¡Hola! Aquí tenéis una nueva actualización de este fanfic que tanto me gusta, espero que os encante tanto como a mi y sigamos juntos muchas historias más :)
Habían pasado 10 años desde la conversación con sus padres en la mansión. Ahora vivía de nuevo solo en aquella casa enorme. La organización hacía seis años y medio que había sido derrotada, pero no habían revelado de lo que habían hecho con Ran en los interrogatorios. Vermouth mencionó antes de morir a manos de Gin, que ella seguía viva, pero no llegó a decir dónde estaba ni con quién. Gin sin embargo, antes de morir también a causa de un disparo de Akai, mencionó lo mucho que había disfrutado "asesinando" a Ran poco a poco hasta que decidiera aparecer ante ellos. Pese a saber que sigue viva, escuchar eso hizo que mi estómago se retorciera y se me rompiera el corazón en mil pedazos más.
Después de salir unas semanas más tarde del hospital debido a un impacto de bala en el hombro durante la lucha, comencé a buscar a Ran por todo Japón, sin ningún resultado favorable. A día de hoy sigo buscándola por todo Tokio, pero nadie parece haberla visto en todo este tiempo, pero nunca perderé la esperanza de encontrarla y poder volver a verla de nuevo.
Cuando todo terminó, el FBI volvió a Estados Unidos felices de que habían logrado capturar a los pocos miembros de la Organización que quedaban vivos.
Unos meses después de terminar con la organización, Haibara llegó a mi casa una noche en la madrugada, diciéndome que ya tenía el antídoto definitivo de el APTX 4869, pero ya no me sentía tan desesperado en volver a mi vida como años atrás, por lo que a pesar de seguir buscando a Ran, decidí seguir siendo Conan Edogawa. A lo largo de los años había comenzado aceptarme como era a día de hoy y lo que me había sucedido en el Tropical Land, por lo que decidí que hasta que no tuviera noticias sobre el paradero de ella, seguiría siendo el niño engreído.
-Hola Conan- dijo una Ayumi de 16 años mientras se acercaba al nombrado- hemos quedado esta tarde para ir al cine, ¿te apuntas?
-Hola Ayumi, no sé si tendré cosas que hacer. Lo siento.
-¿Vas a volver a buscarla este fin de semana, Edogawa?- musitó la joven científica al lado de Ayumi.
-¿A buscar a quién?- preguntó Ayumi sonrojada debido a los celos.
-No lo sé Haibara- respondió el adolescente cansado- sé que ha pasado mucho tiempo desde que se fue pero, sé que está en algún lugar, debo encontrarla.-Finalizó el joven mirando a su amiga a los ojos con la mirada perdida.
-¿A quién tienes que encontrar Conan?- interrogó Genta de pronto.
-... -suspiró- A una persona que perdí hace mucho tiempo- admitió.
-Oye Conan, ¿te refieres a Ran?- preguntó Mitsuhiko, mientras que la joven Ayumi que había estado con el ceño fruncido, hizo que relajara su expresión.
-Si Mitsuhiko, supongo que sí-susurró mientras seguían avanzando por las largas calles del barrio de Beika.
-Si al final cambias de opinión Conan- comenzó a decir Ayumi ahora- llámanos, ¿vale?
La sonrisa que le dedicaba la joven Ayumi al adolescente encogido siempre había sido muy cálida y cariñosa, algo que le recordaba mucho a las sonrisas que tanto recibía 10 años atrás siendo un niño de 7 años, o cuando las recibía siendo su vida normal.
-Claro Ayumi, no te preocupes.
-¡Genial! Bueno chicos, ¿y qué película vais a querer ver? Yo había pensado en el remake que han sacado de la película de el hilo rojo del destino- dijo desenfadada, ajena a lo que esa película hacía sentir al detective que tenía a su lado. Esa película que 10 años atrás debería de haber ido a ver por su cumpleaños número 17 con el amor de su vida.
-Que aburrimiento Ayumi- masculló Mitsuhiko poniendo los ojos en blanco.
Mientras la liga juvenil seguía discutiendo qué película iban a ir a ver por la tarde, el detective se encontraba pensativo. Habían pasado tantos años y no había ningún rastro acerca de Ran que ya no sabía ni que pensar, ¿y si Vermouth le había mentido hacía más de 6 años? ¿Y si realmente la habían asesinado hace 10 años? Pero por mucho tiempo que hubo pasado sin respuesta alguna, sentía dentro, muy dentro de sí mismo que ella aún se encontraba viva en algún lugar , pero era ajeno a saber que estaba más cerca de lo que nunca habría podido llegar a imaginarse.
Hacía un tiempo que no había ido a visitar al viejo Kogoro, por lo que iba de camino a la agencia de detectives que tanto recordaba. Quería saber que tal le iba al viejo y ya de pasó preguntar si había tendido algún avance, o seguía igual de estancado que él.
