Capítulo 5: Agobio.

Pasaron semanas sin que Jooin pudiera conciliar un sueño reparador. Todas las noches se enfrentaba al mismo recuerdo tormentoso en que veía aquella figura alejarse sin dar vuelta atrás.

Esto no estaba bien, nada estaba saliendo como se supone que debía salir. Jooin siempre consideró que el mundo seguiría girando y que jamás volvería a encontrar a Caín. Él fue feliz, pero ¿qué pasaba con Caín?

Su felicidad era preciosa para Jooin y cuando notó que sus sentimientos jamás serían correspondidos decidió protegerla y despedirse de él. Su confusión solo heriría a Cain. Ese fue el final, entonces ¿qué eran todas estas emociones sin resolver y este agobio asfixiante?, ¿qué era lo que sentía realmente en ese momento?

Jooin no podía evitar el vacío en su pecho cada vez recordaba que Caín lo había olvidado. Sabía que era egoísta considerando sus decisiones pasadas, pero solo podía admitir la derrota y permitirse sentir dolor ante este escenario.

La verdad es que Jooin nunca quiso que Caín lo olvidara, solo quería que encontrara la felicidad sin él. Ahora entendía la ironía. Las cosas no debían ser así, pero así eran.

Los días empezaron a pasar lentamente y todo le pareció tedioso. El trabajo, su apartamento, su vida, sus decisiones, todo. Solo podía sentir agobio frente a esta rutina que lo volvía melancólico, contrariando a su naturaleza alegre.

Decidió que lo mejor sería evitar a Caín un tiempo, por lo menos mientras descifraba el origen de su malestar y ordenaba sus pensamientos. Sin embargo, el destino tenía deparado algo completamente contrario a sus deseos.

Ese día Jooin se encontraba trabajando frenéticamente en la elaboración de nuevos planos. Estaba de mejor ánimo pero bastante cansado por la falta de sueño y la carga laboral. Mientras se encontraba absorto en esta labor escuchó revuelo en el pasillo y sus compañeros se aproximaron a comentar entre ellos qué estaba sucediendo afuera de la oficina.

"Están amoblando la oficina vacía de director. Se dice que un alto cargo la ocupará pero todavía no se sabe quién".

Jooin tuvo un mal presentimiento.

Su temor se vio justificado una semana después, cuando se confirmó que Cain sería el nuevo habitante de esta oficina.

Al inicio Jooin no lo creía, resultaba ridículo que un vicepresidente ocupara una oficina común y no una de las oficinas gerenciales. Sin embargo, la explicación para este cambio radicaba en el avance del proyecto A. Se decía que Cain estaba muy involucrado en el desarrollo de la aplicación, que incluso había participado en su creación, por lo que quería supervisar el proyecto de cerca.

Jooin no pudo creer su mala suerte. Por más que quisiera evitar a Cain en este último tiempo, la vida seguía empujándolo hacia lo contrario.

Se consoló convenciéndose de que no se toparían tanto, al fin y al cabo, el cargo de Cain requería participar en muchas reuniones fuera de la oficina. Probablemente no se verían seguido.

Se equivocó.

Después de que Cain se instalara en su nueva oficina, se designó un mensajero en el equipo del departamento de arquitectura.

Como Jooin era el más capacitado y quien mejor conocía los planos elaborados, se determinó que sería el mejor para explicarlos. Nuevamente, no pudo creer su mala suerte.

De esa forma se le asignó su primera tarea, dar cuenta del estado de las planillas organizacionales a Cain.

Con el corazón a mil, se dirigió al final del pasillo y tocó. Escuchó la autorización para ingresar, empujó la gran puerta de caoba y entró al despacho.

Apenas puso un pie adentro le golpeo la nariz el aroma del ambiente. Era un olor fragante mezclado con perfume. Jooin identificó el olor de Cain en el aire y, avergonzado, sintió como temblaron sus rodillas. Contuvo sus pensamientos y su corazón y se enfocó en la tarea que le habían encomendado.

Cain se encontraba sentado revisando documentos con una mano apoyada en su cabello. Jooin no pudo evitar sentir una atracción increíble hacía Cain. Siempre lo había encontrado guapo, pero este nueva versión de él le parecía incluso más atractiva que antes, además, las gafas le sentaban bien.

"Concéntrate, este no es momento para esas cosas" pensó.

Después de un momento Cain levantó su mirada de los documentos y fijó su atención en Jooin.

"Oh, Jooin. Eres tú, ¿qué haces aquí?"

"El jefe de equipo me designó para ser quien te informe de los avances de las planillas relacionadas al proyecto A".

"Que coincidencia, parece que nos veremos más seguido de lo que habíamos pensado. Espero eso no te incomode. Sé que puede resultar un poco intimidante el cargo que ocupo, pero créeme que sigo siendo la misma persona de siempre".

¿La misma de siempre? Embustero. Este Cain lo había olvidado, por Dios. ¿Cómo podía tratarse de la misma persona?

Jooin se sorprendió con la amargura con la que pensó aquello. Siempre había tenido en muy alta estima a Cain, ¿por qué ahora le molestaba tanto? Quiso darle un poco de su propia medicina.

"No me resulta particularmente incómodo, pero prefiero que mantengamos el trato profesional, señor vicepresidente".

Cain se sorprendió y luego se mostró un poco decepcionado. Entendió la posición de Jooin, después de todo, no podía obviar la jerarquía de su trabajo.

"Tienes razón. Por favor, procede con el informe que me comentaste".

De esa forma transcurrió la primera reunión entre ambos.

El mismo patrón se repitió en las reuniones siguientes. Cain se veía calmado y muy profesional, mientras que Jooin tenía el corazón en la garganta y un nudo en el estómago. ¿Cuánto tiempo más trascurriría antes de que colapsara? Su estabilidad mental pendía de un hilo y sus sentimientos estaban hechos un lío. No podía seguir así.

Resolvió cambiar las cosas. No sabía exactamente qué es lo que quería de Cain, pero sabía que no era esta extraña relación laboral subordinada.

Si bien Jooin no podía definir cuál era el sentimiento que lo estaba ahogando, si sabía que tenía que descubrirlo y para eso solo podía hacer una cosa. Tomar el primer paso.

Decidido, se dirigió a la oficina de Cain para una nueva reunión.

Después del informe y del visto bueno de Cain, Jooin se quedó viéndole expectantemente.

"Jooin, ¿qué pasa?"

"Cain, ¿quieres salir conmigo hoy?"