Harry Potter pertenece a JK Rowling.

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Bruja Llameante

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Inspirado en el Fic "A Fair Life" de Rntwriter.

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01: De regreso.

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Voldemort había levantado su varita. Su cabeza todavía estaba inclinada de lado, como un niño curioso, preguntándose qué sucedería si procedía.

Harry devolvió la mirada a los ojos rojos, y deseó que sucediera de una vez, rápido, mientras aún podía permanecer de pie, antes de que perdiera el control, antes de que le traicionara el miedo...

Vio cómo se movía la boca y un rayo de luz verde, y todo desapareció.

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Cuando Harry abrió los ojos, estaba parado delante de una oficina, que decía Parca #100. Confundido, miró a su izquierda y a su derecha, viendo el mismo letrero, pero los números cambiaban: #99, #101, #102, #103, #104 #105. —Puedes entrar, Harry —dijo una voz, causando que saltara del susto. Así lo hizo el pelinegro, ingresando en una sala, que contaba con muchísimos objetos pequeños, que se movían y hacían ruido, tal como la oficina de Dumbledore, que él había visitado en su segundo año. Miró entonces a la mujer de largos cabellos blancos y ojos negros, que lucían… inhumanos.

—Hola, —saludó Harry, con algo de aprensión — ¿Quién es usted? ¿Y en donde estamos?

Verás, Harry: Cada persona, tiene su propia Parca, ante quien rinde cuentas sobre cómo vivió su vida. —explicó la mujer —Y sí: Yo soy la Parca encargada de que tengas una larga vida, pero hasta ahora, ya nos hemos reunido por séptima ocasión y simplemente, no estás logrando acabar con Voldemort y vivir una larga vida feliz.

— ¿Estás diciéndome, que no debía de sacrificarme ante Voldemort y destruir el Horrocrux?

Si Fawkes hubiera esperado, tan solo unos pocos minutos más, entonces el veneno del Basilisco, hubiera destruido el Horrocrux, ¿Recuerdas el colmillo en tu brazo? —Harry asintió, mientras veía a la Parca #100, sacar un documento y colocarlo en su escritorio, pero no parecía leerlo —Dumbledore… no es una mala persona, pero ha manipulado a tantos, que no ganará el cielo. Su Parca personal la #88, ya me lo comunicó. Él te manipuló, para que vencieras a Voldemort de estaforma. Cuando tenías que recibir tu carta de Hogwarts, envió a Hagrid, a sabiendas de que: Si bien, es alguien con un buen corazón, también sabía que no era alguien muy… no era muy dotado con las palabras… —se inclinó para mirar mejor, algo en los documentos que tenía delante de sí. Harry supo que Parca #100 levantó las cejas, incluso si no las tenía. —bueno, mira nada más. ¿Cómo es posible, que yo pasara esto por encima?

— ¿El qué? —preguntó Harry, intentando leerlo, pero jamás había leído ese idioma. Entonces, cayó en la cuenta de que este, seguramente, era un idioma que solo los... seres sobrenaturales, podrían leer. Como… vida, destino y muerte.

Tu alma gemela es Hermione Joan Granger, descendiente de Héctor Dagworth-Granger: Un famoso mago de pociones quien tuvo con su esposa a un hijo Squib. Oh sí, es un ancestro de Hermione Granger.

Los ojos de Harry se abrieron de sorpresa, mientras se sonrojaba, al pensar en todos aquellos momentos, que pasaron juntos. — ¿Hermione es mi alma gemela?

Sí. Mi libro no miente, joven Potter, pero esto es… espera un segundo. —y tocó con su dedo la página que leía. Harry se sorprendió, cuando vio como la hoja se volvía cenizas y la Parca lo limpiaba fácilmente, mostrando la misma hoja — ¡ALBUS DUMBLEDORE! —gruñó bastante enfadado, poniéndose de pie y sobresaltando a Harry, entonces, dejó de prestar atención a Harry y miró detrás de él a un reloj de arena — ¡Tendría que haberlo visto venir! No naciste como un niño, sino como una niña.

— ¡¿QUÉ HAS DICHO?! —Preguntó Harry impactado y con los ojos muy abiertos.

