-Esta historia esta inspirada en el manga y anime "Inuyasha" de Rumiko Takahashi, así como en mitología griega, persa, americana e indu. Los personajes pertenecen por completo a Masashi Kishimoto, más los personajes de carácter secundario, las modificaciones a las personalidad, los hechos y la trama corren por mi cuenta y entera responsabilidad para darle sentido a la historia. Les sugiero oír "Latch" de Kodaline para Sasuke, "Human" de Ellie Goulding para Sakura, "Daylight" de David Kushner para Neji, "Pluto" de Melanie Martinez para Hinata y "No Time (For My Life To Suck)" de Nina Nesbitt para Izumi, y "Hey Brother" de Avicii para el contexto del capitulo.
Inicialmente todo había sido perfecto, el enfrentamiento contra los dioses dragón, y en especial contra Danzo, lo que había requerido tanto tiempo y les había causado tantos problemas—directos o indirectos—finalmente era cosa del pasado, de hecho, el grupo había preguntado a cada uno de los habitantes de la villa si se encontraban bien, ofreciéndose a ayudarlos, mas estos parecían perfectamente capaces de sobrevivir por su cuenta pese a estar empeñados en permanecer en el mismo lugar en que ya habían residido cuando toda aquella odisea había iniciado. También se habían despedido de Shisui, quien había sido más cuidadoso con sus palabras, aparentemente intimidado porque Itachi fuera hermano—medio hermano en realidad, aunque Sasuke siempre se refería a él como "hermano"—, y ya que la Uchiwa estaba haciendo una recapitulación mental de los acontecimientos, no pudo evitar añorar la presencia de Itachi a su lado, siguiendo los pasos de Hinata, Naruto y el pequeño Konohamaru, con la pequeña Hina en su forma de Quimera y muy cerca suyo, como medio de seguridad. Tras despedirse de Shisui, Itachi había tenido una expresión preocupada, y aunque desearía que hubiera un respiro de tranquilidad, el semidiós le explico a Izumi que necesitaba saber porque Sasuke se había marchado con tanta premura, indicándoles a su grupo de amigos el camino a seguir, pero él adelantándose en espera de poder alcanzar a su hermano; por ello Hina era tan importante, ella era quien más podía seguir el rastro de Itachi y reunirse con él.
—Ahora entiendo mejor porque Itachi se adelantó— comentó Izumi, tan pronto como Hinata y Naruto terminaron de explicarle todo lo ocurrido en su ausencia. —Por un lado, es lindo que Sasuke y él parezcan llevarse tan bien— le consolaba saber que la reconciliación y el afecto era posible entre los dos hermanos.
—¿Durará?— no pudo evitar preguntar el pequeño Garu, arrepintiéndose de inmediato de decir aquello, pues todos voltearon a verlo.
—Konohamaru, eso es convocar a la mala suerte— regañó Naruto con voz seria, aunque no molesta. —Pero, quizás tenga razón— sería tonto de su parte no pensarlo.
Conocían a Itachi desde hace meses, y desde el principio—en gran medida gracias a Izumi y su influencia—habían tenido claro que había una tensión latente entre los dos hermanos, la misma Izumi los había visto enfrentarse entre sí, siendo uno un dios y el otro un semidiós, separados por la sangre humana que uno poseía y el otro no; luego, ambos se habían enfrentado largamente entre sí por la espada que su padre había heredado a uno de ellos, el menor, en lugar de al mayor como era la tradición; Sasuke era el lord del Oeste, técnicamente gran parte de los bienes de su padre, o los más valiosos, deberían de pasar a él únicamente, pero el paso del tiempo le había hecho comprender que Itachi no solo merecía a Celik, sino que la necesitaba, era un arma destinada a él, para proteger a otros y destruir a quienes fueran una amenaza, no era un arma para usar conquistando territorios ni ganando guerras, que era a lo que se dedicaba Sasuke. En el último tiempo tendía a parecer que Sasuke estaba dejando atrás esta enemistad, pero no había cómo estar seguro, y en cualquier caso, era enternecedor para Izumi pensar que ambos hermanos pudieran llevarse bien…deteniendo sus pasos en medio del bosque que ella y su grupo de amigos atravesaban, Izumi casi se abstuvo de parpadear, sentía a lo lejos el titilar de un fragmento de la joya del paraíso, como un cosquilleo en el centro del pecho y un brillo que podía percibir a lo lejos, ¿No deberían de dirigirse hacia allí? Encontrarían igualmente a Itachi luego, o él a ellos, y además obtendrían un fragmento.
—¿Qué pasa Izumi?— preguntó Hinata, advirtiendo que había detenido sus pasos y haciendo lo mismo al voltear hacia ella, igual que Naruto.
—No estoy segura, pero puede que esté sintiendo algo, puede ser un fragmento— admitió Izumi, percibiendo que se trataba de eso al menos.
—¿Está lejos?— consultó Naruto, estando ellos tras la pista de Itachi y quizás libres para localizar el fragmento, de estar lo suficientemente cerca.
—No demasiado— contestó la wiccan, señalando las profundidades del bosque con la mirada. —¿Nos movemos?— preguntó a sus amigos, sin estar del todo segura.
—Itachi puede hallar nuestro rastro— sosegó la Hyuga, concentrándose en lo importante, —no debemos desperdiciar la oportunidad de quitarle un fragmento a Orochimaru— no sabían cuándo volverían a tener una oportunidad como esa.
—Decidido— determinó el Uzumaki en voz alta, siendo más útiles en aquella búsqueda que siguiendo los pasos de Itachi, él pensaría igual.
Habían pasado mucho tiempo sin noticias ni amenazas por parte de Orochimaru, lo cual tenía su lado bueno, sin embargo, gozar de tanta inacción por parte de su enemigo era preocupante—tanto como lo había sido, en el pasado, no saber de Toka, quien ahora sabían no era su enemiga sino su aliada, aunque Izumi era la única que lo sabía—, por lo que, si querían obtener alguna ventaja, la que fuera, y ganar, más valía que la aprovecharán de hallarse está a su alcance para tener algo que Orochimaru no, aunque fuera un fragmento. Teniendo una mente aguda y ágil, mejor que la de cualquier ser humano que hubiera conocido, Hina sorprendió a la wiccan al inclinar su lomo frente a ella, invitándole que montara sobre este, y aunque Izumi no pudo evitar dudarlo, la premura del momento la guio a envolver sus brazos sobre sus cuello y espalda para subir lo mejor posible, apenas estando estable un instante antes de que la Quimera se irguiera, esperando cualquier instrucción suya para moverse; tambaleante a insegura, Izumi se inclinó para susurrar una indicación a Hina, que no tardó en emprender veloz carrera hacia el lugar señalado, con ella sobre su lomo—ahogando un chillido de sorpresa—y sujetándose de la melena de león que rodeaba su cuello, esperando no halar demasiado fuerte de esta. Intercambiando una mirada entre sí tan pronto como la Quimera inició su veloz carrera, Hinata y Naruto no tardaron en correr sin problema tras esta, como también hizo el pequeño Konohamaru, no necesitando preocuparse de no poder seguir el ritmo a esta con facilidad pues sabían que Hina cuidaría de Izumi hasta que ellos llegasen…
Como se lo había dicho a Takara, no sabiendo si sentir lastima por ella o que, Sasuke no seguía órdenes de nadie, no era un cobarde, pero no iba a enfrentar a Orochimaru por otros motivos que los suyos, jamás pelearía por terceros ni se dejaría manipular, por lo que sin dudarlo y tras la partida de la demonio del caos, el Uchiha ordenó a Suigetsu que lo esperase en determinado lugar junto a Aoda, él marchando en solitario tras el rastro de Orochimaru al no poder encontrar el de Sakura cerca sino el del viperino y decidiendo encararlo como no había hecho desde su primer encuentro. Claramente, ser discreto no iba con Orochimaru, pues su fétido olor a muerte y carne quemada—tan distintivo de los demonios, lo que lo identificaba como tal, igual que a Takara—condujo al lord de las Tierras del Oeste a una amplia explanada donde había un castillo fortaleza creado por los poderes de este, digno de comparar con el hogar de cualquier príncipe humano, sin embargo, era insignificante para Sasuke, quien cruzó el patio analizando cada rincón con su penetrante mirada, con todos y cada uno de sus sentidos alerta, arqueando una ceja cuando las puertas que parecían dar con el interior de abrieron. Advirtiendo la llegada del lord del Oeste, Orochimaru emergió con una sonrisa presumida, cerrando las puertas a su espalda como si fuera un anfitrión recibiendo a un huésped, y la comparativa le gusto, porque después de todo lord Sasuke podía ser un aliado muy valioso si lograba convencerlo de unir fuerzas y erradicar a Itachi de una vez y para siempre.
