25. Passacaglia
Desde hacía más de cinco años no había tenido tanto tiempo de ocio como hasta ahora, la verdad es que se encontraba tremendamente aburrida y necesitaba urgentemente conseguir algo para distraerse. El no tener nada que hacer la desesperaba. Desde su renuncia y la venta de las acciones todo su tiempo había pasado a estar libre e imposibilitada de hacer cualquier cosa. Con la excusa del detective Morgan, Sesshomaru vivía siguiendo sus pasos, bueno, un señor llamado Ah, quien la seguía a todos lados, "por protección".
Estaba cansada así que no había objetado, después de todo faltaba poco tiempo para que todo terminara. El juicio de su hermano seria dentro de un mes, después de eso tendría libertad para salir del país al lugar que ella quisiera.
Pensaba quedarse en casa de Hellen hasta que eso sucedía, la idea de quedarse completamente sola en Londres no le gustaba. Al menos con Helen tenia alguien con quien conversar, e incluso podía ver a Philip cuando iba de visita. No había vuelto a salir con ellos para no repetir la escena de la exposición, cualquier cosa que provocase a Sesshomaru era completamente evitada.
Pero entonces Phil, como ahora lo llamaba, le dijo que tenia que necesitaba hacer un retrato de una persona como parte de una actividad académica, tenia que ser alguien real. Aunque primero Rin había sugerido que fuese Helen Phil y la misma Helen insistieron en qué ella casi no tenía tiempo. Así que finalmente la elegida fue Rin.
Habían acordado que fuese por las tardes, a esa hora normalmente Sesshomaru estaba dormido, aunque se negaba a viajar a Tokio últimamente tenia el horario invertido ya que las 7am eran de madrugada en Londres y aunque no saldría del apartamento la idea le parecía bastante divertida.
—¿Si eres bueno pintando? - preguntó ella, con una mezcla de curiosidad y escepticismo en la voz, mientras lo observaba preparar los pinceles y lienzos sobre la mesa de madera.
—No lo sabrás hasta que termine. Puede que sea un garabato- sus palabras tenían un tono juguetón. Pero, inmediatamente volvió la seriedad a su rostro.
—Quiero salir hermosa – Rin se sonrojó por decir eso, casi de inmediato había caido en cuenta que él podía pensar que estaba coqueteando.
Él desvió la mirada hacia su paleta de colores, concentrándose en seleccionar los tonos adecuados. Luego, alzó la vista hacia ella, como si estudiara cada detalle de su rostro, desde la curva de sus labios hasta la forma en que la luz acariciaba su piel.
—Sera un reto para mí poder plasmar tu belleza. Temo que no me alcanzará el talento.
—Donde quieres que me ponga.
Él señaló hacia la ventana, donde la luz era más suave y cálida, creando un halo natural.
—Cerca de la ventana.
Ella caminó lentamente hacia la ventana, dejando que la luz la envolviera, y se giró para mirarlo una vez más, lista para ser inmortalizada en su lienzo.
Habían hecho eso las tardes de los lunes y miércoles del último mes. Phil iba al apartamento de Helen en el momento que ambos estaban solos.
Fue tan fácil ser amigos.
Sesshomaru la había invitado a desayunar esa mañana. Estuvo a punto de decirle que no pero prefirio la idea de verse en otro lugar donde ella se pudiese ir en cualquier momento. Los últimos días había estado de un humor de perros, cada intento de acercamiento había terminado en una pelea magistral.
A ella le molestaba que su plan de rescate fuese a base de manipulación y control. En ningun momento había hecho el intento de confesarle la verdad ni mucho menos mostraba real arrepentimiento por chantajearla para que se casara con él.
Cuando llegó él estaba esperándola.
Hablaron un rato hasta que él le preguntó:
—¿Hasta cuando piensas vivir en casa de Helen?
—Hasta que ella me corra, supongo- respondió, tratando de restarle importancia al asunto.
—Puedes vivir conmigo, si lo que quieres es no estar sola—él sabia que ella se apoyaba en Helen para ocultar la ausencia de su familia.
—Ya eso lo hablamos. No estoy lista.
Debía ser paciente con ella. No quería presionarla, pero tampoco podía ignorar que estaba fastidiado de tener a Helen en medio. También sabia que el "artista" las visitaba a menudo y eso le molestaba mas de lo que le gusta admitir.
—No somos unos niños Rin. Cómo avanzaremos si tengo que hacerte visitas como un colégialo.
¿Avanzar?
—Si vivimos juntos no es garantía de avanzar- dijo finalmente, su voz ahora más firme. Sabía que él tenía razón en parte, pero también sabía que estar juntos bajo el mismo techo no resolvería lo que ambos necesitaban enfrentar.
—Pasar todo el día encerrada en su apartamento tampoco—suspiro.
