A mi Señor Jesucristo, gracias Dios por permitirme regresar.

Salmo 28:7 Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. Debemos dar gracias a Dios porque él nos da las fuerzas que necesitamos en medio de cualquier circunstancia.

Naruto no me pertenece, los personajes e historia son una creación de Masashi Kishimoto.

Reencontrándote bajo la lluvia.

La mayoría de las ocasiones se dice que los días tristes son lluviosos y en los alegres brilla el sol, pero no es una regla, uno de los días donde fui feliz llovía a cantaros y otros donde hubo tristeza el sol estuvo en plenitud.

Aquel día que tomé la decisión de luchar por ella llovía, aquel día fue cuando la besé con toda intención y sin importarme tomarla por sorpresa y hasta asustarla. Sucedió poco más de un año después de rescatar a su padre, tenía mucho que no la veía, en realidad no la miraba desde una semana posterior al rescate, esa ocasión la encontré mientras caminaba por las calles de la aldea, recién me asignaron misión y quise salir a pensar los detalles y armar un plan; la vi a la distancia, ella sonreía, ni siquiera me notó, cruzaba la calle y hablaba con sus amigas y yo simplemente me sentí contento de verla distinta a la de aquella madrugada cuando llegó por ayuda, se notaba un poco mejor y más sonriente, desde hacía mucho que su entusiasmo se había ido, era agradable verla así después de todo ese tiempo.

Mientras le observaba me debatía sí ir o no a saludarla y contuve el aliento cuando pareció notarme y sonreírme con discreción, y aunque no fue como antes cuando me llamaba a gritos o se acercaba corriendo, no me quedó de otra que acercarme a ella, obviamente sus compañeras se alejaron con alguna excusa pero no nos importó, al menos a mí no.

-Buen día Kakashi kun, me alegra verte.

-Buenos días Haruno sensei.

En realidad trataba de no creerlo mucho, pero esa reciente necesidad de caminar que sentí se debía en gran parte a que partiría ese mismo día a una larga misión sin saber cuando regresaría a Konoha.

Me sonrió nerviosa -, no te he visto desde lo de papá, lamento haberte molestado esa noche.

-No ha sido nada.

-Sí, pero aprovecho para agradecértelo; oh, pronto te llevaré la manta y…

-No importa mucho.

-Lo sé- pausó y miró el cielo, hubo silencio entre nosotros -, no te quito el tiempo, debes tener muchas cosas importantes que hacer-. La noté un tanto extenuada, acalorada y cansada.

-¿Se siente bien?

-Lo has notado- dijo cansada, tomándose el rostro-; estoy algo resfriada desde esa noche, no es nada serio.

-Entiendo-. Ella sonrió y bajó el rostro y entendí que aún no se recuperaba del todo, todavía tenía secuelas de su "incidente" y esa era una prueba, me preocupe un poco por ella y su hijo.-Sensei, cuídese mucho.

-Sí- dijo en un susurro -, desde entonces he pasado en casa. Hoy tuve que salir por vivires pero creo que mejor me regreso, estoy cansada.

-¿De verdad no es nada serio?

-No, no, que va- y suspiró -, es solo el cansancio y sueño propio de la enfermedad y el embarazo, además ya estaba muy perezosa desde antes. Esto vino a regresarme a mi inutilidad.

-No diga eso- dije molesto.

-Está bien, me voy antes de que me regañes, ten un buen día Kakashi kun.

–Haruno sensei, me iré a misión por un largo tiempo. Me da gusto verla antes de partir.

-Ah… ¿misión larga, seis meses?

Negué –mínimo un año.

-Un año- susurró tenue -; vaya, entonces… también me alegra haberte visto antes de que te fueras- asentí y la miré titubear, como si tratara de acercarse a darme el clásico abrazo de siempre, pero dudó como esa noche que fue a pedirme ayuda-; bien, espero que… que tu misión no contemple muchas dificultades y que sea bien para ti. Espero que tengas personas competentes a tu lado y que logres seguir sus recomendaciones. Ten buen viaje Kakashi kun.

-Sí. Sensei, cuide de usted y de su hijo.

Me sonrió y asintió –hasta pronto Kakashi kun.

Fue en ese momento que constaté aquella especie de promesa que me hice de dejarla ser feliz, era lo único que me permitía alejarme de ella, eso y tener la esperanza de que tal vez yo también lo sería.

-Hasta pronto Haruno sensei.

Se encaminó del otro lado de la acera y la observé hasta que dio vuelta y desapareció en la siguiente calle. Extrañaba un poco su tacto gentil y sus cuidados, pero era parte de mis nuevos deseos y estrategias para mantenerme al margen de su vida. De hecho, una de las razones por las cuales acepté aquella misión tenía que ver precisamente con eso, pero había otros motivos por los cuales me decidí.

Resolví dejarla ser feliz con su pequeña nueva esperanza y estilo de vida al saberla embarazada, manteniéndome al margen y sólo ocasionalmente intervendría si había que hacerse, por mi parte trataría de buscar mi propio nuevo estilo de felicidad alejado de su amor, olvidándola y limitando mi sentir, mantenerme lejos y ocupado me ayudaría, esa era el plan y al menos debía intentarlo.

Además esa estancia lejos de la aldea y alejado de otros deberes ANBU me restringiría en las actividades y al menos prometía disminuir mi larga lista de pesares, de muertos que se colgaban en mi consciencia. Irme de Konoha era una buena idea también para el resto de las personas con las que convivía. ANBU estaba más asfixiante que nunca, la infiltración caldeaba los ánimos y las desconfianzas, el trato con todos era difícil, lo era siempre, desde que entré, pero esos meses era agobiante.

Dejaría por un tiempo tanta muerte y exterminio, al menos se reducirían al mínimo, y eso era bueno para mi salud mental, retirarme era una especie de "vacaciones". Irme era un respiro en lo personal y laboral, y para los otros también. Realmente tenía buenas expectativas al respecto.

Las misiones tenían cierto grado de complejidad, no por el peligro, sino por lo que implicaba tener que permanecer en el anonimato por tanto tiempo, sacando información, mandándola y recibiendo órdenes a la distancia, todo ello sin dejar de lado el incognito.

Era relativamente sencillo, se inventaba un personaje, se averiguaba todo del lugar donde vivía o trabajaba en un determinado lapso de tiempo, luego se eliminaba cualquier rastro, todo ello sin levantar sospechas.

