A mi Señor Jesucristo, gracias Dios por permitirme regresar.
Salmo 28:7Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. Debemos dar gracias a Dios porque él nos da las fuerzas que necesitamos en medio de cualquier circunstancia.
Naruto no me pertenece, los personajes e historia son una creación de Masashi Kishimoto.
Mirando las estrellas
El frío no era tan intenso, pero cada vez era más fuerte, el agua y la tierra se pegaban a las ropas haciendo más pesado y complicado moverse, hacía días que había dejado de llover, pero aún la tierra guardaba humedad.
Unas nubes surcaban el cielo nocturno dejando al descubierto unas cuantas estrellas o la escurridiza luna; los grillos seguían cantando y el viento silbando entre los árboles, pero poco o nada se escuchaba ante el chillido de pájaros que emanaba de mi mano, era el ruido ensordecedor de mi chidori.
Mi mano quemante y poderosa la seguía entre las sombras, pudiendo distinguir perfectamente el verde intenso de sus ojos y el rosa de sus cabellos a pesar de estar envueltos entre el polvo, el lodo y la noche.
La seguí entre los árboles, cortando de tajo algunos que se interpusieron en mi camino cuando ella me esquivaba. La seguí y la seguí, embistiéndola consecutivamente, mostrándole la fuerza de mi técnica.
En una de las tantas vueltas le lancé otro de mis golpes y alcancé a tocarla tenuemente, rozándole una pierna con las puntas de los rayos, un quejido se escuchó muy lejano, había conseguido tocarla, pero la fuerza del impacto terminó por perderse entre las ramas del árbol, incendiándolas.
El olor a humo y ropa quemada inundó el bosque.
Cuando toqué el suelo dejé de correr y brincar, estaba en un claro rodeado de árboles, apenas la toque la perdí de vista entre las sombras. Traté de calmarme aún con el chillido y la luz en mi mano derecha. De pronto la encontré, la sentí y vi moverse escabulléndose entre las sombras de las ramas más altas de los árboles, brincando de un lado al otro, tratándome de confundirme.
-Ahí está…está herida y cansada- me dije siguiendo uno a uno sus movimiento-, genjutsu- parecían ser muchas personas moviéndose entre el círculo de árboles, todas al unísono, pero solo era ella y una ilusión, y yo sabía cómo encontrar a la verdadera.
Se movía con cierta torpeza. El cansancio, los rasguños y una herida-quemada algo profunda en su pierna la volvieron torpe. Yo también estaba cansando. Llevábamos horas y horas de entrenamiento encima, habíamos llegado a la cumbre de la batalla. Heridos, cansados y alertas nos disponíamos a terminar con todo aquello.
La había encontrado y decidí esperar su ataque, pero me arrepentí al ver una abertura en su defensa, aprovecharía ese descuido momentáneo que se repetía en sus movimientos. Emocionado y extasiado por la batalla me lancé en su contra una vez más, la encontré y estaba seguro de que ella era la verdadera, el olor a humo y ropa quemada inundaba el ambiente. De un momento a otro ya estaba sobre ella, a punto de golpearla; sus ojos verdes temblaron con miedo, llenándome de una alegría extraña, la había encontrado y la tenía a merced.
Pero algo paso, tan rápido como la misma luz ella me esquivó, o había desaparecido, no estuve seguro, mis sentidos estaban adormecidos, no veía bien y mi olfato confundido por el aroma a quemado, solo pude escucharla, y gracias a eso la oí aparecer repentinamente detrás de mí.
Quiso inmovilizarme tomándome de la cabeza y el brazo con cierta fuerza, pero la sorprendí siendo un poco más rápido y logré soltarme del brazo y girar, estuve a punto de golpearla, y esa vez el encuentro con mi chidori sería de lleno, pero ella también me sorprendió, me soltó y golpeó con su mano lanzándome muy lejos.
La fuerza de sus golpes siempre ha sido pasmosa, esa no fue la excepción; fue la primera vez que me golpeó mucho más fuerte de lo acostumbrado, me lanzó metros y metros lejos de ella, golpeando contra las ramas de los arboles, rompiéndolas en el trayecto. Al final lo único capaz de detenerme fue una fuerte y grande roca con la cual terminé por estamparme.
Terminé con múltiples fracturas, arrojado contra una gran roca con una fuerza espantosa, cayendo contra el suelo, con algunas hojas en mi cabello, tragando polvo y sangre molida por la boca. Me golpeó muy fuerte, su golpe, el de los árboles y el impacto con la roca terminaron por desaparecer el trino de pájaros.
Abrí los ojos, me dolía horriblemente la cabeza y el resto del cuerpo. Sin el chidori hubo poca luz, aunque solo podía ver polvo y hojas en el aire. Tosí un poco, era complicado y doloroso incorporarse.
-Fracturas en mis costillas, esto será difícil… ¿dónde está? - traté de ubicarla, entre el polvo vi una luz verde intensa, era cálida, era ella, seguramente se curaba las heridas, quise moverme un poco-, también en mi brazo izquierdo…ahí, ya viene- quise sonreír, pero no pude.
-Tengo que hacer algo- intenté incorporarme y logré hacerlo –¡arg!, maldita sea, como duele-, pero el dolor me dejó a medias, apoyado en una rodilla, con un mareo horrible y un dolor insoportable. Moverme dolía mucho, pero no podía perder. No quería darme por vencido.
-Está bien Kakashi kun, será un empate- escuché su voz, traté de no suspirar aliviado y me dejé caer sentándome, recargando la espalda contra la roca, respirando forzadamente y sintiendo el sabor metálico de la sangre en la boca.
-Está bien, terminamos- se acercó cojeando, arrastrando una pierna. Me quitó el arma de las manos, arrojándola lejos y me sonrió. Estaba herida en ambos brazos, unos moretones en sus piernas y otros tantos en sus manos, su cabello revuelto y cubierto de polvo y lodo, como casi toda ella.
Era bastante tarde, aún había unos charcos de agua y lodo de los días de lluvia, repentinamente una ligera brisa nos cubrió, lloviznaba tenuemente, pero lo suficiente para terminar de apagar las últimas llamas del árbol que incendie, pero no lo bastante como para limpiarnos por completo del lodo seco que teníamos acumulado de todo el día.
-Un buen y largo baño, eso necesitamos- me dijo sonriendo, quitándome de la cara lodo que empezaba a escurrirse.
Me dolía todo, aún sentía su puño contra mis costillas, pero no podía sino concentrarme en que a pesar de estar fría ella era agradable, sus manos sucias y frías lo eran. Tal vez me sonrojé, pero no estoy seguro.
Ella temblaba tenuemente, hacia un poco de frío y corría viento fresco. No veía mucho, seguía aturdido por el golpe, pero podía verla hablándome algo de lo que poco o nada entendía, se veía linda.
Se quejó ligeramente y empezó a curarme. Su chacra verde y cálido me recorrió poco a poco y nuevamente comprobé que me gustaba, que era agradable sentirlo, sentirla a ella, o algo suyo dentro de mí, moviéndose poco a poco y restaurándome.
