. La afortunada fue Mal cuando logró quemar el sombrero favorito de Jafar mientras lo traía puesto, esto la hizo sentir orgullosa de ella, pero por el lado de su hijo Cassius, no parecía haber rastro de su magia en él, pasaban los días y noto que lograba controlar las llamas al ver como manejaba las flamas de las velas en el cumpleaños de Eve y formaba una tiara como regalo para ella, era algo pero no le servía mucho, mientras más observaba se dio cuenta que solo lo manejaba pero no era capaz de generarlo, su hijo resultó heredar algo de su padre pero no todo el arsenal por lo que no dudo en dejar a Mal como su prioridad y dejar que Cassius jugará por ahí.

En cuanto Mal demostró tener dotes en la magia su madre no dudo ni un segundo para volver su aprendiz lo más pronto posible, Sus jornadas constaban de practicar hechizos con su madre una y otra vez para entrenar su magia, con el fin de acostumbrarla a canalizar y poder extraer hasta la última gota que se encontraba en su interior, con algo de suerte le dejaba como 40 minutos de juego con sus amigos o su hermano, una horma como máximo pero sin retrasarse un minuto más o perdería ese privilegio, esto con el fin de acostumbrarla a su horario y que no se pasara de lista con ella. Mal de vez en cuando envidiaba a su hermano, hubo un tiempo que lo tenía en sus clases pero esto fue en el tiempo que su madre le enseñaba a ambos a leer y escribir, luego siguieron los números para después seguir de lleno en la magia y la alquimia, llegando a ese punto Cassius debía sentarse en un rincón u hacer otra cosa, como limpiar la casa u ordenar los materiales de aprendizaje. Pero no duro mucho con esas tareas cuando un día su madre lo descubrió haciendo bromas a su espalda, poco le importó las bromas sobre ella, le molestó que estuviera interrumpiendo las clases de magia, así que por así decirlo le dio un ultimátum.

-De ahora en adelante cuando tu hermana tenga sus lecciones te quedaras afuera, haz lo que quieras pero no estorbes-Dijo Maléfica mientras lo dejaba afuera de la mansión-si no sabes que hacer ve a ver si tu padre sigue lamentándose por sí mismo-Le sugirió para cerrar las puertas de la mansión dejándolo afuera.

Mal vio esto junto a Eve, el sentimiento de envidia que le tenía a la libertad de su hermano pasó a ser lastima, pues tal vez no era la intención pero parecía casi como si su madre lo hubiese echado a la calle. De algún modo la acción de Malefica logró el efecto esperado pues Mal se enfocaba mucho más en su aprendizaje y su magia comenzaba a hacerse aún más presente pese a estar bajo los efectos de la barrera. Por el lado de Cassius comenzó por deambular por las calles de la isla, pero en poco tiempo acompañaba a Jay para robar cosas para la tienda de su padre, esto le ayudó a saber moverse por las calles de la isla y memorizar todos los atajos que conocía Jay para poder escaparse, pero cuando no era necesario conseguir cosas para la tienda de Jafar, volvió a deambular por las calles de la isla hasta llegar a los muelles donde ahi conocio a otros chicos de la isla. Así comenzó a juntarse con Uma, hija de Úrsula la cual se encargaba de anotar las órdenes de la taberna de su madre, por la zona también se encontraba Harry Hook la mano derecha de Uma en sus trabajos y travesuras, él era el hijo del Capitán James Hook, el padre de Harry era por así decirlo un socio de la madre de Uma dado que el pudo conseguir que dejaran su barco dentro del limitado espacio que tenía la isla, esto solo permite que el barco dará vueltas alrededor de la isla, esto servía para la pesca de peces y basura que el mar trae, la basura la vendía en el mercado mientras que el pescado una porción iba para la taberna. Por poco faltaba mencionar al tercero del grupo de los piratas, el nombre del tercer integrante era Gil alguien muy agradable pero un poco inocente por así decirlo, esto llamaba mucho la atención dado que era hijo del famoso Gaston y esto era de notar dado que a su edad casi tenía el físico de su padre en su adultez pero lo diferenciaba su actitud y su cabello que había heredado el rubio de su madre. Gaston tenía su propia habitación en la taberna y pasaba sus días ahí bebiendo y sentándose frente a la chimenea en su trono hecho de animales de caza, admirando una pintura colgada que rememoraba a sus días de gloria pues sin duda el tiempo le pasó factura, le había quedado una cicatriz durante la guerra y había perdido su larga melena, se presume que usa un peluquín. Pero de alguna forma vivía a través de su hijo pues se encargaba de controlar sus comidas y darle un régimen de ejercicios, era tal que parecía que lo unico que comia Gil eran huevos y pepinillos, pero de alguna forma esto no le dio un gran ego o una actitud molesta, lo veía como la forma en la que su padre lo cuidaba, esto hacía que Uma y Harry lo cuidaran de cerca de los que trataban de aprovecharse de él, pues Gaston no quiso que aprendiera a leer o a escribir dado que le traía recuerdos de cierta persona. Este punto no lo tenía muy difícil dado que no eran muchos los medios para poder enseñar en la isla, con suerte eran pocos los libros que llegaban intactos por el mar, la mayoría de esto eran libros infantiles con letras y números por ende la enseñanza recae en los padres y esto no impedia que no sean muchos los niños y niñas que no sabían leer o escribir en la isla.

