En mi defensa por la tardanza, quiero decirles que estuve arreglando todo para mi viaje. Por fin conoceré Argentina y Uruguay!

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HADOS

Capítulo 14

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Illumi no era precisamente del tipo que improvisaba las cosas, usualmente requería tiempo para planear cualquiera de sus acciones. Así que le advirtió a Killua que planificar un método de enseñanza para el idioma, junto con la estructura de las clases. Killua casi suelta la risa cuando vio lo estricto y responsable que solía ser; le enterneció saber que, desde que se le había delegado la responsabilidad de entrenarle, hacía esa rutina para construir sus clases.

—El idioma del Edén —comenzó a explicarle— es un idioma primitivo, así que no esperes encontrar palabras para todo. Hay muchos conceptos que no existen en ése idioma. Palabras científicas, tecnológicas; nombres de enfermedades, como la depresión, esquizofrenia; palabras que describen a la sociedad, como niñez, incluso conceptos que crees comunes no existen.

—¿No existía la niñez?

—No. No como tal, para referirte a un niño, usas una palabra que literalmente sería como "falto de consciencia", antes era eso, una criatura sin consciencia, luego pasaba a tener consciencia y era todo. Hasta que su cuerpo se volvía pesado, y entonces pasaba a la vejez. Pero en la antigüedad no existía la vejez como tal, se describe más como "sabio". Después de todo, es un idioma primitivo.

—Sí, con tantos conceptos que hoy en día usamos, sería imposible para la gente adaptarse a algo así.

—Conceptos inútiles en su mayoría; muchos palabras que usamos a diario son despectivas.

—Illumi —su corazón se aceleraba siempre que lo escuchaba hablar así, con tanto conocimiento, era brillante. Se sentía como Gon cuando alababa sus habilidades.

—Dime.

—¿Cómo es que eres tan genial? —la expresión de sorpresa y rubor en el morocho le bastó como respuesta.

—Retomemos la clase, ¿de acuerdo?, lo importante que tienes que entender es que es un idioma para comunicarse con la naturaleza, así que cuando lo hables debe ser con la verdad, debe venir de dentro de ti para que su entonación sea la adecuada.

—No entiendo.

Se recargó en la silla. El albino estaba sentado frente a una mesa, Illumi le había pedido que se sentara ahí para que prestara atención a la explicación mientras él daba vueltas por el cuarto, buscando palabras que le ayudaran a realizar sus planteamientos correctamente.

—Cuando mientes, tu voz cambia, quizá no lo notas, tal vez no es mucho el cambio, pero se desconecta de tu naturaleza, y cuando eso pasa, el efecto del lenguaje del Edén se pierde y pasan a ser simples palabras. Así que cuando lo hables, asegúrate de sentir lo que dices. Todo lo que debes decir deben ser afirmaciones que se adecuen a ti.

—¿Nada de mentiras?, ¿la gente en la antigüedad no solía mentir?

—No estoy seguro, pero si lo piensas bien, probablemente hacían que otros mintieran por ellos. Es como si yo te contara una mentira a ti, para que tu lo creas y se lo digas a alguien más. Como para ti es verdad, tu entonación se adaptará a ti y prácticamente así no estarías mintiendo.

—Ya veo. Suena más ruin de lo que pensé.

—Es sólo una suposición… la tercer regla importante que debes saber, es que no hay escritura. Es un idioma que se impregna en la naturaleza, un mensaje puede viajar a través del aire o todo el medio ambiente, así que si lo aprendes bien, podríamos mandarnos mensajes a distancia sin usar tecnología. El problema es que así como yo lo escucharía, también cualquier otra persona podría hacerlo.

—Podríamos hacer claves para mandarnos mensajes —escuchar que algo así era posible le pareció fascinante. Cada vez estaba más ansioso por aprender ese idioma.

—Te recuerdo que es peligroso. La gente quizá no lo hable pero le va a entender. Este idioma se hizo para comunicarse con la naturaleza, Kil, eso tenlo siempre en mente. Cuando yo lo hablo, tu no lo escuchas con tus oídos, lo escuchas con todo tu ser, tu espíritu. Si lo que yo digo contiene mis emociones fuertes, podrás sentirlas casi como propias, y si te sientes mal, podrías terminar envenenado a alguien.

Era un idioma peligroso, el beneficio que tenía de aprenderlo no era tan relevante salvo dar órdenes que serían obedecidas.

—¿Por qué obedecemos las órdenes que nos damos cuando hablamos ese idioma?

—Porque habla a tu naturaleza, y si no eres resistente al idioma, entonces sólo te doblegarás. Yo podría, por ejemplo, ir a una zona donde hubiera una tribu de nativos que hablaran otro idioma, y pedirles agua, ellos me van a dar agua sin saber por qué lo hacen una vez, la segunda vez quizá lo hagan dudando, la tercera vez dudarán de verdad, y a la cuarta se negarán. Tendría que plantearles la misma idea de que tengo sed, pero en diferentes formas para que así no se vuelvan inmunes.

Un idioma complejo. Al fin aprendió las palabras básicas como saludos, colores y e Illumi le prometió que aprendería más con el tiempo. Se marchó al día siguiente a otro trabajo, prometiendo que volvería en dos días. Killua detestaba cada vez más el hecho de que se fuera, no pensaba decírselo por temor a verse más posesivo de lo que ya era. Lo adoraba, quería estar con él y le asustaba que su deseo posesivo afectara su relación. Para su suerte, pese a que Illumi estaba fuera, las clases continuaron vía telefónica, y podía escucharle mientras estaba en camino a su trabajo.

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Leorio estaba revisando la última documentación que Cheadle le entregó, había dormido sólo cuatro horas por la noche y estaba bastante cansado. El viaje se había visto interrumpido por segunda ocasión por órdenes del rey de Kakin; los motivos eran un misterio, y la verdad es que era muy fastidioso tener que viajar y volver por nada. Había tanta información a revisar y, para colmo, no podía concentrarse por el cansancio de tener que estar estudiando, respondiendo los ejercicios de su maestra, y atender los asuntos de la embarcación.