Lo más difícil para mí era mantener el henge por tanto tiempo debido al sharingan, pero me las arreglaba bastante bien. Viajé por mucho tiempo, siempre en constante lucha por obtener datos importantes para mi aldea. La misión se alargó varios meses (más de un año) y permanecí alejado de Konoha, sólo volví una vez, un día, y regresé al trabajo esa misma tarde. Mientras tanto mis contactos solo se limitaban a enviar esporádicos avances de mis investigaciones. No me fue tan mal, el espionaje era de mediana dificultad y aunque no era lo más emocionante del mundo me ayudó mucho a mantenerme alejado de cuestiones de vida o muerte en lo menos posible.

El equipo era un grupo de tres, conviviríamos unos días y el resto solo nos comunicaríamos eventualmente. El objetivo final de la encomienda era simple: encontrar y descubrir evidencias de las infiltraciones, los involucrados, los no involucrados o prevenir nuevas traiciones. Cuando se obtenía lo necesario se borraba cualquier sospecha o posible pista simulando darle un final a la vida del personaje, porque como decía el viejo dicho: muerto el perro se acaba la rabia.

-Tengo semanas investigando — dijo Gato -, me he encargado que sea similar a ti Lobo, para que por lo menos se te haga más sencillo con eso.

Gato era delgado y sutil, se movía con sigilo, con una especie de torpeza intencional engañosa, bastante extraña pero efectiva, solía definirse en el cuartel como "su estilo", muy callado, con voz exageradamente grave y rasposa pero con tono bajo, era tímido y respetuoso pero letal y sin miramientos al matar a quien fuera. Se encargaba de búsqueda, verificaba estados, pertinencias, relaciones, en fin, todo lo necesario para dar crédito a la historia.

-Vaya, desde cuando se le tienen consideraciones a los ANBU ¿Eh?

-No empieces, cierra la boca zorro, sabes que debemos cooperar.

Zorro era más viejo de lo que cualquiera pensaría al verlo y escucharlo. Era escuálido, simpático, pequeño, hábil y engañoso, un ninja médico que se especializó en forense y robo de información, básicamente usaba jutsus de extracción de información en los cuerpos muertos de los ninjas caídos, esa era su especialidad forense, lo cual le hacía un banco de información ambulante sumamente especial e importante. Rumores de su pasado decían que le había pasado algo terrible, pero cuando se preguntaba nunca lo sabían con certeza. Era hablador pero carismático, bromeaba continuamente y la segunda fase corría a cargo de él. Su parte era crear la historia alrededor de mi nueva identidad, implantar recuerdos y ese tipo de cosas.

-Sí, sí, solo quería que fuera un poco divertido- suspiró y se dejó caer en el suelo -, ¿Cuándo empezamos?

-Hoy- enfatice.

-¡Oh vaya! Alguien está muy ansioso-, dijo el médico con una gran sonrisa, tenía por costumbre sacarse la máscara en cuanto pudiera, lo cual siempre le causaba llamadas de atención de los superiores.

Yo me encargaba de infiltrarme, espiar y obtener información. Un jutsu sencillo de camuflaje y fuimos simples forasteros en la primera aldea blanco. Zorro se encargó de lavar el cerebro a los que de ahí en adelante serían mis compañeros, su trabajo era impecable.

-Listo Lobo, acércate para la transferencia- las manos de zorro brillaban en el azul celeste característico de su chacra. Zorro se acercó y me colocó las manos a la altura de los oídos –bien, primero te sentirás abrumado por la información, muchos no lo resisten y se vuelven un tanto locos, pero dicen que eres de los buenos, así que… bien, supongo que podrás resistir.

Entre risas de Zorro y refunfuños de Gato pronto sentí el frio del chacra azul recorriendo mis sentidos, me sentí mareado, era verdad, no era fácil ver aquel millar de imágenes que eran la historia de aquel que sería mi personaje, pero era indispensable para conocer cada detalle de su vida.

Zorro empezó con su charla (era muy parlanchín también) -Bien, serás un tipo común y corriente, uno más del montón, mediocre como cualquier burócrata…

-Te llamaras Kira, abogado que trabajaba en las oficinas burocráticas de la capital del país del fuego, cerca del señor feudal.

- Elegiste el puesto por la seguridad y rutina monotonía. Apuesto que cuando tengas que morir, nadie te echará de menos.

-Cállate Zorro- pidió Gato, él no era muy buen conversador, de hecho no solía hablar, quizá por su área, quizá por su personalidad, tal vez porque (como yo) odiaba sentir ese remordimiento por su trabajo, o quizá simplemente le venían en mal escuchar la voz burlona de Zorro a cada momento.

-Alguien se levantó con la garra izquierda hoy ¿eh? Garra izquierda- sonrió -, ¿no soy comediante innato o qué?- ni gato ni yo dijimos nada y Zorro suspiró –, que publico más difícil el de hoy.

Fui Kira por tres meses, trataba de encontrar pistas sobre traiciones en las oficinas e incluso del mismo señor feudal, no encontré nada incriminatorio y todo parecía estar bien, al menos Konoha tenía la certeza de que la lealtad estaba del lado correcto. Tan pronto me retiré tuvimos que ir a otro punto importante, Gato se adelantaba investigando la nueva parte de la misión. Zorro siempre llegaba puntual a la cita, haciendo su impecable trabajo con la perfección de siempre.

-Capitán - dijo Zorro, - ¿no nos sería más fácil actuar como indica la primera recomendación del alto mando? – preguntó con toda la pereza que tenia -, elegir un verdadero blanco, matarlo y lo suplantas, todo sería más simple.

-Cállate Zorro – dijo Gato -, ya he trabajado un mes en esto y vienes a querer cambiar todo, además el capitán es el que manda, ya sabes que no le gustan muertes innecesarias.

-Lo sé, pero hasta para él sería más sencillo.

-No se trata de hacerlo más sencillo, sino mejor- le dije – Prosigamos.

-Serás Hami, un guardia de uno de los aristócratas del país del agua que es allegado a las cuestiones políticas, tu futuro jefe tiene buenas relaciones con bando ninja, los samurái y el señor feudal, vaya, vaya, te codearás con la crema y nata. Sí que te inspiraste esta vez Gato-. El aludido gruñó y subió al tejado de la casa en la que estábamos escondidos.

-Hum… ¿Cuánto falta?

