Dedico este capítulo a Yuuki que me presionó a publicar

HADOS 21

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La tentación de colgar la llamada fue poderosa, esa voz era inconfundible y aún así pretendió desconocerlo; era menos fastidioso que aceptar sus múltiples problemas dejados por Nimrod.

—Si no me dices quién eres, simplemente colgaré y no volveré a responderte.

—Soy Chrollo.

Un escalofrío lo recorrió. Detestaba hablar con ese tipo, era como ponerse en contacto con un demonio hambriento de poder; nunca era directo, no decía lo que quería, todo era metafórico e imposible de resolver; al final siempre se quedaba con la sensación de que, pese a que hablaron por largas horas, no sabía nada del tipo con el que estuvo cruzando palabras y que, en cambio, le había terminado regalando valiosa información que no era capaz de apreciar.

—¿Estás ocupado?

—Sí —contestó tajante—, estoy trabajando.

—Te pagaré el doble.

Ya sabía que no podría negarse por mucho tiempo a verlo porque Chrollo era persistente y agresivo, un ladrón que obtenía lo que deseaba sobrepasando cualquier limitación, y que no permitía que se le intimidara. Tampoco podía hacer mucho, si su propio padre hablaba de Chrollo como alguien peligroso, era por algo especial que debía tomar a consideración. No obstante, su prioridad era Killua y no podía darse el lujo de ir frente a Chrollo para terminar con la relación que Nimrod había empezado sin ninguna consideración previa.

—Estoy ocupado. Luego hablamos.

—Tengo a tu hermano menor.

Su sangre hirvió de furia, ese tipo estaba usando a su hermano Kalluto para amenazarle. Ya sabía que un día lo iba a hacer, pero consideró que sería como último recurso y cuando todavía le quedaban cartas que podía usar con tal de obtener su atención.

—Te estás metiendo con la familia equivocada.

—¿En serio? Sería interesante saber qué pasaría si presiono los botones correctos —se rio, no era su intención molestar al Zoldyck, pero llevaba meses aguardando por una oportunidad para verle de nuevo. Por boca de Hisoka había escuchado varias cosas interesantes sobre él, y ahora más que nunca tenía intenciones de sacarle provecho—. Sólo ven a verme cuando puedas. Hazlo pronto, y te molestaré menos.

Colgó la llamada. Estaba furioso, y su preocupación como hermano mayor le hizo darse cuenta que tenía que asegurarse de que el menor estuviera a salvo. No esperó ni un segundo más y de inmediato hizo la llamada; Kalluto tardó bastante en responder, y mientras esperaba que el menor atendiera el teléfono, notó los ojos azules de su amante mirándole con preocupación. Él sonrió como diciéndole que no pasaba nada malo, sin conseguir calmarle.

—¿Illumi? —contestó Kalluto— ¡Maldición no me estés llamando! Estoy en medio de algo.

—Chrollo me llamó.

—¡¿Qué demonios?!

—Vuelve a casa Kalluto, es peligroso que estés ahí. Te está usando para amenazarme.

Le escuchó rechistar. Ya sospechaba que el niño se negaría a obedecer.

—Ocúpate de Killua —su voz sonaba bastante agitada, como si hubiera estado corriendo mucho—. Yo después volveré. Ya sabes que estoy dándote tiempo.

Sí, y se lo agradecía; era muy importante para él estar libre de esos pendientes y continuar ganándose el amor y respeto del albino, cosa que no podría hacer si esos dos estaban sobre él.

—Kalluto, tienes que volver.

Escuchó sus jadeos cansados y la llamada finalizó. Deseó arrojar el aparato contra el suelo, a causa del coraje que le daba no poder intervenir en las decisiones del menor. No deseaba darle problemas a ninguno de sus hermanos, especialmente cuando estos estaban cooperando por su causa. Lamentaba que las cosas fuera de este modo. Miró de nuevo al albino y le sonrió, —conteniendo sus emociones— caminando de vuelta hacia la puerta de Alluka y escuchó los reclamos de la chica, que seguían y seguían, hablando de su desvelo, de que despertó temprano y que llevaba horas esperándoles.

—Ya, ya… tranquila —le decía el albino.

—¡No! —miró a Illumi con ira, todavía no terminaba de desahogarse— ¡Illumi!

—Dime —levantó una ceja.

Alluka lucía demasiado cómica cuando reclamaba como para tomarla con seriedad.

—¿Al menos usaste protección?

Debía estar demasiado enojada como para decir esas cosas sin ningún cuidado en medio del pasillo. El rostro del albino enrojeció.

—¡Alluka!

Él en cambio ni se inmutó. Alzó los hombros y le siguió el juego.

—Ni que se fuera a embarazar.

—¡Illumi! —la voz del Killua resonó por todo el pasillo.

Tomó por los hombros a su niño y lo atrajo hacia su pecho. Sintió que un codo se enterraba violentamente contra sus costillas y tuvo el reflejo de reír. Los reclamos de Killua le parecían infinitamente encantadores.

—Ustedes dos, dejen de hablar de eso como si fuera cualquier cosa —reclamó ahogando su voz en el cuerpo del mayor.

—Alluka fue la única que sacó el tema —el forcejeo del albino le distrajo por un momento y decidió continuar su día ignorando el asunto de la llamada—. Vamos a la playa, ¿vienes, Alluka?

Los ojos de la chica se llenaron de felicidad, tenía muchas ganas de ir a caminar por la arena y jugar en el mar. No tuvo que responder, su expresión corporal lo hizo por ella. Se metió al cuarto para cambiarse de ropa y los hizo esperarla afuera.

—Idiota… —murmuró Killua todavía molesto por haber sido expuesto de ese modo, pero un beso en su cabeza le hizo olvidar su ira.

—Sólo bromeamos.

—¿Quién era? —recordó la llamada, no podía sacarla de su mente. Quería saber quién insistía tanto en comunicarse con Illumi.

—Hace un momento hablé con Kalluto, le pedí que volviera a la casa.

—¿Kalluto te llamó desde un número desconocido? Eso es raro.

Mentirle sería fatal. Los instintos del muchacho podían darle problemas, si es que comenzaba a ponerse en el plan de ocultarle cosas.