Pero uno de esos días en los que Cassius divaga por el muelle opto se topó con Harry el cual le ofreció un trabajo en los viajes de pesca en el barco de su padre, dijo que le daria algunos pescados y que podía quedarse con algo de la basura que apareciera en las redes, claro siempre y cuando no sea un reloj. Para su suerte ese dia hubo muy buena pesca y no tanta basura, al ver que eran muchos los pescados optó por ofrecerle al Capitán trapear la proa y sacar el polvo de su recamara con tal de que le diera más pescados para llevar a casa, El Capitán se peino uno de sus bigotes con su garfio y acepto el trato sin ningún problema. Al terminar todo su trabajo el capitán le permitió que resolviera la poca basura que había en la red por si quería llevarse algo pues hoy hubieron más pescados que cachivaches. Cassius aceptó y comenzó a revolver lo poco que se encontraba en la gran red de pesca, no había mucho que resultara atractivo, habían envolturas de caramelos, panfletos, pañuelos, media bota, más envoltorios con restos de caramelos pero cubiertos de agua salada y…-Tiene que ser una broma calzones-Dijo Cassius en voz alta, esto causó que Gil y Harry soltaran una carcajada por el descubrimiento.

Deberías revisar si están hechos de joyas, debió pertenecer a alguno de esos estirados de Auradon-Comentó Harry entre risas.

Cassius ignoró el comentario y arrojó lejos aquellos calzoncillos, pero su semblante de asco cambio pronto en cuanto vio algo que llamó su atención, eran un libro pero a diferencia de los que traía la marea este estaba en muy buen estado pese a estar mojado-Vaya este es el libro que más parece uno que haya visto-Dijo Cassius.

Harry notó esto y optó por echarle un ojo-Si debo admitir que se ve mejor que otros que han llegado por esa red-Vio a su alrededor y noto un saco de semillas de arroz, se acercó para meter el libro en el fondo de este y cubrirlo con el arroza-Papa me enseño este truco para sacar el agua de las cosas-Le explicaba a Cassius-El arroz se encargará de absorber toda el agua que tenga el libro, ya luego es cosa de esperar a que se le seque la humedad que lo cubre-Termino de decir Harry para dejarle la bolsa de arroz y su parte en pescados.

Cassius le agradeció este gesto y luego tomó rumbo a su hogar, mientras veía el cielo pudo deducir que por el color del cielo, las lecciones de Mal ya deberían de haber terminado y él podía volver a casa, durante el trayecto pasó cerca por donde vivía su padre, se acercó para tocar tres veces la gran puerta y nada, se limitó a dejarle algunos pescados en su buzón y siguió su camino a casa pero sin notar como una rejilla se abría dejando ver los ojos de alguien que lo observaba irse y tomaba el pescado. Al llegar a su casa noto como Mal se encontraba guardando sus cosas mientras Eve la ayudaba, ambas chicas lo notaron y le dieron un saludo, el cual devolvió, también noto a Carlos el cual se encontraba pintándole las uñas a su madre y al poco tiempo después entró Jay por una de las ventanas con mas cosas para la tienda de su padre, se acercó al congelador para dejar los pescados, pero fue detuvo al escuchar la voz de su madre-¿Hiciste algo productivo hoy, diablillo?-Pregunto Maléfica, sin apartar la vista de sus uñas afiladas.

-Fui al muelle, el Capitan Hook necesitaba ayuda extra y me ofreció trabajo, pude traer algo de pescado-respondió Cassius, levantando la bolsa para mostrar su contenido.

