Hooola. Pensaron que dejaría botada esta historia? Para nada! Lo que sucedió es quetuvequeborrarvarias veces el capítulo, no podía enhilar los siguientes acontecimientos, pero al fin vi una luz en el camino jeje, Gracias por seguir leyendo. Mmm cuando empecéesta historia lo hice por un solo motivo, quería ver a una JanDi que evolucionó con su carácter fuerte e independiente, no como en el drama que la volvieron sumisa y triste. Esa es la JanDi que quería mostrar y a un JiHoo que estaría con ella a pesar de todo. Quizás por eso los personajes tienen tantos matices, pero creo estar respetando la esencia de cada uno. Espero les guste este capítulo. Yo estoy muy satisfecha con el. Los que me siguen saben que inicié una nueva historia, pero como dije antes, no megusta dejar nada a medias y las que tengo inconclusas las terminaré, es solo que a veces me tardo un poquito porque no quieroplasmar algo que no tenga profundidadni razón en la historia. Espero sus comentarios me ayudan a seguir adelante y gracias por las observaciones que me hanhecho eso me ayuda a mejorar. Los quieromucho mis amados lectores y una vezmás agradezco por los mensajes personales que me llegan, creanque los leo solo que no sé cómo contestarlos. Pero para esosque tienen dudas, sepan que prontoserán despejadas, sólotienenque seguirleyendo.

Saludos y aquí vamos.


Capítulo XXI

Sus ojos bailaban una y otra vez ante la visión desnuda del hombre de pie frente a ella. Su reciente pregunta había provocado un desasosiego en su interior, pero a la vez era interrumpido por la aceleración de su pulso, al verlo tan expuesto y sin pudor a sus pupilas que se deleitaban incrédulas de lo que veían. JiHoo se inclinó para recoger su pantaloncillo corto y colocárselo a modo de dar más seriedad al momento. Sin embargo, eso no impidió que su dorso perfecto, fuera delineado por la blanca luz que iluminaba el cielo nocturno, lo que hizo que olvidara por un momento la cuestión que lo tenía ahí en primer lugar, y de la que ella debía dar una respuesta. El la miró una vez más, pero ya no había amargura en sus ojos, más bien, era como ¿decepción? ¿resignación? No sabía cómo definirlo. Lo vio alejarse para dirigirse hacia la ventana y fijar su mirada hacia el paisaje de la noche que le ofrecía la enorme ventana de cristal que adornaba la habitación en penumbras. Eso no ayudó mucho a su cordura, pues el verlo ahí de pie, dejando que su perfil fuera más visible, hizo que el deseo de volver a tenerlo a merced de sus caricias, fuera más palpable.

-Tu silencio me da la respuesta- fue el sonido que salió de sus labios. ¡No! El Se estaba equivocando. ¡Estúpida! La visión de su cuerpo desnudo, la había dejado sin habla, deseando que una vez más se enredaran entre las sábanas y fueran uno solo otra vez. Se puso de pie de inmediato y corrió junto a él, sin importarle que no llevara nada puesto. Ella estaba ahora en desventaja, y era el turno de Él de verla sin la protección de la ropa. Sus ojos vacilaron recorriéndola de pies a cabeza, quizás en otro momento, eso la habría intimidado, pero ahora, le satisfacía el hecho de que él la estudiara, podía ver cómo contenía su deseo, y su manzana de Adán, subía y bajaba demostrando que él también quería lo mismo que ella. Respiró hondo para controlar sus emociones, haciendo caso omiso de la respuesta de su cuerpo ante su mirada ardiente sobre ella. Lo miró de frente y le dijo:

-¡Dime exactamente qué es lo que estás pensando!-¡Necesito saber, todo lo que piensas de mí! Dijiste… que querías confiar en Mí y que yo hiciera lo mismo. Pero para eso, debemos ser sinceros-

El se giró y tomó entre sus manos la sábana que antes lo cubría, la levantó para envolverla con ella, y de ésta forma, evitar que siguiera expuesta ante él.

-Antes te dije, que no tenías un deber de esposa conmigo, y tus actividades extramaritales no deberían de afectarme- le decía mientras terminaba de envolverla con la suave tela- Lo que pasó hoy se nos fue de las manos, creo que, ambos nos dejamos llevar por lo que sea que hayamos sentido. Sé que llevas una doble vida, y aún desconozco tus motivos, y también sé, que Takeshi Kaneshiro, es alguien importante en este camino que has escogido-

Terminó diciendo mientras la veía con tristeza, sonrió de medio lado y luego bajó la cabeza girándose para alejarse de ella dándole la espalda. Recogía su ropa regada en el piso, y comenzaba a vestirse. Jan Di se quedó quieta, cada palabra dicha por él, le había traspasado el pecho como una daga, él no estaba reclamando, sólo daba por hecho, que ellos no tenían un futuro juntos, y eso dolía, porque lo que había pasado, era un anhelo que hasta ese momento, no sabía que había deseado desde hace mucho tiempo. Pero ella escondía muchos secretos, incluyendo ese. Takeshi era importante, era cierto, pero no por los motivos que él se imaginaba.

-¿Cómo….cómo supiste de él?- le preguntó- El se había puesto el pantalón y una playera sport, se sentó en la cama y volteó a verla.

-Digamos que, fue circunstancial, aunque nunca lo he visto cara a cara. Pero, la manera en que supe de su existencia fue, estando él contigo- Ella abrió los ojos estupefacta por su declaración, arrugó el entrecejo en señal de duda. ¿Acaso él la vio con él? ¿sabía de su amorío? El sonrió de nueva cuenta y esta vez dejó ver un poco de su blanca dentadura.

-¿Te sorprende?- le preguntó alzando una ceja. Lo que hizo que dejara de respirar unos segundos. Golpeó sus rodillas y se levantó de golpe.

-No te preocupes Jan Di. No diré nada. Ahora quien más me preocupa es Do Yun, pero, si quieres salir de esa vida, puedes venir con nosotros. Tu hijo te necesita, además, Jun Pyo siempre se preocupó por ti y tu bienestar hasta el día en que se fue de este mundo-

-¿Y tú?- le preguntó de vuelta. - ¿Te preocupas por Mi?- Ambos se miraban intensamente. La pregunta estaba en el aire, Jan Di podía ver su debate interno, daría lo que fuera por poder leer sus pensamientos.

-Alguna vez te dije, que siempre trataría de protegerte. Eras la esposa de mi mejor amigo. Siempre voy a preocuparme por ti- Jan Di entonces sintió dolor en su corazón, y de forma involuntaria se le empezaron a humedecer los ojos.

-Creo que fallaste- le dijo con la voz temblorosa – Porque durante mucho tiempo me hiciste falta, y en cambio, me diste la espalda. Y el que haya sido la esposa de tu Mejor Amigo, no te impidió tocarme y besarme como lo hiciste hace unas horas. No te preocupó lo que eso podría afectarme- El entonces arrugó el entrecejo y caminó hacia ella poniéndose de nuevo de frente para mirarla más de cerca.

-¿Qué me quieres decir? ¿Jan Di? – Ella volteó la cara conteniendo las lágrimas. ¡Tonta! Estuvo a punto de decirle la verdad de sus sentimientos. No podía hacer eso. Sería servirlo en bandeja de plata a sus enemigos. Él le tomó la barbilla y giró su rostro hacia él. Ella permanecía con la mirada baja, no quería delatarse.

-¡Mírame! – le exigió. Pero ella no hizo caso.