En cierto sentido reconocía el esfuerzo que hacía, a pesar de que sabía que se moría de celos cada vez que Philip iba al apartamento a ver a Helen.
Desde que había leído la nota no lo soportaba.
Otro dia la había llevado al teatro. Era un concierto clásico, estaba recordando las cosas que les gustaba y había prometido hacer con ella. Si tan solo su reencuentro hubiera sido diferente, si ella lo hubiera sabido antes, incluso si se hubiera dado cuenta antes de leer la nota del ruso, talvez lo habría perdonado.
Lo cierto era que no conocía a la persona con la que se había visto obligada a casarse. Hace unos días habían estado estacionados por diez minutos porque sus sobrinos lo habían llamado para contarle como habían rescatado a un conejo herido, el se había quedado escuchando y respondiendo cada palabra. También le había traducido lo que decían y le había pedido a Kaito que hablase en inglés para que ella entendiera.
Otro día se había enterado que seguía destinando fondos para el programa de Kagome y que además financiaba un programa de música en Tokio para jóvenes de bajos recursos.
Si tan solo sus ojos no le causarán tanto dolor. Tal vez podría haber una oportunidad entre ellos.
Todo habia sido relativamente tranquilo, hasta que un dia el horario invertido se Sesshomaru cambió.
Eran casi las 5 la tarde, Rin estaba sentada junto a la ventana, la pintura estaba casi lista,
—Debo confesarte que estoy un poco triste porque ya vamos a terminar.
—Podemos encontrar otra cosa que hacer – eso lo decía en serio, Phil le traía cierto tipo de paz a la que no quería renunciar.
Un golpe a la puerta interrumpió su conversación.
— Helen debió olvidar sus llaves — Philip dejó los pinceles sobre la mesa y fue a abrir.
La piel de Rin adquirió el tono de la tiza al caer en cuenta la escena que vendría a continuación.
Sesshomaru estaba en la puerta, estaba vestido con una simple camisa gris arremangada a los codos, Rin lo observo intercambiar la mirada de ella al caballete con el lienzo y del lienzo a Philip.
Por todos los ángeles del cielo.
Rin se levantó.
Sesshomaru parecía un depredador en espera, con la misma intensidad que una pantera lista para atacar.
—¿Qué se supone que es esto? – siseo.
—Phil tiene que entregar un retrato y estoy ayudándole – lo había dicho como si fuese algo casual y cotidiano.
—¿Ayudando? No recuerdo que fueses capaz siquiera de dibujar un gato — eso la ofendió.
Y, entonces él vio exactamente quien protagonizaba el lienzo.
— Hay más de 5mil mujeres en la ciudad y no puedes pintar a otra que a Mi esposa — la palabra "mi" había sido marcada con una posesión casi tangible.
Instintivamente, Philip se había puesto delante de ella.
— Es solo un retrato, no veo que tenga de malo.
— El problema, es que estas demasiado cerca de ella.
Phil, con los brazos cruzados y una combinación de indiferencia y molestia respondió cortante:
— Tus inseguridades son tu problema, no el mío.
—Basta — ordenó ella —. Había reaccionado demasiado tarde y su aun esposo había cogido a Philip de la camisa y lo había estampado contra la pared.
—Tócala y te mato —. Siseo con furia descontrolada.
—Ella ya no te pertenece — declaró Philip tajante.
Philip le agarró las muñecas tratando de zafarse de su agarre.
—Basta— esta vez se arriesgó metiéndose entre los dos.
Helen, quien acaba de llegar, soltó un grito en cuanto vio la escena.
—Suéltalo Taisho o voy a llamar a la policía — amenazo la dueña del apartamento.
—La policía está abajo vigilando cada paso que Rin da — explayó con aun mas furia.
— Por tu culpa — acusó Helen.
De alguna forma Rin había conseguido que dejara libre a Philip, sin embargo Phil no tenía la mínima intención de irse.
—No lo es —respondió. Observo a Rin a los ojos, como buscando la confirmación a sus palabras.
—Si, todo esto es tu maldita culpa Taisho. Y no vas a venir a mi casa a golpear a mis invitados. Te recuerdo que yo no soy Rin.
—Nos vamos — le ordenó Sesshomaru.
—No, tú te vas. — le respondió Rin.
—En ninguna circunstancia vas a seguir aquí — aquello no estaba en discusión. Sino mataba al infeliz en ese momento era porque le creía a Rin que nada había pasado.
— No, no seguiré aquí — Él acaba de hacer imposible que ella siguiera viviendo en ese lugar —. Lo siento Helen. Phil perdón.
Rin cogió su bolso y salió del apartamento, Helen intentó impedirle que se fuera, Philip, por respeto a la casa de Helen había mantenido la distancia, pero ella notó que estaba enojado.