La agencia de detectives se encontraba abierta, al fondo de la sala se encontraba a un detective de mediana edad viendo la televisión mientras gritaba de alegría el nombre de la cantante que tanto le gustaba años atrás. A día de hoy Yoko Okino ya no trabajaba, se había retirado 4 años atrás, cosa que dejó al tío desolado.
-Buenas tardes tío Kogoro- musitó el detective acercándose a los sofás que se encontraban en la estancia.
-Oh mocoso, cuanto tiempo- contestó sin levantar la vista de la pequeña televisión.
-Yo también me alegro de verte- confirmó sentándose.
-¿A qué has venido? Tengo mucho trabajo hoy.
-Ya, claro… Bueno, vine a ver que tal estabas.
-Igual que siempre, Eri me tiene muerto de hambre con esas comidas tan malas que me prepara- dijo mientras se creaba un silencio entre ambos- echo tanto de menos a mi hija- susurró de pronto el detective durmiente mientras miraba por primera vez al detective.
-Yo también tío, yo también- respondió con la mirada apenada al padre de la chica que aún amaba- hoy volveré a buscar pistas sobre su paradero. Quería que lo supieras antes de que me marchara.
-Nosotros llevamos muchos años sin tener rastro de ella- contestó cabizbajo- pero me alegro que tú, a día de hoy no hayas perdido la esperanza.
-No podría perderla- masculló mientras se levantaba y se dirigía a la puerta para marcharse de la agencia.
-Oye mocoso, lo digo en serio, después de todos los años que han pasado, me alegro saber que eres de las pocas personas que aún se acuerdan de ella pese al tiempo.
Esas palabras habían hecho que el detective se detuviera en el sitio, Kogoro el durmiente sabía quién era desde que acabaron con la Organización, y pese a que en su día le molestó que no le hubiera dicho la verdad, llegó a comprender como se había sentido el joven para tomar esa decisión, por lo que seguían viéndose de vez en cuando a día de hoy.
-Ya te lo dije hace unos años- musitó dirigiendo la mirada a Kogoro- debo de encontrarla.
Tras decir la frase se marchó de nuevo por las calles sin rumbo alguno, todavía no había decidido a que lugar iba a ir primero, pero algo le hizo detenerse por el camino que se encontraba. Reconocía una voz familiar cerca de donde estaba y comenzó a buscarla hasta que vio a lo lejos a una joven de su misma edad con otra chica a su lado mientras iban hablando. Según se iban acercando al detective, este se encontraba en estado de shock, una de las chicas que estaban frente a él, tenía un parecido muy similar de la Ran que desapareció años atrás, pero no todo estaba bien, tenía algo diferente, parecía diferente, ya que debía de tratarse de una coincidencia de que se parecieran simplemente, ¿verdad?
-No creo que sea buena idea ir a un sitio con tanta gente Jun- musitó la joven que se parecía a Ran.
-No te preocupes Ema, solo es el estreno de una película antigua, y además ¿no es tu favorita?
"¿Película antigua? ¿Película favorita?, no será…"
-Sí, la verdad es que siempre me ha llamado mucho la historia de esa película, pero no sé por qué.
-¿Estarás ligada con el hilo rojo de el destino con tu detective, no? - preguntó con picardía.
-Oh Jun no seas así- masculló Ema sonrojada por la confesión de su amiga en público, pero se volvió más colorada al encontrarse al detective de el que estaban hablando frente a ellas, mientras este les estaba observando.
"Se parece mucho a ella de adolescente, pero esta chica tiene el pelo corto por encima de los hombros, viste ropas elegantes y lleva un maquillaje muy sutil al lado de su amiga. Esta va con ropas mucho más costosas, con un maquillaje bastante llamativo para ser un viernes y el pelo largo de color rubio." Pensaba el detective.
-Oh Ema es él- gritó tirando de su amiga acercándose más al joven Shinichi- ¿eres el detective de la secundaria Conan Edogawa verdad?
-Eh, sí- respondió sonrojándose al notar la presencia de las dos chicas tan cerca de él.
-Mi amiga es super fan tuya- musitó dejando paso a Ema para que se posicionara más cerca de este.
-Hola, encantado de conocerte- dijo el adolescente intentando mirar a los ojos a la chica que le huía la mirada.
-Hola, igualmente. Mi nombre es Ema Kato- contestó levantando la mirada sonrojada al joven detective que tenía frente a ella.
"No… no puede ser. Esos ojos" pensó el detective.
Las chicas al ver que el adolescente no les contestaba comenzaban a ponerse algo nerviosas, en especial Ema, por si había dicho algo que hubiera podido molestarlo.