-Levanta la mirada por favor- le suplicó nuevamente. – Dime si lo que pasó entre nosotros, significó algo para ti- le preguntó anhelante. Su coraza estaba destruida frente a él. Su frialdad se había derretido como un iceberg en medio del desierto. Pero tenía que mentir, tenía que herirlo para protegerlo, aunque eso la hiriera más a ella que a él. Al fin levantó la vista y le sostuvo la mirada. ¡Diablos! Tenerlo tan cerca estaba haciendo flaquear su propósito. ¿Cómo iba a decirle que no lo deseaba?, cuando toda ella anhelaba sentirlo nuevamente. Sus manos tocando su barbilla, le enviaban toques eléctricos que alimentaban su deseo de besarlo. Su torso ya no estaba desnudo, pero no así sus brazos bien formados. Giró nuevamente la cabeza para evitar su mirada, y entonces se fijó en algo que no había notado todo este tiempo. El calor de la pasión y la oscuridad de la noche, hicieron que pasara desapercibido ese detalle. Una herida en su hombro que parecía ser reciente, se asomaba con un ligero tono rojizo. Levantó su mano y quiso palparla por sí misma, pero antes de que pudiera hacerlo, él la detuvo. Ella volvió su vista nuevamente hacia él con el entrecejo fruncido.

-No le des importancia- le dijo, dibujando una sonrisa en su rostro.

-¿Esto te pasó en tu viaje?- lo cuestionó. Lo vió suspirar y al mismo tiempo alejarse de ella para ponerse la última prenda de ropa encima, aunque solo la sostuvo entre sus manos.

-Antes contesta mi pregunta- JanDi tragó saliva, tenía que desviar el tema, no quería contestar sin mentirle, pero tampoco iba a delatarse. Poniendo su atención en la herida, la cual empezaba a odiar, le contestó intentando volver a su máscara de frialdad y cinismo.

-Ya te dije que no eres mi tipo. Lo que pasó fue un momento de pasión de ambos, como tú dijiste, no hay nada más que un acuerdo entre nosotros- El apretó los labios y volvió a su labor de ponerse la camisa. JanDi se adelantó y no dejó que lo hiciera, pues empezaba a salir un hilillo de sangre por la misma.

-¡Espera!- le dijo tomando la camisa, y luego con un pedazo de tela de la Sábana le limpió un poco.

-¿Cómo te hiciste esto?- le preguntó arrugando el entrecejo dejando ver su preocupación. Él la miró con extrañeza pero no la alejó.

-Fue una imprudencia, pero no es grave- se levantó y sin mirarla le dijo- Puedes quedarte en la habitación si quieres, yo iré a la habitación contigua a prepararme, pronto va a amanecer y quiero dejar listo a Do Yun antes de irme al Senado- JanDi estaba frente a él, por lo que quiso rodearla para salir de allí, sin embargo, ella no le había quitado la vista de encima ni un solo segundo.

-Déjame checar la herida- le dijo, y se envolvió más con la sábana amarrándola para que no se cayera. Busco en el cajón de la mesita de noche y encontró lo que necesitaba para curarlo. El volteó los ojos y le dijo:

-Te dije que no es grave, solo necesita cicatrizar-

-¡Cállate y siéntate!- le dijo autoritariamente, obligándolo a sentarse nuevamente en la cama.

-Aún recuerdo cómo curar una herida, y también cuando tiene riesgo de que se pueda infectar. Seguro ya te habías curado tu mismo cuando recién te la hiciste, pero… esta, parece que podría abrirse de nuevo- Tomó su brazo y comenzó a pasarle el algodón con líquido antiséptico. JiHoo apretó los dientes por el ardor, sin embargo, no dejaba de observarla detenidamente, estaban demasiado cerca. Verla concentrada curando la herida lo hizo regresar a la secundaria, cuando se lastimó con el violín mientras tocaba una melodía triste por saber que la mujer que amaba en ese momento lo dejaría, y ahí estaba ella, para curar sus heridas, tal como ahora, sólo que esta vez, no se había lastimado por un amor fallido, sino por encontrar la raíz del sufrimiento de la mujer que tenía frente a él. Ella sintió su mirada, y nuevamente el calor invadió su cuerpo, pero trató de concentrarse en su labor. No se dió cuenta de que la sábana se había resbalado unos milímetros, dejando ver parte de su pecho, además de que la tela tan delgada, revelaba el contorno de sus senos redondos, exponiendo su reciente excitación del momento íntimo e inocente que se estaba presentando. Él seguía recorriéndola con la mirada, por lo que empezó a ponerse nerviosa y pasaba el algodón un poco más lento.

-¡Déjalo!- le dijo con voz ronca. Jan Di se detuvo unos segundos, ¿acaso estaba lastimándolo?, lo haría con más cuidado, pensó. Cuando iba a continuar, el le tomó la mano para detenerla.

-No necesitas a alguien así en tu vida. Ahora yo estoy aquí. ¡Déjalo!- Volvió a decirle. Entonces entendió que no se refería a la curación de su herida. Ella bajó la mano y le sostuvo la mirada.

-¿Crees que eres mejor que él?- lo retó. Aunque en su interior estaba convencida, de que Ji Hoo, era mil veces mejor que ese imbecil, aún así, quería jugar un poco con su orgullo. Pero para su sorpresa, él contestó con una arrogancia que solo le había visto a su difunto esposo.

-Lo soy. Sé que soy Mejor que Él, porque yo no me escondo. Porque puedo mirar de frente a la Mujer que me estremece sin remordimientos- mientras hablaba iba desatando el nudo de la sábana, haciendo que el pecho de Jan Di subiera y bajara de anticipación, dejando que él hiciera su labor. Cuando estaba por soltar el último nudo, ambos tenían el corazón palpitando tan fuerte que podría escucharse en toda la habitación. – Porque solo un idiota, podría tenerte en las sombras, y dejar que te cases con otro- el último nudo se soltó, y la fina tela resbaló al suelo dejando al descubierto el sensual y torneado cuerpo de Jan Di, que bajo los primeros rayos de sol, le daba un ligero tono dorado a su piel blanca, haciéndola parecer una Diosa ante los ojos de su esposo. Ji Hoo se deleitó ante lo que se mostró ante sus ojos. JanDi lo miraba con deseo y su cuerpo temblaba de emoción y anticipación. Él recorrió la piel de su rostro con los dedos, provocando en ella un estremecimiento, bajó lentamente por su cuello deteniéndose a unos milímetros de la formación de sus senos. JanDi había cerrado los ojos de forma involuntaria al sentir el toque sobre su piel. Su pecho subía y bajaba sin control. Abrió los ojos cuando El se detuvo.

-Si no soy tu tipo y lo que pasó fue sólo un momento de pasión… ¿Por que tiemblas?- . La miraba fijamente y ella ardía por dentro. Una vez más la había desarmado, con su toque, con su mirada, con sus palabras, lo deseaba tanto. Sin esperar su respuesta, se acercó a ella, y ahora fue El quien la besó primero, saboreandola, disfrutándola. Seguro de tenerla solo para él. Sus manos buscaron solas su camino a través de la piel sedosa de la bella Mujer que no se oponía a sus caricias. Ella metió las manos debajo de su camiseta con la ansiedad de también tocar su piel y con lentitud se la fue quitando, pues la tela le molestaba para sentirlo. El deseo los estaba enloqueciendo, en pocos minutos, Ji Hoo se hallaba de nuevo dentro de ella, nuevamente la ropa quedó esparcida por el suelo, y la habitación se llenó de nuevos gemidos y sonidos guturales. La tenue luz del sol iluminaba la piel perlada de ambos, debido a las gotas de sudor producidas por el calor de los movimientos, haciendo el momento aún más sensual. JanDi estaba extasiada al verlo sobre ella, con los ojos cerrados y el cabello húmedo cayéndole sobre el rostro. Quería grabar esa imagen para siempre. JiHoo ahora era Su Hombre, el único que podía provocarle esas emociones, y que ahora era dueño de su mente y de su cuerpo. No se entregaría a nadie más, solo a Él. Pues desde ahora, solo El tenía derecho a tocarla, besarla y tomarla como lo estaba haciendo. Ahora su ser le pertenecía y nadie iba a profanar el cuerpo que ahora tenía dueño, y ese era Yoon JiHoo, su Esposo.

