Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.
Capítulo 7.
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—Lamento las molestias Oki-san, le prometo que algo como esto no se volverá a repetir. —Byakuya mantuvo la cabeza hacia abajo un par de segundos más antes de enderezarse y mirar un poco avergonzado a la mujer frente a él.
—No se preocupe Ishigami-Sensei —la anciana mujer le sonrió, dándole a entender al hombre que la disculpa era más que bienvenida—. Y le agradezco por hacerse cargo de mi nieto y traerlo de vuelta a casa.
—No es nada, pero en verdad me siento muy apenado por la situación en la que mi hijo metió a Taiju.
Byakuya miró al niño, quién incluso parecía aún emocionado por toda esa situación. Sabía cuán propenso era Taiju a seguir a Senku en sus locuras y proyectos, esta vez, de hecho no fue la excepción.
—Yo sé que no fue la intención de Senku-chan.
—La abuela tiene razón Byakuya-san, por favor no castigue a Senku por esto. Sólo estábamos haciendo nuestra investigación para probar a esos niños de sexto año que estaban equivocados. —Taiju se estremeció ante la simple idea del castigo que le esperaba a su mejor amigo, de alguna manera tenía que intervenir para evitar que eso sucediera.
Aunque él sabía que el padre de Senku no era ese tipo de persona, de hecho, consideraba a Byakuya Ishigami como alguien sumamente amable y de buen corazón. Consideró a Senku afortunado al tener a un padre como Byakuya a su lado.
—Tranquilo Taiju, no castigaré a Senku —aseguró Byakuya, lo cual era cierto, aunque tendría una charla con su pequeño—. Pero quiero que me prometan que no irán de nuevo a la azotea de la escuela por la noche en busca de fantasmas.
Taiju miró del hombre a su abuela, y desviando ligeramente hacia el fondo, hacia Senku, quién se encontraba en el asiento del copiloto del auto de Byakuya. Decir que su amigo no se veía nada feliz era poco, conociendo a Senku, quizá esa expresión en su rostro era de total antipatía y frustración.
—Yo... —era en nombre de la ciencia, o eso le había dicho Senku—. Pero es nuestra investigación. —bajó la mirada, jugando con los dedos de sus manos.
No podría mentir, honestamente Taiju estaba tan emocionado como Senku con la idea de investigar sobre el supuesto fantasma en la azotea y callarles la boca a los de Sexto año que siempre molestaban a los alumnos más pequeños con esas terroríficas historias ¡Era tan injusto y cruel que esos niños hicieran eso!
Y aunque Senku aseguró que todo se trataba de una simple investigación científica, muy en el fondo, Taiju sabía que al igual que él, Senku estaba haciéndolo porque tampoco soportaba a esos bravucones.
—Taiju —la abuela le tocó el hombro para llamar su atención—. Estoy de acuerdo con el Señor Ishigami, es muy peligroso que dos niños entren sin permiso a la escuela y suban a la azotea durante la noche.
—Además de que casi matan de un susto al señor Kentaro, al pobre velador casi le da un infarto al escuchar los sonidos extraños ahí arriba. —recalcó Byakuya, recordando la cara de susto del pobre hombre cuando llegó a la escuela para recoger a esos dos.
—No era nuestra intención.
—Lo sabemos y esperamos que esto no se repita de nuevo, ahora entra a la casa a darte un buen baño. —La anciana le dió dos golpecitos suaves en la cabeza a Taiju antes de abrirle la reja para que pudiera entrar.
—Buenas noches Byakuya-san —Taiju se dió la vuelta con resignación, totalmente dispuesto a acatar la orden de su abuela. Sin embargo se detuvo antes de dar un paso más cuando recordó algo—. ¡Oh! Se me estaba olvidando, por favor podría entregarle su grabadora a Senku y decirle que me disculpe, la rompí por accidente cuando el Señor Kentaro nos descubrió.
Taiju buscó en el interior de su bolsillo y sacó la obsoleta grabadora partida a la mitad. Se prometió que de alguna manera recompensaría a Senku por romper tal objeto.
Byakuya tomó la maltrecha grabadora, tratando de retener los pequeños trozos que estaban cayendo de sus manos, obviamente el objeto era totalmente inservible ahora.
Un momento ¿De dónde obtuvo Senku un artefacto como ese? Aunque Byakuya pudo intuir la procedencia, la misma de la que venía todo el equipo de su hijo. Ese pequeño no tenía remedio.
