Esta obra es una creación original y está protegida por derechos de autor. Los personajes y elementos del universo de Fairy Tail pertenecen al autor mangaka Hiro Mashima


Fairy Tail

Our Blue and White Bond

Capítulo 2: Primeras Complicaciones


Han pasado varios meses desde que Happy y Carla formalizaron su relación. Juntos han navegado por las complejidades del día a día, encontrando un equilibrio en su vida compartida. Sin embargo, como es natural en cualquier relación, los primeros problemas están comenzando a surgir...


Había pasado un tiempo desde que Carla aceptó ser la pareja de Happy. Aunque al principio la decisión la llenó de incertidumbre, su relación había florecido. Sin embargo, en los últimos días, algo dentro de ella se había vuelto cada vez más difícil de ignorar, una sensación de inquietud que no la dejaba en paz.

Desde el principio, siempre había sido Happy quien llevaba la batuta, quien tomaba los pasos importantes para avanzar en su relación. Él era el optimista, el soñador, el que siempre encontraba razones para seguir adelante, incluso en medio de las discusiones más difíciles. Happy era el que se disculpaba primero, el que extendía una mano cuando parecía que todo podía desmoronarse. Esa era su naturaleza. Siempre había sido así, desde el momento en que se conocieron.

Carla, en cambio, se encontraba observando, una espectadora silenciosa de sus propios sentimientos. A veces, se sentía atrapada entre lo que sabía que debía hacer y lo que realmente podía ofrecer. Desde fuera, parecían una pareja funcional, pero por dentro, Carla sentía una lucha constante. Su mente se llenaba de preguntas, preguntas que no podía responder: ¿Cómo había llegado hasta aquí? ¿Por qué aceptó estar con alguien tan distinto a ella?

El recuerdo de la propuesta de Happy aún la hacía sonrojarse levemente, aunque ahora la sensación que la envolvía era diferente. En ese entonces, había sido la sorpresa lo que dominaba, el desconcierto de abrir su corazón cuando había pasado años ocultándolo tras una barrera de indiferencia. Pero ahora, lo que sentía era frustración. ¿Frustración por qué? Se preguntaba si realmente podía llamarlo amor cuando no sabía cómo corresponder a lo que Happy le daba.

En su interior, algo no encajaba. Cada vez que algo entre ellos salía mal o tenían una discusión, Happy siempre era el primero en intentar solucionarlo. Incluso en las pequeñas cosas, él estaba ahí, como si fuera un imán que mantenía todo junto. Pero, ¿qué hacía ella? ¿Qué estaba aportando?

Carla suspiró, mirando las estrellas en el cielo nocturno. Las diferencias entre ellos eran innegables. Ella siempre había sido más reservada, más distante, con un muro emocional que mantenía a raya todo lo que pudiera hacerla vulnerable. Happy, por otro lado, era un torbellino de emociones, siempre abierto y expresivo, a veces hasta el punto de exasperarla. "Demasiado diferente", pensaba Carla mientras sus pensamientos la ahogaban.

Con cada pequeño gesto, cada palabra amable, Happy intentaba acercarse a ella. Y aunque había logrado penetrar esa barrera que tanto se esforzaba por mantener, ella seguía sintiendo que no estaba a la altura. ¿Qué era lo que le faltaba? ¿Por qué no podía ser como él?

Las veces que habían discutido, siempre era él quien encontraba las palabras adecuadas. Happy era quien buscaba maneras de hacerla reír cuando todo parecía sombrío, y no importaba cuánto se esforzara Carla por mantenerse estoica, siempre había algo en su sonrisa tonta que rompía su seriedad. Sin embargo, después de cada conflicto resuelto, Carla no podía evitar sentir que era él quien había hecho todo el trabajo emocional.

Una frustración sorda comenzó a crecer en su pecho. ¿Qué estoy haciendo mal? Se preguntaba una y otra vez, pero la respuesta nunca llegaba. Sentía que estaba siendo injusta con él, que su incapacidad para abrirse completamente lo estaba lastimando sin que él se diera cuenta. Si no fuera por el esfuerzo constante de Happy, si no fuera por su persistencia en mantener todo a flote, tal vez ya habrían roto hacía mucho tiempo.

Y esa realidad la asustaba. No porque temiera perderlo—aunque, en el fondo, sabía que eso también la aterrorizaba sino porque significaba que ella no estaba haciendo lo suficiente para evitar que eso sucediera.

Sus pensamientos se volvieron más oscuros. Las diferencias entre ellos, que al principio parecían encantadoras y frescas, ahora se sentían como abismos insalvables. Ella no podía ser tan abierta como él. No sabía cómo relajarse ni cómo dejarse llevar por las pequeñas cosas. Carla siempre había sido racional, controlada, pero ¿cómo podía mantener una relación equilibrada si él siempre era quien cargaba con el peso emocional?