-Bueno…- comenzó a hablar Jun al notar el ambiente raro- creo que deberíamos marcharnos, ¿no crees Ema?
-Eh, si claro. Vámonos.
-Esperar- masculló de pronto el joven que se había quedado petrificado al ver los ojos de la joven Ema, esos ojos que hacía tanto tiempo que no veía- perdonad, he sido un poco grosero.
-No te preocupes- contestó Ema- te hemos parado en mitad de la calle y puede que tuvieras cosas que hacer.
-No tengo nada que hacer ahora mismo- confesó mirándola de nuevo a los ojos, sintiendo ese calor de nuevo por dentro que hacía tanto que pensaba que no volvería a sentir.
-¿Y si vienes con nosotras a ver la película que íbamos a ver ahora?- preguntó Jun con alegría- Así podemos conocernos todos mejor.
-Jun- comenzó Ema en tono reprobatorio- puede que no quiera venir con nosotras, no le pongas en un compromiso.
-Claro- contestó Shinichi de pronto- estaría encantado de acompañaros a ver esa película. ¿Dónde se encuentra ese cine?
Mientras iban los tres por las calles de Beika, Shinichi no podía dejar de mirar a una de las chicas que se encontraba a su lado, Ema. Entretanto, Jun iba parloteando sobre lo que quería hacer este fin de semana que iba a venir su novio de Osaka.
Cuando llegaron al cine, la atmósfera ya no era tan tensa como cuando los tres adolescentes se habían conocido momentos atrás.
-Y bueno chicas, ¿a que instituto vais?
-Vamos al instituto de Haido juntas- contestó Jun.
-¿Y desde cuándo os conocéis?- quiso saber el detective.
-Oh pues, desde hace unos 10 años aproximadamente, ¿verdad Ema?
-Sí- contestó mientras seguía mirando al adolescente. No sabía por qué, pero por algún casual, no podía dejar de mirarlo y sentir nostalgia. Había visto fotos y artículos de él desde hacía varios años, pero ahora que lo tenía delante, sentía que le conocía.
-¿Vivías antes fuera de Haido?- preguntó con más interés del que quería mostrar.
-Sí, me mudé a Haido con mis padres cuando tenía 7 años. Nosotros antes habíamos vivido aquí en Beika durante muchos años, pero por el trabajo de papá nos tuvimos que mudar, aunque no recuerdo mucho de los años que vivimos aquí.
-Si… cuando la conocí apenas recordaba alguna cosa que la hiciera feliz o le diera miedo, pero con el tiempo supimos que…
-Le dan miedo los fantasmas- susurró Shinichi a la vez que Jun hablaba, cosa que no le pasó desapercibida a Ema.
-¿Cómo lo sabías?- inquirió la última impactada de que supiera ese hecho.
-Es detective Ema- Le restó importancia a su amiga.
-Ya bueno…
-¿Conan?- llamó alguien repentinamente al joven, mientras los tres dirigían la cabeza al grupo de chicos que lo llamaban.
-Oh, hola chicos.
-¿Qué haces aquí? ¿No ibas este fin de semana a buscar pistas sobre el paradero de Ran?
-¿Ran?- susurró Ema al lado de él detective mientras ésta se encontraba con la mirada perdida.
"¿Puede ser que finalmente sea ella?" Pensó el detective mirándola con una alegría en sus ojos, cosa que no pasó desapercibida por Ayumi que estaba frente a ellos.
-¿Quiénes son ellas?- preguntó Ayumi algo más enfadada de lo que había querido mostrar.
-Son unas chicas que he conocido hace un rato de camino aquí- respondió volviendo la mirada a la chica que le había preguntado.
-Soy Ema, y ella es mi amiga Jun. Encantadas de conoceros.
-Oh sí son muy guapas- replicó Genta mientras se abalanzaba a saludar a las recién llegadas.
-Edogawa, ¿podemos hablar un momento? - mencionó la científica al detective.
Mientras se alejaban un poco del grupo de gente en el que se encontraban momentos atrás, Shinichi no pudo evitar darse la vuelta para ver de nuevo a Ema, que le miraba la espalda mientras se marchaba.
-Dime Haibara- dijo mirando de nuevo a la chica de antes.
-¿Se puede saber quienes son ellas?- musitó molesta.
-Las he conocido antes, pero Haibara escucha…
-¿No vendrás a decirme lo que pienso no? Es imposible que eso sea verdad Kudo.
-¿Por qué no? Míranos a nosotros.
-Hubo indicios de que fue asesinada Kudo, tienes que comenzar a superarlo ya y seguir adelante. No puedes buscarla toda tu vida o creer que esa chica es ella, no es posible.
-¿Y quien nos dice que no ingirió aquel veneno cuando estaba con ellos? No podemos estar seguros de que sea ella lo sé, pero debo averiguarlo.