Siempre fue agradable, siempre lo ha sido.
Poco a poco me sentí mejor, las cosas se aclaraban y podía notarle más nítidamente, se le veía nerviosa y algo distinta, como asustada. No dije nada, solo la escuché.
-Fue un gran combate. Estuviste estupendo, como siempre- me dijo sonriendo, seguí mudo –por poco y me matas y yo a ti- dijo riendo, como si fuese lo más gracioso del mundo, de alguna manera pude sonreír.
-Eres muy bueno, muy bueno, no creo que necesites mucho de mí, Kakashi kun- dijo despacio, terminando con su labor, sentándose a mi lado. La miré, estaba sucia, cansada y completamente desaliñada, parecía algo triste, y seguía herida, nunca supe que tanto se curó antes si aún mostraba muchos rasguños y la quemada.
Repentinamente noté nuestra soledad. Desde hacía tiempo que Rin y Obito se habían retirado, nos quedamos entrenando después de las horas marcadas y solo estábamos nosotros dos en ese claro del bosque. Eran horas extra, preparación para el examen.
-Aprobaras el examen fácilmente, no tienes por qué preocuparte-
-Hum…no lo hago- contesté.
Ella me miró y sonrió tomándose las piernas, abrazándolas como una niña pequeña –lo sé, pero es algo que quería decirte-
-Hum…no tiene por qué hacerlo, Haruno sensei-
-Te equivocas- me dijo, molesta –quizás no lo parezca, pero soy tu maestra, aún lo soy- suspiró –y un maestro eso es lo que hace- me sonrió.
Me sentí incomodo, estar con ella a solas me ponía nervioso, no era incomodo, al menos no tanto cuando entrenábamos, pero cuando solo había que estar así, solo mirándola y escuchándola, sin saber que decir o no decir, aquello si era incomodo.
-¿Chidori?-
-Hum…- asentí.
-Chidori, le va bien el nombre. Tu técnica es muy buena y destructiva, ingeniosa- me sentí feliz ante su sorpresa y reconocimiento.
Esa fue la primera vez que le mostré mi jutsu; había sido un arma que dejé para el último momento, como el as bajo la manga. Ella fue la segunda persona a quien se la mostré, el primero fue Minato sensei, aunque él aún no la veía en una batalla.
Cuando corrí embistiéndola con mi chidori la sorpresa reflejada en sus ojos verdes abiertos y asustados me hizo sentir sumamente feliz y entusiasmado, corrí tras ella dejando una estela de destrucción detrás de mí, estuve a punto de darle en muchas ocasiones, pero ella lograba esquivarme torpemente.
-Me has sorprendido, no cualquiera es autor de una técnica tan mortal…-
Cuando por fin casi la golpeaba logró esquivarme y moverse rápido, atrapándome bajo su cuerpo y su puño; estuvo a punto de matarme, fue muy doloroso, yo también le herí de cierta gravedad, al final logré rozarla en una de las piernas.
Había sido un entrenamiento muy en serio, demasiado. Entrenar y estar con ella era emocionante y envolvente, me había dejado llevar, supongo que ella igual.
-Pero aún te falta perfeccionarla, además, tiene un punto débil…-
La pregunta reflejada en mis ojos debió ser bastante clara, pues ella me contestó rápidamente.
-Es muy fuerte, pero necesitas atacar directamente, si el enemigo logra esquivarte te deja vulnerable en un corto tiempo donde puede contraatacarte, puede ser grave, hasta podrían matarte-
La escuché atentamente, sus cabellos se movían con cierta pereza, unidos por el poco lodo que aún persistía entre ellos.
-Personalmente después de ver semejante jutsu yo no me arriesgaría a dejarte con vida- me sonrió y suspiró.
-Hum.
-Pensaré en algo para solucionar el problema de tu chidori, tu igual, ¿qué te parece?
-Hum- asentí.
-Creo que solo me resta ayudarte con eso, o tal vez un poco de ejercicio antes del examen, vaya sensei el que tienes, ¿a qué sí? - le miré detenidamente –seguramente Hokage sama ya te tendría una solución- marcó un círculo en el suelo con su dedo –conmigo tendrás que esperar un poco, soy un poco más lenta.
-Hum…todos somos distintos- dije con simpleza, ella me miró y me sonrió, como si mis palabras la hicieran muy feliz.
Ella solía compararse siempre con Minato sensei, es una costumbre que ha persistido con los años. En un inicio me pareció congruente, pero poco a poco me incomodaba, sobretodo porque solía menospreciarse. Obito y Rin la animaban y corregían, y yo ya tenía tiempo que de vez en cuando le daba una que otra expresión de ánimo.
-Gracias, Kakashi kun.
No supe que contestar, además de que su sonrisa me ponía nervioso, como siempre. Seguía lloviznando, pero ambos estábamos agotados como para movernos cuanto antes y partir a casa, además era más de media noche, ¿qué importancia tenía partir unos minutos más o menos si ya era tan tarde?
Al menos eso me decía como excusa, pero la verdad solo era que quería estar con ella por más tiempo.
-El final de la guerra- me dijo –son grandes noticias, ¿cierto?
Asentí, miramos el cielo, las nubes surcaban el cielo nocturno, refrescándonos con la ligera brisa que desprendían, hacía frío y viento, pero era agradable para nuestros músculos y huesos cansados.
Haruno sensei no habló, seguramente recordando algo referente a la guerra que supuestamente acababa de terminar, al menos eso pensaba yo, recordando la tarde que regresamos de misión, aquella donde recuperamos los famosos pergaminos, cuando me encontré con Minato sensei y Kushina san.
Aquella tarde lluviosa Minato sensei y Kushina san me dieron más esperanzas para ver cristalizadas las ideas de paz que rondaban en la aldea. Su entusiasmo esperanzador le infundían a uno ganas de sonreír y creer que todo mejoraría, solían contagiar de alegría, fe y esperanza a las personas, algo que el pequeño Naruto ha heredado de ellos.
-"¡Dios!, ¡cómo has crecido!"- me dijo envolviéndome entre sus brazos cálidos y sus cabellos rojos –"¡mírate!, ¡estas más alto!"- me sonrió y después miró detrás de mí, ansiosamente -"¿dónde están Obito y Rin?, ¿dónde?"-
Sonreí, Kushina san era un remolino rojo que por donde pasaba dejaba rastros de su presencia, dígase destrozos por su malhumor o ruido por su costumbre de hablar muy alto.
-"Lo siento Kushina san, Obito debe estar en su casa, Rin igual"-
-"Oh, qué pena; quería verlos, los extraño"-
-"Tranquila"- dijo Minato sensei, dándonos alcance al fin –"mañana me entregaran el informe en la torre y ahí los verás"-
-"¡Pero faltan horas!"- dijo en un puchero infantil que nos hizo sonreír a ambos.
-"Paciencia, paciencia"-
Ella suspiró, la paciencia no era parte de sus cualidades.