Kurapika la pasaba igual, siempre había un ambiente tenso a su alrededor, los príncipes era personas terribles, uno podía esperar cualquier cosa de ellos. Así que era el trabajo de Kurapika estudiar a los tripulantes en busca de enemigos.

El celular sonó. Sintió un gran alivio cuando vio quién era el que le llamaba. Killua no solía hablarle seguido, con suerte le llamaba una vez cada dos semanas. El chico se había despegado de nuevo de él, cosa fácil considerando que el albino era un chico bastante independiente.

—Mocoso, llevas dos semanas sin comunicarte conmigo, ¿estás bien?

Se había enterado por boca del muchachito que había tenido contacto sexual con el sujeto que imaginaba como el pedófilo con más suerte en el mundo. Así lo veía, no importaba cuantas veces Killua le repitiera que era voluntario, que no le estaban manipulando, para Leorio, su novio era un grandísimo pervertido.

—Ya, ya. Estoy bien, ¿qué tal va el viaje?

Escuchó un profundo suspiro de cansancio.

—Nos han hecho volver, por segunda ocasión. No puedo decirte mucho porque no me es permitido, pero esto en verdad apesta.

Sí, ya sabía que Leorio no podía informarle sobre los sucesos del viaje y sus avances de investigación, principalmente porque mucho de eso provenía de grandes secretos de la humanidad que a su punto de vista no tenía relación con su vida.

—Pero dime, Kil, ¿en verdad estás bien?

Hubo una pausa que en verdad preocupó al aspirante a médico.

—Leorio, oye… crees… ¿será posible que él…? —de nuevo quedó en silencio. No sabía cómo plantear su duda.

—Vamos, escúpelo. Si ese malnacido te está tratando mal se las verá conmigo.

—No, no… para nada. Él se porta muy bien, es sólo… hay otras personas que le buscan mucho ¿sabes?, personas que parecen muy interesantes y…

—Ah, ya veo a lo que vas —contuvo la risa, pues a él le parecía cómico que su joven amigo tuviera tantas inseguridades—. Killua, yo te he dicho esto muchas veces, pero tu novio es pedófilo con más suerte en el mundo. No creo que quiera perderte tan pronto.

—¡Deja de llamarlo así! —le fastidiaba mucho que Leorio dijera eso— Él no es un pedófilo —a su punto de vista no era como si a Illumi le atrajeran los niños, sino él, sólo él. Nadie más.

—No hay motivo para sentirte menos que él. Nadie es menos que nadie, cada persona es diferente, eso es todo.

—Es que él es tan genial —con Leorio era el único con quién se animaba a hablar de ése modo, confesar sus sentimientos era sencillo cuando se trataba de una persona que no tenía idea de quién era el dueño de sus desvelos; mientras no viera sus expresiones mientras hablaba ilusionado, era sencillo abrirse— es muy inteligente, y tiene muchas cualidades interesantes. En serio, hay varias personas detrás de él, y… —se detuvo. Detestaba aceptar que estaba celoso e inseguro.

—Dices que es inteligente, ¿no?, si es tan brillante entonces él está con la persona con la que quiere estar.

Se mordió el labio, era de noche y ahora que estaba relajado, podía pensar con claridad las cosas.

—Pero ¿qué tal si se da cuenta que yo no soy la gran cosa…? Yo no puedo darle todo lo que esas personas sí.

—¿Qué te hace pensar que él busca ésas cosas?, ¿no puede ser que él busca lo que tú le das?, Killua no seas tan pesimista, reacciona.

Se quedó en silencio, analizando las palabras de su amigo. Cuando hablaba con Leorio las cosas volvían a tomar la claridad que perdía con el estrés de sus propios malos pensamientos. Recordaba que Illumi llevaba muchos años enamorado de él, se lo había dicho, lo sabía perfectamente. Tanto había sido su deseo por él que incluso cayó en una maldición por su deseo de estar con él, pero temía tanto que al satisfacer su deseo pudiera ser capaz de pensar con claridad y ver a esas otras personas que eran tan superiores a él, o por lo menos eso creía.

—Deja que él decida, él te escogió a ti —continuó Leorio— pero si estás sufriendo por él, por estos pensamientos, quizá no es la persona indicada para ti.

«¿Dejar a Illumi?», tuvo escalofríos, «Todo menos eso, él es mío» y jamás lo dejaría ir. Nunca, una vez que había aceptado pertenecerle, ya no le permitiría dar marcha atrás.

—¿Qué crees que él siente por mí?

Leorio hizo a un lado los papeles, se recargó en el sillón y se talló los ojos. Este niño necesitaba mucha ayuda para ver por sí mismo las cosas.

—Veamos… lo que te diré son estimaciones personales basadas en la información que tú me das, así que no te puedo asegurar nada, ¿de acuerdo?

—Sí. Sólo dilo.

—Él paga tus cuentas, eso dice que es alguien atento que quiere consentirte; es atento contigo, por dios, todo el tiempo tiene que estar en contacto contigo, parece que no tiene otra cosa en su vida por hacer más que tú y luego tú —escuchó la risa de Killua del otro lado, era muy cierto—; luego están esas otras cosas… se nota que es consciente de que eres muy joven, hasta ahora no me parece que se haya aprovechado de ti, digo, no te insistió a ser novios o tener sexo; dices que también toma en cuenta a tu hermana y que te enseña cosas que a nadie más le muestra. Yo diría que el tipo te quiere de verdad… Pero te repito, esto es basado en lo que tú me dices, no hay garantía de nada.

Pero para Killua era suficiente. Illumi era atento con él, detallista en muchas formas.

—Quisiera que él me lo dijera… —soltó sin pensar.

—¿No lo hace? —se extrañó, «Quizá es un tipo muy frío»

—N-no hace falta que lo diga, pero sólo me gustaría escucharlo.