-¡Eres tan Hermosa!- le decía él entre besos – No dejaré que te vayas, hoy no. Hoy eres Mía- Jan Di mantenía los ojos cerrados, cuánto deseaba cumplir lo que él le pedía. Pero no iba a hacerlo, no podía. La imagen de Jae Kyung amordazada y tirada en el suelo, le vino a la memoria, y de pronto, sintió una opresión en el pecho. Jan Di se llenó de tristeza, porque sabía que iba a dejarlo, ahora que por fin lo tenía como había deseado, tenía que separarse de él, la vida era cruel con ella. Con ambas manos lo tomó del rostro y le dio un beso apasionado al tiempo que los dos llegaban al clímax, haciendo temblar sus cuerpos. Ji Hoo abrió los ojos para Observarla dándose cuenta de que empezaban a asomarse algunas lágrimas. Se asustó pensando en que quizás había sido demasiado impetuoso. Le limpió las lágrimas y de inmediato quiso levantarse para liberarla de su peso, sin embargo, ella al ver sus intenciones, lo sostuvo de los brazos para que no se moviera.

-¡No te vayas!- le pidió

-Pero… estás llorando. ¿Te hice daño?- La preocupación de él era evidente y JanDi no podía más con su remordimiento. Pero al mismo tiempo, tenía un deseo egoísta de disfrutarlo hasta donde se pudiera. Le gustaba darse cuenta que el JiHoo de la secundaria, el que la acompañó en sus años universitarios, el que se auto nombró su bombero personal, estaba regresando.

-¡No, tú no… ¡- las palabras se le cortaron por el llanto que estaba conteniendo, lo acercó a ella y lo abrazó. - ¡Sólo, no te vayas, por favor, todavía no! Quédate unos segundos más- JiHoo le devolvió el abrazo y le acarició la cabeza sin entender exactamente su comportamiento. La separó un poco y le besó la frente. Ella cerró los ojos instintivamente y después lo miró fijamente, las palabras salieron de forma involuntaria, venían desde lo profundo de su alma y no pudo contenerlas.

-Quiero que por hoy no veamos nuestro pasado ni pensemos en el futuro, seamos solo, un matrimonio común, ¿Podrías hacer eso por mi? ¿Sólo por esta vez?- le preguntó casi como una súplica. Él sonrió como lo recordaba, esa sonrisa genuina que se perdió tantos años y que le fue negada, le sonrió como cuando le dió unos zapatos para no andar descalza, o cuando le ayudó a limpiar los cristales del centro SuAm siendo El dueño, y todo lo hizo, con el fin de aligerar su carga, esa sonrisa que tantas veces le brindó en las largas horas de estudio para ayudarla a pasar los exámenes de la universidad. Esa sonrisa que le daba calidez a su corazón. Él volvía a ser el JiHoo del que se había enamorado una vez, y al que rechazó por seguir lo que en ese momento su corazón le decía. No le importaba lo que pasaría después, pero ese día, iba a ser de ellos, por un día, se iba a permitir vivir lo que desde hacía un tiempo había perdido, La Felicidad.

-Como usted diga Señora Yoon, si me prometes no estar triste- Jan Di sonrió ampliamente y asintió de forma vigorosa. Él sonrió de vuelta y la besó fugazmente.

-Ahora debemos asearnos antes de que…- JiHoo no pudo terminar la frase cuando escuchó unos golpes en la puerta.

-¡Tio! ¿Estas ahí? ¿Ya despertaste?- Ambos rieron y JiHoo saltó de la cama para vestirse, mientras que Jan Di corría al cuarto de baño para asearse y cambiarse. Abrió la puerta y un DoYun aún en pijama y con el pelo despeinado le sonreía de oreja a oreja.

-¿Siempre despiertas tan temprano?- le preguntó divertido.

-Es la costumbre. Pero igual quería preguntarte si puedo bajar al comedor, muero de hambre- dijo sobándose el estómago. JiHoo salió cerrando la puerta tras él y lo condujo hacia su habitación.

-Primero debes asearte y vestirte propiamente, y luego puedes bajar a comer. Yo haré lo mismo, mientras le diré a la señora Jung que nos prepare algo. El niño asintió obedeciendo, pero antes de entrar se giró hacia él.

-Mamá… ¿sigue aquí?- le preguntó con cautela. Recordando que las últimas veces, su Madre lo dejaba y luego desaparecía por días enteros. JiHoo le sonrió y le revolvió el cabello con cariño.

-Ella está aquí, y desayunará con nosotros- DoYun abrió los ojos con sorpresa y con una renovada alegría entró rápidamente para hacer lo que su tío le había pedido. JiHoo se conmovió y esperaba que la JanDi que le habló esta mañana, continuara así, de forma que se acercara a su Hijo, haciéndolo sentir amado y protegido por el calor de Madre que durante tanto tiempo le había sido negado.


La Casa Yoon pronto se llenó de risas y algarabía durante la hora del desayuno. DoYun compartía anécdotas a los adultos que estallaban en carcajadas cada que él contaba algo. Lo mismo pasaba con JiHoo y JanDi cuando hablaban de sus años universitarios, y las veces que tuvieron que rogarle al director que no los castigara, cuando los sorprendían escabulléndose en alguna clase de la que habían sido expulsados.

-¿Fuiste expulsado Tío?- le preguntaba sorprendido DoYun, pues no podía creer que su siempre Correcto y estricto Tío, haya cometido alguna falta durante la escuela.

- Aunque no lo creas, tu Tío tenía su lado salvaje, y de vez en cuando, se saltaba las reglas- le comentaba divertida Jan Di.

- Es cierto, pero la mayoría de las veces, tú estabas involucrada- le decía con ojos acusadores y de forma divertida- JanDi levantó las dos manos en señal de rendición.

-Esta bien, lo acepto. Pero siempre tenías la opción de ayudarme o no, y siempre quisiste estar ahí conmigo- Le dijo mirándolo con ternura y agradecimiento. Ambos se quedaron mirando en silencio por unos segundos, era como si quisieran decirse cosas solo con la mirada. Salieron de su trance cuando escucharon un carraspeo y ambos bajaron la cabeza apenados. DoYun los miraba sonriente, esperaba que lo que estaba pensando fuera realidad. Más tarde le preguntaría a su Tío.

- ¿Y que haremos ahora? - preguntó de forma inocente.

- Bueno, inevitablemente tengo que ir al Senado a arreglar unos asuntos, pero no tardaré, cancelaré mi agenda de la tarde para estar con ustedes, mientras tanto, les llevaré a ti y a tu Mamá al parque de diversiones y les encontraré ahí para almorzar. ¿Te parece bien la idea?- El Niño sonrió y asintió ilusionado. Sin embargo JanDi apenas si dibujó una sonrisa, el temor de separarse de él la tenía preocupada. Además, nunca había estado tanto tiempo a solas con DoYun, la mayoría de las veces, era JunPyo quien estaba con él, pocas veces salieron juntos, y en esas ocasiones, ella no tuvo que encargarse del niño. JiHoo se dió cuenta de su cambio de humor y le tomó la mano para reconfortarla, le habló solo para que ella lo escuchara.