—No te preocupes, yo se lo daré a mi hijo. —guardó el aparato en el bolsillo de su camisa y le dió una sonrisa conciliadora al niño.
Taiju correspondió de la misma manera antes de levantar un pulgar al aire y entrar a la casa. La anciana simplemente negó con la cabeza por la hiperactiva actitud de su nieto, aunque esa era una cualidad que amaba de ese niño.
—De nuevo disculpe las molestias, hablaré con mi hijo para que esto no se vuelva a repetir, de verdad lo siento. —Byakuya se apresuró de nuevo.
—Ya le dije que no se preocupe, estoy segura de que Taiju y Senku no lo volverán a hacer.
—Eso espero, no quiero que piense que mi pequeño es una mala influencia para su nieto.
—¿Mala influencia? Para nada, sino todo lo contrario —la sonrisa en la mujer se ensanchó inconscientemente—. Desde que los padres de Taiju murieron en aquél accidente, mi nieto se convirtió en un niño retraído y muy distraído. Sin embargo después de conocer a su hijo, Taiju ha vuelto a ser ese niño lleno de energía y alegre, yo no podría estar más agradecida con Senku-chan por eso y con usted también por cuidarlo cuando pasa las noches o los días enteros en su casa.
Ver a Taiju en semejante estado después de la muerte de sus padres le partió el corazón a la anciana, fueron días difíciles en los que Taiju simplemente perdió el brillo en su sonrisa y la chispa que lo caracterizaba. Las pesadillas y el llanto en las noches tampoco hicieron las cosas más fáciles.
Sin embargo, eso cambió cuando Taiju conoció a Senku aquel día cuando regresaba a casa después de un partido de béisbol al que ella prácticamente lo obligó a ir. Fue gradual, pero ambos niños de alguna manera lograron congeniar a pesar de tan opuestas personalidades.
—Su nieto es buen niño y me alegra que mi hijo tenga en él un excelente amigo en quien confiar, ciertamente no podría pedir nada más.
Byakuya no pudo más que acoger con alegría al que se había convertido en el mejor amigo de su hijo.
Con la hosca personalidad de Senku, sus compañeros de clase apenas y se acercaban a él a menos que fuese estrictamente necesario, y bueno, Byakuya tampoco vio demasiada iniciativa y entusiasmo en su hijo como para querer entablar un vínculo de amistad con otros niños de su edad.
Taiju fue una grata sorpresa.
Con una última sonrisa y una reiterada disculpa, Byakuya se despidió de la anciana para regresar al auto con Senku y conducir el camino a casa.
No lo miró, durante el trayecto Senku concentró toda su atención en lo que sea que hubiera a través de la ventanilla del auto. Aunque el ceño fruncido en el niño fue el indicativo de que algo estaba molestándole.
—Entonces ¿Fantasmas en la azotea? —Byakuya rompió el pesado silencio para tratar de iniciar una conversación con su pequeño—. Pensé que no creías en esas cosas, hijo.
Lo que funcionó parcialmente ya que Senku volvió la mirada hacia él pero únicamente le dió un bufido como respuesta inmediata.
—No creo en ellos, simplemente quería probarle a esos tontos de sexto grado que están equivocados. —el niño se cruzó de brazos con un evidente puchero en sus labios.
Y era la verdad, los alumnos de último año eran tan pesados con esas bromas de mal gusto sobre entes sobrenaturales aterrorizando a quienes se atrevieran a subir a la azotea, Senku no soportaba tanta idiotez junta. Y fue aún peor ver a algunos de sus compañeros llorar cuando esos bravucones los obligaban a subir para darles un buen susto.
La idea más lógica sobre toda esa supuesta situación fue que esos tontos sólo intentaban alejar a los otros niños de su lugar de reunión y holgazanería, una manera poco ortodoxa para marcar la azotea como suya.
—El hecho de que no puedas ver algo, no significa que no exista Senku —Byakuya soltó brevemente el volante para revolverle el cabello a su hijo de manera juguetona y cariñosa—. Algunos investigadores han logrado establecer ciertos parámetros para sucesos inexplicables, sean fantasmas o no, se remiten a características constantes.
—Tienes una mente demasiado abierta, viejo —Senku prácticamente puso los ojos en blanco ante las palabras de su padre, sin poder creer que él, de todas las personas que conocía, creyera en ese tipo de cosas—. ¿Acaso crees en los fantasmas? ¿Has visto uno alguna vez en tu vida? —cuestionó socarrón.
