Buenas tengan todos, espero que se encuentren muy bien. Les traigo un nuevo capítulo de este fanfic. Sin nada más que decir, empiezo ya.
Capítulo 31: Primera impresión.
De vuelta en la superficie.
Los Piratas Coliseo retornarían a Dressrosa con sus dos nuevos miembros y barco nuevo. Este hecho coincidía con la vuelta de la Familia Riku a su reino una semana después del Levely. Sin embargo, tan pronto regresaron, empezaron los problemas.
La carta de Rebecca sería encontrada por su padre quien, consternado, se dirigió hasta el Palacio Real a informar sobre el hecho. —¡¿Qué mi nieta se ha ido del reino?!— exclamó con preocupación Doldo III, llamando la atención de su hija y de su guardia más leal, mostrándose cada uno, sorprendidos por lo que Kyros les estaba diciendo. Doldo leería la carta, sólo para terminar más anonadado por la decisión que su nieta había tomado. Viola y Lepanto harían lo mismo, terminando tristes luego de leer el escrito. —¿Y ahora…que haremos?— preguntó Viola con mucha preocupación. —Puedo buscarla— respondió Kyros mientras se sostenía apoyándose en un estante. —Es muy peligroso Kyros, desconocemos a donde puede haber ido. Por lo que la única opción que tenemos en estos momentos, es hablar con…— —…la Marina— Doldo interrumpió a su hija con una respuesta que, desconociendo lo ocurrido, podría ayudarlos en su afán de encontrar a Rebecca. —Me comunicaré con ellos para saber en donde puede estar mi nieta.— —¿Y en caso de no ser así, Majestad?— Lepanto preguntó a Doldo. —Le pediremos a los Tontattas que nos ayuden— afirmó Doldo dejando pensativo a Kyros, ya que, a sus ojos, la Marina fue inútil e inservible en su lucha por liberar Dressrosa, pensando muy para sus adentros que es una estrategia de su suegro para saber si se puede confiar en una organización que, fue responsable directo e indirecto de que su país se sumiera en el terror del apodado Joker. Tanto Viola como Lepanto, algo extrañados y confundidos, aceptaron la idea de Doldo III, esperando con esto, una respuesta. Mientras tanto, en una casa cercana al taller de jolly rogers de Bellamy, los Piratas Coliseo descansaban luego de una expedición larga. Sin embargo Loi, quien se encontraba sentada mirando el cielo, recordaba todos los momentos que vivió con sus ya, fallecidos amigos. Lamentando no tener la fuerza suficiente para salvar a sus amigos, por lo que sus lagrimas no tardaron en salir. Su tristeza era evidente, llegando al punto de agarrar una navaja que se encontraba cerca de uno de los muebles de su alcoba. Colocándola en el lado derecho de su cuello, teniendo la intención de terminar con todo; cuando, sin abrir la puerta de su habitación, Poppy la estaba llamando. Loi escondería el afilado objeto debajo de su cama, solo para caer torpemente al suelo, al tiempo que la kuja abría la puerta. —Loi, ¿no me has escuchado?— preguntó Poppy a su aprendiz. —Lo siento, he estado pensativa— —Esta bien, ven, vamos a comer— —Maestra Poppy— —¿Si?— —¿Qué es la muerte?— Poppy quedaría sorprendida al oír a su pupila decir algo así. —Loi…No…No sabría explicarlo— acertaría Poppy como respuesta a la pregunta hecha por su alumna. —Lo único que puedo decirte es que…no pienses en eso. A mi me duele que nuestros amigos murieran por salvarnos y nosotras no éramos rivales para ese sujeto. Pero en cuanto estemos mejor anímica y emocionalmente, nos prepararemos para cuando llegue ese momento— concluyó Poppy. —Si maestra— respondió con una pequeña sonrisa Loi sin ocultar su tristeza aun por la pérdida de todos sus compañeros de viaje. Ambas bajarían al comedor donde los demás estaban por empezar a comer.
Mientras tanto, en Sabaody.