-Que impaciente, si al menos hubieses llegado más temprano.

-No seas irrespetuoso con el capitán, no lo tutees tampoco.

-Sí, sí, sí-, inició el proceso de transferencia que no dejó de doler o ser más sencillo con la experiencia y el tiempo.

Ser Hami fue lo más desagradable de la misión, el tipo para el que trabajaba vivía rodeado de personas que se esmeraban por complacerlo, era una figura local de lo más importante, honorable, respetable y todo lo bueno que puede esperarse, nada más equivocado, el tipo era un egocéntrico, manipulador, chantajista y eso sí, muy inteligente para engañar al público y ocultar sus defectos.

Al menos valieron la pena esos eternos meses al descubrirse una relación con las infiltraciones. Era importante porque la aldea oculta entre la niebla se había cansado de dejar pruebas suficientes que la ayudaran a desligarse de todos los incidentes desde lo del Kyuubi y hacer creer que cualquier relación con la roca eran recuerdos.

El tercer blanco me dejó también un mal sabor de boca, pero por cuestiones totalmente diferentes, de hecho, fue por culpa de él que aquel sentimiento de rutina y tranquilidad se fue y se reemplazó con la culpa habitual que me carcomía el alma.

-Te llamaras Ryota, joven que trabaja cerca de la casa del señor feudal. Su vida será tan insignificante que nadie sospecharía jamás- La transferencia inició y con ella mi nueva vida. Vivir como Ryota no fue difícil, su vida era tranquila, desapegada de cualquier mundo ninja u otro que implicara acciones de batalla. Era tan extraordinariamente normal que para esas personas que vivían y convivían con él la guerra era un mal cuento, de no ser por vivir cerca del hombre más importante de su país nada del mundo exterior se comentaría en ese lugar.

Lo único complejo era Mina, una chica que se enamoró de él y solía acercarse mucho en búsqueda de una relación. Era bonita, finas facciones, muy femeninas y delicadas, ojos castaños, alta y delgada, tenía cabello negro y corto, siempre atado en una pequeña coleta. Alegre y algo ruidosa, cantaba mucho y era algo caprichosa y voluble, pero amable con las personas.

La vida de Ryota no era mala, de hecho, poco a poco me ofrecía una paz y tranquilidad, llegó un punto donde envidié su sosiego, pero la rutina hubiese sido más llevadera de no ser por el henge y su admiradora. A pesar de eso, ese tiempo como Ryota fue un respiro, hubo un tiempo donde realmente pensé que todo estaba mejorando.

La rutina tranquila me agradó, y puede decirse que me acostumbre un poco, a veces extraño esos meses de soledad y aburrida rutina de un vendedor. Fue tan simple y tranquilo que incluso no solo me desapegué de las angustias laborales, sino igualmente consideré que había olvidado a mi maestra y que mis sentimientos por ella se limitaban a solo el afecto de un alumno.

La vida pasaba y las investigaciones avanzaban, descubrí información importante sobre un posible soborno mal logrado, pero tenía sospechas del hombre cercano al feudal, así que debía seguir investigando, un día mientras cocinaba la comida que vendería la mañana siguiente estuve pensando la estrategia para desenmascarar al consejero.

-Ryota kun.

-Oh, Mina chan – la saludé desde el puesto.

-Ryota kun, ¿te gustaría salir a pasear conmigo?, puede ser por la tarde, ya que termines de trabajar.

-Ah, no puedo. Tengo una cita médica importante.

-Ah… Bien – dijo ella con tristeza, no era la primera vez que la rechazaba, continuamente trataba de no ser muy grosero con ella, pero no podía dejar de lastimarla -, Ryota kun, sabes, me gustas mucho y yo quisiera… - pero no pudo continuar, se puso a llorar.

-Mina chan, no es mi intención que…

Ella negó -No, no te preocupes, es que… perdóname ¿sí?, ya se que hay alguien más- esto me sorprendió profundamente, jamás le había dicho algo como eso, ni siquiera tenía contacto con otra mujer que pudiera levantar ese tipo de información -, pero al menos debía intentarlo.

-Mina… lamento que…

-No importa, al menos, espero que ella te haga muy feliz.

Y se fue, esa tarde pasé muy triste, la chica que subestimé pudo descubrir lo que yo trataba inútilmente en negarme. Me lamenté mucho el hecho de hacerla sufrir y realmente deseé que no hubiese daños colaterales en mi trabajo, cierto que las muertes se habían disminuido en gran manera, hasta ser mínimas y casi inexistentes, pero el dejar un corazón roto tampoco era algo bueno en la conciencia de una persona. Lo más duro de presenciar fue cuando la pobre Mina lloró desconsolada ante la muerte del joven Ryota en un desafortunado accidente.

-Capitán Lobo, estamos listos para seguir.

-Sí.

Y pensé que la vida era frágil y azarosa y que de un momento a otro alguien puede llegar y cambiarte todo. Había recuperado aquella tristeza, desánimo y vergüenza de ser yo, habían vuelto con mayor fuerza y frecuencia las pesadillas donde me culpaba de todo ese dolor que causaba. Eso y las palabras de Mina fueron las que me llevaron a tener aquella gran necesidad de hablar, necesitaba hacer algo que me ayudara a sobrellevar esa culpa y vergüenza de ser un anbu que, aunque intentara no causar tantas bajas, de igual manera no podía evitar lastimar a otros.

Sentí la necesidad de estar con Haruno sensei, de verla reír, de apreciar su sonrisa y escuchar su voz; me di cuenta de cuanto la extrañaba y deseé regresar a casa. Lo único que logré fue escribirle unas cuantas palabras, eso ya implicaba una grave falla a la delicada y encubierta misión que se nos encomendó, pero necesitaba saber de ella, o al menos comunicarme para olvidar un poco lo que yo era y recordar el lado bueno de mi vida. Sabía que estaría bien, dejé todo para que su padre no le molestara y el embarazo le cubría con su pesado esposo.

Haruno sensei:

Hola, ha pasado mucho tiempo desde que la vi aquel día en la calle nueve. No se me permite volver a Konoha ni mucho menos hablar de los detalles de la misión, pero hoy he querido comunicarme con usted, ¿cómo ha estado sensei? Sé que ha pasado mucho de su resfriado y es algo tonto preguntarle, pero ¿cómo ha seguido?

