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La sala de audiencias del Consejo de Qohor, oscura y sofocante, estaba iluminada apenas por las brasas de las forjas sagradas y el tenue resplandor de candelabros de hierro que colgaban de las vigas. El aire olía a madera quemada y a aceite de lámpara, una atmósfera que reflejaba la pragmática y peligrosa ciudad conocida por su devoción a las artes oscuras y su habilidad con el acero. Al fondo, entran los representantes del consejo de Qohor, figuras envueltas en túnicas oscuras, con rostros ocultos bajo capuchas, algunos adornados con símbolos que representan la Cabra Negra, el dios al que muchos en Qohor rinden. Nazar y Sadok junto con varios líderes tagaez fen, avanzaron hacia ellos. Todos eran figuras imponentes, altos con sus pieles morenas, contrastando con las túnicas color ceniza de los magísteres.
Tras un breve intercambio de cortesías, uno de los líderes del consejo toma la palabra, su voz es baja y calculadora, como si midiera cada palabra antes de pronunciarla
—Los tagaez fen han servido bien a Qohor en sus rutas. No se puede negar que bajo vuestra protección nuestras caravanas han llegado a salvo a su destino.
—Vuestros éxitos defendiendo nuestras caravanas de los Dothraki han sido notables. Nos has demostrado lo capaces que son vuestros pequeños pero eficaces sequitos. Ahora, la ciudad de Qohor se enfrenta a un enemigo aún más grande: Volantis.
—Estamos preparados para ofrecerles un contrato lucrativo, digno de sus habilidades y de la de todos los tagaez fen Si aceptan, lucharán bajo nuestra bandera, defendiendo Qohor y llevando la guerra a Volantis. —termino de decir otro consejero
Uno de los consejeros, con una sonrisa enigmática, continuo—Los que protegen Qohor y la conducen a la victoria son recompensados generosamente. Qohor respeta la fuerza. Pero sabemos que confiar en mercenarios no es inteligente, pero confiamos en que el pueblo de sarnor siga conservando su dignidad y que respetará nuestro acuerdo como antes lo hacían sus Sahs.
Sadok, finalmente, levanta la mirada. —¿Cuánto tiempo llevará esta guerra? Volantis no caerá con facilidad, y ustedes lo saben.
El consejero asiente. —Eso es cierto. Pero con aliados como Norvos y Bravos, Qohor se alzará. El tiempo que dure esta guerra dependerá de nuestras alianzas y de las estrategias que adoptemos. No pretendemos llevar la guerra a sus puertas, solo queremos que defiendan nuestras fronteras de todo invasor, destruyan sus avanzadas, campamentos y de todo pueblo traidor que les juré lealtad.
Nazar con voz firme y tranquila—Los hombres altos no son solo protectores de caravanas. Somos guerreros de una tradición antigua. Conocemos los caminos de la guerra y del comercio. Algunos de nosotros continuaremos protegiendo vuestras rutas comerciales, mientras otros empleamos nuestras fuerzas en debilitar a vuestro enemigo común, Volantis.
Sadok serio y directo —Pero con nuestro estado actual no podremos hacer mucho, necesitamos financiación para armar una compañía mercenaria, bajo nuestro mando. Las avanzadas de Volantis son un objetivo fácil en estos tiempos. Podemos erosionar su poder, saquear sus recursos, y debilitar su capacidad para atacaros, todo mientras mantenemos vuestras caravanas a salvo. Pero para eso necesitamos armamento, suministros... y oro.
El consejero de Qohor mirando a sus compañeros antes de hablar—Pedís mucho. La forja de Qohor tiene sus propios intereses. Las armas que salen de nuestras forjas son preciosas. No armamos a cualquiera.
Nazar dando un paso adelante, su voz más grave —No somos cualquiera. Habéis visto de lo que somos capaces. Mientras otros han caído bajo el yugo de los dothraki o los mercaderes esclavistas, nosotros permanecemos. Nuestros jinetes son los herederos de una gloria antigua. No os estamos pidiendo que confiéis a ciegas. Lo que os ofrecemos es una inversión en vuestra propia seguridad. Cada asentamiento de Volantis que caiga bajo nuestras espadas debilita su presencia y fortalece vuestra posición. No pedimos que vistan a la totalidad de nuestros hombres, nuestros herreros se pueden encargar de la mayoría de nuestros Aswaran y sus Barzegar, armen a los pocos de los nuestros que quedan y sus enemigos serán aplastados.
