El cumpleaños Anthony era lo más esperado por la prensa rosa, a pesar de que el hombre no era un artista famoso como lo demás que desfilaban día a día en la revista de Danbury pero era un empresario popular y querido por la gente. Años atrás había tenido un pasado bastante promiscuo y libertino, pero todo quedó atrás cuando conoció a Kate. Anthony era ahora un respetable padre de familia y director de la empresa familiar. Este cumpleaños era especial por muchos motivos, pero principalmente porque uno de los grandes temores de Anthony era morir joven, como su padre, quien había fallecido a los 39 años… este año Anthony superaba la edad de su padre en esta tierra y con eso esperaba dejar atrás todos sus temores.
La temática era black & white y a pesar de que la fiesta contaba con más de 300 invitados, se trataba de los más cercanos a la familia y unos cuantos por compromiso. Penelope se considerada afortunada de seguir siendo cercana a ellos. Durante muchos veranos, cuando era una adolescente ella y su hermana Felicity, compartieron en la casa de campo Bridgerton junto a Eloise, Hyacinth y los demás hermanos, eran sus recuerdos más memorables, aunque entre ellos también se encontraba el más doloroso… no le gustaba pensar en ello, pero cada cierto tiempo venía a su memoria cuando un mucho más joven Colin Bridgerton prácticamente le gritaba a sus hermanos que nunca se casaría con Penelope Featherington, no era que nunca se casaría en absoluto, sino que nunca se casaría… específicamente con ella. Y sí, dolió mucho, pero se sentía orgullosa de la respuesta que le dio.
– Nunca he pedido que te cases conmigo –dijo desafiante– y nunca le he dicho a nadie que tengo interés de casarme contigo –finalizó.
Colin se deshizo en disculpas, pero el daño estaba hecho y su corazón, una vez más, estaba roto por ese joven encantador y atractivo.
– ¿Estás lista? –la voz de su hermana la distrajo. Felicity era su hermana favorita por lejos, la consideraba una versión mejorada de ella misma, más inteligente y más atractiva.
– Sí –respondió la pelirroja con una sonrisa. Para espanto de su madre solo ella y su hermana habían sido invitadas al cumpleaños.
Penelope había optado por un vestido negro largo con escote de corazón que dejaba ver de forma elegante parte de sus pechos, sobre sus hombros llevaba un chal transparente y alisaron su cabello dejándolo hacia uno de los lados. Su vestido era bastante sencillo, pero Jenny, su maquillista se había esmerado en su rostro.
– Estás preciosa –dijo la estilista con una sonrisa, orgullosa de su trabajo, aunque para Penelope solo haya sido un cumplido por compromiso, como siempre le pasaba.
– Me encanta –dijo Felicity apareciendo de pronto. Su cabello pelirrojo se encontraba tomado en un moño alto y esponjoso y su vestido blanco era ceñido a su estilizada figura, tenía un escote bastante profundo y algunas trasparencias con fondos de flores blancas, su maquillaje era sutil a diferencia del rojo que traía Penélope en los labios– estamos perfectas.
Penelope sonrió, sin duda Felicity era su hermana favorita y le agradaba tanto tenerla cerca como adoraba tener a sus otras dos hermanas bastante lejos. Despidieron a los estilistas y prepararon los últimos detalles mientras esperaban su vehículo.
– ¿Crees que haya mucha gente? – preguntó la más joven.
– 300 personas por lo menos.
– Con razón mamá estaba tan molesta que no la invitaran– dijo Felicity dando un último vistazo en el espejo.
– Tiene sentido, para el cumpleaños de la Sra. Bridgerton sí fue invitada, yo creo que Kate trató de hacer esa diferencia.
– Nosotras también estuvimos en ese cumpleaños –dijo Felicity con una risita.
La hermana mayor solo sonrió.
Cuando llegaron al lugar de la celebración se sorprendieron por la cantidad de prensa que allí había.
– Wow, sí que Kate se ha esmerado –dijo Felicity sorprendida– le preguntaré a Hyacinth si ya vienen en camino.
– De acuerdo– respondió Penelope un poco nerviosa y sin poder evitarlo recordó la pequeña conversación que había tenido con Colin a través de las redes sociales, donde finalmente le había prometido un baile para que él pueda escapar de las posibles presentaciones de su madre, porque claro, sin contarle directamente Colin daba por sentado que Penelope ya estaba al tanto de todo.