Sesshomaru la siguió al estacionamiento.
Rin estaba enojada, no, furiosa. Su magnifica escena de celos le había quitado la oportunidad de seguir viviendo con Helen y obtener el pedacito de paz que Philip le daba.
—Me voy a ir pero no contigo — le dijo para que dejase de seguirla.
¿Cuánto mas perdería por sus caprichos?
—Rin no estoy para juegos.
—Yo tampoco.
—¿Cuánto tiempo llevan haciendo ese retrato? ¿Haz estado aprovechando lo momentos en lo que sabes que no estaré para verte con él? — le reclamó.
—No he hecho nada malo. Solo le servía como modelo.
—¿Qué clase de modelo? — bufó.
—No te permito un insulto más Sesshomaru.
—Tu si puedes decir más mentiras.
—No te lo dije porque sabía que te ibas a poner como un perro celoso de su dueño.
—Que quieres que te aplauda el que salgas y coquetees con él.
—No estoy coqueteando.
—Claro. Te conozco, la forma en la que lo miras, como le hablas — era como me hablabas hace 15 años quiso decirle —. No me creas un estúpido para no darme cuenta.
Hay muchas cosas de las que sigues sin darte cuenta. Pensó ella.
—Pues te estoy diciendo la verdad y si me voy de casa de Helen no es por ti o por calmar tus celos. Que de más está decirte que me parecen que sobran. Si me voy es porque no quiero que esto, se vuelva a repetir en su casa.
—Gracias por tus consideraciones.
Rin hizo el intento de caminar hacia su auto. Sesshomaru se lo impidió. La encerró con sus brazos, uno a cada lado junto al auto.
—Puedo soportar tu desprecio, que no quieras besarme o que te toque, pero jamás voy a soportar que seas de alguien más.
Eso fue la gota que derramó el vaso de Rin.
—Como un niño malcriado. Eso es lo que eres, creciste teniéndolo todo y a todos. Ahora no puedes soportar que no te quiera. ¿Que soy para ti? ¿Un capricho? ¿Un premio? ¿Alguien inalcanzable? — lo provoco.
—Para mi eres mucho más que eso y lo sabes — replicó.
—Eres un niño caprichoso que no soporta no tener el control, dices que soy tu esposa, pero me obligaste a casarme contigo— cada palabra saliendo con una frialdad calculada—. No lo hice porque te quería o porque te ame. Lo hice porque me forzaste, me acosté contigo por dinero, porque no quería perder mi empresa, pero me das tanto asco que preferí perderlo todo antes de volver a estar contigo, todo lo que quiero es que me dejes en paz y no volver a verte en mi vida.
—Mientes.
Rin alzó el mentón.
—No.
—No voy a volver a caer en este juego — las palabras que estuvo a punto de decir se desvanecieron en el aire.
Rin escuchó a Sesshomaru maldecir. Después vio al detective.
—¿Necesita ayuda? — el detective Morgan los observaba demasiado penetrante. Sus ojos parecían escudriñar cada detalle, buscando captar cada palabra y cada gesto de su confrontación.
Los había escuchado todo. Ninguno tenía dudas de ello
—¿A quien de los dos se lo está preguntando? — respondió Rin con sarcasmo.
—A usted por supuesto.
—El señor Taisho la necesita más que yo.
Y sin darle tiempo de replicar subió a su auto y se fue.
Dos semanas después, la auditoría en contra de su familia había quedado disuelta, la empresa que llevaba el apellido de sus abuelos ya no les pertenecía más a los Whitehall. Sus abuelos debían de estar revolcándose en su tumba, Rin pensaba que de ser posible saldrían de sus sepulcros para estrangular a su hermano. Ella no sentía más que pena por el patrimonio de sus antepasados.
Su padre se había mudado a un apartamento pequeño junto con Betty. Juliette, sin embargo, había decidido que ya no quería ser la esposa de Robert Whitehall. A nadie le sorprendió su decisión y nadie intentó impedir que se fuera. No tenia idea de a donde había ido, suponía que aparecería pronto, cada vez que las audiencias de Alexander estaban cerca ella encontraba la manera de hacerle llegar algún mensaje referente a cuan mala hermana e hija era.
Ella también se había regresado a su apartamento después del escándalo con Sesshomaru no había tenido cara para volver con Helen. Además, ya no tenia caso seguir con miedo, su hermano no tenia posibilidades de salir de la cárcel y no había forma de que salír airoso del juicio.
Un mes después, la primera notificación de divorcio había llegado. Rin había temblado al abrirla. Un hueco se formó en su estómago. El abogado, por sus instrucciones, había tomado la vía del acuerdo mutuo, lo que significaba que si ambos firmaban el matrimonio acabaría. Si él se negaba a firmar no le iba a quedar otra alternativa que enfrentarlo sin máscaras, tendría que decirle que lo sabia todo, que ya no valía la pena mentir o negar lo que había pasado.
