A mi Señor Jesucristo, gracias Dios por permitirme regresar.
Salmo 28:7Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. Debemos dar gracias a Dios porque él nos da las fuerzas que necesitamos en medio de cualquier circunstancia.
Naruto no me pertenece, los personajes e historia son una creación de Masashi Kishimoto.
El primer beso
Finalmente, el examen llegó, viajamos a la cede, la aldea de la roca, la cual, al igual que Konoha y el resto de las villas, se encontraba llena de techos rotos y reparados, con sus calles polvorientas siendo limpiadas y regadas una y otra vez en búsqueda de dar un mejor aspecto a los forasteros.
No era de sorprenderse que de vez en cuando hubiese rencillas y pequeñas peleas entre los aldeanos y visitantes, si se tomaba en cuenta que acaba de terminarse una guerra era de esperarse, de hecho, milagrosamente no hubo muertos, al menos no por peleas callejeras.
-Es un bonito lugar, ¿no Kakashi kun?-
Asentí sin mucho interés, realmente no me importaba mucho si fuese "bonito" o "pintoresco", sólo podía pensar en que en unas cuantas horas estaría jugándome mi ascenso en los terrenos desconocidos de una aldea distinta a la mía.
-No tienes de que preocuparte- me dijo sonriendo, leyéndome el pensamiento –, créeme, no es muy diferente a la aldea de la arena-
Alcé una ceja no muy convencido.
-Bueno solo un poco- me dijo nerviosa -, bien, si se diferencian mucho, pero no importa, sea donde sea, estoy segura de que aprobaras, así que deja de preocuparte y disfruta de la vista, ¿sí?
-Hum-
La cede original del examen había sido Suna, pero unos días antes del examen fue cambiada a Iwagakure, causando no solo sorpresa, sino también disgusto de parte de los participantes, que se habían preparado para toda la clase de obstáculos que representaba el terreno arenoso y desértico de la aldea de la arena. Así que no quedó de otra que adaptarse al repentino cambio.
Fue así como el hokage informó a cada uno de los aspirantes, incluyendo maestro y equipo, de la modificación; cuando llegó nuestro turno mi maestra puso el grito en el cielo, reventando los tímpanos de todos, incluido el Hokage y su concejal, Tsunade sama.
-"Es que, ustedes disculpen"- dijo despacio, controlándose ante las miradas desaprobatorias de su maestra-", pero es que…es que…¡un cambio a solo pocos días!, ¿cómo se les ocurre?"-
-"No es tu deber cuestionar las decisiones de tus superiores, Sakura"- contestó Tsunade sama, cerrándole automáticamente la boca, haciéndonos reír un poco al resto de los presentes.
-"Perdonen"- dijo sumisa para después recuperar la furia anterior –", es que no entiendo, no entiendo…¿cómo y por qué…?"-
-"No se trata de que entiendas"- le increpó la concejal –", ¡sino de que acates la orden y cierres la boca!" –
Fue en ese momento cuando Rin, Obito y yo nos dimos cuenta de donde había sacado sus estrategias de mando Haruno sensei.
-"Esta bien, perdone Tsunade shishuo"- susurró bajito, tenue –", y usted también Hokage sama…"- suspiró quedito.
-"Entiendo su malestar, Haruno san"- contestó con una sonrisa mi maestro –", es normal que después de entrenar para un terreno le incomode y sorprenda que se lo cambien"- ella asintió –", pero recuerde que no solo será su alumno quien esté en desventaja por el cambio, sino también el resto de los participantes"-
-"Oh"- soltó quedito, como quien descubre algo importante –", es verdad"- dejó en una sonrisa, un poco más positiva.
-"Excepto para los de la Roca"- susurró Obito –", que son de ahí"-
-"Si…es cierto"- dijo mi maestra, perdiendo el brillo contento de sus ojos.
Tsunade sama bufó, mi maestro sonrió, Rin asintió, ella suspiró y yo solo miré el techo de la oficina deseando salir de ahí, no veía mucho el sentido de seguir en un lugar si ya se había dicho todo lo que se tenía que decir.
-"Muy bien Sakura, eso era todo lo que les informaría"-
-"Hum"- asintió –", lamento haber gritado, es solo que estoy preocupada por Kakashi kun"-, y me miró sonriéndome.
-"Lo sabemos"- dijo Minato sensei en una sonrisa –", como sensei es normal que estés preocupada por tus alumnos, pero no creo que haya porque preocuparse tanto solo por eso, ¿o tu qué dices Kakashi?"-
-"Hum…si se quiere ser un jounnin hay que adaptarse a cualquier cambio o imprevisto"- dije despacio –", no importa donde sea, si se está listo se aprobara y si no, simplemente no"-
Ella me sonrió –"es verdad, Kakashi kun"-
-"Muy bien si nos disculpan, tenemos mucho de qué hablar…"- dijo la concejal –"…largo"-
Ante semejante invitación salimos de la oficina sin decir ni una sola palabra, fue al pie de la torre cuando mi sensei volvió a hablar.
Dando un gran suspiro dijo –"que pena, habíamos estudiado tanto de Suna…"- habló bajito, con pesadumbre, pero sonrió, tratando de ser positiva – ", aunque iremos a la Roca, es bonita en esta época del año"-
-"¿Iremos?"- preguntó Obito extrañado.
-"Rin y tu no"- corrigió inmediatamente –", lo siento..."- se disculpó inmediatamente –", solo iremos Kakashi kun y yo"-
La sorpresa en los tres debió ser muy notoria, pero a ella no le importó mucho, siguió mirando al frente, caminando delante de nosotros, esperando que le siguiéramos.
-"Sensei"- habló Rin cuando le dimos alcance –", creo que a lo que se refería Obito es que…bueno, generalmente los prospectos a jounnin no llevan compañía, si acaso un encargado del grupo, pero no a su sensei"-
Ella sonrió.
-"Si, peeeerooo generalmente los prospectos a jounnin son mayores de edad, o mínimamente tienen más de 16 años, y Kakashi kun no reúne ninguno de esos requisitos, no podía dejarlo ir solo"- dijo con seriedad, mirándome como se ve a un cachorro pequeño –", así que pedí que permiso para acompañarlo y el Hokage no se opuso"- dejó en una enorme sonrisa que me hizo pensar si era bueno o no que me acompañara. Realmente no lo tenía contemplado.
Rin rió, atrayendo la atención –"podrá tenerle la confianza para arriesgarlo en un examen tan difícil, pero no para dejarlo viajar solo o sin la supervisión de un adulto"-, todos sonreímos, era algo gracioso e irónico si se le veía de esa forma.
-"Por supuesto que no podía dejarlo ir solo hasta Sunagakure, o Iwagakure, que es igual"-
Un momento de seriedad ante sus palabras suaves y bien intencionadas, Obito simplemente me veía como se ve a un bufón en extremo divertido, Rin sonrió alzándose de hombros, y mi sensei simplemente siguió caminando a un costado, sonriendo, mirando al frente, con sus manos cruzadas en su espalda. Vergonzosamente me acompañaría, estaba decidida; suspiré lentamente, pensando que al menos debía hacer un poco de esfuerzo.
