4 de setiembre 1812
Bingley miraba distraídamente por la ventana de su carruaje pensando en todo lo que le había pasado en las últimas semanas.
Pocos días después del incendio de la fábrica, cuando regresaba a su casa, fue brutalmente atacado por un grupo de hombres. Uno de ellos le dijo claramente que, si no compensaba económicamente a todos los trabajadores de sus fábricas y a las familias de los difuntos, iban a matarlo. Nunca había estaba tan asustado en su vida.
Aunque el médico que lo revisó le sugirió que se quedara por lo menos un mes más en Scarborough para recuperarse por completo, decidió irse inmediatamente de ese lugar. Pero antes de marcharse – probablemente por miedo a las represalias – dio órdenes a sus abogados para que repartiera 10.000 libras entre todos los trabajadores y a las familias de los trabajadores difuntos. Además, dio orden para que se cerraran por completo las dos fábricas – que se encontraban en ruinas.
Sumado a sus desgracias, Caroline le exigió que le entregara las 20.000 libras de su dote, ya que no deseaba seguir viviendo con él. Al despedirse, le dejo claro que no deseaba volver a hablar con él por mucho tiempo. Le reprochaba que había arruinado por completo sus chances de hacer un buen matrimonio. Los Hurst también decidieron darle la espalda.
Para ese entonces, le quedaban solo 50.000 libras, y no tenía idea lo que iba a hacer de ahora en adelante. Demoró más de dos semanas en llegar a Londres, ya que estaba muy dolorido y decidió quedarse una semana a descansar en una posada que estaba a 50 millas de Scarborough.
De casualidad, a los pocos días que estaba en Londres, se encontró con la Sra. Long, que estaba visitando a una de sus sobrinas. Después de conversar sobre trivialidades, Bingley le pregunto por la familia Bennet.
La Sra. Long le contó que debido a la muerte del Sr. Collins sin hijos varones, se había roto la vinculación de Longbourn, y que ahora Jane Bennet era la heredera de Longbourn. La noticia lo sorprendió muchísimo, y después de esa conversación, Bingley estuvo dos días pensando en Jane Bennet y Netherfield Park.
Varios meses atrás, había estado enamorado de Jane Bennet. Pero sus hermanas y Darcy lo convencieron que no regresara a Hertfordshire argumentando que Jane Bennet no sentía afecto por él. Estuvo muy triste por varias semanas, pero con el correr del tiempo se fue olvidando de ella.
Incluso en abril, cuando Darcy regresó de su visita anual a Kent y le contó que se había enterado que Jane Bennet si tenía sentimientos tiernos por él, decidió que no valía la pena regresar a Hertfordshire.
Poco después se fue a Scarborough, donde conoció una dama más hermosa que Jane, y que además tenía una buena dote. Lamentablemente, la joven le dio la espalda cuando ocurrieron los incendios.
Era consciente que a partir de ese entonces, su situación había cambiado radicalmente. Había perdido una buena parte de su fortuna, y su nombre estaba teñido por el escándalo y la muerte de los trabajadores. Sumado a ello, le había mentido a Darcy y a varios caballeros asegurándoles que había dejado por completo sus raíces en el comercio. Quizás no debía haberlo hecho, pero era consciente que la mayoría de los miembros de la alta sociedad despreciaban a los comerciantes.
El carruaje finalmente paró frente a la puerta de Longbourn, respiró hondo y con su mejor sonrisa bajo del carruaje y golpeó la puerta. No tenía idea como iban a recibirlo, pero si tenía suerte, iba a poner en práctica su plan para convencer a la Srta. Jane Bennet que él había sido una víctima, y había creído las mentiras de Darcy y Caroline…
8 de setiembre 1812
Afortunadamente, el viaje de regreso a Longbourn transcurrió sin grandes contratiempos. Aunque para el confort del Sr. Gardiner, pararon varias veces más de lo que era estrictamente necesario a lo largo del camino. Llegaron a Longbourn temprano en la mañana del cuarto día.
Enseguida que el carruaje paró en la entrada de Longbourn, Jane salió a recibirlos a la puerta. Después que Jane la abrazó fuertemente y abrazó a sus tíos, Elizabeth le preguntó con lágrimas en los ojos, "¿Ya fue el funeral de Papa?"
Con tristeza, Jane asintió, "Si, Lizzy. Fue hace dos días. Estábamos convencidos que iban a demorar varios días más en regresar a Longbourn. Nuestra madre estaba muy nerviosa sabiendo que el cuerpo de nuestro padre estaba en un ataúd aún en la casa."