Su mente regresó a los recuerdos de cuando eran amigos, antes de que todo cambiara. Las intervenciones de Touka y Misfortune habían puesto a prueba su relación desde el principio, y a pesar de los altibajos, de alguna manera habían salido adelante. Pero ahora, en la tranquilidad de su relación, sin una amenaza externa, se sentía expuesta. ¿Cómo era posible que, después de haber superado tanto, ahora se sintiera tan insuficiente?

Apretó los puños, sintiendo una punzada de enojo consigo misma. No era justo. Happy no se merecía cargar con todo el peso de la relación, pero ella no sabía cómo ayudarlo. ¿Qué puedo hacer? Era una pregunta que la atormentaba, porque en el fondo sabía que no tenía una respuesta clara. Era como si estuviera atrapada en una versión de sí misma que no sabía cómo romper. La lógica y la razón, que siempre la habían guiado, no le ofrecían consuelo esta vez. Se sentía como una espectadora de su propia relación, incapaz de intervenir.

El miedo de lastimarlo era real. Carla sabía cómo era ella. Sabía que si seguía sin hacer nada, la relación eventualmente colapsaría. Pero también tenía miedo de lastimarse a sí misma, de abrirse completamente y descubrir que al final, sus diferencias eran insalvables.

Finalmente, con la mente llena de confusión y el corazón aún más pesado, Carla decidió regresar. Necesitaba hablar con Happy, aunque no tuviera todas las respuestas. Aunque no supiera cómo contribuir más a la relación, lo que sí sabía era que no podía seguir ignorando este conflicto interno. La solución no estaba en sus poderes, sino en su capacidad para enfrentar sus miedos.


[...]

[...]

[...]


Carla atravesaba las puertas del gremio con paso decidido, pero con una nube de pensamientos que no podía sacudir. El gremio Fairy Tail estaba tan bullicioso como siempre. Las risas, las conversaciones y las pequeñas peleas amistosas llenaban el aire.

Mientras observaba a Happy desde la distancia, vio cómo estaba sentado en una de las mesas, hablando con alguien más del gremio. Parecía tan despreocupado y alegre, como si no tuviera una sola preocupación en el mundo.

Carla se acercó con calma, aunque por dentro, sentía una mezcla de nerviosismo y frustración. No quería que Happy viera lo mucho que la había estado afectando todo, pero también sabía que no podía seguir ocultando sus sentimientos.

"Happy," llamó suavemente, lo suficiente para que él la escuchara entre el ruido. Al escuchar su voz, Happy levantó la vista y le sonrió de inmediato, pero esa sonrisa se desvaneció ligeramente al ver la expresión seria en el rostro de Carla.

"¿Podemos hablar en privado?" preguntó, señalando con la cabeza hacia el segundo piso del gremio, un lugar donde podrían estar solos y lejos de las miradas curiosas.

Happy parpadeó, sorprendido por la petición. Era raro que Carla quisiera hablar en privado, y eso le hizo sentir un pequeño nudo de nervios en el estómago. Sin embargo, asintió rápidamente y se despidió brevemente de Lucy, con quien estaba conversando, siguiendo a Carla escaleras arriba.

Al llegar al segundo piso, donde las voces del gremio apenas eran un murmullo distante, Carla se detuvo. No miraba a Happy, lo que hizo que él se pusiera aún más nervioso.

Carla, con el corazón latiendo con fuerza, sabía que tenía que hablar. Había evitado este momento durante demasiado tiempo, pero ya no podía seguir ignorando la sensación de frustración que la consumía. Miró a Happy, que estaba allí, tan despreocupado como siempre, o al menos eso parecía.

"¿Qué pasa, Carla?" preguntó, intentando sonar casual, aunque su corazón latía un poco más rápido de lo normal. "¿Hice algo malo?"

Carla tomó una profunda respiración. Este era el momento, y ya no había marcha atrás. "Happy," comenzó, con la voz un poco tensa. "Llevo tiempo pensando en esto, y creo que… necesitamos hablar de nuestra relación."

Happy se congeló por un instante, su mente comenzó a acelerarse, imaginando todos los escenarios posibles de lo que ella iba a decir. Carla lo observó de reojo y notó su preocupación, lo que la hizo sentir aún peor.

"No es lo que piensas," continuó Carla rápidamente, antes de que Happy pudiera decir algo. "No es que quiera... terminar. No es eso. Es que... siento que no estoy poniendo de mi parte. Siento que todo lo haces tú, que eres tú quien nos mantiene juntos, y eso me frustra."

Happy, visiblemente más relajado al saber que no era lo que temía, se quedó en silencio, escuchando atentamente. Carla siguió hablando, como si un torrente de palabras hubiera estado acumulándose dentro de ella.

"Somos tan diferentes. Tú siempre estás ahí, asegurándote de que todo funcione, pero yo… no sé cómo hacerlo. Si no fuera por ti, Happy, creo que ya habríamos roto. Y eso me hace sentir inútil en esta relación. No sé cómo contribuir, y eso me está matando."