Iba a decirle que comprendía que todo había sido un cruel juego de venganza, y que no tenía sentido intentar reconstruir lo que ya estaba irremediablemente roto. Por más que lo intentaran, las grietas siempre permanecerían como recordatorio constante del dolor que se habían infligido mutuamente. No podía engañarse, cada intento de reparar el amor que un día habían sentido solo abriría viejas cicatrices que sangrarían con la misma o aún más intensidad. Sin embargo, ella no se había atrevido a firmar, lo había intentado, dos veces para ser exactos. Pero su cuerpo la traicionaba y terminaba sudando y con ganas de vomitar.
La carpeta permanecía en su escritorio, junto a ella, había un sobre cerrado. Aunque no había llegado con la notificación de divorcio, si había sido enviado por su abogado. Rin aún no lo destapaba, primero necesitaba firmar el divorcio y que Sesshomaru también lo hiciera.
El abogado también le había avisado cuando Sesshomaru recibió la notificación, había sido hace 5 horas. En 5 horas él no le había dicho nada. Después de su última discusión se había mantenido alejado de ella. Tal vez le había creído y firmaría el divorcio accediendo a dejarla libre.
Rin escuchó la puerta de la entrada. Sintió como si una lluvia helada hubiese caído sobre ella. Era él. Había llegado el momento. Sintió como sus pies aumentaron su peso. Se obligo a caminar, agonizaba en cada paso, entonces escuchó la voz de Helen.
—Eras tu — pronunció al abrir.
Helen ladeó la cabeza.
—Gracias por alegrarte tanto por mi visita.
Helen se arrastró a la sala.
— Iba a pedirte animos, pero creo que va a tener que ser al contrario— Helen tenía una cara de sufrimiento anormal en ella.
—Estoy un poco molesta— Helen tiró su bolso en el sofa —. Philip me ha dicho que se va.
—¿Irse, a dónde? — preguntó sorprendida.
—Noruega, tiene que regresar a su casa.
—Pero aún le quedan cinco semanas para finalizar su tesis. No puede irse ahora.
Helen sonrió ante el tono de indignación de Rin.
—Va a pedir una licencia para terminarla a distancia.
¿Por qué se iba? Ella sintió una urgencia de escribirle un mensaje para preguntarle el motivo, pero se detuvo antes de enviarlo. Desde la escena de Sesshomaru no se habían vuelto a ver.
— Los celulares existen, las videollamadas, mails — sugirió la fotógrafa.
—Por supuesto — sin saber por qué sintió un amargo sabor de boca.
— ¿Cómo vas con la cosa que tienes por esposo? ¿ya firmaste el divorcio?
Rin negó
—Soy un caso perdido.
— ¡Que va! Quieres que llame a Phil. Bueno lo mejor será que no venga, Sesshomaru debe haber recibido la notificación también. En cualquier momento aparecerá hecho una furia.
— Solo necesito aclararme un poco. También tengo lo del juicio de Alexander encima.
— 45 años de cárcel — esa había sido la sentencia.
Aún vibraba en sus recuerdos el grito de Juliette, el cómo le había gritado en el medio de la sala que ella no era su hija. Sesshomaru, aunque no le había hablado la había sacado de la corte. Juliette se había quedado con su padre quien intentó calmarla. No supo más nada de ella desde ese día.
—Es lo justo por haber destruido el patrimonio de nuestra familia.
Juliette siempre la culparía a ella, pero lo único cierto es que la justicia había llegado hasta Alexander. En cuanto a Rin, los abogados de Sesshomaru se habían encargado de que los cargos en su contra fuesen desestimados. Ya no tenía prohibición de viaje y ningún policía estaba siguiéndola. Debía darle las gracias a Sesshomaru por eso, aunque él había colaborado a qué la situación llegase a ese extremo, bien era cierto que sin su ayuda la culpa habría caído sobre ella.
—Pero no es lo que tú deseabas para él.
— No, le deseo el mal a mi hermano, pero que la culpa haya caído sobre él me liberó a mí.
Sesshomaru no apareció ese día, ni el siguiente. Philip por el contrario la había invitado a cenar a su casa. Rin aceptó porque muy probablemente esta seria la última oportunidad de verse.
—Debo admitir que estoy sorprendió, no pensé que fueses a venir. — le dijo cuando se sentó en la mesa frente a ella. Había preparado rakfisk, trucha fermentada, un plato típico de Noruega. Lo había acompañado con pan y crema agria.
—Ya el juicio terminó. Lo que significa que ya no tengo a nadie siguiéndome — el pescado de un color dorado pálido, se veía exquisito.
—Espero que te guste.