-"¿Por qué no comemos algo caliente?"- propuso mi maestro –"está por llover y tengo mucha hambre"-
-"Me parece buena idea, comeremos un poco de ramen calientito"- mi sensei rodó los ojos, pero asintió –"Kakashi kun, ven, vamos a comer un poco"- y sin esperar mi refutación o aceptación me arrastró al puesto más cercano.
No me opuse a pesar de querer descansar cuanto antes, un poco de comida caliente no sonaba tan mal, además Kushina san era tan terca que no me dejaría escapar fácilmente.
-"Tres tazones de su mejor ramen"- pidió sonriendo.
-"A la orden señora"-
El hombre desapareció tras la pequeña cortina pero de un momento a otro reapareció con un tazón de comida humeante y olorosa.
-"Huele muy bien"- dijo en un suspiro –"extrañaba tanto el aroma del ramen de Konoha, es el mejor del mundo" –sonrió-", que bien que hemos vuelto"-
-"Es muy amable, Uzumaki san"-
-"Es la verdad, ¿verdad qué si Minato?"-
Mi sensei asintió. Justo antes de siquiera me sirvieran no pude sino preguntar aquello que me interesaba.
-"Sensei"-
-"¿Si?"-
-"¿Qué de cierto son los rumores del fin de la guerra?"-
El silencio nos envolvió, solo escuchándose el sonido del agua cayendo y los esfuerzos que su mujer hacia por enfriar un poco la sopa. Él suspiró, miró al cielo y sonrió tenuemente.
-"Tienen muchas probabilidades de ser verdaderos"-
-"El fin de la guerra"- dijo ella en una sonrisa luminosa –"¿no es fantástico Kakashi kun?"-
Asentí y jugué con mis manos sobre la barra, imaginando momentáneamente todo lo que eso implicaba.
-"Minato ha tenido una reunión importante con esos, ya sabes, esas personas importantes"-
-"Kushina…"-
-"¿Qué?"-
Él suspiró, su esposa no solía reparar en palabras honorificas ni nada.
-"Se han dado un tiempo para pensar la situación, los hombres importantes y Minato…"-
-"Hey, que en ese caso yo también soy importante"- se quejó, ella sonrió –"no me excluyas-
-"Ellos se dieron un breve tiempo lejos de las batallas" -siguió, ignorándole-", solo para analizar las cosas, una tregua momentánea"-
-"Por eso están de vuelta"- deduje, ellos asintieron.
-"¡Mamá, me mojo!"- gritó un niño –"¡mami!"-
Miramos irremediablemente al pequeño que corría en la calle, del otro lado de la acera sus padres lo esperaban; iba sonriendo, pero de pronto cayó contra el suelo, llenándose de lodo. Kushina san estaba por correr en pos de ayudarle, pero mi maestro le tomó del hombro, deteniéndole.
La madre del niño corrió y lo abrazó, regañándole y consolándolo por igual, después se sumó el padre con una pequeña sombrilla, cobijándoles del agua mientras caminaban a refugiarse. Kushina san sonrió, sus ojos azules brillaron repentinamente al ver al pequeño junto a sus padres. Minato sensei también sonrió, mirándose detenidamente, compartiendo una alegría y complicidad particular que me hizo sentir raro e inoportuno.
-"Una etapa de paz en Konoha"- dijo el cocinero rompiendo con el encanto entre ellos, cosa que agradecí, pues me sentía fuera de lugar –"al fin un poco de paz para criar a nuestros hijos"-
Minato sensei y Kushina san asintieron, yo solo seguí mirando la lluvia, aún sin comprender el profundo significado que las palabras de los tres significaban.
-"Ojala dure por muchos años, Hokage sama"-
-"Eso esperamos todos, Teuchi san"-
Minato sensei sonrió, Kushina san se sonrojó, yo me sentí incomodo. El hombre se metió a la cocina yendo por el resto de las órdenes dejándome solo en esa penosa situación.
-"Paz…fin de la guerra y paz para Konoha"-
Una pregunta insistente me nació de pronto, desde hacía tiempo que me causaba curiosidad el saber que decían aquellos pergaminos que rescatamos; si la paz era casi un hecho, entonces, ¿qué era eso tan importante para generar tantas muertes cuando aparentemente se llegó a una tregua?
-"Entonces, ¿qué es lo que recuperamos?"-
-"Paz, Kakashi kun, al fin paz"-
-"Hum"- asentí.
-"La guerra deja dolor, perdidas y miseria para todos, y, en este caso, para todas las aldeas, la gente de Konoha no es la única dañada"- dijo mi maestro con seriedad, mirando hacia la calle – "de ahí el interés de todos por acabar con ella"-
A solo unos escasos centímetros de donde estábamos el agua caía con fuerza mojándolo todo. Seguía lloviendo, cada vez más fuerte, se sentía un poco de frio y las personas se refugiaban bajo sus techos humildes, dañados y reparados una y otra vez.
-"Los hombres importantes y Minato se reunirán nuevamente en unas semanas, probablemente firmaran el convenio de paz"-
-"Se supone que es algo secreto, Kushina"-
-"¡Oh!, eh, lo olvidé"- se sonrojó –"lo siento"-
-"No importa"- susurró, suspirando –"ya que…"-
-"Aún así no creo que sea mucho problema que Kakashi kun lo sepa"- dijo sonriendo, revolviéndome el pelo –"hey, ¿desde cuándo no te bañas?, que pelo más sucio y revuelto, ¿tendré que lavarme las manos de nuevo?"- bromeó.
Me sonrojé un poco y bajé el rostro.
-"Es que…la misión…"-
-"Kushina, deja de avergonzar a todo el mundo por un instante, ¿quieres?"-
-"¿Ah?"-
Él rodó los ojos, pero sonrió al verla comer con tanto entusiasmo.
-"El mejor ramen de Konoha, a disfrutar un poco"- me dijo sonriendo cuando me sirvieron la comida –"come Kakashi kun"- dijo aún comiendo, sin mucha delicadeza.
-"Hum…no tengo mucha hambre y…"-
-"Come"-
-"Hum…"-
-"Se te va a enfriar"- me regañó -", comételo"-
Asentí. Ella no aceptaba un no por repuesta, así que tuve que quedarme en su compañía y poner en práctica eso de: "disfrutar de un platón tibio de buen ramen te levanta el ánimo", como solía decirnos.
-"Kushina, ni siquiera le preguntaste si quería comer, o tenía algo por hacer, es un poco maleducado de tu parte, te lo he dicho"-
-"Oh, Kakashi kun, perdona, ¿estabas ocupado?, ¿dónde ibas?"-
-"Hum…a mi casa"- dije simplemente, tomando entre mis manos los palillos.
-"Ah…"- susurró –"pues que bien que te encontramos, estábamos preocupados por ustedes"-
De alguna manera sonreí tenuemente, ella con su buen humor y sinceras preocupaciones solía darme un poco de calidez.