—Esperaba una mejor bienvenida, aparte de tu hedor— desdeñó Sasuke, viendo al viperino como el insignificante ser que era comparado con él. —Fuiste demasiado evidente— agregó, habiendo seguido exitosamente su rastro precisamente por ello.
—Necesitaba una invitación, ya que mi oferta no pareció convencerlo lo suficiente— contestó Orochimaru, pues de otro modo él habría regresado con Takara. —Sin embargo, lamento decepcionarlo; su protegida no se encuentra aquí, la tengo vigilada en todo momento— informó finalmente, aunque este debía intuirlo con su agudo olfato.
—No viene por nada de eso— protestó el Uchiha, negándose a seguirle el juego. —Puedo pasar por alto que me usaras contra Itachi en el pasado, y que me atacaras por la espalda, seres tan bajos como tú no me importan— señaló, sosteniéndole la mirada, —pero atacar mi territorio y pretender volver a utilizarme es algo que no te dejaré pasar ahora— advirtió, sintiendo que el viperino había cruzado la raya que él no dejaba pasar a nadie. —Lo que sucedió con el dios dragón debió dejártelo claro, ya que siempre estás escuchando, ¿no?— aludió, porque si no había visto esto, si había visto su muerte.
—Me conoce muy bien, y por ello sé que desea matarme— asintió el viperino, manejando muchísima información, —pero tengo fuertes razones para querer que cumpla mis órdenes— insistió, sosteniendo la mirada al lord del Oeste. —Sin embargo, parece que alguien acaba de unírsenos— agregó, sabiendo todo lo que sucedía en su perímetro.
Normalmente Sasuke no daba entender cuando sentía cualquier emoción, pero en ese momento el disgusto se adueñó de él, no entornó los ojos ni nada pese a desearlo, pero sí cerró los ojos un momento y apretó los labios con disgusto, sintiendo el aroma distintivo de su hermano con su agudo olfato, deseando voltearse y alejarlo con un golpe…pero, ese no era el momento, y de hacerlo quedaría en evidencia ante Orochimaru, a quien deseaba eliminar, y lo que no podía permitirse. Orochimaru mentiría si dijera no estar complacido con la llegada de Itachi, de hecho, eso podría ayudar a convencer a lord Sasuke a unirse a su causa—era bien conocida la enemistad entre los dos "hermanos", o medios hermanos más bien—, ligeramente decepcionado al saber que ni el mismo dios dragón había servido para acabar con ambos hermanos por él pese a haberle ocasionado la muerte al padre de ambos, pero viendo en ello una oportunidad al usar a lord Sasuke para sus planes. Seguir a Sasuke había sido un descomunal esfuerzo para Itachi, no recordaba cuándo había sido la última vez que había corrido con tanta premura, había tenido que separarse de Izumi, lo que no habría deseado…pero, algo en su interior le decía que necesitaba apoyar a su hermano en ese momento y él nunca desobedecía a sus instintos, cruzando el umbral del nuevo fuerte de Orochimaru e ingresando en el patio en medio de su veloz carrera, sintiendo que tan veloz persecución había valido la pena tan pronto como sus ojos se enfocaron en el viperino, ralentizando sus pasos para situarse junto a su hermano.
—Lo último que necesitaba era que aparecieras— masculló Sasuke, sabiendo que su hermano menor lo escucharía. —¿Qué demonios hace aquí?— interrogó observándolo por el rabillo del ojo.
—También me alegra verte, hermano— comentó Itachi con evidente sarcasmo. —Aparecí por mi propio interés, no por ti— aseguró, pese a que fuera una mentira. —Pero ya que estoy aquí, creo que es mejor acabar con esta alimaña, ¿Estás de acuerdo?— sugirió, desenfundando a Celik. —Eso pensaba— asumió al no recibir respuesta de su hermano.
Puede que fueran hermanos y se reconocieran el uno al otro como tal—jamás corrigiendo a nadie que los llamase "hermanos"—, pero no habían interactuado entre sí lo suficiente respecto a diálogos, sus interacciones eran más bien mudas, así había sido desde que Itachi era niño y esto le había permitido entender que la mejor forma de comunicarse para su hermano, gran parte del tiempo, era mediante respuestas no verbales, a veces señales no visibles, como en ese momento, en que el mayor de los Uchiha desenfundó a su espada Savas; no iban a atacar en conjunto, asumir que estaban del mismo lado no iba con ellos, y si lo hicieran uno aceptaría que estaba del lado del otro, algo impensable, por lo ambos decidieron atacar por su lado, Itachi siendo el primero en abalanzarse hacia Orochimaru, quien le sostuvo la mirada con soberbia y la razón se demostró cuando Celik estuvo cerca de golpear…siendo repelido por un aparente campo de fuerza que lo hizo retroceder, de regreso al lado de Sasuke, quien observó todo con ojos fríos y cortantes. Enfrentándose al dios dragón, Danzo Shimura, Sasuke e Itachi habían entendido que podían enfrentarse a enemigos que parecieran invencibles, indestructibles, pero que sin embargo no lo era en absoluto, por lo que el mayor de los hermanos Uchiha regresó a Savas a su funda, pero no porque estuviera negándose a pelear, sino justo lo contrario, destensando sus músculos antes de avanzar hacia Orochimaru, no necesitando ensuciar el filo de su espada para lo que iba a hacer, eso sería demasiado para el viperino…
Ningún enemigo era invencible.
Todo era confuso en la mente de Sakura, quien lentamente abrió los ojos, no recordaba cuándo se había quedado dormida; lo último que recordaba era que había llevado a Aoda a pastar en el mismo bosque en que lord Sasuke le había ordenado permanecer, los días transcurridos desde que él y el señor Suigetsu se habían marchado habían sido eternos y lo extrañaba muchísimo, pero tener a Aoda a su lado había mejorado todo, tan solo se había alejado unos metros de su lado para recoger frutas de un árbol…y luego, todo se había vuelto oscuro. Lentamente, la joven pelirosa se apoyó en el suelo bajo ella, sentía el césped, y comprendió que lo que la había despertado era el ruido crepitante de una pequeña fogata, a unos pasos de ella; la joven portaba un bello vestido rosa pastel de escote cuadrado—con falso escote en V bajo—y cerrado por cinco botones de diamante, repleto de bordados de flores de cerezo de hilo de plata en las cortas mangas hasta los codos—que continuaban en lienzos de gasa, exponiendo sus brazos—, en los lados del corpiño y la falda superior, que se abría en A bajo el vientre, con su largo cabello rosado cayendo sobre sus hombros, ya que su diadema se había caído. Pero, no estaba sola, sentado a unos pasos de ella y como un guardián, se hallaba un joven ligeramente mayor que ella, debía tener unos dieciocho años o poco más, no podía saberlo, de largo cabello castaño y ojos perla, con una expresión entre seria y fría, indescifrable para ella, removiendo los leños que componían la fogata para que esta no se extinguiera, mas su sola presencia hizo que Sakura se preguntara cómo había llegado ahí y quien era.