Son varios meses ya y ahora que lo pienso ya debe de tener a su bebé, en todo caso no le he felicitado, pero ya sabe que tengo buenos deseos, quizá le mande algún obsequio, debe de estar muy ocupada. Le deseo lo mejor sensei, y como le dije aquel día, cuide de usted y de su hijo o hija.

Hasta pronto.

Atentamente: Kakashi Hatake.

Me las arreglé para enviar la carta con uno de mis perros y le indique que de haber respuesta no se me entregara hasta que se lo indicara, la misión era delicada y no podía arriesgarme a que un perro ninja apareciera.

Seguí con el protocolo de la misión y puedo decir que fue más tranquila y aburrida hasta llegar a la etapa de eliminar cualquier prueba incriminatoria. Fue poco antes de ir con el siguiente paso cuando por fin recibí la respuesta de Haruno sensei, la fecha llevaba un mes de retraso y la escribió tres semanas después de enviarle la carta.

Kakashi kun:

Fue una sorpresa recibir tu carta, como siempre te digo: siempre es bueno saber de ti. Gracias por tu atención, espero y no significara problemas respecto a la misión.

No lo dices pero supongo que debes estar bien, al menos así lo espero.

Tengo buena salud y mucho trabajo, paso muy atareada. Me he recuperado del resfriado.

Gracias por tus buenos deseos.

Espero seas tan cauteloso respecto a tu salud como hasta hoy lo has sido en ANBU.

Atentamente: Haruno Sakura.

Esperé por mucho tiempo la carta y cuando la recibí me sentí contento, sin embargo seguía extrañando aquella calidez y familiaridad con las que me hablaba en sus antiguas cartas, ahora solo leía cortesía y formalidad, pero al menos eran buenas noticias y era suficiente por el momento.

Al terminar esa fase de la misión se me ordenó volver para reportar un asunto inherente al último reporte. Aproveché llevar unos días de ventaja y llegué donde Ayaka. Me recibió feliz, tenía mucho tiempo que no sabía de mí. Ayaka me preguntó si deseaba su jutsu especial, pero me negué, después cuestionó si quería a alguien más, pero le dije que no, ella me sonrió y me besó las manos con ternura.

Antes de irme la invité a Konoha, no sé cómo pasó, pero Gai se enteró de mi efímero regreso, logró localizarme poco antes de llegar a la aldea mandándome un mensaje donde, entre muchas cosas más, me pedía, exigía y lloriqueaba por presentarle a la misteriosa mujer que era mi novia; para sacarme de líos y cumplir esa bendita promesa que le hice de "sí, sí, mañana te la presentó" (fue ese día al salir de misión) tuve a bien pensar llevar a Ayaka san conmigo. Inicialmente se negó rotundamente, pero logré convencerla.

Ese día que logré alejarla de su estilo de vida es el que me ayuda un poco a sobrellevar su muerte. Esa fue la primera vez que la vi sonreír con sinceridad, con pureza, sin ese rastro de tristeza y cansancio que siempre cargaban sus lindos ojos castaños, la segunda y última vez fue aquella tarde que murió. No debí llevarla y tal vez la misión no hubiese sido exitosa sin ella, pero su vida valía más que eso, quizá más que la mía.

Afortunadamente el asunto para lo que me llamaron no era un caso muy serio, pero si importante, un par de aclaraciones para la Hokage y me dejó libre dándome órdenes de terminar con la misión, diciéndome que sería el último paso antes de regresar a Konoha y volver a "la normalidad", no sabía si eso era bueno o malo, pero intente no pensarlo mucho y solo seguir las indicaciones de la líder.

Hubo un momento que pasamos cerca del hospital, esta vez Gai no habló de Haruno sensei (estaba enfocado completamente en Ayaka san) agradecí que no lo hiciera.

Sin mucha novedad partí y regresé a la encomienda, siendo el país del viento la sede siguiente, no fue tan complicado y solo requerí mes y medio siendo Yumi, un pasante administrativo que era explotado por su jefe, a quien tuve que intentar no matarlo un buen par de ocasiones por prepotente y odioso, pero bien, era la etapa final y el resultado era positivo.

Así que volví a la aldea después de una misión que duró poco más de un año, realmente esa visita exprés ni siquiera parecía haber pasado, así que todo iba más o menos normal.

Cumplí con la obligación de reportarme con los superiores, primero a la torre de la hokage y después al cuartel, tardé casi dos días en eso y finalmente me dejaron libre de ir a mi abandonada casa, me pareció curioso no haber pensado en casa y el estado en el que seguramente estaría hasta ese momento y suspiré con la mayor pereza al pensar en los arreglos que debía hacerle.

Lo bueno de todo eso es que era de noche, refrescaba y las nubes creaban un ambiente agradable –Hum… con suerte tal vez llueva- murmuré cruzando el parque central, si llovía no solo se iría el sofoco del verano, sino también habría una excusa para posponer el trabajo de la casa.

Apenas terminé de murmurar cuando la lluvia empezó a caer, sonreí y vi a las personas correr a refugiarse mientras yo seguía cruzando el parque sin el mínimo remordimiento, sentir la lluvia era agradable, al menos no cuando se está en batalla y se mezcla con sangre y lodo.

Justo estaba por salir del parque cuando noté esa pequeña silueta sentada en la banca. Parecía ir en contra de los otros, sin correr a refugiarse ni mucho menos.

-¿Haruno sensei?- Sí, era ella, empapándose poco a poco de la brisa fresca de la lluvia, miraba las grandes lozas de la banqueta donde las gotas se estrellaban y formaban pequeños ríos que corrían hacia la pendiente. No pude evitarlo (lo intenté, creo) y me acerqué a ella –Haruno sensei.- La llamé, pero no parecía notarme –Haruno sensei.

Entonces subió sus ojos y me observó detenidamente, como si acabara de despertar de un largo sueño, sus cabellos sueltos, desordenados y más largos de lo habitual se mojaban y pegaban al rostro, el cuello, la espalda y su pecho, se miraba como si hubiera sido arrojada a una piscina víctima de una broma.

-¿Kakashi kun?

-Sí.

Me sonrió tenuemente y creo que yo también sonreí –has vuelto – dijo despacio -, ha pasado un año ya… que rápido- dijo y miró de nuevo el suelo, donde el agua ya formaba charcos.

-Sensei, ¿qué hace aquí?

-Pues… quería estar un tiempo en el parque.

-Está lloviendo.