Consejero de Qohor después de un largo silencio, respondió—Muy bien. Protegeréis nuestras rutas como hasta ahora, pero también tendréis vuestra compañía mercenaria. Sin embargo, habrá condiciones. El oro que os demos no es vuestro para derrochar. Cada saqueo que realicéis en Volantis deberá beneficiarnos también. Los esclavos que capturéis nos los entregaréis. Las armas y las riquezas serán compartidas. No queremos insubordinación en vuestras filas, tampoco tendrán permitido portar acero dentro de Qohor, tendrán permitido armar un campamento cerca de los bosques de alrededor, pero tendrán que pedir permiso para acercarse a la ciudad—con una sonrisa astuta termino—Es esto suficiente para sellar el trato.
Ambos líderes se miraron entre ellos antes de asentir—Nos entendemos, entonces. Firmemos este pacto.
Nazar, Sadok y los demás líderes de los hombres altos se retiraron a su campamento, donde el calor de la ciudad fue reemplazado por el aire fresco. Alrededor de una hoguera crepitante, los líderes se sentaron, evaluando lo que había ocurrido.
Sadok frunciendo el ceño, con los brazos cruzados—Los qohorik son serpientes. Ofrecen armas y oro, pero a un precio. Nos ven como sus herramientas.
—Eso es lo que somos para ellos, herramientas. Pero herramientas que pueden volverse contra el amo si es necesario. Hemos ganado tiempo y recursos para armarnos mejor. Con las nuevas armas, podremos afianzarnos más allá de ser simples escoltas. Qohor necesita que Volantis caiga tanto como nosotros. Usaremos su necesidad en nuestro beneficio. —Respondió Nazar con tono tranquilo
Un hombre llamado Asus, mano derecha de Sargon pregunto con cutela—¿Pero es sabio aliarnos con aquellos que juegan con artes oscuras? Qohor no es de fiar.
—No se trata de fiarse, se trata de aprovechar la oportunidad. No luchamos por ellos, luchamos por nosotros. Si debilitamos a Volantis, abrimos nuevas rutas comerciales para nuestra gente. Más riquezas significan más poder.—le respondió Alp.
—Tampoco podemos juzgarlos, muchos de nosotros sabemos que los Sahs contrataban a muchos brujas y hechiceros en sus cortes. Muchos de ellos se encuentran ahora en Qohor.
—Pero hay riesgos. Si nos volvemos demasiado poderosos, Qohor podría vernos como una amenaza. Ya sabemos que no dudarán en traicionar a sus aliados si eso les beneficia.
Sadok con voz baja, casi susurrante—Por eso debemos mantener siempre una mano en la empuñadura de la espada. Nos aliamos con ellos ahora, pero nunca olvidemos que, en última instancia, estamos solos. Si las cosas se tuercen, debemos estar listos para actuar por nuestra cuenta.
Nazar asintiendo—El precio de esta alianza es alto, pero los beneficios pueden ser mayores si jugamos bien nuestras cartas. Y si llega el día en que Qohor se vuelva contra nosotros, les recordaremos que los hombres altos no se arrodillan ante nadie.
—¡Por la Gloria de Sarnor y sus hijos! ¡Es hora de que una nueva generación de Sahs se alce!
La reunión concluyó con un silencio tenso, pero decidido, no todos apoyaron el grito de gloria de Nazar, pues aún tenían recelo a los Sahs; sin embargo, todos sabían que debían hacer sacrificios para recuperar su hogar. Los hombres altos se adentraban en un juego peligroso, pero uno que, si manejaban con astucia, podría llevarles a un futuro de gloria y poder renovado.
En torno a una hoguera en las afueras de la posada, el crepitar del fuego iluminaba los rostros jóvenes de Ashkan y sus compañeros. El aire nocturno estaba cargado de tensiones no dichas, y aunque todavía adolescentes, la vida dura de Essos les había forjado en guerreros tempranos. Las chispas se elevaban hacia el cielo estrellado mientras los murmullos iniciales de la conversación se transformaban en una discusión apasionada.