Y este sería el momento en el que su padre respondería con un certero "No", Senku pudo anticipar eso sin dudar. Entonces simplemente zanjaría el tema con su certera victoria y llegarían a casa en completo silencio.
Byakuya sin embargo se limitó a sonreírle con astucia.
—Pero claro que creo en los fantasmas Senku —respondió con entusiasmo en su voz y una enorme sonrisa, con la vista aún en el camino—. Pero nunca he visto un fantasma aquí en la tierra. —se apresuró a aclarar ganándose una breve mirada de soslayo de su hijo.
—Y eso es porque no existen. —declaró el niño con convicción y orgullo.
Ahí estaba, tal como Senku anticipó.
—Existen hijo, pero yo me refiero a otro tipo de Fantasmas, a aquellos que puedes observar a simple vista con sólo mirar el cielo.
Senku no entendió de qué estaba hablando su padre, ni tampoco por qué Byakuya decidió aparcar el auto a un lado de la carretera, junto al puente.
—Ven, quiero que veas algo. —salió del auto para abrirle la portezuela a Senku y tenderle la mano para instarlo a salir también.
Byakuya ayudó a Senku a subir al capó del auto para que se sentara ahí, y después se aparragó junto a él despreocupadamente. La vista en sí y el silencio que reinó en el desolado puente fue de cierta manera un respiro de toda la locura y angustia anterior.
—Mira hacia arriba Senku, ahí están los Fantasmas de los que te hablo. —Byakuya apuntó con el dedo a un punto brillante en el cielo nocturno.
El hombre agradeció que las condiciones del clima fuesen las indicadas para tener una buena vista del firmamento.
—¿Te refieres a las estrellas? —Senku enarcó una delgada ceja en incredulidad, sin poder entender qué tenían que ver los fantasmas con las estrellas.
Ishigami suspiró casi con nostalgia antes de volver a hablar:
—Cada estrella es como nuestro Sol pero a millones de millones de Kilómetros de distancia, imagina qué tan lejanas deben estar esas estrellas para convertirse en un diminuto punto brillante en el cielo. —Byakuya contempló el conjunto de puntos brillantes, apreciando la belleza que tenía frente a sus ojos.
Jamás se cansaría de admirar el cielo nocturno.
—Las estrellas son enormes bolas de gas quemándose en el espacio.
—Exacto —Byakuya le guiñó el ojo a Senku a manera de aprobación—. Bolas de gas incandescente cuya Luz viaja más rápido que cualquier otra cosa, sin embargo no lo suficientemente rápido.
—No hay nada que pueda viajar a más de doscientos noventa y nueve millones setecientos noventa y dos mil cuatrocientos cincuenta y ocho metros por segundo, la luz del sol tarda al menos unos ocho minutos con treinta y dos segundos en llegar a la Tierra. —Senku se sintió muy orgulloso al poder recordar ese dato, estaba hablando muy enserio cuando decidió obtener todo el conocimiento que le fuese posible.
—La tierra se encuentra relativamente muy cerca de su estrella, pero hay estrellas que a pesar de la cercanía, su luz tardan años en llegar a nosotros. En el caso de las más distantes tardan siglos o incluso eones —Byakuya pasó un brazo por los hombros de Senku para darle un cariñoso abrazo y después volvió a señalar una estrella, la más opaca y titilante en el cielo antes de hablar—. Cuando la luz de esas estrellas distantes llegan hasta aquí, éstas ya están muertas y lo único que vemos es el vestigio de lo que una vez fueron… su luz es el fantasma de esas estrellas.
Senku miró ese pequeño punto de luz apenas visible en el espacio, y le dió la razón a su padre. Quizá esa estrella titilante ahora ya no era más que un sol extinto, aún así, el espectro visible de su gloria seguía presente, manifestándose cada noche.
Esa fue una nueva perspectiva que sin lugar a dudas le resultó bastante interesante a Senku. No lo admitiría en voz alta y mucho menos delante de él, pero disfrutaba estos breves momentos con Byakuya.
Sin que el hombre se diese cuenta, Senku miró la mano de su padre que descansaba sobre su hombro, pocas veces dejó que Byakuya lo envolviera en sus asfixiantes abrazos de oso pero esta vez no fue el caso. El niño disfrutó de la calidez del breve momento.
—Sólo prométeme que no volverán a escaparse de casa durante la noche, hijo.
Y el momento se rompió tras esa declaración.
Senku estuvo a punto de replicar sobre el asunto alegando que eran situaciones necesarias para el progreso de sus investigaciones, hasta que miró a su padre con esa expresión de genuina preocupación en su rostro y desistió por completo de ello.