Ambas caminaron a través de la seguridad entregando sus invitaciones, para luego hacer ingreso por un sector más recatado. Ninguna de las dos eran asiduas a los flashes, de hecho, Felicity al igual que su hermana, disfrutaba del anonimato, aunque ella a través de las acuarelas mientras que Penelope lo hacía a través de la escritura.
Cuando ingresaron quedaron maravilladas con la decoración, había una mesa central, alargada y una serie de mesas redondas para no más de seis personas.
– ¿Con quien nos sentaremos? –preguntó Penélope revisando la lista.
– Hyacinth me ha dicho que nos han dejado en la mesa de los Bridgerton solteros –respondió mirando su celular– mesa 2 con ella, Eloise, George, Colin y nosotras.
– Fantástico –susurró Penelope entre dientes.
Detrás de la mesa alargada había una gran pantalla donde se podía visualizar a las personas que iban llegando y optaban por pasar por la alfombra roja.
Mientras los demás invitados hacían su ingreso, Penelope y Felicity se dedicaron a saludar a algunos conocidos y al parecer tenían razón, en cuanto a las invitaciones, muy pocos pasaban los 50 años.
El primero de la familia en hacer su ingreso fue Benedith junto a su esposa Sophie y sus tres hijos pequeños. Sophie se veía hermosa, aunque ya caminaba con dificultad por su avanzado embarazo. Benedith tenía experiencia con las masas, durante los últimos años había amasado buena fama y fortuna por sus pinturas. Pasos más atrás le seguía Daphne junto a su esposo Simon y sus cuatro hijos, quienes se notaban un poco menos cómodos que los anteriores y luego hicieron su ingreso Eloise, Francesca, Gregory y Hyacinth, junto a ellos, pero pasos más atrás y con la elegancia que la caracterizaba caminaba a paso lento la Sra. Bridgerton del brazo de Colin. Cuando la prensa lo vio llegar no dejó de fotografiarlo, era uno de los favoritos de la prensa rosa, ya que constantemente estaban buscándole una nueva pareja y Colin, bueno Colin se dejaba querer… y finalmente Anthony junto a su esposa Kate y sus tres hijos.
Penelope se maravillaba al ver como esa familia había nacido para brillar, Anthony posó junto a su esposa e hijos, junto a su madre, sus hermanos, sus sobrinos… se veían tan felices. Y lo más increíble de todo es que no lo estaban fingiendo, ellos realmente se querían.
– Mira, igual que nuestra familia –parece que Felicity le había leído la mente. Si bien su hermana nunca había sufrido los desprecios que Penelope sí, la joven estaba consiente que la menor de los Featherington tenía claro que el trato con su hermana muchas veces no era justo.
– Felicity – le reprochó, pero ella se sentía igual.
Cuando los Bridgerton hicieron su ingreso todos les aplaudieron con sinceridad, eran una familia muy querida.
– Está de locos – dijo Eloise llegando junto a su amiga. La mujer traía un vestido blanco suelto con volantes al frente, su cabello estaba tomado, pero caía con gracia en su espalda. Se veía hermosa.
– ¿Ven que estamos en la mesa de los solteros? Yo digo que debemos comenzar a beber ahora mismo –dijo Hyacinth con una sonrisa– wow Pen, te ves muy bonita.
– Que amable eres Hyacinth, ustedes se ven increíbles –respondió la aludida con una sonrisa. La menor de los Bridgerton vestía un crop negro y una falda ancha blanca de la cual subían unas pequeñas cadenas hasta sus hombros.
– Sí, sí, también te ves bien Felicity –agregó, antes de que su amiga comenzara a reclamar.
Justo en ese momento los meseros comenzaron a pasar con copas con espumante para realizar el brindis de rigor, las hermanas menores tomaron una copa y la bebieron de una vez tomando una segunda copa de inmediato.
– Hyacinth –le reclamó Eloise.
– Felicity – dijo Penelope al mismo tiempo. Como resultado ambas chicas se rieron y las dejaron solas.
Las mayores se miraron, sonrieron e imitaron a sus hermanas pequeñas, había tanta gente que era muy poco probable que alguien lo notara.
Anthony se aclaró la garganta y dedicó unas palabras de agradecimiento, recordó a su padre, honró a su madre y bromeó sobre sus hermanos, finalmente dejó unas palabras su esposa y sus hijos…
– … por lo mismo siento que no puedo pedir nada más esta vida. Mi amada Kate, fuiste la luz en mis momentos más oscuros y cuando creía no poder amarte más me convertiste en padre… quisiera con estas palabras demostrar lo mucho que te amo, pero siento que no le hacen justicia.
