Hola a todos, chicos, gracias por continuar aquí. Les tengo el nuevo capítulo y espero que lo disfruten.
Lo dedico con mucho cariño a mi querida annaall-youneedislove Feliz cumpleaños enfermera, pasa un hermoso día.
Capítulo 3
Cuando entró a su cuarto ya sabía lo que iba a pasar, había presentido al sujeto que estaba ahí dentro, esperándole como un león al acecho, por lo que se alistó mentalmente para responder.
Lo que no esperaba era ser recibido con violencia dado que era muy arriesgado atacar a un asesino como él; sin embargo, al entrar, Muath lo apresó contra la pared sosteniéndolo por el cuello y él se quedó quieto; respondió apretando sus manos y alejándolo de sí, torciéndole ambos brazos, pero el tipo hizo un movimiento brusco con las piernas haciéndole caer y chocar contra la pared en el proceso; Illumi tomó ventaja de la caída y dio una fuerte patada a la cara del hombre, el cual cayó al suelo, sólo que este también optó por actuar veloz y, con otra fuerte patada, logró quitarle el balance al morocho haciéndole caer. Con mucha velocidad se lanzó sobre Illumi sosteniéndolo por los hombros, sosteniéndolo contra el piso.
Illumi levantó ambas manos para hacer distancia entre el sujeto y él, y escuchó que susurraba con una ira apenas contenida:
—Esta noche sabrás por qué soy alumno del maestro Caín. Serás mío, no me importa lo que tenga que hacer.
Illumi aprovechó que le sostenía por el cuello para acercarlo a él.
—Nunca —respondió y aprovechando la distancia le asestó un fuerte cabezazo, que hizo retroceder y marear a su oponente.
Illumi hizo uso de su flexibilidad para escapar del sometimiento; Muath intentó noquear en varias ocasiones al morocho, golpeándolo por la mandíbula, pero la velocidad y el buen entrenamiento del Zoldyck no le permitió lograr su objetivo.
—Así que eres más que una cara bonita —escupió Muath, limpiándose la sangre de la boca— entonces yo también me pondré serio.
Y continuaron peleando dentro del departamento, que ya estaba destrozado; era una lucha intelectual porque ambos tenían un entrenamiento muy rudo y no podían simplemente usar cualquier técnica para ganar, porque el fin no era matarse —eso estaba entre líneas—. Muath planeaba hacer que Illumi se volviera su pertenencia e Illumi debía detenerlo a toda costa. Si lo mataba, estaría en serios problemas con su familia y con toda la hermandad.
En un descuido, Muath sacó una gruesa cuchilla que intentó clavar en el abdomen del morocho y que fue a dar contra uno de sus brazos, abriendo una profunda herida en él.
—El siguiente movimiento lo definirá todo —Muath se creyó victorioso al ver la herida.
Arremetió con todo contra Illumi, pero el muchacho había estado esperando este momento, y con un par de agujas se aseguró que Muath quedara en un estado de semi-inconsciencia.
—Si me preguntan, tú me lastimaste primero —señaló su brazo— y en segunda instancia, no pienso volver a la isla. No seré pertenencia de nadie. Que te quede claro Muath, es mejor que te rindas ahora y te retires fingiendo que no pasó nada. Si lo haces, yo no diré nada tampoco.
Se arrodilló y removió las agujas. Al instante Muath cayó inconsciente, así que aprovechó para tomarlo como un costal y lo dejó afuera del hotel, arrojándolo al suelo; allí estaría inconsciente un par de horas y podría marcharse sin decir nada. Pese a que no quería hacer las cosas de ese modo, tenía en mente un nombre, y por ese nombre haría lo que todo, sin importar cuan doloroso y peligroso fuera. Todo por su amado Killua.
.'.
El discurso que le había dicho a Alluka con respecto a Illumi de verdad había hecho mella en él. Tenía tiempo que no recordaba la muy desafortunada vida de su hermano. Cuando miraba hacia atrás temblaba, no quería volver a sentirse así, tan desolado y triste, temeroso por volver a casa con la ansiedad acabando con su salud. Luego pensó en lo que Illumi debió sentir cuando era un niño, que estaba solo y nadie le daba importancia a sus sentimientos, cuando no tenía nada con qué jugar ni nadie con quién divertirse, que miraba a todo el mundo tan lejos de él.
Ahora que lo conocía sabía que le gustaba mucho conversar. Sostenían largas charlas sobre diversos temas de los que Illumi tenía opiniones muy variadas, como si las hubiera pensado por largas horas, y sabía que le gustaba bromear; tenía un sentido del humor bastante ácido y a veces inoportuno, pero era bromista y eso era mucho, considerando que antes no hablaban de nada que no fuera trabajo y entrenamiento. Entonces cayó en cuenta que por mucho tiempo se perdió de una persona que era especial y que estaba ahí esperando una pequeña oportunidad para demostrar que no era la misma basura que todos afirmaban. Se sonrió. Quizá antes no lo hubiera apreciado tanto como en esos momentos; ahora podía hacer más por él, por mejorar su calidad de vida y verlo sonreír y hacer todas esas bromas. Definitivamente haría que valiera la pena cada segundo que compartieran juntos.
El día de volver a verse estaba cerca y sólo podía imaginar todas las cosas que harían; deseaba ver su rostro cuando le dijera que Alluka estaba dispuesta a tratarlo. Había tanto de qué hablar, y él ya no quería esperar. Se la pasaba con el celular en la mano esperando que se comunicara para avisar que iba en camino o que, de milagro, solicitara verse más temprano, aunque esto último era casi imposible. Illumi nunca le escribía salvo que tuviera algo que informarle y no por conversar ni para pasar tiempo con él. Comenzó a preguntarse si no estaba siendo lo suficientemente amistoso como para darle esa comodidad de hablarle aun si no fuera parte de su itinerario. Tenía ganas de ver un poco más de cercanía y no sólo limitarse a ser así cada tercer día.
