Capítulo 7: Llevarse pesado

—No pasó nada. Y no es que sea lesbiana para ir detrás de una chica de Crystal Prep —Rainbow dijo—. Ambas cosas son horribles.

—Lesbiana y Crystal Prep no es algo que esperaría que combine con tu nombre —Lightning comentó soltando una risa—. Pero sigo sin entender qué hacías con ella.

Rainbow Dash se congeló y apresuró a su cerebro para inventar una buena excusa, algo que no la relacionara con Crystal Prep, y mucho menos que diera ningún indicio por sus complicados sentimientos hacia Fluttershy. Necesitaba una mentira con la que sus amigas quedaran satisfechas. Sin embargo, esconder su amistad con Fluttershy era complicado, no solo porque pasaría más tiempo con ella en el futuro, sino porque quería descubrir qué era exactamente lo que sentía. Y si quería una respuesta esclarecedora, entonces necesitaba ser cercana a la tímida chica.

—Ya llegué —Gilda anunció su intervención milagrosa, por la que Rainbow agradeció internamente—. Tuve que tomar el camino largo, porque una manada de perros estaba ocupando las calles cerca de mi casa.

—Creo que se le dice jauría a los grupos de perros —Rainbow corrigió.

—Me da igual, profesora Crash —Gilda gruñó molesta—. Lo importante es que estamos listas para irnos. ¿Qué hacían mientras me extrañaban?

—Rainbow estaba por dar la gran revelación del por qué salió con una chica de Crystal Prep —Lightning dijo, haciendo un ademán para darle la palabra a su amiga.

—¿Te volviste lesbiana? —Gilda preguntó sorprendida—. Eso significa que todo este tiempo el cabello colorido sí significaba algo.

—¿¡Qué!? ¡Eso es una estupidez! —Rainbow exclamó—. Ya les dije que mi cabello es así. No tiene nada que ver con cosas gay. Y no salí con esa chica porque quisiera.

—¿Ah, sí? ¿Entonces de qué se trata? —Gilda sonrió, cruzándose de brazos.

Rainbow sabía que lo que estaba a punto de decir no era correcto, pero necesitaba mantener alejadas a esas dos de sus asuntos personales.

—Ella… Ah, ella se me declaró —Rainbow dijo, fingiendo que no era la gran cosa—. E iba a rechazarla, porque se me hizo asqueroso, pero se me ocurrió que podía aprovecharme de eso. Ya saben, una niña rica que va a una escuela privada puede comprarme un par de cosas geniales, y si le sigo el juego tal vez podría obtener una guitarra nueva como regalo.

—Vaya, Dash, eso es despreciable —Gilda levantó las cejas, estupefacta—. Y es la mejor idea que he escuchado en mucho tiempo. No puedo creer que de verdad vayas a abusar de los sentimientos de una persona para conseguir lo que quieres. Simplemente maravilloso.

—Suena como una buena oportunidad, no lo voy a negar —Lightning sonrió de manera desvergonzada—. Esos imbéciles de Crystal Prep no se detienen al mirar el precio de nada si pueden conseguirlo. Si esa chica está enamorada de ti, entonces derrochará una buena cantidad para complacerte.

—¡Exacto! No debería tener ningún problema si acepto todo lo que me da, ¿cierto? —Rainbow dijo emocionada—. Si al final le digo que no quiero nada con ella, me puedo quedar con todo lo demás.

—Así que ahí es donde Rainbow usa su inteligencia —Gilda comentó con una mano en la barbilla.

—Y por eso les pido que no lo arruinen —Rainbow dijo, una mirada seria se apoderó de su rostro por unos segundos—. Mientras más dure, más puedo sacar de todo esto.

—Okey, okey. Es toda tuya —Lightning aceptó sin protesta—. Pero asegúrate de que también haya algo para nosotras. Seguro que esa chica puede permitírselo.

—Aunque no me molestaría ser su amiga —Gilda se acercó a Rainbow y le dio una palmada en la espalda—. Pero dejemos eso para otro momento. Ahora, vámonos antes de que se haga más tarde.

Todas se subieron a su bicicleta y Gilda las guio a las afueras del bosque Everfree. Mientras iban a su destino, Rainbow se sintió como la persona más miserable del mundo cada vez que la conversación de hace unos minutos se reproducía en su cabeza, atormentándola y recriminándole por decir cosas tan horribles de Fluttershy solo para mantener las apariencias. Sin embargo, ¿qué otra cosa podía hacer? Si Lightning y Gilda se enteraban de que tenía una relación amistosa con ella, le harían la vida imposible no solo a Rainbow, sino que Fluttershy también se vería involucrada.

No, no podía permitir que molestaran a Fluttershy, no iba a dejar que nadie se metiera entre sus confusos sentimientos y ella. Incluso si al final no le gustaba la tímida chica, al menos quería descubrir por qué la hacía sentir diferente. Tan solo quería estar en paz y tener todo ese estúpido autodescubrimiento del que tanto habló Pinkie.