-Sí- dijo despacio mirando el cielo -, eso parece- y se acomodó los cabellos que se le pegaban en la cara.

-Está empapada, debería volver a casa.

-Sí, tu igual. Creo ya ibas para allá, debes estar cansado, vete, no sea que enfermes.

- Sí sensei. Usted también.

-Sí…

Seguí mi camino, apenas avancé dos metros y frené, giré y la miré en la misma banca mirando la misma agua juntándose en pequeños lagos que empapaban las losas del parque, regresé con ella.

-Kakashi kun- dijo despacio al mirar mi reflejo en el agua -, pensé que ya te ibas.

-Eso hacía, pero, ¿y usted?

-Ah- sonrió –, lo haré en un momento.

-¿Y estará bajo la lluvia mientras tanto?

-¿Qué tiene de malo?

-Al menos use el paraguas que tiene a un lado.

-Oh… lo olvidé- dijo tomándolo y colocándoselo en las rodillas –Ya no importa, además la lluvia es refrescante y ya me he mojado toda, ¿qué diferencia habrá?

-La hay. Es tarde y llueve, regrese a su casa.

-Sí- dijo en tono claro y fuerte -, lo haré, en algún momento lo haré.

-¿Cuándo?

-No lo sé… quizá un par de horas más- me quedé parado frente a ella, por un momento las gotas de lluvia eran interceptadas por mí, lo notó y me observó -; te quedarás aquí hasta que te diga, ¿cierto?- Tembló y se abrazó a si misma –No quiero volver a casa. No… no hay nadie que me espere ahí. No hay porque darme prisa.

-Sensei…- la miré temblar y estuve casi seguro que el agua que le escurría por las mejillas no solo era lluvia -, pero… tiene, tiene a su bebé.

-Ah, es verdad- me dijo despacio -, has estado tanto tiempo fuera ¿No te enteraste? Lo perdí en el segundo mes- aquello me sorprendió, lo ignoraba, su voz era la misma pero no con el tono habitual, no había dolor, no había alegría, no había nada.

-Yo… lo siento…

-Eres muy gentil- me dijo mirándome con sus grandes ojos verdes –, aunque nada tiene que ver contigo. Quita esa cara, tan solo tenía un par de semanas y… y… no es para tanto.

Se le veía serena, como si fuera lo más simple del mundo hablarlo, recordé lo mucho que ella deseaba ser madre, lo emocionada que estaba de recibir la noticia y las esperanzas que le hacían brillar los ojos casi como cuando la conocí.

Recordé mi carta anterior y me sentí miserable

"…ahora que lo pienso ya debe de tener a su bebé, en todo caso no le he felicitado, pero ya sabe que le tengo buenos deseos, quizá le mande algún obsequio, debe de estar muy ocupada…"

Entonces por fin entendí porque su carta era tan corta y desapegada y noté que jamás mencionó nada de su hijo.

-¿Por qué no me lo dijo?- pregunté sentándome a un lado suyo.

-¿Qué importancia tenía ya? Te preocuparías por mí, era una misión secreta e importante, no quería… abrumarte con mis problemas- pausó y me sonrió -; además hace mucho que pasó.

-Lo siento Haruno sensei- dije después de un tiempo sin saber muy bien que hablarle.

-Otra vez con eso, déjalo así.

La lluvia siguió cayendo con un poco más de ímpetu –debería ir a casa, tal vez para cuando llegue su esposo estará ahí.

Se mordió los labios y sonrió –te lo he dicho, no hay nadie que me espere en casa. No hay porque darme prisa

-Sí, pero tal vez él llegue poco después de usted.

-No, no creo- dijo sonriendo y pasó el paraguas entre las manos -; no le gusta salir con la lluvia y me dijo que tendría mucho trabajo de escritorio hoy en la mañana que salí de casa, seguro que aún está en el estudio.

-No entiendo.

-Ah, es verdad, es gracioso, toda Konoha lo sabe- suspiró -, me estoy divorciando, apenas en unas dos semanas está listo eso de las firmas- apretaba el paraguas y hablaba cosas respecto a los tramites y lo malo que eran los burócratas, pero yo no le prestaba mucha atención, sus palabras seguían repitiéndose una y otra vez en mente.

Y entonces comprendí sus palabras "no hay nadie que me espere en casa…", si estaba él, pero no la esperaba.

Un sentimiento extraño me invadió, rabia, ira, resquemor, aquel mar de sensaciones que Uchiha siempre me llevaba a sentir cuando se trataba de ella, se le veía triste y lejana, como si no hubiera nada más que hacer que ver la lluvia caer.

Entonces sentí compasión por ella, por esa tristeza que se le notaba, por ese cansancio en sus ojos, por ese dolor que pretendía retener casi inútilmente; tanto tiempo lejos de ella sin saber siquiera un poco por lo que pasaba.

Le quité la sombrilla, la extendí y le tomé de la mano –Haruno sensei, al menos salgamos un poco de la lluvia, ¿qué tal allá? En el kiosco seguirá en el parque y puede esperar, le haré compañía.

-Ah… sí.

Llegamos al lugar donde el ruido de las gotas golpeando el tejado fue el único sonido que se escuchó durante un par de minutos. Mi mentora se peinó un poco y siguió mirando las nubes que solo eran una mancha oscura.

-Sensei, ¿quiere comer algo?- dije después de media hora –hay una fuente de sodas a unos metros…

-Sí, gracias. Llévate la sombrilla, no vaya a ser que enfermes.

Llevaba unos pasos cuando me arrepentí a medio camino al pensar que tal vez se iría, pero no había marcha atrás. Volví con bebidas calientes y burbujeantes y pan, ambos comimos en silencio hasta que ella habló.

-Es curioso- dijo despacio -, la vez de lo de papá también llovía, no tan intenso, pero llovía, ¿recuerdas?- asentí. Otro poco de silencio y dejó la mitad de la bebida y se sentó en el suelo a la orilla del cerco que delimitaba el perímetro de la placita. –Nunca supe si era niña o niño- dijo despacio -; estaba pensando nombres apenas pero nunca me decidí, supongo… supongo que lo presentía de alguna forma.

Me senté a su costado y miré el mismo suelo que ella veía con tanto interés –Sasuke kun ha sufrido también, no dice mucho pero siempre lo he sabido, tenía muchas esperanzas, lo sé. Estoy segura porque en aquel entonces todavía podía ver a través de él…- El viento sopló y una ligera brisa nos mojó -; después de perder el bebé todo se volvió más confuso.