-"Hum…Haruno sensei"- hablé un poco bajo –", Minato sensei no me había dicho nada"-
Ella, sin mirarme, contestó -"¿ah no?"- negué –", pues qué raro, le había dicho desde hace unos días, pensé que sabías"- volví a negar –", como después me dijo tan seguro que no te negarías…"-dijo en un susurró y después me miró con seriedad –"¿o sí?...porque si es así…si te da vergüenza o te molesta que te acompañe… pues no importaría mucho y…bueno…solo…"-
Suspiré con pesadumbre, verla de esa forma, como un pequeño e indefenso cachorrito al que le quitan el hueso solo lo hacía más difícil.
-"Hum"- negué y me llevé la mano a la nuca, incomodo ante su mirada insistente y tristona –"está bien, Haruno sensei, no me molesta"- mentí descaradamente, pero al menos recuperó su semblante contento.
Y sonrió, sus ojos verdes parecían brillar -"entonces iremos juntos, así no estaré tan preocupada, no iras solo, viajaras con un adulto responsable, conmigo, ¿no es emocionante, Kakashi kun?"-
Tratando de parecer sincero asentí -"pues ya que…"-
-"Además como orden del Hokage, si te gusta o no, de todas formas iría contigo, que bien que es por las buenas, ¿verdad?"-
Por poco y caíamos ante su sonrisa triunfante.
-"Entonces para que me pregunta…"-
Suspiré con pesadumbre, ella solía, y suele, tomar decisiones de ese tipo sin tomar en cuenta el punto de vista de los otros. Repentinamente la risa baja e imparable de Obito Uchiha se hizo notar; nada sorpresivo, llevaba rato conteniéndose las ganas de burlarse libremente de mi "desventura".
-"Así que Kakashi será el único participante de este año, y muchos más, que llevará niñera"-
-"¡Obito!"- lo regañó.
-"Ya puedes estar tranquilo, por lo menos pasaras a la historia de los exámenes jounnin por eso"- y rio descaradamente.
-"¡Obito!"- le pellizco el brazo, pero aún así no dejó de sonreír.
Siendo sinceros a mi no me importaba mucho el hecho de que me mandaran "niñera", o que el resto de los participantes de mi aldea (y las otras) se burlaran de ello, lo que realmente me preocupaba era el hecho de que iría con ella en un viaje tan largo, solo con ella.
-"Auch…lo siento Sakura san"- sonrió sobándose el brazo –", es solo que no pude evitarlo"-
-"Pues ahora que mencionas eso de niñeras, aprovecho y te aviso que quedarás bajo el cargo de Sasuke kun"-
-"¿Sasuke?"- preguntó desconcertado, ella asintió.
–"Hum…"- suspiró.
-"¿Y esa cara?, pensé que estarías contento…logré convencerlo de que te entrenara en estos días, además será algo excelente, él sabe más que yo de esos temas del sharingan"-
-"Si…si"- dijo bajito, metiendo las manos en su bolsillo –"es que…Sakura sensei, ¿no ha visto como le va a sus alumnos?"-
Ella rio –"vamos, vamos, Sasuke kun es estricto, pero es tu primo, no te desanimes tanto"- y le dio unas palmaditas en la espalda que lo hicieron suspirar –", en cuanto a Rin chan"- y la aludida asintió –", le he pedido a Tsunade shishuo que esté contigo"-
-"¿Tsu…Tsunade sama?"-
Mi maestra sonrió ante su temblor –", extrañamente accedió sin mucho"- dijo mirando el cielo –", le pedí que te de una revisión"- habló quedito, preocupada.
-"Sakura sensei, estoy bien no…"-
-"Lo sé, lo sé"- la interrumpió –", es solo que…no puedo evitar preocuparme por ustedes"- sonrió –", por cada uno de ustedes"-
Siempre ha sido así, es una cualidad o defecto suyo que solo se ha acentuado con los años.
Finalmente, la fecha se cumplió y fue así como nos encaminamos junto al resto de los participantes, que no eran muchos, a la aldea de la Roca. Durante todo el camino trató de distraerme con lo "bello del paisaje", u otros comentarios o recomendaciones para el examen, todo como distractor de lo nerviosa que se sentía, parecía que ella lo presentaría, y no yo.
En cuanto al resto de los viajeros solían ser bastante huraños conmigo, no habiendo mucha comunicación de ellos conmigo ni de mi parte para con ellos, algo que realmente no me interesaba, no siendo el caso de mi mentora, que era el frágil hilo que me unía de vez en cuando con mis compañeros de viaje, de los cuales a veces se distanciaba al verme viajando un poco más lejos del resto.
Cuando eso pasaba se retrasaba o adelantaba según el caso, siempre tratando de pasar el mayor tiempo posible a mi lado, lo cual lo hacía más incomodo y vergonzoso, solo conseguía mas miradas burlonas y divertidas, y uno que otro comentario parecido a los de Obito, y, en el peor de los casos, los rumores o susurros molestos sobre mi presencia y lo dudoso que era mi aceptación en el examen, además de lo frustrante que era recibir órdenes de una jounnin tan recientemente ascendida.
-Que calor…- bramó ella y tomó agua –Kakashi kun, ¿quieres un poco?
-Hum- negué.
-Te has fijado…- murmuraron cerca de nosotros -venir ese y poner a Haruno san a cargo...-, tan bajo y rápido que por un momento dude si ella también había escuchado, porque yo podía, y puedo, escuchar mejor lo que muchos ni siquiera escuchan a unos cuantos centímetros.
-Shhh…te van a escuchar…-
Ella giró un poco hacía ellos - ¿y ustedes? - los dos chunnin enmudecieron al escucharla hablándoles –, ¿no quieren un poco de agua? - les sonrío.
-Ah…sí-
-Gracias- uno de ellos se acercó y tomó la cantimplora para después alejarse un poco, juntándose con los otros.
-Lo ves, te escuchó...-
-Que importa…es la verdad- dijo el otro.
-No sean maleducados- dijo una de las dos chunnin que nos acompañaban –, solo quiere ser amable-
Rumores como esos se oían con cierta regularidad a lo largo del camino a la aldea de la Roca.
-Sí, pero el que sea amable no le quita que le hayan ascendido por ser alumna de Tsunade sama y prometida de un Uchiha-
De un momento a otro la rabia me invadió y la vi, sorpresivamente no lucía molesta, o triste, seguía sonriendo, mirando al frente.
-Ojalá fuera tan fácil para todos- murmuró la otra chica.
-Cállense, los van a escuchar- dijo la otra, que era la más sensata de los 11 chunnin que nos acompañaban.
No fue un viaje muy cómodo, tampoco agradable, no solo por los murmullos o discrepancias del resto de los presentes, en realidad lo más insufrible fue el clima, no era el mejor, hacía un espantoso calor sofocante dejando del viento fresco y las nubes solo un recuerdo de algo que se desea recuperar, aunque días antes se deseara desaparecer con todas las fuerzas del ser (llovió varias semanas).
-Que calor tan espantoso, ¿no?- dijo mi sensei -, pero apuesto que no hay un riachuelo tan hermoso como este en Suna, ¿verdad Kakashi kun?-
La miré de nuevo, su rostro igual, su mano señalando el pequeño y casi efímero riachuelo, pero hermoso y cristalino, su otra mano aferrándose con fuerza a su mochila. Y pude constatarlo, obviamente ella también lograba escuchar los susurros de los otros, quizás no tan fuerte como yo lo escuchaba, pero si lo suficientemente claro como para entenderlos, pero luchaba por no tomarles importancia y sacar lo mejor del viaje.
De alguna manera me sentí orgulloso de ella.