—Killua a mi punto de vista este tipo espera que tú des el primer paso en todo. Quizá eso también esté en su mente, apuesto que tú no se lo has dicho tampoco.

Y de hecho sabía que Illumi sí le había dicho lo que sentía: dilección, esa palabra que parecía derretirse en su boca cuando la decía. En cambio él jamás le había expresado sus sentimientos. Se quedó hablando un rato más con Leorio, para aclarar sus ideas sobre sus celos y su ansiedad por comunicarse constantemente con su hermano.

No hablaban mucho, quizá media hora porque al albino le atemorizaba la idea de que Illumi quisiera contactarlo y no pudiera por estar en plena llamada; aunque siempre que le hablaba a alguno de sus amigos, era justo después de que colgaba una llamada con Illumi, justo cuando estaba casi seguro de que no le llamaría de nuevo hasta más tarde.

Al final del día, pudo dormir con tranquilidad, recordando que Illumi le amaba de un modo muy especial y profundo, no había nada qué temer.

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—Así que fue de ese modo… —murmuró tranquilamente Chrollo— él me controló desde un principio.

—No lo digas tan libremente, no estoy orgulloso de ello —contestó fúrico, Feitan.

Desde punto el de vista del hombrecillo, había sido muy descarado de parte del Zoldyck el controlar a su jefe delante de sus ojos sin recibir un castigo. Ni siquiera se percató del momento en que el tipo usó su Nen, si es que lo había hecho. No fue capaz de notar el cambio y la sola idea le hacía enfurecer. Illumi resultó más peligroso de lo que creía y lo habían subestimado, lo peor era que se sentía burlado. Deseaba ir a matarlo por sus propias manos, pero Chrollo parecía no darle importancia.

—Era de esperarse —continuó Chrollo— él es un Gran Maestro, y uno que además es tradicionalmente un Asesino. No me sorprende que me controlara, lo que me sorprende es que sigo sin poder adivinar qué clase de truco uso.

—Hablaba otro idioma, no podría decirte qué fue lo que pasó porque no… ¿no entendía lo que decía? —miró a su líder, y este le respondió con una expresión de comprender su temor— Miento, sí entendía lo que decía…

—Algo en su voz, definitivamente es eso —se recargó en la pared—. Debe tener un Nen manipulador en su voz, que nos controló usando una serie de sonidos que nos hacían comprender lo que decía, porque definitivamente no estaba hablando el idioma del cazador.

En un principio no se molestó en remarcar el hecho de que Illumi le había hablado en otro idioma porque al ver que él comprendía lo que le decía, inmediatamente se engañó a sí mismo haciéndose creer que le hablaba en un idioma que él sí conocía. No obstante, le extrañaba que Feitan le hubiese entendido, lo cual carecía de sentido. Chrollo hablaba dos idiomas más, pero Feitan no, él sólo era muy habilidoso hablando al revés.

—Cuando yo hablo al revés activo mis habilidades Nen. Seguramente él usa un juego de palabras similar para activar una de sus habilidades.

Tenían experiencia en eso, y sabían que el hecho de no prestarle atención a lo que decía no quería decir que no fueran a obedecer a sus órdenes.

—Al menos ahora podríamos estar preparados.

—Chrollo… —su mirada encendida con furia delataba cuán deseoso estaba por tomar venganza— no puedo quedarme así.

—Te comprendo.

Feitan caminó por el almacén y colocó un puño contra la pared. Se sentía frustrado y avergonzado de haber sido derrotado de manera absurda. Chrolló lo siguió con la mirada y esperó a que él reaccionara por su propia cuenta.

—Propongo que le devolvamos el favor.

—No podemos quitarle a su amante. Ese niño actúa como un sello para que el ente de Nen no regrese. Francamente es mejor que sea el humano y no el hombre de Nen al que nos enfrentemos, es más sencillo de controlar y atacar.

—Yo no digo que le quitemos a su noviecillo —se dio la vuelta y le sonrió de forma macabra a su líder—. Iré por el enano, lo traeré de vuelta. Veamos qué tanto están dispuestos a hacer por su hermanito menor. De eso me encargo yo.

Chrollo se separó de la pared, ya era hora de marcharse. Le sonrió a su subordinado y le indicó con la cabeza que debían seguir su camino.

—Dejemos que las cosas fluyan. Primero me haré cargo de esto.

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Repasó de nuevo sus lecturas pero su mente estaba perdida entre tantas cavilaciones que no le permitían concentrarse. Extrañaba profundamente a su queridísimo Illumi; su cuerpo, su piel, la forma en la que su cabello caía por su espalda y hombros mientras estaban en la cama, su voz, sus palabras llenas de formas y sabiduría infinita. No podía asimilar que ya no estaba en sus manos como antes. Le carcomía el recuerdo de su confesión, que ya tenía un amor correspondido; era inadmisible que él fuera dejado de forma abrupta, ni siquiera había tenido oportunidad de defenderse cuando Illumi la había pasado de él. No, simplemente no encajaba con todo lo que conocía de su amado.

Joab se a consolaba a sí mismo diciéndose que el muchacho estaba pasando por una fase, una simple etapa de experimentación y que si él le demostraba valer más la pena que cualquiera de sus inútiles pretendientes e inservibles amantes, se quedaría con el premio mayor. Dio un gran trago a su bebida.

Era la quinta botella que tomaba y le molestaba el hecho de no sentirse ni un poco ebrio, ninguna droga, veneno o alcohol le afectaba, ni combinándolos, por eso lo seguía haciendo para ver si uno de esos días el destino le complacía haciéndole perder la consciencia.

—Illumi… —suspiró.

Ni siquiera en su época de enamorado de Silva se llegó a sentir de ése modo. Deprimido por haberse sentido usado, pero es que Illumi era mucho menor que él, joven e inexperto, se suponía que él debía tener mucho más conocimiento y habilidad que le hiciera derretir, pero había pasado de él sin reparar en sus sentimientos como si nada. Estaba furioso y el hecho de que ninguno de sus intentos por perder su mente le funcionara, sólo le provocaba más desesperación.