—¿Quién eres?, ¿En dónde estoy?— preguntó Sakura nada más sentarse, observándolo con desconfianza como a todas las personas que había conocido hasta entonces.
—Tranquila, no soy un enemigo— sosegó Neji esbozando una ligera sonrisa ladina, no pretendiendo lastimarla ni nada parecido.
—Entonces, ¿Por qué estás cuidándome?— inquirió la Haruno, aun con desconfianza.
—Es un poco enrevesado de explicar, y puede que no me creas— minimizó el Hyuga, no queriendo asustarla diciéndole la verdad. —Pero no voy a lastimarte, lo prometo— aseguró, siendo eso lo verdaderamente importante en ese momento.
Takara había sido muy clara cuando se había presentado en aquel claro donde lo había hecho aguardar, llegando con esa chica inconsciente llamada Sakura, dejándola caer sobre la hierba, presa de un profundo sueño que—en sus palabras—duraría un par de horas, y aunque todo lo que Neji desease fuera huir muy lejos y llevar a esa joven consigo, protegerla de Orochimaru y sus planes…Neji no era dueño de sus acciones todo el tiempo, desde que había conocido a Izumi, la amiga de su hermana Hinata, se había aferrado a su lucidez, a su verdadero ser o a lo poco que quedaba de él, pero no podía hacer eso cuando Orochimaru extendía su poder sobre él, estaba obligado a hacer su voluntad, no podía luchar, ni brindar su protección a nadie, porque Orochimaru podía ordenarle que matar a esa persona. Ojalá pudiera volver a encontrar a la amiga de su hermana, a Izumi, quizás ella podría purificar el fragmento en su nuca y devolverle la cordura el tiempo suficiente, quizás podía volver a empezar…pero, no dejaba de ser solo un sueño inocente, una fantasía. Debido a su pasado y las experiencias vividas, Sakura no confiaba en los humanos, le había sido mucho más fácil y ameno confiar en lord Sasuke y el señor Suigetsu, así como en Aoda; el primero se había ganado su afecto genuino, y los otros dos eran dioses, no eran humanos propiamente tal, pero recordando las enseñanzas de sus fallecidos padres, Sakura recordó darle a cualquier persona que conociera el beneficio de la duda, y no conocía lo suficiente al individuo frente a ella para saber si era malo o bueno.
—¿Cómo te llamas?— preguntó la Haruno finalmente, sorprendiendo al pelicastaño. —Usualmente no hablo con otros humanos, pero me da miedo el silencio— se apresuró a justificar, acostumbrando hablando con Aoda o con el señor Suigetsu casi siempre.
—Me llamo Neji— sosegó el Hyuga, entendiéndola. —¿Y tú?— Takara le había dicho su nombre, pero se sentía bien tener una interacción "normal" con otra persona.
—Sakura— contestó ella, menos nerviosa al poder hablar con alguien más…pero, eso no eliminó lo mucho que extrañaba a lord Sasuke, ¿Lo volvería a ver? Quería creer que si.
—¿Pasa algo?— preguntó él, dándose cuenta de la tristeza que adquirieron repentinamente sus ojos y expresiones.
—Solo me pregunto si lord Sasuke sabrá dónde estoy— comentó Sakura en voz alta, claramente apesadumbrada. —¿Hablo mucho?— preguntó, volviendo a sorprender al pelicastaño. —El señor Suigetsu siempre me dice que me calle— agregó, diciéndose que no estaba bien parlotear si no tenía algo inteligente o útil que decir.
—Descuida— sosegó Neji, no teniendo problema con escucharla hablar. —Hace mucho que no hablaba con otra persona— lo aliviaba contar con la presencia de la pelirosa.
—Supongo que la vida es más tolerable cuando no se está solo— correspondió ella, ya que había pasado muchísimo tiempo desde que había hablado con otro ser humano.
De pequeña, el mayor temor de su vida había sido el verse sola, el perder a los miembros de su familia a quienes tanto amaba; su severa y digna madre, su cariñoso y amable padre, sus bromistas y divertidos hermanos mayores gemelos….su madre le había dicho en la infancia que solía llorar repentina y espontáneamente, sin razón, ahora Sakura entendía que quizás siempre se había sentido aterrorizada por el futuro que un día tendría, porque todo lo hermoso se había desvanecido de pronto, luego habían venido largos años de soledad, sufriendo de golpes y reproches sin sentido por parte de todos los humanos que la habían rodeado—de ahí su desconfianza—, y eso solo había cambiado cuando lord Sasuke había aparecido. Lord Sasuke era la razón de su alegría, le había dado todo lo que poseía actualmente y que, sin embargo, era nada, todo lo que necesitaba era a lord Sasuke, no podía imaginarse un futuro sin él, sin la cálida presencia del señor Suigetsu, o sin la cercanía de Aoda; por ello, Sakura fue capaz de empatizar con Neji, si ella se había sentido sola, al menos había tenido a lord Sasuke y el señor Suigetsu para olvidar la tristeza, pero ¿Y Neji?, ¿Debía padecer por la soledad únicamente porque era humano? Nadie debería estar solo, se dijo Sakura, esbozando una sonrisa de genuina amabilidad y acercándose más al pelicastaño, pero no dio a entender que lo hiciera por cercanía, sino que solo para acercar sus manos al fuego y calentarse, pero nada impidió que ella y Neji se sonrieran el uno al otro cuando volvieron la mirada en su dirección…
Orochimaru estaba muy confiado en sus poderes, estaba claro que no podía imaginar que sus defensas fueran quebradas, por lo que aguardó el ataque de los hermanos Uchiha de brazos cruzados, lo que hizo más satisfactoria su sorpresa cuando, sin arma, Sasuke presionó sus manos fuertemente contra la barrera, concentrando sus poderes al mismo tiempo en que Itachi atacaba desde el otro lado, enterrando lentamente la hoja de Celik en la barrera para propagar la onda relámpago, resquebrajando esta con igualdad. La sonrisa presumida en el rostro de Orochimaru se desvaneció en el acto, el miedo cruzó sus rasgos, claramente había subestimado tanto las capacidades de Itachi como la fuerza de Sasuke como lord del Oeste, por lo que en respuesta soltó una profunda nube de veneno, que al menos obligó a Itachi a replegarse, cubriéndose distraídamente la nariz y los labios, esbozándose por contener la respiración; por otro lado, Sasuke no se movió tan siquiera un centímetro, o por lo menos no para retroceder, aunque sí para avanzar, con andar lento, dejándole en claro a Orochimaru que él no estaba asustado; un veneno demoníaco no podía con un dios, que acabara con su vida era impensable, y por si eso no fuera suficiente, Sasuke se había entrenado desde su temprana infancia y toda su adolescencia en la resistencia a los venenos, no había uno solo que pudiera afectarlo, tan siquiera el que estaba en sus reservas de ataque contra los enemigos, y porque no había otro más fuerte sobre la faz de la tierra, ¿Ese insensato creía que podía derrotarlo?