Mirabella llegó con Nojiko hasta la entrada de un puesto móvil de la Marina. —Bien, ya sabes lo que tienes que hacer.— —Si— —Recuerda. En tres días celebraran un banquete donde presentaran las adquisiciones, ya sabes que hacer.— Tras lo dicho, Mirabella se aleja del lugar dejando a Nojiko. Esta última viste un atuendo de la Marina confeccionado para ella, con el rótulo de Comodoro Bellmère, ingresando al puesto móvil. —¿Quién es u…? ¡¿Comodoro?!— el reclutador se asusta mientras intenta preguntarle que estaba haciendo allí. —Me enviaron aquí por un asunto referido a un evento posterior al Levely que se va a desarrollar en Tierra Santa— respondió Nojiko forzando su voz para sonar más autoritaria. —S-si. Es por aquí, venga conmigo— dijo el alférez al tiempo que acompañaba a la Comodoro. Llegarían hasta un puesto de la Marina que poseía un barco que tomaba rumbo hacia Mariejoa. Los oficiales, al ver a la Comodoro, ni se preguntaron quien era, sólo cedieron paso para que ingresara. Tras unos minutos, el barco zarpó hacia el puesto de las bondolas.
Mientras tanto, en Mary Geoise.
—San Charlos, ya no tiene de que preocuparse, esta fuera de peligro. Solo deberá descansar y estará como nuevo.— El médico se iría tras lo dicho. San Charlos tenía la cabeza completamente vendada, la misma se aplanó debido al ataque combinado de Leo y Sai.
Flashback:
Era el cuarto día del Levely, Saint Charlos intentaría capturar a Shirahoshi una vez más, haciendo uso de un esclavo mucho más grande (debido a que Kuma, su esclavo más grande, había sido liberado por el Ejército Revolucionario, siendo llevado por estos últimos). En esta ocasión, Rebecca no estaría con ellos (debido a lo ocurrido con Rob Lucci), desatando la preocupación de parte de Leo.
Vivi: —Deja en paz a mi amiga.—
Charlos: —Tu no me dirás lo que no debo hacer.—
En ese momento, y aún con el caos producto de la invasión del E.R., Lucci llega con un corte en su traje y con restos de enredaderas en su cuerpo.
Vivi: —/Oh no, ya no habrá manera de impedir que ese noble se lleve a mi amiga/—
Leo: —Oye tu, ¿Qué le hiciste a Rebecca?—
Lucci: —…—
Charlos: —Buen trabajo, Cipher Phol.—
El cumplido de Charlos hacía Lucci desató la sorpresa de todos. Vivi taparía su boca intentando no gritar pero con sus lagrimas cayendo a cantaros. Mansherry empezó a llorar, también tapando su boca para no ser oída. Shirahoshi, con las cadenas en su cuerpo, empezaría a llorar descontroladamente por su situación y en las palabras de Charlos, provocando que este sacara su pistola y le disparará a su cola de sirena, empezando a gritar descontroladamente. Debido a la acción cometida por el Noble y Lucci, Leo se lanzaría con toda su rabia y frustración hacia el agente, pero siendo derribado por los escoltas de Charlos. Sai saltó en su ayuda, desatando un breve combate con los custodios y esclavo de Charlos. Lucci, de forma imperceptible, tomaría a Vivi de la cintura y, tan rápido como se movió, se llevaría a la princesa lejos de todo, dejando caer esta última a Mansherry, quien se golpeo el cuerpo. Sai rescataría a Leo, ayudándole este último a vencer a los custodios y esclavo, venciéndolos rápidamente y, en un ataque combinado, golpearían a Charlos en su cabeza, aplanándola.
Sai: —Si tocan a uno…—
Leo: —…atacamos todos.—
Sai: —Por que…—
Leo: —…nosotros somos…—
Sai y Leo: —¡¡¡LA GRAN FLOTA DE SOMBRERO DE PAJA!!!—
Mansherry, de forma tímida, frotando su brazo derecho, pero alegre, saltó de emoción evitando que Leo la viese.