Sus manos temblaron cuando tomó su celular, mirando la pantalla, preguntándose si era buena idea o no marcarle. «¿Qué le diré?», se preguntó, no tenía ninguna excusa para llamarlo. Sólo deseaba aunque fuera escuchar su voz molesta mientras le reclamaba por interrumpirle sin motivo alguno. Pero él de verdad quería expresarle lo que sentía, el cosquilleo en su interior cuando pensaba en él, la excitación dolorosa que le provocaba los recuerdos de su desnudez. Lo extrañaba y soportar su ausencia era una tortura horrenda. Peor que cualquier otra cosa que recordara, no podía estar así ni un minuto más. Buscó el número del chico y marcó sin pensarlo. Le diria la verdad, sin importar cuán penoso fuera, lo haría por su salud mental.

—¿Hola? —escuchó la voz del muchacho y los vellos de su piel se erizaron con su sola voz.

—Illumi… —murmuró con voz grave— Illumi, te extraño.

Illumi quedó paralizado, no había reconocido la voz. El número era nuevo, pero si tenía su número personal sólo quería decir que era alguien importante puesto que había cambiado de número desde hacía un tiempo y no cualquiera tenía su contacto. No quiso preguntar quién era por no aceptar verse como un tonto.

—Extraño todo de ti, no sé cómo pude dejarte ir… —por más que prestara atención, la voz silenciosa del tipo sólo le parecía más y más desconocida— ¿recuerdas cuando lo hicimos por primera vez en mi cuarto?, estaba tan asustado por estar con el hijo de mi mejor amigo que te advertí varias veces que no iba en serio.

Esa descripción sólo encajó en una sola persona.

—Ay no… —contestó en voz alta e inmediatamente se regañó por su falta de cuidado.

—Vuelve a mi lado, siempre fui en serio, sólo lo decía por convencerme a mí mismo.

—Lo sé, lo sabía. Siempre lo supe, pero yo no ugh —detestaba explicarse, tener que intercambiar palabras con ése sujeto que sólo le provocaba escalofríos desagradables.

—No encontrarás mejor opción que yo. Tenlo por seguro.

Suspiró pesadamente, era de noche y sólo quería llamar a Killua para irse a dormir, pero sentía un deber fuerte por explicarle al tipo que sus sentimientos no eran correspondidos y que no lo serían jamás, así se libraría de una carga más, dado que él, como Joab mismo había dicho en voz alta, era un viejo amigo de su padre. Le debía esa cortesía.

—Joab… yo estoy con alguien más. Papá no me exigirá quedarme en la Isla, así que prefiero pasar mi tiempo con —escuchó un sonido extraño al otro lado pero lo ignoró— creo que eres un tipo bastante grande y puedes tomar esto con calma. Así sucede, no importa, además no estoy interesado en… —otro sonido, un suspiro pesado y se alejó del teléfono, preguntándose si ese sonido no había salido de su imaginación.

—Mmm… Illumi, adoro el sonido de tu voz.

—¿Estás escuchando lo que digo?

—No… —escuchó su risa— sigue hablando, en cualquier momento me correré.

No tenía palabras para describir lo muy desagradable que le resultó, quiso arrojar el aparato e ir a vomitar. Si pensaba darle una especie de oportunidad al hombre para reivindicarse por pretenderle ahora no tenía la más mínima gana de hacerlo. Estaba furioso por ser tratado como un objeto sexual, esos tipos de la isla no tenían el más mínimo concepto de respeto. Para ellos, una bola de herederos engreídos, todo estaba bien, todo les pertenecía. Por esa misma causa no quería que Killua se juntara con ellos, no quería que su falta de juicio se le contagiara, dado que ese ambiente era contagioso, era extremadamente fácil caer en provocaciones y pretensiones con tal de lucirse.

—Illumi, habla.

—Vete al demonio —colgó.

Aunque estaba completamente seguro de que Joab no le daría importancia a sus insultos ni reclamos, es más, le serían estimulantes y contraproducentes. Era mejor ignorarlo, el ser ignorado era una cosa para lo que esa gente no estaba preparada.

No se equivocó, Joab continuó marcándole durante unas horas más, hasta que se convenció de que no le respondería. El hombre decidió que era momento de proceder a su favor, Illumi, según su visión, requería de orientación para el buen camino. El amante con el que estaba de seguro era el culpable de que su actitud cambiara, eso era de lo más natural, muchas personas solían volverse así cuando estaban con alguien. Se transformaban en seres aislados y reservados por causa de sus relaciones. De seguro que el apuesto Zoldyck pasaba por el mismo problema, en parte eso le alegraba, quería decir que el día en que ellos dos estuvieran juntos, podría confiar en él, dejarlo en la isla y estar seguro de que no le sería infiel.

«Ha llegado el momento de que comience a arreglar este desorden», se dijo y tomó nuevamente su celular, esta vez llamaría a su mejor amigo.

—¿Joab? —respondió—, estaba dormido, mi mujer se enojó porque salí de la cama.

Escuchó la risa burlesca de su amigo.

—Tu dueña, sí. ¿Para qué salías de la cama?, ¿acaso tienes algo qué ocultarle?

—No quiero despertarla, últimamente no puede dormir y ahora que logré hacerla dormir, me llamas…

—Uy, lo siento, no sabía que estuviera enferma la doña paranoica.

Silva se rió. Aunque Kikyo fuera catalogada de ese modo, él sabía que ella tenía muchos problemas derivados de su propio pasado inconcluso, que requería atención para terminar el ciclo, por eso le tenía paciencia y cuidaba en darle una buena vida, lo mejor que pudiera.

—¿Qué ocurre? —le preguntó. Escuchó a Joab aclararse la garganta.

