Capitulo XII

And I know we're done, I know we're through

Eadlyn. 11:45 a.m.

El resto de la mañana se me pasa volando. Neena, Lady Brice y Josie se la pasan intentando calmarme los nervios, pero no lo consiguen. Las cosas pasaron como tuvieron que pasar.

Erik llegó a mi habitación un par de horas después de que Kile saliera. Me explicó su versión. Tal vez no estoy conforme con sus excusas, pues no son mucho más que eso, pero de todos modos ya tenía una decisión tomada.

La verdad es que estoy intentando no pensar mucho en eso.

No dejo de vomitar hasta que llaman a mis padres.

Pensé que me iba a ser difícil verlos y explicarles cómo se habían calmado las cosas, de un momento a otro. Se me olvidaba que eran "mis padres". Nada puede ser muy difícil con ellos.

Así que aquí estoy. Esperando mi gran entrada del brazo de mi padre. Me da miedo tropezar y caer. Me da miedo arrepentirme. Me da miedo arruinarlo todo, como suelo hacer.

Entonces cambia la música y papá me saca de mis pensamientos cuando me pregunta:

—¿Segura?

—Segura.

—Claro que lo estás, porque eres Eadlyn Schreave y...

—No hay nadie en la faz de la tierra más poderoso que yo —respondo.

Cambia la música. Las puertas se abren.

Kile. 12:00 p.m.

La veo entrar, perfecta con el vestido blanco y la corona reluciente, que deja entrever sus bucles del color del café recién hecho. Estoy tan feliz de verla y tan orgulloso, que por un momento olvido que no soy yo el que la espera al final del pasillo.

Pero ahuyento la melancolía cuando pasa por delante de mí, ya casi al final de su recorrido.

Me guiña un ojo ¿Como era? ¿De avellana?

Entonces llega a su destino y Maxon la entrega a Erik.

Erik. Sus ojos se encuentran con los míos por una fracción de segundo, pero es suficiente para hacer la pregunta y dar la respuesta:

—¿Seguro?

—Seguro.

Así que todo continúa como si nada.

—Todavía le puedes pedir que no diga el "si" hermano— me susurra Ahren.

Y yo intento no plantearmelo, en serio, pero a medio de la misa me pierdo en el sueño de cómo sería si lo hiciera. Cómo sería si alguien por aquí no quisiera callar para siempre. ¿Eady estaría feliz o me odiaría por el resto de su vida?

Me imagino la parte buena: Le pido que no lo haga y ella se pone tan feliz que me besa delante de todo el mundo. Me dice que me ama. Y Erik nos agradece por no dejarlo vivir en la farsa.

Aunque hace un tiempo yo fui la persona que organizó a un montón de adultos jóvenes para rezar por la Reina America, no soy muy religioso, así que la única parte de la ceremonia que me llama la atención es cuando Ahren me da toquecitos en el hombro.

Escucho al sacerdote decir:

—Si hay alguien que se oponga a este sagrado matrimonio, que hable ahora o calle para siempre.

Es mi momento. Lo sé. Siento un temblor en mi cuerpo y un vuelco en el corazón. No obstante, no puedo hacerlo. No puedo faltar a mi palabra y no puedo separar a Eady del hombre al que ama.

Siento una manita tocando mis dedos. Es Josie, al lado mío. Me pongo a pensar en eso que dijo sobre que el amor a veces duele, porque esa es la manera en que te das cuenta de que es real.

Prefiero que me duela y así estoy seguro de que fué real. De que soy real.

Así que la ceremonia termina sin problema alguno.

Cuando estamos por salir de la iglesia, Ahren saca una lista y veo que todos empiezan a pasarse dinero unos a otros.

—¿Qué pasa?—pregunto confundido.

—Es la quiniela— aclara Camille—, casi todos apostaron que la boda se cancelaba, o tu te oponías, o Eady no aceptaba. Ahora me deben un montón de dinero, porque fui la única que dijo que todo continuará el curso normal.

—Quiero que conste en acta que yo aposté porque tú te oponías Kile— dice Hale, moviendo la cabeza de un lado a otro—. Me siento un poco decepcionado.

—Ya somos dos—lo apoya Ean.

—¿Ustedes cómo saben todo esto?

—Yo hice el vestido. Tengo que saberlo todo sobre la boda— presume Hale.

—Y yo soy la pareja del Señor Importante— dice Ean.

Va a ser una fiesta muy larga.

Eadlyn. 05:28 p.m.

Sigo nerviosa.

Todo salió bien pero aunque veo a Eikko a los ojos, segura de que una parte de mi podría perderse en ellos, otra parte, en el fondo de mi, sigue pensando en lo que pudo haber sucedido.

Me refiero a que estoy terminantemente decidida a ser feliz con la decisión que tomé, pero aún hay algo dentro de mi que se empeña en imaginar lo que estuvo tan cerca de mi.

Todavía hay algo que necesito saber. Algo que me puede sacar del estado de estupefacción por el que estoy pasando.

—Eikko, quería preguntarte algo… —digo de pronto.

Estamos sentados en la mesa principal. He estado viendo como bailan mis padres.

—¿Ahora qué pasa Eadlyn?

—¿Por qué nos seguiste? ¿Y por qué nos dejaste ahí después?

Se incorpora de su asiento. Creo que no sabe por dónde empezar.

—No quería seguirlos—empieza a explicar— pero la verdad es que me ganó la curiosidad. Quería saber que era lo que hacían. Encontrar la razón por la que ustedes dos tienen tanta química cuando están juntos. Así que le pedí al conductor que los siguiera y me dediqué a observarlos desde el asiento del copiloto.