—¿Aceptas la derrota, Orochimaru?— cuestionó Itachi, acercando lentamente los pasos a su hermano mientras la nube de humo parecía dispersarse.
—En lo absoluto, Itachi, nuestros caminos volverán a cruzarse— negó el viperino con una sonrisa. —Lo siento, lord Sasuke, debido a este imprevisto, tendré que retirarme— se excusó, envolviéndose a sí mismo en un remolino de veneno.
—Imbécil…— furioso, Sasuke dejó fluir sus energías, tentado a asumir su verdadera forma y destazar a ese demonio. —¿Piensas escapar de mi tan fácilmente?— nadie se burlaba de él y vivía para contarlo, y ese demonio no sería la excepción.
—Lord Sasuke, le recomiendo que vaya a buscar a su pequeña acompañante en lugar de perseguirme— disuadió Orochimaru, esbozando una sonrisa viperina. —En estos momentos, Sakura es vigilada por un chico llamado Neji— agregó, enfocando su mirada en el semidios. —Itachi, creo que puedes imaginarte lo que podría ocurrir— señaló, viendo la frustración adueñarse del rostro del Uchiha.
Toda la ira y frustración que Sasuke sentía se evaporó de golpe ante la sola mención de Sakura; sentía ira contra el viperino por atreverse a tocar a su protegida, por apartarla de su lado cuando nadie salvo Sakura tenía el derecho de elegir permanecer a su lado o alejarse—ella no era una sirvienta ni vasalla suya, por ende tenía más libertad que cualquiera de los habitantes de sus dominios en el Oeste—, y también sentía frustración por el burdo intento de Orochimaru por atreverse a usarlo en sus planes o siendo esa su intención, mas Itachi jamás dejaría que nadie usara su poder o a él, todos los seres que había en el mundo eran demasiado insignificantes en ese aspecto. La sorpresa de Sasuke ante la mención de Sakura finalmente permitió que Orochimaru se retirase en su veloz remolino de veneno, dejando tras de sí un espacio vacío, hasta su aparente fortaleza o castillo comenzó a desvanecerse y con ello su olor, para frustración del lord del Oeste, quien se reprochó su propia debilidad al preocuparse por Sakura, mas no por ello dejó de preocuparse por su protegida, inspirando aire profundamente y cerrando los ojos un momento, concentrando sus sentidos en encontrar el aroma de Sakura, abriendo los ojos tan pronto como lo identificó; lejos, pero no demasiado para él. Absorto y frustrado por la partida de Orochimaru, viendo el castillo desmaterializarse y que les había impedido actuar a ambos hermanos, Itachi concentró su mirada en su hermano, no sabiendo qué pensar ante las palabras de Orochimaru vinculadas a una persona de nombre "Sakura".
—Sasuke— nombró Itachi, sin recibir respuesta de su hermano. —¿A qué se refería Orochimaru?, ¿Quién es Sakura?— preguntó, no sabiendo qué pensar.
—No tengo tiempo para contestarte— acalló Sasuke, no dispuesto a perder el tiempo.
No iba a darle explicaciones a nadie, mucho menos a Itachi, que sin bien le había pedido perdón y parecía comprometido a ser un verdadero hermano y recuperar el tiempo perdido…Sasuke no iba a creerse aquellas intenciones solo porque si, el pasado no se arreglaba tan fácilmente luego de 50 años ofendido con él ni habiendo tenido un vínculo de interacciones sólidas como hermanos en sus 20 años de vida previos; lo único importante para él en ese momento era Sakura, y tras inhalar aire una segunda vez para corroborar que el rastro que tenía era el suyo, el Uchiha se dispuso a marcharse cuanto antes, no podía perder el tiempo, por lo que concentró sus energías para ser más rápido. Itachi no podía evitar sentir preocupación por su hermano, o más concretamente por quien sea que fuera su protegida llamada Sakura—la información por sí misma lo tomaba por sorpresa—, sabiendo que Neji era un buen muchacho, Izumi lo conocía y podía dar testimonio de ello…pero que, estando este bajo la influencia de Orochimaru, Itachi no podía siquiera imaginar de que sería capaz y siguiendo sus órdenes, pero el semidios ni siquiera pudo articular otra palabra más al respecto ante la respuesta de su hermano, cuando se dio cuenta de que este concentraba su energías con el propósito de marcharse, y él no iba a dejarlo solo esta vez, menos tratándose de Neji, apresurándose en correr hacia su hermano y sujetarse de la manga de su túnica y estola un instante antes de que este se convirtiera en un haz de luz que cruzó el cielo a gran velocidad, llevándolo consigo.
Aunque mareado, Itachi iba a seguirlo a como diera lugar.
El tiempo pasó volando, así lo sentía Neji al menos, puede que Sakura creyera que solo estaba parloteando sin sentido, pero había pasado demasiado tiempo desde que el Hyuga había interactuado con otra persona, que encontró interesante cada palabra que ella tuviera a bien decir, riendo por primera vez en mucho tiempo ante sus ocurrencias y bromas, todo parecía demasiado maravilloso, por primera vez en mucho tiempo, Neji sintió que podía olvidarse de todo…Mátala, Neji; el Hyuga debió entender que aquello era demasiado bueno para ser verdad y se comprobó al escuchar la voz de Orochimaru en su mente, llevándose una mano a las sienes, sintiendo su conciencia alejarse más y más de sí, como si fuera una persona separada, y sin tener siquiera control de sus acciones acabó alargando una de sus mano a su izquierda, donde reposaba la espada que siempre llevaba consigo. Cubriéndose distraídamente los labios al reír, Sakura volvió la mirada hacia Neji, confundida ante la expresión repentinamente severa en sus rasgos y más cuando lo vio sostener su espada, que desenfundó sin dejar de observarla; no necesitaba ser brillante para saber que no se trataba de algo bueno, levantándose con torpeza y sujetándose la falda para correr, mas siendo halada hacia atrás por el Hyuga, que la sujetó del brazo, con fuerza desmedida cabe añadir, lo que la hizo golpearse la cabeza y quedar inconsciente. Esa fue la imagen que Sasuke encontró al presentarse en el claro del bosque, ante lo que el pelicastaño le sostuvo la mirada y lo apuntó con su espada como a un igual.
—¿Estas desafiándome?— Sasuke esbozó una sonrisa ladina mientras observaba al insignificante humano. —Si fuera tú, lo pensaría dos veces— matarlo con suerte le tomaría un segundo, pero no quería llegar a eso y darle el gusto a Orochimaru.
—Neji, no lo hagas— disuadió Itachi, o al menos eso intentó al observar al Hyuga.
Preocupado únicamente por Sakura en ese momento, preocupación que por cierto no se calmó al verla inconsciente, Sasuke se había olvidado casi por completo que Itachi lo seguía…de hecho, en otras condiciones habría esbozado una sonrisa ladina, pues recordaba que su hermano se había sujetado a su ropa en el último instante antes de que se trasladara velozmente hacia donde debía estar Sakura, al menos era alentador saber que su hermano seguía teniendo buenos reflejos, pero, que hubiera aceptado su disculpa no quería decir que lo hubiera perdonado, aun observando con furia al joven esbirro de Orochimaru, que no pareció escuchar a Itachi, o no lo suficiente, aun apuntándolo con su espada. Tras soltar la ropa de su hermano, ligeramente desorientado por la abrumadora velocidad a la que este había sido capaz de trasladarse desde el Castillo de Orochimaru a donde sea que estuvieran, Itachi pretendió acercarse a Neji…pero algo se lo impidió; se trataba de Izumi, que emergió de la espesura del bosque sobre el lomo de Hina, bajando apresuradamente de este, de un saltó y corriendo hacia la chica inconsciente en el suelo y en quien el menor de los Uchiha poco y nada había reparado en ese momento, demasiado al pendiente de Neji y su vida—lo que dependía de que este no atacará a Sasuke, o no pretendiera hacer amague de ello—como para concentrarse en alguien más. Como nunca, Izumi se alegró de manejar primeros auxilios, examinando el pulso de la chica inconsciente, monitoreando su respiración y abriéndole ligeramente los ojos.