—Silva, sé que esto es muy intrusivo de mi parte, soy consciente de ello pero no quiero quedarme con esto cuando te compete a ti y tú no lo sabes.

—Joab… comienza —le amenazó, detestaba ese exceso de diplomacia en su amigo, le hacía sentir como si no le tuviera confianza.

—Hace poco descubrí que Illumi tiene una relación romántica y por eso ha insistido en no relacionarse con nadie dentro de la isla. Como dije, no es mi asunto, pero tal vez es algo que debas saber para que comprendas a tu hijo.

Silva dio un profundo respiro. No era como que pudiera creer que Illumi sostuviera una relación romántica cuando era un chico de lo más raro y difícil de tratar. Miró al reloj del pasillo para recordar que no debía tardar mucho en la conversación o Kikyo saldría por él.

—Debe ser un error.

—No. No lo es. Illumi mismo fue el que me lo dijo —se sentía como un chiquillo chismeando a sus padres sobre lo que otros niños hacían.

Silva agradeció que su amigo le diera detalles de su propio hijo que de no ser por él, jamás se daría por enterado. Pero Illumi no era ningún niño y por donde lo viera, no le convenía tratarlo como tal.

—Bueno, Illumi es un adulto, él sabe que no puede estar con esa persona por mucho que lo desee.

—¿Cuándo piensas entregarlo?

Detestaba pensar en esa pregunta en especial, le daba la sensación de que lo estaba poniendo a la venta. Por más que quería actuar y pensar fríamente, era imposible tratándose de sus propios hijos. Quizá era bastante tarde para ser un padre para Illumi, pero no quería perder la oportunidad e intentarlo aunque fuera una vez.

—No ahora.

—Silva… —repensó las cosas, estaba a punto de cometer una tontería, se contuvo a tiempo antes de sucumbir a la tentación— cuando lo vayas a hacer, dime, te ayudaré a encontrar a alguien que no sea un pervertido y lo apadrine de forma decente.

Si era Joab, entonces estaba seguro que las cosas saldrían bien. Era la persona más indicada para guiarlo entre el montón de asesinos, candidatos a adoptar a su hijo mayor.

—Cuenta con ello.

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Kalluto salió de la cama. Su madre tantas veces lo había sometido a torturas que el dolor le parecía simple de soportar. Estaba tranquilo, viendo cómo sus mayordomos recogían las cosas del cuarto; quería ir detrás de Alluka, alcanzar a sus hermanos en su viaje y ayudarles a cuidar a su hermana. Frente a su madre sería fácil pretender que seguía trabajando con la araña, así que eso tenía en mente. Miró por la ventana y sonrió, su hermano le había dicho que no era un estorbo y había mostrado una preocupación genuina por él. Fue a rescatarlo, lo llevó a un lugar seguro y atendió sus heridas. Su hermano mayor era una persona extraordinaria escondida bajo cientos de capas de resistencia que de seguro se volvían nada en manos de Killua. Sintió una envidia agradable por el albino, conocer mejor a una persona tan especial como él debía ser interesante, claro, restando el romance entre ese par, debía serlo.

—¿No planea ir a casa, joven amo? —le preguntó uno de los mayordomos, sacándolo de sus pensamientos.

—No, quiero ir con mis hermanos. Tengo asuntos qué atender.

—¿Sus hermanos?

—Killua y Alluka.

Hubo un silencio tenebroso. La mirada de intriga por parte de sus mayordomos le provocó un mal presentimiento. Se quedó esperando, analizando las expresiones y el aura de sus mayordomos; lo que más le molestaba era que estaban admitiendo sin palabras que algo delicado ocurría y no tenían el valor para reconocerlo.

—¿Qué ocurre?

Los trabajadores se miraban entre sí, lanzándose entre ellos la responsabilidad de informar a su amo los sucesos que tanto les preocupaban. De no ser por la mirada amenazante del pequeño Zoldyck, ninguno de ellos hubiese acatado la orden.

—Amo… verá —se aclaró la garganta el valiente— el amo Zeno estaba muy molesto con el amo Killua por algún motivo que todos desconocemos.

Kalluto sintió que el piso se movía debajo de él, su pulso se aceleró con miedo. Ya veía venir la noticia a la que tanto temía y que por supuesto, sabía que tarde o temprano ocurriría, sin embargo le enfadaba, se había esmerado demasiado por proteger a sus hermanos de dos enemigos distantes, confiando en que Illumi se encargaría de lo demás.

—Hace días, el amo Zeno ordenó que espiaran al joven amo y… —Kalluto ya sudaba frío, una cosa era la posibilidad y otra era tener la noticia de frente— bueno… al parecer descubrieron algo terrible que ha tenido obsesionado al amo Zeno. No recomiendo ir a buscarles y meternos en el camino del amo Zeno, podría terminar en un problema peor.

—No. No… —fue todo lo que salió de su boca, conteniendo su temblor ante lo evidente— ¿qué descubrieron?, díganme.

—No sabemos, lo han mantenido en estricto secreto.

Dolía todo su cuerpo, tanto esfuerzo por protegerlos había fallado rotundamente. Ellos merecían más tiempo y felicidad; tenía un miedo terrible por verlos caer en manos de su propia familia. Quizá Illumi lo podría resistir un poco, pero Killua no; podía apostar que lo pasaría fatal gracias a su buen corazón y falta de control emocional. No lo pensó dos veces, sacó su celular y marcó a los muchachos, lo hizo varias veces pero ninguno de los dos atendía.

«Mal momento para ignorarme», se quejó mentalmente, pero no podía rendirse. Continuó marcando, quería decírselo a ellos primero, le asustaba lo que Alluka haría en esas condiciones.

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—Kil, tu celular está sonando —susurró en su oído, los brazos del menor le rodeaban y acariciaban su espalda desnuda—, lleva rato así.

Illumi había apagado su celular, había escarmentado desde la vez anterior y lo último que deseaba era que le interrumpieran mientras estaba con su amado.