—Me llamó Chrollo. Quiere verme, pero le dije que estoy ocupado.

—¿Por eso hablaste con Kalluto?

—Sí.

La puerta se abrió y Alluka corrió delante de ellos para presionarlos a partir lo más pronto posible. Illumi tuvo que frenarla un poco para pedirle que tomara su maleta puesto que de ahí se moverían a la casa donde se quedarían por el resto de los días.

Olvidaron el tema de Chrollo por los juegos de su hermana; corriendo fascinada por la arena, arrojándose a las olas con su flotador mientras escuchaba las advertencias de no confiarse del mar. Killua le seguía de cerca para cuidarla y disfrutar de un ameno día, mientras Illumi descansaba a lo lejos, bajo una enorme sombrilla que Alluka había seleccionado para acomodarse y comer junto al mar.

Veía a sus dos pequeños hermanos jugar divertidos y sonreía. Por muchos años había deseado estar en una situación como esta, incluso le pareció un deja vú, le recordaba a uno de esos falsos recuerdos que el hombre de la Y le había implantado durante la época en que él vivió en la oscuridad. Ilusiones hermosas de paz y familiaridad, con la pequeña excepción de que esta vez eran reales, no una fantasía más, era su propia vida y estaba agradecido por ello. Ver la sonrisa del albino que de vez en cuando le dirigía a lo lejos con esa mirada que ocultaba un aire de seducción dedicada especialmente para él, le inspiraba a esforzarse a ganarse su auténtico amor; deseó tener la capacidad de detener el tiempo y quedarse ahí en medio de esa vida tranquila, con esa simplicidad que había aprendido a admirar.

Killua se desesperaba porque quería que Illumi fuera un poco más desinhibido y se uniera a ellos en el mar, pero sabía que pedía demasiado. No lo convencería de correr junto a ellos y nadar en las olas. Así que en cuanto Alluka se cansó de nadar y sugirió ir a buscar piedras llamativas entre arena, él prefirió dejarla sola. Al fin de cuentas, ella sólo caminaría por la orilla, cerca de ellos, donde podían cuidarla; además el Nen de Illumi se expandía bastante y podría vigilarla aún si no la veían.

En cuanto pudo, corrió hasta sentarse junto a su amante, relajado de un buen día de diversión; se recostó en la suave manta que habían acomodado y puso su cabeza sobre las piernas del morocho.

—¿Qué ves? —le preguntó— Tengo algo de hambre, deberíamos traer comida.

—Pensaba ir ahora mismo a conseguir algo, pero ya te has puesto cómodo.

La risita del albino le hizo sentir cosquillas de felicidad.

—No me has respondido la pregunta, ¿qué ves?

—A ti, por supuesto, ¿hay algo más interesante que eso? —contestó con naturalidad.

En un principio Illumi había creído que sería imposible para él hablarle de amor con tanta facilidad, y sorprendentemente había resultado lo contrario, Killua era a quién más le costaba; pero cada sonrojo del niño hacía que valiera la pena cada palabra llena de romance.

—V-vamos a comprar algo de comer.

Cambió el tema, se levantó de las piernas de su hermano y se sacudió la infinita cantidad de arena que posiblemente no terminaría de eliminar hasta llegar a la casa. Illumi le siguió, no sin antes robarle un fugaz beso y tomarlo de la mano para llevarlo por la playa en busca de su objetivo.

Lo que de verdad quería saber el albino era sobre los constantes momentos en que Illumi sostenía su celular, ese día no había dejado de recibir mensajes y él lo había notado. Llevaba cinco mensajes, él mismo los había contado en secreto; quizás no los escuchó, ni vio, pero los intuyó por los gestos de Illumi; si sus sospechas eran correctas, alguien le había estado escribiendo, estaba seguro de eso, puesto que su hermano no había respondido ninguno de ellos.

El resto del día lo pasaron junto al mar con Alluka haciéndoles bromas sobre su relación, y al anochecer se dirigieron a la casa de Illumi. La chica amó el lugar; por la noche se podía ver un hermoso paisaje y oír el relajante sonido del mar, el viento fresco, y disfrutar de una deliciosa cena casera, que le hizo reconocer lo muy buen cocinero que Illumi era. Se detuvo a observar a ese par de enamorados mientras estaba en el jardín, la puerta corrediza de vidrio le permitió verles recostados sobre un sillón mientras hablaban en voz baja, y la imagen le robó una sonrisa. Nadie podría atinar a que eran hermanos, irradiaban una unión ya imposible de superar, incluso le inspiraban deseos de tener su propia relación así de funcional y agradable.

Killua se encontraba abrazado al pecho del morocho mientras este le acariciaba el cuello y espalda, de vez en cuando enredando sus dedos entre sus blancos cabellos y le contaba sobre su vida como asesino. Killua se lo había pedido, movido por la curiosidad por conocerlo. De vez en cuando le interrumpía para añadir más preguntas o comentarios en las historias que él relataba, mientras reaccionaba a las caricias con una expresión corporal que delataba lo muy enamorado que estaba.

Alluka les anunció que se iría a dormir, era momento de dejarles a solas; apenas la vieron apartarse, decidieron continuar la conversación en su recamara.

—¿Te gustaba entrenarme?, yo creía que me odiabas —quizá lo decía así, pero la sonrisa en su boca le hacía parecer menos serio.

Se subió a la cama sin ningún cuidado, las cobijas se desacomodaron al instante y él sólo terminó por sentarse hasta recargarse en la cabecera, como usualmente hacía cuando planeaba mantener una conversación larga con su novio.

—¿Te refieres a… cuando eras un bebé o algo así?

Illumi le siguió, jalando las sábanas para acomodarlas de vuelta en su sitio y procedió a desabotonar su camisa, dispuesto a relajarse.

—Sí, sí… —miró su abdomen marcado e hizo un esfuerzo por ignorarlo— ¿desde cuándo lo hacías?

—Desde que naciste, Kil. Claro, yo tenía doce, lo último que me iba a importar era si debía cuidarte o no.