«¿Y si yo le escribo?» se preguntó, pero no se le ocurría algo interesante de qué hablar, no podía escribirle algo tan simple como un "Hola Illumi, te extraño", porque le daban escalofríos de sólo pensarlo, aún si no estaba mintiendo.
«Hola, Illumi. ¿Vendrás hoy?»
Se arrepintió otra vez de escribirle algo absurdo. Se jaló los cabellos con desesperación.
«¿Por qué siempre actúo como un tonto cuando se trata de mi hermano?» no lo sabía, no podía comprenderlo.
—¿Qué pasa? —le interrumpió Alluka, asomándose por sobre su hombro para ver la pantalla de su celular.
—¡Alluka, es privado! —de inmediato tapó la pantalla como si tuviese algo que ocultar.
La chica soltó una carcajada; de todas las cosas que ella era capaz de hacer, jamás pensó que asustar a su casi invencible hermano estaría entre ellas.
—Pues es que estás así como tonto mirando tu celular y haciendo aspavientos, ¿qué quieres que te diga?
Killua reconoció internamente que sí, en efecto, actuaba como un loco.
—¡Es que envié un mensaje sin querer y ahora debería disculparme!
—¿A quién?, ¿qué le dijiste? —se rio otra vez por ver la expresión de vergüenza en su hermano.
—A alguien —se quejó—. Un mensaje estúpido y sin sentido.
Ella sabía de quién hablaba, siempre lo supo. Su risa nerviosa, sus ojos llenos de ilusión, su torpeza fuera de lo común y esas ansias mal disimuladas por estar en contacto con Illumi, eran la clara señal de que algo estaba pasando entre ambos, y que ella no tenía la facultad de detenerlos, sólo apoyarlos, hacerse a un lado y ayudarlos a seguir contra la adversidad, al tiempo que buscaban una solución más viable.
—Te gusta, ¿cierto?
—¡¿Qué?! —se levantó de su asiento— ¡No tienes idea de quién estoy hablando! Por eso dices esas cosas, no Alluka, ¡no!, es imposible que alguien como… es imposible.
—Lo que es imposible, es que niegues lo que es evidente.
—No sabes de quién hablo —espetó nuevamente, no muy convencido de sus propias palabras, pero esto era más difícil de reconocer.
Su celular le hizo olvidar la discusión, se dio prisa por ver la respuesta.
«Hola, sí, no faltaría a una cita contigo por nada del mundo»
Se ruborizó, y entonces tuvo escalofríos. Quizá Alluka estaba más cerca de la verdad de lo que él estaba dispuesto a reconocer. Pensar en las palabras de Illumi le provocaba un calor interior muy agradable, como si hubiera encontrado un trozo de un hogar que tanto anhelaba. Prefirió ignorar las palabras de su hermana, no tenían lógica, no podían ser aceptadas. Se enfocó en la siguiente reunión; esta vez se arregló muy presentable para ver a su hermano, quería dejarle una buena impresión para que le viera como una persona más madura e independiente.
Se sorprendió bastante cuando le vio entrar con una venda en el brazo, cubriendo una gran herida que se extendía desde el codo hasta atrás, cruzando el bíceps.
—¡¿Qué te ocurrió?! —se alarmó.
Su hermano era intocable, un excelente peleador, esa herida no podía ser hecha bajo circunstancias comunes.
—Una pelea. No es gran cosa, pero es mejor evitar la exposición.
—¿Cómo pasó?, explícate, nada de mentiras ni secretos —exigió, examinando el vendaje, revisando por encima en busca de una pista sobre lo que tenía.
—Un tipo me atacó cuando llegué a mi habitación. Peleamos, pero ya todo está bien, no te preocupes.
—Illumi… —el tono de su voz le indicaba que faltaba información, no se conformaría con una explicación tan plana.
Despeinó sus blancos cabellos y se dirigió hasta el cómodo sillón que tenía en el cuarto.
—No sabría cómo empezar a explicar esta historia —fue sincero, Illumi era demasiado apegado a las reglas como para atreverse a fallar. Aun si no quería decirle a su hermano sobre los hombres de la Isla y su relación con ellos, sabía que si no lo hacía y si se enteraba por otro medio, no se lo perdonaría y sería el fin de todo.
—Tranquilo, sé que lo que has vivido no ha sido tu culpa, no te juzgaré —se sentó a su lado, dispuesto a escuchar la historia.
—Verás, yo… —se puso inmensamente nervioso.
Quería decirlo, sí, pero no quería decir que el ente estuvo acostándose con un tipo amigo de su padre, ni que estuvo coqueteando con otros tantos. Lo hacía verse mal, horriblemente mal.
—Voy al baño.
Se puso de pie mecánicamente, quería hacer tiempo para pensar en cómo diría las cosas sin sonar mal. Era una tarea casi imposible de llevar a cabo, menos con esos tiernos ojos azules clavados en su figura, siguiéndole a todos lados. De pronto, escuchó que su celular sonaba, pero no lo traía con él, lo había dejado en el sillón; se asustó terriblemente de que Killua viera algo inapropiado.
—¡Illumi, te llama el abuelo! —suspiró, y toda su sangre regresó a su sitio.
—Ponlo en el altavoz, me lavaré las manos —abrió la puerta para escuchar mejor y se regresó a abrir la llave del lavamanos, Killua se acercó para que el mayor atendiera sin problemas, sosteniendo el celular en la mano.
—¡¿Dónde carajos estas, Illumi?! Muath ha hecho un escándalo diciendo que estás saliendo con alguien.
—Abuelo —mantuvo la calma, nunca antes había escuchado a Zeno tan alterado—, estoy ocupado, he estado trabajando estos días y…
—¡Me importa un carajo lo que Silva te esté ordenando hacer! Ven a la isla ahora mismo.