—No necesitamos a Nazar, —comenzó Kaveh, un joven de 17 años con cicatrices recientes en el rostro. —Siempre nos tratan como si fuéramos la sombra de nuestros padres. Pero ya hemos demostrado que podemos defendernos solos. Yo digo que es hora de que formemos nuestro propio camino.
Varias cabezas asintieron en acuerdo. Las llamas danzaban en los ojos de quienes compartían la misma frustración. Sahra, una chica de 16 años con una mirada dura y el arco siempre a su lado, añadió —Luchar por Qohor es lucrativo, sí, pero no necesariamente tenemos que hacerlo bajo Nazar. No estoy hecha para ser peón de nadie, ni de Nazar, ni de sus Sahs. Ninguno de nosotros les debemos nada, destruyeron nuestras ciudades y nuestro futuro. Porque deberíamos seguir a cobardes que huyeron con sus riquezas y que nos dejaron abandonados para ser esclavos de dothrakis.
Khari una joven de 14 años quehabía luchado bajo el mando de Ashkan durante el ataque de Khal Toggo, y también durante su asalto a su campamento. Desde entonces lo había seguido a todas partes como una sobra junto a Rostam, volviéndose rápidamente en amigos.
—Sahra tiene razón, no todos están de acuerdo con Nazar y su idea de reformar a los reyes. Mehmed y otros han decidido apoyar la causa por otros métodos, algunos de ellos seguirán como mercaderes y escoltas, unos poco crearan sus propios grupos de mercenarios e ir a las tierras de la discordia. Puede que Nazar tenga el grupo más grande y mejor armado, pero eso no significa que todos agachemos la cabeza bajo sus órdenes, era un Savaran antes de todo esto y dudo que la idea de perder su poder le agrade. Mientras que apoyemos con recurso a la creación de la ciudad, nadie tendrá nada que decir en nuestra contra.
Ashkan permaneció en silencio, escuchando con atención, su rostro impasible bajo las sombras de la noche. Sabía que lo que sus compañeros decían no carecía de sentido, pero también entendía el peso de sus palabras. A su lado, Rostam, uno de los más cercanos a él, observaba la escena con una mezcla de preocupación y curiosidad.
—¿Y qué haríamos, entonces? — intervino Bahram, el más joven del grupo, apenas 12 años, pero con una mente afilada. —Formar nuestra propia compañía es una idea tentadora, pero Nazar tiene recursos, contactos, experiencia. No es algo que podamos descartar a la ligera. Si rompemos con él ahora, ¿quién nos apoyaría?
Ashkan notó la incertidumbre en las palabras de Bahram, una voz que representaba la duda en varios de sus compañeros. Sahra, sin embargo, no iba a ceder tan fácilmente. —Apoyarnos en Nazar solo nos llevará a un futuro predecible. Seremos sus vasallos como todos los demás. Algunos de nosotros hemos liderado con exito, Ashkan, Kaveh, Vashur y Soraya, son el mejor ejemplo de esto, tengo varios amigos que piensan lo mismo, si todos nos reunimos podemos agrupar más de cien personas.
Kaveh dio un paso adelante, apoyando su mano en el pomo de su espada. —Ashkan, dinos lo que piensas. Ya le he preguntado a Vashur y Soraya y están de acuerdo, solo quedas tú por aceptar. Nazar puede ser un buen líder, pero nosotros… tú, somos diferentes. Tenemos una visión que él nunca ha tenido. Puedes ayudar a guiarnos a algo más grande, a algo nuestro. Si formamos nuestra propia compañía, podríamos recuperar la gran pradera, ir más allá de lo que Nazar jamás soñaría.
Todos los ojos se volvieron hacia Ashkan. El silencio cayó sobre el grupo mientras esperaban su respuesta. El joven líder observó cada uno de los rostros alrededor del fuego, percibiendo la mezcla de esperanza, miedo y ambición que los definía. Sabía que lo que dijera ahora podría definir no solo su futuro, sino el de todos ellos.