—Prometo no salir de casa a escondidas durante la noche, pero no aseguro nada durante el día.
—Al menos manténme informado de a dónde irás Senku, entiendo tu amor por la investigación pero me preocupa tu seguridad. No sé qué haría si algo te sucede.
Y eso fue suficiente para que Senku accediera a dicha petición, realmente esa mirada de cachorro en su padre a veces funcionaba más de lo que le hubiera gustado.
Odiaba ver a Byakuya preocupando y fue peor para Senku si era él la razón de dicha preocupación.
—De acuerdo, lo haré. —soltó con un suspiro de resignación.
Aunque eso fue suficiente para hacer feliz a Byakuya.
—Gracias Hijo. Ahora ¿Qué te parece si pasamos por un poco de ramen a ese local que tanto nos gusta? Yo invito.
Esa fue una oferta que Senku no pudo rechazar.
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Kohaku despertó sobresaltada cuando la luz del sol comenzó a molestarle, aún con la vista nublada por el sueño se percató de que ya había amanecido. Y entonces cayó en cuenta de algo importante ¡Maldición, se quedó dormida!
Ni siquiera supo en qué momento de la madrugada logró conciliar por fin el sueño. Estaba tan angustiada por Taiki que se quedó observándolo aún después de que el bebé se durmiera.
Miró a su lado para verificarlo y fue entonces cuando notó que Taiki no estaba. El corazón de Kohaku se detuvo dolorosamente y entró en pánico, no dudó ni un segundo en levantarse de la cama tan rápido como pudo y salir corriendo de la habitación.
—¡Taiki! —gritó con desesperación, como si él fuese a responderle.
¿En dónde estaba su bebé? Kohaku sintió un vacío profundo en el estómago por el miedo y la angustia. Ella recordaba haberse dormido con Taiki a su lado la noche anterior mientras velaba su sueño y le cambiaba los paños de agua.
¿En qué momento desapareció de su lado?
Iba a llamar a la policía, ellos tenían que ayudarla a encontrar a su hijo. Sí, eso haría.
Aunque esto de alguna manera fue culpa suya, se dijo, de su irresponsabilidad al quedarse dormida. ¿Qué clase de madre era?
Kohaku se detuvo en medio de la estancia sintiéndose totalmente miserable y al borde de la desesperación. ¿Qué iba a hacer ahora?
Pero en medio de su lapsus de pánico alcanzó a escuchar un ligero ronquido que le recordó que no se encontraba sola en el departamento ¿Cómo pudo haberlo olvidado?
Senku.
Se acercó hacia el sillón con cautela y de la manera más sigilosa posible, ciertamente la manera en la que encontró a su invitado de la noche anterior logró calmar su corazón pero al mismo tiempo, desencadenó en ella un sentimiento totalmente nuevo e inexplicable.
La escena en sí fue suficiente para que su corazón latiera a mil revoluciones por segundo. Taiki estaba justo ahí sobre el pecho de Senku mientras éste lo sostenía en un certero abrazo, ambos profundamente dormidos.
Ella no supo en qué momento Senku fue por el bebé y tampoco por qué no la despertó para que se hiciera cargo de él. Se sintió un poco culpable por arrastrar a Senku a estas situaciones y asumir una responsabilidad que claramente le correspondía sólo a ella.
Senku tenía una vida de la cual ocuparse, sin embargo él parecía involucrarse cada vez más con ella y con Taiki. Y no se sintió del todo correcto aún cuando ya habían establecido una extraña amistad.
Ser amigos no era una excusa para obligarlo a quedarse con ellos, ni mucho menos para que se hiciera cargo de Taiki. Kohaku era la madre de ese bebé y era exclusivamente responsabilidad suya.
En el momento, quizá no se detuvo a pensar en ello, pero llamar a Senku fue la única cosa que se le ocurrió entonces. ¿Por qué no a Ruri y Chrome? Incluso¿Por qué no a su padre? Kohaku no lo sabía.
Senku fue la primera y única opción en su mente.
Se acercó al incómodo sillón y observó detenidamente a Senku dormitar, se veía tan apacible en comparación con el molesto sujeto que a veces solía ser cuando estaba despierto. Kohaku incluso se atrevió a admitir que lo encontró un poco atractivo sin esa mirada burlona en su rostro.
No es que Senku no fuese atractivo, ella reconoció que él poseía cierto encanto y que podría ser fácilmente catalogado como un "seductor" o algo así (como Kohaku lo llamó en alguna ocasión a manera de broma). Aunque nunca, jamás ni en un millón de años admitiría eso en voz alta de nuevo.