Besarlo era siempre una experiencia única en el mundo, no importaba cuantas veces lo hiciera, en cada ocasión se sentía diferente. Se aproximó velozmente a un lado de la cama y lo apresó contra el respaldo; por unos segundos sus labios se unieron en un cálido beso que distrajo al albino, acto seguido se recostó a su lado y luego el chico se acomodó en su pecho como usualmente gustaba hacer.

—No te diré que me gustaba. De hecho lo odiaba, yo quería entrenar. Se suponía que yo era el heredero y sólo quería mejorar mis técnicas —respondió mientras acariciaba su espalda.

—Lo… —apenas iba a decir "lo siento", cuando el celular de Illumi volvió a vibrar y con ello, los sentimientos de curiosidad volvieron.

Illumi ignoró el aparato, ya sabía de sobra quién era. La misma persona que le había estado acosando todo el día en busca de atención; además, no iba a cambiar su cómoda e irrepetible oportunidad de abrazar al albino sólo por leer otro absurdo mensaje de la persona que menos quería que interrumpiera la belleza de su día.

—Tu celular sonó, ¿no vas a atenderlo?

Sintió que la sangre le bajaba hasta los pies y volvía a su curso normal cuando Killua le dijo eso. Fingió no darle importancia.

—Después… Cuando tenías quizá tres o cuatro años, fue cuando me empezó a gustar entrenarte.

—Oh… ¿crees que sea importante ese mensaje que te llegó?

Hubo un silencio incómodo, Illumi comprendió que no iba a librarse de la curiosidad del albino sólo por cambiar el tema. Se aclaró la garganta, prolongando un poco el tiempo para pensar más en la respuesta que le daría.

—No es nadie. Además, cuando estoy contigo, tú eres más importante.

—¿Y si es papá?, ¿qué tal si es un trabajo urgente?

—Si fuera nuestro padre yo lo sabría, le puse un sonido especial.

—Ah… —tenía el impulso salvaje de averiguar sobre la persona que había estado enviando mensajes a su hermano, temía que fuera Joab en busca de atención, pensarlo hacía que ese sentimiento oscuro le carcomiera— ¿entonces no es importante?

Se rió de nervios, quería evitar a toda cosa el tema pero era obvio que perdería. Killua lo forzaría a hablar, el pequeño tenía tanta curiosidad sobre él que apostaba que esta era sólo otra prueba más de lo muy indagador que podía ser.

—No —respondió sin hacer mucho alarde.

—Ah… ¿entonces quién es? —ante la constante evasiva de su hermano, no tuvo más remedio que ser directo.

—Verás…

No tenía forma de explicarlo sin sonar mal, no estaba preparado para hablar de su relación con Hisoka, especialmente porque había tenido una relación íntima con el pelirrojo, siendo él Illumi y no la entidad de Nen. Si Killua se enteraba, tendría mucho miedo porque no existía la cómoda excusa de "era Nimrod", y conociendo al pelirrojo, éste era un hablador que se atrevería a confesarlo sin ningún pudor. Killua esperaba la respuesta, incluso se había levantado de su sitio y le miraba con un aire acusador que sólo le daba más nervios.

—Un tipo que conocí hace mucho.

—¿Un cliente?

—No.

—¿Un hombre de la isla?

—No.

Si ya tenía curiosidad, ahora era peor, no encajaba en los dos únicos tipos de personas que creía que Illumi conocería. Entonces vino a su mente una tercera posibilidad.

—¿Un Iluminado?

—No —contestó por impulso— bueno, sí, pero no así tal cual.

—¿Lo es o no?

—Sí, pero no es un Iluminado que se unió por propia voluntad.

—Ah…

Esos "ah" sólo prolongaban su sufrimiento, se sentía forzado a admitir el crimen de su pasado. La que reconocía como la única traición a su amor por el albino.

—Preferiría no hablar de ello.

En cuanto escuchó eso, se molestó ¿por qué le ocultaría información de alguien que "no era importante" a él? Su novio, eso no tenía coherencia.

—¿No confías en mí?

—Sí, claro que sí Kil. Es sólo que…

—Entonces dime, yo no te voy a juzgar y lo sabes.

Tomó aire y se sentó, acomodando sus cabellos a un lado, resignado a hablar. Killua no le estaba dando opciones, le estaba exigiendo información de forma amable; era mejor hablar que prestarse para malas interpretaciones que arruinaran la buena relación que tenían. Permaneció en silencio, mirando hacia el colchón, acomodando las almohadas en un torpe intento por postergar su destino.

—Bueno… Kil, es alguien que quizá conoces… —lo veía claro en los recuerdos que Nimrod le había dejado— Quiero decir, lo conoces, y no es nadie agradable, no me enorgullece conocerlo, de hecho preferiría no hablar del tema.

Terminó por intentar ganarse su compasión al evadir el asunto, pero esto sólo provocaba más el enojo del niño. Él sentía que estaba en todo su derecho exigir esa información que de entrada presentó como "no importante" y que ahora resultaba ser todo lo contrario.

—Illumi… —habló con amenaza, y el morocho respiró hondo.

—Hisoka —confesó, y ya sentía que vendría una ola de regaños.

—¡¿Qué?!, ¿ese idiota te ha estado molestando?, ¿de dónde lo conoces?, ¿por qué te molesta?

Demasiadas preguntas para su gusto.

—Sí —pasó una mano entre sus cabellos, para liberar un poco la tensión en su cabeza—, Hisoka es… el hombre de la Y hizo un trato con él. Hisoka tiene un problema con alguien de los Iluminados y el ente le dijo que él mataría a esa persona a cambio de que trabajara para él por un tiempo; pero como el ente desapareció antes de completarse el trato, Hisoka no lo está tomando a bien.

—¿Trabajando en qué?

—Vigilándote y matando para él, mientras que él se ocupaba de sus asuntos personales.

Enterarse de que Hisoka le vigilaba le provocó escalofríos. Ese tipo siempre estaba sobre Gon, y a él le fastidiaba bastante, jamás habría sospechado que el verdadero objetivo del falso mago era en realidad él y no su amigo.

—Entonces sólo hace falta que mates al tipo con el que Nimrod hizo trato, ¿no?