Naciste como Beatrice Veronica Potter-Evans. —Harry se acercó y vio su nombre femenino, sufriendo un escalofrío al leerlo —Según dice esto: James y Lily, estuvieron intentando tener un hijo por varios meses, sin lograrlo. Finalmente, se enteraron de que Lily estaba embarazada y al saber que era una niña, eligieron aquel nombre inmediatamente, ya que el nombre de Beatrice significa: "Portadora de Felicidad" y tu segundo nombre Veronica: "Portadora de la victoria". Pero a Dumbledore, quien ahora estaba convencido de que serías tú, vencerías a Voldemort, no le convenía que una niña salvara el mundo, pues la profecía contaba que Voldemort te vería como…

Harry frunció el ceño, totalmente furioso. —Su igual.

Parca asintió —Dumbledore no se marchó inmediatamente al dejarte ante la casa de los Dursley. —continuaba diciendo la Parca delante de Harry, y #100 parecía cada vez, más enfadada, mientras leía el contenido del pergamino —Colocó varios hechizos alrededor del hogar, también sobre ti: Sellando tu magia y obligando a que tu magia, alimentara las Salvaguardas de Privet Drive. Esto está decididamente mal. Tendrías que haber podido vivir tu vida, como una señorita y enamorar a Hermione Granger, desde el primer instante, Harry.

—Pues obviamente, no fue así. —Gruñó Harry, impotente y sabiendo lo que le quitaron, mientras apretaba los puños.

¿Recuerdas el beso que le diste a Hermione, mientras cazaban los Horrocruxes, cuando Ron los abandonó?

El chico pelinegro de ojos verdes se sonrojó y desvió la mirada, avergonzado. —Sí.

Ella hizo esa mueca, porque es lesbiana, incluso cuando su corazón le dice que debía de amarte. Si hubieras llegado como Beatrice a Hogwarts, entonces no solo hubiera sido tu mejor amiga y con el tiempo, tu pareja; hubieras formado una familia con ella, con el pasar de los años. Y casi al mismo tiempo, te hubieras librado de la toxica influencia de Ron, quien nunca maduró e incluso, ya con diecisiete años, seguía pensando que: "Las niñas tienen piojos". Hubieras tomado auténticas asignaturas optativas y serías una de las primeras en tus clases, aumentando aquello, tu amistad con Hermione. Tendrías que haber hecho amistad, con muchísimas otras personas, fuera de Gryffindor y quienes actualmente, están combatiendo en Hogwarts, por vencer a los Mortífagos. —la Parca giró su cabeza a su derecha y Harry/Beatrice, la siguió con la mirada, hasta fijarse en un reloj de arena, cada vez más abajo, la parte superior, estaba llena menos de un tercio —Esto es lo que haremos, Beatrice: Voy a hacerte retroceder en el tiempo, hasta tu cuarto año y justo después de que seas nombrada campeona, cambiarás de cuerpo. Sabes sobre los Horrocruxes, sabes que necesitas, ya sea: La maldición Fuego Infernal o Veneno de Basilisco. Ve a la Sala de los Objetos Perdidos y usa un Accio, ordenando a un Colmillo de Basilisco o a una botella con veneno de Basilisco, venir a tus manos: En el siglo XVII, Howard Tumberkell, colocó un hechizo de Éxtasis, sobre un colmillo, luego de derramar varias gotas de veneno en una botella pequeña y con el hechizo de Éxtasis, siendo la Sala de los Menesteres, el lugar más mágico de todo el colegio, lo que ha permitido al veneno seguir intacto hasta nuestros días. ―Harry asintió, un escalofrío le recorrió la espalda, mientras sentía como crecían sus pechos, sus caderas de ensanchaban y su trasero también crecía; Beatrice comenzó a respirar cada vez, más agitadamente, mientras que su cabello se alargaba dolorosamente: Sentía como si le estuvieran jalando el cabello y ella se aferraba a la silla, mientras apretaba los dientes, para no gritar de dolor. Finalmente, dejó de dolerle. ―Úsalo para destruir la Diadema de Ravenclaw de Hogwarts, envía el colmillo en una carta a Sirius, hablándole del Guardapelo de Slytherin y la Copa de Hufflepuff. Si Sirius toma el anillo de Lord Black, tendrá que ser interrogado una vez más, ante el Wizengamot y usar el Veritaserum, esas son las reglas y Fudge no quiere ser ensuciado por absolutamente nada. Se demostrará que es inocente y puede pedir que se vean sus recuerdos.