-"¿Cómo están?"- preguntó mi maestro con seriedad –"Haruno san ya me informó brevemente pero…"-
-"Bien"- dije simplemente, mirando ampliamente el tazón –"se complicó pero gracias a ella logramos sobrellevar la situación"-
Comí un poco, aún sin notar como ellos dos me observaron e intercambiaron miradas para por último sonreír.
-"Sakura san es muy amable, de alguna manera estoy tranquila de que estén con ella"- dijo ella.
-"Cuando llega un nuevo integrante en el equipo siempre cuesta tiempo acoplarse a él, cierto que con los meses y el trato se logra, pero francamente tú eras quien más me preocupaba"- dijo mi maestro –"sé que ya han pasado muchos meses con ella, pero no pensé que la aceptarías, me alegra haberme equivocado y ver que ya estas adaptado a su forma de trabajo"- una cuestión se formó en mi rostro al no comprender porque venía todo aquel sermón -"por tu forma de hablar de ella puedo notar que te cae muy bien"-
Baje los ojos un poco apenado con todo eso.
-"Hum…no es tan mala como pensé"-
Y ellos volvieron a sonreír.
-"Sí, paciencia y comprensión, te lo he dicho; aún le falta experiencia por ser novata"-siguió mi maestro –", pero poco a poco se resolverá, tiene un poco de mal genio e impaciencia, pero ¿quién no?"- Kushina san sonrió nerviosa –"no es algo que no pueda sobrellevarse. Es como todas las mujeres, solo hay que tener cuidado de no enojarle mucho, o saber cómo contentarle rápidamente" -, su esposa rodó los ojos, él siguió sonriéndome, aconsejándome, -", y una vez que das en su punto débil solo es cuestión de tener paciencia y darles siempre la razón. Si haces todo eso tratar con mujeres no es tan complicado" –me dijo riéndose, haciendo sonrojar a su esposa, que seguía apenada y molesta por sus descripciones y consejos. –"Tu solo di que si a todo lo que te digan y ya tienes un 75% de probabilidades de salir ileso"-
-"Tonto"- y le tiró del pelo.
-"Hey, solo lo aconsejo, un consejo de hombre a hombre"-
-"Hum…vaya consejos"- susurró molesta, tomándole ahora de la oreja.
-"¡Hey!"-
-"Llorón"- le soltó.
-"Son buenos consejos"- se sobó la oreja –"¿acaso no es verdad que funcionan?"-
-"Tonto"- ella se sonrojó –"me gustaría saber que opinaría Sakura san si te escuchara"- lo miró de reojo, algo molesta.
-"Eh…"- susurró despacio, seguramente incomodo por la mirada de Kushina san –"pues tal vez me daría la razón"-
-"Sí, claro"-
Yo sonreí, tener a Minato sensei y Kushina san cerca siempre era entretenido; verlos o escucharlos siempre te daba por seguro que te divertirías.
-"Eh…claro que sí" – siguió nervioso-", Haruno san es inteligente, es fuerte, decidida, amable, es una excelente ninja médico"-
-"¿Y qué más?"- le preguntó enojada, y un poco celosa, a decir verdad.
-"Y supongo que buena sensei, ¿verdad Kakashi?"-
-"Hum"- me alce de hombros.
Kushina san siguió comiendo, mirando de medio lado a mi maestro que seguía atrapado en ese gran problema en el que se había metido al tratar de aconsejarme. Yo seguí sin hablar, sin brindar la ayuda que Minato sensei ocasionalmente me pedía en silencio para contentar a su hermosa esposa. Era bastante entretenido verlo sufrir de esa forma.
-"Te falto una cosa"- dijo ella-", también es bonita, guapa, hermosa, ¿me vas a decir que no?"-
-"¿Ah…?"-
-"¿O sí?"-
-"Eh…bueno"- él sonrió nervioso, estaba atrapado y la mirada de su esposa no era muy alentadora –"ah…pues…"-
Comí un poco bastante entretenido con el espectáculo que era ver sufrir a mi maestro ante las miradas serias, molestas y celosas de su esposa, era entretenido. Pensé que tal vez los consejos que antes me había dado no eran tan malos, de hecho son bastante buenos, pero suelen olvidarse en ocasiones como esas.
-"Eh…pues…no puedo contestarte"-
-"¿Por qué?"-
-"Un hombre casado, respetuoso y enamorado no puede ser completamente objetivo al juzgar a alguien más que no sea la dueña de su corazón"- dijo balbuceante.
Hice un esfuerzo para no reír o suspirar, era gracioso verlo tan nervioso diciendo tales cursilerías (algo bastante particular en él), pero también algo extraño notarlo casi sudar ante la presión que su furibunda esposa solía darle.
-"Sí, aja"- dijo ella, tomando un poco más de sopa.
-"Sí, así es"- dijo más seguro –"¿por qué no le preguntas a alguien que esté soltero?, él podría resolverte esa cuestión mejor que yo…eh…¿qué tal Kakashi?"- dijo tomándome de los hombros repentinamente, como quien dice poniéndome de su escudo –"cierto que aún le falta crecer, pero ya está en la edad de la punzada, te apuesto que nada se le escapa"-
-"Sensei"- susurre alzando una ceja. Kushina san siguió mirándole molesta.
Mi sensei me miró esperanzado buscando ayuda, suspiré y deseé con todas mis fuerzas que Obito y Rin estuvieran ahí, ellos solían ser las victimas y mediadores de las "peleas" entre ellos dos mientras yo permanecía al margen, solo observando, divirtiéndome y sorprendiéndome ante lo que aquel par de ojos azules podía hacer en un hombre tan poderoso y sabio como lo era mi maestro.
¿Tan vulnerable lo ponía el amor?, ¿tanto para que en ocasiones le hiciera parecer patético y cobarde? El amor era un sentimiento demasiado complejo, extraño, voluble e intenso, completamente misterioso y sorprendente.
Así lo definía en ese momento, en realidad desde mucho antes (y aún hay un poco de esas ideas), pero solía verlo como algo ajeno a mi persona, como una especie de científico que mira su experimento con interés y escepticismo, sin embargo, en aquel entonces ya pasaba por cambios extraños que comenzaban a sembrarse en mi propio ser, haciéndolo más incomodo, vergonzoso, sorpresivo y misterioso de lo que ya era, así como más interesante y perturbador. Pero no quería pensar mucho en ello.
Todo lo cual no evitó que me sonrojara un poco cuando mi maestro me preguntó qué opinaba de la estética de mi mentora, todo en búsqueda de salvar su pellejo de manos de la furibunda esposa de cabellos rojos que tenía.
-"Anda Kakashi, dinos que te parece Haruno san"-
La mirada de ambos repentinamente me hicieron sentir nervioso ante sus preguntas, y todo empeoró cuando recordé a mi maestra, sus ojos verdes, su cabello rosa, su figura, su sonrisa y su voz llamándome.
-"Vamos Kakashi, respóndele a Kushina, ¿Haruno san es hermosa?"-
Me sonrojé deseando irme de ahí, sintiéndome más incomodo que nunca, pero trate de no ser muy obvio, me alce de hombros y comí un poco de sopa.