Shirahoshi: —¿Luffy-sama tiene una flota?—
Dicha pregunta sería respondida con Sai y Leo asintiendo con la cabeza, con una sonrisa dibujada de par en par. Shirahoshi vería indirectamente su ayuda llegar con Mjosgard, quien iba delante de los hermanos de la sirena gigante. Mjosgard llegó a la escena.
Mjosgard: —¿Qué ha pasado aquí?—
Leo señalaría la herida de la princesa sirena provocada por el disparo del Noble. Sus hermanos llegarían al sitio y, viendo a su hermana encadenada, la desataron. Mientras Sai y Leo le explicaron a Mjosgard lo ocurrido, este último no castigó a los dos piratas.
Charlos: —Lo pagarás caro, Mjosgard.
Fukaboshi: —Shirahoshi, vámonos. Este sitio no es seguro para ti.
Los hermanos de Shirahoshi se la llevarían a otro sitio para que estuviese segura.
Fin del flashback.
Mientras, en el calabozo subterráneo de la casa de Saint Rosward.
Conis, Fillonce y Reiju tenían un aspecto más deplorable y descuidado que cuando fueron traídas allí. —Estoy agotada…Tengo hambre y mucha sed— dijo Conis con un tono melancólico. Su cabello seguía siendo el mismo, pero lucia más apagado y grasoso; su cuerpo presentaba síntomas de desnutrición leve, con marcas de azote entre el torso y la espalda, teniendo la marca de los Dragones Celestiales puesto en su glúteo derecho. Fillonce se encontraba en la misma condición que Conis, con la diferencia de que la marca la tiene en la parte inferior de su abdomen. Su aspecto era terrible, ya que estaba desnutrida pero a un nivel alarmante, teniendo su piel pegada al cuerpo, con heridas y ulceras, producto del nulo o mal cuidado en el que se encontraba. Reiju era la más cambiada, ya que su cabello corto, similar al de su difunta madre, ahora era largo pero muy desaseado; su cuerpo, al ser modificado, no presenta cambios metabólicos, sólo teniendo, al igual que las demás, heridas de azote en todo el cuerpo, con el sello de los Tenryuubito en la espalda. Ninguna llevaba ropa puesta y estaban encadenadas de pies y manos por separados. —Ya no…quiero…estar aquí— dijo Fillonce forzando su voz. —No Fillonce, no fuerces tu voz, se puede romper— dijo Conis con preocupación. —Conis, ¿tienes… agua?— dijo Reiju con voz entrecortada. —Si— —Dáselo a Fillonce para que beba— —Sí— Conis le da un cuenco de agua a la sirena, esta última tomando un poco su contenido, aclarando un poco su voz. —Gracias chicas— agradeció Fillonce. —No tienes por que agradecerme. Fue Reiju la de la idea— —No es necesario, sólo debemos estar atentas ante cualquier hecho que pueda ocurrir allí fuera— —Espera, quieres decir que, ¿has oído algo?— —Si. Dentro de unos días, harán un evento donde presentaran todas las nuevas adquisiciones de los Nobles, entre las que estaremos nosotras. Es allí donde buscaremos escapar— —Pero Reiju, yo no tengo piernas y no tenemos la suficiente fuerza como para llegar hasta las bondolas.— Las palabras de Fillonce hicieron que el pequeño optimismo que la apodada Veneno Rosa tenía, se fuera por los suelos, empezando a llorar amargamente. —Por que…por que, ¡por que, por que, por que…!— —Perdón Reiju, yo también quiero irme, pero no tengo otra manera de moverme más que mi cola. Por lo que no podría seguirles el ritmo.— El ambiente del sitio y los ánimos de las tres estaban por los suelos, sólo un milagro las sacaría de allí.
De vuelta en Tartesia, en el cuarto tras la puerta blindada.