—No importa, no ahora —acercó su rostro hasta besar al morocho en los labios.

Sus cuerpos desnudos y la deliciosa fricción enloqueciéndolos a ambos, era todo lo que importaba en esos momentos.

—Ah… Illumi —su hermano movía sus caderas sensualmente, le estaba haciendo perder la cordura, sabía que dentro de poco terminaría, pero quería que su hermano lo penetrara antes que eso ocurriera. Aunque para como las cosas estaban en esos momentos, lo más seguro era que no le fuera concedida su petición.

—Kil… voy a… ah…

Las uñas del albino se clavaron en su espalda, era la primera vez que lo hacía, había sido increíble una sensación de dolor y placer que le provocaron una excitación terrible. Adoraba que el niño perdiera el control, que le dijera con su cuerpo cuanto lo estaba disfrutando.

—Por favor… —dijo al oído del mayor.

Illumi sabía lo que eso significaba, el chiquillo disfrutaba mucho el acto sexual, pero lo que más le complacía era cuando le penetraba. Lo sabía, pero a él no le gustaba la idea de acostumbrarlo a eso, deseaba hacerlo probar muchas otras cosas antes de hundirse en una rutina. Sólo por eso, ignoró su petición y siguió con sus movimientos. Esta vez, quiso hacer un pequeño paso más. Se inclinó hasta su mejilla y con voz grave susurró.

—Eres mío.

Esas palabras por alguna razón provocaron que el niño enloqueciera de placer. Esa era la principal razón por la que adoraba sentir a Illumi en su interior, por el acto de sentirse dueño y a la vez pertenencia de alguien más. Le fascinaba, y la forma en la que Illumi se lo había dicho le provocó un placer tal similar a cuando su hermano lo penetraba.

Se revolvió entre los brazos del mayor, deslizando sus uñas en su espalda y gimiendo en voz alta. No pasó mucho tiempo cuando el sagrado líquido de la vida se desparramó en su vientre, al tiempo que escuchaba a Illumi gemir una vez más en su oído.

Illumi no se detuvo, siguió moviéndose con mayor frenesí hasta que terminó sobre el albino. Killua se aferró a él, presionando sus caderas buscando complacerlo, incapaz de frenarse a sí mismo ante el arranque de la magia de la carta.

Sus respiraciones fueron volviendo a la normalidad, e Illumi se acostó a un lado suyo, buscando sobre el buró un par de toallas húmedas para limpiar sus cuerpos.

—Kil, el celular.

No había dejado de sonar un largo tiempo. Cosa rara, quien fuera que le buscaba, tenía una urgencia real. Killua chasqueó los dientes, limpiándose el abdomen con bochorno, no le gustaba que Illumi lo viera limpiarse después del acto sexual. Le parecía antiestético.

—Hay cosas más importantes que una llamada —contestó un poco avergonzado, Illumi se alegró de escucharlo decir eso. Cada día mostraba mayor seguridad en su relación.

Se levantó de la cama, se colocó de vuelta su ropa interior y tomó su celular. Illumi lo observaba por detrás, arreglando su ropa y cabello frente al espejo.

—Kalluto —pronunció en voz alta el nombre de quien tanto le había llamado.

La voz del albino le hizo girarse alarmado, esperó impaciente a que le explicara lo que sucedía. Killua de inmediato marcó para devolverle la llamada.

Kalluto miró la pantalla, su hermano justo ahora le marcaba. Agradecía que no le hubiese contestado de inmediato porque le había dado tiempo para pensar mejor las cosas, y había concluido que era preferible no decir nada; al fin su abuelo ya los había descubierto, nada de lo que dijera cambiaría las cosas. No podría decirle a Killua y arruinar sus últimos momentos de paz, tampoco podría decirle a Illumi, simplemente le restaba asimilarlo y hacer su parte para que los mayordomos los apoyaran bajo cualquier circunstancia, además deseaba tomar cartas en el asunto con respecto a su madre y sus mentiras, antes de que ellos dos cayeran en manos de sus padres.

—¡¿Kalluto, qué pasó, estás bien?!

—Ah… —suspiró, dándose fuerzas para proceder con su plan— sí, sí… yo sólo quería hablar con Illu-nii, pero su celular está apagado.

—¿Qué pasó? —eso significaba que no le permitiría la llamada a su hermano mayor, de seguro estaba en altavoz.

—Volveré a la casa. Sólo eso. Ya lo decidí.

—Illumi está aquí, te está escuchando —informó, en efecto, estaba en el altavoz— ¿por qué ese cambio?

—El asunto de las arañas me está dando problemas. Creo que lo más seguro para mí es volver a casa, allá podrá hacerse cargo de mí.

Illumi subió a la cama y acarició la espalda de su amante, colocando una camiseta para cubrirlo. Killua aprovechó para ponérsela y atrapó la mano de Illumi.

—Es lo más sensato Kalluto —le contestó a su hermano. Apretó la mano de Illumi como para decirle que estaba feliz de escuchar la decisión del más pequeño.

—Chicos… —se mordió el labio— tengan mucho cuidado, mucho. No sólo la araña puede atacar.

Eran Zoldyck, entendieron que había un mensaje oculto que Kalluto había intentado darles. No habría razón para que el chico les diera una amenaza tan suave, ellos claramente podían intuir que algo iba mal con sólo escucharle.

—No te preocupes —se apresuró Illumi a responder— nosotros sabemos cuidarnos también.

Se despidieron y dejaron la llamada. Como era usual, el albino se quedó más tiempo pensando en el asunto con preocupación. Su hermano tuvo que hacer un gran esfuerzo por calmarlo, por quitarle esos pensamientos pesimistas. Después siguieron con su día normal; salieron con Alluka a visitar algunas zonas turísticas.