Finalmente, Ashkan rompió el silencio, su voz baja pero firme. —Entiendo lo que dicen, —comenzó, mirando fijamente a Kaveh y luego a Sahra. —La libertad es tentadora, y la idea de forjar nuestro propio destino es poderosa. Pero no podemos ser impulsivos. Nazar tiene recursos que necesitamos ahora. Si rompemos con él de inmediato, nos arriesgamos a quedarnos solos, sin el respaldo necesario para sobrevivir en este mundo.
Algunos bufaron en desacuerdo, pero Ashkan continuó, sin dejarse perturbar. —Dicho eso, no estoy ciego a lo que podríamos lograr. Si decidimos ir por nuestro propio camino, lo haremos cuando estemos listos, cuando tengamos la fuerza y la inteligencia para sobrevivir solos. No bajo el calor del impulso, sino con una estrategia clara. Necesitamos reorganizarnos, asegurarnos de que disponemos de los números necesarios, cien es un buen inicio, pero con doscientos me sentirá más seguro, cincuenta hombres para cada uno de nosotros, de esa forma podremos comandar de forma más eficiente. Que cada uno disponga de lo básico, lanza, espada, arco y un caballo.
Sus ojos recorrieron cada uno de los rostros frente a él, asegurándose de que sus palabras fueran entendidas. —Si Nazar falla o se vuelve una carga, entonces sí, nos alejaremos. Pero hasta ese momento, observemos, aprendamos, crezcamos. No hay honor en ser un líder sin un plan. Por ahora digámosle que queremos formar un equipo de exploración y hostigamiento, sabe lo bueno que somos en rastrear presas, usémoslo a nuestro favor, acabamos con pequeños grupos, ganemos una reputación, conseguimos mejor equipo. Y cuando llegue el momento, cuando estemos preparados, entonces nada ni nadie podrá detenernos.
Un silencio pesado cayó sobre el grupo. Ashkan había hablado, y aunque algunos aún mantenían la inquietud de la juventud, comprendían la sabiduría en sus palabras. Él no era como los demás líderes, ni siquiera como Nazar. Ashkan no quería simplemente sobrevivir; él quería conquistar, pero lo haría con paciencia y una visión clara.
—Entonces, seguiremos por ahora, — murmuró Kaveh, bajando la mirada. —Pero cuando llegue el momento…
—Cuando llegue el momento— repitió Ashkan, —seré el primero en guiarles a la libertad.
—¿Cuánto tiempo tendremos que aguantar?—pregunto Sahra mirándolo fijamente.
—No más de dos años, talvez menos, todos hemos escuchado sobre la inminente caída de Tyrosh, si eso pasa la siguiente será Pentos, y una enorme cantidad de tropas de volantis inundará el Royne. Qohor dice que solo defenderemos sus fronteras, pero a la mínima presencia de un ejército de Volantis nos usaran como primera línea mientras se esconde con sus inmaculados. Debemos estar listos antes de que eso pase.
—Será una espera larga—suspiro Kaveh
—No lo creo—respondio Rostam—Los bandidos han incrementado, aun no hay noticias de algun Khalasar pero el caos los atraera y cada vez hay mas desertores reuniéndose cerca de Ar Noy. Tendremos muchas distracciones hasta que llegue nuestro momento.
—Entonces está hecho—dijo Sahra—Soraya estaba ansiosa por esto, pero supongo que
tendra que esperar.
—Aún tenemos que convencer a Nazar de que nos deje ser sus guías—agrego Kaveh
—Eso déjamelo a mí—le respondió Ashkan—Ahora nuestra prioridad es asegurarnos quienes nos seguirán cuando llegue el momento, crear nuestros pequeños grupos y armarnos tanto como podamos. Ya tengo una idea de cómo nos organizaremos cundo llegue el momento.
Kabah se rio un momento antes de responder—No engañas a nadie Ashkan, debes de haber pensado en esto antes de que te lo mencionaremos, ¿no?
Ashkan con una leve sonrisa en su rostro se respondió—No negaré que he tenido ideas similares, simplemente decidí que no era el momento adecuado de comentarlas. Ahora que ustedes tuvieron la iniciativa, no tengo razón para negarme.
—Eso es bueno, Sahra ha estado incidiéndole a su hermana para que aceptara durante lunas, pero yo temía que te negaras, eres el más cercano a Nazar, eso te convierte en el más preparado de nosotros y también el menos propenso a abandonarlo. Si lo siguieras no dudaría que si todo saldría bien, te ofrecería tierras.