El dúo se encontraba contemplando todo el lugar siendo el mismo un cuarto con camas acomodadas de lado a lado y en el exterior de la habitación todo era oscuro, visualizando en el techo un mar de estrellas y galaxias, dándole un aspecto único; su suelo era de obsidiana tallada con numerosos patrones y grabados. —Esta es la Sala Cósmica, el tiempo que aquí pasen les dará una fuerza imparable. El mismo pasará rápido equivaliendo al año la hora entrenada— dijo Petra mientras tomaba asiento con taza de té en mano. —¿Y para que estamos aquí?— preguntó Usopp con incredulidad. —Quiero ver vuestro desempeño en un enfrentamiento entre sí— respondió Petra mientras tomaba su té. Ambos se miraron con sorpresa. —¡¿Enfrentarnos?!— —Si— respondió Petra con seguridad. Tal afirmación los dejo asombrados quienes, sin muchas opciones, sacaron sus armas. —Tómalo como un primer entrenamiento, Rebecca— —Si, Usopp—. Midieron distancia para que cada uno tuviera el mejor panorama del otro. —Capitán no se contenga, se de lo que es capaz— dijo Rebecca con una sonrisa juguetona. Usopp tragó saliva. —No te preocupes Rebecca. ¡Yo soy Usopp, un valiente guerrero del mar! Y no me asustaré tan fácilmente.— Aunque sus palabras intentaban sonar con confianza, la seriedad en la mirada de su tripulante le hacían sentirse nervioso.
Con una leve inclinación de cabeza, Rebecca fue la primera en moverse. Su velocidad era impresionante, acercándose a Usopp en un par de pasos ligeros. Usopp, previendo el movimiento, disparó un proyectil con su tirachinas cargado con Namari Boshi (Estrella de Plomo) justo al frente de Rebecca, pero ella lo esquivó fácilmente con una pirueta lateral. Con su espada desenvainada, Rebecca realizó un rápido golpe ascendente.
Usopp rodó hacia un lado, evitando el filo por poco, y disparó otra ráfaga, esta vez una bola de humo. —¡Estrella de Humo!— gritó, creando una densa nube alrededor de ambos.
Rebecca detuvo sus movimientos dentro del humo, sabiendo que avanzar a ciegas sería peligroso. Usopp, por su parte, aprovechó la oportunidad para esconderse en la distancia. A través de la niebla, su voz resonó: —No puedes verme. Lerolero…—
Sin embargo, Rebecca, con su entrenada percepción de gladiadora, cerró los ojos por un segundo y escuchó los movimientos de Usopp. Apenas oyó un pequeño crujido del suelo bajo sus pies, lanzó una estocada en esa dirección. Usopp, asustado, apenas logró saltar hacia atrás, evitando por milímetros la punta de la espada.
—¡No me dejas opción!—, gritó Usopp desde la lejanía. —¡Hissatsu Kayaku Boshi!— (Estrella de Pólvora). Disparó un proyectil que explotó en una pequeña llamarada cuando pasó cerca de Rebecca, forzándola a retroceder un par de pasos. Aunque el ataque no la alcanzó directamente, el impacto del calor la hizo entrecerrar los ojos.
Rebecca aprovechó la breve pausa para correr en zigzag hacia él, moviéndose con agilidad entre cada disparo de Usopp. —Tu puntería es buena, pero no puedes seguirme el ritmo—, dijo con un tono desafiante, acercándose cada vez más.
Justo cuando parecía que Rebecca lo alcanzaría, Usopp sonrió de manera traviesa. —Eso es lo que querías que pensaras. ¡Midori boshi: platanus shurikens!— Con un giro rápido de su muñeca, lanzó varias pequeñas estrellas filosas que volaron directamente hacia Rebecca.
Con reflejos rápidos, ella levantó su espada para bloquear las estrellas. El sonido del metal chocando resonó con eco en el lugar. Pero lo que Rebecca no esperaba era el siguiente movimiento de Usopp: —¡Dial de destello!— Desde su mano, un poco de luz la cegó, retrocediendo unos metros hacia atrás.
Rebecca, aunque sorprendida, se recuperó rápidamente. Agarrando con firmeza su espada, corrió hacia él de nuevo, pero esta vez no con la intención de atacar directamente. En su lugar, con su habilidad para leer movimientos y su gran velocidad, se deslizó por el suelo a último momento, pasando por debajo de otro proyectil de Usopp.