-Le diré al Secretario Park y a la Señora Jung que los acompañe. No estarán solos. Además, siempre puedes llamarme cuando quieras, iré de inmediato si me necesitas- . Le paso un cabello detrás de la oreja y le dijo susurrando;

-Te extrañaré Señora Yoon. No creo que hoy pueda concentrarme en la oficina, tendré ocupada mi mente pensando en repetir lo que sucedió esta mañana- JanDi sonrió y se mordió el labio inferior, al tiempo que sus mejillas se teñían de un color rosa que a JiHoo le pareció adorable. Él sonrió al verla, y se contuvo las ganas de comérsela a besos en ese instante. DoYun miraba la escena con una sonrisa de oreja a oreja, no le pasó desapercibido el coqueteo que hubo entre ellos durante el desayuno, y lo que sea que su tío le hubiera dicho a su Madre, hizo que ella se sonrojara. Cuánto deseaba que por fin estuvieran enamorados y pudieran ser una familia. Cuando su Padre estaba vivo, nunca pudo verlo con su madre como una pareja enamorada y feliz, siempre estaban discutiendo y dormían en cuartos separados, además, él solo recibía cariño de su Padre, ya que su Madre prácticamente lo ignoraba. Así que ver esa escena entre su Tío y su Madre, le daba esperanza a su corazón. Y esperaba algún día, poder llamar a su Tío y Padrino, Papá. Lo quería tanto como quiso a su verdadero Padre, él siempre había estado para él, y fue un gran apoyo cuando su Padre enfermó. Decidió bromear con ellos y avergonzarlos, eso era divertido.

-Deberían buscar una habitación, hay niños presentes ¿recuerdan?- JIHoo y JanDi se sobresaltaron y ahora ambos tenían las mejillas rojas y sus rostros eran todo un poema. DoYun estuvo a punto de soltar la carcajada, pero solo sonrió para sus adentros y se levantó de la mesa para ir corriendo a su recámara a prepararse para el gran día. JanDi y JiHoo se quedaron para levantar la mesa y lavar la vajilla, que aunque JiHoo tenía servidumbre, prefería hacerlo él mismo, porque lo relajaba hacer esas actividades ordinarias. JanDi por su parte, lo había hecho durante gran parte de su vida, y aunque durante su matrimonio con JunPyo nunca lavó siquiera una cuchara, compartir ese momento con JiHoo era algo que le causaba alegría y le recordaba cuando él y ella lo hicieron tantas veces en el pasado, cuando aún vivía el abuelo Seok. Era agradable preparar la cena con él y después lavar la vajilla. Tenía las manos llenas de jabón sin importarle que el manicura pudiera arruinarse, sentir la espuma entre sus dedos era agradable, le hacía regresar a los años felices, cuando no tenía nada, pero sí un hogar cálido, rodeada de gente que la amaba. Pronto sintió unas manos sobre las suyas dentro de la espuma, lo que aceleró el pulso de su corazón, cerró los ojos cuando sintió unos besos húmedos en su cuello. Los platos podían esperar, se dijo así misma. Giró sobre su eje para tenerlo de frente, le rodeó el cuello con los brazos para que no se alejara, él la tomó de la cintura y la subió a la meseta, para tener mejor acceso a su boca. Se besaban lentamente disfrutando el momento, él bajaba por su cuello por momentos, mientras que ella le revolvía el cabello de la nuca completamente deseosa de sus caricias.

-JanDi, te deseo tanto…- le decía él con la voz cargada de sensualidad. El corazón de ella se ensanchó al escuchar su declaración, aún no decía que la amaba, pero saber lo que le estaba provocando, hacia que su corazón se regocijara y su deseo por él se fortaleciera. Ella también lo deseaba como jamás pensó que lo haría. Los besos se hicieron más profundos y con más ímpetu, él comenzó a subirle el vestido para acariciar sus muslos, estaba nublado de deseo por ella y quería tocar cada parte de su cuerpo.

-Hazme tuya, por favor. No soporto más- dijo ella entre jadeos. Sin esperar a que cambiara de opinión, bajo su cremallera dejando al descubierto su virilidad que estaba a punto de explotar, pero no lo haría hasta que estuviera dentro de ella. Una vez más la introdujo en su centro y los jadeos se hicieron más intensos. Sus manos arrugaban la camisa de él casi rompiéndola debido a la intensidad de sus espasmos. JiHoo la sostenía para que no cayera mientras la embestía, siempre cuidando de que no se hiciera daño. Se besaron con intensidad cuando sintieron que estaban por finalizar. Cuando al fin sus cuerpos se relajaron, ambos se miraron sonriendo y se besaron tiernamente.

-Creo, señora Yoon, que si seguimos así, no podremos salir a ningún lado- Ella sonrió coqueta y le acarició el rostro quitándole algunos mechones de cabello dorado que lo cubrían, pero que lo hacían ver sexy.

-Si fuera mi decisión, preferiría quedarme contigo, encerrados en la habitación- le dijo mordiéndose el labio. JiHoo oscureció su mirada y la besó nuevamente de forma apasionada.

-Yo tampoco quisiera irme, pero tengo compromisos en el senado, están próximas las elecciones y debo ajustar detalles con mi equipo de trabajo- JanDi se entristeció, al volver a la realidad, aunque no quería hacerlo todavía. Al mismo tiempo se preocupó, él corría peligro en el Senado.

-Puedo acompañarte- le dijo. Él le pasó el cabello detrás de la oreja y sonrió.

-Sé lo que pretendes, pero no te resultará. Es hora de que pases tiempo con tu hijo. Como dije antes, no tardaré, y les acompañaré el resto del día, solo serán un par de horas, lo prometo- Dijo dándole un pequeño beso en los labios, luego mirando hacia el fregadero le dijo sonriendo.

-Creo que debemos apresurarnos con esto- Ella rio, y ayudada por él, se bajó de la meseta para terminar de lavar la vajilla.


El parque de diversiones no estaba tan aglomerado, lo que les daba espacio de caminar con tranquilidad, y detenerse en algunas atracciones. DoYun caminaba delante de ella con gran entusiasmo, y señalaba algunas cosas que le llamaban la atención, detrás de ellos el Sr Park y la Sra Jung llevaban los diferentes premios y objetos que él había ganado en algunos juegos de azar. Su alegría era contagiosa, la hacía sentir como cualquier Madre que llevaba a su hijo a divertirse, se dió cuenta de que nunca se había tomado el tiempo de convivir con él, y tratar de conocerlo. Tenía un gesto peculiar que recién había descubierto, y que se le hacía gracioso, cada vez que él decía algo pero en realidad quería o se refería a lo contrario, arrugaba la nariz y se la rascaba. Lo hizo varias veces cuando ella le preguntó si quería ir a algún sitio, o que le comprara alguna golosina. Así fue como descubrió que le encantaban los juegos de destreza y las atracciones de miedo. Los juegos mecánicos no eran sus favoritos, y sin embargo, la acompañó a la montaña rusa. Algo que le gustaba mucho a JanDi, pero se dió cuenta de que DoYun le tenía terror. Ella sabía que él no quería subirse, pues hizo su peculiar gesto cuando ella le preguntó si no tenía problema en acompañarla a subirse a ese juego, y él había dicho que no, pero al arrugar su nariz y rascarla, JanDi sabía que era mentira, y que en realidad, él hubiera preferido esperarla en la seguridad de la tierra firme. Cuando el juego finalmente aterrizó, él tenía aprisionada las manos al tubo de seguridad y no se movía. El Señor Park se apresuró hacia ellos para ayudarlos a bajar, pero tenía las manos tan ocupadas, que muy poco pudo hacer. Por lo que JanDi le dijo que no se preocupara, que ella se encargaría.

-¡Hey! Ya podemos bajarnos. Es seguro, estamos en tierra- le dijo tomándole las manos para que poco a poco se fuera soltando, mientras reía de forma divertida, aunque de cierto modo, se sintió culpable por hacerlo pasar un mal rato. El entonces la miró y sonrió de forma nerviosa.