—Sí, algo así…

—¿Y?, ¿por qué no lo haces? Digo, sé que Hisoka es un gran estorbo viviente. Sería más fácil si cubres tu cuota y te deshaces de ese reverendo imbécil.

La forma en la que el albino hablaba mal de alguien era interesante; su voz se tensaba y sonaba más fuerte de lo normal, lo cual demostraba que estaba siendo protector y un tanto celoso con él; su expresión corporal y las palabras que seleccionaba para insultar, denotaban un inmenso desprecio como resultado de sus celos profundos que atraían la atención de Illumi y en cierta medida le provocaban una felicidad que jamás admitiría.

—Sí, supongo que sí podría hacerlo —pensó en Geppetto, el tipo que debía matar. No era difícil porque no era del tipo peleador, pero podría haber mucho en juego si lo hacía, motivo por el que Nimrod mismo se había frenado.

—¿Supones? No Illumi, si necesitas ayuda sabes que puedes contar conmigo.

Se sorprendió mucho de escucharlo decir algo así, cuando él había abandonado la idea de ser un asesino. Matar no debería estar en su lista de cosas que se atrevería a hacer.

—Kil, el ente se metió en muchos problemas con los Iluminados por matar a su gente. Esa es la razón por la que estoy yo aquí y no esa cosa…

Esa respuesta cambió todo el significado del acuerdo entre su hermano y el pelirrojo. Hisoka no era importante para Illumi, tampoco el hecho de matar o no, sino el meterse en líos tan grandes como los que le valieron a Nimrod su desaparición. Entonces entendió lo complejo que era.

—Tendremos que pensar en un método para solucionarlo, quizá sea bueno que planeemos una estrategia. No quiero que Hisoka te esté hablando… me desagrada mucho ya.

Illumi acarició su mejilla, al menos ya tenía una idea de lo que en realidad le ocurría a su insistente niño. Esos sentimientos debían estar consumiéndolo por dentro, requería entonces de todo su esfuerzo y dedicación para que volviera a la calma.

—¿Y si dejamos eso para más tarde? No quisiera desperdiciar mi noche hablando de alguien que me desagrada tanto. Sabes que mañana temprano iré a trabajar.

—Pero vienes en dos días.

—O tres, pero igual tendré que irme y quiero pasar esta noche contigo, haciendo otras cosas…

Killua se ruborizó, imaginando lo que esas otras cosas querían decir. La risa de Illumi le hizo salir de su estado.

—¿Así que eso piensas cuando digo "otras cosas"? —no se burlaba porque sí, él de verdad se refería a una noche tranquila como las anteriores, y dormir juntos. Sin embargo, la expresión del menor le demostró que él estaba pensando en algo relacionado al sexo.

—¡No sé de qué hablas!

—De todos modos, ya me apetece.

Se levantó de su posición y le besó. Sus labios estaban un poco fríos y al contacto con los tibios del menor se mezclaron sus temperaturas; deseaba besarlos más y más. Poco a poco lo fue guiando hasta quedar recostados otra vez sobre la cama, en verdad no planeaba llegar más allá esa noche, sólo besarlo y mimarlo hasta que se quedara dormido. Pero ese no era el plan del albino, él sí que tenía antojo de esa otra cosa. El pequeño fue bajando sus manos por la camiseta de su hermano, y jaló la tela un poco.

—Illumi… —le llamó.

El mentado se detuvo, esperando que continuara con su petición, pero en lugar de eso sintió como jalaba nuevamente la tela de su camiseta como si con eso le rogara implícitamente que se la quitara, se sonrió, adoraba esa timidez casi infantil. Se levantó y la desabotonó por completo, pero no se la quitó porque pensaba hacerse del rogar. Eso sí, tomó la mano de Killua y la colocó sobre su pecho para que él sintiera la confianza de tocarle por su propia cuenta. El albino deslizó su mano hasta el abdomen, y volvió a subirla; tocar la piel de Illumi le hacía tener hambre por él, su cuerpo comenzó a excitarse y volvió a colocar una mano sobre la tela de la camisa para estirarla.

—Illumi…

Ya lo sabía, no hacía falta que hablara, entendía perfectamente lo que el menor pedía, pero había demasiado en juego como para hacerle caso tan pronto.

—Kil… Alluka está en casa, bien podría… —no, no podía escucharlos, la casa estaba hecha con un buen material que no permitía el paso del ruido de fiestas de los vecinos o turistas paseando cerca de la zona.

—No va a venir.

—No lo sabemos.

—Illumi… quiero…

No podía dejar que lo pidiera de nuevo; si su niño lo quería, sólo quedaba dárselo, tal cual. Respiró hondo, e hizo a un lado su camisa, vio la mirada de lujuria en el menor y no pudo evitar excitarse tanto como él. Se lanzó a su cuello a desabotonarle la camisa mientras bajaba entre besos calientes; Killua restregó sus caderas contra el pecho del morocho mientras bajaba por su cuerpo, y este pudo sentir su erección a través de la tela; entonces supo que no podría detenerse esa noche. El cuerpo del morocho hervía de placer; de un impulso se levantó y se colocó sobre él, esta vez para frotarse contra su cuerpo y transmitirle cuán excitado estaba.

—Ah… —un corto gemido atrajo su atención y respiró hondo.

El menor ya tenía en mente un plan. Illumi se iría esos días, pero no lo dejaría marcharse así de simple, no sólo le daría motivos para querer volver, se aseguraría de que no pudiese sacar de su mente su recuerdo. Se dirigió al cuello del morocho y clavó sus labios en él, absorbiendo su piel, dispuesto a dejar una marca fuerte, una que delatara que había pasado una noche de pasión. Sabía cómo hacerlas, Nimrod lo hizo tanto con su cuerpo que ya hasta creía tener práctica.

Illumi se percató de su intención, lo venía sospechando. No lo detuvo, si eso le hacía feliz, lo menos que podía hacer, era dejarse marcar hasta que su corazón quedara saciado y, para como su piel era absorbida por su boca, estaba seguro que la marca duraría una larga temporada. Si se detuvieron fue porque ambos presintieron la tenue aura de su hermana menor.

—Chicos ¿están ahí?