—Lo se, no negaré que es tentador, pero su idea de restaurar las viejas tradiciones me desagrada, está anclado al pasado y notros tenemos que mirar al futuro, incluso si eso lleva al cambio
—En eso estoy de acuerdo contigo Ashkan, necesitamos un cambio, esperemos y vivamos lo suficiente para verlo
—Lo haremos Kevhe, lo haremos.
Ashkan caminaba hacia su pequeña tienda, donde lo esperaban sus amigos más cercanos, Rostam y Khari. Rostam, esperaba ya dentro, con su expresión de concentración habitual, con los años que pasaron su semblante más nervioso desaparición, remplazándolo con una actitud mas seria y segura, mientras Khari, de espíritu más ligero y bromista, afinaba una pequeña flauta de hueso. La reunión, sin embargo, prometía ser de suma importancia.
Ashkan entró con un leve asentimiento y se sentó junto a ellos, sus ojos oscuros brillando con la intensidad de los pensamientos que lo acompañaban.
—Tenemos una oportunidad. Con la propuesta de Kavhe y Sarha nos ahorraremos la tarea de reclutar a mas personas, ahora solo tendremos que convencerlos a aceptar mi idea de organizacion.
Rostam asintió, inclinándose hacia adelante, sus manos cruzadas sobre las rodillas.
—Divisiones claras, con comandantes responsables. Usemos un método móvil diseñado para hostigar. Necesitamos flexibilidad, rapidez, y que cada unidad pueda actuar por su cuenta cuando sea necesario.
Khari sonriendo ligeramente mientras deja la flauta a un lado—diez hombres por cada grupo, facil y eficiente.
Ashkan los miró a ambos, considerando sus palabras. Ya tenía en mente algunos nombres, pero sabía que la elección de los líderes de cada grupo sería crucial. En su mente, el método que usarían no solo implicaba una estrategia militar, sino también una estructura social que fomentaba la lealtad absoluta y la eficiencia en la batalla.
—Quiero que Rostam lidere el primer grupo, y Khari, te encargarás del segundo. Cada uno de ustedes debe elegir a nueve hombres de confianza. Reclutarán a los más jóvenes y a aquellos que aún tienen que probarse. Esto será una oportunidad para muchos de ellos. Además, cada grupo deberá ser autosuficiente, cazadores, guerreros, jinetes... no podemos depender de suministros externos. No solo seremos mercenarios, somos los futuros líderes de los hombres altos. Kavhe y Sarha quieren resultados, y se los daremos, pero no a costa de nuestra integridad. Cada grupo será pequeño, flexible y liderado por hombres en los que podamos confiar. Quiero que elijan a los mejores, pero que también piensen en cómo entrenarlos y mantenerlos leales.
Rostam y Khari compartieron una mirada, sabiendo la importancia de lo que estaban por decidir. Ashkan ya tenía nombres en mente, pero quería escucharlos a ellos primero.
Rostam con voz calmada—Pienso en Zand y Bahram como líderes de dos de los grupos más pequeños. Son jóvenes, pero tienen un instinto para la estrategia y saben cuándo arriesgar y cuándo retroceder. Además, han demostrado una valentía y lealtad en nuestras últimas escaramuzas.
Khari con una leve sonrisa—Estoy de acuerdo con Zand, pero también pienso en Teymur. Ha sido un excelente arquero y su habilidad para moverse rápido en el campo será invaluable en ataques sorpresa. Con la cantidad de terreno que tendremos que cubrir, necesitarán esa agilidad.
Ashkan asintió, tomando mentalmente nota de los nombres. Sabía que la elección de líderes sería clave para el éxito de la campaña.
—Zand, Bahram y Teymur serán parte de los primeros grupos. Necesitamos entrenarlos en tácticas de movilidad. Cada uno tendrá a nueve jinetes bajo su mando, y dentro de esos diez, cada hombre deberá ser capaz de liderar en caso de que su comandante caiga. Esa sera la clave de nuestro método: la descentralización de la autoridad, pero con disciplina.
Rostam y Khari asintieron en silencio. Sabían que el peso de la responsabilidad recaía sobre ellos tanto como sobre Ashkan.