Penelope suspiró. Como le envidiaba.
Todos levantaron sus copas en señal de buena fortuna para el festejado, Penelope se volteó para decir algo a su amiga, pero no había rastro de Eloise, sin embargo, otro hermano Bridgerton le estaba haciendo compañía.
– ¡Pen! Veo que lograste terminar con todo tu trabajo –respondió Colin con una sonrisa, una encantadora sonrisa.
– ¡Colin! –respondió ella con una sonrisa sincera. Ambos se abrazaron por un momento antes de continuar la conversación, las últimas dos veces que Colin había estado en la ciudad no habían tenido oportunidad de verse, pero ambos mantenían una especie de contacto a través de las redes sociales. No es que hablaran a menudo, pero generalmente uno de los dos comentaba la historia del otro y eso daba pie para ponerse al día.
– Pen, te ves muy bien –dijo el hombre escaneándola con la mirada– y estamos a tono.
Penelope solo asintió. No podía haber existido una peor comparación para ella, era verdad que ambos vestían completamente de negro, pero ellos dos nunca estarían a tono. Colin era alto, fornido, guapo, extrovertido… encantador. Todo lo que ella no era.
– Si puedes tomarlo de esa manera –respondió en susurro.
– Hey ¿estás bien? Te vi durante el discurso de mi hermano y estuve a punto de traerte un pañuelo ¿es porque olvidó mencionarte? – agregó con una sonrisa burlona al momento que se comía un pastelillo ¿lo había traído con él?
– ¿En serio me lo preguntas? – y ante el silencio del hombre agregó– fue muy emotivo lo que dijo de todos ustedes, pero sobre todo de Kate.
– Sí, supongo. Ya sabes como es él, todo quiere hacerlo memorable.
– Lo siento, tuve una llamada de improviso –dijo Eloise llegando desde el otro lado del salón – entonces ¿Qué esperamos para beber?
Los dos asintieron y se pusieron a ello, el resto de la noche fue bastante amena, Penelope logró saludar al festejado y conversar con la Sra. Bridgerton que la adoraba y bueno, ella también, no le gustaba reconocerlo, pero le hubiese gustado que su madre fuese un poquito como ella.
La hora del baile no tardó en llegar, como era de esperarse Benedith y su familia se retiraron temprano, así también lo hizo Francesca y la señora Bridgerton junto a sus nietos Bridgerton y Basset, ya que Daphne y Simon deseaban compartir un rato más en la fiesta. Simon y Anthony eran viejos amigos, por lo tanto, era lo más natural.
Los jóvenes se encontraban bailando en la pista mientras Penelope y Colin se habían apoderado de una bandeja de mini empanaditas en un rincón mientras se reían de algunos invitados.
– No te olvides que me debes un baile –dijo Colin tal vez demasiado cerca de Penelope. La mujer solo asintió, ya tenía el alcohol en la cabeza y no se detuvo a pensar que ya no había motivo para bailar, puesto que la Sra. Bridgerton ya se había retirado, no había hecho ningún ademán de presentarle alguna pareja a Colin y de eso estaba clara porque el Bridgerton no se había despegado de su lado.
– Vamos ahora –le respondió dejando la servilleta que tenía en su mano y tomando la mano del hombre para llevarlo a la pista. Los demás Bridgerton ya se encontraban en la pista y se alegraron de verlos ingresar. Justo en ese momento comenzó a sonar I Wanna Be Yours de los Arctic Monkeys y Penelope podía sentir como se le salía el corazón cada vez que Colin la miraba. ¡Dios, como le gustaba ese hombre!
– Realmente te queda muy bien ese vestido –dijo Colin de pronto, susurrándole en la oreja. Y a Penélope se le erizó la piel, al parecer no era la única con el alcohol en la cabeza.
La celebración continuó hasta a avanzada la madrugada y los más jóvenes decidieron continuar la fiesta en la habitación de hotel de Colin.
– ¡Por nuestro hermanito mayor! – dijo Colin alzando una copa, sus tres hermanos le secundaron, ya habían perdido la cuenta de cuantas veces hacían hecho lo mismo esa noche.
– Creo que voy a vomitar –dijo George de pronto corriendo al baño.