-Si, Haruno sensei…- susurré mirando el rio, serpenteaba de un lado al otro del llano y las rocas que cada vez eran más frecuentes, luchando por mantenerse liquido ante la temperatura elevada del ambiente.
Y ella me sonrió.
Caminamos envueltos en el vapor caliente que se desprendía del suelo ante los inclementes rayos de sol. Éramos un grupo de varios shinobis, 13 si se contaba a Haruno sensei, que partíamos bajo el mando de mi maestra, porque si, al ser la única shinobi de rango jounnin era la encargada de nuestro resguardo, Minato sensei no consintió la partida de otro jounnin vigilante, todos, o la escaza mayoría, deseaba descansar, y la única interesada en acompañarnos era mi sensei.
-No me sorprende- dijo el mayor de todos –, si han dejado venir al hijo del traidor, ¿por qué no dejarla a cargo a pesar de ser tan joven e inexperta? -
Ella iba a mi lado, como casi todo el camino, desde hacía unos minutos que el resto se había dado a la tarea de permanecer unos metros detrás de nosotros para poder hablar cómodamente de lo frustrados que se encontraban al recibir órdenes de Haruno sensei y ser compañeros míos.
-Si…supongo que son las ventajas de ser alumna de un concejal-
-O alumno de Hokage sama-
-Pero dicen que él es muy bueno- dijo la pelirroja de nombre Azumi.
-No seas tonta, si fuera tan bueno, -dijo la morena, Ayame - ¿crees que su sensei vendría de niñera? -
-Buen punto-
-¡Jóvenes, jóvenes!- gritó ella repentinamente, girando, mirándolos frente a frente y haciéndolos saltar un poco del susto al ser sorprendidos en su conversación –, será mejor que apresuren el paso que quiero llegar a Iwagaruke antes de que anochezca mañana, ¿no me digan que ya se cansaron?-
-¡No, Haruno san!- gritaron al unísono, dándonos alcance.
-¿Se imaginan?, ¿qué dirán de los shinobis de Konoha si llegamos después de todas las demás aldeas?, sería una vergüenza, ¿no creen?-
-¡Si, Haruno san!-
-¡Entones apresúrense! - y todos asintieron -, tengo una idea, corramos un poco-
Yo sonreí y asentí, el resto solo la observó con él "es una broma" pintado en el rostro, pero ella sonrió.
-El que se canse primero no cenará hoy-
Y emprendimos la marcha a pesar del inclemente calor y rayos de sol. Claro que, con el clima y la hora del día, aquello era bastante obvio, Haruno sensei podía ser muy tolerante, amable y hasta trata de llevar la fiesta en paz, pero también sabe como disfrazar los castigos.
-Genial, a este paso llegaremos antes del atardecer, somos un gran equipo-
-¡Si, Haruno san!-
Ella me sonrió al escuchar el "si" en coro, de vez en cuando se daba el gusto de molestarlos. También de vez en cuando ordenaba o recomendaba una u otra cosa a los otros, no solo a mí, afortunadamente; pero solía imponerse bastante bien entre nosotros (a pesar de que muchos murmuraran su poca experiencia como jounnin y algunos le ganaran con un par de años).
Corrimos por un par de horas, la claridad del día poco a poco fue opacándose; la caminata, o carrera, hacia la aldea fue muy extenuante, pero todos luchábamos por no ser el primero en ceder, ni en quedarse sin cenar, así que dimos lo que pudimos. En mi caso me alentaba el solo seguir el "castigo" que Haruno sensei les "impuso" a los otros, siendo, además de cansado, terriblemente satisfactorio, sobre todo si ella me sonreía en complicidad cuando uno de ellos se quejaba del calor y del sol.
-Ya…ya…no puedo- y uno de ellos dio contra el suelo caliente del camino.
Yo, al igual que el resto de la comitiva, paramos en seco al verlo caer y regresamos donde él. Estaba agotado, sudaba copiosamente e inhalaba y exhalaba tan rápido que tenía la boca seca.
-Des…descansemos…des…descansemos- dijo entre murmullos.
Su estado era tan lamentable que por un segundo estuve a punto de sentir lástima por él, pero recordar que era el incitador más ferviente de los susurros cualquier rastro de lástima se perdía y evaporaba tan rápido como el agua en el suelo.
-Bien…pues ya determinamos quien se quedará sin cena hoy- dijo ella en una sonrisa y se inclinó a revisarle.
-Haruno san- dijo Azumi -, está completamente agotado, creo que…necesita ayuda, ¿cree que podrá participar?-
Ella sonrió.
-Por supuesto, tu lo dijiste, solo es cansancio- y dejó caer la mochila-, hum…creo que lo mejor será acampar aquí-
-Entonces…- dijo otro entre jadeos -¿podemos descansar?-
-Claro- y muchos de ellos se dejaron caer, completamente exhaustos -pero no habrá cena para Shiryou-
-Sa…Sakura san- dijo un rubio entrecortadamente-, sin que se ofenda pero…si mañana seguimos así…estaremos agotados para el examen-
Ella sonrió y dio un poco de agua al caído, quien se aferró a la cantimplora como un bebé a su mamila –si ese es su caso, supongo que ni siquiera deberían seguir caminando hacía la aldea de la Roca- el silencio en el resto de ellos contrastaba con la sonrisa en el rostro de mi maestra -, si, porque si no pueden reponerse a esto, difícilmente podrán siquiera pasar el primer día de pruebas…-
-Pero…Sakura san-
-Si se rinden solo por esto…por mi- dijo despacio, con seriedad, haciéndolos sospechar si se trataba de su inconformidad o simplemente de sus "castigos" y órdenes -, no deben ni seguir…porque no tienen idea de lo que les espera –sonrió con sadismo -, habrá tantos obstáculos, tantas pruebas que querrán rendirse o morirse ahí mismo…pero jamás se den por vencidos- y dejó a Shiryou en el suelo, ya más consciente -, porque será más que una simple cena lo que perderán-
Y dicho esto se incorporó, no solo dejándoles con la palabra en la boca, sino portándose como lo que era, su superior.
-Yo diría que ya es hora de acampar, ¿verdad? - habló con suavidad, perdiendo la seriedad de momentos antes.
-¡Si, Haruno san!-
A pesar de lo incomodo del viaje ella trataba de hacer llevadero el camino, portándose firme y amable por igual, tanto con ellos y conmigo.
-Muy bien, entonces acampemos, que aun nos resta muchos kilómetros por llegar, mañana a primera hora seguiremos-
-Si-
-Ah…Kakashi kun-
-¿Hum?-
-Deja eso, yo lo haré por ti- dijo quitándome las cosas de las manos -, haz un poco de fuego, ya vez que se te da tan bien-
-Hum- asentí.
-Y que sea una buena fogata, quiero que el pescado quede perfecto- me dijo riéndose, armando a duras penas mi lugar de descanso, no era, ni es, muy buena en esas cosas -, haré tu comida favorita, quiero que todo sea perfecto para ti-
Y me sonrió, me sonrojé, era humillante y bochornoso, como muchas otras cosas que hacía, todo lo cual generaba o miradas divertidas o desaprobatorias o envidiosas hacía mi. Ser el blanco de atención y mimos del jefe nunca es del todo divertido.
-Hum- asentí.
Me alejé un poco en búsqueda de leña, y de cómo calmar un poco la vergüenza que mi maestra me hacía sentir.