-Has tenido la evidencia de que eso no podría ser durante muchos años Kudo, se encontró mucha sangre…
-Pero nunca se ha hallado el cuerpo, y sin él, sigo teniendo esperanzas- musitó mientras le daba la espalda dirigiéndose de nuevo con el resto de los chicos.
-¿Y qué película vais a ver?- preguntó Mitsuhiko al lado de Ema mientras esperaba impaciente la respuesta.
-Veníamos a ver la película de el hilo rojo de el destino- mencionó mientras veía acercarse al detective del que estaba enamorada.
-Nosotros también íbamos a verla, pero no quisieron los chicos- contestó algo borde Ayumi a la chica.
-¿Podemos verla todos juntos si queréis?- propuso Mitsuhiko de vuelta.
-¡Claro! Cuantos más seamos mejor.
Una vez entraron todos al cine, el detective trató de sentarse al lado de Ema, necesitaba seguir observándola un poco más, pero Genta y Mitsuhiko fueron más rápidos que él, por lo que tuvo que buscar otro sitio diferente. Ahora se encontraba con Jun a su izquierda y con Ayumi a su derecha, y dos asientos más a su izquierda se encontraba Ema.
Durante la película intentó observar de vez en cuando posibles reacciones de la última, pero Ayumi no dejaba de llamar su atención cada vez que veía que éste estaba distraído. Una vez terminó la película, Jun se acercó a Shinichi para hablar con él, cosa que sorprendió un poco al detective.
-Edogawa, ¿podemos hablar un momento?
-Claro, pero llámame Conan- contestó con su sonrisa amable habitual.
-Conan- musitó con una sonrisa- quería preguntarte una cosa.
-Dime Jun.
-Esa chica- musitó mirándola- Ayumi, ¿es tu novia?
-Oh, no, es una amiga de la infancia, ¿por qué preguntas?
-Verás es que a mi amiga le gustas y…
"Espera, ¿qué?" no podía creerse lo que le acababan de confesar, si finalmente era ella, ¿había vuelto a enamorarse de él de nuevo? ¿Lo había vuelto a elegir pese a no saber quién era?
-Conan- replicó Jun al ver que el mencionado no contestaba a lo que le estaba contando.
-Perdona, dime.
-Bueno, te decía que si no tienen novia entonces, podríais quedar alguna tarde para conoceros.
-¿Con Ema dices?
-Claro, puede que te parezca precipitado pero, hace varios años que sigue lo que haces y por algún motivo parece feliz después de saber de ti.
-Oh- farfulló asombrado.
-Pero si no quieres lo entendería perfectamente, no quiero que te sientas obligado ni nada…
-No, claro. Estaría encantado de volver a quedar con ella.
Jun le dedicó una enorme sonrisa antes de despedirse y salir en busca de su amiga para volver juntas a sus casas, mientras que el joven detective se acercaba a sus amigos para ver que tenían planeado hacer después de esto. Había pensado en pasar con ellos un rato, ya que finalmente iba a tener libre el fin de semana.
-Ya estoy de vuelta, ¿vais hacer algo ahora?- preguntó con una sonrisa en el rostro.
-Nos íbamos al karaoke que está aquí al lado y después ya nos iremos a nuestras casas- respondió Haibara de brazos cruzados con su habitual tono de indiferencia.
-¿Te apetece venir Conan?- dijo Ayumi feliz al ver que ya no se encontraba con las dos chicas de antes.
-Vale, no tengo nada que hacer.
Y con esto estuvieron un par de horas todos juntos disfrutando de la compañía de los otros, más felices de lo que hacía años que no se encontraban. Genta no paraba de salir a cantar cualquier canción que se escucharan por los altavoces; Mitsuhiko se reía de él y de vez en cuando cantaba alguna con letras más animadas; Ayumi al igual que Genta, cantaba casi todas las canciones, sobretodo de amor, mientras miraba de reojo a Conan; el nombrado cantó dos canciones antiguas que le recordaban a su primera infancia; y por último, Haibara se encontraba en la misma posición desde que habían entrado en la habitación, ya que no le gustaba ponerse a cantar delante de todos.
Mientras se dirigían a sus casas, Ayumi parloteaba sin parar de lo bien que se lo había pasado esa noche, y se sonrojaba cada vez que recordaba de las canciones románticas que había cantado mirando al chico que le gustaba.
-Bueno chicos- habló Shinichi- me lo he pasado genial esta noche, pero debo marcharme ya a casa.
-Si yo igual- replicó Mitsuhiko con voz cansada- mañana podemos vernos todos otra vez.
-Claro- contestó el detective sonriendo a su amigo.