—Está bien, solo esta inconsciente— sosegó la wiccan, alzando su mirada hacia ambos Uchiha tras finalizar su breve examen.
—Sasuke, no lastimes a Neji— pidió el semidios con voz suave, esperando convencer a su hermano de no matar a aquel chico.
—Es inútil, Itachi, ese chico está empeñado en atacarme, tú mismo eres testigo— suspiró el Uchiha, al mismo tiempo que el chico se arrojaba hacia él espada en mano, por lo que Itachi intentó detenerlo sujetándolo del brazo, mas ello solo hizo que Sasuke cerrase la distancia entre ambos y tomará al chico del cuello. —Que bien, Itachi, bloqueaste su ataque, me sorprendes, no sabías que fueras tan buen hermano— celebró bromista, en tanto su hermano aún sujetaba al chico del brazo, mas sin liberarlo de su agarre.
—Sasuke, suéltalo, es solo una marioneta de Orochimaru— insistió Itachi, sabiendo que no conseguiría nada de atacar a Sasuke, era demasiado fuerte.
—Por favor, Sasuke, no lo hagas— secundó Izumi, sin moverse de su lugar por temor a ser un problema en lugar de una ayuda.
Es solo una marioneta, sin sentimientos, sin corazón, estudio Sasuke, observando atentamente las reacciones del chico bajo su agarre, ante lo que oprimió su tráquea ligeramente más para cortarle la respiración y ver alguna emoción en sus ojos, mas no había ninguna y tampoco obtuvo una reacción de su amenaza, Orochimaru es repugnante; sabiendo que no obtendría nada de esa forma, Sasuke finalmente soltó su agarre alrededor del cuello del Hyuga, haciéndolo caer de rodillas al suelo, y ante quien Izumi no dudo en acercarse, concentrando sus poderes en purificar el fragmento en su nuca, necesitando que volviera en sí o haría que Sasuke lo matara. Puede que Sasuke fuera un guerrero, conocida era su fama, habiendo matado a incontables enemigos, tanto que en sus dominios era conocido como el "Guerrero Invencible", pero no encontraba placer en matar a humanos, eran seres insignificantes y de existencia efímera, ¿Para qué ensuciarse las manos con la sangre de alguien que, inevitablemente, morirá en el futuro sin que él precisará de hacer nada? Eso no era como acabar con la vida de un ser inmortal, acabar con algo creado por el universo mismo, igual que él mismo, eso era un digno combate justo, nada más. Aquello coincidió en que Sakura, hasta entonces inconsciente, abriera lentamente los ojos, orientándose de lo que la rodeaba, parpadeando varias veces, y sus ojos no tardaron en enfocarse en una figura inconfundible, se trataba de lord Sasuke a un par de pasos de ella, y una sonrisa se adueñó de sus labios con solo verlo.
—Lord Sasuke— Sakura se irguió torpemente con ayuda de sus brazos, mas reconociendo a su anterior agresor muy cerca suyo. —Neji…— el Hyuga parecía haber vuelto en sí, y la observó con evidente culpa, aunque ella no supo explicar que lo había hecho actuar así.
—Sasuke, gracias por haber perdonado la vida de Neji, te aseguro que él no sabía que estaba haciendo— intervino Izumi, aun manteniendo sus manos sobre la nuca del chico, quien parecía haber recobrado la cordura.
—Lo sé— asintió el Uchiha, concentrando su atención en ella. —Orochimaru estaba provocándome para que lo matara y no quiero caer en sus juegos, por eso lo deje con vida— explicó, dirigiendo una última mirada al chico. —Sakura, vámonos— indicó, no teniendo ambos nada más que hacer ahí.
—Sí, lord Sasuke— asintió la Haruno, no tardando en levantarse del suelo y sacudirse la tierra de encima. —Adiós— se despidió por cortesía al pasar junto al grupo de humanos.
No era ninguna mentira, si Neji hubiera atacado a Sakura, si al llegar lo hubiera visto dispuesto a matarla con alevosía y plena cordura, o aún sin ello, Sasuke no habría dudado en arrancarle la cabeza personalmente, pero Sakura afortunadamente solo había quedado inconsciente por la fuerza con la que el chico había empleado en evitar que escapara, permitiendo al dios perro dejar libre un suspiro que había estado conteniendo sin darse cuenta, aliviado de que Sakura estuviera bien y más porque estaba de nuevo bajo su protección. Todo era demasiado complicado para Sakura, además, no acostumbraba a hacer preguntas demasiado complicadas a lord Sasuke sabía que hablar extensamente no era lo suyo—y ella no tenía problema con ello—, aunque siempre encontraba como responder a cualquier incógnita que ella le plantease, pareciendo saberlo todo; ella ya le preguntaría al señor Suigetsu quien era Orochimaru, intentando entender qué había pasado, pero en ese momento lo único importante para Sakura, quien se sujetó la falda para caminar más rápido y seguir el ritmo a lord Sasuke, era que estaba de regreso al lado de su señor y que pronto se reencontrarían con Aoda y con el señor Suigetsu, dejando atrás tan extraña experiencia, aunque sintiendo curiosidad por los humanos que dejaban atrás, no por Neji, sino por aquella chica tan bella y el hombre que compartía un gran parecido físico con lord Sasuke; rememorando las historias que el señor Suigetsu le había contado, Sakura comprendió que debía tratarse de Itachi…
Decirse sorprendidos sería un eufemismo para Itachi e Izumi a partes iguales y que parpadearon con incredulidad, pero no consiguieron volver el rostro hacía del otro, como si temieran descubrir que lo que acababan de presenciar era fruto de su imaginación; Itachi había escuchado el nombre Sakura, Orochimaru lo había pronunciado mientras Sasuke y él intentaban evitar que escapara, el mismo Itachi le había preguntado a Sasuke—con inevitable curiosidad—quien era "Sakura", pero su hermano había desdeñado su pregunta, ¿Cuándo Sasuke había comenzado a tener interés por la raza humana? Su hermano odiaba a los humanos, eso era del conocimiento de todos, sin embargo, ¿Tenía de protegida a una chica de doce o trece años? Todo era demasiado confuso en la mente de Itachi, ¿Es que sus sentidos le habían jugado una broma? No, la chica había sido humana, Itachi había reconocido su aroma como tal, ¿Cómo era posible? Si el desconcierto de Itachi era grande, el de Izumi no era menor; que Sasuke, luego de tanto tiempo encontrándose de una u otra forma, le dirigiera la palabra era cosa rara, pero…¿Qué el lord del Oeste se hiciera acompañar por una chica de doce o trece años? No había sido fruto de su imaginación, ¿verdad? Al llegar, Izumi había creído que solo se había tratado de una chica a quien Neji había atacado bajo la influencia de Orochimaru, pero en el momento en que la chica había despertado y reconocido a Sasuke, quien a su vez le había indicado que la siguiera, lo que ella no había dudado en hacer…lo único que Izumi tenía claro ahora, observando a la nada como Itachi, era que no sabía nada.
—Itachi, ¿Esa chica…?— preguntó la wiccan rompiendo con tan prolongado silencio.
—Era humana, sí— confirmó el semidios con idéntica sorpresa, apenas creyéndolo.