– Siempre has sido un debilucho – respondió la menor de los Bridgerton con autosuficiencia. Sin embargo, luego de unas horas estaba en una situación similar.
– Pediré un taxi y nos iremos a mi casa – dijo Felicity mirando a su hermana.
– Tranquila, me iré con Eloise.
– De acuerdo – respondió. Tomando a Hyacinth con cuidado y saliendo de allí.
– Maldición creo que George se durmió en mi cama. Se supone que soy el más viejo y debería resistir menos –se quejó Colin dejándose caer junto a Penelope en el sofá – ¿y las chicas?
– Se han ido – respondió Penelope revisando el lugar – ¿Dónde está Eloise?
– En el balcón hablando por teléfono ¿has notado que está muy rara?
– Ahora que lo dices… sí – dijo Penelope pensativa – pero si fuera algo grave me lo hubiese dicho.
– ¿Segura? –preguntó Colin acercándose a ella. De hecho, estaba tan cerca que Penelope podía verle las marquitas de los ojos… esos hermosos ojos azules.
– ¿Sí?
– Todo muy divertido, pero ya me voy – dijo Eloise saliendo desde el balcón con rapidez y provocando que tanto Colin como Penelope saltaran del sofá.
– Me voy contigo –dijo Penelope buscando su chal.
– ¡No! – respondió Eloise, demasiado efusiva, incluso para ella – y-yo… lo siento voy para otro lado.
– Pero el taxi después puede…
– No voy en taxi ¿de acuerdo? Te contaré otro día… – y sin esperar el interrogatorio de Colin los dejó solos.
– Entonces llamaré un uber –dijo Penelope con tranquilidad.
– ¿Qué acaba de pasar? – preguntó Colin confundido, miró a Penelope pero esta estaba intentando digitar su dirección en el teléfono – ¿Pen?
– ¿Sí? – contesto ella sin mirarle.
– ¿Qué es lo que se trae mi hermana? Por favor no me digas que otra vez es algo ilegal.
– No lo sé Colin –dijo con suavidad, aun mirando su teléfono– vale, llega en siete minutos – agregó levantándose del sofá, pero Colin la detuvo.
– Claro que lo sabes, tú siempre sabes todo de ella. ¿No estará con un tipo casado o algo así?
– ¿Qué? Claro que no…– dijo para luego pensar– es decir, si fuera el caso lo sabría… ¿verdad? – finalizó sentándose nuevamente junto a Colin.
– Yo creo que no te cuenta todo… es como sí… – Colin se volteó para poder mirarla de frente– por ejemplo, tú y yo nos besáramos en este momento ¿se lo dirías?
– ¿Qué? – preguntó la mujer confundida. ¿Acaso Colin había hablado de un beso? – ¿Por qué estás hablando de eso? – preguntó.
– Y-yo no lo sé… fue lo primero que pensé cuando te vi… – dijo acercándose a ella sin poder evitarlo. Cuando la vio en ese vestido era como si la hubiese visto por primera vez, ¿era la misma que conocía hace tantos años? Y si así era ¿Cómo no lo había notado? Y después de bailar… de sentir su cuerpo tan cerca del suyo… bueno, debía ser el alcohol que le hacía pensar, sentir y decir cosas sin sentido, después de todo… era Penelope con quien estaba hablando.
– ¿En serio fue lo primero que pensaste? –dijo Penelope abriendo los ojos y acercándose a él.
– ¿Por qué es tan difícil de creer? – preguntó el muchacho aún más cerca de la pelirroja. Ahora podía sentir su aliento en su rostro.
– ¿Colin? – dijo Penelope en susurro – ¿Qué…
De forma casi sincronizada acortaron la distancia y se besaron suavemente, Penelope no lo podía creer… era exactamente como lo había soñado, no, era mucho mejor. Los labios de Colin se movían expertos por su boca y su lengua estaba impaciente por hacer un recorrido en la suya, la pelirroja aceptó gustosa la invitación a profundizar el beso mientras acariciaba el cabello y la espalda de Colin.
– Pen… – dijo Colin en susurro, besando el cuello de la chica y despertando otras sensaciones en ella al momento que ponía una de sus manos en sus senos.
– Colin –murmuró ella dejando que el Bridgerton de sus sueños la acercara a su cuerpo y continuara besándola.
¿Cuánto tiempo habría pasado?
Probablemente 7 minutos, porque ambos se separaron de golpe cuando el chofer del uber comenzó a llamar a Penelope con insistencia.