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En un principio Zeno estaba molesto con Killua por haberse mostrado autoritario en un modo nada amable cuando había llamado a Illumi para venderlo en Tierra Sagrada. No quiso ser rudo y juzgar las cosas sin conocer el panorama por completo, en su momento deseó hablar con ambos muchachos para llegar a un acuerdo en el que los tres estuvieran satisfechos, así que, dada su naturaleza cautelosa, antes de ir a hacer la visita a su nieto, lo vigiló a distancia. Pensaba que para hacer un acuerdo con él, primero debía estar seguro de a quién llegaría y sus puntos débiles. Hablar por hablar no era precisamente lo suyo. La vigilancia no era por mera maldad, sino para asegurar que todas las partes llegarían a un acuerdo justo. Al menos eso supuso hasta que la terrible noticia llegó a sus oídos: "Killua e Illumi mantienen una relación incestuosa".

Él no lo podía creer, no importaba que fueran hombres de extrema confianza, no quiso ver las supuestas pruebas de lo que le dijeron. No lo aceptó. Tenía que verlo por sí mismo, eso fue lo que les dijo y así se dispuso a hacer. Preparó todo para ir a vigilarlos, tomó las prendas adecuadas para su misión y se dispuso a ver a sus nietos. Estuvo parte de la tarde y la noche vigilándolos; a simple vista era imposible determinar su relación. Estaban juntos, pero no hacían muestras de cariño; los veía cuidar de Alluka como un par de hermanos responsables, hablar entre ellos como si aquello fuera de lo más natural. Ni un rastro del oscuro pasado se podía advertir en sus acciones. Hasta que lo desagradable ocurrió, como era de esperarse, vio a Illumi acariciar delicadamente los cabellos del albino, quien volteó a ver al mayor con una dulce sonrisa, para luego acercarse más a él y permitirle que le rodeara con un brazo. El lenguaje corporal entre ambos era muy diferente a todo lo que conocía en ambos. Las sonrisas, miradas y caricias discretas le hacían hervir la sangre, pero se contenía con una maestría tal que era imposible determinar su presencia frente a sus distraídos nietos.

Supo que los muchachos se habían encerrado en su recámara durante la noche, y no planeó ir a interrumpirlos. Su intención no era ir a verlos en una situación incómoda. Sospechaba que Killua estaba siendo controlado con agujas para realizar actos viles que sólo complacían al morocho, cuya única finalidad era controlar y sacar provecho de Alluka. El plan para él era bastante obvio. No podía figurar otra posibilidad.

Si Killua estaba siendo controlado, no quería exponer su desnudez entrando de sorpresa durante la noche. No, su plan era esperar a la mañana, temprano, cuando Killua pudiera tener un poco más de lucidez y atraparlos en una situación que delatara las actividades nocturnas.

A media noche se acercó peligrosamente a la puerta, corría el riesgo de que Illumi le descubriera. Todavía guardaba una pequeña esperanza de que todo fuera un malentendido de sus hombres, que en realidad los chicos estuvieran disfrutando de una convivencia un poco más cariñosa de lo habitual; pero había muchos huecos. No habían rentado otra habitación, lo que indicaba que ellos dormían juntos, y según la investigación, así lo hacían. Ser un Zoldyck con una buena economía, implicaba la no necesidad de economizar en nada, podían rentar todo el piso por puro capricho y todavía quejarse del poco espacio. Sin embargo, optaban por algo muy sencillo, compartir una recámara, con una sola cama. Además su crianza debía haberles afectado lo suficiente como para complicar su relación, y volverlos distantes; sin mencionar que en el pasado Killua había desarrollado un desprecio hacia Illumi; le temía y odiaba, y ahora, estaban juntos, sonriéndose. Incluso llegó a ver un fugaz gesto romántico de parte del albino, al tomar la mano del mayor por unos segundos, debajo de la mesa, mientras conversaban con Alluka en la cena.

La sola idea de verles juntos en la cama le estremecía, deseaba que el mañana no llegara. No descansó ni una hora; estuvo todo el tiempo mirando desde la ventana del edificio frente al hotel, como si desde ahí pudiera ver a sus dos muchachos realizando actos repugnantes.

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Killua tenía la costumbre de dormir en ropa interior, le ganaba la pereza de levantarse a cambiarse después del acto sexual. Illumi solía pasarle su ropa, pero él sólo tomaba la ropa interior y se volvía a echar en la cama, en cambio Illumi era más dedicado, acomodaba su cabello en una coleta baja, se ponía su pantalón cómodo y sólo dejaba su torso desnudo; luego acomodaba las cobijas sobre su pequeño amante, y se aseguraba de que estuviera cómodo. Aun así Killua tenía la irónica costumbre de terminar dormido sobre él, tarde o temprano, durante la noche, encontraba su camino hasta quedar sobre su hermano mayor el cual le abrazaba y revisaba cada cierto intervalo su temperatura. A fin de asegurarse de que no pasara frío ni calor.

Así esa misma noche, después de hacer el amor, Killua sólo se recostó y esperó a que su hermano volviera a la cama para dormir junto a él. Quedaba absolutamente satisfecho con los actos de amor que su hermano solía hacer por él.

—¿Tampoco hoy te vestirás? —preguntó para saber si pasarle el resto de su pijama o seguir en lo suyo.

Hizo un puchero de desagrado.

—No tengo ganas de levantarme y ponerme el pantalón —se estiró en la cama—. Ya ven.

—Sólo termino de acomodar mi cabello y… —alistó su coleta, vio en el reflejo los nuevos chupetones que el albino había dejado en su cuello, cada vez lo hacía con más fuerza, se estaba volviendo difícil disimularlos— ya está.

Se subió a la cama, cobijando al alegre albino, y aprovechó la cercanía para besarle de nuevo.

—Ojalá pudieras quedarte más tiempo —susurró el menor.

—Sólo será un día.