-¿Quien es el nene?-
Me dijo uno de ellos cuando pase por su costado, por un momento pensé que se trataba de Obito usurpando el cuerpo de uno de ellos, trate de ignorarlo, después de todo no era tan importante.
-El niño consentido-
-Déjenlo par de envidiosos- sonrió otro-, aunque yo también siento envidia, imagínense, ser el consentido de Sakura-sexy san-
Suspiré y rodé los ojos, prestarle atención a brabucones y tontos no me haría ni más fuerte ni más inteligente. Debía seguir el ejemplo de mi maestra y demostrarles lo maduros que ambos éramos.
-¡Oh, Kakashi kun! -me gritó desde lejos -, no olvides unas varitas, ¡asaremos bombones!-
Y la risa de los tres tipos y el rubor que me nació en las mejillas hizo que deseara correr y perderme en la negra noche, algo que, desafortunadamente, no pude hacer.
Finalmente, después de un extenuante y avergonzante viaje llegamos. Faltaba poco para que oscureciera y nos encaminamos al lugar indicado por el Hokage, quien se había encargado de los extemporáneos preparativos porque el cambio lo habían determinado en una de las recientes reuniones con el resto de los kage, así que ahí mismo se tomaron todas las decisiones, no hubo tiempo para más.
Haruno sensei nos llevó hasta un edificio un tanto viejo y un tanto nuevo, que luchaba por mantenerse limpio y respetable.
-Muy bien jóvenes- nos habló como si nos llevara varios años (conmigo era casi una década, pero para el resto solo un año, o meses, incluso ella era más joven por un par de años de una buena parte de los interesados) - creo que es ahí donde nos hospedaremos-
Llegamos al lugar, algo descuidado para hospedar a los participantes, pero lo suficiente acogedor para no poner quejas. Se nos asignaron las habitaciones respectivas, llegando a la no muy grata, pero si inesperada, sorpresa de que no había habitación reservada precisamente para mi sensei.
-¿Cómo que no hay más habitaciones?- preguntó ella ofendida.
-Lo siento señorita, pero ya le dije que solo se apartaron ese número de habitaciones para los de Konohagakure-
-Sí, sí, pero ¿no tiene otra que no sea de las reservadas? -
La recepcionista suspiró –no, no tenía hace cinco minutos, ni hace tres, ni dos, ni ahora-
-Bien, ya entendí, que carácter- bufó y tomó la llave -, pues que se le va a hacer, habrá que dormir contigo, Kakashi kun-
-¿Hum?-
-Será mejor ir yendo, que este viaje me ha cansado mucho, ¿a ti no?-
No supe si contesté o no, en mi cabeza solo había cabida para el hecho de que compartiría habitación con ella.
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-Deberías ducharte- dijo ella saliendo del baño con una toalla envuelta en la cabellera y con un pijama de lunas, estrellas y nubecitas sonrientes y somnolientas que por muy tierna y conservadora que fuera seguía perturbándome.
-Al menos no salió en toalla, o desnuda- me dije hundiéndome en las letras del icha icha.
-En serio, un buen baño siempre ayuda a desentumir los músculos después de un largo y fastidioso viaje- dejó en un bostezo, sentándose al borde de la cama, tallándose la toalla contra el cabello.
-Hum- asentí e intenté seguir leyendo, sin prestar atención a su quehacer, o al libro, que por ese instante pareció ser mas enemigo que aliado.
En aquel tiempo ya le había tomado aprecio al libro de Jiraiya sama, me parecía, y sigue pareciendo, un excelente distractor, desafortunadamente en aquel instante solo ayudó a empeorar la bochornosa situación en la que me había inmiscuido.
-Ahora entiendo porque Hokage sama dijo que había un pequeño inconveniente sin importancia- dijo en un suspiro resignado -, pero supongo que ya no importa mucho, después de todo hemos compartido tantas noches juntos, cuando entrenamos, cuando vamos de misión, algún día tenía que pasar, ¿no?- dijo en una sonrisa.
-Hum- me incorporé, tomé mi mochila y me encerré en el baño.
Tal vez fui demasiado cortante o distante con ella, pero saberla dentro del mismo cuarto que yo por varias horas, dos días, y tres noches, lo hacía bastante complicado para mí.
-Ahhh- suspiré al hundirme en el agua de la tina. Era tibia y relajante. -Haruno sensei tenía razón-
Tenía razón en eso de que un baño relajante ayuda a quitar la tensión de un mal y fastidioso viaje, sobre todo si se está por presentar un examen jounnin, y, sobre todo, si tu sensei, una mujer atractiva y que no te es indiferente, se encuentra a unos metros de ti solo en un pijama.
-Y ropa interior, claro- me dije, negué de nuevo -, deja de pensar en eso…hum…no debí leer icha icha-
Suspiré formando pequeñas burbujas de aire, descansé la espalda hundiéndome casi por completo.
-Aunque…puede que no use ropa interior…muchas personas duermen sin ropa interior, ¿no?-
Miré el techo, el azulejo brillaba con la luz del foco del techo, suspiré.
-Tranquilízate, piensa en otra cosa-
Aquellas ideas no me harían nada de bien, eso era claro. Después de unos instantes lo logré, la tibieza del agua, el silencio y la paz del cuarto de baño hacían sencillo relajarse.
–Hum…el examen, si, el examen…seguramente será complicado…mañana las preliminares y…-
¡Zas!
Un portazo repentino acabo con la tranquilidad, era ella, entrando sin previo aviso.
-Oh…perdona Kakashi kun- dijo como si nada -, olvidé mi secadora, mira, aquí esta…- y regresó a la puerta y salió, me quedé con el alma latiéndome a mil en el corazón del susto, la sorpresa y vergüenza (afortunadamente tomé la tina y no la regadera) –oh, deberías poner seguro- dijo apareciendo de nuevo, sonriendo y retorciendo la chapa –, disfruta tu baño- y de un portazo cerró la puerta.
Con la tranquilidad desecha y mi intimidad invadida, no me quedo de otra más que sumergirme en la tina haciendo nuevas burbujas pensando que aquello de regresar a la relajación iba a ser bastante difícil.
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Su aliento golpeaba en mi nuca moviendo suave y cálidamente mis cabellos grises, suspiré de nuevo y deseé con todas las fuerzas de mí ser encender la luz o mínimamente que la luz de la luna fuese lo suficientemente fuerte como para lograr contar las decenas y mas decenas de fisuras que había en el techo del cuarto.
-Ah…- susurró ella y se pegó más contra mí.
Me tensé por completo y suspiré por enésima vez. Su brazo no solo era tibio, suave y acogedor, sino fuerte, estrujante y perturbador. Me abrazaba a ella como se abraza un peluche.
-Seguramente duerme con muñecos de felpa- me dije en una sonrisa minúscula, imaginándola como una pequeña niña –, pero Haruno sensei es adulta…-y vaya que lo era, me quedaba bastante claro al sentir ese par de bultos aplastándose contra mi espalda –aunque en ocasiones se comporta como una niña-
Sonreí de nuevo recordando tantas cosas en ella que me hacía reír y sonreír más de lo que normalmente sonreía en ese tiempo, quizás no mucho, pero si más de lo que acostumbraba. Ella era graciosa y divertida, pero también terca, obstinada y caprichosa, además de un poco malhumorada y autoritaria. Como hacía unas horas antes, cuando, al salir del baño, me increpó con un "gran problema" al cual enfrentarnos; un poco alarmado le pregunte de que se trataba, por poco y soltaba algo más que mi "hum" cuando me dijo que era porque solo había una cama donde dormir.