Inconscientemente, tuvo la intención de llevar la mano al rostro de Senku para apartar el molesto mechón de cabello que descansaba sobre su naríz; pero ni siquiera alcanzó a tocar un solo cabello cuando se dió cuenta de lo que estaba a punto de hacer y retiró la mano como si Senku quemara.
¿En qué demonios pensó al hacer eso? Obviamente no estaba pensando en absoluto. Se reprendió.
La confusión se hizo presente en todo su esplendor.
—¿Te importaría dejar de mirarme de esa manera y quitarme a tu cachorro de encima? Se me durmió el brazo desde hace una hora. —la voz soñolienta de Senku sobresaltó a Kohaku.
El rostro de la mujer enrojeció de vergüenza al ser descubierta ¿Cómo iba a explicarle a Senku que estuvo a punto de tocarlo sin su consentimiento cuando pensó que estaba dormido? De alguna manera eso fue espeluznante y hasta algo acosador de su parte.
Sin lugar a dudas tan fuera de sí.
—No es lo que piensas, ni siquiera sé por qué lo hice… —balbuceó con nerviosismo.
—No sé a qué te refieres Leona, pero hablo enserio cuando digo que ya no siento mi brazo y que te agradecería que me quitarás a Taiki de encima.
Senku se removió incómodo con una mueca en su rostro para recalcar su petición, y no mentía, él no tenía la menor idea de lo que ella estaba hablando. Ni siquiera cuestionó el motivo por el que se veía tan nerviosa.
Comprendiendo parcialmente la situación, Kohaku se apresuró a tomar a Taiki en brazos para llevarlo a su dormitorio, aunque no sin antes verificar la temperatura del bebé.
—Ya no tiene fiebre, la medicina y los paños de agua funcionaron. —Senku aseguró.
Una parte de él sintió alivio al corroborar la mejoría en el bebé, sabiendo que lo peor ya había pasado. Sólo era cuestión de tiempo y que Kohaku siguiera las instrucciones del médico al pie de la letra, Senku se aseguraría de ello en la medida de lo posible.
—¿Por qué Taiki estaba aquí? —quiso saber mientras acomodaba al bebé en sus brazos.
Senku agradeció internamente volver a tener su brazo, aunque la sensación de adormecimiento persistió el tiempo suficiente para que no pudiera levantar o mover su extremidad a voluntad.
—Estaba llorando —declaró con obviedad—. Lo alimenté la primera vez y luego lo recosté a tu lado cuando al fin se durmió, pero no tardó demasiado en volver a llorar, así que lo traje conmigo hasta que ambos nos quedamos dormidos.
—Debiste despertarme para que me hiciera cargo de él. —frunció el ceño a manera de reproche.
A eso se refería cuando decía que Senku estaba involucrándose demasiado.
—Lo intenté, pero fue inútil. Tienes el sueño demasiado pesado, Leona. ¿Alguna vez te han dicho que roncas?
Tal vez estaría de más decir que Senku no tuvo el corazón para despertar a Kohaku la primera ni la segunda vez cuando Taiki comenzó a llorar, y tampoco es como si pudiera despertar a esa Leona así como así. No mintió cuando alegó que tenía el sueño muy pesado.
Kohaku le dió una mala mirada antes de darle la espalda a Senku para llevar a su bebé hasta la habitación.
—¡Ja! Debes tener problemas en el oído Senku, yo no ronco. El único en este departamento que ronca ruidosamente eres tú —lo miró por encima del hombro e ignoró la estúpida sonrisa plasmada en el rostro del científico—. Son casi las siete, será mejor que te vayas o llegarás tarde al trabajo.
Lejos de parecer grosera al echarlo de su departamento, Kohaku simplemente estaba haciéndole un favor. Considerando que la distancia de su departamento al de Senku era prácticamente abismal, eso sin tener en cuenta el tráfico.
—¿Puedo al menos llevarme algo del refrigerador? Creo que no alcanzaré a tomar el desayuno antes de ir al laboratorio. —Senku se levantó del sillón, desperezándose y lanzando un sonoro bostezo al aire.
Ese sillón era tan incómodo y su espalda estaba resintiendo el pésimo descanso de la noche anterior. Después de toda esa preocupación, lo único que Senku quería era llegar a su departamento y hundirse en su cama para dormir al menos unas dos horas más.