-Uff… se nota que está fresco. Guárdalo rápido en el congelador-intervino la Reina Malvada, mientras esparcía perfume en el aire-Espero que el olor no se haya quedado impregnado.

-Tranquila, te van a salir arrugas-bromeo Jafar, provocando que la Reina Malvada frunciera el ceño-Además, el olor no será problema cuando cocinemos a estos peces-añadió, imaginando ya el banquete.

-Oh, tengo una idea mucho mejor.¿Qué tal si hacemos caviar? Ya puedo saborearlo… caviar con verduras y una copa de vino-dijo Cruella, cerrando los ojos y visualizando la exquisita comida.

-Por favor, caviar… Tu ni siquiera sabes como prepararlo, es algo muy complejo-replicó Jafar, desaprobando la idea con un gesto de la mano.

-Ay por el amor a mis pieles, no dije que lo prepararía yo. Tenía gente que lo hacía por mí-respondió Cruella con aire despreocupado, mientras su mirada se tornaba a su izquierda- Carlos, querido, ¿harias un poco de caviar para mami..?

-Ay, por favor, Cruella. ¿Cómo esperas que el muchacho te prepare un platillo tan complicado sin siquiera conocerlo? Ademas, fijate mejor en los peces, ¡ni siquiera son esturiones!-protesto Jafar, desencadenando una discusión entre los tres villanos en el sitio.

Viendo que la disputa podría durar horas, Cassius decidió un vistazo a los adultos, que seguían inmersos en su acalorado debate, mientras su madre, Maléfica, ni siquiera se molestó en apartar los ojos de sus uñ , miro a Carlos, que todavía sostenía la pintura y el pincel en sus manos. Al darse cuenta de la mirada de Cassius, Carlos entendió el gesto, indicando que finalmente podría librarse del trabajo impuesto por su madre. Cero la pintura y corrió rápidamente hacia la salida, pasando junto a Cassius y susurrando un "gracias" al oído.

Al ver la oportunidad, Jay decidió seguir a Carlos, dándole un golpe amistoso en el hombro a Cassius al pasar. Eve y Mal también se unieron a la fuga, aburridas de una de las tantas discusiones que se daban en la casa. Mal se inclinó hacia su hermano y le susurró: "Ahora es cuando", animándolo a salir con ellos. Justo cuando Cassius estaba a punto de seguirles, su madre lo detuvo con su tono autoritario.

-Cassius, ¿qué hay en la otra bolsa? -La pregunta de Maléfica hizo que Cassius se detuviera en seco y giró para mirarla. La mención de la bolsa atrajo de inmediato la atención del resto de los villanos.

-¿En... la... bolsa? -preguntó Cassius, nervioso. La pregunta hizo que su madre se girara lentamente hacia él. Sus ojos, normalmente de un suave verde claro, ahora brillaban con un intenso y vibrante tono esmeralda. Maléfica se levantó de su asiento, acercándose a su hijo. Se arrodilló frente a él para estar a su altura, inclinándose hasta que su rostro estuvo a escasos centímetros del de Cassius. Él pudo ver las brumas que se agitaban dentro de esos ojos caóticos y peligrosamente verdes.

-¿Qué contiene la bolsa, Cassius? -preguntó con un tono grave, dejando claro que no aceptaría respuestas evasivas.

Como un acto reflejo, Cassius respondió antes de que el miedo lo paralizara completamente:

-¡Arroz mojado, mamá! -soltó de golpe, dejando escapar un suspiro de alivio al tiempo que cerraba los ojos, que comenzaban a dolerle por la tensión-. Ese pirata de bigote insípido nunca se preocupa por darme algo seco... ¿Por qué te lo llevabas?

-Quería dejarlo secando en mi cuarto. Además, me lo dio porque estaba en el fondo de la bodega... no estaba seguro de si aún se podía comer -contestó Cassius, su voz sonando agotada y adolorida.

-Bien... -respondió Maléfica finalmente, y Cassius pensó que ya podía irse. Sin embargo, en el último segundo, su madre lo agarró del brazo con fuerza.

-Ahora respóndeme, ¿por qué aceptaste ese saco de arroz añejo y mojado, en lugar de tomar uno nuevo? -El reproche en su voz hizo que Cassius se encogiera aún más, avergonzado y asustado. Maléfica lo miró con creciente desagrado-. Cassius, no me digas que fuiste amable y que te lo regaló por eso...

