Día 3 Bad Tōman Time Line
Por indicación de Kisaki, todos se habían marchado, claro, todos los que habían sobrevivido.
El hecho de tener un soplón en la organización y no saber de quién venía el golpe había hecho que Kisaki tomará la decisión de purgar a los altos mandos a los únicos que había dejado ir sin problemas era el dudo KokoInu y el actual jefe de estos, Hakkai Shiba, pues era a quienes más checaditos tenía y efectivamente, eran los que menos sospechosos eran.
El rubio subió al auto, del lado del conductor, Kokonoi por el lado del copiloto, Hakkai como patrón en la parte de atrás, Inui encendió el auto y emprendió así el viaje de regreso, no había nada que añadir, dejaron a Hakkai en el edificio en el que este vivía con su hermana, para seguir ellos rumbo al edificio donde vivían.
En el departamento estaban Inui y Kokonoi, no era que les asustara que Kisaki les mataste, al final del día, ellos eran perfectamente conscientes de que estar en una organización delictiva era lo que conllevaba, por otro lado, Kokonoi era quien llevaba el control total de las finanzas de los Black Dragon y por ende las de Tōman.
—¿Quién crees que sea el soplón? — Preguntó Inui una vez que se decidió a terminar con el silencio incómodo que se había posado en el departamento que compartía con el que había sido su amigo desde la infancia.
Kokonoi se tiró al sofá. —¿Realmente quiere hablar de eso? — No sabía que era lo que le irritaba más, si el hecho de que la policía les respirara en la nuca o que Inui estuviera hablando de ello en la que ahora era su hogar, porque sí, vivían juntos, aunque no sabía exactamente cómo.
¿Eran pareja?
Dormían juntos y muchas veces no sólo dormían.
¿Eran amigos?
Sí, se conocían de pequeños y habían estado juntos, eran como uña y mugre. Pero, los amigos como tal no se besaban, mucho menos terminaban enredados en la cama susurrando y gimiendo el nombre del otro, ¿o si?
¿Qué significaban el uno para el otro?
Y ahí fue donde la puerca torció el rabo, porque no sabía exactamente que responder a eso, de su parte, Inui era su mejor amigo, su confidente y el único con el que podía soltar su fachada de molesto, también le generaba sentimientos que un tiempo le provocaba Akane, la difunta hermana de Seishu, pero…
¿Qué era él para Inui?
Seguramente sólo su amigo, y quizás… solo alguien con quién podía quitarse las ganas… En el peor de los casos, Inui sólo aceptaba sus besos, caricias, se entregaba a él por mero agradecimiento, o incluso por arrepentimiento de haber sido a él a quién sacará de la casa aquella vez.
Y ahí es donde dolía, la sola idea de que Inui no sintiera lo mismo que él le pesaba demasiado.
¿Estaba enamorado de él?
Esa era la pregunta más difícil, porque si la respuesta era no, entonces estaría de cierta manera obligando a Inui hacer cosas que realmente no quería solo por culpa o agradecimiento, por otro lado, si la respuesta era sí, entonces era mortal la noción de que no fuera correspondido.
Inui miró que el pelinegro parecía perdido en sus pensamientos. —¿Koko? — Llamó esperando obtener respuesta.
—¿Qué he estado haciendo todo este tiempo? — Se preguntó mientras trataba de darle nombre y sentido a todo, al igual que otras veces, porque seguía siendo incapaz de llegar a una respuesta concreta.
—¿Koko, me estás oyendo? — Se acercó al contrario, notando que el otro estaba completamente absorto.
—¿Será bueno hablarlo con él para dejar todo en claro? — Siempre posponía el tocar el tema, porque hablar de "sentimentalismos" como él decía, implicaba sacar el tema del incidente en casa de los Inui, y por ende remover heridas en el rubio, y no quería seguro lastimando al chico más de lo que ya le estaba lastimando.
Inui frunció levemente el ceño, le molestaba demasiado que Kokonoi le ignorará, siempre le molestaba aquello, desde niños, sólo que, a diferencia de aquellos años, ahora sabía cómo recuperar la atención del contrario. —Si vas a seguir ignorándome… atente a las consecuencias… — Susurró para sí mismo, acercándose al otro, hincándose frente al otro para reclamar los labios ajenos como solía hacerlo desde hacía años.
Kokonoi abrió los ojos con sorpresa, no era, y ni sería la primera ni última vez que podía disfrutar de los besos de Inui, sin embargo, no podía evitar sorprenderse ante aquella acción del rubio, más porque justo en ese momento estaba debatiéndose por lo que sentía por él.
—Inu…pi… — Susurró apenas sus labios fueron liberados por el rubio.
—Deja de ignorarme. — Susurró acunando el rostro de Kokonoi entre sus manos.
Kokonoi miró aquellos orbes verdes, no había rastro de su usual o inexpresividad, todo lo contrario, había una calidez y una preocupación genuina. —Inupi… — Ahora era él el que reclamaba los labios del contrario, pero no era el típico beso posesivo que usualmente le brindaba, sino uno más lento, temeroso, como si temiera que aquel beso asustara o ahuyentará al chico.
El beso no cambió de ritmo, siguió siendo lento, pero no por ello, las manos de ambos se quedaron quietas, de forma lenta ambos buscaban deshacerse de las prendas superiores del otro.
—Te amo… — Un susurro mutuo que hizo que ambos se detuvieran y se mirarán fijamente, no había sido algo salido por un "momento de calentura", y de hecho, ni en sus momentos más cegados por el placer se habían dicho eso. —Lo digo en serio. — Otra vez, una frase al unísono, con el mismo tono, uno cargado con sinceridad.
Kokonoi sintió los ojos arder. —Inupi, es totalmente enserio, estoy enamorado de ti desde hace años, de verdad te amo y… — Su frase quedó cortada ya que Inui había sellado sus labios con los propios.
—Perdón… — Aquella disculpa le supo ligeramente mal a Kokonoi. —Yo… siempre hago lo mismo, espero a que las cosas se pongan mal para decir lo que siento, perdón por eso. — Aclaró. —Koko… perdón por no decírtelo antes, estaba asustado.
—¿De qué? — Hasta él sabía que la pregunta era estúpida, intuía muy bien cuál era el miedo de Inui.
—Yo… temía que no fuera correspondido… — Admitió una parte.
Kokonoi abrazó a Inui. —No eres un reemplazo de Akane. — Soltó de tajo, quizás no era el momento adecuado, pero no quería seguir posponiendo aquello. —No veo a ella en ti, no es a ella a la que he amado todos estos años, a quien beso es a Seishu, a quien le he robado besos desde la secundaría es a Seishu, a quien siempre abrazo es a Seishu, por quien me preocupo por sus imprudencias es Seishu, a quien me encanta abrazar es a Seishu, a quien amo y con quien quiero estar… — Se separó un poco, sólo para poder verle directo a los ojos. —Eres tú, Seishu.
Los ojos de Inui se aguaron y una pequeña lágrima salió de ellos. —Perdón por arrastrarte a todo esto. — Entre las culpas de Inui, estaban el hecho de que Kokonoi terminará metido en pandillas y ahora en una organización criminal de alto calibre.
El contrario negó suavemente con la cabeza, y volvió abrazar al rubio. —Si tenemos que irnos al infierno… lo haremos juntos, ¿de acuerdo? — Besó de nuevo a Inui, recibiendo un asentimiento por parte de este.