Pero sus necesidades quedaron rezagadas a un lado debido a su molesto principio del deber. El proyecto con JAXA era muy importante para el conglomerado Nanami y también para el propio Senku.
No iba a mentir sobre lo emocionado que estaba por dicho proyecto.
—Quizá si te hubieras reservado lo de los ronquidos, tal vez te habría preparado algo de desayunar —Kohaku chasqueó de camino a la habitación—. Pero puedes tomar lo que quieras, eso sí, ten cuidado de no volver a confundir la leche de Taiki para ponérsela a tu café.
Kohaku se echó a reír al recordar esa ocasión, cuando Senku tomó por equivocación una de las botellas con la leche materna de Taiki para verterla a su café y beberla antes de ir al trabajo.
Fue divertido ver a Senku escupir todo el contenido de su taza preguntándose por qué su café sabía tan extraño. Kohaku no desaprovechó esa ocasión para molestarlo los días posteriores y cada vez que podía. Como ahora.
—Supéralo ya Leona. —gruñó.
La única respuesta que obtuvo fue otra risa por parte de Kohaku desde la habitación.
Negando con la cabeza, Senku se dispuso a ir al baño para lavarse la cara y alistarse para regresar a su departamento. Aunque ni siquiera alcanzó a dar dos pasos cuando alguien golpeó la puerta.
Sin detenerse a pensar un momento en sus siguientes acciones ni las consecuencias de las mismas, Senku abrió la puerta encontrándose de nuevo con Ruri pero esta vez no fue de Kokuyo quien obtuvo una mala mirada.
—Buen día Senku —Ruri saludó un tanto dubitativa por la presencia del hombre en el departamento de Kohaku—. Venimos a ver a Kohaku y a Taiki. —apartó la mirada, centrándose en cualquier punto menos en él.
La apariencia de Senku no hizo más fáciles las cosas y confundió a Ruri; sabía que Kohaku y él eran amigos, y que Senku solía visitar a su pequeña hermana muy seguido ya que fue la misma Kohaku quien se lo comentó. Pero nunca le dijo que habían ocasiones en las que Senku se quedaba a dormir.
Ruri no estaba en disposición de juzgar sin alguna prueba o argumento, pero le pareció extraño que Kohaku no mencionara nada. Además, de alguna manera este hecho no le pareció del todo correcto a ella, no cuando sabía sobre la situación de Senku y la relación que mantenía con esa chica estadounidense.
¿Kohaku lo sabía? Conocía bien a su pequeña hermana y de ser el caso, Kohaku no accedería a dejar dormir a Senku en su departamento así como así.
Pero, no tenía nada de qué preocuparse porque ellos eran amigos después de todo. Ruri se convenció de ello, no pondría en duda las intenciones de Senku y mucho menos las de su hermana.
—Adelante, la Leona está en la habitación recostando a Taiki. —Senku se hizo a un lado para dejarlos pasar.
Ruri le sonrió antes de entrar y encaminarse hacia donde su hermana estaba, sin embargo Chrome se detuvo junto a Senku con una expresión mortalmente seria.
No se necesitaba ser un genio para adivinar que Senku había dormido ahí; la camisa arrugada con los primeros botones abiertos y el pantalón desarreglado, así como el cabello despeinado fueron las pruebas más obvias, oh y claro, aún estaba descalzo, lo que indicó que recién estaba levantándose.
Esto definitivamente no era nada bueno, pensó Chrome con disgusto. ¿Qué pretendía Senku?
Lo que fuese, Chrome no iba a dejar que las cosas siguieran así. No creyó prudente tocar el tema sino hasta después de terminar con la planeación del nuevo proyecto que Ryusui les consiguió, pero dadas las circunstancias quizá debía adelantar las cosas y dejar ciertos puntos en claro.
Kohaku no necesitaba a otro idiota como Mozu en su vida.
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Continuará…
N/A:
Una breve actualización sin mucho sentido XD
No he abandonado el Fic ¡Oh no! Va lento pero prometo que ya pronto tendremos más Senhaku como tal en la historia y quizá otro par de cositas por ahí :3 por lo pronto aquí está el capítulo.
Agradezco a quienes aún siguen esta historia y a quienes comentan (/n.n)/ de verdad mil gracias!
Y bueno, no me resisto a escribir sobre Papi Byakuya y Senku chiquito aunque sea con cositas random… ya sé que no siguen una línea temporal pero de igual manera este Fic no sólo se centra en la relación de Kohaku, Senku y Taiki sino también a la relación de Senku y Byakuya… uwu