—¡Neji!
Inevitablemente, Hinata y Naruto se habían quedado atrás, por alguna razón que ellos no entendían—en especial la Hyuga—, Hina había acelerado su veloz carrera, como si sintiera que tuviera que llegar a algo que se encontraba adelante, y ambos se esforzaron por intentar alcanzar a la Quimera lo más posible, corriendo velozmente o tanto como se los permitió el espeso bosque, saltando los troncos caídos o ramas en su camino, dejándose guiar por el olfato de Konohamaru quien iba trepado a la espalda de Naruto y les daba a ambos las indicaciones a seguir. Tras una larga carrera, sin ver nada más que árboles y restos de los mismos cubriendo el suelo, los ojos de Hinata se enfocaron en Itachi e Izumi, que parecían estar observando algo que ya había desaparecido, dando la espalda a una figura inconfundible para la Hyuga, aun sentado sobre la hierba y ligeramente cabizbajo, pero solo verlo hizo que la peliazul corriera hasta sentir que le dolían los músculos por el esfuerzo y los pulmones por su agitada respiración, casi tropezando al arrodillarse con idéntica velocidad junto a su hermano, que reaccionó a su llamado e hizo amague de volverse al mismo tiempo que ella lo abrazaba con todas sus fuerzas. Sintiéndose mortificado, culpable por no haber podido hacer nada para evitar el pretender atacar a Sakura—la primera persona con quien había interactuado en mucho tiempo—, Neji inicialmente no reaccionó a la cálida sensación de los brazos de su hermana a su alrededor, mas su tierno afecto no tardó en convencerlo y hacer que la abrazara.
—Hermana…— murmuró Neji al corresponder a su abrazo, aliviado de volver a verla.
—Me alegra muchísimo volver a verte— admitió Hinata con la voz quebrada de la emoción. —Te amo mucho, ¿Lo sabes?— declaró sin romper el abrazo, enterrando su rostro contra el pecho de su hermano, plena al tenerlo a su lado otra vez.
—Lo sé, hermana— asintió el pelicastaño en medio del abrazo. —Perdón— murmuró, debiéndole aquella disculpa desde hace mucho tiempo.
Perdón no bastaba, no arreglaba todos los descomunales errores que había cometido ya antes de morir; había atacado a sus compañeros sicarios, a sus amigos, los había apuñalado literalmente por la espalda y también había herido a su hermana, controlado por Orochimaru—ahora lo sabía—, pero eso no cambiaba los hechos y solo contribuía a hacerlo sentir más y más culpable, morir había sido un castigo justo por ser presa fácil del enemigo…Pero, Orochimaru no había estado satisfecho con el sufrimiento que le había provocado, lo quería como si sirviente, gozaba de atormentar las vidas de los demás y claramente disfrutaba de usarlo a él para quitar a Hinata de en medio como enemiga, y aunque Neji estaba inmensamente feliz de ver a su hermana—a quien abrazó en ese momento—, no pudo evitar temer por el gran peligro que él podía ser para ella. Al escuchar el grito de Hinata, tanto Itachi como Izumi se había volteado para verla aparecer, solo unos instantes antes de que ella se arrojará a abrazar a Neji, que si bien pareció luchar por ello, envolvió sus brazos alrededor de ella con ese hálito protector tan característico de un hermano por su hermana, Izumi hasta sintió lágrimas en los ojos por la emoción, mas dando vueltas a si lo que había hecho para ayudar a Neji sería duradero o efímero; la wiccan alzó la mirada para encontrarla con la de Naruto, quien finalmente los alcanzó, respirando agitadamente y conduciéndose con andar mucho más lento mientras Konohamaru bajaba de su espalda, esbozando una sonrisa por tan tierna imagen.
—Creo que pude purificar el fragmento lo suficiente, pero no sé cuánto durara— confesó Izumi, no queriendo arruinar el momento, mas siendo necesario. —Prometo hacer lo posible, pero no sé si baste— agregó apretándose las manos nerviosamente. —Perdón— agregó, ligeramente cabizbaja por temor a no ser suficiente.
—Gracias, Izumi, gracias— apreció Hinata inmensamente, aun abrazando a su hermano y teniendo esa oportunidad única y enteramente gracias a su amiga.
—Sí, muchas gracias— secundó Neji, alzando la mirada hacia la wiccan.
Puede que Izumi creyera que sus poderes y ella misma no eran lo suficientemente buenos para mantener a Neji de su lado y evitar que Orochimaru influenciará sobre él, pero valía la pena intentar mantener a Neji "en la luz", por decirlo de alguna forma; el fragmento de la Joya del Paraíso que Neji tenía en su nuca era un arma de doble filo; por un lado, era peligroso ya que, si los poderes de Izumi probaban no ser suficiente para mantenerlo cuerdo, Orochimaru podía atacarlos usándolo a él como enemigo, ya que Hinata jamás atacaría a su hermano y ninguno de ellos le pediría que lo hiciera, hasta ellos mismos se planteaban el no herirlo para no afectarla a ella en forma alguna; por otro lado, la Joya del Paraíso no estaría completa hasta que reunieran todos los fragmentos y por ende Orochimaru no podría utilizar todo el potencial de la joya hasta tener todos los fragmentos y no podría lograrlo si ellos tenían a Neji, y mantenían purificado su fragmento, lo que Izumi por su parte se prometió hacer, aunque su vida dependiera de ello. Esbozando una sonrisa, Izumi se sintió aliviada ante las palabras de Hinata y Neji, diciéndose que debería porfiar y tratar de mantener el fragmento que Neji tenía en la nuca tan puro como le fuera posible, tanto para no darle gusto a Orochimaru como para mantener el hermano de su amiga con ellos; la wiccan fue regresada a la realidad por el cálido agarre del brazo de Itachi alrededor de su espalda baja, y a quien volteo a ver, contemplando la sonrisa ladina de admiración que él le dirigía, todos pudiendo soltar un temporal suspiro de alivio ante el cambio en los acontecimientos.
La victoria era suya, por ahora.
—¡Señor Suigetsu!
Sakura siempre se hacía una pregunta, o al menos desde que tenía la información suficiente para entenderlo; según ella comprendía por las historias y lecciones del señor Suigetsu, el clan al que pertenecía lord Sasuke era conocido como "dioses perro" por una razón, podían adoptar la forma humana a voluntad, pero técnicamente eran en verdad perros, ella lo recordaba cada vez que contemplaba la estola sobre el hombro de lord Sasuke y que representaba parte de su verdadera naturaleza, mas él nunca se había mostrado de otra forma que como humano ante ella, ¿Es que temía que ella pensara diferente de él por ello?, ¿Lo haría si ella se lo pedía? Todas aquellas divagaciones de la joven pelirosa cesaron de golpe tras caminar lo que ella sintió como mucho tiempo, llegando a un amplio claro donde, para alegría suya, se hallaban el señor Suigetsu, así como Aoda. No precisando de pedir permiso, pues estando junto a lord Sasuke sabía que cualquier formalismo era insignificante, Sakura se sujetó la falda del vestido y corrió velozmente del lado de lord Sasuke hasta el señor Suigetsu, quien inicialmente se mostró absortó, completamente sorprendido por volver a verla, por lo que casi fue derribado cuando la pelirosa lo abrazó fuertemente; Suigetsu seguía sin confiar en los humanos, tenía sus razones, pero en ese momento no pudo evitar envolver sus brazos alrededor de la joven en respuesta, debiendo admitir que le había tomado profundo afecto y que la había extrañado, mas no iba a demostrarlo y se lo recordó al reaccionar.