Les llamó desde la puerta. Killua se sobresaltó más porque Illumi no se movió de su lugar, incluso le sonrió de una forma malévola que no supo interpretar en el momento.

—¿Así que deseabas asegurarte de dejarme un recuerdo? —le susurró al oído.

—Illumi… Alluka está aquí —contestó desesperado.

—Yo te lo advertí, pero no te importó.

—Illumi…

—¿Chicos?, ¿puedo pasar?

—¡Illumi! —no levantó tanto la voz, sólo lo suficiente como para que comprendiera la advertencia.

—Me la debes —mordió delicadamente el tentador lóbulo de su oreja derecha— querías empezar, pero me dejarás insatisfecho…

—¡Ya vamos! —le gritó el albino a Alluka— Illumi, no es gracioso.

—Estamos ocupados Alluka, ven más tarde.

La mirada fulminante Killua sólo le hizo reír.

—Oh… no… sólo quería decirles… que fue un gran día, ¡duerman! Es una orden.

Se quedaron en silencio observándose, el menor tenía un aire de reproche mientras que el otro estaba al borde de la risa, la única razón por la que aguantaba las ganas de reír era porque sabía que lo haría enfadar.

—No es gracioso Illumi, Alluka se pudo haber enojado con nosotros.

—Kil… no pasó nada malo, ya sabe ella que no debe entrar sin llamar a la puerta, no nos va a ver.

Se levantó de su posición y se recostó al lado del pequeño, quien, para colmo de contrariedades, se sintió inconforme por verlo apartarse de él, repentinamente quería seguir con los retozos.

—Debemos dormir, mañana me iré temprano.

El anuncio de que no seguirían con el coqueteo le dolió. No era parte de su plan dejarlo irse sin asegurarse de que Illumi pensara en él, o por lo menos, creía que eso era necesario ahora.

—Pero…

—Ya habrá otro día —apretó la mano de su amante y la levantó para besar sus dedos— tenemos muchos otros días por delante. Además, quiero irme temprano para volver pronto, ya me dejaste un recuerdo de que debo regresar intacto, descuida.

Soltó una risilla que hizo ruborizar al menor, la marca en su cuello era muy clara, roja, y contrastaba bastante en su piel pálida. Podría decirse que cualquiera que la viera no tendría duda de lo que era. Killua se detuvo a pensar sus actos, eso había sido un poco rudo de su parte y si Illumi supiera la verdad, diría que era una forma de demostrar su falta de confianza en sí mismo, que sólo se engañaba con que era sólo una forma de hacer que Illumi pensara en él y nada más.

Illumi se marchó muy temprano al día siguiente. Killua y Alluka se quedaron en casa a esperarle; el albino no se despertó cuando él se marchó, Illumi no quiso molestarlo puesto que se veía muy cansado. En medio de su viaje recibió un corto mensaje por parte de él, cuando llevaba cuatro horas de camino.

"¿Por qué no me despertaste? Quería despedirme de ti".

Suspiró, ya estaba advertido con que esta clase de situaciones ocurrirían cada vez con más frecuencia y que las emociones se complicarían hasta rayar en la locura; más le valía ser prudente, controlar sus impulsos y mal carácter para dar un buen ejemplo al chico, eso y que por ser el adulto, le correspondía ser responsable y responder acorde a la situación, con madurez.

"Me gusta verte dormir. No quería decirte adiós. Volveré pronto".

Casi podía ver la sonrisa tierna de su niño, lo conocía bastante bien y diría que esa respuesta le bastaría para calmar sus inseguridades.

Killua tuvo que controlar su impulso por enviar un mensaje con un "te extraño", en cuanto vio la respuesta de su amante. Dejó su celular a un lado y decidió prestar atención a su hermana que llevaba rato hablando de algo que no tenía idea de qué trataba. Rogó internamente que no le hiciera preguntas o fallaría por completo.

Desgraciadamente no podía pensar en otra cosa que no fuera Illumi; en los mensajes que nunca vio y que supo que eran de Hisoka, pero no lo creía del todo; quería verlos por sí mismo para que le bastara. También se preguntaba por el amante de Nimrod, Joab. Temía que Illumi no le estuviese contando toda la verdad por temor a que él se enojara, no sabía nada del trabajo al que había sido enviado su hermano y eso le estaba matando porque comenzaba a mezclar las cosas. Lo peor era que cada vez que quería convencerse de que estaba actuando irracional, venían a su mente los recuerdos de Illumi leyendo los mensajes, y que al final, cuando estaban en la cama, no abrió el último mensaje que le llegó de parte de Hisoka.

«¿Por qué no lo leyó cuando estábamos juntos?, ¿me está ocultando algo?», analizaba la situación demasiado.

—¡No me estás escuchando! —el reproche de su hermana le trajo de vuelta a la realidad— ¡Ay! De nuevo estás pensando en tu novio, no me pones nada de atención.

Estaban en balcón que daba hacia la playa, sentados, disfrutando de un helado mientras la brisa húmeda les relajaba.

—¡Claro que sí, Alluka! —contestó por reflejo, de inmediato supo que sería descubierto.

—¿Ah sí?, ¿qué fue lo último que te pregunté?

Se puso azul del miedo, Alluka estaba muy enojada. Ella llevaba bastante tiempo intentando entablar una conversación y tras varios intentos, se rindió, Killua estaba evidentemente turbado por algo que no le decía.

—¿Qué te preocupa tanto? Illumi está bien, él es el "oh todopoderoso IllumiZoldyck", el gran sabelotodo.

—Alluka —las emociones le estaban provocando malestar estomacal, necesitaba urgentemente sacar de su cuerpo tanto estrés—, ¿crees que Illumi se atreva a ocultarme algo?

Fue el turno de Alluka de palidecer. Conocía la respuesta a esa pregunta mejor de lo que quería reconocer. La carta de los amantes apareció en su mente y tuvo miedo de que su hermano sospechara de esa verdad. Conociendo su capacidad de intuición y su curiosidad, no les era conveniente hacerse los tontos con esos temas.

—Bueno, seguramente debe haber algo que le de vergüenza decir.