-¡Que bueno!- dijo. Una vez abajo, JanDi decidió comprarle un algodón de azúcar como recompensa. Mientras caminaban algo dentro de ella se sintió bien, ir a lado de ese niño que JunPyo adoptó como su hijo, le hizo lamentar no haber apoyado a su esposo, ella no se imaginaba que él la dejaría y que ella se quedaría a su cuidado.

-No deberías de haberte subido si tenías miedo- lo reprendió JanDi.

-Está bien Mamá. Nunca hemos hecho nada juntos y no quería perderme eso- su respuesta la conmovió de sobremanera. El lo había hecho por ella, para que estuvieran juntos. No sabía cómo sentirse ante eso.

-¿Cuánto faltara para que Venga el Tío Yiyo? Ya me está dando hambre- JanDi miró su celular y no había mensajes de su esposo, eso la preocupó un poco. Pero El dijo que llegaría antes del almuerzo y aún faltaba tiempo para eso, quizás se retrasó un poco en sus asuntos laborales. Se tranquilizó pensando en que todo estaba bien y que llegaría en cualquier momento. Suspiró recordando todo lo que había pasado, ojalá no hubiese terminado ese sueño, ahora deseaba verlo más que nunca.

-Vamos a un restaurante de hamburguesas que hay por aquí, le enviaré un mensaje a tu tío para que nos encuentre ahí mientras ordenamos, ¿te parece?-

-Claro, vayamos- contestó alegremente- se sorprendió cuando DoYun tomó su mano para encaminarse al sitio. Pero no se sintió mal, por el contrario, era agradable. Volteó hacia los amables señores que los acompañaban y los vio que apenas si podían caminar con todas las cosas que llevaban consigo y sintió pena por ellos.

-Señor Park- lo llamó.

-Dígame Señora-

-Es mejor que lleve todo eso al auto, vaya con la señora Jung. Luego pueden venir con nosotros al restaurante-

-Pero, el Señor Yoon nos dio órdenes precisas de no dejarle sola en ningún momento-

-Solo será un momento, y el restaurante está allí, mire- le dijo señalando el letrero del establecimiento que se veía a pocos metros de donde ella estaban. - Serán solo unos minutos-

-Pero… Señora…-

-Vaya, no va a pasar nada. Además, si pasa algo, ¿como podrá ayudarme teniendo todo eso encima?- le dijo para disuadirlo.

-De acuerdo, no tardaremos. ¡Vamos Señora Jung- y se dieron la vuelta para ir hacia el automóvil. Por su parte Ella y DoYun se encaminaron hacia el restaurante. Mientras avanzaban, JanDi pudo ver a algunas personas mezcladas entre la gente que se veían muy extrañas. Caminaban sin rumbo de forma solitaria y con una indumentaria más formal, cuando la mayoría de las personas iban vestidas de forma casual y acompañados por niños. Apresuró el paso apretando un poco la mano de DoYun, tenía un mal presentimiento. Miró a su alrededor y se fijó que estas personas se acercaban más a donde estaban ellos. Esto no era nada normal.

-¿DoYun?…-

-¿Qué pasa Mamá?-

-Cuando yo te diga, vas a correr al restaurante, está a pocos metros. ¿Puedes verlo? El que tiene una hamburguesa gigante-

-Si lo veo… pero.. ¿por qué..?-

-¡No preguntes, solo obedece! A la cuenta de tres vas a correr con todas tus fuerzas sin mirar atrás, ¿Entendiste? Toma- le dijo pasándole su celular – Cuando llegues allí le hablas a tu Tío de inmediato y no salgas del restaurante por ningún motivo, ni te vayas a ir con nadie que no sea tu tío, espéralo ahí hasta que llegue-

-Pero… ¿Qué vas a hacer? ¿Tu a dónde irás?- JanDi lo tomó de los hombros exasperada pues ya las personas que vio cada vez estaban más cerca de ellos.

-¡Escúchame! Yo estaré bien. Pero algo sucedió, y ahora no es seguro para ti. Solo haz lo que te digo. Me reuniré contigo en cuanto pueda-

-Pero… ¡Mamá!-

-¡Haz lo que te digo!- le gritó y DoYun sentía lágrimas en los ojos. No entendía que estaba pasando. – A la cuenta de tres, ¡corres!.. - él asintió desconcertado y con miedo- uno… dos…!Ahora!- DoYun comenzó a correr lo más rápido que sus piernas le permitían, obedeciendo a su Madre, no miró hacia atrás, y solo miraba la hamburguesa gigante que se visualizaba frente a él. Escuchó gritos y cómo se iniciaba una pelea, quería voltear pero debía confiar en ella, tenía que hablar con su Tío. La gente corría despavorida por el revuelo que se había armado, estaba muy cerca, cuando escuchó unos disparos y todo quedó en silencio, cuando estaba a punto de llegar, un Hombre se puso frente a él. Era corpulento y tenía una enorme cicatriz en el ojo izquierdo, sostenía una navaja en su mano derecha y se acercó peligrosamente.

-Ven conmigo por las buenas, así no tendré que lastimarte- le dijo de forma amenazadora. DoYun veía entre el hombre y el restaurante, estaba casi en la entrada, miró a su alrededor buscando como escabullirse, pero el hombre se acercaba aún más. Se agachó cuando ya estuvo cerca y decidió pasar por debajo de él. Lo hizo gateando y casi lo logra si no es porque el celular resbaló de sus manos, gateó hacia él y el hombre aprovechó para tomarlo de las piernas, al ser corpulento, DoYun no tenía fuerzas para soltarse de su agarre.

-¡Suélteme!- le gritaba forcejeando inútilmente. El hombre lo cargó como si de un saco se tratara. DoYun le golpeaba la espalda pero era como golpear una roca, este no se inmutaba. ¿Qué haría ahora? No podía terminar así. De pronto el hombre se detuvo y emitió un gruñido. Se dobló hacia adelante aún sin soltarlo. Estaba tan asustado al no saber que estaba pasando, pero se quedó petrificado y asombrado al escuchar la amenazante voz de su Madre.

-¡Suelta a mi Hijo, basura!- JanDi estaba parada frente al Hombre con el cabello desaliñado y la ropa un poco sucia. Tenía en sus manos un arma apuntándole directamente, no se le veía asustada o nerviosa, estaba con el rostro endurecido y la mirada penetrante.

-¿Desde cuando le importa este renacuajo?- habló en forma de burla el hombre. Ella en respuesta accionó el arma dispuesta a disparar.

-Te dije… que lo sueltes- dijo con los dientes apretados. El hombre bajó a DoYun de sus hombros y en un rápido movimiento lo tomó por el cuello y le apuntó con la navaja justo en la yugular. JanDi entrecerró los ojos con un atisbo de duda en ellos.

-Si me disparas, El se va conmigo- Ella apretó los labios pero no quería dejarse intimidar, tenía que pensar en una solución rápida.

-Baje el arma señora, y todos estaremos bien- Ella miraba a su Hijo y tuvo miedo por primera vez. Verlo tan vulnerable a merced de un asesino que no dudaría en cortarle la garganta, hizo que se le apretara el corazón. Se dió cuenta de que no soportaría que algo le sucediera. Así que cediendo ante sus impulsos, fue bajando poco a poco el arma hasta ponerla en el suelo. Levantó las manos en señal de rendición.

-Deme el arma. No queríamos llegar a esto Señora, pero usted no está cooperando- JanDi pateo el arma hasta los pies del hombre quien de inmediato la recogió para apuntarla con ella.