-"El ramen se enfría"- dije con sobriedad, sorbiendo un poco.
Ambos se quedaron en silencio, me miraron, se miraron y sonrieron, haciendo todo más vergonzoso de lo que ya era, pero por el momento fueron generosos y no empeoraron las cosas comentado lo que era tan obvio, al menos era obvio para ellos, que me conocían mucho y podían darse cuenta de lo que aquello significaba.
Decidieron comer un poco, dejando todo en silencio siendo solo acompañados nuevamente por el sonido del agua cayendo, el viento soplando y uno que otro estruendo en las nubes. Así pasó un tiempo hasta que me sentí nuevamente raro, era como una mirada insistente sobre mí. Era Kushina san observándome detenidamente. La miré preguntándome que era aquello que tanta curiosidad le daba. Dio un breve brinquito cuando la atrape mirándome, entonces sonrió un poco nerviosa y apenada.
-"Perdona Kakashi kun, es que pocas veces te he visto sin tu máscara"-
Me pareció extraño, nunca he entendido la fascinación que causa el que tenga o no máscara puesta.
-"Y estaba pensando que cuando seas grande no te será difícil tener novia"-
Minato sensei por poco y escupe la sopa, terminó tosiendo como enfermo y yo solo me sonrojé por enésima vez desde que los encontré en la calle.
-"¡Kushina!"- siguió tosiendo.
-"¿Qué?"- se sonrojó un poco –"es la verdad, no te pongas celoso"-
-"No estoy celoso"- dijo tosiendo, avergonzándose, ella sonrió.
-"Si, de verás que si, ¡estas celoso de un niño!"- río. Minato sensei se ruborizó notoriamente –"¡de tu alumno!"- siguió riendo.
-"¡No estoy celoso!"-
–"Si más lo niegas mas es cierto, ¿no es divertido mirarlo así Kakashi kun, enojado, celoso y sonrojado?"-
Sonreí al recordar.
-Minato sensei tiene razón, Kushina san se la lleva avergonzado a las personas-
Avergonzar a otros, o ver como otros se avergonzaban es divertido, pero no lo es tanto cuando tú eras la víctima. Me sonrojé repentinamente al recordar la pregunta de Minato sensei.
-"Vamos Kakashi, respóndele a Kushina, ¿Haruno san es hermosa?"-
¿Qué si me parecía hermosa?
La miré de soslayo, seguía absorta en sus pensamientos, mirando nada, quizás recordando, quién sabe, lo cierto es que lucía hermosa; lo era a pesar de estar temblando intermitentemente por el frío, a pesar de estar con lodo por el cabello y la ropa, de estar herida y sucia.
Súbitamente giró atrapándome en mi contemplación, afortunadamente logré disimular muy bien mi repentino interés en su cabello.
-Kakashi kun, he estado pensando algo-
-Hum- asentí.
-Cuando apruebes y seas jounnin…muy probablemente te asignen como líder del equipo- la miré algo sorprendido, aquello ya lo había pensado, pero no tenía idea de que ella también –, no sé qué pasará conmigo, si seguiré con ustedes o se me reasignara a alguien más, quizás el hospital- sonrió –pero…no puedo evitar preocuparme por nosotros-
-No se preocupe Haruno sensei- hablé, verla así me hacía sentir extraño-, con el fin de la guerra las misiones no serán tan riesgosas-
Ella sonrió y me tomó de hombro.
-Lo sé, pero eso no es lo que me preocupa, al menos no solo eso…además en el hospital o en otro equipo no importará porque yo estaré ahí para ayudarlos siempre, y confío que tú serás un gran líder, estarán bien contigo, estoy segura -
Generalmente ella tenía razón, pero en esto último tuvo un error, error que a ambos nos ha perseguido por todo este tiempo. Ignorando lo que venía en aquel momento me sentí dichoso, con algo tibio recorriéndome, era felicidad y tristeza al escucharla decir aquello. Me soltó y siguió hablando, ignorando (como siempre) lo importante que sus palabras eran para mí.
-Sé que hasta ahora no he hecho el mejor papel del mundo, pero me he esforzado, y sé que solo han sido varios meses juntos, pero voy a extrañarlos mucho- habló mirando el suelo, aunque con la escaza luz poco o nada se miraba.
-Un sensei siempre es un sensei- ella me miró, haciéndome sentir raro, pero ya estaba más acostumbrado a esa extraña sensación que era sentir ese vaivén en el estomago –por mucho o poco tiempo que lo sea, siempre lo será-
Ella me sonrió y asintió.
-Tienes razón Kakashi kun- dijo un poco bajo, mirando aún el suelo, ocultando un poco su rostro. Asentí. –Mientras eso pasa supongo que me queda entrenarte, o, mejor dicho, aconsejarte un poco para el gran día, daré lo mejor que pueda-
-Hum- asentí nuevamente, ella sonrió.
-Mira Kakashi kun- apuntó al cielo –, esa es mi estrella-
-¿Su estrella?-
Miré y miré, ella siguió señalando, no había muchas esa noche, por las nubes, pero no daba con la que ella me señalaba.
-Esa, la de la luz azul, la que está a un lado de cuatro que están juntitas y que son amarillas-
-¿Es la que está junto a la constelación sagitta?- cuestioné, ella sonrió nerviosamente, asintiendo.
-Eh…no sé como se llamen las otras cuatro, pero la que está a un lado es mi favorita. Pensaras que estoy loca, pero es mi estrella favorita, su luz es tan bonita- sonrió –se ve más linda esta noche-
-Hum…pero apenas y se ve a un lado de las otras - contesté tenuemente.
-Es por eso que es mi favorita-
Parpadeé un poco sorprendido, mirando tenuemente las estrellas pensando lo que acababa de decirme.
-Su luz esta noche es más hermosa-
-Hum…pues apenas y se ve por las nubes-
-Por eso es que hoy luce más bonita-
-El esfuerzo la hace más hermosa- pensé, ella siguió mirando las estrellas, yo la imité.
Era agradable estar ahí, hacía un poco de frío y viento, la llovizna nos mojaba y humedecía el lodo anteriormente seco, pero era agradable. Pasamos unos minutos así hasta que el silencio terminó al escuchar como la llamaban desde la arbolada.
-Sakura-
-¿Escuchaste?- me preguntó, asentí.
-Sakura- esa voz era cada vez más cercana y fuerte.
-Alguien me está buscando, ¿quién será?
-Sakura-
-Hum, su voz, es un hombre-
-¿Un hombre?-
-¡Sakura!- esa vez se escuchó más cercana y clara.
-Sasuke- susurró sonriendo. Soltó sus piernas y se incorporó.
-¡Sakura!-
- Es Sasuke- me dijo sonriendo, como si llegara a comprender y compartir la felicidad que escucharlo le causaba - ¡sí, aquí! - gritó feliz.
Finalmente nos encontró y se acercó parándose frente a nosotros.