—Podremos hacer eso, fácilmente —dijo Harry/Beatrice ―pero sigue existiendo el problema con el Cáliz de Fuego.

Parca le dio una sonrisa a Harry/Beatrice —Haré que recuperes tu cuerpo femenino, gracias al Cáliz, puedo intervenir allí, pero en muy pocos momentos. E inmediatamente después de que salga tu nombre, deberás jurar no haber colocado el nombre y usar el Patronus, para que todos te crean. Inmediatamente después, te desmayarás y recuperarás tu cuerpo femenino.

—Hecho.

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Harry reconoció que iba en los brazos de Hagrid y escuchaba a medias, el discurso de Voldemort.

Pero Voldemort se interrumpió. Alguien se había liberado de la multitud y cargaba hacia Voldemort. Harry vio a la figura golpear el suelo. Desarmado, Voldemort lanzaba la varita de su oponente a un lado y reía. — ¿Y quién es este? —dijo un su suave siseo serpentino. — ¿Quién se ha ofrecido voluntario para demostrar lo que ocurre a los que continúan luchando cuando la batalla está perdida?

Bellatrix soltó una risa deleitada. — ¡Es Neville Longbottom, ¡mi Señor! ¡El chico que ha estado dando a los Carrow tantos problemas! El hijo de los Aurores, ¿recuerda?

Ah, sí, recuerdo, —dijo Voldemort, bajando la mirada hacia Neville, que estaba luchando por volver a ponerse en pie, desarmado y desprotegido, de pie en la tierra de nadie entre los supervivientes y los Mortífagos. —Pero eres un Sangre Pura, ¿verdad, mi valiente muchacho? —preguntó Voldemort a Neville, que le enfrentaba con las manos vacías, cerrados los puños.

¿Y qué si lo soy? —dijo Neville ruidosamente.

Muestras espíritu y valor, y provienes de un linaje noble. Serás un Mortífago de gran valor. Necesitamos gente como tú, Neville Longbottom.

Me uniré a ti cundo el infierno se congele, —dijo Neville. — ¡Ejército de Dumbledore! —gritó, y hubo vítores en respuesta entre la multitud, a la que los Encantamientos Silenciadores de Voldemort parecían incapaces de contener. Neville cogió el enmohecido objeto por el extremo y lo sacudió, vacío y desgarrado, el Sombrero Seleccionador, Neville extrajo de sus profundidades algo plateado, con una brillante empuñadura de rubíes. La cuchillada de la hoja de plata no pudo oírse sobre el rugido de la multitud que se aproximaba o los sonidos de los gigantes o de la carga de los centauros, y, aun así, pareció atraer cada mirada. Con una sola estocada, Neville partió en dos la gran cabeza de la serpiente que giró alto en el aire, brillando a la luz que fluía desde el vestíbulo de entrada, la boca de Voldemort se abrió en un grito de furia que nadie pudo oír, y el cuerpo de la serpiente cayó pesadamente al suelo a sus pies.

Harry se liberó y lanzó una Bombarda, sin pensar.

La mitad del cuerpo de Voldemort fue atrapado en la explosión y la mitad de su torso desapareció. Claramente, estaba muerto.

Tanto él, como los Mortífagos.

Una luz dorada recubrió a Harry, quien sintió como sus ojos pesaban y se quedaba dormido.

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1994. Habitación masculina de alumnos de cuarto año. Gryffindor.

Harry hizo un ruido extraño, cuando su espalda se estrelló contra el colchón, justo cuando Ron roncaba. Sintió como si cayera, sobre su propia cama. Saltó de la cama muy mareado, agarró las gafas solo como reflejo, corrió al baño, justo a tiempo, para vaciar su estómago y vomitar.