Killua estaba paralizado, tampoco él había escuchado su abuelo tan alterado en su vida, le sorprendía que Illumi no levantara la voz ni reaccionara abruptamente para defenderse.
—Abuelo, no pienso volver allí, no tengo nada qué hacer en ese lugar.
—No, niño, esto no funciona así, no es como tú quieras y cuando tú quieras. Te veré aquí en…
—¿Para qué?, no hay nada qué hacer allá.
—Para venderte, ¿para qué más te querría aquí? Silva está dudando, así que debo hacer la transacción rápido antes de que haga esto más difícil, te entregaré a alguien bastante conveniente. Terminará gustándote.
Los ojos de Illumi y Killua estaban fijos mientras su abuelo terminaba de dar su explicación, ambos estaban anonadados; Illumi avergonzado porque su hermano acababa de escuchar algo tan desagradable, mientras que Killua no podía creer lo que su abuelo había dicho. Estaban vendiendo a su hermano, comerciando con su vida. Su sangre comenzó a hervir de furia.
—Abuelo, no pienso ir. Yo tengo a alguien en mí vida, y ya tomé mi decisión, papá me dijo que podía dejar este asunto de la isla.
—Illumi, seamos francos, a nadie le importa lo que sientas. Puedes sentir todo lo que quieras y tu posición en casa no va a cambiar.
Zeno estaba molesto, no obstante había un trasfondo para ello. Silva estaba abandonando la idea de relacionarse con la gente de la isla, y no podía tolerar perder las tradiciones que tantos años le había costado mantener; no quería perderlo todo así de la noche a la mañana, se estaba dejando llevar por sus emociones, y sabía que estaba mal, pero creía que Illumi entendería su posición, ya que anteriormente había mostrado mucha frialdad en el tema.
Illumi forzó una sonrisa, queriendo calmar las ansias de Killua, pero fue muy tarde.
—Illumi está conmigo, abuelo —alzó la voz el albino e Illumi sintió ganas de vomitar por los nervios—. Vino a atender unos asuntos, y no lo dejaré ir. No permitiré que comercien con él, no me importa lo muy conveniente que sea para la familia. Es mi hermano, no su juguete.
—Kil… —Zeno comenzó a entrar en razón, pero su ira volvió— esto es asunto entre Illumi y yo, tú no tienes nada que ver aquí.
—Quieres que sea el heredero, ¿no? Si tan sólo te importa eso, entonces deja en paz a Illumi. No permitiré que pisoteen sus deseos, ni su persona, ni lo usen como siempre usan a todo el mundo. Ahora mismo colgaré, hablaré con él y luego me comunicaré contigo. Nos vemos.
Cortó la llamada, e Illumi no fue capaz de emitir sonido alguno. Zeno entendía que su pequeño nieto tenía bastante razón; estaban tratando con un ser humano, y él estaba actuando irracional por culpa de sus emociones. Decidió calmarse; luego volvería intentar comunicarse con su nieto mayor, tal vez podría llegar a un acuerdo más sano.
Illumi quería hablar, disculparse por la situación, pero se mantuvo quieto, viendo a Killua caminar con parsimonia hasta el sillón donde se sentó con la mirada seria.
—Kil…
—¿Ellos te han estado vendiendo? No conforme con usarte para estos trabajos, te mandan a promocionarte a una isla para venderte. Yo… yo no puedo Illumi, no puedo con esto.
—Lo siento…
—¿Por qué pides perdón? Illumi, esta no es tu culpa.
Lo vio, ahí estaba el morocho, de pie, sin poder decir una palabra en su defensa, y notó cuán frágil era: un muchacho a disposición de todo el mundo, queriendo un poco de paz para vivir, y hasta ahora —todos— lo habían interpretado como un tipo malvado, frívolo, capaz de cualquier fechoría. Recordó todo lo que el Barón decía sobre él, tantos detalles tan tristes en su historia, no pudo más que conmoverse.
—Illumi… desde hace tiempo quería decirte… —se armó de valor, imaginándolo así tan solitario cuando en realidad escondía una personalidad agradable dentro de él por temor a ser juzgado— necesito pedirte perdón —vio cómo su hermano comenzaba a respirar con rapidez, quizá alterado por sus palabras—. Yo… yo te dije esas cosas horribles sobre sentirme avergonzado de ti, y no es cierto, nunca lo fue. Yo nunca me avergonzaría de ti, estoy impresionado de la persona que en realidad eres; no puedo hacer otra cosa que admirarte. Pienso mucho en ti, pienso en todo lo que me he perdido de ti y me da coraje, no puedo creer que perdí tanto tiempo empujándote lejos de mí cuando más me necesitabas.
—Detente —suplicó con voz suave— no sigas por favor…
Pero el menor le ignoró, motivado por su deseo de desahogo.
—Quiero pedirte perdón, no sólo por eso, si no por no haberte dado la comprensión que necesitabas, siento… siento que fallé como hermano, que no estuve ahí para ti cuando estabas triste, cuando no tenías a nadie con quién hablar y querías conversar de cualquier cosa —sus manos temblaban por las emociones contenidas; se puso de pie y caminó a donde estaba su hermano, el cual escondía su rostro, mirando a un lado pretendiendo no prestar mayor importancia a lo que le decía—. Te debo tantos cumpleaños, tanta compañía y gratitud por todos los esfuerzos que hacías por mí. Yo era demasiado chico y engreído como para apreciarlo y…
—Kil…
Los recuerdos del abandono eran su peor pesadilla, cuando se dio cuenta que nadie le estimaba, le atormentaba la idea de reconocer que en su vida había estado tan solo, que morir quizá le hubiera proporcionado un poco de alivio.
—Yo necesito que lo sepas, Illumi. No dejaré que te vuelvas a sentir solo, no dejaré que nadie te pisotee, yo te defenderé de todos…
—Por favor… ya no más… —cubrió su rostro con una mano tallándose los ojos violentamente en un vano intento por disimular su estado.