-Sasuke, ¿qué…?-
-Es tarde- dijo simplemente, interrumpiéndola y mirándola.
-Ah…si- dijo ella, caminando con torpeza, tomándole del brazo –no tenías porque venir a buscarme-
Una incomodidad extraña me invadió al verla junto a él. Se le veía feliz.
-Tu madre me llamó diciendo que no llegabas, fue ella la que me mando a buscarte, estaba preocupada -
-¡Oh!…¡ah!…lo siento, estábamos entrenando, se me fue el tiempo sin darme cuenta y…-
Me sentía incomodo, molesto, ella lucía feliz y nerviosa, como si estuviera ansiosa por justificarse.
-Dijo que pensaba estarías conmigo, por lo de la cena-
-¡Ah!, ¡la cena!- gritó soltándole–lo olvide, lo siento- se disculpó insistentemente –es que…Sasuke lo siento…lo olvide y…-
-No importa- dijo cortante.
-Perdóname no quise dejarte…-
-¿Plantado?, ¿esperando?- chasqueó la lengua –no importa.
-Encima vienes a buscarme y…-
-No importa- y la miró de pies a cabeza –estas herida.
-Eh…si- dijo incomoda, acomodándose la ropa y el cabello –es que entrenamos muy fuerte, preparativos para el examen de jounnin, Kakashi es muy bueno y…- dejó de hablar, ambos me miraban –oh, lo siento, que grosera, los presentaré, Kakashi él es Sasuke Uchiha, mi prometido-
-¿Prometido?- aquella palabra no me gustó. Asentí por cortesía, él igual.
-Sasuke, él es mi alumno Kakashi…-
-Hatake Kakashi, lo imaginé, el hijo de colmillo blanco.
-Hum, su nombre era Sakumo.
-Hatake Sakumo, lo sé- me interrumpió -, te pareces a él.
-¿Lo conocía?
Me sorprendí un poco, después pensé que si toda la aldea conocía a mi padre no era tan sorprendente que él también; aunque no cualquiera hablaba de mi padre con esa ligereza frente a mí.
Haruno sensei dejó de sonreír. El solo nombrar a mi padre me ponía enfado y tenso, ella lo sabía.
-Nos preparamos para el examen- dijo rompiendo con el momento de tensión, tratando de cambiar de tema –aunque estoy segura de que Kakashi aprobara, ¿no es increíble?, a su edad y ser propuesto para ascender a jounnin-
Él asintió, después me miró – no debería sorprenderte tanto Sakura, no viniendo del pequeño ninja genio del que tanto hablan tú y Obito-
-Si Sasuke- dijo sonriendo –pero de todas formas es algo que admirar, ¿no crees?-
-Supongo…así que por fin conozco al famoso Kakashi Hatake, así que tu eres del que tanto hablan-
Desde antes no me daba buena impresión, su forma de hablar y ver a los demás me desagradaba, cuando por fin nos presentaron mi impresión no mejoró, tal vez mucho se debía que me no me agradaba la forma en que mi maestra le hablaba, lo veía o lo tocaba, simplemente estaba celoso, y eso complicaba más el que Sasuke Uchiha no me agradara.
Es algo que con los años se ha mantenido. Quizás solo es su forma de ser, pero su tono altanero de hablar y esa forma que tiene de mirar a los demás, como alguien superior, suele ser muy irritante, al menos para mí siempre lo ha sido. Tal vez solo sigo celoso de él.
-Hum…no sé si soy un ninja genio, o si hablan mucho de mí, pero sí que soy Hatake Kakashi-
-Tsk, ser chunnin a los seis es un buen motivo para que te digan así, además de ser propuesto para el examen, no hay que ser tan modestos-
-Hum…no lo soy-
Me miró otro poco más, seguramente pensando que era bastante rezongón, irrespetuoso e igualado para ser tan joven o para tener fama de callado, pero no dijo mucho respecto a eso.
-Sakura, es más de media noche, tus padres están preocupados, regresemos-
-Ah…si- asintió y sonrió, después me miró –Kakashi kun, si quieres puedes regresar con nosotros-
-Hum…pues ya que- asentí.
Y así fue como nos encaminamos a la aldea, el regreso fue muy silencioso, ocasionalmente mi mentora hablaba, sea de uno u otro tema, dándome una que otra recomendación o contando los detalles de nuestra batalla a su novio. De vez en cuando uno de nosotros opinaba al respecto, siendo solo asentimientos lo que conseguía de nuestra parte.
-Cojeas de la derecha- dijo interrumpiéndola en uno de sus relatos -, ¿por qué no te has curado esa quemadura?-
-Ah…es que…no tengo suficiente chakra, tenía que curar a Kakashi kun, lo necesitaba más- dijo mirándome y sonriéndome, haciendo que recuperara con ello esa calidez agradable que ella me daba.
-Por mi…- me dije viéndola sorprendido- estaba preocupada por mi- recordé su chacra recorriéndome poco a poco, era agradable, siempre lo fue –, por eso es que sigue así- También siempre fue y ha sido muy amable, siempre preocupándose por el bienestar de los otros antes que el suyo.
-Llegando me lavaré y mañana lo hare antes de que mamá se preocupe y…-
-Sólo hazlo- la cortó de nuevo, con esa extraña costumbre que tiene y que empezaba a irritarme-, no me gusta verte herida-
-Sí, lo sé, mañana tendré energía suficiente y lo haré, no te preocupes- dijo sonriendo, apoyándose en su hombro.
Aquello fue desagradable, pero supuse que era normal, él era su novio, o prometido, no tenía por qué molestarme verla así con él, además de que era estúpido hacerlo, claro está.
-Deja de pensar tonterías-
-Ah…Kakashi kun- me habló, parándose al notar cuando me alejé de ellos.
-Por aquí queda mi casa, sensei- contesté con simpleza, giré y seguí caminando.
-Buenas noches Kakashi kun- me deseó antes de verme doblar la esquina –¡descansa y nos vemos mañana temprano, no llegues tarde!
De alguna manera sonreí al escucharla gritar, era bastante gracioso escuchar sus gritos a media noche, más siendo seguidos por el aullido de los perros y el maullido de los gatos. Era y es bastante gracioso, mucho más cuando no se es el vecino que grita improperios al despertarse a media noche por semejantes gritos.
&&&/&&&
-¡Vamos Obito, sé que puedes!, ¡inténtalo una vez más!-
-Pero…Sakura sensei…-
-¡No seas perezoso!-
-¿Pe…rezo…so?-
Sonreí tomando un poco de agua, mirándolos desde lejos.
-¿Hemos entrenado toda la mañana y la tarde y me dice perezoso?- dejó en un puchero lagrimoso que la hizo sonreír.
-Bueno, no perezoso, pero no te rindas tan pronto, tu puedes, ¡lo sé!
-Estoy cansado, Sakura san- alegó dejándose caer contra el suelo.