Se acercó de nuevo a su rostro para continuar besándolo, lo adoraba, no podía ni disimularlo. Para él era tan obvio que se preguntaba si la gente a su alrededor lo notaba también; de lo contrario se sorprendería. Ese muchachito de adorable personalidad y de belleza peculiar lo tenía a sus pies, haría lo que fuera por él, sin importar el riesgo. Deseaba que todo el mundo se enterara, que supieran de su devoción y nadie tuviera duda de que en su vida, el centro, lo primero y lo último, era él; que jamás haría nada que lo pusiera en peligro, no jugaría con sus sentimientos ni volvería a ser el bastardo egoísta que alguna vez se dejó vencer por sus celos. Antepondría su felicidad antes de su deseo de estar con él, estaba dispuesto incluso a dejarlo ir si es que eso le hacía feliz. Esa era su definición de amor, ahora que lo había visto a través de Nimrod.

Sin embargo la mañana llegó, y con ella, el mal presagio. Zeno liberó su En, rodeando por completo el edificio. Ambos Zoldyck despertaron de inmediato, cuando sintieron el poder de su abuelo.

—Illu…

—Lo sé.

No tenían opción, si su abuelo había procedido de ese modo sólo podía deberse a que él ya lo sabía todo. Zeno no realizaba esa clase de advertencias sin motivo alguno. Sólo les estaba diciendo que no se movieran, que ni se atrevieran a engañarlo porque él ya lo sabía todo. Dieron por un hecho que ya habían tomado a Alluka, y en efecto así lo era. Ella en esos momentos se encontraba sedada, y protegida, a cargo de un grupo de mayordomos.

—No tengas miedo, Kil —besó su frente— con calma levántate y ponte un poco más de ropa, no quiero que nadie más te vea desnudo.

Pero Killua ya estaba nervioso, su abuelo no tendría misericordia de ambos, sin importar lo que alegaran. No quería levantarse de los brazos de su amado sin saber cuándo volvería a ellos. Si es que volvía.

—Estaremos bien.

—Illumi… todavía no domino el idioma, sólo sé unas pocas palabras.

—No importa. El abuelo confía en ti, no te hará nada.

«Eso es lo peor», pensó el albino. No soportaría la idea de saber que torturarían a su hermano mientras que él estaba sentado del otro lado del pasillo como si nada ocurriera.

—No quiero dejarte.

—No lo harás. Sólo te vestirás y hablaremos con el abuelo con calma.

No había forma alguna de que eso ocurriera. Sólo quería que el menor se levantara y obedeciera; su abuelo sólo les estaba dando tiempo como una cuenta regresiva antes de que él apareciera y arruinara sus planes.

Killua le sonrió forzadamente, con mucho dolor se levantó de la cama, y se vistió. Illumi también aprovechó para colocarse algo que le cubriera el torso. Observó de momento la mirada de angustia del niño y se sintió terrible. Él no estaría pasando por eso de no ser por su culpa, por su deseo, Killua no estaría sufriendo si tan sólo él hubiese resistido el deseo. Se lamentaba en silencio, y fingía su sonrisa para calmarlo.

Killua no lo resistió, volvió a la cama donde Illumi estaba, y de rodillas dio un último beso a su amante. Quería decirle que estaban juntos en eso, que él no le traicionaría por nada del mundo y se esforzaría por salvarlo. Su hermano le correspondió, abrazándolo por la cintura, conscientes del riesgo que ése beso representaba, su abuelo de seguro estaba notando la excesiva cercanía entre ambos. Sólo le confirmaban sus sospechas.

—Illumi —murmuró, apretando la camisa de su hermano— ¿cómo se dice…?

La puerta sonó, su abuelo estaba afuera, y antes de que alguno se moviese la perilla comenzó a girar. Pese a que habían puesto seguro para evitar incidentes con Alluka, su abuelo se había puesto de acuerdo con el personal para conseguir una llave propia y abrir sin hacer escándalo. El anciano se mostró con un par de mayordomos que miraban al suelo, avergonzados de encontrar a los dos hermanos en esa situación. Juntos, sobre la cama, con Illumi abrazando al menor, quien estaba de rodillas sosteniéndose por los hombros del mayor.

El sobresalto de ambos sólo delataba lo apenados que ambos debían estar por ser descubiertos, por más que disimularan que no ocurría nada entre ellos.

—Killua —le llamó Zeno— acércate.

El tono autoritario sólo le demostraba lo molesto que estaba, que ni siquiera podía contenerse. Estaban en un riesgo absoluto por ser descubiertos en esas circunstancias. El chiquillo apretó la tela de la ropa de su hermano, e Illumi acarició su espalda para alentarlo.

—Quita tus asquerosas manos de Killua, Illumi.

—Ve con el abuelo —susurró, pero evidentemente el niño no quería hacerlo, no deseaba separarse de él, escondió su rostro atemorizado en el cuello del morocho, y él respondió con más caricias suaves en su espalda.

—¡¿No me están escuchando?! —pese a lo enfurecido que estaba, no quería atacarlos físicamente. Si el niño estaba pasando por una situación uso de Nen manipulador, existía un riesgo de lastimarlo mentalmente si no obraba correctamente.

—¡No iré!, ¡no! —exclamó, asustado. No quería que lastimaran a su ser más amado. No debía permitirlo.

—Kil, escucha al abuelo. No lo hagas más difícil.

—¿Quieres que te tome por la fuerza, Killua?, ¿eso es lo que quieres?

—Abuelo…

—Tienes tres segundos.

Yuuki! No son adorables los celos de Killua? 3 son un encanto. Illumi no es puto, ha estado sólo con... con... Hisoka, el viejillo abogado (que seguro ni recuerdas), dos orgías, Joab, no recuerdo si otra orgía... y ya! Y sí, Chrollo es malo, pobre Kalluto bebé. Ya voy para allá :) a ver qué tal me va.

Cuídense mucho, francamente no creo actualizar hasta después de regresar de mi viaje, y haré un pequeño experimento para ver si alguien me lee por acá... estaré avisando sobre la siguiente actualización a través de mi Tumblr loveovershimja y mi fanpage de facebook xD que hice para guardar tonterías loveoverxshimja. Bueno... nos vemos!.'.