Una vez se marcharon cada uno por sus respectivos caminos, Haibara miraba de reojo de vez en cuando a Shinichi, que tenía aspecto cansado aunque por dentro se sentía eufórico. En el momento que llegaron a la puerta de la casa del profesor, la científica por fin se dirigió al detective mirando a éste de frente a los ojos.
-Kudo- empezó- tal vez he sido un poco dura contigo antes, pero no te precipites en sacar conclusiones que después podrían hacerte más daño que la pura realidad, ¿de acuerdo?
-Lo sé Haibara, pero…- el joven se pasó las manos por el pelo confuso- aunque no lo creas, sí que podríamos tener a otra víctima de tomar ese veneno.
-¿Puedes decirme por qué estás seguro de que es ella?- susurró lo más bajito que pudo, pero lo justo para que él pudiera oírla.
-No lo sé- replicó después de unos minutos, dejando confusa a su amiga- pero esa sonrisa y esa forma de mirarme… no podré olvidarla nunca, y con ella he vuelto a sentirlo, por estúpido que parezca.
-Pero Kudo, ¿si es ella por que no te ha dicho nada durante todos estos años?
-He intentado averiguar información, y ella no recuerda mucho de su infancia desde los 7 años en adelante. Sabe que vivió aquí en Beika una temporada y que después repentinamente tuvo que marcharse, y que después de eso no sabía quién era durante bastante tiempo.
-Pudo haber tenido algún accidente y que perdiera la memoria, no necesariamente podría significar eso.
-Lo sé, de verdad que lo sé- y ésta vez la voz de el joven se quebró un poco más de lo que le habría gustado- pero esos ojos Haibara… no podría olvidarlos nunca- respondió mientras comenzaba a marcharse a su casa dejando a la científica pensativa después de la conversación que habían tenido.
Una vez entró a su casa buscó los pocos informes que tenía de la desaparición que había recabado a lo largo de 10 años y de pronto recordó las palabras de Vermouth antes de morir.
-Escúchame bala de plata- musitó mientras comenzaba a salirle un hilo de sangre por el labio inferior- mi ángel sigue viva, no escuches lo que te digan respecto a ella. He ido a verla en más de una ocasión y se encuentra más diferente de lo que nunca podrías llegar a imaginarte.
-¿Diferente?- replicó con verdadera preocupación en su voz- ¿Está bien Ran, Sharon? ¿Dónde puedo encontrarla?
-Hum, es la primera vez que me llamas así, y siento que será la última Kudo- repuso con una suave sonrisa mirándome a los ojos- está cerca de ti, más de lo que piensas, pero te costará un tiempo que pueda volver a tu lado.
-¿Cerca? ¿Dónde?- volvió a preguntar, pero esta vez con urgencia al notar que Vermouth comenzaba a quedarse pálida debido a la sangre que estaba perdiendo y comenzaba a quedarse sin conciencia.
-Ella ha camb...- no pudo terminar la frase antes de quedarse totalmente inerte delante de mis ojos, pero no pude tener mucho tiempo para pensar en las últimas palabras que acababa de brindarme antes de notar un disparo en el hombro de parte de Gin, mientras este comenzaba a sonreír de manera bastante ruidosa y espeluznante.
-Ahora sí acabaré con tu vida señor detective- musitó acercándose cada vez más a mí mientras no podía moverme debido al dolor tan intenso que estaba comenzando a sentir tras el balazo.
-Quiero decirte las últimas palabras que me dedicó tu novia antes de que la asesinara tres años y medio atrás rata asquerosa, antes de que te reúnas con ella y el resto de gente que se ha creído lo suficientemente lista para poder acabar con esta Organización.
Me quedé helado sin lograr entender lo que me estaba diciendo, ¿no se suponía que seguía viva? ¿Vermouth la había estado protegiendo todo este tiempo?
-Sus palabras fueron las siguientes- habló mientras ponía una grabación- confío en que el vendrá a buscarme, siempre ha podido encontrarme.
"Es la voz de Ran" pensó el detective dándose cuenta de lo que echaba en falta oír esa dulce voz.
Pero poco después se escuchó un disparo junto con un sonido contenido de Ran.
-Es una pena que ésta vez esa rata no vaya a encontrarte- musitó Gin de nuevo, y poco después se escuchó un nuevo disparo que seguía proviniendo de la grabación.
"No... Ran" el detective ya no sabía qué pensar y en quién podría confiar. ¿Si seguía viva como podría hacerlo después de dos disparos? ¿En qué tuvo que cambiar para poder seguir viva?
Mientras el joven pensaba a toda velocidad, Gin aprovechó para apuntarle a la cabeza y asegurarse esta vez de que muriese delante de sus ojos, pero antes de apretar el gatillo, él mismo recibió un balazo en el cráneo de parte de Shuichi.