-Yo igual- le dijo agachándose a su altura, sonriéndole –pero confió en ti, piénsalo de esta forma: si pudiste aquella vez, también hoy-
Obito suspiró no muy seguro, Haruno sensei le sonrió extendiéndole la mano, incorporándole, yo seguí viéndolos desde lejos, algo entretenido con el sufrimiento de mí amigo ante la persistencia de mi mentora.
-Sakura sensei es muy exigente- dijo Rin sonriendo. Se encontraba a un lado mío.
-Hum…es terca- le dije subiéndome la máscara, mirando el sol en lo alto del cielo.
-Persistente Kakashi kun, se dice persistente-
-Hum…es igual- me alce de hombros.
Rin rio tenuemente, me sentí dichoso al verla casi por completo recuperada. Habían pasado ya dos meses de la última misión, aquella donde estuvo a punto de morir. Su condición era complicada de explicar y entender; si bien Haruno sensei logró salvarla sus heridas habían sido muy delicadas, dejándole al borde de la muerte, lo cual aunado a la técnica que utilizó hacían más difícil el recuperarse. Rin necesitaba más tiempo y cuidados que los que se necesitan normalmente. Aún así mejoraba y era alentador, todos estábamos contentos pensando que en cualquier momento se recuperaría por completo y sería la misma de antes, al menos eso creíamos. Además, ella solía sonreír más que antes, contenta con la paz que se sentía más creíble cada vez.
Cuando fuimos a entregar el reporte de la misión Minato sensei nos explicó a todos aquel atisbo de esperanza que era la tregua entre las aldeas ninjas. Poco después, durante la reunión que Kushina san me comentó, los líderes asumieron que la paz era inminente, necesaria, y aunque había algunas asperezas que limar (y peligros de traición con los cuales lidiar), se apostó por el cansancio que los años de guerra ninja había dejado en todos. Estaban cansados de luchar, de ver morir a sus conocidos, a sus amigos, compañeros y seres queridos; además era indispensable tener por un momento que guardar paz por la proximidad de los exámenes para jounnin. Al recibir la noticia un gran peso se despejó de los hombros de todos los shinobis y civiles que habitábamos las aldeas ninjas. Solo misiones aparentemente normales. Era un descanso.
Finalmente se llegó a un acuerdo de paz, no habría más guerra encarnizada y los tratados para resolver los desacuerdos se harían con el mayor tacto posible durante los siguientes meses. Meses en los cuales los preparativos para el examen se llevarían a cabo en la aldea cede, mientras los prospectos nos preparábamos en nuestras propias aldeas.
De alguna manera el examen jounnin marcaria el pacto de paz entre las aldeas.
No había pasado tanto tiempo desde los últimos donde mi sensei aprobó (casi un año), pero las últimas batallas habían dejado muchas mermas en los ejércitos, así que era necesario renovarlos cuanto antes; tenía una oportunidad de ascender más rápido de lo que pensaba. En los anteriores el consejo no me había aceptado por razones no muy convincentes y disfrazadas (mi padre), ese año igualmente quisieron oponerse, pero con mi maestro como Hokage no había muchos obstáculos que lidiar.
-"Así que Kakashi, será mejor que te prepares arduamente, confío en que Haruno san te sabrá guiar adecuadamente, además de que no descuidará ni a Rin ni a Obito"-
Nuestro equipo, por su parte, fue alejado del campo de batalla, solo centrándose en el hecho de recuperarse de la última misión, en especial Rin. Obito y yo nos enfocamos en el trabajo en equipo, mejorar o dominar los jutsus especiales.
Aquel día estábamos como los anteriores, entrenando, y aquel día, como los anteriores, Haruno sensei se empeñaba en que Obito lograra dominar la técnica especial de su clan, el sharingan.
Llevaban días y días de intentarlo casi en vano, Obito no había logrado avances, encontrándose estancado y frustrado por no lograr más de lo que aquella última misión había hecho.
Durante la batalla sinceramente ni siquiera lo había notado, estando tan furioso y desesperado por ayudar a su querida Rin el poder que dormía en sus ojos se activó, solo fue un instante, unos cuantos segundos en los cuales logró defenderse y escapar y rescatarla de la segura muerte que la asechó cuando aquel hombre estaba por matarla.
Fue solo hasta días después que entre emocionados y seguros relatos nos contó cómo era que estaba seguro de haber logrado despertar su kekegenka.
-"¿Estás seguro Obito kun?"-
-"Sí, sensei"- exclamó contento –"he leído y preguntado tantas veces como es que se siente que estoy seguro que así fue…"-
-"¡Es maravilloso Obito!"- gritó Rin, dándole un abrazo.
Él se sonrojó y sonrió.
-"¿Puedes mostrarnos?"- le pedí, algo contento con todo aquello, aunque no se notara.
Obito estaba tan orgulloso y emocionado con el hecho de pertenecer al clan Uchiha que se la vivía presumiendo con el "cuando tenga mi sharingan…" que me daba un poco de gusto por él, pero también algo de ganas por molestarle.
-"Oh…eso…pues lo he intentado"- dijo perdiendo el brillo entusiasta en sus ojos negros –"pero no he podido repetirlo"-
Suspiré con pesadumbre, él recuperó su entusiasmo repentinamente.
-"Pero es verdad, ¡es verdad!"-
-"Hasta no ver…"- dije con presunción, solo por molestarlo.
Y era solo por molestarlo, pues estaba seguro de que lo que afirmaba era verdad, porque solo el sharingan pudo haberle dado la fuerza necesaria como para llegar hasta Rin y cortarle la oreja al tipo, aunque no pudo salvarlo de que lo tomara del cuello y casi lo matara.
Estaba algo emocionado con todo eso; Obito por fin lograría uno de sus tantos sueños y dejaría de presumir sin fundamentos, o por lo menos sería interesante ver si lograba ser tan bueno como solía decirme; sonaba bastante interesante tener de rival y compañero de entrenamiento a alguien con esa habilidad, aunque claro que jamás lo aceptaría.
-¡Kakashi kun, sigue practicando!- me gritó molesta, aplastando una gran roca tras su golpe que por poco y alcanza al asustado de mi amigo que logró escurrirse en el último momento.
Obito parecía un pobre ratón huyendo de un gato terrible y sanguinario que está solo jugando con él. Rin sonrió, yo estuve a punto de hacerlo, habría sonreído de no haberme visto con aquel par de ojos verdes molestos a la par de que gritaba mi nombre partiendo el suelo con tanta fuerza.
-¡Rin, tu sigue repitiendo el segundo paso!- mi amiga dejo de sonreír y solo asintió.
Los entrenamientos eran exhaustivos y continuos, dejando muy poco tiempo para descansar, parecía tener la regia decisión de pasar el mayor tiempo posible con nosotros. No me molestaba mucho, ciertamente.
-¡Obito!, ¡no descuides tanto tu defensa, te lo he dicho!
Era muy estricta, dándole un poco de más peso al hecho de pulir las habilidades de Obito, diciéndole que era muy descuidado y visceral en las batallas, que necesitaba ser más consciente y frío en sus movimientos, etc., etc.