Killua captó entonces lo que estaba pasando, había cruzado la barrera impenetrable de Illumi, esa que lo hacía parecer como un pilar duro y resistente; Illumi se atrevió a abrazarle para cubrir su tristeza, ocultándose en el hombro de su hermano. No iba a aceptar que le vieran mal, no importaba que se tratara de Killua.
—Lo siento… lo siento mucho.
Abrazó a Illumi con fuerza dejándose llevar por sus emociones, invitándolo a abandonar esos malos recuerdos que de seguro le rondaban en sus peores noches, deseando transportarlo a una nueva realidad, una donde no volvería a estar solo. Lo apretó y acarició su espalda hasta que sintió que Illumi se relajaba y se preparaba para soltarle.
Escuchó un murmullo muy suave y apenas entendible, un "gracias" que llegó hasta lo más hondo de su corazón. Sintió que se quebraba ¿tanto lo habían lastimado y él se lo había guardado sin decir nada, sin esperar nada? No podía soportarlo, la idea lo estaba acribillando. Imaginar estar en su lugar le hacía ahogarse de la angustia. Su padre lo usaba a su gusto, sin preguntar si estaba de acuerdo o no; su madre abusó de él, de su ignorancia para implantarle un monstruo de Nen sin misericordia; su abuelo lo estaba vendiendo como un objeto, y sus hermanos no lo veían precisamente con buenos ojos. No, ya no dejaría que siguiera así, él correría a darle auxilio.
Acarició nuevamente su espalda.
—No estás solo, Illumi… estoy contigo.
—Por favor, no digas nada… —no disfrutaba el dramatismo, no quería escuchar palabras compasivas si no iban a durar; si sólo eran un gesto emocional, no tendría sentido, estaba cansado de esto, de las falsas esperanzas. No jugaría con sus propios sentimientos. Estaba herido, pero se lo guardaría otra vez y quizá, con el tiempo, podría creer en lo que el albino decía.
La tristeza de Illumi le conmovía, no podía verlo, pero sabía que se estaba conteniendo de llorar puesto que la humedad de unas pocas lágrimas había empapado parte de su mejilla, y sin querer él también terminó por dejar que sus lágrimas le secundaran. Se quedaron así en silencio hasta que ambos lograron controlarse.
—Vamos, siéntate, hablaré con el abuelo —sugirió ya más calmado.
—No, no lo hagas Kil. Yo hablaré con él.
—¿Para qué te trate de ese modo? No, no… Illumi, ahora eres mi responsabilidad. Si él cumple lo que quiere ¿qué haremos?, ¿acaso crees que soy tonto y dejaré que te vendan? A todo esto… ¿por qué quieren venderte?, ¿qué ha pasado?
Eran muchas preguntas, por supuesto que iba a tener montones de dudas, era natural, sólo que no sabía qué tanto Killua conocía sobre su propio destino. Recordó cuando le dijo al abuelo "¿quieres que sea el heredero?" y se estremeció, Killua no tenía idea de la clase de vida que le esperaba como el heredero; ahora comprendía porque se requería una fortaleza mental impenetrable.
—Esta herida —señaló su brazo— me la hizo un tipo de la isla de Asesinos, fue a mi cuarto a verme, y tuve que sacarlo de ahí.
—¿La isla de Asesinos? Alguna vez escuché a Nimrod hablar de ella, pero no sé bien qué es —la pregunta confusa sorprendió al morocho.
—¿Papá nunca te habló de la isla de los Asesinos? —el peliblanco negó con la cabeza— qué extraño… ¿qué se supone que intenta papá contigo? —preguntó al aire.
Killua lo observaba con mucha atención y recordó de pronto las palabras del ente de Nen.
—Nimrod dijo alguna vez que papá quería castigarme por mi rebeldía… ¿lo recuerdas?
—¿Dijo eso? —se quedó pensativo, escarbando en su memoria hasta que llegó a él ésa imagen, sin embargo notó que había algo velado, un secreto en sus palabras al que él no podía acceder— recuerdo que dijo eso, pero no sé por qué… esto es bastante extraño…
—Sí… pero de todos modos ¿qué es eso de la isla de Asesinos?
Illumi tomó aire, sabía que iba a ser una larga explicación y que terminaría revelando cosas bastante delicadas, asuntos que quizá deberían esperar, pero ya le había dicho a su hermano que no le guardaría más secretos, sería honesto con él en todo momento.
—Existe un lugar conocido como Tierra Sagrada; es una isla fundada por familias de Asesinos, así como la nuestra. Dado que los negocios más importantes y el gobierno están protegidos por asesinos, dentro de Tierra Sagrada los bancos y materias primas sirven para el lavado de dinero.
No era ninguna sorpresa que el dinero que circulaba en el país tuviera otra finalidad, cualquier que conociera a un asesino, se preguntaría cómo es que tanto dinero no fuese detectado.
—Es una isla turística así que es un lugar bastante popular, los gobiernos de todos los países saben que es un territorio de Asesinos y saben que su función principal es el lavado de dinero, porque, como has de saber, el dinero que nosotros ganamos no es bien habido… Las familias más importantes de la hermandad de Asesinos conforman el parlamento que gobierna la isla y se dedica a las negociaciones más importantes para la hermandad, así como darles protección política alrededor del mundo gracias a sus buenos tratos con otros países.
—No me digas… ¡Nosotros somos parte de ese parlamento! —algo dentro de él le decía de la influencia que tenía su familia no era de chiste. Se levantó de su asiento, tomó una de las bebidas y le ofreció la otra a su hermano para alivianar el momento.
—Sí y no… ya no más. El abuelo pertenece al concejo, papá se suponía que estaría en el parlamento pero aquí es donde comienza el problema.