La expresión neutral de Maléfica se tensó, dejando entrever una mueca de ira.

-No, mamá... no pensé en eso... solo quería llegar a casa -dijo, encorvándose aún más bajo la presión-. Estaba cansado... -añadió, esperando que su madre le creyera.

-¿Cansado? -exclamó Maléfica, soltando a Cassius y estallando en carcajadas. La risa era cruel y despectiva-. ¿Cansado de qué? Como si hicieras algo importante. Solo traes los víveres... Bueno, ya sabes que Mal entrena su magia para que algún día podamos escapar de esta isla y devolverles el favor a esos payasos que nos pusieron aquí. Lo último que necesito es un fallo de mi propia sangre, solo por ser un blando... Así que, Cassius, ¿qué harás la próxima vez que Hook te dé una bolsa añeja?

Cassius, sin perder la compostura, respondió con una mueca de desafío:

-Asustarlo con un reloj de bolsillo y un cocodrilo falso, para que llore como un bebé y se olvide de todo lo que hay en su bodega -dijo, manteniendo la mirada firme. Maléfica sonrió y le pellizcó la mejilla.

-Lindo diablillo, eso es lo que quiero. Ahora vete, no quiero que te desmayes del cansancio -dijo, riéndose a carcajadas mientras se recostaba en el sofá. Cassius se dirigió a su cuarto.

El resto de los villanos se acercó a Maléfica, observándola con curiosidad. Ella notó sus miradas y borró su sonrisa, frunciendo el ceño y soltando un molesto:

-¿¡Qué!?

-Sé que Cassius no es lo que esperabas con tu maquiavélico experimento, pero ¿era necesario lo de los ojos? Solo tiene 9 años, ¿qué esperabas que hiciera? —preguntó Jafar, manteniendo una distancia segura.

-¿Por qué te importa cómo educo a mi hijo? -demandó Maléfica, acercándose a Jafar de manera intimidante, haciendo que él retrocediera.

-Cassius ayuda a Jay a robar cosas para mi tienda, y créeme, si fuera blando, no se atrevería a hacerlo -replicó Jafar.

-Además, como ya dijo, el muchacho no se parece a puede soportar tu juego de ojos como tu hija, podrías volarle la cabeza y estropearlo -comentó la Reina Malvada mientras se pintaba los labios.

-Sí, podrías dejar al muchacho loco, y perderíamos nuestros recursos. ¿Te imaginas tener a un demente total bajo nuestro techo? -agregó Cruella. Al escuchar esto, todos los presentes la miraron-. ¿Tengo algo en la cara? -preguntó Cruella.

-Claro, déjenme recordarles el propósito de mi experimento maquiavélico. Cuando Mal domine por completo su magia y logre canalizarla al máximo, podremos liberarnos de esta condenada isla. Es crucial que todo siga de acuerdo al plan, y no puedo permitirme que alguien se desvíe por tratar de ponerse en los zapatos de otro. No soportaría que fuera mi propio hijo. Una vez que logre tomar Auradon, podrá gobernar sus propias tierras, o le daré tropas, lo que sea necesario. Pero mi prioridad es Mal, y no quiero que mi hijo esté cerca de ella para estropearla. Así que perdónenme por querer salir de esta condenada isla con mis hijos. ¿Queda claro la gravedad del asunto ahora?

-¡Transparente! -dijeron todos al unísono.

-Perfecto. Ahora, no quiero más consejos sobre cómo educar a mi hijo. No se volverá a tocar, jamás -terminó de decir Maléfica, volviendo al sofá para relajarse finalmente.

Cassius estaba en su lado de la habitación, el cual compartía con Mal, mirando la marca que le dejó su madre con el agarre. Escuchó cómo se abría la puerta y, por reflejo, bajó la manga para ver que era Mal con el resto de los chicos. Su hermana lo miró, y como por arte de magia, notó que su madre le había vuelto a reprender.

-Cassius, ¿cómo te fue en el puerto? ¿Encontraste algo divertido en el bar de Uma Maluma? -preguntó Jay, riéndose.

Cassius sonrió ante el apodo, uno que Uma odiaba y se aseguraba de que no se repitiera.

-No mucho. Creo que a Gastón se le caía la peluca mientras dormía -dijo, sacando una carcajada de Jay, quien le dio un golpe amistoso pero enérgico en el pecho, sin medir su fuerza.