Antes de que él pudiera reaccionar, Rebecca se puso de pie justo detrás de él y le lanzó un golpe suave con el borde plano de su espada, lo suficientemente fuerte como para desequilibrarlo. —Con esto será suficiente. Jeje, gané— comentó con una sonrisa.
Usopp, ahora tambaleándose, rodó por el suelo para crear distancia de nuevo. Con la respiración entrecortada, se levantó una vez más. —¡Esto no ha terminado!— Tomó un dial de su bolso y apuntó el mismo hacia Rebecca. —¡Dial de viento!— el objeto expulsa una gran cantidad de aire que termina chocando en el rostro y cuerpo de Rebecca, quien debido al impacto, queda obnubilada y atónita, sin presentar ninguna respuesta, tirando su espada en el proceso. Usopp se acerca, percatándose que su colega no responde, aunque sus ojos están abiertos, por lo que el tirador lanza su liga de goma a la cabeza de la gladiadora, despertándola del trance. —Oye Rebecca, tu espada— Rebecca ve su espada en el suelo y no la levanta. —Tienes razón, Usopp. Eres muy ingenioso. Has ganado esta vez— dijo entre sacudones. Usopp, jadeante y sudado, dejó caer su tirachinas con una gran sonrisa en su rostro. —¡Lo sabia! ¡El gran Usopp siempre gana!—
Rebecca le devolvió una sonrisa cálida. —/He hecho lo correcto. ¡Seré tan fuerte como el Capitán Usopp!/— pensó hacia sus adentros.
Petra se levantaría de su silla. —36 minutos. Sois realmente buenos. Aunque lo primordial será que posean una fuerza y nivel más allá de todo. Para ello deberéis…— —Hasta que te encuentro Petra. Pensé que te habíais extraviado— una voz resonó en la sala, tratándose de una mujer alta con cabello largo rojo, pupilas rojas y piel morena. Llevaba solo una bata amarilla con dibujos de soles rojos en sus mangas, teniendo su torso descubierto, dejando ver que sólo llevaba puesto una braga de color granate. Cargaba consigo una taza transparente con té en su interior. —¿Quiénes sois vosotros?— dijo la mujer mientras bebía un poco de té. —Dejadme presentaros, el es Usopp (señalándolo) y ella es Rebecca (señalándola). Ellos son los que liberaran Tartesia del poder de la Hermandad Abisal.— La mujer dejó de beber por un momento. —Con que liberar…— La misma dejaría su taza en una cómoda dentro del cuarto. —Bien. En ese caso, debo presentarme como es debido. Mi nombre es Marajavari, pero podéis llamarme Mara. Soy la soberana del fuego y por lo visto han de estar listos para lo que os espera— dijo la mujer atando vagamente su bata. —¡¿Para lo que nos espera?!— preguntó Usopp con nervios en su voz. —Antes que os alarméis, debo de poneros al corriente de lo que ha pasado en Tartesia.—
—[Tartesia durante siglos fue gobernada por varias familias reales a lo largo del tiempo de su existencia. Hace 800 años la familia reinante era la familia Hannequin, quienes se enfrentarían al Gobierno Mundial buscando vengar a sus aliados: El Gran Reino. Sin embargo, durante la guerra intervino una entidad desconocida llamándose así misma el Senado Celestial. Para ese momento la tecnología de Tartesia era tan avanzada que incluso superaba las leyes del mundo, algo que el Gran Reino intentó replicar, apenas logrando alcanzar un 25% de todo ese avance. Pese a ello, el Senado ayudaría al Gobierno Mundial, librando una guerra que duró 400 años en donde la familia Hannequin, por sueños proféticos de uno de sus miembros, decidieron abdicar y dejar el reino en manos de la dinastía Had'es, responsables del desarrollo militar, tecnológico y científico del reino, 200 años antes de culminar el conflicto. El Senado, por medio de un selecto grupo, busco