Killua se puso de pie, dejó a un lado su postre y miró hacia el mar. Esa respuesta encajaba con todos sus temores, tal vez Illumi estaba avergonzado de ser asediado por unos tipos que probablemente estaban deseosos de tener una parte de él, y por obvias razones esa clase de cosas no se le debían andar diciendo a su pareja; sobre todo si no tenía intención de preocuparle.

—¿Crees que te esté ocultando algo? —preguntó la chica, fingiendo inocencia, y continuó comiendo su helado.

—Es que… creo que alguien lo está molestando y no me lo quiere decir. Quiero ayudarlo pero no sé cómo decírselo si él se la pasa ocultándolo.

Por otra parte, Alluka desconocía los sucesos de los que hablaba su hermano, no tenía ningún fundamento para hablar de ello y darle calma. Así que se preocupó también, Illumi sí parecía ser del tipo de hombre que no hablaba de sus problemas por considerarlos demasiado grandes como para compartirlos. Si el morocho estaba pasando por dificultades, seguramente no se lo diría a su hermano por su constante obsesión por protegerlo; aunque ella consideraba que Illumi también requería de protección, pese a su apariencia tan estable y fuerte, eso no quería decir que no necesitara ayuda.

—Ten paciencia, estoy segura que si se lo preguntas, él con gusto te lo dirá. Illumi confía en ti.

El problema era que él tenía vergüenza de preguntárselo directamente porque sonaría obsesivo y celoso, tenía mucha pena de admitir sus sentimientos oscuros y posesivos. Se le ocurrió entonces que si él se la pasaba acaparando la atención de su hermano, entonces no tendría nada de qué temer. Sacó su celular del bolsillo y dio "enviar" al mensaje que había dejado ahí detenido.

"Te extraño".

Illumi leyó el mensaje y se preocupó. Killua no era así, definitivamente las cosas no estaban bien. Miró adelante del camino, estaba en medio de una gran ciudad repleta de edificios altos durante una tarde con mucho tráfico, así que optó por no conducir. Por fortuna sabía dónde encontraría a su víctima, y se dio prisa por atraparla.

"Tranquilo, ya pronto volveré".

No era ni remotamente lo que deseaba leer por respuesta. Quería que también le dijera que lo extrañaba, que estaba pensando en él. No algo que sólo le diera por su lado. Se sintió peor, comenzó a imaginar cosas ridículas, imaginó que quizá haberse acostado con él sólo había reducido por completo sus sentimientos por él y que ahora tendría que conformarse con sobras de su deseo. Tuvo ganas de llorar. Él se estaba muriendo de amor por Illumi, mientras que Illumi sólo le decía que estuviera tranquilo.

—¿Qué pasa hermano? —Alluka caminó hacia donde el albino estaba cuando lo vio bajar la cabeza, su postura era una clara muestra de tristeza.

Pero el albino negó en silencio, no quería hablar de ello. Se dio fuerzas para sonreírle a su hermana y engañarla con que todo estaba bien.

Ella le dio unas palmaditas en la espalda y le correspondió la sonrisa. Lo invitó a volver a la mesa y continuar comiendo su helado, alegando que se iba a derretir e intentó cambiar el tema, pero Killua pronto volvió a su estado de dispersión.

"Illumi, ¿estás bien?"

El mensaje le confundió por completo, estaba bastante concentrado vigilando a su objetivo. Un tipo de avanzada edad que estaba en un edificio fuertemente protegido, bien podía estar en cualquier piso, y tenía hunters por montones, los cuales podrían descubrirlo si se descuidaba. Desconocía si los Hunters y usuarios Nen ahí dentro fueran habilidosos, pero más le valía ser cuidadoso. Ese mensaje, fue bastante extraño, sabía que no debía responder por estar ocupado en su trabajo, pero se trataba de su Killua, el cual ya presentaba rastros de falta de control.

"Claro que sí, Kil ¿ocurre algo malo?"

Esperó paciente la respuesta, mirando hacia el edificio, desconcentrado en su trabajo.

"No, todo está bien. Me pareció como si estuvieras molesto".

Releyó su mensaje anterior. Intentó verle un sentido malo a su respuesta, pero no lo lograba. Para él, era una respuesta positiva, le sugería que todo estaba bien, que podía estar tranquilo y que volvería pronto, ¿qué le había faltado decir para que lo tomara en serio? ¿Qué había dicho mal para que Killua pensara que estaba molesto?

—Quizá fui un poco cortante. Me dijo que me extrañaba.

Fue como un golpe de suerte, se dio cuenta de su error.

«Malditos detalles, malditos, malditos detalles».

"No Kil, sólo te extraño, pero estoy trabajando, en cuanto termine te hablaré".

Esa respuesta fue como si le devolvieran todas sus ilusiones, era todo lo que deseaba, que Illumi también le revelara un poco de sus sentimientos. «Me extraña, en verdad lo hace. Por eso se comporta muy serio, debe estar pasándolo mal». Dejó su pensamiento depresivo, se volvió a reconstruir una idea sobre lo que Illumi debía estar sintiendo en ese momento. Se dijo que tal vez él estaba ocupado y que se daba tiempo rápido para responderle pese a su estresante trabajo.

"De acuerdo, te espero".

Y apenas iba a continuar con su trabajo, cuando otro mensaje llegó.

"¿Cómo cuanto tiempo te tomará terminar todo?"

Supo que no sería tan fácil como eso. No, Killua no se calmaría sólo por escribirle una línea cariñosa, debía esmerarse más.

"Quizá dos horas. Por favor espera, quiero terminar rápido para verte".

Fue una forma un poco brusca de pedirle que no le estuviera mandando mensajes constantes. Sin embargo, había sido honesto, quería volver pronto.

El trabajo se complicó, Illumi tuvo que atrasarse una hora más por cuestiones fuera de su control. Se preocupó mucho de que su niño estuviera molesto por ese retraso, así que en el momento en que logró salir de la escena, le marcó.

—Kil.

—¡Te tardaste más! ¿Estás bien? Estaba esperando tu llamada.

—Lo siento.

Ya sabía que estaría alterado, se había mentalizado con que así sería.

—¿Qué pasó?