-Sensei…

-Sasuke y yo teníamos nuestros problemas y el bebé venía a ayudarnos, y resultó todo lo contrario- sus ojos parpadearon, había tristeza, pero no vertía una sola lagrima -; ha sido difícil.

-Sensei- tomé su mano y ella alzó la mirada, observándome detenidamente, asentí -; estamos solos, nadie está aquí, puede hacerlo.

Entonces ella apuñó los ojos y empezó a llorar, justo como aquella vez del funeral de Rin –sí, sé que tú no me juzgaras, ¿verdad?

-Nunca sensei.

Ella sonrió y limpió sus lágrimas, reteniéndolas un poco –No quiero llorar, ya no tiene caso, creo que me he acostumbrado a no hacerlo- dijo recuperando el tono indiferente y lejano -; a veces creo que es mi culpa. Tsunade shishuo me lo advirtió, desde el incidente estaba delicada y yo… no podía… aunque embarazarme no fue intencional, sabia los riesgos, no lo planee así, cuando supe que lo esperaba- se tocó el vientre y retiró su mano rápidamente –, realmente tenía esperanza, teníamos esperanzas. Yo sabía los riesgos más sin embargo esa noche fui a buscarte para ayudarme con papá… quizá si me hubiera quedado...

- "Es-tás aquí? Oh Dios, gra-gracias…. Te-temía que no… que no estuvieras… sé que no quieres que te vea en un tiempo… pero no tuve a nadie a quien recurrir, de verdad no tengo a nadie"

- Pero es mi padre y necesitaba ayuda, ¿entiendes? No podía dejarlo así, antes perdí a mamá por no actuar a tiempo, no podía dejarlo a él también. Sé que yo seguía débil por el incidente, así que aquel resfriado se complicó un poco, unas semanas más tarde fue cuando pasó… así que tal vez si es mi culpa.

-No diga eso, usted jamás haría algo así.

-Pero lo hice, actué irresponsablemente y esa es la consecuencia.

-Sensei…

-Sasuke kun nunca lo ha dicho pero tal vez también lo cree- aquello me enfureció, ¿cómo podría pensarse algo así? –le ha dolido mucho. Me siento mal por él, ha sufrido tanto, estaba tan entusiasmado…- pausó y se mordió los labios una vez más -, me he disculpado con él pero…

-¿De qué?

-¿No has entendido aun?

-No, aun no entiendo porque piensa así.

Ella sonrió –sí, es verdad, tu no estuviste aquí así que no sabes con certeza como pasaron las cosas- sus palabras realmente me dolieron, no eran un reclamo pero me recordaban que no estuve cuando me necesitó, y si alguien me ayudó cuando lo necesité era ella.

-Debió decírmelo en la carta.

-¿Para qué? Quizá te incomodaría o preocuparía, no es algo que te compete después de todo. Además era una misión importante…

Eso me lastimó otro poco, pero entendí sus palabras, tal vez sin aquella petición de mantener distancia entre nosotros ella hubiera intentado buscar mi ayuda, o al menos servirle de desahogo.

-¿Sabes Kakashi kun? No sé porque te agobio con esto, sé que no te agrada mucho conversar ni escuchar a los otros, además claro de que quizá te incomode que yo…

Le tomé del hombro y me miró, negué con la cabeza y ella sonrió, se incorporó y recargó contra el pilar del kiosco –lo siento Kakashi kun, te ha tocado hoy escucharme pero… de verdad… de verdad que ya… no puedo más. Estoy cansada de no hablarlo, de hacer como si no existiera, como si no hubiera pasado.

-Sensei, ¿él… él la trata mal?

-¿Sasuke kun?- asentí –No. Para nada, nunca me había dicho nada, al menos no antes del día de la discusión, tampoco después lo hizo, supongo que ya no era necesario.

-¿La ha golpeado?

-¿Qué? No, no, por supuesto que no. Pero… ese día fue cuando me rendí, cuando me di cuenta por completo de que él ya no me amaba.

-¿Le pidió el divorcio?

-No, fui yo- me sorprendí, se le veía más tranquila pero invariablemente triste -; no debes de juzgarlo tan duro, Sasuke es… es una persona complicada, su vida no ha sido fácil, lo conocí de niños (compañeros de equipo) y le tomé cariño. Perdió a sus padres muy joven y su único alivio era su hermano menor, pero murió poco después. Se llamaba Itachi, era tímido pero valiente, murió durante una misión.

-Obito nunca lo mencionó.

-No, casi nadie lo menciona, además Obito era muy pequeño cuando pasó. Después de eso quise ayudarlo pero perdimos a nuestros amigos en ANBU. Eran dos, una mujer y un varón.

-Sí, Sai me ha contado.

-Que chismoso- dijo entre risas tristes, después calló y con tono indiferente siguió -; Sasuke la amaba, antes de amarme a mí la amó a ella, quizá aún la ama-. Miré el cielo, la lluvia caía y el parque parecía una pequeña laguna, entonces me di cuenta de que había muchas cosas que no conocía de la vida de mi sensei -. Quita esa cara, no lo juzgues tan duro, Sasuke me amó, sí, lo hizo- repitió, casi parecía decirlo más para ella que para mí, entonces me levanté y coloqué a su lado –, me amó, pero… quizá, quizá su amor no era tan grande para superar lo que pasó.

Se paseó la lengua por los labios y tomó un poco más de la bebida –por eso pensé, pensé que separarnos era lo mejor para los dos, no fue fácil, ni un poco, pero hacer lo correcto nunca lo es. Sasuke kun se lo tomó bien, siempre ha sido inteligente y creo, muy dentro creo que él deseaba decirlo pero no se atrevía, tal vez desde antes de perder el bebé ya pensaba hacerlo- sonrió –, quizá tenía miedo de lastimarme, siempre ha pensado que soy débil, de niños incluso llegaba a subestimarme un poco.

Pasaron unos minutos en los que no dijimos nada, el viento se había calmado y ella seguía viendo al horizonte, donde solo estaba la oscuridad de las nubes, seguramente estaba por atardecer.

-Haruno sensei, lo siento mucho.