Happy la miró con asombro. No había imaginado que Carla estuviera cargando con esos sentimientos. Para él, ella siempre había sido fuerte, decidida, incluso distante a veces, pero nunca había pensado que pudiera sentirse así de insegura.

"Carla…" comenzó, con una voz suave. "Yo no sabía que te sentías de esa manera. Lo siento si te hice sentir así, nunca fue mi intención."

Carla negó con la cabeza, sus ojos ahora fijos en el suelo. "No es tu culpa, Happy. Soy yo la que debería pedir perdón. No he sabido cómo ser una buena pareja."

El silencio entre ambos era palpable, pero en lugar de hacer que la distancia entre ellos se sintiera más grande, era un espacio donde ambos podían entenderse mejor. Happy, después de unos segundos de reflexión, dio un pequeño paso hacia ella.

"¿Sabes? Yo también he estado preocupado," confesó, su voz tranquila pero sincera. "He estado haciendo un esfuerzo extra, pensando que si no lo hacía, podríamos perder lo que tenemos. Pensé que si no era lo suficientemente atento, si no ponía todo de mi parte, podría dejar de ser suficiente para ti."

Carla sintió un nudo en la garganta. No podía creer que Happy, con todo lo que había hecho por ella y por la relación, también estuviera cargando con ese tipo de preocupaciones. Se dio cuenta de que, al estar tan centrada en sus propias inseguridades, había pasado por alto lo que él podría estar sintiendo. Se acercó un poco más, hasta que sus ojos se encontraron de nuevo.

"Ambos hemos estado haciendo un sobreesfuerzo," murmuró Carla, suavemente. "Pero no deberíamos. Esta relación es de los dos, y no puede depender de uno solo. Te prometo que voy a hacer más, que voy a tomar la iniciativa. No quiero que sientas que todo depende de ti."

Happy sonrió, esa sonrisa tonta y cálida que siempre hacía que Carla se sintiera extrañamente tranquila. "Me parece justo," dijo con su tono despreocupado, pero sincero. "Siempre supe que habría momentos difíciles, pero también sabía que podríamos resolverlos. Si estamos juntos, lo superaremos."

Con una profunda exhalación, Carla dejó que su guardia bajara, al menos por un momento. "Gracias, Happy," dijo, su voz suave pero cargada de gratitud. "Gracias por siempre estar ahí, por entenderme incluso cuando yo misma no lo hago."

Happy, con su usual calidez, simplemente la abrazó. "Siempre estaré aquí, Carla. No importa qué pase, lo resolveremos juntos."

Ambos se quedaron así, abrazados por unos momentos. La tensión que antes sentían parecía haberse disipado, y en su lugar quedaba una renovada promesa de seguir adelante, esta vez con un esfuerzo más consciente de ambos lados.

Ambos se miraron mutuamente y justo cuando estaban a punto de darse un gesto de cariño, una risa amortiguada se escuchó desde abajo. Ambos se giraron hacia el balcón del segundo piso, donde algunos de sus compañeros del gremio los estaban observando con caras divertidas.

"¡Oooh! ¿Una escena romántica?" bromeó alguien desde abajo, mientras otros reían.

Carla se sonrojó profundamente, y aunque intentó mantener la compostura, no pudo evitar sentirse terriblemente avergonzada. Sin pensarlo dos veces, tomó a Happy de la mano con firmeza y murmuró, "Vámonos de aquí."

Antes de que él pudiera reaccionar, Carla desplegó sus alas, y con un fuerte batir, ambos salieron volando por una ventana, dejando atrás las risas y comentarios del gremio.

Una vez en el aire, Happy, con su típica sonrisa divertida, miró a Carla, que aún parecía algo molesta. "¿Sabes? Creo que nunca me acostumbraré a salir volando por una ventana," bromeó.

Carla lo miró de reojo, pero no pudo evitar sonreír también. "Será mejor que nos acostumbremos. No vamos a poder volver sin que nos molesten."

Happy rió, y antes de que pudiera decir algo más, Carla se acercó a él en pleno vuelo y le besó suavemente la mejilla. Al sentir su toque, Happy enrojeció ligeramente, pero no pudo evitar sonreír aún más.

"¿Te parece si vamos a cenar?" le preguntó Carla, con un tono más relajado. "Después de todo, será difícil regresar al gremio sin interrupciones."

Happy, aún algo aturdido por el beso en la mejilla, solo pudo asentir con esa sonrisa tonta que tanto lo caracterizaba. "¡Aye! Me parece perfecto."

Carla le tomó la mano mientras volaban juntos hacia la ciudad, dejando atrás el bullicio del gremio y disfrutando de la tranquilidad de estar juntos, solo ellos dos, en el aire y bajo las estrellas. Mientras se dirigían hacia el horizonte, ambos sabían que, a pesar de las dificultades, seguirían adelante, uno al lado del otro.


Fin


Si les gusto este capítulo háganmelo saber con un review, además si no quieres perderte un capítulo de esta historia, te recomiendo seguirla.

InsideBlu se despide

¡Good Bye!