—No podemos permitirnos fallar. Cada grupo deberá moverse como una unidad, pero también ser capaz de actuar independientemente. Si uno cae, los demás seguirán luchando. Eso es lo que los hará fuertes.
Rostam asistió —Hemos estado peleando juntos ya unos años. Hay potencial en algunos de ellos, pero necesitarán entrenamiento intensivo. Ya tenemos el respeto de algunos de ellos debemos centrarnos en la obediencia, viste lo ansiosos que estaban muchos, para las tareas que tendremos que hacer la disciplina sera clave.
Khari más relajado, pero igualmente consciente de la importancia—La disciplina será clave. De nada sirve tener una gran compañía si no saben seguir órdenes en el fragor de la batalla. Me aseguraré de que mis hombres no solo sepan luchar, sino también cuándo retroceder y cuándo avanzar.
Ashkan los escuchó en silencio por un momento, asintiendo. Sabía que podía confiar en ellos, pero también sabía que el éxito de esta misión no dependía solo de la habilidad de combate, sino de la cohesión y la lealtad del grupo. El metodo que había ideado estaba, basado en una estructura que fomentaba la responsabilidad en cada nivel, era su mejor oportunidad para convertir a los jóvenes de los hombres altos en una fuerza formidable. Una combinación de la estructura disciplinada y organizada de los hombres altos con las tecnicas dothraki de atacar y retroceder.
—Esta será la primera de muchas campañas, si todo sale bien. Quiero que cada grupo funcione como una unidad autónoma, pero que respondan a una estructura mayor. Cuando Volantis sienta el peso de nuestra fuerza, debemos estar preparados para aprovechar cada oportunidad que se nos presente."
Después de horas de deliberar sobre los nombres y los planes, la reunión con Rostam y Khari llegó a su fin. Los dos amigos se retiraron para comenzar a preparar los reclutamientos, mientras Ashkan, sintiendo una mezcla de emoción y responsabilidad, decidió buscar a su madre.
Ashkan, sintiendo el peso de lo que acababan de decidir, fue a buscar a su madre, Semiramis. Sabía que ella siempre tenía una visión más amplia de las cosas y que, aunque había tomado decisiones importantes, necesitaba compartirlas con ella.
Cuando llegó a la tienda de Semiramis, la encontró sentada frente a una lámpara de aceite, bordando con hilos de plata. Alzando la vista al verlo entrar, dejó su trabajo a un lado. Recibiéndolo con una sonrisa tranquila
—Veo en tus ojos que algo ha sido decidido, hijo mío.
Ashkan se sentó junto a ella, sus pensamientos aun girando en torno a lo que había discutido con sus amigos.
Con voz tranquila, pero cargada de emoción, le respondió—Kaveh y Sarha me han propuesto liderar junto a ellos bajo el mando de Nazar. Rostam y Khari liderarán los primeros grupos conmigo como su lider. Será una prueba para ellos, para todos nosotros. Pero también... una oportunidad. Madre, siento que este es el comienzo de algo grande, no solo para mí, sino para todos los hombres altos. Essos está en caos y podemos tomar ventaja de la situación
Semiramis lo observó en silencio por un momento, su mirada cálida y comprensiva. Sabía que su hijo estaba creciendo, asumiendo cada vez más el papel de líder. Sin embargo, también percibía las dudas que todavía anidaban en su corazón.
—La grandeza no siempre llega como la esperamos, Ashkan. A veces, viene con sacrificios y decisiones difíciles. Pero confío en tu juicio, y sé que tus amigos te seguirán, porque ven en ti el mismo fuego que yo veo. Solo recuerda que la lealtad que exiges de ellos debe ser la misma que tú les ofrezcas.
Ashkan asintió, asimilando las palabras de su madre. Sabía que la lealtad era el corazón de su pueblo, y que sin ella, cualquier plan, por más estratégico que fuera, estaba destinado a fracasar.
—Tienes razón, madre. No debemos olvidar quiénes somos ni por qué luchamos. Los qohorik pueden tener sus propios intereses, pero los hombres altos siempre caminarán su propio camino. Y yo me aseguraré de que así sea.
Semiramis lo miró con orgullo, sabiendo que su hijo estaba destinado a grandes cosas.