No tardaron mucho en llegar a una escuela abandonada en una de las secciones aledañas a Canterlot, que en algún momento fue un pequeño asentamiento. Rainbow no tenía ni idea de por qué esta sección de la ciudad fue dejada ni tampoco le importaba, simplemente le interesaba que el lugar estuviera abandonado y listo para ser explorado por ellas. Y teniendo en cuenta que este lugar era una zona restringida, se detuvo detrás de Gilda para descubrir cómo cruzarían la gigantesca reja que rodeaba todo el perímetro.

—Nada mal, Gilda —Lightning silbó, impresionada por la vista—. He querido venir aquí desde que empezamos a hacer exploración urbana.

—Y que lo digas —Gilda estuvo de acuerdo, desmontando su bicicleta—. Por eso estuve investigando, y conocí a unos chicos que me dijeron acerca de una entrada por aquí cerca.

—Vamos, tomemos nuestras cosas y escondamos las bicicletas detrás de los árboles —Rainbow dijo, apresurándose a tomar su mochila y sacar una sudadera—. ¿Sabes sobre la seguridad, Gilda?

—Es solo un guardia que hace recorridos por fuera y dentro de los lugares grandes —Gilda respondió, cubriéndose la cabeza con una capucha—. Deberíamos tener una hora libre entre cada recorrido, y ahora mismo no debería haber nadie cerca de la escuela.

—Esto va a ser sencillo —Lightning comentó, colocándose su mochila llena de botes de pintura en aerosol—. Subimos al techo, pintamos un poco de arte y nos largamos.

—Eso depende de qué tan cobarde sea Gilda —se burló Rainbow—. Si tenemos que caminar lento porque hay zonas muy "oscuras", tal vez lleguemos al amanecer.

—Cállate, Rainbow —Gilda le dio un empujón, mientras caminaban hacia la escuela—. Casi me caigo por un maldito agujero esa vez. Pude haber muerto.

—No lo creo —Lightning dijo—. Pero definitivamente pudiste haberte roto las piernas.

—Eso no lo hace mejor —Gilda le dio una mirada plana.

Siguieron avanzando hasta que finalmente hallaron la entrada. Gilda se adelantó y, de una patada, derribó un pedazo de la reja perfectamente cortado. Con movimientos fluidos y practicados, las tres entraron y se acercaron a la parte trasera de la escuela. Rainbow sacó una linterna e iluminó la puerta, que estaba cerrada con una cadena y un candado.

—¿Y bien, Gilda? —preguntó.

—Una de las ventanas debería estar… —Gilda probó cada una de las ventanas, hasta que finalmente encontró la correcta—. Abierta.

Entraron en una habitación espaciosa, probablemente donde se hacían actividades extracurriculares. El diseño no era muy distinto al de Canterlot High, y aprovecharon eso a su favor para salir rápidamente al pasillo. Los ojos de Rainbow apenas podían ver más allá de donde la linterna iluminaba, y una sensación de emoción invadió su cuerpo. Era el lugar más grande al que habían entrado.

Mientras avanzaban, las tres miraron con curiosidad el interior de algunos de los salones, encontrándose con poco más que objetos mal conservados tras una serie de exploraciones previas. Si bien todo estaba lo suficientemente bien para reconocerlos como salones de clase, estaban demasiado dañados para considerarse basura. En el pasillo, Rainbow trató de abrir uno de los casilleros y, tras varios intentos, una bola de humo la golpeó en la cara y la hizo retroceder mientras tosía.

—Qué lista eres, Rainbow —Lightning se burló, mirando el interior del casillero—. Mira, alguien olvidó su almuerzo.

La chica de cabello amarillo tomó una bolsa con la punta de los dedos, que dentro tenía un sándwich irreconocible, y la balanceó de un lado a otro. Rainbow y Gilda retrocedieron cuando el olor a podrido las tomó con la guardia baja.

—Ugh. Esa porquería apesta —Gilda protestó, cubriéndose la nariz—. Perfectamente podría ser la cocina de Rainbow.

—Pues eso huele a ti —Rainbow respondió—. ¿Segura que no es tu desodorante?

—Nah. Más bien apesta a las calificaciones de las tres —bromeó Lightning, tirando la bolsa a un rincón oscuro—. Hay que hallar las escaleras.

Continuaron avanzando por el pasillo, sus linternas parpadeando en la penumbra. Llegaron a la escalera principal, y subieron al segundo piso solo para encontrarse que el tercer piso era parcialmente inaccesible debido a un derrumbamiento de la escalera. Rainbow se rascó la cabeza con preocupación, y se giró para ver al par pensando en otra manera de subir.

—Bueno, no está del todo destruida —Lightning mencionó, señalando una pequeña parte restante—. Solo hay que saltar.

—¿Y que termine de derrumbarse? —Rainbow preguntó sarcásticamente, haciéndose a un lado—. Si quieres intentarlo, adelante.

—Hmm… Seguro, ¿por qué no? —Lightning se encogió de hombros y se adelantó—. Como la líder, guiaré a mis cobardes amigas.