—Ya suéltame, niña, me asfixias— exigió Suigetsu con falso tono severo, obligándola a romper el abrazo, pero también queriendo verla mejor y comprobar que estaba bien.
—Lo siento, es que creí que no volvería a verlo— se disculpó Sakura, cruzando las manos sobre su regazo debido a su propio exabrupto.
—Me alegra que estés bien— admitió el Hozuki con una sincera sonrisa, habiendo temido por un momento que no volvería a verla ni a disfrutar de su compañía.
—¡Aoda!— la sonrisa y atención de la Haruno no tardaron en dirigirse hacia alguien más.
El leal sirviente y amigo de lord Sasuke por fin quedó liberado del efusivo abrazo de la Haruno tan pronto como esta concentró su atención en Aoda, corriendo a su lado y acariciando su gran cabeza con afecto, jugando con su melena entre sus dedos, lo que hizo relinchar al equino, que chocó su cabeza contra su pecho en señal de afecto y casi como si le estuviera hablando, ante lo que la joven no dudó en envolver sus brazos alrededor de su cuello en un abrazo, admitiendo que lo había extrañado muchísimo, igual o más que al señor Suigetsu de ser posible…no, no había extrañado a uno más que a otros, a ambos los quería por igual. Sin darse cuenta, Sasuke se encontró esbozando una sonrisa ladina; si hubiera sido humano, cosa que no envidiaba, juraría que su corazón se habría detenido desde que Sakura había desaparecido de su lado, había imaginado los peores escenarios, mas mentalmente había barruntado el traerla devuelta del mundo de los muertos—otra vez—con Desi, si alguien hubiera osado apartarla de su lado de esa forma, mas afortunadamente había sido un temor infundado, debía ser la primera vez en su vida—después de la muerte de su padre—que se había visto abrumado por una emoción, pero no lo había demostrado, como siempre. Observando a Sakura abrazar y mimar a Aoda, quien se dejó hacer, Suigetsu acercó lentamente sus pasos hacia su señor y amigo, necesitando hacerle muchas preguntas, feliz por el regreso de Sakura, pero imaginando que no había sido precisamente fácil para él encontrarla, lo sabía con solo verlo.
—Mi lord, ¿Qué fue lo que sucedió?— preguntó Suigetsu, igualmente aliviado que él porque Sakura estuviera a salvo, pero queriendo saber más.
—Orochimaru realmente creyó que podía manipularme, pero Itachi apareció a impidió que ejecutará su plan— resumió Sasuke con voz seria, mas despertando el interés de su leal súbdito con sus palabras y lo sabía. —Aparentemente mi hermano realmente está comprometido a remediar nuestro pasado— era una observación suya más que un hecho.
—¿Y usted…?— hizo amague de preguntar el Hozuki, negándose a dar nada por sentado.
—No lo he perdonado aún— reconoció el Uchiha, contestando de inmediato, —pero que intente remediar algo de lo que ni siquiera fue consciente de cometer es algo que en definitiva quiero ver— admitió esbozando una apenas perceptible sonrisa ladina. —Hemos de seguir nuestro camino, el rastro de Orochimaru es muy tenue, pero debemos asirnos a cualquier atisbo para dar con él— consideró, enfocándose en lo importante para él. —Si me había hecho enfurecer antes, ahora lo hizo aún más— intentar dañar a Sakura era como atacarlo a él y ahora tenía razones para destazar a ese infeliz.
—Entiendo, señor— asintió el peliceleste, comprendiéndolo y estando de su lado.
Era demasiado bueno para ser verdad, ese tipo de cosas no sucedían realmente, ¿verdad? Sasuke había crecido aprendiendo que los miembros de su clan se tenían únicamente a ellos mismos; lady Sarada, la primera gran matriarca del clan y casa real, había hecho hasta lo imposible—y muerto en el intento—por evitar que sus dos hijos gemelos; Daisuke y Sanosuke, se mataran entre sí por el poder, ya que para la época en que esto había sucedido, los gemelos tenían igual derecho sucesorio que si fueran el primogénito, pero no había conseguido impedir una encarnizada guerra civil, en que finalmente el primogénito, Daisuke, había matado a su hermano en batalla y sido el primero de los lores del Oeste. Sus predecesores en el cargo habían sido hijos únicos, ninguno había tenido hermanos, el mismo Sasuke había creído que nunca tendría un hermano…hasta que Itachi había nacido, y su sola existencia era inferior a la suya, pues era un semidiós o mestizo y no un dios como él, pero Sasuke debía admitir que se sentía bien poder contar con alguien, él ni siquiera había pedido la ayuda de Itachi y, sin embargo, su hermano menor había aparecido para ayudar, lo había seguido sin dudarlo, ¿Cómo menospreciar aquello? Sin pronunciar una palabra, Sasuke silbó ligeramente a Aoda, quien procedió a arrodillarse en el suelo ofreciendo su lomo a Sakura que no tardó en subir a este, y una vez hecho esto, el lord del Oeste y su sirviente continuar con su camino, con su protegida sobre el lomo de Aoda; necesitaba encontrar un lugar más seguro para pasar la noche…
El resto de la noche había pasado casi sin problemas para el grupo de viajeros; habían decidido no moverse del lugar en que habían encontrado a Neji, manteniendo la fogata que este parecía haber iniciado antes que ellos llegaran y acordando continuar con su viaje de regreso a la villa de lady Tsunade tan pronto como saliera el sol a la mañana siguiente; Itachi había hecho guardia mientras sus demás amigos dormían, incluyendo a Neji que durmió recostado contra el cuerpo de Hina, quien permaneció en su forma de Quimera sin que nadie le dijera nada, con Hinata recostada sobre su hombro, Naruto abrazando al pequeño Konohamaru, e Izumi recargada contra el hombro de Itachi, que desde su privilegiada posición removió el fuego toda la noche, manteniendo uno de sus brazos alrededor de la wiccan. Afortunadamente, el alba llegó pronto, y el grupo de viajeros comenzó a preparar todas sus pertenencias; para sorpresa de todos, Neji se había ofrecido a buscar el desayuno esa mañana, y aunque todos no podían evitar temer que estuviera lejos de Izumi—cuya influencia purificadora limpiaba las energías del fragmento—, su preocupación probó ser infundada tan pronto como vieron al Hyuga regresar con una generosa cantidad de pescados, que Itachi se encargó de asar junto al fuego. Al chico acababa de desaparecer otra vez, por unos efímeros momentos, pero esta vez nadie se preocupó debido a la perfecta lucidez que mostraba, mucho menos su hermana, que alzó la mirada al verlo reaparecer…y su sonrisa no tardó en crecer junto con una expresión de sorpresa ante el ramo de orquídeas que él le tendió.
—¿Son para mí?— preguntó la peliazul con sorpresa, viendo asentir a su hermano. —Neji…— suspiró conmovida, recibiendo las orquídeas que él le tendió.
—No sabemos cuándo terminará esta tranquilidad, y quiero recuperar cada momento— justificó el pelicastaño, complacido de que su regalo alegrará a su hermana.
—Eres el mejor hermano del mundo— sonrió Hinata, acercándose para abrazar a su hermano…pero alguien se lo impidió. —¡Hina!— la Quimera, en su forma de gata, se trepó a los hombros del Hyuga, frotando su cabeza contra el cuello de este.
—Tú también eres la mejor del mundo— admitió el Hyuga, rascándole la espalda a la Quimera y escuchándola ronronear en respuesta.