"Shuichi" pensó el detective recordando que gracias a él, sigue vivo. "Tal vez podría llamarlo y comentarle lo que ha ocurrido esta tarde, después de todo, él podría ayudarme a descubrir si es ella o no"
Por lo que se dispuso a buscar su teléfono móvil y marcar el número de Akai, teniendo que esperar unos cuantos tonos a que el del FBI contestara.
-Niño, ¿qué horas son estas para llamarme?- repuso una voz malhumorada por la otra línea de teléfono.
-Perdona Akai, pero quería hablar contigo de un asunto importante.
-Venga ya- se escuchó por el altavoz del móvil- ¿no te habrás vuelto a meter en algún lío como la Organización?
-¡No!- exclamó molesto- no se trata de eso.
-¿Entonces por qué me despiertas? ¿Estás bien?- su voz ahora se notaba preocupada- ¿has vuelto a tener una recaída?
-No Shuichi estoy bien, quería hablarte sobre Ran.
Mientras que Shinichi le iba contando la posible nueva información, el del FBI escuchó atentamente lo que le decía. A pesar de que ambos sabían que había una probabilidad de que Ema no fuera Ran, Akai disfrutó escuchar a Shinichi hablando más feliz de lo que recordaba en mucho tiempo, por lo que le ayudaría en todo lo que estuviera en su mano.
-Entonces- comenzó Shuichi- hay una probabilidad de que ella siga viva después de todo.
-Sí- repuso ahora algo más pensativo- eso podría ser a lo que refirió Vermouth.
-Puede ser una posibilidad si, pero si no es ella niño, ¿piensas seguir buscándola?
-Sí- contestó- ¿vas ayudarme?
-En un par de horas intentaré coger el primer vuelo para Japón, tal vez deberías comentárselo también a Furuya, sabes que estaría encantado de ayudarte.
-Gracias Akai, nos vemos pronto- finalizó colgando después de que el otro se despidiera.
Una vez terminó de hablar también con Furuya y decirle que Shuichi estaría por aquí de nuevo en un día aproximadamente, el detective se dispuso a ir a descansar un rato antes de comenzar con la nueva investigación.
A la mañana siguiente, el detective se despertó mientras no paraban de llamar a su puerta con mucha insistencia, y cuando se dispuso abrir se encontró de frente con su amigo de Osaka con la mejor sonrisa que le dedica siempre a su mejor amigo encogido.
-¡Hola Kudo! Cuánto tiempo.
-Hola Hattori- respondió mientras bostezaba y se encaminaba a la cocina para desayunar.
-¿Estabas durmiendo a estas horas? No es propio de ti- dijo ahora algo preocupado entornando los ojos.
-Si, anoche estuve ocupado con un caso- contestó restando importancia al asunto.
-¿Estás bien Kudo? ¿No habrás vuelto a tener una recaída no?
-Estoy bien, Hattori es solo…- suspiró mientras se daba la vuelta para mirarle a los ojos- puede que haya encontrado una pista sobre el paradero de Ran.
-¿Enserio? ¡Eso es una buena noticia!- replicó con alegría mientras que su rival parecía triste- ¿no es una buena noticia?
-Sí lo es Hattori, es solo que no sé, si no es ella después de todo…- se hizo un silencio entre ambos antes de que volviera hablar- si no es ella no sé si seguiría teniendo sentido buscar a alguien después de 10 años. Puede que la grabación que escuché fueran realmente las últimas palabras de Ran después de todo…
-Oye Kudo, ¿pero no te dijo Vermouth que la visitó en varias ocasiones?
-Si, pero…
-No creo que te mintiera- repuso mientras colocaba una mano en el hombro de su amigo para darle ánimos- y tu sabes perfectamente que sigue viva, pero tal vez, deberías dejarnos esto a nosotros- hizo una pausa.-Anoche me llamó Akai, y me comentó que estabas feliz pero no veo que lo estés ahora. ¿Qué ha cambiado?
-No lo sé- confesó mientras cerraba los ojos con fuerza y desviaba la cabeza para otro lado- si no es ésta chica, después de tanto tiempo, no sé si podré encontrarla algún día.
-Bueno, y como podemos contactar con ella.
-Mierda- susurró- ¡No le pedí su número de teléfono!
El de Osaka se empezó a reír de la desesperación de su amigo, después de todo, prefería verlo enfadado que decaído como cuando entró a su casa.
-¿Es de aquí de Beika? Podríamos salir a buscarla- propuso una vez se calmó el moreno.
-No, es de Haido, pero sí, podríamos ir, no es mala idea.