Mientras vomitaba, llevó su mano derecha a su pecho, encontrando su pecho todavía plano y siguió bajando su mano, encontrando su… "Altar de Marte".

¿Fue solo un sueño?

Eso parecía lógico.

Aun así, tenía… recuerdos.

Recordaba todos los Horrocruxes de Voldemort.

¡LOS HORROCRUXES!

Levantándose, se lavó la boca en el lavabo, se cepilló los dientes, dejando que el sabor de la menta, aplacara el sabor del vomito. Se miró en el espejo, encontrándose con su rostro masculino, devolviéndole la mirada.

Suspiró y fue a la sala, para intentar aclarar su mente.

¿Fue la guerra de Hogwarts, solo un sueño?

¿Fue algo real, murió y resucitó?

Pero si resucitó y todo fue real: ¿Por qué seguía en su cuerpo masculino?

Volvió a la habitación, agarró su varita y usó un hechizo que aprendió en sexto año, con el cual podían saber la fecha actual, causando que sus ojos se abrieran ligeramente. — "30 de octubre 1994, 2:00am… faltan muchas horas más, para que lleguen los de Beauxbatons y Durmstrang" —susurró, mientras iba a sentarse en la sala y se miraba cada poco tiempo —Sigo siendo un chico. Quizás lo mejor, sería ir por la Capa Invisible e ir a la Sala…

— ¿Harry? —el pelinegro se quedó de piedra y volvió su cabeza, hacía la derecha. La belleza de la chica de cabello castaño tupido; parecía haberse revelado para la futura pelinegra. — ¿Todo está bien?

—No lo sé. Acabo de… tener un sueño… que se sintió… demasiado real. —mintió Harry… o quizás no le mintió a su pareja. Mientras Hermione se sentaba a su lado y al sentirla allí, todo el miedo por el viaje al pasado (si es que fue no un sueño) se evaporó.

— ¿Qué pasó en ese sueño, Harry? —Preguntó ella, acariciándole el cabello, haciendo que Harry se sintiera plena... pleno. Calmado, confiado. Listo para decírselo todo a su amada.

—Soñé que… Aquel-Que-Ya-Tu-Sabes, había vuelto a la vida, atacó Hogwarts y me asesinó. Entonces, aparecí ante la Parca, quien me dijo que… alguien, me había estado manipulando desde el día de mi nacimiento y que yo había nacido como una mujer. Me han dado muchísima información sobre el futuro y acabo de descubrir que es verdad, ¿Sabes? Mira esto: —desenfundó su varita mágica —Tempus.

— "2:10 am, este hechizo: Tempus, se enseña dentro de dos años, pero yo lo sé por qué leo mucho, tú no lo haces" —susurró Hermione y miró a su amigo, quien le sonreía, mientras que ella estaba decidida a creerle firmemente — "¿Tienes información sobre el futuro?"

― "Sé cómo absolver a Sirius y en donde estará Pettigrew el año que viene. Así que… creo poder capturarlo" —dijo Harry, mirando a la nada, mientras que el hechizo se evaporaba.

— "¿Qué tenemos qué hacer?"

— "Voldemort creó siete artefactos y cuando sean destruidos, morirá definitivamente." —explicó Harry a Hermione. A su Hermione… A su alma gemela. — "Uno está a la mano, el otro… bueno: Necesitamos aprender un arte mágico mental, llamado Oclumancia, que sirve para proteger la mente de un ataque de "lectura mental".

— "¿Qué tienen que ver las Artes Mentales, con los artefactos de Voldemort?"

― "Hay un Mortífago ahora mismo, aquí en Hogwarts… dos en realidad" —se corrigió Harry rápidamente la confesión. Ante esto, Hermione abrió los ojos — "pero solo uno de ellos, es un maestro en un arte mental llamado Legeremancia"

— "¿Quiénes son esos Mortífagos, Harry?" ―Preguntó asustada.