-¡Te he podido matar si me da la gana por 15 veces en los últimos 8 minutos!-
Conmigo era similar, teniendo como eje central el que tenía que presentar mi examen. Rin se llevaba la parte más sencilla, practicando solo sus jutsus médicos, con ella preocupada por darle seguimiento a su recuperación.
-Sakura sensei…-
-¡15 en 8 minutos, cómo es posible!-
Me alejé sonriendo internamente al verla regañar al pobre de mi amigo. Ya estaba acostumbrado a ella, y, aunque sonaba perturbador, no podía hacer nada en contra de ello, mucho menos en el hecho de que ella me gustara tanto.
Solía verla y escucharla atentamente, era agradable, incluso cuando hacia esa mueca molesta que le daba a su boca al estar tan frustrada por no lograr que mi amigo aparentemente mejorara.
Miré hacia el frente, queriendo despejar una vez más mis pensamientos respecto a ella, debía concentrarme en mi objetivo: mejorar y perfeccionar mi propia técnica, el chidori.
Repentinamente recordé nuestra batalla, una de las muchas donde estuvimos a punto de matarnos, aquella cuando por vez primera en soledad miramos las estrellas, en la que me presentó su estrella favorita, un entrenamiento que no terminó tan agradablemente, al menos no para mi, cuando su "prometido" llegó.
Al día siguiente, y después de que mostré mi técnica frente a mis dos amigos, dijo aquello que nos tenía a los tres (Obito, yo y ella) tan exhaustos.
-"Kakashi kun, estuve pensando y pensando como contrarrestar ese problema que tienes con tu jutsu, pero solo llegaba a la conclusión obvia de que necesitas prever esa debilidad y prepararte para no ser vulnerable, algo o alguien que te cubra la espalda –
-"Pero eso no es lo que…"- quise opinar, pero no me dejó.
-"Lo sé, lo sé"- dijo moviendo sus manos intermitentemente –", se que no es lo tuyo Kakashi kun, pero el trabajo en equipo es esencial en muchas cosas, y tu chidori no será la excepción, mira, necesitarías de alguien que esté alerta, alguien que pueda leer bien los movimientos, alguien que no corra tanto peligro. Lo hablé con Sasuke y él me aconsejó que lo mejor era precisamente lo que pensaba, trabajar en equipo…"-
Además de molestarme el que le comentara a su "prometido" de mi jutsu y su deficiencia, también me enfadó el hecho de que le pidiera su opinión, aunque no era tan mala idea, pero no lo aceptaría.
-"…pero me dijo que sería difícil lograrlo completo"- de pronto dejó de ir y venir como león en jaula, parándose frente a nosotros –", pero que con algo como el sharingan el acople sería perfecto"- dijo con entusiasmo, mirándonos a ambos –"¿no lo ven?, ¡Obito kun puede ayudarte, trabajarían juntos y lograrían cumplir con el objetivo del chidori!"-
Obito, Rin y yo recibimos la noticia con sorpresa. A pesar de que la idea no era tan mala no nos agradaba mucho.
-"Eh…no lo sé Sakura san"-
-"Obito kun, conmigo o Kakashi como líder ustedes serán compañeros de equipo siempre, mejor que se comporten y acepten trabajar para lograr su mejor carta. El sharingan es el complemento perfecto para el chidori y viceversa"-
Éramos muy competitivos y orgullosos. Así que dábamos cualquier excusa para no aceptar su mandato, claro que ella también ponía de su parte para convencernos.
-"¡Kakashi kun! ¿y qué si tu eres el autor de la técnica?", ¡no es compartir el crédito!"-
Nunca aceptaríamos abiertamente el depender uno del otro.
-"Pero Obito kun, ¿qué importa que Kakashi kun será el que hará el examen y tu no estarás con en él?, ¡esto no es para eso, esto les ayudara para el resto de sus vidas!"-
Y si, cada vez alzaba más la voz, y cada vez la vena en su ojo derecho saltaba más, si, cada vez la exasperábamos más. Nunca ha sido paciente.
-"Pero, Sakura san…"-
-"¡Pero nada!"- suspiró, tratando de calmarse –"miren, me estoy cansado de ser tolerante…"-
Si ella todavía estaba en su etapa tolerante.
-"Sensei…"-
-"Nada de sensei, ni peros, ni porqués. ¡Me importa un soberano cacahuate si les gusta o no la idea!, ¡tienen que hacerlo y ya!"-
Finalmente, Haruno sensei sacó a relucir sus poderosos, conocidos, envidiados y temidos métodos de convencimiento.
-"¿Por qué?, ¡porque yo lo digo y punto!"-
Dígase amenazas, gritos, torturas y un largo etcétera.
-"¡Y claro que es un punto convincente!, ¡y por supuesto que es suficiente!, ¡y por supuesto que lo van a hacer!, ¡les guste o no!, ¡porque lo digo y mando yo!, ¡y eso todo!"-
-"Si, sensei"- asentimos y hablamos al unísono.
Al final logró que iniciáramos con los preparativos para lograr el trabajo en equipo, sobretodo porque cuando llegaba a ese estado no puede hacerse otra cosa sino aceptar lo que ella manda.
Es muy convincente, sobre todo si habla de esa forma mientras la vena de su ojo derecho palpita tan amenazante y su pie izquierdo golpea el suelo intermitentemente hundiéndolo cada vez más mostrando como su fuerza se hace más presente y su control más lejano.
Recordando todo esto me he dado cuenta nuevamente como después de tantos años realmente tenía razón, porque a pesar de que tenía algunos errores también tenía razón en muchas más cosas, como en que el sharingan era el complemento perfecto para el chidori.
Y también en el hecho de que Obito y yo seriamos un equipo por muchos, muchos años, lo seriamos aún cuando lo único que nos uniera fuera precisamente eso, su sharingan, al menos uno de ellos.
&&&/&&&/&&&/&&&
Saludos desde Sinaloa, México.
Hola: He andado releyendo la historia para recordar algunos detalles que la verdad se me han escapado después de todos estos años. Pero en fin, aquí otro cap.
Nota original:
Hola jóvenes y jovencitas atractivos…
Aire chan está de buenas, jejejeje n_n, y es que después de quien sabe que tanto tiempo lejos de esta página he podido regresar (SIIII ´O´). Se me había dificultado mucho, mucho, no solo por mi falta de internet (de hecho aún no me reconectan el servicio, sí, soy pobre, pero estoy de parasita de las redes públicas que nos dan en lugares donde comemos, o hacemos como que comemos xD), sino también escribir….en fin, estoy de vuelta.
¿No les parece maravilloso como Kakashi recuerda tan al pie de la letra tantas cosas xD?, ¿será que tiene memoria fotográfica? xD, es una buena razón, ¿verdad?, y es creíble ¿a qué si?, jejejeje, en fin, que me da gusto que recuerde hasta los gestos y parpadeos que da, o dio, él y los que con él estaban xD.
En fin, nos vemos espero y pronto. Dios los cuide.
Hasta pronto.