Por lo que media hora después, ambos se marchaban rumbo a la estación para dirigirse a Haido en busca de la chica misteriosa. Durante el trayecto, los detectives comenzaron a hablar de los casos más recientes que habían tenido y estuvieron debatiendo sobre ellos un rato para distraerse. Heiji a día de hoy había abierto varias agencias de detective, ya que no quería ser la sombra de su padre dentro de la policía de Osaka, por lo que tenía cierta independencia para ir a visitar a su amigo de vez en cuando. Kazuha se había quedado en Osaka preparando la boda de los dos que tendrá lugar en un año, por lo que no había podido acompañar a su prometido a ver al pequeño Conan.
Una vez llegaron a Haido estuvieron paseándose en varias cafeterías de la zona, locales y calles bastante concurridas. Tuvieron que hacer algunos parones durante el trayecto debido a que algunos transeúntes se paraban hablar con ellos, ya que eran bastante famosos, por lo que después de llevar varias horas dando vueltas sin ningún resultado favorable, se dirigieron a una de las cafeterías que habían visitado al principio para poder almorzar. La cafetería en la que se encontraban era muy similar a la que iban cuando eran más jóvenes cuando vivía en la agencia de detectives, lo que les hizo recordar aquellos tiempos en los que viajaban todos por todo Japón resolviendo casos.
-Todavía no me puedo creer que le confesaras a Kazuha tus sentimientos de una forma tan cutre, después de todo el tiempo que estuviste buscando el mejor lugar para hacerlo- musitó el detective del Este riéndose de su amigo.
-Oye, no todos tuvimos la oportunidad de hacerlo frente al Big Ben en Londres- contestó fingiendo estar molesto con su acompañante.
-Si te soy sincero, no tenía pensamiento de hacerlo en ese momento- contestó riéndose todavía- pero Ran no me dio otra opción.
-Tu siempre tan romántico Kudo- musitó riendo ahora él.
Su conversación de pronto se vio interrumpida por el grito de una chica unas mesas a la izquierda de la que se encontraban, por lo que corrieron ambos a la escena del crimen que acaba de ocurrir.
-Ha sido envenenado por cianuro Hattori.
-Sí Kudo, están comenzando a ponerse sus labios azules. ¿Podríais decirme quien es esta persona?
-Se llamaba Haru Tanaka- respondió la mujer que había gritado avisando del asesinato.
-¿Y qué relación tenía con la víctima?
-Era un compañero de la universidad, habíamos quedado los cuatro para estudiar.
-¿Podríais identificaros?- habló Shinichi poniéndose de pie mientras se acercaba.
-¿Y quién eres tú para pedirnos explicaciones mocoso?- dijo un hombre de los implicados.
-Me llamo Conan Edogawa, y soy detective.
-¿Conan?- masculló una voz femenina detrás de éste. Mientras se daba la vuelta cayó en la cuenta de quien provenía esa voz.
"Ran" pensó el joven.
-Hola Ema, ¿qué haces aquí? ¿Vienes con ellos?
-Mmm no, esta es la cafetería de mis padres, estoy trabajando esta mañana.
-Oye Kudo, ¿quién es ésta?- preguntó mirando con curiosidad a la recién llegada.
-¿Kudo?- musitó confusa mirando al chico de Osaka- ¿No te apellidabas Edogawa?
-Perdona Ema, ¿podemos hablar luego? Ahora mismo mi amigo y yo tenemos que resolver este caso- susurró para que solo pudiera escucharlo ella, cosa que hizo que se sonrojara.
Una vez recabaron toda la información necesaria para terminar el caso, Shinichi y Heiji comenzaron a arrinconar al culpable. El asesino había sido Riku Nakamura, debido a que le debía dinero y la víctima lo estaba comenzando a amenazar con contarle a su pareja que le había sido infiel en varias ocasiones.
Para cuando llegó la policía ya habían terminado con el caso en tiempo récord y pudieron disfrutar de terminar su almuerzo tranquilamente antes de tener que ir a testificar, por lo que antes de marcharse el detective del Este le pidió su número de teléfono a Ema, para poder verse en cuanto pudieran.
-Entonces, ¿era ella?- preguntó el de Osaka rompiendo el silencio mientras volvían a casa.
-Si, ya tengo su número, por lo que intentaré quedar con ella lo más pronto posible para recabar información.
-¿Crees que podrás hacerlo Kudo? Es decir, no quiero que me malinterpretes pero no estás en tu mejor momento.
-Ya te dije esta mañana que estaba bien Hattori, deja de preocuparte, no volverá a pasar lo que sucedió años atrás. Además, quiero hacerlo.
-De acuerdo, ¿y cuando la vas a llamar?- volvió a preguntar, pero esta vez con una sonrisa pícara.
-No lo sé- masculló sonrojándose.
-Me ha recordado a la neechan- dijo de repente sorprendiendo al adolescente.
-¿Tú también lo has sentido?
-Me fijé por la forma en la que te observaba, parecía hacerlo con añoranza, no como una fan loca- contestó sacudiendo los hombros para restarle importancia.