Ahora quedaba claro porque Hina se había adelantado tan velozmente en su trayecto, llevando a Izumi tan lejos de Hinata y Naruto la noche anterior, no es que la hubiera alejado de sus amigos, la Quimera simplemente había sentido el aroma de Neji—a quien había visto crecer, igual que a Hinata, siendo ambos los últimos miembros de "su familia" y a quienes sentía que debía proteger—y seguido su pista para alcanzarlo, preocupada por él y, de igual modo, el fragmento de la Joya del Paraíso que Izumi había sentido no era otro que el de Neji. Ocupada ayudando a Itachi a asar los pescados, Izumi sonrió enternecida ante el feliz momento que veía compartir a los dos hermanos, cómo no dudaron en hacer Itachi—que dividía su atención entre la escena y asar los pescados—, Konohamaru que casi babeando por los peces que se estaban cocinando, teniendo mucha hambre como para concentrarse en la hermosa imagen que conformaban los dos hermanos; y por último, Naruto, quien estaba sentado sobre un tronco caído, incapaz de concentrarse en otra cosa que en escuchar la melodiosa risa de Hinata y contemplar la alegría en sus ojos. No era un secreto que Hinata y él estaban prometidos—ahora tendrían que decírselo a Neji—; inicialmente había visto a Hinata como a la mayoría de las mujeres, se había embelesado por su belleza, pero luego la había conocido mejor, había presenciado su corazón sensible, su bondad, su alegría, su fortaleza, su tozudez y su ánimo positivo, su juicio cabal y en ella había encontrado a alguien que lo había perdido todo justo como él, la veía como su igual y no se imaginaba otro futuro que a su lado.
—Neji es muy dulce— comentó Izumi al apartar la mirada de los dos hermanos y concentrarse en voltear los peces al fuego.
—Todo esto es por ti, Izumi, sin tus poderes nada de esto sería posible— admiró Itachi concentrándose igualmente en lo mismo, pero aún más maravillado con ella.
—Desearía poder controlarlos mejor— se lamentó la wiccan sin poder evitarlo, lamentando ser insuficiente para vencer a Orochimaru.
—Incluso ahora, Izumi, eres capaz de purificar las energías del fragmento de Neji con tu sola presencia— señaló Naruto, pues el tierno momento únicamente era posible gracias a ella, —eso es importantísimo— obvió, admirando los poderes de la wiccan.
—Naruto tiene razón— respaldó el semidios, no queriendo que Izumi minimizará sus capacidades. —Antes no dimensionábamos el alcance de la preocupación de Orochimaru por tu causa, pero ahora sí— verdaderamente ella podía marcar la diferencia crucial para derrotar a Orochimaru. —Con tu sola presencia, podremos purificar la Joya del Paraíso y evitar que gane— aún si Orochimaru la tenía completa en su poder, ella podría purificarla.
—¿Y eso involucra quedarme cerca?— preguntó la pelicastaña en voz baja, acercando su rostro al de Itachi sentado a su lado.
—Muy cerca— correspondió el pelinegro sosteniéndole la mirada, no deseando nada más que tenerla muy cerca suyo todo el tiempo.
Sonriendo ante la respuesta de Itachi, Izumi acortó aún más distancia entre ambos, pero no para compartir un beso ni nada parecido, sino que simplemente hizo mínima la distancia, rozando su nariz contra la suya con una deslumbrante sonrisa antes de regresar su atención a los peces cocinándose, revisando que el primero estuviera listo y tendiéndoselo a Konohamaru, quien casi brinco a causa de la emoción y el voraz apetito que tenía, no tardando en darle la primera mordida; si Itachi esperaba un beso o no, era difícil saberlo, la sonrisa ladina en su rostro daba a entender que estaba complacido con la alegría de Izumi, no queriendo que ella pensara en ningún momento que no era suficiente, prometiéndose remediar ello tan pronto como tuvieran tiempo a solas, era una promesa. No estaban a solas ni querían causar incomodidad entre sus amigos o para con Neji, ya tendrían ocasión de besarse y hacer lo que quisieran cuando tuvieran tiempo para ellos mismos, pero primero deberían evaluar la condición de Neji tan pronto como se asentaran en la villa de lady Tsunade, esperando que ella pudiera enseñarle alguna forma de mantener la purificación del fragmento por un tiempo relativamente prolongado, ya que ella necesitaba regresar a su época, tanto por los exámenes finales de ese año antes de las vacaciones de invierno, como por las celebraciones navideñas, que se encontraban muy próximas, estando ya en Diciembre, a aproximadamente una semana de las fiestas, y sintiendo igual curiosidad con cómo celebraban eso en el siglo XVI.
Todos necesitaban un respiro, un cambio.
PD: Saludos queridos y queridas, prometí que actualizaría esta semana y lo cumplo, esperando como siempre poder cumplir con lo que ustedes esperan de mi, agradeciendo su apoyo y deseando siempre que mi trabajo sea de su agrado :3 Las siguientes actualizaciones serán "El Cerezo & La Amatista", luego "El Origen del Clan Uchiha" y por último "El Rey de Konoha" :3 Esta historia esta dedicada a mi queridísima amiga Ali-chan 1966 (agradeciendo su asesoría y aprobación, dedicándole particularmente esta historia como buena española), a mi querida amiga y lectora DULCECITO311 (a quien dedico y dedicare todas mis historias por seguirme tan devotamente y apoyarme en todo), a ktdestiny (agradeciendo que me brinde su opinión en esta nueva historia, y dedicándole los capítulos por lo mismo), a Gab (prometiendo que todo mejorara a partir de ahora, y que le dedicare todos los capítulos como agradecimiento por tomarse el tiempo de leer esta historia), a Yenmy (agradeciendo profundamente sus palabras y dedicándole este capitulo y todos lo que vendrán como prueba, esperando no incumplir sus expectativas), y a todos quienes siguen, leen o comentan todas mis historias :3 Como siempre, besitos, abrazos y hasta la próxima.
Trama & Cambios Propios: Gran parte de la trama que representó a lo largo del capitulo esta basado en lo visto en los capítulos 80 y 81 de Inuyasha, en que Naraku y Sesshomaru se enfrentaban brevemente, el primer tratando de absorber a este último y sus poderes, lo que también intenta hacer lo mismo con Inuyasha, sin éxito, usando a la pequeña Rin como elemento para manipular a Sesshomaru, sin éxito. En esta versión, continuamos con lo visto en el capitulo anterior; por un lado, Izumi, Hinata, Naruto, Hina y Konohamaru buscan reencontrarse con Itachi, que siguió a su hermano Sasuke con el presentimiento de que puede haber un problema más allá de la superficie; Izumi y los demás siguen la presencia de un fragmento, sin saber que este es Neji, quien vigila a Sakura bajo las ordenes de Orochimaru. En cuanto al breve enfrentamiento de Sasuke e Itachi se enfrentan a Orochimaru, este es muy diferente de lo que se vio en la trama original de Inuyasha, ya que ambos hermanos colaboran entre si por vencerlo, siendo hasta ahora la primera vez que Orochimaru siente temor por alguien que no sea Izumi; Otro cambio importante en la trama es que Neji recupera temporalmente su conciencia gracias a los poderes de Izumi, algo que si bien no es igual, esta inspirado en el capitulo 163 de Inuyasha, pues sentí que ya era momento para profundizar en la relación de ambos hermanos, siendo algo enternecedor. Los próximos capítulos serán más pacíficos y suaves, pues cerraran el arco de este fic y se sitúan en Diciembre, es decir que sucederán hechos relacionados con la navidad y año nuevo, tanto en el siglo XVI como en el siglo XX.
También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: un fic inspirado en un What If de la Dinastía Romanov, que aún no tiene título, "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer) :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de esta historia :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3