-¿Por qué? No te preocupes, estaré bien. Lo único que extraño o que extrañaré es… sentir que alguien me necesita, me espera y me ama- murmuró –sé que es estúpido y absurdo, perdona que te diga esto. Es que… desde hace tanto que me di cuenta que ya extrañaba lo que se siente que alguien te vea con amor, con pasión. Es triste, pero es verdad. - Pausó y se paseó las manos por el cabello, con añoranza - desde antes de perder el bebé empecé a notarlo, sabía cómo su amor se apagaba, como moría. Nunca dijo nada pero cada vez se alejaba más de mí, haciendo más y más grande la distancia entre nosotros. No sé desde cuando… pero cuando fui capaz de aceptarlo ya era muy tarde.

Entonces recordé a Mina, era una situación similar. Sentí aquella misma rabia y vergüenza de antes, vergüenza por provocar ese dolor a Mina, por ignorarla, y rabia porque Sasuke había hecho lo mismo con ella, traté de justificarme diciéndome que yo no era Ryota y tal vez me disminuía un poco la culpa, y eso mismo me enfurecía más, pues Sasuke si era el responsable directo al provocar eso a su esposa sin notarlo o siquiera importarle.

- Eres un maldito tonto- bufé por dentro – te he dado la oportunidad de hacerla feliz, de estar con ella, de amarla, te he dado lo que yo he anhelado todos estos años y así es como lo aprovechas, maldito tonto.

Sí, mirarla tan destruida, tan apagada, tan falta de aspiraciones me despertó, había sido un total egoísta y Sasuke un idiota y Haruno sensei pagaba ambas cosas. Fue entonces cuando me di cuenta de que también fui ingenuo, pues Mina tenía razón, aun la amaba. La observé, seguía tratando de no llorar, mordiéndose los labios de tristeza y desesperación, y extrañamente me pareció hermosa, triste y hermosa.

- Supongo que nunca he sido capaz de remendarle las heridas y llenarle el hueco de su corazón. Tal vez eso no es para mí- dijo ella sacándome de mis pensamientos -, tal vez no soy esa clase de mujer, sé que está mal pensarlo, pero… han sido tantos días… todos dicen, "aun eres joven, seguirás adelante" y esas cosas, tal vez es verdad, pero por el momento, por hoy… hoy no me lo creo mucho.

Silencio, solo me limité a verla y escucharla, callaba entre oración y oración, su voz seguía tan indiferente como al inicio y sentí pena por ello, no había tristeza, dolor, no había nada.

-Desde hace mucho que no me siento como su esposa, tal vez desde hace más que él no me ve como su esposa. A veces… a veces creo recordar esa sensación, la sensación de que… alguien te espera, pero hace muchos días que nadie espera ya por mí. Ese sentir se fue desde hace tanto que creo que lo he olvidado ¿No es lo más triste Kakashi kun? No debería ser así, no deberías olvidar como se siente la felicidad, como se siente amar y ser amado…

- Eres un imbécil Sasuke Uchiha, los dos lo somos.

-Ya no sé… ya no sé si soy capaz de "restablecer mi vida amorosa más adelante" como dicen todos, todos dicen eso, hasta papá me apoya, es sorpresivo, decirle a él es de las cosas que más temor me daban. ¿Sabes? Creo que he olvidado lo que se siente sonrojarse, como coquetear o la ilusión de ver a alguien llegar a tu casa y preguntar por tu día, por eso temo…. por eso temo que no pueda con eso una vez más en un futuro, además ¿quién querría algo así? No es que me importe mucho ahora sabes; pero espero y siga así con el tiempo, realmente… realmente espero que siga sin importarme nunca más- vio el cielo y parecía luchar con creer sus propias palabras o no –, porque creo que eso ya no es para mí, al menos no por hoy.

Aquellas palabras me partieron el alma y me hicieron hervir la sangre, sentí tristeza, rabia de verla así, de oírla, de no saber de ella todo ese tiempo, de ignorarla, de no ayudarla, de verla tan apagada, tan desolada y resignada, sin siquiera poder llorar su dolor.

Fue cuando abrí los ojos, porque sí, yo la amaba, aquella tonta idea de que la olvidé solo era eso, una tonta idea; escucharla decir aquello me parecía tan irónico y gracioso como estúpido y absurdo, porque claro que era una mujer que podía hacer eso y más, que cualquier hombre daría lo que fuera para tenerla entre sus brazos, solo bastaba verla ahí para notarlo, su cuerpo temblando por el agua, sus cabellos húmedos restregándose, pegándose en su rostro, su cuello, su espalda, sus piernas, sus caderas y su pecho, toda ella, completamente hermosa. Y ella venía a decirme aquellas herradas deducciones, no podía ser más absurdo.

-He olvidado lo que se siente que alguien te necesite o desee, y a veces creo que no podré volver a sentirlo, y aunque por hoy sienta que el amor ya no es lo mío, debo admitir que realmente, realmente desearía recordarlo, tal vez volver a sentirlo, pero no sé si pueda, no sé...

Y ya estaba, con esa oración murió cualquier resolución de mantenerme al margen, me acerqué a ella y la besé.

Todo su cuerpo se tensó y se estremeció y aquello me gustó, la tomé de los hombros y la recargué contra el pilar. Ella no reaccionó, estaba demasiado sorprendida para cualquier cosa. Sentí sus labios suaves, helados y dulces temblar con mi contacto y tensarse un poco por la sorpresa, pero no me importó.

Recordé aquella lejana noche cuando la besé por primera vez siendo niño y cuando ella me besó por accidente en el hospital, y reí de haberme equivocado al pensar que serían la únicas ocasiones que la besaría, y estuve seguro de que ese momento tampoco sería la última vez que sentiría esos labios suaves y rosas.

Me alejé un poco y la observé detenidamente, temblaba, su cuerpo frio se estremeció y sus ojos verdes no dejaban de mirarme ansiosos esperándome por alguna palabra, parecía sorprendida, asustada.

-¿Qué… qué has hecho?

Recordé las palabras que Ayaka me dijo aquella noche -"…quería decirte que si al menos encontraras alguna esperanza, algún mínimo momento de estar con ella lo intentaras… si al menos yo tuviera una mínima opción lo haría…"

Sonreí –Hum… besarla.

-Pero… Kakashi kun… ¿por… por qué?

-¿Por qué no? ¿Quién no desearía besarla hoy? Es una mujer hermosa, joven- me acerqué a su oído y respiré su perfume -, claro que aún puede provocar eso en un hombre, y claro que aún puede sentirlo- sonreí -¿lo ve?, aún puede estremecerse con un simple beso.