—Oh no… —presentía que algo no iba a gustarle para nada.
—Como bien sabes, mamá pertenece a los Iluminados.
—Ah sí… esa mujer… —rodó los ojos, detestaba que Illumi continuara llamándola "mamá" cuando no merecía ese puesto.
—Los Iluminados, nos guste o no, son la agrupación más poderosa del mundo. Son dueños de bancos, medios de comunicación, farmacéuticas, medios de transporte, líneas de mercados, producción de armamento; controlan artistas de todo tipo, están repartidos en toda clase de ciencias y se encargan de que los gobiernos hagan leyes que los beneficien; tienen gente en todas partes, y eso sin mencionar que controlan a otros grupos, como los Hunters, las mafias, el mercado negro, entre otras cosas…
Killua sabía que eran poderosos, pero no había imaginado la magnitud de esas palabras.
—Aniki… es como si dijeras que son dueños del mundo.
—No quiero decirlo en voz alta… —dejó la frase al aire, se aclaró la garganta y prosiguió— Lo único que no han podido dominar es, precisamente, el mercado de los asesinos. Controlan las mafias, el tráfico de drogas y trata de blancas y parte de la corrupción es vigilada por ellos. Pero por más que lo han intentado, nunca han podido superar a los Asesinos.
Por alguna razón sintió un alivio al saber que él pertenecía a la más grande resistencia de los Iluminados; sin embargo ese pensamiento se vio opacado cuando pensó en lo que eso implicaba.
—¿Por qué no hacen negocio con los Asesinos? ¿No sería más sencillo si los anexaran a su equipo?
—Eso es precisamente a lo que voy, los Iluminados se conforman por gente erudita, personas inteligentes que tienen altos grados de estudio. Tal vez no lo has notado, pero mamá tiene especialidad en psiquiatría. No puedes ser un miembro de los Iluminados si no eres alguien ilustre que ellos puedan aceptar como su igual. No es como los Hunter que hacen un tonto examen de resistencia, ellos son más exigentes. Pregúntate esto, Kil ¿qué grado de estudios tiene Gon?
—¿Eh? —se quedó pensativo— creo que ya terminó la escuela elemental… sé que está estudiando mucho ahora mismo.
—¿Y tú?
Se ruborizó, nunca se había visto a sí mismo con esa descripción tan vacía, no pudo responder a la pregunta, pese a que Illumi estaba en las mismas condiciones.
—Papá nos dio estudios básicos. Aprendimos a leer, a escribir, vimos un poco de matemáticas, física y biología, pero nunca terminamos ningún grado escolar. Así son todos los Asesinos, su vida es enteramente dedicada al negocio familiar, por ello mismo los Iluminados nos clasifican como "bestias ignorantes".
—Pero no pueden contra esas "bestias ignorantes".
—Ja… lo que quiero decir es que los Iluminados y los Asesinos no trabajan juntos, no son enemigos, son competencia, pero no se odian, al contrario, quisieran llegar a un acuerdo pero sus tradiciones y ambiciones chocan. Por eso, el asunto de mamá y papá es muy relevante.
Abrió los ojos, ahora comenzaba comprender un poco lo que Illumi intentaba transmitirle. Dejó a un lado su bebida y se enfocó en su hermano, esta vez sin quitarle el ojo de encima.
—Mamá era una sacerdotisa protegida por los Iluminados, que estaba obligada a mantenerse en celibato, pero papá se la llevó y regresó ya comprometido con ella, contra los deseos del abuelo.
—¡Oh cielos! No me digas… ¡Tú eres la razón por la que ellos dos se casaron! —Se rio en voz baja e Illumi lo vio con ironía.
—No es mi culpa que ellos dos hayan sido tan calientes como para aguantarse las ganas…
—¡No digas cosas así, Illumi! Qué asco.
Esta vez Illumi se rio, dio un sorbo a su bebida, al menos Killua estaba tomando la historia de forma relajada.
—Por culpa de esa relación, papá tuvo que abandonar su posición en la isla, y actualmente se está esforzando por recuperar su puesto.
—La pregunta entonces es, ¿cómo? —sonrió, era tan sencillo comprender a su hermano mayor; sin embargo, la actitud seria que mantuvo el morocho le hizo sentir que ya venía el verdadero problema de su historia.
—Hay una tradición entre las familias de Asesinos. No se permite el matrimonio por elección propia, se casan entre las familias que conforman la hermandad por medio de acuerdos que fomentan las buenas relaciones y negocios.
Instintivamente tomó la muñeca de Illlumi y la apretó, asustado por lo que estaba escuchando. No era tonto, comprendía bien lo que su hermano le explicaba.
—No… Illumi… no quiero que me obliguen a casarme…
—No harán eso —le sonrió a su hermano, aunque la mano del albino apretaba muy fuerte su muñeca y sentía cómo la sangre se detenía, enfriando sus dedos— tú estás exento de esa tradición, esto sólo recae en los hijos que no son los herederos.
—¡No! —volvió a apretar la muñeca de Illumi, sus nervios se dispararon— significa que… Alluka…
—No creo que papá quiera que ella se case, seguramente lo verá como una gran pérdida, no te preocupes por ello.
—Kalluto…
—Sí… seguramente así será con él.
—Milluki…
—Si lo piensas bien, para él será la única forma de hacer que salga de casa. Le vendrá a bien casarse con una de las adineradas hijas de un asesino influyente.
—Tú…
—Sí.
Sintió que se mareaba, un dolor en su pecho comenzó a atravesarlo.
—Eso es a lo que el abuelo se refiere, ¿verdad?
—En realidad, es otra cosa… Kil, ¿podrías soltarme? No siento los dedos.