-"Hum…no entiendo por qué preocuparse tanto, sensei…"- le dije después de dos o tres minutos de escucharla hablar y hablar sin parar –"dormiré en el suelo y…"-
-"¡No!"- me gritó quitándome la sabana en la que planeaba dormir –"en ese caso yo dormiré ahí, Kakashi kun"-
-"Pero…sensei…"-
-"Pero nada"- me cortó –", aquí la arrimada de último momento soy yo, así que si alguien va a dormir en el suelo esa seré yo…"-
-"Hum…sensei"-
-"Kakashi kun"- me dijo acostándose en el piso –"se que quieres ser amable y caballeroso conmigo, pero no tienes porque, yo soy la que no estaba contemplada en los planes y presupuesto de Hokage sama"- y se envolvió en la sabana –", además tu presentarás mañana el examen, debes descansar en plenitud…"-
-"Hum…sensei…-
-"Estaré bien, de verdad"-
-"Hum…pues ya que…"- y dicho esto me recosté.
Pasaron varios minutos, pero no podía dormir. Fui una vez al baño, di una y otra y otra vuelta en la cama, pero no podía dormir. Al final me senté al borde de la cama, intentando observarla a pesar de la oscuridad.
-"¿Qué pasa Kakashi kun"- me dijo en un murmullo suave que me asustó un poco, pensaba que dormía, el sonido de las sábanas de ella al moverse me puso al tanto de que se sentó –"¿no puedes dormir?"-
-"No"-
-"¿Por qué?"- me preguntó con dulzura y la sentí sentarse a mi lado, mi corazón latió un poco más fuerte –"¿es el examen?, yo no pude dormir en dos noches a causa de ello y…"-
-"Hum…no, sensei"-
-"¿Ah no?...entonces…ah…hum…¿tienes miedo?"-
-"Sensei"- dije confundido, miedo no era precisamente lo que me tenía despierto.
-"No tienes por qué avergonzarte de sentir miedo…Kakashi kun"- me dijo dándome un abrazo cálido y tierno que me estremeció, pareció notarlo, pues me apretó un poco más –", todos sentimos miedo alguna vez Kakashi kun, es normal y…"-
-"No…"- susurré despacio, ella me soltó y con sus manos en mis hombros me miró esperando mi respuesta completa, podía ver el verde de sus ojos, más oscuro y profundo por la oscuridad de la habitación, aquello me hizo sentir más nervioso de lo normal y baje el rostro –", es que…no puedo al verla dormir en el suelo"-
-"¿Por qué?"-
-"Porque no es correcto, sensei"- dije soltándome y moviéndome otro poco, alejándome de ella –", no sé porque, pero no puedo dormir pensando en eso"-
Ella sonrió, tomó la sabana y se recostó en la cama.
-"Entonces compartamos la cama"- me dijo en una sonrisa que, si podía ser posible, me hizo sonrojar más.
-"Hum…sensei"-
-"Vamos Kakashi kun, ¿no pensaras que te dejaré en el piso y yo muy cómoda aquí?, tampoco dejaré que estés con insomnio porque esté en el piso, no hay de otra"-
-"Hum…"-
-"No tiene nada de malo"- dijo sonriendo –", ahora que si tú no quieres…y te incomoda…pues yo…"-
Suspiré, esa cara de cachorrito hambriento podía ser igualmente efectiva a pesar de apenas notarse en la oscuridad. Accedí.
Fue así como inevitablemente compartí una cama con ella por primera vez, (afortunadamente no fue la última), cierto que en las misiones dormíamos muy juntos, pero nada se comparaba al hecho de estar pegado a ella, de sentirla a mi lado, con su cuerpo recargándose contra el mío, con ella abrazándome tiernamente, como su pequeño muñeco.
-Esto no será muy sencillo-
Me dije completamente seguro de que no solo sería difícil compartir cuarto y dormir con ella, sino también conciliar el sueño, ¿cómo podría hacerlo si la tenía a unos centímetros escasos de distancia?, ¿cómo si su respiración cálida y suave me agitaba los cabellos de mi nuca?
Definitivamente ella me perturbaba en gran manera, y, definitivamente ella me gustaba, mucho más de lo que quería creer y pensaba podría ser.
Esas noches, tres en total, fue cuando por primera vez supe, o admití, lo mucho que ella influía en mí, en mis pensamientos, en mis sentimientos y en mi cuerpo.
Me quedó bastante claro cuando, nuevamente, se recargó contra mi espalda, aplastando con suavidad sus pechos contra mi espalda, fue entonces también cuando me quedó claro algo más.
-Creo que no usa ropa interior, al menos no sostén, - me dije tragando saliva y saliendo de su abrazo tan penosamente que parecía una cárcel –creo que tengo que ir al baño…-
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La primera fase del examen no fue muy complicada, al menos no para mí, que, aunque tenía muchos años de haber presentado el examen chunnin, recordaba perfectamente la clase de trucos o motivos ocultos que en esa clase de ocasiones se buscaban.
Tampoco puedo decir que se trataba de un juego de niños, sobrevivir era lo prioritario, aún si eso significaba dejar atrás muchas cosas, dignidad, humanidad, amistad, e incluso vidas de otros seres humanos. No llegué a verme forzado a matar a nadie; claro que eso no significaba que fuera sencillo creer que realmente se había hecho y seguir como si no hubiese pasado.
Pero lo más difícil de sobrellevar de todo ese viaje fue mi maestra. No solo porque su presencia me incomodaba y desconcentraba en gran manera, sino porque en todo, todo, siempre estaba ella. A metros de distancia, lejos, cerca, a un lado, en mis pensamientos, en mis recuerdos, siempre estaba ahí, podía escucharla, u olerla, o sentir su chacra, o, en el peor de los casos, aun la sentía abrazándome desde la espalda.
Eso fue lo más complicado, despejar mi mente de sus recuerdos. Pero logré hacerlo y aprobé hasta llegar a la última fase, las batallas cuerpo a cuerpo que se llevaron a cabo un día después, para mi afortunada y desafortunada suerte.
Tuve que repetir la dulce y angustiante tortura que era dormir junto a ella por dos noches más. Nuevamente estaba ahí, más cansado, agotado y extenuado por el examen, a punto de compartir la cama con ella, con sus brazos fuertes, blancos y cálidos apretándome con firmeza y ternura.
-Será una larga noche-
Y efectivamente lo fue.
Estaba cansado y molesto por cierto momento donde mi maestra me hizo sentir como un niño, tal vez aún lo era, pero yo no quería que nadie, y especialmente ella, me vieran de esa forma, mucho menos que lo demostrara frente al resto de los compañeros que acaba de derrotar.
-Kakashi kun, puedes bañarte primero y…-
-Hum- dije con resequedad, como si ella no estuviese ahí, me envolví en la calidez de la cama y cerré los ojos. No deseaba hablar mucho, seguía enojado y ella lo sabía.
-Entonces me bañaré yo- dijo en un suspiro, encerrándose en el cuarto de baño.
De alguna manera ese día, o tarde, cuando me abrazó, felicitó y alabó por mi victoria y por el paso a la final, me di cuenta de que no era suficiente para mí. No solo por lo vergonzoso que fue ser visto como un niño pequeño frente a todos, tampoco porque su tacto me ponía nervioso y hacía saltar mi corazón, sino porque me di cuenta de que ella me trataba como un hijo, o, en el mejor de los casos, como el niño amigo que vez como tu hermano menor.