—Si te caes y mueres, no creas que vamos a recuperar tu cuerpo —Gilda soltó una risita.

—No voy a morir si caigo —Lightning contestó.

—Solo te vas a romper las piernas —Rainbow continuó con una pequeña sonrisa.

—Muy graciosas —Lightning respondió con sarcasmo, preparándose para cruzar al otro lado. El piso crujió bajo sus pies en cuanto hicieron contacto con la parte restante, y se sostuvo de la barandilla, esperando a que no se desmoronara. Una vez estuvo segura, dio otro salto y subió un poco más hasta llegar al tercer piso—. ¿Vieron? Fue fácil. ¿Quién de ustedes dos sigue, cobardes?

Rainbow y Gilda intercambiaron miradas, y fue Rainbow quien decidió seguir. Sus pies fueron más suaves y cuidadosos, y sin ningún problema llegó al otro lado junto a su amiga.

Gilda saltó con demasiada fuerza, y su caída hizo que lo poco que quedaba de las escaleras se partiera a la mitad. Sin perder el tiempo, hizo otro salto hacia Rainbow y Lightning, quienes le tendieron la mano y la ayudaron a llegar. Todas miraron hacia el agujero ahora más grande, y un suspiro aliviado salió de lo más profundo de los pulmones de la chica de cabello blanco.

—Bien hecho, Gilda —Lightning extendió una mano hacia las escaleras como si no fuera demasiado obvio—. Ahora nos quedamos sin camino para volver.

—¿Mi culpa? Ustedes dos, par de gordas, debilitaron la escalera —Gilda se quejó—. Además, esa cosa ya estaba en mal estado. Era obvio que iba a derrumbarse en cualquier momento.

—Lo que sea, pero seguimos sin poder volver por aquí —Rainbow dijo, girándose para seguir avanzando—. Tal vez encontremos otra forma de bajar por aquí. Pero primero hagamos a lo que hemos venido.

El tercer piso estaba en peor estado que los anteriores, con el techo parcialmente colapsado en algunas áreas y escombros esparcidos por el suelo. Sin embargo, las chicas avanzaron con cuidado con Rainbow a la cabeza, evitando las partes más inestables. Subieron un poco más y, finalmente, llegaron a la puerta que conducía al techo. Rainbow soltó una risita cuando la puerta se abrió fácilmente.

Siendo la primera vez que subían a un lugar tan alto, Rainbow quedó impresionada. Las luces de Canterlot brillaban a lo lejos, y la luna iluminó tenuemente el paisaje desolado de la escuela y el pequeño pueblo abandonado.

—Este lugar es una locura —Gilda dijo, señalando una estructura al otro extremo—. ¿Eso es una iglesia? Deberíamos ir allí en otro momento. Imagínate dibujar algo en el campanario.

—De momento, centrémonos en el ahora —Lightning dijo, extendiéndoles dos botes de pintura.

El sonido de los aerosoles llenaron el aire nocturno, cada una de ellas trabajando en su propia sección, dejando volar su creatividad. En un punto, Rainbow se detuvo para mirar un rato y pensar en Fluttershy, en las estupideces que dijo y lo terrible que se sentía. No fue su intención decir una mentira tan desagradable, pero tenía tanto miedo de que Gilda y Lightning la juzgaran o hicieran algo estúpido, que difícilmente podía retractarse de haberlo hecho.

Tal vez en el futuro les diría la verdad, que Fluttershy era una amiga. Pero en el ahora, iba a tratar de mantener su farsa hasta que entendiera cómo se sentía. Así que continuó pintando y terminando su obra: una nube con un rayo rojo, azul y amarillo atravesándola.

—Ahora que sé que tienes novia, ese rayo se ve aún más gay —Gilda comentó detrás de Rainbow, cruzándose de brazos.

—Que no es mi novia, y faltan más colores para ser un arcoíris —Rainbow respondió molesta.

—¿Todo listo por allá? —preguntó Lightning, empacando sus cosas—. Todavía tenemos que averiguar cómo bajar.

—Debería haber una escalera de emergencia —Gilda mencionó—. Sería estúpido no haber puesto una.

Las chicas asintieron y se movieron con cuidado, regresando por el camino que habían venido, pero esta vez explorando cualquier puerta o ventana que pudiera darles una salida al exterior. Después de varios minutos de búsqueda, encontraron una puerta de metal oxidado que daba a una escalera de emergencia.

—Por aquí —Rainbow dijo, abriendo la puerta—. Menos mal que aún sigue…

"¿Intacta?"

Ni bien puso un pie en la escalera, toda la estructura metálica se desarmó y cayó al suelo en un estruendoso golpe. Gilda y Lightning se cubrieron la boca como si eso fuera a mitigar el ruido, y Rainbow simplemente quedó estupefacta, reconociendo que definitivamente estaban en problemas.

Una luz externa las iluminó y el guardia de seguridad llamó su atención. Las tres no tuvieron que siquiera pensarlo para volver al interior de la escuela y buscar otra alternativa.

Pero no había otra salida.