—A parte del arte, te gusta la cocina — mencionó ella sonriendo.
—Un poco. Quería ir al juicio, pero. Después de lo último que pasó, no lo considere conveniente.
—Completamente entendible, yo me siento apenada por haberte hecho pasar por esa situación.
Ella tampoco quería otra escena de celos de Sesshomaru. Además era completamente infundada, Philip no sentía nada por ella.
— ¿Cómo te va con él? — Philip estaba entretenido con el pan.
—No hemos hablado lo ví en el juicio y luego nada, creo que ese día me pasé de la raya.
—Que va, fué el.
— Yo le dije cosas porque estaba enojada. Solo espero que eso sirva para que firme el divorcio.
—¿Ya tienes la resolución? — preguntó sorprendido.
Ella asintió.
— La enviaron hace dos días.
—¿Y sigues sin saber nada de él?
—Desde el juicio — repitió.
A ella también le parecía increíble que hasta los momentos no hubiese tenido noticias de su aun esposo. Comenzaba a sospechar que tal vez le hubiese pasado algo.
—¿Crees que haga algo o que no quiera firmar?
— No lo sé, solo no quiero que esto se alargue mas. Me siento agotada, el tener que cuidar mis palabras lo que hago. Quiero ser libre.
—Ven conmigo.
Rin ladeo la cabeza y dejo el tenedor sobre la mesa.
—Me iré pasado mañana, mi abuelo está muy enfermo. Mañana me darán la licencia para terminar la tesis desde Noruega.
—Yo… Lo lamento mucho. No tenia idea.
Phil negó con la cabeza.
—Ven conmigo. Cuando todo termine y firmes el divorcio, viaja a Noruega y se libre.
—Philip yoo… — vaciló, su ofrecimiento la hania tomado por sorpresa.
—Se que quizás soy un tono o iluso, pero sé que no amas a Sesshomaru o por lo menos no de la misma manera que lo amaste — philip sabía absolutamente todo de Kamui.
—No puedes estar seguro de eso.
—Lo estoy. No lo miras de la misma manera — afirmó sin un ápice de duda.
En eso tenía algo de razón, pero eso es porque aún no lograba entender quien era Sesshomaru Taisho.
— Quiero probar algo — dijo cruzando la distancia que los separaba, se agacho en cunclillas para quedar a su altura
— ¿Que? — preguntó ella. Su corazón martilleando con fuerza.
— Esto.
Y la besó.
Por primera vez en la vida a ella le gustaba el beso de alguien que no fuese Kamui.
—Esto... —jadeó — Es…
—¿Bueno? — inquirió Phil.
Rin se echó a reír, en carcajada.
—Supongo que si.
—Estoy obligado a mejorarlo.
Y la besó de nuevo, Rin dejo explorar por su ávida lengua, se aferró a sus hombros en busca de equilibrio cuando él la cogió para levantarla de la silla.
—Aun no lo mejoras lo suficiente — se atrevió a decir ella.
Esa fue la invitación de Philip para abrazarla y entregarse de lleno a su dulce boca.
—Me gustas, Dios Rin, me encantas.
Rin no le respondió, en cambio buscó el tacto de su piel debajo de la camisa.
Phil le facilito el camino soltando los botones, Rin recorrió su pecho con las manos, se sentía excitante. Era como una adolescente de nuevo, explorando y descubriendo nuevas sensaciones. Phil se dedicó a dejar besos por su cuello hasta descubrir sus hombros. Ella deseaba más y no puso objeción cuando él le quitó blusa. Ella gimoteo cuando Phil atrapó sus pezones en sus labios. Necesita más, sentirlo más cerca, dentro. Él le entendió lo que ella quería. Y con sus dedos buscó su sexo por debajo de su falda, haciéndola gritar cuando aparto la tela de su ropa interior y comenzó a trazar círculos sobre su húmedo clítoris. Rin no dejaba de mover las caderas contra su mano. El climax la arrasó ardiente. Estaba en éxtasis y en lo único que pensaba era en que quería devolverle el placer.
Y entonces él le cogió las muñecas para alejarla y se dió la vuelta.
—Lo siento — Phil se pasó las manos por la cabeza.
Rin estaba más confundida que otra cosa.
—Te deseo tanto que me deje llevar — explicó.
—No entiendo — Rin respiraba de manera entrecortada.
Él recogió la blusa y se la dió.
—¿No te gusto? — preguntó ella.
—Ne gustas más de lo que quisiera admitir, pero aún estás casada y cuando te haga el amor necesito saber que eres solo mía. No me gusta compartir.
¿El divorcio? Se le había olvidado.
Si lo pensaba bien, fue en ese momento en el que se dio cuenta que ya no sentía remordimiento por el pasado.