-Ahora, déjeme hacer mi trabajo- Estaba a punto de dar el primer paso cuando lanzó un grito de dolor que provocó que soltara el cuello de DoYun. JanDi confundida corrió hacia ellos y con una patada le quitó el arma de las manos, giró sobre su eje y se elevó para darle una patada certera en el rostro, lo que lo tambaleó soltando la navaja con la que tenía amenazado a DoYun, luego una patada más en el estómago y un golpe a puño cerrado en la cabeza lo derrumbó por completo cayendo inconsciente sobre el pavimento. DoYun estaba estupefacto al ver a su Madre peleando de esa forma, nunca se hubiera imaginado verla de ese modo. Por su parte, ella al ver al asesino tendido en el suelo, se dió cuenta que en la pierna derecha tenía clavada una daga. Volteó hacia DoYun y él levantó los hombros.

-Regalo del Tío WooBin. JanDi sonrió orgullosa.

-¡Bien Hecho hijo!- lo tomó de la mano y salieron corriendo, no sin antes desarmar al tipo llevándose consigo la navaja y la pistola, así como la daga de DoYun. Llegaron hasta el restaurante y en ese momento entraron la señora Jung y el Señor Park, este último traía la ropa desarreglada y el cabello desaliñado. Él también había participado en la pelea cuando JanDi se había quedado sola, mientras que su hijo corría para ponerse a salvo. Se sentaron en una de las mesas para recuperar el aliento.

-¿Están todos bien?- preguntó JanDi, a lo que todos asintieron confirmándolo. Ella se detuvo un poco más en DoYun, se tranquilizó cuando vio que no tenía ninguna herida. El le pasó el celular.

-¡Gracias!- dijo ella – Por favor señor Park, no los pierda de vista ni un segundo. Tengo que hacer una llamada. Estaba furiosa, ¿Qué pretendían queriéndose llevar a DoYun? El enojo se acrecentaba a medida que sonaba el tono de llamada sin contestar, estaba impaciente. Al fin contestaron.

-¡Hola Florecita! Por fin te acuerdas de mí-

-¿Que diablos te pasa Takeshi? ¿Por qué mandaste a tus matones a perseguirnos?-

-Uyyy te siento enojada, creo que deberías reconsiderar el modo en que me hablas, está claro que estás en desventaja-

-¿De que hablas? Sabes que puedo defenderme-

-Lo sé Florecita, pero recuerda que tenías un trabajo y no cumpliste. Últimamente olvidas tus deberes conmigo y eso tiene sus consecuencias-

-¿Que quieres?-

-Solo quiero que entregues al Niño, es necesario-

-¿Para que? No te sirve de nada-

-Mira Florecita. Ese niño es importante, tienes hasta mañana al medio día para entregarlo de forma voluntaria, de lo contrario, lo haremos a nuestra manera, ¿entiendes eso? Espero que si- JanDi resoplaba indignada, de alguna manera, él sabía lo que DoYun significaba en la vida de JiHoo. ¿Cómo pudo enterarse?

-¡Oh no!- exclamó para si. Jae Kyung, repitió en su mente. Quizás la interrogaron para que les dijera. ¡Demonios! Tenía que ir a verla.

-Por cierto- volvió a hablar Takeshi- No esperes a tu esposo hoy- al escuchar eso, arrugó el entrecejo y sintió una opresión en el pecho.

-¿Qué?- preguntó con el corazón acelerado

-Sé que no has entregado el paquete, y tenía que acelerar las cosas, evitarte el mal momento, además me dijiste que has estado ocupada, así que su amada le llamó para informarle donde estaba y yo… estoy esperándolo con ansias-

-¿Pero qué diablos hiciste? –

-Pensé que te daría gusto. Pronto te desharás de él y serás la propietaria absoluta del Imperio Yoon. ¿No es lo que habíamos acordado?-

-Es cierto, es solo que no me gusta que hagas las cosas sin decírmelas antes- le dijo para no dar a notar que estaba con los nervios colapsados y el corazón en un puño.

-Fue algo urgente-

-Debo irme-

-Adiós florecita y esta vez no olvides lo que tienes que hacer-

-Estoy al tanto. Adiós- Apenas hubo colgado Marco el número de JiHoo.

"El número al que está marcando esta fuera…", ¡Maldita sea!- dijo en voz alta. - ¡Debo detenerlo!- habló de nuevo para sí misma. Guardó el aparato en el bolsillo de su saco y fue hacia donde la esperaban DoYun y sus cuidadores.

-¡Señor Park! Por favor pida la comida para llevar y váyanse. Cuide por favor a DoYun que no salga, tengo que ir a otro lado- les dijo con urgencia.

-¡Mamá!- la llamó DoYun – Pero tío Yiyo nos vería aquí- Ella lo miró con la preocupación evidente en sus ojos.

- El no vendrá- DoYun fijó su mirada en ella y entendió que las cosas no habían salido bien. Se levantó de la mesa y pasó junto a ella, por lo que JanDi tuvo que jalarlo del brazo para detenerlo.

-¿Qué haces?- le preguntó.

- No es obvio. Voy contigo- le respondió con tranquilidad.

-¡No! Tú no vas a ningún lado, tú te irás a casa y ahí me esperarás-

- Iré contigo, quiero ver al Tío YiYo- dijo con determinación ignorando su orden.

- ¡No puedes ir! No seas testarudo- DoYun se soltó de su agarre y la enfrentó sin temor a represalias.

- No creo que te importe si me pasa algo, solo me queda él, quiero verlo- le dijo sin titubear y sin dar oportunidad para réplicas. JanDi tragó saliva ante su declaración. Una vez más se arrepentía del abandono en el que siempre tuvo a su hijo adoptivo. Fue injusto el trato que le dió sin que él tuviera culpa alguna. Su dolor la había cegado al punto de lastimar a gente inocente y a personas que siempre le habían ofrecido apoyo y cariño, como su ahora esposo y el niño que ya no le tenía miedo. Sin proponérselo, había forjado a un ser humano fuerte, voluntarioso, y dispuesto a enfrentarse valientemente al peligro con tal de proteger a quienes amaba. DoYun no era su hijo, pero tenía tanto parecido a su fallecido esposo y a ella misma, que parecía como si ambos se hubieran fusionado en una sola persona. Qué curioso.

- De acuerdo, pero harás todo lo que yo te diga-

-Lo haré-

-Señor Park, por favor vaya a casa con la Señora Jung y estén atentos de cualquier llamada, y si el Señor Regresa, hágamelo saber de inmediato-

-¡Como usted diga Mi Señora!-

-Bien, ¡vámonos!- le dijo a DoYun. Ambos salieron para buscar una taxi. JanDi ya sabía a qué lugar irían, así que dirigió al conductor por caminos más cortos, necesitaba llegar antes que JiHoo, o al menos, antes de que fuera demasiado tarde.


-Esto lo voy a dejar para después- decía JiHoo mientras le pasaba unos documentos a su asistente.

-Por supuesto. ¿Va a salir?-

-Si, verás, tengo mucha prisa, quedé en almorzar con mi familia-

-Se ve muy contento, Senador. Eso es bueno para la campaña- JiHoo sonrió con sinceridad.

-Lo estoy. ¡ah! Y por cierto. Espero ya se hayan enviado las invitaciones para el evento en el Grand Park-

- Ya hemos repartido casi el 80%, hoy terminaremos de entregar las últimas-

-¿Incluyeron el nombre de mi esposa?-

-Así es, Senador-

-Perfecto. Entonces, es todo. Recuerda cancelar mis reuniones de la tarde y re programarlas- Dijo guardando sus carpetas y levantándose del escritorio.

-Claro que si Senador. Que disfrute su tarde-

-Lo haré, Gracias. Puedes tomarte la tarde libre una vez que hayas terminado-

-Gracias, Señor- dijo el hombre inclinándose profundamente. JiHoo salió apresurado, su auto ya estaba listo esperándolo. Se quedó un momento mirándolo.