Vio que el albino se mordía los labios mientras observaba apenado su mano que se marcaba en la piel blanca del morocho. Lo soltó con lentitud; Illumi aprovechó el momento para deslizar su mano hacia abajo y apretar suavemente los dedos de Killua y así trasmitirle por un breve instante un poco de afecto. Vio con orgullo el delicado rubor que apareció por un instante en sus dulces mejillas.
—Hay otra forma de hacer negocios entre Asesinos, que no es matrimonio —continuó, desviando la atención de su tierno gesto— digamos que tú, como heredero, conoces al hijo no-heredero de otro asesino, y por alguna razón lo consideras interesante y quizá quieres que trabaje para ti. Lo que harías sería ir con el padre de ese muchacho, y pedirías que se te permita "apadrinarlo", serías el padrino de ese muchacho y ahora él te pertenecería para los asuntos que lo requieras siempre y cuando ofrezcas cosas, ya sea dinero, negocios, posición social o lo que sea, con tal de tener a ese muchacho a tu disposición.
Se quedó en silencio, comprendiendo el punto, le sonó mucho mejor que forzar a Illumi a casarse.
—Entonces, es eso lo que el abuelo quiere, quiere que alguien te apadrine para recuperar la posición de papá, ¿qué pasaría contigo?
—Así es. Si el abuelo consigue eso, yo me iría a vivir con la persona que me apadrine, y tendría derecho a pertenecer a la hermandad de Asesinos. Nosotros, los no-herederos, somos considerados miembros externos, o simpatizantes, pero no tenemos posición ni partido dentro del grupo. Si me apadrinan, podría pertenecer a la hermandad, ya que se considera muy difícil impresionar a otro asesino, como para que quieran adoptarte —en teoría todo lo que decía era coherente pero la práctica era absurda.
—¿Tú… tú quieres eso para ti?
—Kil… no estaría mal estar dentro de un grupo para el que he trabajado toda mi vida, además, si me apadrinaran se me permitiría elegir si quiero casarme o no, pero… todo es muy diferente a lo que suena. En realidad, no necesito nada de eso.
—¿No?, ¿qué hay de malo en eso?
Illumi miró hacia la nada. No quería decirle las cosas a su hermano, no podía permitir que su imagen se viera manchada por algo tan desagradable.
—En realidad… Kil, no quisiera hablar de ello, esto es algo que el ente de Nen estuvo haciendo y preferiría no tocar ese tema.
—Pero…
—¿Podrías hacer esto por mí? —sabía que, al hablarle así, se estaba aprovechando de su actual posición frente a su hermano que estaba afectado por esa carta que lo volvía débil a él.
Se quedó en silencio, suponía que su hermano aspiraría a algo así, después de todo, él lucía como alguien que de verdad disfrutaba su trabajo; además si eso no significaba que su hermano estaría comprometido con alguien más, cosa que le hacía sentir un desagrado profundo, no sonaba tan mal. Entonces recordó algo que antes no había entendido bien, un viejo y desagradable recuerdo.
—"La mercancía de papá" —dijo en voz alta— a esto se refería Kalluto cuando te llamó así, ¿verdad?
—Lo sé… seguramente mamá le dice todo a Kalluto.
—¡Kalluto siempre ha sabido todo! Ese niño… —exhaló— tengo mucho de qué hablar con él.
—No lo hagas, no hace falta —sintió escalofríos, sospechaba que Kalluto conocía esas actividades desagradables en las que se metía el ente de Nen y con tal de ocultar esa información haría lo que fuera necesario.
Ese secretismo le molestaba, pero no quería que su hermano se sintiera incómodo. Suponía que Nimrod lo había puesto en situaciones bastante desagradables; no podía imaginar la cantidad de cosas que seguramente hizo en su nombre, así como lastimarlo a él y arruinar su imagen dentro de la familia. No iba a prometerle a Illumi que no hablaría con Kalluto, claro que pensaba hacerlo después, pero por el momento mantendría a Illumi tranquilo.
—Aniki… hablaré con el abuelo.
—Kil…
—Sí —insistió—, lo haré. Sé que no te gusta la idea, pero no toleraré que te traten como quieran.
—No quisiera que te metieras en problemas Kil, es mejor que te mantengas al margen de esto.
—Illu-nii, confía en mi —Illumi se quedó de piedra, hace mucho que no escuchaba a su hermano llamarlo de ese modo tan cercano— hablaré con él frente a ti, ahora mismo y verás que no diré nada comprometedor.
Lo dudaba, francamente. Killua podía ser muy emocional en momentos como ese —así como lo fue con Gon y con Alluka— y probablemente pondría mucho en juego con tal de conseguir lo que quería. No quería eso, pero las palabras de los astrólogos le habían enseñado que debía dejarse proteger por él, que aceptara ser su propiedad para alimentar su amor.
—De acuerdo, pero… no te meterás en problemas, ¿verdad?
—No —se rio, lo último que quería era problemas nuevos. Tomó el teléfono y llamó a su abuelo, estaba listo para demostrarle a Illumi que nunca más estaría solo.
—Pásame a Illumi —Zeno no esperó, ya no sonaba enojado como antes, pero se notaba que seguía en desacuerdo con Killua.
—No.
Illumi, desde el momento en que percibió el tono amenazador de Killua supo que tomaría un mal camino todo y se asustó, pero no se atrevió a intervenir.
—Killua, esto es entre él y yo, no tienes nada que ver aquí, pásame a tu hermano.
—Abuelo, lo siento, no pienso dejar que trates como quieras a Illumi, yo pienso dar la cara por él. Si lo vendes a él, te despides de mi ¿entiendes?
Illumi tuvo que reconocer que, aunque era terrible lo que decía, era un método efectivo para detener a su abuelo.
—¿Estás seguro de lo que dices? Kil, yo no soy tu enemigo, pero tengo que recordarte que yo no soy Silva, yo no te trataré como él lo hace, dejando que escarmientes por tu cuenta.
—Estoy totalmente seguro —confirmó sin dudarlo.