»Después, cuando pasó el accidente, no quería que mis padres se dieran cuenta, por lo que le pedí que regresáramos. Pensaba regresar a ayudarlos, pero el miedo me ganó. ¿Qué tal si me culpaban por todo? Fué entonces cuando me encerré en mi habitación, como el cobarde que soy y me dije a mi mismo que arreglaría las cosas al día siguiente.

—No quiero que me vuelvas a dejar sola. Nunca en lo que nos reste de vida.

—No te preocupes Eadlyn— dice acariciándome el pelo—. Ya hice esa promesa.

Kile. 7:00 p.m.

Estoy solo en la mesa de Ean y Hale, viéndolos bailar. Hay un montón de parejas en la pista de baile, pero dudo que pueda encontrar personas más resilientes que mis padres. No puedo creer todo lo que pasaron para estar hoy aquí. Juntos.

Sigo pensando en eso cuando veo a una chica acercarse a mi mesa.

—Disculpa, ¿me puedo sentar aquí?. Soy la invitada de Neena, así que no conozco a nadie y me dejó sola mientras bailaba con su novio. Y no te ofendas, pero al parecer eres el único por aquí que es tan solitario como yo.

Le sonrió divertido, mientras le doy un trago a mi vino. No sé quién es esta chica, pero es tan rara como yo, o eso parece.

—Claro, siéntate —la invito—. ¿Cómo te llamas?

—Alice —contesta estrechándome la mano.

—Yo soy Kile— contestó.

—Ya lo sé. Yo aposté porque tú ganarías todo esto.

Parece a punto de reírse, pero en su lugar me guiña un ojo. Tal vez es que estoy muy borracho, pero resulta hilarante.

Y lo que es mejor aún, saca un libro de su bolso de mano y empieza a leerlo.

Siento que podría ser mi mejor amiga.

—¿Qué lees?— pregunto intentando iniciar la plática.

—Oh, es sólo Persuasion de Jane Austen. Ya sabes, ¿no pueden dos personas reconectar?

Sonrío por dentro. Creo que tengo la respuesta.

—Te digo por experiencia que no se puede.

—Bueno, era más sencillo en otros tiempos.

Nos quedamos en silencio un momento, justo cuando llega Eadlyn a la mesa.

—Hola Kile— dice mientras saluda con un gesto de cabeza a Alice— ¿Me concedes esta pieza?

En eso empieza a sonar "The 1" de Taylor Swift.

—Irónico— susurro.

Caminamos hacia la pista de baile, pero Eady solo se encoje de hombros.

Apoya su cabeza en mi pecho y estoy seguro de que escucha lo alocado que está mi corazón en este momento, latiendo de forma inhumana. Me pregunto si el suyo sonará igual.

—¿Qué es esto?— exclama mientras pasa las manos por mi espalda.

—Creo que traje un libro por si me aburría.

—Ahora entiendo porqué se te acercó esa chica de tu mesa—sonríe—. Las ratas de biblioteca siempre se encuentran.

—Encontramos la manera de hacerlo, no te voy a mentir.

Me mira a los ojos, mientras le doy la vuelta, bromeando.

—Bueno, pues espero que encuentres a la persona, Kile.

—Sabes que aunque la encuentres, siempre vas a ser mi prioridad ¿no, Eady?. Cada vez que necesites algo pidelo. Lo que sea.

—Gracias— contesta, sonrojada.— It would've been fun if you would've been the one, Kile.

Estamos a punto de separarnos cuando recuerdo el regalo que le tengo guardado.

—Espera Eady— digo mientras saco el libro de mi camisa, intentando que nadie lo note.

Paso las páginas buscando una fotografía, hasta que la encuentro.

—¿Qué es eso?

Es una instantánea de una casita de verano en la playa. Como la que le diseñé cuando aún estaba en la Selección. Llevo mucho tiempo trabajando en ella, con la esperanza de que estuviera lista cuando llegara este momento.

—Es tu regalo de bodas.

—¡Es mi casa! La que tu me diseñaste Kile. La recuerdo.

—Bueno, ahora es tuya y de Erik— bromeo.

—Estoy muy orgullosa de ti.

Sé que toda esta locura ya terminó, pero es divertido perderme en los ojos de Eadlyn otra vez.

Eadlyn. 07:24 p.m.

Voy por toda la fiesta presumiendo mi casa. Quiero que todos admiren el trabajo de Kile. Es demasiado talentoso para que se quede sin reconocimiento.

No quiero mentir, es extraño que sea precisamente esta casita. La primera vez que supe de ella, ese diseño en los planos de Kile, me imaginé pasando el rato ahí, con él.

Ahora es un regalo para Erik y para mí. Tal vez un día lleve a mis hijos a esa casa. Niños que no serán hijos de Kile. Niños a los que no les podré contar la historia de ese lugar.

Todo se complica de nuevo. Mi cabeza da vueltas una y otra vez. No dejo de pensar en lo que hice mal, si confundí la idea del amor con la novedad, en todos los aspectos, que Eikko llegó a ser en mi vida.

Y veo a Kile.

Está sacando a bailar a la chica que se acercó a su mesa, mientras sonríe. No puedo hacer esto. Aunque dejándolo ir yo me quedé varada en la orilla de un precipicio.

—Rosé flowing with your chosen family— pienso.

Ya hicimos la elección, y tal vez no fué el tiempo para nosotros.

No pudimos reconectar.


Es este capitulo (el último, por cierto), usé The 1 de Taylor Swift, compuesta por ella y Aaron Dessner.

Pido disculpas si hay cosas mal escritas o que tardaron en actualizarse. Últimamente no he estado bien, y aunque ya tenia la historia en mis borradores, esto habla tanto de mi misma que no me quería afrontar a eso. Muchas veces me he sentido como Eadlyn y muchas veces me he sentido como Kile. No es facil ver para atrás hacia el momento en que escribí esto.

~Mund xx.