—Estoy bien ¿te gustaría que habláramos mientras voy a tomar un dirigible? Llegaré mañana por la tarde.

Se fue caminando por las calles mientras que escuchaba a Killua hablar sobre las cosas que había estado haciendo con su hermana, y respondiendo preguntas sobre la misión que hizo. Tuvo que repetirle un par de veces que Hisoka no le había mandado ningún mensaje y que Joab tampoco se mantenía en contacto con él. Hasta que llegó a la estación le avisó que colgaría la llamada y que lo contactaría más tarde.

Alluka había estado detrás de su hermano durante la mitad de la conversación, esperando que en algún punto él se diera cuenta de que ella estaba ahí. En cambio, parecía muy concentrado en hablar con Illumi y hacerle montones de preguntas en busca de descubrir la cosa oculta que le había comentado a ella. Entonces comprendió el problema, aunque no estaba del todo segura de que fuera lo que ella creía.

—Lo has estado interrumpiendo mucho en su día de trabajo.

Killua se sobresaltó cuando, al colgar, escuchó la voz de su hermana.

—Ya déjalo ser, es un hombre ocupado.

—Me preocupo… eso es todo.

—¿Te preocupas por Gon? —no esperó a que respondiera— ¿Por qué no lo has llamado? Acabamos de tener una llamada él y yo, me dijo que no le has hablado desde la semana pasada.

Alluka tenía razón, desde que él se había concentrado tanto en su hermano, se le olvidó todo lo demás. Se sintió mal por la pregunta, pero Illumi le había dicho que le marcaría después, tenía miedo de llamar a su amigo y que la conversación se prolongara mucho. Gon era malo todavía para usar su computadora, era casi imposible encontrarlo conectado en internet, lo mejor era marcarle o mandarle algún mensaje. Optó por la segunda opción.

En cuanto pudo se concentró en comunicarse con él por mensajes, mientras, nervioso, esperaba la llamada de su amante.

"Lo siento Gon, he tenido una semana algo ocupada". La peor mentira de la historia.

Claro, Alluka le había advertido que debía ser paciente porque Killua estaba actuando extraño últimamente y les tocaba a todos el entender lo que pasaba y sobre todo ayudarlo a seguir adelante como si fuera normal lo que le ocurría. Gon tenía siempre la mejor actitud y disposición cada vez que se comunicaba con ellos, incluso llegó a comentarle a Alluka si podía conocer a Illumi, a lo que ella se negó por temor a que las cosas se volvieran problemáticas. A su ver sus dos hermanos necesitaban tiempo para adaptarse el uno al otro e incluir a alguien más, sería un desastre.

Una hora después Illumi le llamó y se quedaron conversando hasta que el mayor le pidió que se fuera a cenar y que no se le olvidara que llegaría al día siguiente; así que debía descansar para que no pasaran la tarde durmiendo.

Le había mentido un poco en eso de que llegaría por la tarde, porque deseaba que el menor descansara de sus tensiones emocionales provocadas por sus propios pensamientos que sólo le hacían estar en ese estado de inseguridad. Y en verdad logró su cometido porque Killua se entretuvo conversando con Gon hasta la madrugada, y durmió mucho más relajado, creyendo que vería a Illumi por la tarde.

Muy temprano en la mañana Illumi se escabulló por la recámara; lo miró con ternura, Killua había dormido usando una de sus camisas holgadas, que le quedaba un poco grande, lo que provocaba que se viera mucho más pequeño de lo que en realidad ya era. Silencioso y con mucha cautela se subió a la cama, se posó a un lado de él y susurró a su oído:

—Kil.

Acto seguido Killua reaccionó con violencia, volvió una afilada garra su mano derecha y la colocó a un centímetro del cuello de su hermano. La risa de Illumi le hizo rabiar.

—¡Idiota, no hagas eso!

Illumi seguía riéndose, de entrada había apostado que Killua no lo lastimaría porque tenía unos reflejos magníficos.

—Sólo quería darte una sorpresa.

—¡Idiota! —refunfuñó— pude haberte lastimado y no hubiera sido una sorpresa agradable.

—Pero no me lastimaste —se separó de él para acostarse en la cama— estoy algo cansado, ¿me invitas a dormir aquí?

—Como si tuviera que invitarte —murmuró todavía irritado. Lo cierto es que verle ahí le alegraba el día.

Aprovechando que su hermano se había quitado los zapatos y acurrucado a su lado, listo para dormir, se arrimó a él para acomodarse en su posición favorita, arrullado por sus latidos. Recordó la anécdota de su infancia y por alguna razón le dio mucha felicidad saber que él siempre había estado ahí en todo momento de su vida; ayudándolo, cuidándolo, cuando era tan sólo un bebé indefenso. Se imaginó lo que sería Illumi cuidándole cuando él también era un niño y se echó a reír, pero Illumi ni se inmutó, pues se había quedado profundamente dormido. Y disfrutando de la momentánea paz, le acompañó en su descanso.

.'.

Desde la última vez que había visto Killua, en el cuarto de ese hotel, junto a ese hombre de aspecto extravagante y enterarse de todo el drama de Nimrod e Illumi, la tensión de la distancia, era demasiado para él. Pese a que Illumi, el verdadero y no la entidad, no era culpable de los actos atroces cometidos contra su mejor amigo, no le tenía ninguna estima, ni paciencia, tampoco pensaba cambiar de opinión con respecto a él. Perdonarlo del mismo modo en que Killua lo había hecho le resultaba perturbador.

Gon no era así, y si había hecho un esfuerzo por no meterse a fastidiar al mayor de los Zoldyck, era por el aprecio y respeto por su amigo. No sólo Killua, también Alluka y Kalluto se habían tomado la molestia de explicarle que su hermano mayor no era un mal tipo del todo, no obstante, él seguía aferrado a sus ideas. Ver para creer, se decía, y eso mismo le alegó a Alluka en una de sus conversaciones; la chica lo detuvo en seco, le dijo que él no debía meterse en esa delicada relación, que sí quiera apoyar, entonces debía esperar a la distancia y darles el espacio que necesitaban.