Escuchó a su abuelo soltar aire, se notaba que hacía el esfuerzo por mantenerse frío.
—Bien, un día de estos iré a hablar con ambos, los citaré y los veré. No ahora, será en su debido momento.
Cortó la llamada, esa reacción había sido inesperada, volteó a ver a su hermano que parecía tan confundido como él.
—Colgó. Dijo que hablaría con ambos.
—Bien, esto sólo puede significar que nos dará tiempo para actuar, eso es mejor que nada.
Había sido un día bastante emotivo, ambos se habían acercado más. La desgracia comenzaba a traer un efecto positivo en Killua, el cual se alegraba bastante de saber que podía ser útil pese a todo el mal por el que habían pasado hasta ahora, y que compensaría cada cosa mala que había aportado a la vida de su hermano; además, agradecía que Illumi fuera tan paciente y no tomara ventaja de él, con todo y que él le había dado permiso de hacerlo. Reconocía que cerca de él se sentía seguro y tranquilo.
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Alluka vivía otra tragedia interior. Ella conocía de un modo diferente a Killua, no como un bravo asesino capaz de muchas cosas ni un talentoso y valiente peleador. Lo conocía como un chico tranquilo, alegre, juguetón, que solía ser emocional y duro cuando era adecuado. Desde el momento en que ella supo que tendría que involucrarse románticamente con su hermano mayor, tuvo miedo. Illumi era un completo desconocido para ella, sólo sabía que había atormentado a su hermano por años, lo recordaba como el acosador que no los dejaba estar juntos y por ello no aceptaba que tuvieran una relación, ni siquiera amistosa. No le agradaba, sospechaba que Illumi les tendería una trampa en cualquier momento, no podía dormir de sólo pensar que Killua estaba en el cuarto con su hermano, haciendo algo que ella desconocía, no se atrevía a acercarse a la puerta a espiar, principalmente porque ellos la descubrirían, pero tampoco lo hacía porque no quería encontrarse con algo desagradable. Ya Killua le había dicho que no era una mala persona, e incluso ella había accedido a hacer una reunión con Illumi.
Quería confiar en Illumi, de verdad que lo deseaba, pero con Killua escondiéndose de ella, le era imposible; sólo veía a su hermano reír o decir indirectas sobre lo muy bien que se sentía por tener contacto con su hermano mayor, y no podía mentir, sentía celos de saber que Illumi era alguien importante para él, aparentemente ahora más importante que ella y que Gon. Se sentía ignorada porque él no le contaba lo que pasaba en sus horas con su hermano, como si él no confiara en ella, tratándola como cuando eran pequeños cuando la apartaba de todo lo relacionado con su mundo de asesinos. Así que lo poco que avanzaba en su proceso de aceptar la relación de sus hermanos, retrocedía conforme veía que el albino la apartaba.
Kalluto y ella ahora estaban en contacto constante, ese era un secreto que voluntariamente había decidido tener con Killua. Si él no le contaba cosas sobre Illumi, ella no le diría sobre Kalluto. El albino desconocía por completo que ellos dos se mantenían en comunicación debido a sus constantes distracciones. Alluka le expresaba su inconformidad a su hermano menor, quejándose de todas las actitudes que el albino tenía con respecto a Illumi, y el más chico tenía que explicarle todo de vuelta hasta que se calmara. Por otro lado, Kalluto se mantenía así porque quería saber los avances que había entre sus hermanos, y estar al pendiente de la situación, así que soportaba la interminable lista de reproches de la chica.
—No suelta su celular. Se la pasa viendo la pantalla como si tuviera toda su vida ahí dentro —una de esas noches en las que Killua se encerraba con Illumi, se puso a conversar con Kalluto.
—Es de esperar, recuerda lo que nos dijo el Barón. Ellos dos tienen que… pues…
—Lo sé… —suspiró— ¿en serio tiene que ser así? Kalluto, no quiero que eso pase, Killua merece a alguien mejor, alguien joven, de su edad, que no sea su hermano y tenga una vida más sana.
—No es que yo sea fanático de estas cosas, ni apruebo esta relación, pero ¿te has puesto a pensar en las consecuencias de que esos dos estén juntos sin nada de por medio?
—¿A qué te refieres? —hubo una pausa, no importaba cuán habituados estuvieran a la situación, seguía siendo difícil tocar esos temas.
—¿Qué tal si tienen que estar así por muchos años? ¿Qué tal si nuestros intentos por encontrar una solución fallan? Killua estará así una temporada, ilusionado por culpa de un efecto, pero pasará y entonces… dime, conoces bien a nuestro hermano ¿crees que aceptaría tan fácilmente estar así con Illu-nii?
Se lo imagino, ¿qué sería de Killua si él no tuviera ese efecto en su cerebro? Cerró los ojos, y lo vio. Visualizó al albino enfermo, deprimido, consciente de que su hermano se había aprovechado sexualmente de él; quizá aguantaría así una temporada, luego todo sería caos y destrucción. Definitivamente agradeció que esa carta hubiera atenuado la caída de su hermano.
—Por eso, por eso mismo tengo la idea de apoyar a Illumi, ayudarlo a que Killua no pierda ese efecto en él. Terminando el año, esto debería seguir igual. No quiero que él sufra más, ya no más Alluka. No más ¿me entiendes?
Ahora estaba en sus manos, comprendía porque Kalluto le llamaba tanto; porque él no tenía influencia en Killua, en cambio ella sí. Ella podía decidir si orientar a Killua sobre sus sentimientos y hacerlo vivir como si fuera algo normal, o podía hacer que él tuviera miedo de sus propias emociones y volver todo una relación conflictiva, todo para que al final Killua perdiera el efecto y todo se fuera al carajo. Era una decisión que quería tomar, en base a los resultados que tuviera de sus próximos movimientos; a diferencia de Kalluto, ella creía firmemente en que encontrarían una solución rápida, principalmente creía esto porque ella no tenía conocimientos de Nen, y su experiencia con la entidad, le hacía suponer que todo era más sencillo de lo que parecía, así que no le importaba tanto el efecto de su hermano, si no darle una calidad de vida decente.