conspirar y destruir al reino desde adentro. La llamada "Operación República" comenzó con deponer al rey de ese entonces: Salomón de la dinastía Had'es, por hacer uso de los textos arcanos para preservar la historia del Gran Reino, considerando dicha acción como inmoral. El grupo convenció a las altas cúpulas para destituir al monarca, entre ellas el clero. Esto trajo una guerra civil dentro del reino, que derivo en un cataclismo de proporciones nunca vistas. Tal fue el desastre que el Gobierno Mundial, por medio de los Caballeros Sagrados y el Senado, invadieron Tartesia con la intención de destruirla. Como Soberanos intervenimos, pero el conflicto se llevo consigo muchas vidas. Bartos, el Soberano del aire murió en batalla, con su cuerpo destruido en el proceso. Tsurumi, la Soberana de la tempestad también sucumbió, al igual que Runali y Egia, Soberanas de las plantas y agua respectivamente. En el conflicto quedamos Freya, Soberana del hielo, yo y Petra. Hicimos el más grande de nuestros esfuerzos, pero no pudimos ganar. Nuestro rey tuvo que escapar a la superficie, diciendo que partiría para volverse más fuerte y buscar recuperar el reino. Debido a esta decisión, Freya se aisló de todos nosotros, estableciéndose en sus aposentos, llamado el Jardín Nuuk. Mientras Petra y yo decidimos escondernos debido a que nuestros santuarios fueron destruidos durante el conflicto. El grupo pasó a llamarse Hermandad Abisal, estableciendo una república en todo el territorio, apoyados por el clero, con respaldo indirecto del Gobierno Mundial. Hubieron varios intentos por derrocar a la organización, pero no fueron fructíferos.]—
El soberano de la tierra, luego de escuchada la historia, siguió con su parte antes de la interrupción —En el proceso evalué sus capacidades y he de decir que vuestras voluntades son óptimas y fuertes— dijo Petra con severidad.
—¿Nuestras…voluntades?— dijeron Usopp y Rebecca al unísono. —Las voluntades son algo importante en este mundo. Cuan mayor sea la voluntad de un ser, mas poder bruto como imaginario tendrá. Las antiguas fuerzas de elite leales a su Majestad tenían un entrenamiento en base al Arman, un tipo de energía que sólo lo poseen los tartesianos, pero que es obtenible por cualquier ser vivo de la superficie, mediante el mismo y, midiendo la ambición del entrenado, despertará el Arman, teniendo poder en bruto y escalando hasta llegar a someter a otros con solo activarla, modificando el entorno a merced del usuario.— Petra toma asiento en una de las sillas del cuarto mientras Mara continua hablando. —Por lo general, el Arman se combina con una fruta demoniaca cristalizada, estas siendo diferentes a las que se encuentran en la superficie, ya que el usuario tendrá la capacidad de nadar siempre y cuando se tenga el Arman despierto. En sí las frutas demoniacas en Tartesia son creadas producto de la imaginación de las personas, siendo los niños o seres con un grado de inocencia en su alma los únicos capaces de hacerlo.— Mara muestra el aspecto de una fruta en Tartesia, siendo muy diferente a una fruta del diablo convencional, la misma es un cristal con la forma del objeto al cual la persona imagina. —¿Hay una manera de obtener esas cosas?— preguntó Usopp con interés. —Hay una manera de obtenerlas, pero ¿queréis escucharla?— respondió Mara con seriedad, buscando intimidar al dúo. —Sí— respondió Rebecca con seguridad. Dicha respuesta dejó sorprendida a Mara quien, suspirando, empezó a hablar de la manera de obtener dos de ellos.
De vuelta en la superficie, en cierta isla cercana.