― "El Profesor Snape es uno de ellos, pero él trabaja con Dumbledore y le pasa toda la información que sabe (como lo del Mundial de Quidditch) y el otro es Moody, es realmente un Mortífago, usando el Multijugos. —confesó Harry, causando que su alma gemela, abriera los ojos con gran incredulidad —Hermione: En el séptimo piso, ante el tapiz del loco, que enseñaba a los trols a bailar Ballet, existe una habitación especial, que se abrirá para nosotros, manteniendo en nuestras mentes un lugar que queramos: Una habitación para estudiar, una biblioteca, un laboratorio de pociones o alquimia o cualquier otra cosa".

Hermione se puso seria y asintió. — "¿Qué buscaremos?"

― "Un frasco de veneno de basilisco y la tiara de Rowena Ravenclaw, teniendo en nuestras mentes lo siguiente: Necesitamos una habitación, para guardar un objeto."

A pesar de cuan confuso era todo, ella creyó en su amada. ― "Ve por la Capa de Invisibilidad, vayamos a hacer esto de inmediato" ―dijo Hermione, con cierta urgencia y Harry asintió, feliz por las palabras de su amiga. Tan feliz de que Hermione le creyera, que la abrazó, causándole un sonrojo, antes de ser alejado. Harry lo vio en su rostro: Hermione le tenía cierto grado de asco.

Por supuesto, todavía no soy Beatrice —Pensó la chica, atrapada en el cuerpo de chico, mientras iba a buscar la capa. Unos minutos después, Harry y Hermione se deslizaban por los pasillos del castillo, bajo la Capa de Invisibilidad de Ignotus Peverell, hacía el séptimo piso. Ninguno hablaba, ambos estaban en un silencio absoluto, mientras pasaban junto a los cuadros de las personas.

— "Aquí está, Harry: El cuadro de Barnabás el Chiflado, enseñando a bailar a los Trols" —susurraba Hermione, mientras que Harry se quitaba la capa y comenzaba a caminar delante de ella, de un lado a otro, delante de la puerta vacía. — "Harry, no creo que esto esté funcionando, ¿Seguro que no fue un simple…?" —la boca de Hermione se abrió, cuando apareció una puerta, donde antes no había nada, juntos, pasaron detrás de la puerta, encontrándose con cientos de baratijas, desperdigadas por todas partes.

Estuvieron rebuscando por todas partes el veneno y la tiara, que Harry encontró primero, haciéndolo sonreír.

Mientras tanto, Hermione encontró una botella que cabía perfectamente en su mano y tenía la etiqueta: "Veneno de Basilisco".

La estatua estaba encima de un armario, al cual Harry saltó, para alcanzarla. La mujer de mármol, que pareció devolverle la mirada con una burlona media sonrisa grabada en el hermoso, aunque algo intimidante rostro. Sobre la cabeza llevaba una diadema de aspecto delicado que había sido reproducida en mármol. Había diminutas palabras grabadas en ella. Harry agarró la tiara y bajó, hasta llegar a la altura del suelo, parándose ante Hermione, quien contempló la tiara. «Una inteligencia sin límites es el mayor tesoro de los hombres.»

—Aquí está el veneno, Harry —habló Hermione, con la voz estrangulada y Harry asintió, mientras colocaba la tiara en el suelo y derramaba unas pocas gotas de este, sobre la tiara, al cual explotó en llamas verdes, aterrando a la pareja Gryffindor, mientras que veían un fantasma del rostro de Voldemort, quien profirió un grito, al salir de la tiara y disiparse en el aire. — ¿Crees que ya sea segura?

—Sí —aseguró Harry — ¿Podemos entregársela al Profesor Flitwick? Nuestra primera clase de hoy, es con él. ―Hermione asintió y ambos Gryffindor, bajo la Capa de Invisibilidad, volvieron a su Sala Común, preparándose para el día.

Harry/Beatriz, debía de recordarse, enviarle el veneno a Sirius y decirle que dejara caer tres gotas, sobre el guardapelo y lo que era.

Durante la clase de Encantamientos, Harry escribió la carta a Sirius y una vez que terminó la clase de Historia; se dirigió a la lechucería, diciéndole que habían descubierto el secreto mediante el cual Voldemort sobrevivió y lo que debía de hacer: Golpear con el colmillo el Guardapelo que estaba en la sala de su casa y presentarse ante Amelia Bones.