Mal se acercó a su hermano y lo encontró con la mirada fija en la suya, como si pudiera leerle la mente.

-Te volvió a regañar, ¿verdad? -preguntó Mal.

Cassius asintió, mirando a su hermana con una sonrisa nerviosa.

-Solo... es que... metí la pata. Nada nuevo -admitió, tratando de sonar despreocupado.

-Sí, es molesto cuando pasa eso. La última vez que olvidé el cumpleaños de mamá, me hizo lustrar sus zapatos con mi cepillo de dientes. Estuve con sabor a cuero y tinte en la boca durante tres semanas -dijo Carlos, retorciéndose ante el recuerdo.

-La vez que confundí el tenedor de ensalada con el de postre, mamá me hizo caminar de ida y vuelta con libros y un vaso de agua en la cabeza. El castigo continuaba por cada gramo de agua que se derramara del vaso -añadió Eve, recostándose mientras recordaba el dolor de cuello.

-Yo no... siempre hago lo que papá me dice. Deberían aprender de mí -comentó Jay, ganándose una mirada desinteresada de todos. -¿Qué? No todos pueden ser como yo -dijo con una sonrisa orgullosa. Mal le restó importancia y volvió a mirar a su hermano, notando que él evitaba el contacto visual y que sus ojos estaban levemente enrojecidos, aunque no había rastros de lágrimas en sus mejillas.

-Te hizo lo de los ojos, ¿verdad? -preguntó Mal, llamando la atención de todos. -No puedo creer que le hayas aguantado eso. Cada vez que te hace eso, te lastima.

-No importa, Mal. Ya te lo dije, metí la pata. Yo me lo busqué. Fue un largo día trabajando en la pesca y... -dijo Cassius, mirando a su hermana-. Me duelen los... ojos.

-Bien, necesitas descansar -dijo Mal, mirando a sus amigos y señalandoles para que salieran.

-Claro, que te mejores, Cassi -dijo Eve, dándole un beso en la mejilla.

-Recupérate, Cassius. Gracias por lo de hace rato otra vez -dijo Carlos, chocando los puños.

-Lo que no te mata te hace más fuerte, amigo. Nos vemos mañana -dijo Jay, dándole un golpe amistoso en el pecho.

Cuando todos se fueron, Mal miró a su hermano y le preguntó:

-¿Necesitas algo?

Cassius miró a su hermana y se lo pensó por un momento. Luego, volteó hacia el saco de arroz y sacó el libro que había encontrado en la red, mostrándoselo a Mal.

-No hay muchos libros en la isla, y creo que me hubiera ido peor si mamá me hubiera visto con esto -dijo Cassius, mientras Mal lo observaba-. Harry me dijo que el arroz absorbería el agua y podría dejarlo no tan estropeado.

Mal miró a Cassius a los ojos y, con un movimiento de sus dedos, secó el libro. No estaba como nuevo, pero al menos se podía pasar las páginas.

-No dejes que mamá se entere o, si no…

-O si no, te hará recitar hechizos hasta que sean lo único que salgan de tu boca -dijo Cassius, con un toque de humor para aligerar la situación.

-No, esta vez de verdad se ensañará contigo y te hará el truco de los ojos más seguido -respondió Mal, preocupada-. Somos gemelos, no me agrada verte así -añadió mientras se dirigía a su lado del cuarto, sacando su cuaderno de dibujo y comenzando a garabatear.

Cassius miró a su hermana y esbozó una sonrisa, apreciando la preocupación que ella mostraba.

-Hey, Mal -dijo Cassius, captando la atención de su hermana-. Tú mandas, no dejes que nadie piense por ti.

Mal sonrió ante sus palabras y respondió:

-Claro que mando, soy la mayor después de todo.

Cassius rió ante su respuesta, se recostó en la cama y le dijo:

-Solo por cinco minutos.

-Cinco minutos de gloria que siempre apreciaré. Ahora obedece a la mayor y descansa -ordenó Mal, mientras seguía dibujando en su cuaderno.

Cassius se preparó para cerrar los ojos y descansar. Miró la portada del libro y, al ver el título "Romeo y Julieta", lo escondió bajo la almohada. Se acomodó en la cama, descansando sus adoloridos ojos, pero recordó las palabras de sus amigos y de su hermana. Con una sonrisa en el rostro, se dejó llevar por el sueño y cayó en un profundo descanso reparador.