Y aquello no me gustó.
-Buenas noches, Kakashi kun- me deseó recostándose a un costado, yo no contesté, fingí dormir.
La rutina de la noche anterior fue repetida, pero no se acomodó tan cerca como la noche anterior, lo cual me hizo sentir extraño y con un poco de remordimiento. Desde su humillante felicitación de madre orgullosa no le había dirigido la palabra, y ocasionalmente la mirada. Tal vez había sido muy duro con ella.
-Tal vez está molesta-
Un temor desconocido se mezclo en mi, el temor de perder su estima, su cariño, su aprecio; porque yo sabía que no solía mostrar mis sentimientos, y, en ocasiones, solía ser muy reseco, ¿y por qué no?, lastimar y alejar el cariño de los demás, aquello no solía importarme, simplemente porque hasta ese momento muy pocas personas me habían mostrado un cariño que pudiera perder, o me asustara perder.
Porque desde aquel momento me comporté como cuando recién la comencé a tratar, tal vez conseguiría alejarla poco a poco, y aquello ya no me resultaba del todo agradable. Pero las cosas se suavizaron cuando ella inconscientemente se abrazó a mí.
Sonreí internamente al sentirla de nuevo, quizás estaba dormida, pero aun podía sentir su calor, su tibieza y su cariño hacía mí, porque si, ella me quería, fuera como un niño, un alumno, un amigo o un hermano, como fuera, pero me quería, y aquello, aunque no me era del todo idóneo, me hacía feliz.
-Sensei…gracias por preocuparte por mi-
-Sasuke kun-
Pero todo se arruinó cuando la escuché decir esas palabras, me separé de ella, había sido tan irritante, frustrante, doloroso y molesto que no tardé en dormirme presa del cansancio.
A la mañana siguiente ni el baño logró hacerme descansar por completo; la presión del examen y la presencia de mi profesora solo me hacían sentir más nervioso de lo normal, además del amargo sabor de boca que me había quedado la noche anterior.
Cuando salí del baño la encontré recostada en la cama leyendo un libro que por un momento hizo que me pusiera de mil colores al pensar que se trataba de mi icha icha, pero no, era una de sus revistas médicas a las que es tan aficionada.
-Oh, terminaste- me dijo en una sonrisa, yo asentí -, anoche te dormiste tan solo tocar la cama, debiste estar muy cansado, fue un día agotador, ¿verdad?
-Hum- fue todo lo que dije antes de ponerme el calzado.
-Sigues molesto conmigo, ¿verdad?
No contesté, seguí en mi labor.
-No tienes por qué contestarme- me sonrió -, ¿sabes?, sabía que llegarías a la tercera fase, será un poco complicado, pero estoy segura de que aprobaras, eres mejor que todos ellos, los he analizado detenidamente, y, sin ofenderlos, no tienen nada que no hayas visto ya…eso sí, no quiero que te confíes, recuerda que los shinobis siempre tenemos un as bajo la manga y…-
-Sensei…- susurré.
-Lo sé, lo sé…- suspiró incorporándose para ir y venir por todo el cuarto, me senté en la cama, secándome el cabello -, no debo entrometerme, es solo que…bueno…estoy tan emocionada…
-Sensei…-
-A tu edad y en estos exámenes- finamente se subió al colchón y se hincó detrás de mí sacando el cepillo de Dios sabe dónde -, imagínate Kakashi kun, a tu edad y jounnin, y yo siendo parte de ello, aunque sé que no soy de gran ayuda, pero igualmente…- y empezó a peinarme.
-Sensei…-
-Sí, sí, lo sé, se que vas a decir que todos somos diferentes, o que un sensei siempre es un sensei; por cierto, perdona mi entusiasmo de ayer…no sabes lo nerviosa que estaba, y lo orgullosa que me sentí cuando saliste de ese jutsu de agua…-
-Sensei…-
-O cuando le pateaste el trasero a ese grandulón presumido de…-
-Sensei…-
-Sí, sé que quizás exageré un poco cuando corrí a abrazarte frente a todos cuando terminó la etapa del río, o que no debí decirte "buen trabajo Kakashi kun" o gritarte "¡ese es mi alumno!"…y las otras cosas…ahora que lo pienso debiste avergonzarte mucho, pero estaba tan preocupada por ti y…-
-Sensei…-
Suspiré, ella seguiría hablando y hablando, ni siquiera me escuchaba, menos aun notaria que inconscientemente había empezado a peinarme una y otra vez, ni lo fuerte que lo hacía cada vez que cambiaba de dialogo.
-…que no pude evitarlo y…-
-Haruno sensei-
-…y bueno yo…-
-Sensei, me estas peinando- di media vuelta, quitándole el cepillo de las manos.
-Oh…Kakashi kun- dijo después de abrir y cerrar los ojos ante mi mirada seria, parecía haber despertado, nerviosa se sentó a mi lado –perdona, no me di cuenta-
-Hum- estaba molesto, incomodo, celoso y avergonzado. Dejé el cepillo en el tocador y me reacomodé el cabello.
-¿Sabes?, cuando era niña- y se incorporó, yendo a la ventana –, solía tener la costumbre de peinar a mis muñecas, supongo que no he podido deshacerme de eso después de tantos años- Y aún la conserva, por cierto.
En aquel momento me sentí más furioso, el día anterior había sido muy complicado y frustrante, no sólo por el examen en sí, si no por lo difícil que me había sido concentrarme al tenerla, sentirla y pensarla tan cerca, además de la escena bochornosa que me hizo pasar, al hacerme sentir como el niño mimado, sobreprotegido y débil que necesita en todo momento de su madre, o sensei, en este caso. Claro que nada había sido tan frustrante y molesto como cuando la escuche decir el nombre de Sasuke mientras me abrazaba. Para que todo empeorara al escucharla decir que me peinaba, e implícitamente comparaba, con una de sus muñecas.
-No soy una muñeca, sensei-
-Lo sé, Kakashi kun- dijo bajito y con tristeza -, es que solía peinarlas cuando estaba nerviosa, preocupada o triste, como ahora…sé que me sobrepase, perdona, ¿sí?, son mis primeros alumnos y sé que…-
Ahí estaba ella, viendo por la ventana, preocupada por mí, por mí. Seguía incomodo, pero no podía dejarla así.
-Haruno sensei, aprobaré-
Ella volteó, me miró y sonrió. La luz del sol se colaba por la ventana, brillando sobre su piel y sus cabellos.
-Lo sé, Kakashi kun- me dijo en una sonrisa tranquilizadora y segura que por un momento me llenó de alegría alejando el resto de los sentimientos acumulados.
-Hum…vámonos, sensei-
-Si- y me despeinó otro poco –, así te va mejor-
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Tercera noche desde que llegamos a la aldea de la roca, tercera noche durmiendo junto con ella en esa cama, tercera noche que me abrazaba y respiraba cálidamente en mi nuca.
Tercera noche de insomnio.
Sus cálidos brazos, sus pechos contra mi espalda, y toda ella tan cerca de mí me atormentaba y gustaba por igual.
-Creo que tengo que ir al baño…-
Pero no pude zafarme tan fácilmente esa ocasión, seguía dolorido y cansado por la batalla, no podía ni quería esforzarme mucho en contra de su fuerte y tierno abrazo.