-Creo que tendré que comprar uno más amplio- dijo viendo su convertible. Una sonrisa genuina se dibujó en su rostro al darse cuenta de que ahora tenía que ocuparse de dos personas más que dependerían de él. Ahora tenía una familia, era algo nuevo, después de vivir tanto tiempo solo. Pero no le Desagradaba en absoluto. Pensó en llamar a JanDi para avisarle que iba en camino, pero se dió cuenta que por apresurarse en sus pendientes, no cargó su celular.

-¡Ah, Demonios! Supongo que ella aún estará esperándome, llegando le llamaré- dijo hablando consigo mismo y conectando el teléfono en el cargador del automóvil. Pensaba como su vida había cambiado radicalmente a raíz de la muerte de su amigo. A veces tenía la sensación de estar ocupando su lugar, pero todo había sucedido de una manera que no esperó. Jamás se imaginó terminar casado con JanDi y además…

-¡Dios santo!- exclamó asustado. Giró el volante de golpe para evitar atropellar a una persona que cruzaba la calle completamente distraída . Las llantas rechinaron en el pavimento dejando una marca negra ocasionada por el freno. Lo que hizo reaccionar a la persona que quedó en medio de la calle asustada mientras que el auto logró detenerse quedando atravesado en medio del tráfico. JiHoo abrió la puerta y se bajó para verificar que la persona no haya sufrido lesiones. Era una mujer menuda que parecía llevar perdida varios días, por su ropa sucia y el cabello descuidado.

-¿Se encuentra bien? ¿No está herida?- le preguntó JiHoo con preocupación. La mujer parecía no saber siquiera que estuvo a punto de ser atropellada.

-La Viuda Negra, la viuda negra- decía una y otra vez. JiHoo la miró extrañada.

-¿Señora?- la llamó moviéndola un poco para hacer que lo viera. Ella lo miró y lo tomó de los hombros con los ojos desorbitados-

- mi niña… la viuda negra, ella se la llevó, ella la tiene, usted tiene que ayudarme a encontrarla, por favor, ¡Señor!-

-¡Cálmese Señora!, no sé a qué se refiere pero estuvo a punto de ser arrollada, no puede andar por las calles en esas condiciones, déjeme llevarla a un hospital-

-¡No! Tengo que encontrarla. Ella la matará- JiHoo estaba cada vez más confundido. De nuevo escuchaba ese sobrenombre. A qué se refería con que se había llevado a una niña. JanDi había estado con él, y ahora podía confirmarlo. Cualquiera que se hiciera llamar así, no era JanDi.

-¡vamos le llevo, por favor!- la

Condujo a su auto y la llevó al hospital más cercano. La mujer seguía hablando cosas ininteligibles, JiHoo la miraba por el retrovisor, su rostro se le hacía familiar pero no recordaba de dónde. Revisó el reloj de pulsera y se dió cuenta de que llevaba una hora de retraso, de forma

Inconsciente tamborileaba los dedos en la palanca de velocidades. Solo esperaba que JanDi entendiera por qué se había demorado, llegando al hospital le llamaría para avisarle de lo sucedido. Una vez que la mujer fue ingresada, JiHoo se quedó en la sala de espera para tratar de hablar con JanDi vía telefónica. No había respuesta. Después de varios intentos el pensamiento de que algo no iba bien lo empezó a inquietar.

-¿Es usted familiar de la Señora Myu Min Huk?-

-No, yo soy el responsable de su accidente y quien la trajo al hospital. ¿Cómo se encuentra?-

-Bien, debe localizar a sus familiares. La señora está estable, no sufrió ningún daño, al parecer fue solo la impresión, usted es… ¿Yoon JiHoo?-

-Así es- contestó JiHoo con el entrecejo fruncido.

-La Señora Myu está despierta, y pide hablar con usted-

-Claro, le sigo doctor- Caminaron algunos pasillos, mientras que JiHoo veía a cada tanto su reloj de pulsera, el tiempo seguía corriendo, trato de acelerar el paso, nada de esto lo tenía planeado y decía terminar lo antes posible.

-¡Aquí es!- le informó el médico. -Lo Dejó. ¡Con Permiso!- dijo saliendo de la habitación. JiHoo se acercó a la mujer que tenía los ojos puestos en el techo, parecía muy concentrada en algo que no se percató de su presencia, o eso pensó, pues ella le habló sin cambiar su compostura.

-Usted está en peligro. Ella lo tiene vigilado- se acercó más hasta llegar junto a ella.

-Es Mejor que descanse, no debería de esforzarse. Tengo que localizar a su familia, ¿tiene algún número al que pueda llamar?- La Mujer comenzó a llorar, JiHoo estaba desconcertado.

-Ella se llevó a toda mi familia, cuando llegue de trabajar, mi niña no estaba, se la habían llevado, salí a buscarla, y… mi casa explotó. ¡No quedó nada!-

-¡Lo Lamento mucho!- le dijo tocándole el hombro en señal de apoyo y comprensión- Ella le tomó las solapas de la camisa y lo acerco para hablarle de cerca de forma que solo él escuchara, le dijo:

-Ella se la llevó, pero se llevará a otro niño, muy cercano a usted, los escuché cuando salieron de mi casa después de hacerla pedazos. Si usted es Yoon JiHoo, debe cuidarse, tienen ojos por todos lados, no confíe en nadie- El la miraba con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido.

-¿De qué está hablando?-

-¡Escúcheme!- le gritó la mujer

-La Viuda Negra sabe quién es usted, le quitará todo lo que ama. Solo usted puede salvarlos y también a mi niña, tiene que tener los ojos abiertos- Lo miraba con los ojos desorbitados y él solo trataba de procesar lo que la mujer le había dicho.

-Dígame ¿Quién es la Viuda Negra?- preguntó con temor de saber la respuesta. La mujer sonrió mostrando su dentadura.

-Ella… es alguien que te conoce desde hace mucho tiempo… - luego arrugó las cejas y se puso seria. – Tu amigo millonario la amaba mucho, ella nunca superó que se haya ido, te culpa de su desgracia-

-¿Qué? Explíquese, ¿Quién es? Dígame ¡¿Quién es?!- Ella empezó a reír fuertemente, JiHoo la sacudía para hacer que hablara. En ese momento entró el Medico con varios enfermeros, al ver a JiHoo sobre la mujer se apresuraron a alejarlo de ella.

-Pero, ¿Qué le sucede? Salga de aquí pro favor, está alterando al paciente-

-¡No! ¡Escuche! Ella me estaba diciendo algo importante, necesito que..-

-Señor, debe irse- le decía el Médico mientras arrastraba a JiHoo fuera de la habitación con ayuda de los enfermeros.

-¡No! ¡Usted no entiende!-

-¡El que no entiende es Usted! Si quiere hablar con la paciente tiene que calmarse o de lo contrario me veré en la necesidad de prohibirle la entrada y llamar a la policía- JiHoo suspiró derrotado, se soltó del agarre al que lo reían sometido y se acomodó la ropa.