Alluka tenía razón, se lo dijo de tantas formas que le cerró todas las posibilidades de ir personalmente a conocer a Illumi. Tampoco le mencionó al albino su deseo dado que su hermana le había insistido mucho en no hacerlo. Gon se resignó a fingir que tenía demasiado por hacer en la isla y que no podía todavía salir de ahí a dedicarse a su carrera como Hunter.

El progreso de la relación incestuosa, le pareció bastante aceptable. Al inicio, mencionar el nombre de Illumi o todo lo relacionado con los incidentes del pasado era un tabú en sus conversaciones, se daban grandes rodeos al tema antes de hacer siquiera una pequeña referencia a ello. Con el tiempo, por primera vez escuchó a Killua decir algo sobre su hermano, la primera oración en la que le escuchó decir fue la que más le sorprendió

«… y como todo está costando menos de lo que había calculado podremos conocer más lugares. Illumi es genial», había dicho sin un tono de sorpresa o intención de enfocar la conversación en él.

Estaban hablando de los cuartos de hotel que habían estado probando, de marcas, y otros asuntos sobre los viajes, y salió esa oración justo después de decir que todo estaba resultando mucho más económico de lo previsto. Luego continuó la conversación como si fuese cualquier cosa.

Después de ese día, el nombre de Illumi solía salir de boca de su amigo, como algo breve, una pequeña descripción; haciendo alusión a que él estuvo en esos eventos que le relataba. Con el tiempo la frecuencia con la que hablaba de su hermano se volvió más recurrente hasta que Illumi dejó de jugar un papel secundario en sus conversaciones y Killua comenzó a preguntarle su opinión con respecto al morocho.

Gon sudaba a mares mientras respondía tembloroso de cometer un error como tantas veces Alluka le insistía. Ella le decía que tuviera cuidado y especial atención a la forma en la que se refería al mayor, siempre debía ser amable, paciente, y remarcar el lado positivo de todo.

—Gon, sé que ahora hablo mucho de él. Espero no te incomode, es imposible no hablar de alguien que está casi a diario conmigo. ¿Te desagrada?

—Pues… parece que te cuida mucho.

Casi se arranca los cabellos cuando se vio forzado a contestar esa pregunta. No quiso responder que sí, que la imagen que tenia de Illumi, la única hasta ahora, era la del tipo que le había dicho que no tenía derecho a tener amigos, y que lo manipuló para volver a ser un asesino. Tenía miedo de que la entidad siguiera ahí y lastimara a su amigo, que todo resultara ser un truco más para controlarlo y de paso sacar algo de ventaja sobre Alluka, pero todo eso no se atrevía a confesarlo, prefería observar a distancia y creer que las cosas saldrían bien.

Contactar a Kalluto era más difícil de lo que imaginó, el niño prácticamente jamás respondía alguna de sus llamadas, nunca, aun si mandara mensaje previo pidiendo atención, Kalluto le ignoraba. Con suerte, dos o tres días después, el niño le devolvía la llamada, y siempre le recordaba que no le marcara porque estaba ocupado trabajando, cosa que Gon olvidaba y solía marcarle cuando tenía el impulso de hablar con alguien que pudiera proteger a esos dos; siendo que él era incapaz de involucrarse en asuntos de familia que no le correspondían. Optó por mandarle correos con sus teorías y preocupaciones, afortunadamente a esto sí le respondía el pequeño; todas las noches, al parecer, se tomaba su tiempo para contestar los correos recibidos durante el día. Kalluto era el único que solía darle calma, le recordaba que él también tenía temores y que los mantenía en vigilancia. Hasta entonces dejaba a un lado su paranoia.

Por otro lado,Gon no tenía la confirmación de que Killua e Illumi mantuvieran una relación incestuosa, y también tenía algo de pudor de preguntar sobre ello. Alluka solía insinuarlo "están encerrados por ya sabes qué", le decía cuando le llamaba mientras que sus hermanos estaban en su recámara, "el otro día accidentalmente los vi juntos", toda esta clase de insinuaciones eran una confirmación, pero él pretendía fingir que no le era relevante.

Killua por su parte, también se lo insinuaba, pero de un modo más amable, hablando del tema de forma positiva; siempre que deseaba hacer algún comentario al respecto empezaba hablando de los múltiples aspectos bellos que conformaban al mayor; desde su atención, sus buenos modales hasta lo respetuoso que era con Alluka, todo como si buscara escuchar una aprobación por parte de él. Un "¡Vaya, Killua, Illumi parece un excelente partido!" que por obvias razones él no estaba dispuesto a afirmar. A veces tenía las ganas de recordarle que era su hermano, y todo eso con el tiempo se fue acumulando en su mente. Mientras que Alluka continuara insistiendo en que se mantuviera apartado, no podría cambiar de opinión.

Killua le había llamado después de un largo tiempo y le sorprendió la felicidad en la voz del albino. Si lo hubiera visto en persona, juraría que estaría radiante de felicidad. Habló de todo, de la hermosa casa de Illumi, de la comida y la increíble habilidad de Illumi de hacer todo. Porque desde hace tiempo él ya no era su "aniki", era Illumi tal cual; el superhabilidoso tipo, inteligente y talentoso. Cayó en cuenta en lo que Alluka desde el principio alegó que, mientras el albino fuera feliz, todo debía estar bien y vaya que ahora lo comprendía. Agradecía profundamente al morocho que se tomara la molestia de tratarlo con decencia y respeto, y que añadiera ese ingrediente secreto que más pululaba entre esos dos, un amor incondicional. A veces lo envidiaba, y al darse cuenta que lo hacía, no podía hacer otra cosa que sonreír y admitir que las cosas no estaban tan mal si las veía de lejos. Quizá después de ese día no había vuelto a recibir una llamada de su amigo, pero Alluka le hablaba con buenas noticias bastante seguido, y él se había prometido no molestarlos hasta que su relación tuviera la estabilidad necesaria para que él no representara un problema.

Yuuki, muchas gracias por seguir conmigo. No pude evitar hacerlo romántico porque Killua es Cáncer y es un signo muy romántico! No te preocupes por la demora, yo igual puedo esperarte. ¿Ya viste quien llamó?

Espero volver pronto! Nos vemos!