-¿Entonces?...hum…piensa en otra cosa…vamos…otra cosa-
Sería más fácil si no sintiera su cuerpo contra mí, y sería más sencillo si ella durmiera con sostén y no solo con la camisa del pijama.
-Vamos…hum…¿qué tal los combates?, si eso…-
El día pasó y el examen al fin terminó, había sido complicado y fatigante, extenuantemente agotador, sin embargo, no imposible.
La prueba duró todo el día, terminándose hasta muy tarde, entrada ya la noche. Las peleas cuerpo a cuerpo, en parejas, equipos, uno contra uno, o todos contra todos, habían sido bastante abrumadoras.
Desconfiar hasta de tus pensamientos, de tu propia sombra, literalmente hablando, es estresante y pesado. Sostuve varios combates, unos fáciles, fastidiosos, difíciles, de todo un poco; pero el más complicado fue el último, el del tipo de la aldea de la roca, el favorito del lugar, con su par de cuchillas delgadas y filosas fue el contrincante más difícil de lidiar, hasta consiguió herirme.
-"Un jounnin que no está dispuesto a matar no es un jounnin…así que te mataré"- me amenazó al inicio del combate, tal cual lo hacía con el resto de sus oponentes, lo cual la mayoría de las veces cumplía.
Corrían rumores de que años atrás no había ascendido solo por la saña con la que había enfrentado los exámenes antes y durante la guerra, no por estar falto de nivel.
Pero no la tuvo fácil conmigo, fue un buen combate, era habilidoso y fuerte, no por nada el favorito de la aldea, aunque eso no le quitaba lo sádico y desquiciado que solía ponerle la batalla, lo cual era su mejor y peor aleado.
-"Eres bueno…"- me dijo un poco cansado después de un rato de pelear, sabía que en cualquier momento le asestaría el golpe y le ganaría la batalla –", pero no he de perder contra un crio"-
Y de un momento a otro realizó los sellos prohibidos.
-"¡Tramposo!"-
Se escuchó un grito furioso y amenazante que lanzó mi sensei desde las gradas. Mi oponente, Kakko, había hecho trampa, un movimiento ilegal, una técnica prohibida que solo la elite de la roca conocía y usaba en la guerra, pero que era ilegal usar en combate reglamentario.
-"¡Tramposo!"-
Afortunadamente logré salir airoso, cierto que me hirió de gravedad el brazo derecho, pero de no ser por mi agilidad me hubiera descuartizado. Fue un movimiento prohibido por el comité, pero no suspendieron la batalla por ello.
-"Se te advierte Kakko, una más y estás fuera"-
-"Una advertencia"- gritó ella aferrándose al cerco que nos separaba –"solo eso, ¡es expulsión…expulsión!"-
-"El examen…no es tan importante si puedo quedarme con otro trofeo más…el hijo del colmillo blanco de Konoha será uno muy bueno"- me dijo despacio, tratando de intimidarme, aún podía escuchar su voz resonando en mi mente, tal como momentos antes, cuando su técnica me aturdió y dejó expuesto.
Era parecido a los jutsus mentales del clan Yamanaka, pero más agresivos y combinados con jutsus de tierra, lo había logrado evitar a duras penas, no siendo así una de sus cuchillas, que fue la que terminó hiriendo mi brazo derecho.
-"Señorita Haruno, deje de gritar"- le advirtió el shinobi que fungía de juez.
-"¡Entonces haga bien su trabajo!"-
El juez decidió ignorarla, haciéndola enfurecer, sus nudillos crujieron tan fuerte que podía escucharlos claramente. Estaba molesta, pero no podía hacer mucho, era mi batalla no la suya.
-"Así ha de gritar cuando tiene un orgasmo, ¿no crees?"- me dijo mi oponente aun resonando en mi cabeza, cada vez más lejos. Sacudió la hoja de una de sus cuchillas que brillaba con el sol y mi sangre.
-"Hum…"- me incorporé y tomé mi pequeña espada.
-"Bien, no sé porque te hablo de esto, aún eres un niñito de mami"- corrió en mi contra dispuesto a batallar, lo esperé, mi brazo sangraba abundantemente pero no me daría por vencido.
-"No es justo, Kakashi kun está ahora en desventaja"- susurró con preocupación, mi buen oído podía escucharla claramente, como si estuviera a mi lado -"¡deben anular el combate!"-
-"Tu niñera, además de guapa, creo que grita mucho, apuesto que lograré hacerme de ella en cuanto me proclamen jounnin, ¿eh?"-
-"Hum…"-
Esquive su cuchilla, cierto que la herida aún sangraba y me volvía más torpe, todo empezó a temblar, estaba envenenada, (un veneno parecido al que usaba aquel equipo con el que combatimos hacía meses, cuando Rin estuvo a punto de morir), pero aún era lo suficientemente bueno como para evitar sus golpes.
-"Quizás pueda comprobar mi teoría, ¿no crees?...te mandaremos dormir temprano"-
El filo de sus cuchillas y mi espada resonaban al friccionarse una contra otra, su trampa me había tomado desprevenido, además de que el veneno seguía entorpeciéndome.
-"Si quedas vivo, claro…"-
Una estocada más y me cortó de tajo el brazo herido.
-"¡Kakashi kun!"- gritó ella al verme caer envuelto en sangre roja y viscosa, el tipo rio enloquecido.
Su fama de loco descuartizador no estaba nada herrada; envuelto en la alegría insana y perversa que le causaba matar y desmembrar a las personas bailó a derredor mío, salpicándose de sangre, y en un arranque de euforia lamió la sangre en sus cuchillas, disfrutando de su triunfo.
-"¡Kakashi…!"- gritó ella a punto de entrar a la batalla, pero paró al darse cuenta.
Un puff y la sangre y mi cuerpo destrozado desaparecieron -"jutsu de sustitución"- escuché decir a mi oponente justo antes de aparecer frente a él.
Con mis piernas lo desequilibre haciéndolo caer contra el suelo. Fue tan rápido que ni tiempo le di a moverse, además de que no hubiera podido hacerlo, sus movimientos se entorpecieron.
-"Primera recomendación, no festejes antes de tiempo"-
-"¿Qué…qué me hi…hiciste?"-
-"Segunda recomendación, los malos hábitos no traen nada bueno"- le dije al recalcarle la costumbre que era bien sabida por todos, solía lamer la sangre de sus víctimas de sus cuchillas.
Era tan obsesivo que se le había olvidado que esa vez la había envenenado. Tomando el sable de mi padre le amenace con clavárselo en lo profundo de su pecho, tal cual él lo hubiera hecho conmigo. Él cerró los ojos, pero se llevó la sorpresa de su vida al sentir el filo de mi espada rosarle la mejilla.
-"¿Por qué…por qué no me matas?"-
-"Hum…"-
-"Mátame, termina tu trabajo…un jounnin no es…"-
-"No me interesa"-
La furia marcando los orbes del tipo fue la cúspide de mi victoria. Berreó tanto que sus manos sangraron contra las rocas bajó sus manos. Lo había derrotado un crio, uno que supo usar su trampa en su contra, y, más aún, alguien que usó un truco tan simpe y básico como el jutsu de sustitución.