-¿Qué?

Parecía no comprender lo que pasaba, pues seguía con la sorpresa en el rostro, sin saber que decir, a mí me pareció de lo más gracioso.

-Ha dicho que tal vez no pueda volver a sentirse necesitada por alguien, deseada, creo que eso es una tontería, se lo he demostrado, ¿no?

-¿Qué? ¿Por eso… por eso me besaste?

-Sí, y si es necesario volvería a hacerlo.

Me acerqué y rocé sus labios, pero ella apartó mi rostro con brusquedad, parecía reaccionar finalmente -¿qué haces? ¿Es un juego para ti?

-No.

-Entonces… ¿te estas burlando de mí? ¿Estas bromeando?- Ella terminó por sacarme de encima y alejarse unos pasos. Se pasó las manos por el cabello y miró alrededor, no había nadie, solo la lluvia, oscuridad y nosotros dos –; no puedes hablar en serio… yo, yo estoy casada…

-¿Y?

-¿Qué? ¡Estoy casada Kakashi kun! Te imaginas si alguien te hubiera visto, esto podría malinterpretarse y… no puedes jugar con algo así.

-Apenas un par de segundos atrás ha dicho que usted ya no se siente como su esposa porque él ya no la ve ni la trata como tal. En dos semanas dejará de serlo oficialmente. Además, solo fue un beso.

-¿Qué? Tú… tú debes estar bromeando.

-¿Le parece que estoy bromeando? No lo hago, hablo en serio.

Me acerqué a ella, viéndola y sintiéndola tan pequeña, tan hermosa, tan frágil. Sintiéndome finalmente libre, mandando al demonio cualquier restricción impuesta por mí. Al carajo, ella no era feliz, ni yo, al menos debía intentarlo.

-Hum… sensei, ha dicho que extraña esa sensación de que alguien la necesite y la desee, ¿es ésta que está sintiendo ahora?, porque si lo es.

-Kakashi kun no… he querido que tu… malinterpretes y creas que…

-¿Le gusta esta sensación?-, deseé tomarle el rostro y lo hice, seguía graciosamente anonadada, sentí su rostro frio y húmedo entre mis manos y sus mejillas se tornaron de rojo -¿Lo ve? Aun puede sonrojarse, también se equivocaba en eso- su rubor fue un poco más fuerte al escucharme y sonreí satisfecho, me acerqué más aprovechando su admiración y me aventuré a ser un poco más claro –Yo estoy dispuesto a seguir demostrándole todo aquello en lo que está equivocada, si así lo quiere usted.

Le insinúe quizá con poco tacto porque me abofeteó cuando intenté besarla una vez más, realmente dolió, pero valió la pena al aprovecharlo y tomarle la mano y sentir otra vez su delicada piel fría y suave entre mis manos.

–Dígame sensei, ¿es sólo la lluvia lo que la hace temblar? Sé que no es solo la lluvia, ¿verdad?

Me lanzó contra el piso, fue un duro golpe, pero sonreí al verla tomarse la mano mirándome con el sonrojo pintado en sus mejillas y la pena en los ojos. Me incorporé y ella siguió asombrada pero lo suficientemente dispuesta a golpearme si fuera necesario.

- Debería volver a casa, quizá nadie la espere ahí, pero tal vez no sea buena idea que se quede aquí por más tiempo, ya es tarde - no dijo nada, sus grandes ojos verdes solo parpadeaban pasmados –No es una amenaza, no tenga miedo, es una recomendación.

-¿Miedo?- murmuró -¿Por qué te tendría miedo?

-Parecía temerme hace un instante, de hecho todavía parece temerme un poco- ironicé subiéndome la máscara, el enojo en sus ojos verdes, el temblor en su cuerpo y el sonrojo en sus mejillas la hacían verse hermosa.

-¿Te burlas de mí, estas bromeando?

-¿Parece que lo hago? Pues créame que no lo es, nunca bromearía con algo así y menos con usted. Tal vez sea mejor que yo me vaya. Piense en mi propuesta. Que tenga buenas noches Haruno sensei.

La dejé ahí y desaparecí entre la lluvia, sintiendo el agua golpeando contra mi piel, era refréscate y vigorizante. No había marcha atrás a partir de ahí, y realmente no importaba que hubiera, era feliz como desde hace mucho no.

Aun sentía sus manos y su cuerpo tensarse por mi culpa, todavía sentía sus labios fríos, húmedos y suaves aun aprisionados contra los míos, aun temblando pasmados ante mi beso y aun sonreía satisfecho al recordar ese sonrojo en sus mejillas. Esas sensaciones, esos momentos valían por mucho luchar por volver a sentirlos, lo valían, y lo haría, lucharía por volver a sentir todo eso, y más, una vez más.

Recordarla, sentirla todavía estremecerse ante mi tacto era agradable, vigorizante y refréscate como la misma lluvia lo era. Y, como en mucho tiempo no lo era, fui feliz.

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Saludos desde Sinaloa, México.

Hola:

Saludos, pues acá Kakashi descargó todos esos años que pasó aguantándose todo, el pobre es tan malo que hasta se puso patán el hombre, pero supongo que no tiene mucho tacto y estaba bastante harto de no poder hablar y bueno, la frustración, en fin, no lo odien jajaja.

Pobre Sakura, ahora si que me la dejó anonadada.

El siguiente cap es de ella.

Debo decir que ame escribir esta escena y espere mucho en hacerlo.

Nos vemos

Cristo vive

Nota original:

Estoy muy contenta de poder por fin actualizar el fic, he pasado por cosas difíciles en casa y el trabajo que no me dejaban, pero en fin, aquí la continuación. El capítulo empieza lento y quizá un tanto aburrido, jejeje, pero espero y la segunda parte lo recompensara, ¡no saben lo mucho que deseaba llegar a esta escena!

¡Estoy emocionada! Sí, Kakashi no es muy tierno que digamos y actua en situaciones poco convencionales, ¡pero no importa, es… es tan emocionante! Jeje, perdonen mi entusiasmo y díganme, ¿qué les pareció?

Por ultimo les dejo el link de una imagen que una chica me acaba de regalar (muchas muchas gracias) de lo que vendría siendo los primeros cap del fic aquí. Gracias, Dios me los cuide.

Hasta pronto.