-Ojalá sea ella Hattori, es lo que más deseo en estos momentos.
Cuando llegaron a la mansión de Shinichi, éste le mandó un mensaje a Ema con una sonrisa en los labios y con una alegría que pensaba que ya no tendría.
-*Hola, soy Conan*
Mientras esperaba su mensaje un poco ansioso, comenzó a ponerse algo más cómodo de ropa, ya que no tenían pensado salir esa noche a ninguna parte, pero cuando sonó una notificación del teléfono, corrió a ver de quien se trataba.
-*Hola Conan, me alegra que me hayas escrito :)*
-*Espero que no hayáis tenido ningún problema con los clientes después de el caso*
-*No te preocupes, todo estuvo bien. Hubo bastante gente preguntando por vosotros, pero ya os habíais marchado*
No pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa de lado, mientras pensaba que contestar.
-*Siento no haberme quedado un poco más de tiempo, me habría gustado hablar contigo más tranquilamente*
"¿Habré sido muy directo?" Pensó el detective al ver que pasaban los minutos y no recibía respuesta.
-*A mi también me habría gustado pasar más tiempo contigo:)*
-*¿Te apetece que nos veamos mañana para tomar un café?*
-*Claro, mañana nos vemos:)*
-¿Con quién hablas?- preguntó el detective del Oeste apoyado en el arco de la puerta mientras arqueaba las cejas.
-Con nadie.
-¿Era la posible neechan?- musitó dirigiendo una sonrisa a su amigo que se encontraba sonrojado.
Antes de que le diera tiempo a contestar, ambos escucharon un sonido sordo que provenía de la planta baja, por lo que fueron a investigar de dónde venía ese ruido cuando solo se encontraban ellos dos en la mansión en aquel momento.
-¿Has quedado con alguien?- susurró el de Osaka al lado del otro detective.
-No- respondió mientras bajaban las escaleras.
Shinichi fue a revisar la entrada y la cocina, mientras que Heiji se dirigía a la biblioteca y la sala de estar. Durante su búsqueda no encontraron nada que destacara lo suficiente para hacerlos sospechar de que acababa de entrar alguien, por lo que cuando se dirigían ambos a la última habitación de la planta baja, tenían sus sentidos algo más tranquilo. Cuando abrieron la puerta, se encontraba ahí dentro su vecina la científica sentada en un sofá de la sala, mirándolos con la cara impasible.
-¿Se puede saber qué demonios haces aquí, Haibara?- preguntó malhumorado el detective.
-¿Dónde habéis estado todo el día?- contraatacó ella, ignorando la pregunta anterior.
-Estuvimos haciendo cosas por Haido, ¿ahora puedes responderme cómo te has colado en mi casa?
-Tengo llaves- contestó con su habitual indiferencia.
-¿Qué quieres?- habló el moreno.
-Habíamos quedado hoy con los chicos- contestó mirando a su amigo- y nos has dejado plantados, otra vez.
-Lo siento, se me olvidó- musitó levantando las manos.
-Ayumi pensó que habías vuelto a ver a esas chicas, y quería venir a comprobarlo por mí misma. ¿Has vuelto a ver a esa chica?
-Si.
-¿No has pensado en el daño que le haces a Ayumi con tus tonterías?- gritó la científica enfadada.
-¿Y por qué iba hacerle daño Haibara? Siempre hemos sido solo amigos.
-¿Nunca te das cuenta de nada verdad?
-No sé de qué me hablas- farfulló mientras se encogía de hombros.
-Ayumi lleva enamorada de ti muchos años Kudo, incluso a mi me gustaste y no te diste ni cuenta por culpa de ella.
-¿Estabas enamorado de él?- preguntó sorprendido Heiji por la nueva información.
-Pues sí- respondió con el tono más seco que había empleado en mucho tiempo- pero siempre pasaste de todas las chicas, excepto de una, a pesar de que hace años que está muerta.
-¡No vuelvas a hablar de Ran así Haibara!- chilló furioso Shinichi- no tienes ningún derecho de hacerlo.
-Tal vez no Kudo, pero no dejaré que le hagas más daño a mi amiga porque no sabes pasar página.
-Nunca le di esperanzas, no puedes recriminarme nada, ni ella tampoco.
-Tendrías que haberte tomado el antídoto del APTX 4869 cuando te lo ofrecí- repuso mientras se marchaba de la sala para volver a la casa del profesor.
-No podía volver a mi antigua vida sin que ella estuviera allí para estar conmigo- replicó triste- no habría tenido sentido.
-Siento decirte que nunca volverá.
(Nunca volverá) Esas dos simples palabras habían dejado helado al joven, tal vez tenía razón y ella no volvería nunca a su lado.