-"El ganador, Hatake Kakashi"-
No puedo decir que recibí la más grande de las ovaciones, Kakko era el favorito de casa; pero hubo gente que apreció mi esfuerzo. Me sentía mareado y aturdido. Afortunadamente mi sensei me había dado un contraveneno antes como precaución, así que aquello no fue tan grave. Todo valió la pena cuando al salir ella me abrazó y felicitó.
-"Buen trabajo"-
Ese fue mi último combate, gané cada uno de ellos, mi ascenso era casi un hecho, pero se dejó al aire al llegar a la conclusión de que la noticia de los ascendidos sería dicha por cada uno de los kage correspondiente. Así que solo quedaba llegar hasta Konoha para confirmar "lo que certeramente es verdad", como me había dicho mi maestra antes de dormir.
Sonreí al recordar. Habían sido unos días abrumadores por varias causas, siendo la más fuerte de todas precisamente ella, la mujer que dormía detrás de mí, con su pequeño y débil cuerpo aferrándose al mío mientras balbuceaba de vez en vez cosas ininteligibles.
Me sentí orgulloso, y, porque no decirlo, feliz al verla contenta, satisfecha y orgullosa de mis logros. Finalmente la había aceptado como mi maestra, algo que me había llevado poco más de un año en lograr. Tardé en aceptarlo, tal cual tardé en aceptar lo que ella significaba para mí, porque Haruno sensei siempre fue y ha sido especial, pero no quería aceptar que tan especial era.
Esas noches logré compartir más que un pequeño espacio con ella, también sus miedos, sus preocupaciones, su ira, y su cariño y confianza hacía mi.
Recordando todo aquello fue que sonreí.
-Sensei…te quiero-
Me dije abiertamente y sonreí temblorosamente al escucharlo repitiéndose una y otra vez en mi cabeza, no podía negarlo más, tenía un poco de miedo, pero igualmente me sentía dichoso por ello.
Repentinamente me sorprendí, ella se movió un poco, soltándome. Quedando boca arriba. Me moví y volteé, ya no dándole la espalda, sino solo a su lado, bajo su brazo. Me quede sereno escuchando su respiración, observando cómo subía y bajaba su pecho.
Entonces ella se movió de nuevo, apresándome otra vez entre sus brazos, solo que esta vez me dejó contra su cara y sus pechos a merced de no solo sentirlos o imaginarlos, sino verlos, o imaginarlos más claramente bajo la tela de su pijama.
Una incomodidad extraña y placentera me invadió, y supe que debía salir de ahí, porque sería un poco complicado escapar en la mañana antes de que ella despertara, tal vez podría ver, o sentir, lo mucho que lograba cambiar en ciertas partes de mi cuerpo. Pensando en esa clase de cosas es que me moví un poco y logré dejar de observar esas atractivas partes de su cuerpo para pasar a su rostro.
Lucía serena, su boca entreabierta, sus labios rosas y delicados a la espera de despertar, sus cabellos sueltos y frescos me picaban en la nariz, era perfecta. Entonces lo repetí de nuevo, bajito y despacio –sensei, te quiero-
Pero ella siguió dormida, algo que agradecí, pues hubiera sido demasiado extraño y vergonzoso, explicar esas palabras.
-Sasuke kun…-
Y entonces me di cuenta.
Como si un rayo me partiera la verdad se repitió. Ella estaba enamorada de otro, peor aún, sería la esposa de otro, además, yo solo era un niño, al menos aun me restaban unos meses para dejar oficialmente de serlo y pasar a otra etapa, pero nunca sería más allá de su alumno, o amigo, o tal vez hermanito.
La miré de nuevo, su rostro seguía siendo tan hermoso como siempre, sus cabellos rosas y urticantes seguían golpeando en mi nariz, pero había algo diferente en mi, una decisión.
Pensé que quizás ya nunca más tendría esa oportunidad. Pensé que al día siguiente despertaría y ya nunca compartiríamos la intimidad de una cama para dos, que quizás nunca más tendría la oportunidad que tenía en esos instantes.
Algo en lo que, afortunadamente, estaba equivocado.
Decidí hacer lo que mi corazón me dictaba a pesar de que mi mente me decía que estaba en un error y que no era correcto, o que era algo vil o sucio, como creía en ese entonces; pero no es algo que ahora, después de tantos años, pensaría en hacer, al menos no solo haría eso, sino más. Fue algo más bien infantil, simplón y un tanto tierno ahora que lo pienso, después de todo aún me quedaban poco meses para pasar a otra etapa, pero aún seguía siendo un niño.
La besaría. Un simple y sencillo beso.
Poco a poco me acerqué a ella y como pude logré deshacerme de mi mascara, era hábil cuando la situación lo requería. Me acerqué y observé sus labios una vez más. Suspiré tratando de reunir valor, el calor en mis mejillas era tan grande, o más, que el de mi entrepierna, pero le tomé más importancia al primero. Tragué saliva y asentí a mi cuestión mental.
-Lo haré…sensei-
Y así, de un momento a otro, la había besado.
Sus labios contra los míos se sentían bien, tibios y un tanto resecos, mis labios torpes e inexpertos la tocaron suavemente, temblando ligeramente presa de la emoción. Nunca lo olvidaré.
Fue solo un instante, pero para mí duró una eternidad.
Me separé de ella un tanto asustado y nervioso sin saber cómo definir la sensación sobre mi boca, era extraña y particular, pero agradable. Sonreí tenuemente mirándola aun dormir, mi corazón logró tranquilizarse solo un poco al saberme libre de cualquier juicio, pues temía que ella despertara y me reprendiera.
Duré unos minutos así, solo mirándola sintiendo ese cosquilleo extraño sobre mi boca, quise besarla de nuevo, pero decidí que no era conveniente, ella podría despertar y entonces ¿qué le diría? Finalmente me acurruque contra ella, poco a poco el cansancio y la emoción fueron venciéndome hasta quedarme dormido.
-Haruno sensei…te quiero-
Estaba alegre y triste; alegre porque por fin había conseguido hacer algo que deseaba desde hace tiempo, y que no quería ni aceptar a pesar de soñar tantas veces con ello, y triste porque sabía que quizás esa era la única ocasión en que lo lograría, quizás sería la única ocasión cuando disfrutaría besarla.
Algo en lo que, también afortunadamente, me equivocaba.
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Saludos desde Sinaloa, México.
Ay, amo a Kakashi kun, es tan lindo e irritante jajaja. Disfrute mucho recordar las escenas donde lo peina y bueno la besa, es lindo recordar lo que escribes. Saludos.
Nota original:
Hola a todos. Lamento la tardanza, espero y les haya gustado. Lo mismo de siempre jóvenes, mucho trabajo, poco tiempo, la musa se pone caprichosa, me he extendido un poco y dejé el resto, o algunos detalles pa´l siguiente cap.
Pero si hay nuevas cosas que contarles, además de esa ley (que afortunadamente se dejó) y de la nueva ley que amenaza a mis fics y a todos los de esta y muchas más páginas, pero eso no es lo más triste que contarles, andamos deprimidos y tristones en mi familia, mi abuela materna falleció hace unos días…supongo que no hay mucho que explicar…solo que…le pido a Dios que donde sea que ella esté descanse, y espero algún día volver a estar con ella como con mi padre y el resto de las personas que he perdido a lo largo de mi vida.
Pero no se entristezcan, la vida sigue y uno aprende a vivir con el dolor, hay que seguir pa´delante y ser lo más positivos posibles…
Que tengan un buen día, Dios me los bendiga…
Hasta pronto.