-Bien, está bien. Le informó que ella me dijo que no tiene familiares que puedan ver por ella. Así que yo me haré cargo. Aquí tiene el número de mi seguro, por favor pónganse en contacto con ellos para cubrir todos los gastos que se generen-

-Está bien Senador Yoon-

-Gracias y por favor. No quiero que esto se filtre a la prensa-

-No se preocupe, solo yo le reconocí, nadie está enterado-

-¡Gracias!-

JiHoo comenzó a caminar con prisa y sacó su celular, nuevamente solo hubo respuesta de una grabación. JanDi estaba con DoYun y después de lo que dijo esa mujer, era primordial contactarse con ella. Tenía que estar seguro de que ellos estaban bien. Aunque algo le tenía dando vueltas en la cabeza, Aquella vez con JunPyo ella iba vestida de negro con un velo, estaba con ese hombre al que su amigo Casi mata, WooBin vio a una mujer igualmente de negro en una descarga de esa droga que sería infiltrada en el Senado, los casos recurrentes de personas suicidas en su equipo de trabajo, las llamadas en medio de la noche así como sus constantes desapariciones, y DoYun… ella nunca lo quiso, y ahora estaban juntos, se detuvo un momento, su mirada fija en el suelo del pavimento y el que el calor de su cuerpo bajará haciéndolo Sentir enfermo, indicaba que había llegado a una conclusión. JanDi era "La Viuda Negra". Se lo había estado negando todo este tiempo, dándose la oportunidad de confiar en ella y de pensar que necesitaba de su apoyo y comprensión. La opresión que sentía en el pecho no lo dejaba reaccionar a lo que sucedía a su alrededor, por lo que parecía una especie de estatua entre todo ese bullicio. El bolsillo de su pantalón empezó a vibrar. Como si de un robot se tratara metió la mano para sacarlo y contestó sin mover un solo músculo de su cuerpo, su cabeza permanecía gacha y él seguía de pie sobre la calle.

-¿Si?-

JiHoo! ¡Lo mataron! No sé cómo lo hicieron pero está muerto- él arrugó el entrecejo.

—¿Qué? ¿Quién?-

-Nuestro prisionero. Mañana era la entrega de Hakik y ahí sabríamos la identidad de "La Viuda Negra" , pero apareció muerto. Mis Hombres no se movieron de su sitio. No sabemos cómo sucedió-

-WooBin debo irme. Creo que cometí un grave error-

-¿Qué? ¿De que hablas?-

-Te explico luego, ahora tengo prisa- colgó la llamada, sentía que el corazón se le saldría del pecho y sentía unas ganas enormes de golpearse así mismo hasta quedar inconsciente. ¿Cómo pudo ser tan estúpido? DoYun estaba con ella. Se lo entregaría a ese malnacido, ese era el niño del que hablaba la mujer. Fue hasta su automóvil y lo arrancó tan rápido que las llantas rechinaron en el pavimento. Si le pasaba algo a su ahijado, haría pagar a todos los responsables, incluyéndola a ella.


Fumaba su puro en el lustroso sillón frente a la chimenea del salón. Entrecerraba los ojos mientras el humo entraba a sus pulmones para de este modo, olvidar el por qué sabiendo que le mentía, seguía falsamente creyendo en ella. Era cierto que la estaba utilizando, que cuando la conoció vio la oportunidad de ir forjando su venganza. Era tan fácil persuadirla, leerla, saber qué haría a continuación. Ella era un libro abierto, y eso hacía que pudiera manipularla a su antojo. Más sin embargo, no contaba con que ella fuera a enamorarse tan pronto. Eso hacía las cosas más difíciles, pero estaba seguro que sus motivos eran más fuertes que lo que pudiera sentir. Cerró los ojos recordando las veces en que la nicotina se mezclaba con el sabor de sus labios, poco a poco se convirtió en una droga de la que no podía prescindir a pesar de saberla ajena, a pesar de saber que podía poseer su cuerpo pero no su alma. La cual estaba rota, débil, pero que últimamente había cobrado vida y fuerza gracias al hombre que odiaba desde que apenas era un adolescente. Sorbió un poco de licor de la copa que sostenía en la otra mano, quería que el amargo líquido amainara el impulso de ir de una vez por todas y matar a ese imbecil. Con astucia y paciencia, había logrado que ella traicionara al amor de su vida, convirtiéndose en una diosa en su lecho, algo que sabía él no pudo lograr en todos esos años siendo tan cercano en la escuela secundaria y posteriormente en la universidad. Sabía que él no significaba nada para ella, simplemente no tenía oportunidad, ella se lo dijo varias veces entre gemidos, entonces ¿en qué momento cambiaron las cosas? ¿Cómo logró arrancarla de sus brazos en tan poco tiempo? Y no solo eso, había borrado cualquier rastro del amor que pudo sentir por el padre de su hijo, y había trazado nuevos laberintos de besos y caricias sobre su cuerpo, limpiando cualquier rastro de él en ella. Apretó la mandíbula y rompió la copa sin importar que los Vidrios le hicieran cortes profundos haciendo que se derramara sangre en la pulcra alfombra.

-¿Haciendo rabietas de nuevo?- Escuchó una voz femenina que le hablaba con burla. Cerró y abrió los ojos con fastidio, pero sin voltear hacia la recién llegada.

-Solo es un obstáculo que pronto solucionaré-

-Eso espero, porque la niña se está saliendo de tu control- Takeshi resopló volteando los ojos.

- Ella aún está a mi disposición- La mujer caminó hacia él poniendo sus manos sobre sus hombros acariciandolos de forma seductora. Se acercó a su odio casi tocándolo sensualmente y le dijo en un susurro;

-Es lo que tú crees, pues mientras tú te lastimas con esa copa, ella está enredada en su brazos entregándose a él-

- ¡Cállate!- le dijo levantándose y enfrentándola. Ella sonrió de forma burlona. – Solo está con él porque lo necesitamos-

-Como digas- dijo alejándose haciendo resonar sus tacones de aguja por el salón.

- Solo quiero que sepas, que ya estoy perdiendo la paciencia, dijiste que en cuanto se convierta en dueña del Imperio Yoon, llevarías a cabo tu venganza. Y eso ya se está tardando, has sido muy complaciente con ella y he tenido que intervenir-

-¿De que hablas?-

-Tuve que hacerme cargo del informante, casi nos descubren sus amiguitos. Y eso es porque te has descuidado-

-JanDi se haría cargo-

-Claro, como también lo haría de nuestra prisionera. ¿Ya hizo que hablara?-

- Ella… vendrá pronto- Se acercó nuevamente a él y le pasó el dedo por el rostro.

-Ahhh Takeshi, Takeshi, ¿Quién lo diría? ¿Qué te enamorarías como un estúpido?- abrió su palma y la estrelló contra su mejilla. El se cubrió con su propia mano el ardor que sentía después del golpe. La miró con los ojos encendidos de furia.

- ¿Acaso tengo que hacerlo todo yo misma?-

- No voy a fallar. Te lo prometo-

-Eso espero. La verdad me aburre esperar- dijo, mientras se sentaba en el sillón donde antes había estado él.

-¿Sabes qué? Iré a verla yo. Necesito entretenerme un poco-

- Como digas- Takeshi la guió por los pasillos hasta que llegaron al último salón custodiado por varios hombres, quienes al verlos hicieron una inclinación profunda en señal de respeto. Los tacones de aguja les producía escalofríos a todo el que estuviera cerca. La puerta corrediza se abrió de par en par, dejando ver a una Jae Kyung echa un ovillo en uno de los rincones del cuarto. El lugar se veía cómodo, sin embargo ella parecía sentirse miserable. La mujer se acercó lentamente a ella, sonrió lacónicamente.

- Es un gusto volver a verte…Ha Jae Kyung- dijo lo suficientemente fuerte para Ser escuchada. Jae Kyung levantó la vista y arrugó el entrecejo al ver a una mujer vestida completamente de negro, tacones de aguja y guantes de cuero. Abrió los ojos con sorpresa cuando ella se levantó el velo dejando ver su rostro.

-No… es… posible- pronunció con la voz temblorosa, a lo que la mujer respondió sonriendo.

-Nos volvemos a encontrar- dijo mirándola fijamente y haciendo que lágrimas de impotencia y de incredulidad corrieran por las mejillas de la prisionera, que no daba crédito a lo que sus ojos veían en ese momento.