Estaba más molesta que atormentada, estaba frustrada y quería ser quien apagará el fuego dentro de Philip. Fuego que se veía perfectamente marcado sobre sus pantalones.
—A mí tampoco me gusta compartir.
Rin se había acomodado su ropa.
—¿Lo consideraras, el ir conmigo a Noruega?
Ella asintió.
Y el pasó el resto de la tarde explicándole como sería su vida si lo aceptaba.
Sesshomaru estaba esperandola frente a su puerta cuando volvió a su apartamento.
Ella se preparó para la pelea, para sus celos, para los reclamos, para lo que sea que sucediera menos para su mirada.
Era como si todo su orgullo, ego y frivolidad se hubiesen ido y solo quedara un muchacho con el cabello atado en una cola.
Tenía un sobre con él.
No quería acercarse, probablemente estaba oliendo al perfume de otro hombre y él iba a notarlo. Le agració al cielo el espacio que le dió para pasar. Ella abrió la puerta y ambos entraron. Era la primera vez que él volvia desde lo que había ocurrido con Alexander.
Rin se dió cuenta de él también estaba recordando el incidente. Sin embargo no le dijo una sola palabra, en cambio él le entregó el sobre.
Rin lo recibió, su corazón dió un vuelco en cuanto sacó la carpeta. Era el documento de divorcio, tenía su firma y sus huellas.
—¿Que? — era más un susurró para si misma que otra cosa.
Había esperado que peleará, que la retara, que le dijera que nunca la dejaría. No que firmara antes que ella. Tuvo que respirar y contar hasta veinte para no llorar.
—El acuerdo de divorcio, está firmado.
—Ne lo entregas, así como así.
—Es tuyo. Sin embargo, me gustaría pedirte algo — ella lo miro dándole toda su atención —. Quiero que me acompañes a un lugar.
—¿Y si no quiero ir? — preguntó con recelo.
—Te lo entregaré igual. Pero nos perderemos la oportunidad de hablar — después de una larga pausa, agregó — Con sinceridad Rianntette. — Muy pocas veces él la había llamado por su nombre.
La última melodía había comenzado a sonar, en ese momento su corazón estaba tan roto como ahora. No, el dolor, aunque era parecido jamás podría comprarse. La pérdida de un gran amor y la pérdida del amor de su vida. Un amor destructivo y un amor restaurador que había cambiado su vida.
Había aceptado, porque en sus ojos había visto el arrepentimiento que había buscado en todos estos meses. Había aceptado porque su corazón era masoquista y le había dolido el ver su firma impregnada en el papel, cuando ella misma no había sido capaz de colocar la suya. Había aceptado porque en lo profundo de su ser sabía que se arrepentiría toda su vida de no hacerlo.
El teatro Royal Drury había estado ante sus ojos tan pronto.
—¿El Royal Drury? No creo que haya una función a esta hora.
El estacionamiento estaba vacío y en el lobby no había aviso de ninguna función, sin embargo, un trabajador los recibió. Por lo visto ya conocía a Sesshomaru porque estaba que se derretía a sus pies.
Entraron al gran salón. Rin bajó las escaleras que conducían a las butacas. Sesshomaru le había dado tiempo para bañarse, también le había pedido que se vistiera de gala. Ella había escogido un vestido de seda, color lila con una mariposa plateada que atravesaba todo el corpiño. En el escenario estaba un piano de cola negro azabache. No había nada más.
El empleado le entregó la llave de la puerta por donde habían entrado. Les dijo algo sobre un telón, una luz y desapareció.
—¿Rentaste el teatro? — Rin preguntó al caer en cuenta.
—Solo el salón —respondió parco, como si rentar la sala del teatro mas grande de Londres fuese cosa de todos los dias.
—¿Por qué?
—Te debía un concierto.
Cuando seas un pianista reconocido, vas a dar un concierto solo para mi.
—Cerrare el teatro completo para ti..y luego...
Quería detenerlo, decirle que se iba, que abriera la puerta y huir, pero, se dejó llevar por su mano que la guio hacia una butaca. Cuando estuvo correctamente sentada, él subió al escenario.
No tocó Moonlight. Rin lo agradeció al cielo, habría sido demasiado desgarrador. En cambio, las notas de Passcaglia resonaron en la inmensidad del teatro.
A pesar de los años ella jamás olvidaría como sonaba esa melodía de las manos de Sesshomaru. Nunca olvidaría como se había sentido ese día, sobre todo porque ese día nació su eternidad. Ni siquiera ahora, al volver a escuchar la canción en manos de un pianista desde la butaca del teatro al lado de su hija, dejaría de extrañar ese día.
La melodía termino después de la repetición magistral de los acordes. Él había interpretado la canción como si toda su vida dependiera de ello, sus sentimientos habían sido impregnados en cada nota. Había acariciado el piano con una mezcla de devoción y dolor.