—¿Dónde…estoy? ¿Estaré…muerto?— se preguntaba Wiper mientras intentaba levantarse, pero el dolor se lo impedía. Más adelante, la puerta se abriría con una persona ingresando tras ella. —Vaya, has despertado. ¿Cómo te ha sentado el sueño?— dijo una voz mientras cruzaba la puerta. La persona que había cruzado el umbral de la habitación era nadie mas ni nadie menos que Marco, uno de los más leales hombres del fallecido Barbablanca. —¿Qué clase de lugar es este?— preguntó Wiper alarmado. —Tranquilo, te encontré apoyado en una roca y, como aun respirabas, te traje conmigo a la Isla Sphinx para que puedas recuperarte— respondió Marco con total tranquilidad. Las palabras tranquilizadoras del fénix alarmaron aun más a un inmutable y, siempre serio Wiper quien, sin pensarlo, se levantó con las pocas fuerzas que tenía a disposición para salir de esa cabaña. Al apoyar sus pies en las tablas del suelo, un fuerte chirrido se oyó en sus huesos, cayendo al piso con un dolor indescriptible. —Te dije que debes recuperarte pero aquí estas, intentando salir.— —Debo ir a por ese idiota— la respuesta de Wiper intrigo al médico. —¿Un…idiota?— —Si, una persona fue la responsable de asesinar a la mayoría de mis compañeros de tripulación— —¿Podrías describirme al sujeto?— Wiper le describe las características que recuerda de Hawkins. —Ya veo. En tu condición no me atrevería a ir hasta allí, pero si tanto deseas vengar a tus amigos, puedo ayudarte.— dijo Marco con seriedad. —No me importa si muero allí, quiero venganza— —Esta bien, esta bien. Aguárdame un momento.— Marco adopta una parte de su forma zoan y, con su ala, toca el cuerpo del shandiano, empezando este último a sentir como su cuerpo empieza a recuperarse gradualmente, hasta que el dolor desaparece, pudiendo deshacerse de los vendajes fácilmente. —Recuerda, no lleves tu cuerpo al límite, de lo contrario, no podrás recuperarte jamás. ¿Me has entendido?— —Si, lo entendí— respondió Wiper tras el consejo del fénix, con ambos preparándose para un evento sin proporciones.
De vuelta en Tartesia.
—Así que…¡¿iréis por rutas separadas?!— preguntó Dora mientras carga una vara con dos amuletos grandes a su espalda, cada uno posicionado al extremo de los dos lados. —Si. Petra nos ha dicho que si queremos ser fuertes y entrenar con el, primero debemos traerle a Mara dos cristales; pero están en sitios diferentes. Por lo que tanto yo como Rebecca nos separaremos cuando hayan dos caminos— respondió Usopp mientras observaba hacia delante, buscando no desviarse. Pasado un rato, llegan hasta una planicie, que se divide en dos tramos diferentes. —¿Aquí nos separamos…Capitán?— observa Rebecca ambos tramos. —Si, pero antes de eso debemos elegir que camino tomaremos— Usopp saca una moneda belly de la pequeña bolsa de berries que allí tenía. —¿Cual eliges?— pregunto Usopp. —Cruz— —Entonces, yo elijo cara.— —¿Para cual de los lados, Capitán?— —Eh…para el izquierdo. Se ve más tranquilo.— —Vosotros dos, si que sois unos niñatos— Usopp lanza la moneda, expectante; mientras Rebecca observa caer la moneda. La misma cayó mostrando…cara, Usopp había ganado. —¡Siii! No te preocupes Rebecca, terminaré lo más rápido y te ayudaré— dijo Usopp mientras agarraba la moneda y se preparaba para ir hacia el camino izquierdo. —Capitán.— —¿Si?— —¿Nos encontraremos aquí?— —S-si, te esperaré aquí; pero, ¿estarás bien?— preguntó Usopp con preocupación, a lo que Rebecca respondió con determinación. —Si. Debo demostrar por que soy su tripulante.— Dichas palabras llenaron de ánimo a Usopp, con una Dora golpeando su cara con la mano, en una clara señal de vergüenza. —Ten cuidado, Usopp.— —Lo tendré, Rebecca.—
Ambos separan sus caminos, tomando direcciones opuestas, con una Dora yendo hacia donde iba Rebecca y un Usopp caminando con seguridad, con nervios a fin de cuentas.
¿Qué les depara el destino? Es algo que sólo uno mismo sabrá.
CONTINUARÁ….