Con tristeza, Elizabeth asintió, y entraron a la casa. Los hijos de los Gardiner - que se habían despertado hacia menos de una hora - cuando sintieron el ruido del carruaje, miraron por la ventana y vieron que sus padres habían llegado. Bajaron enseguida a abrazarlos, seguidos de Kitty y Mary, que minutos antes estaban ayudándolos a vestirse.
Después de saludar a sus hermanas y a sus primos, Elizabeth le preguntó discretamente a Jane sobre Lydia. Lo único que Jane pudo decirle era que se había casado con Wickham, pero no sabía exactamente su paradero, y aún no habían recibido carta de ella. A ninguna de las dos les pareció extraño, ya que Lydia rara vez escribía.
Posteriormente, subió a su habitación a cambiarse de ropa. Se encontró con la Sra. Hill en el pasillo, y le dijo que su madre aún estaba acostada.
Minutos después, Elizabeth bajó al comedor donde sus hermanas y sus tíos estaban terminado de desayunar. Poco después, solo quedaban ella y Jane en la mesa.
Mientras Elizabeth comía un trozo de pastel, miró detenidamente a Jane. Su hermana estaba más delgada, su rostro pálido y se notaba que había dormido muy poco en los últimos días. Con tristeza, apretó suavemente su mano y le dijo, "No te imaginas cuanto siento no haber estado contigo estos días, Jane. Ha sido una carga muy dura para ti sola."
"No teníamos forma de adivinar lo que iba a pasar, Lizzy. Se que no pudiste llegar antes por el accidente." Jane sonrió débilmente, "Estuvimos muy preocupados por ti, y estoy contenta que ya estés aquí, y sobretodo que estas bien."
Elizabeth asintió levemente; su hermana mayor era un ángel, siempre preocupándose y pensando en los demás. Después de un leve silencio, Elizabeth comentó, "Aun no he podido ver a nuestra madre, pero me cruce en el pasillo con la Sra. Hill, y me dijo que aún no se había levantado. ¿Cómo está ella?"
Jane suspiró, "Después de la muerte de nuestro padre, mamá estuvo muy nerviosa y no quiso salir de su habitación en todo el día. Pero cuando vino el tío Phillips y le aseguró que no tenía que irse de Longbourn, comenzó a tranquilizarse y a sentirse mejor."
Elizabeth asintió. En ese momento, Elizabeth sintió ruido afuera de la casa, y se paró a mirar por el ventanal. Elizabeth abrió muy grandes los ojos por la sorpresa cuando vio que era el Sr. Bingley que estaba llegando a caballo a Longbourn.
Involuntariamente, Elizabeth miro inquisitivamente a Jane. Antes que Elizabeth pudiera decir algo, Jane dijo en voz baja, "El Sr. Bingley regreso a Netherfield Park hace unos días. Nos ayudó muchísimo con los arreglos para el funeral de nuestro padre, e incluso nos ha estado ayudando a entretener a nuestros primos."
Aún muy sorprendida, Elizabeth preguntó, "¿Volvió a Netherfield con su hermana?"
Jane negó con la cabeza. "No, vino solo. Por lo que me dio a entender está muy molesto con su hermana porque le ocultó que estuve este invierno en Londres."
Elizabeth asintió, ya que por la carta del Sr. Darcy se había enterado que el Sr. Bingley no sabía que Jane estaba en Londres. Jane siguió hablando sobre lo considerado que había sido el Sr. Bingley y los planes que tenía de renovar el contrato de Netherfield por un año más.
Elizabeth noto que, a pesar de la tristeza y cansancio de Jane, sus ojos se iluminaban cada vez que mencionaba al Sr. Bingley. La única conclusión que sacó fue que seguramente el Sr. Bingley había regresado a Netherfield por Jane. Quizás el Sr. Darcy había hablado con él.
Poco después, el Sr. Bingley entró en la habitación. Después de los saludos de cortesía, el Sr. Bingley respetuosamente le dio el pésame a Elizabeth por la muerte de su padre. En ese momento, sus tíos bajaron la escalera.
Después que Jane hizo las presentaciones, el Sr. Gardiner se fue a Meyton, ya que deseaba hablar con el Sr. Phillips sobre los detalles del testamento de su cuñado.
La Sra. Gardiner se quedó con sus sobrinas y el Sr. Bingley en el comedor, principalmente conversando con Elizabeth.