Sesshomaru la invitó a subir, detrás del telón, una serie de cojines con alfombras estaban escondidos de las butacas.
Él se sentó, ella lo imito.
Y entonces él desnudo su alma.
—Hace 27 años, mi abuelo, obsesionado con la regencia inglesa decidió que no permitiría que su fortuna quedara malversada o dividida por sus herederos. Él hizo una cláusula en su testamento. Toda su fortuna pasaría a su hijo mayor, el otro solo heredaría unas acciones que le entregaban cierto poder, pero no el dominio que si tendría su hermano.
» Ese hermano, un día decidió que ya no quería las migajas que le dejó su padre. Así que resolvió acabar con la vida de su hermano mayor.
—Tu padre. — concluyó ella .
El simplemente continúo su historia.
—Mi padre murió cuando tenía 7 años. La policía dijo que fue parte de un ataque terrorista, mala suerte de estar en el momento y lugar equivocado.
— ¿Fue Seishiro? ¿Por eso lo odias tanto? — en ese momento se sintió asqueada de haber utilizado a Seishiro para molestar a Sesshomaru. Aquello iba más allá de unos simples celos o rivalidad de poderes.
—Nunca pudimos probarlo, pero estamos seguros de que fue él — Sesshomaru hizo una pausa para observarla —. El caso es que la herencia pasó inmediatamente al hijo mayor, Seishiro no contaba con que eso sucediera. Mi abuelo se había asegurado de que la cláusula solo se leyera ante la muerte del heredero. Fue entonces cuando Irasue tomó la decisión de proteger a sus hijos. Nos envió lejos, bajo otro nombre
—Los envío con Totosai.
Sesshomaru mostró su sorpresa.
—¿Desde cuándo lo sabes?
—¿Importa a caso? — respondió ella.
Ella lo sabia desde que lo reconoció como la persona que pagaba las becas de Kamui
El negó con la cabeza y continuó.
—Totosai nos hizo pasar como sus beneficiados, consiguió la documentación falsa, solo sería hasta que yo fuese mayor y consiguiera poder legal para proteger a mi familia. Mi madre como albacea no podía hacer mucho, solo era nuestra protectora. Todo el poder estaba en manos de Seishiro.
— ¿Que ibas a decirme esa noche? — preguntó, ella necesita saberlo.
No hacía falta explicar a qué noche se refería, Sesshomaru supo que era a la noche donde ella terminó con su relación.
—Iba a decirte que tenía que irme, que el director iba a decir que habíamos desaparecido o muerto. Que eso no iba a ser cierto, iba a contarte toda mi historia y a pedirte que me esperaras.
—Pero yo hablé primero. Rin sonrió con ironía. Tal vez, de no haber hablado, si no hubiese sido tan cobarde, nos habríamos ahorrado todo este infierno.
Él negó con la cabeza.
—Me porté como un maldito bastardo, pero que llegarás a mi casa, abogando por dinero, vestida de aquella manera revivió en mi tus palabras. Nunca imaginé que te hubieran obligado a decirlas. Mi orgullo estaba demasiado herido como para aceptar algo más y ver mas allá de mis narices.
—Estaba desesperada, Seishiro me había dado un plazo donde debía decidir si convertirme en su amante. Me envió ese vestido y la dirección de su hotel, Totosai me encontró en el lobby del hotel, me dijo que no subiera y me entregó tu dirección.
—Totosai me sobre estimo — él sonrió con ironía —. No pensó en que mis celos jugarían en tu contra y sería incluso peor que Seishiro.
—Lo fuiste, en cierto sentido — admitió.
—¿En qué sentido no lo fui?
—En que por ti me sentía atraída, en qué me gustabas. Pero yo me culpaba por la muerte de Kamui y Subaru. No podían gustarme las caricias de nadie más.
Hasta ahora, que había estado a punto de acostarse con Philip y no tenía absolutamente ningún remordimiento. Solo en este momento se daba cuenta de eso. No tenía remordimientos sobre Kamui y tampoco los tenía por Seshomaru.
—¿Por eso lloraba?
—Si.
—Sabia que te gustaba, reaccionabas a mis caricias a mis besos. Pero te dolía sentirlo. Dime qué fue mentira lo que dijiste en el estacionamiento apartamento de Helen —mas que una petición fue una suplica.
— Sabes que es mentira. No puedo negar la atracción que siento por ti.
—Dejame repararlo Rin. Quédate a mi lado. — eso lo dijo acariciando su rostro —. Rompe esos papeles, sigue siendo mi esposa —él le dió un beso —. Por favor.
Ella le correspondió
Era tan diferente, mas de la lujuria o el deseo, era él, su primer amor.
Y por primera vez hizo el amor con Kamui.