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Con la excusa de que alguien lo había atacado, le exigió a Illumi que se mantuviera en contacto avisándole cada vez que llegara a su casa y que todo estuviera bien. Era suficiente motivo para que su hermano le escribiera constantemente, lo que le emocionaba bastante, tanto así que leía los mensajes de Illumi antes de dormir, mirándolos complacido de saber que él le escribía; de imaginar el momento en que él lo hacía; que pensaba en él antes de irse a dormir. Esto nunca lo vio como algo relevante o romántico, le parecía más bien que estaba siendo protector con su hermano mayor, como un verdadero líder al pendiente de todos los que estaban bajo su tutela y creía que el ser un buen líder lo hacía feliz.
—¿No te parece muy agradable saber que alguien que aprecias, está bien? —le preguntó a Alluka mientras caminaban por uno de los tantos parques que ahora visitaban.
—Claro, me siento feliz de verte aquí; tranquilo después de tantos años de entrenamiento —contestó ella, haciendo a un lado la idea de a quién se refería.
—En eso tienes razón.
—Aunque claro, si yo estuviera enamorada, también me sentiría así como tú.
—¡¿Qué?! No, no Alluka… no sabes de lo que hablas.
—Es obvio hermano, te gusta esa persona que te hace ver tanto tu celular, y por su culpa dices cosas raras en momentos menos esperados.
—Alluka, de verdad… si supieras, no dirías esto.
—Illumi, ¿cierto?
—¡Maldita sea, Alluka! —estaba horrorizado, ella sabía exactamente lo que decía, no estaba arrojando palabras al azar.
—¡Oh mira, un bebedero! —corrió hacia él, jalando a su hermano del brazo hasta estar cerca de la pequeña fuente, se acomodó el cabello y se inclinó— pero no te quedes callado, háblame de ese chico que tanto te gusta —bromeó.
—Alluka —murmuró amenazador— esto no es gracioso.
No lo era, en realidad Alluka sentía escalofríos de sólo referirse a su hermano mayor de ese modo. No, ellos dos no podían tener una relación, pero sí se trataba del bienestar mental de su hermano, entonces podía reconsiderar todo.
—Pues… parece que Illumi es alguien bastante especial, entiendo que lo veas así, digo… nunca convivimos lo suficiente con él como para verlo como un hermano, ¿no crees?
Era un absurdo razonamiento que guardaba la intención de aligerar la culpa que tenía Killua por sentirse atraído a su hermano. Si podía hacer que él pensara que no estaba tan mal por sentirse así, quizá ayudaría un poco a que su transición no fuera tan mala. Killua aguardó en silencio, mirando a su interior, considerando la posibilidad de que su hermana tuviera algo de sentido.
—A todo esto… ¿podrías pasarme su número de teléfono?, quisiera hablar con él.
—¿Eh? —examinó a Alluka, buscando señales de no haber enloquecido—, ¿de qué quieres hablar con él?
—¡Es privado! Sólo dame su número, por favor.
—¿Para qué? —iba a negarse rotundamente, pero la postura amenazante de su hermana le demostró que hablaba muy en serio—, ¡pero quiero saber de qué quieres hablar con él!
—Yo no hostigo preguntándote lo que hablas con él…
—Ya, ya… —buscó el número de Illumi— te enviaré su contacto, pero mmm…
Era difícil determinar lo que le preocupaba de que esos dos hablaran. Por un lado temía que ellos dos pelearan por lo que fuera, porque podía ser que Illumi no la tratara con la delicadeza que ella merecía, o que ella no lo tratara como el ser humano con sentimientos que en realidad era; pero también le daba curiosidad saber lo que pasaría y no quería que ellos dos lo ocultaran cuando tenía tanta necesidad de conocer a Illumi.
—¡Gracias! —miró el número, y por primera vez en días, no tuvo miedo. Si Killua le pasaba el número de su hermano, era porque consideraba que no era una amenaza para ambos; por más que ella dudara de sus intenciones, Killua no veía a su hermano mayor como algo que debía estar lejos de ella.
El albino se quedó quieto, mirando cómo su hermana caminaba tranquilamente frente a él. Varias de ideas cruzaban por su mente: la clase de conversación que esos dos sostendría; lo que Illumi diría sobre él, vaya que tenía curiosidad sobre ello.
Illumi no le coqueteaba, eso estaba claro, lo trataba con bastante atención, conversaban, hacían burla de lo que podían, se preocupaban por temas en común, pero no había eso que había esperado. Se dio cuenta que no comprendía bien el deseo de su hermano, era como si se hubiera desvanecido; ya comenzaba a dudar sobre lo que su hermano quería y eso le ponía nervioso, porque aunque no lo exteriorizara quería sentirse deseado por él. Se estaba comenzando a desesperar por la falta de interés de Illumi; y no era que no lo sintiera, pero no era la clase de interés que él quería.
—¡No te vayas sin mí! —llamó a la chica y se apresuró a alcanzarla— prométeme que me dirás de qué hablaste con él, ¿de acuerdo?
—Hermano… —se quería reír por la actitud tan nerviosa de él— te prometo que te diré si tuve una buena o mala impresión. Eso es todo.
Muchas gracias a todos por leer, gracias a fujoshi83, javitojavii por sus adorables mensajes, les dejé un mensajito en sus bandejas. Ojalá les haya llegado.
Gracias a mis adorables betas, Chiru y, mi siempre fiel beta (pueden creer que llevamos juntos tanto tiempo?) KaiD23
Nos vemos luego, no puedo asegurar la fecha debido a que, como algunos saben, sigue mi temporada de luto.
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