Seshomaru había insistido en que se quedará con él en el Ritz.
—Ya te dije que solo iré a recoger mis cosas. Te alcanzaré luego.
—Necesito tenerte de nuevo, — eso se lo había dicho besándola — creo que ahora que puedes viajar nos merecemos una luna de miel.
—¿A dónde quieres ir? — le sonrió ella.
—Un lugar donde no llueva todos los días de preferencia.
—En Londres no llueve todos los días — Sesshomaru entrecerró los ojos —. Pero lo tendré en cuenta.
—Si no vienes a las 16 vendré por tí. No quiero que ese Taylor te siga rondando.
—Vale vale, sin celos recuerdas.
Tras un último beso, ella se perdió dentro de las puertas del edificio. Él en cambio regresó al hotel.
Si en ese momento él hubiese sabido que ese sería el último beso que le daría la había besado de la manera más apasionada que habita encontrado.
La diferencia de horarios causó que la hora en la que había dicho que la recogería se pasara de largo. Pensó que Rin se enojaría con él.
Solo cuando terminó la última video conferencia se dió cuenta de que Rin seguia teniendo la carta de divorcio que él había firmado. En ese momento la preocupación le cayó como un balde de agua helada.
La llamó, el celular estaba apagado. Cómo lo prometió fue a buscarla a su apartamento, eran más de las 19. Estaba cerrado. Tocó y tocó hasta que el conserje le dijo que la había visto salir temprano.
Llamó a Helen.
"Hola." Escuchó la voz de la fotografa.
"Necesito hablar con Rin, ¿Está contigo?."
"Rin no está conmigo . ¿Que le hiciste?" preguntó acusativa.
"La dejé frente de su edificio."
"Estoy en mi casa y no la he visto. Voy a llamarla. Sabrá Dios que nueva tortura le inventaste está vez."
Helen colgó.
La fotógrafa miro a Philip quien había dirigido su atención a unas notas sobre la mesa de café de la sala.
Helen observo lo que le llamaba la atención a su amigo.
Philip, entendiendo que Helen no tenia idea de las notas fue hasta mesa, tres sobres estaban descansando sobre el cristal, uno de ellos tenia su nombre. Sin pensárselo lo abrió.
— Se fue.
—¿Que cosa estás...?
Y él le mostró la nota.
Para Philip, más abajo decía:
«Mi alma aun no es libre para aceptarte. Sin embargo, si el destino nos concediera otra vida, por favor, no descanses hasta encontrarme. Rin»
Philip se arrepintió de dejarla ir, debió haberle hecho el amor y obligarla a quedarse con él. Pero tenía que jugar al chico bueno y mantener los escrúpulos. Quiso hacer las cosas bien y terminó perdiéndola.
También había una nota para Helen.
«No te preocupes por mi, no intentes buscarme, estaré bien. Gracias por ser mi amiga. Te quiero Rin.»
Había otra sellada con el nombre de Seshomaru.
Helen se la había entregado a regañadientes unas horas después.
Seshomaru habia roto la envoltura casi de inmediato.
«Amor mío. Nuestra relación ha seguido el patrón de una inevitable Passacaglia, con cada repetición hemos intensificando las emociones y añadido nuevas capas de complejidad y dolor a un amor imposible empeñado en herir y lastimar cada vez mas. Mil palabras de perdón jamás podrán reparar el daño que nos causamos, mil caricias no sanarán las cicatrices dentro de nuestra piel, ni siquiera un millón besos alcanzarán para silenciar las palabras de venganza que una vez pronunciamos. Aun así, con todo mi corazón, te pido que busques la felicidad que nuestro orgullo nos impidió alcanzar, mientras yo también intentaré encontrar la mía.
Hoy, la última nota de nuestra melodía ha sonado, y con ella, doy por terminada nuestra sonata, La Sonata de Placer y Venganza.
Se feliz.
Con cariño, Rin."
La Sonata ha terminado, bueno, casi. Aun queda un epilogo que ya está escrito y editado. Lo publicaré el domingo 29 de septiembre.
A quien llegaron hasta aquí, quiero agradecerles un monton, esto no hubiese sido posible sin sus lecturas ni comentarios. mil gracias por el cariño y el amor a esta historia.
El proximo Epilogó no tendrá cancion. Las luces del teatro ya se han encendido.
En cuanto a peligroso deseo, se que no he cumplido con los tiempos de publicacion, ultimamente he tenido mucho trabajo. Yo trabajo redactando y llenando mil formularios, cuando termiono mi horario lo ultimo que quiero es seguir escribien, entonces es un poco complicado, de tiempo, ganas, dolor de manos, espalda y pierna. Pero la historia no está ni estará en abandono. Ya falta muy poco para terminar y espero hacerlo este año.
Besos Sum.
