Después que terminó el período de luto, dado que Elizabeth y Mary preferían ahorrar la mayor cantidad posible de dinero para el futuro, optaron por usar los vestidos que tenían del año anterior

Ambas estaban sentadas cambiando las cintas y encajes de los vestidos que iban a usar en el baile, cuando Mary comentó, "Me sorprendió mucho que el Sr. Darcy viniera nuevamente a visitarnos esta mañana, y que aceptara la invitación de la Sra. Holmes." Miró a Elizabeth a los ojos, y agregó, "Recuerdo que en una fiesta en la casa de Sir William comentó que no le gustaba bailar."

Elizabeth se sonrojó levemente y sonrió. Sabía que Mary deseaba saber más sobre su relación con el Sr. Darcy, pero no se animaba a preguntar directamente. Como Elizabeth no quería hacerse ilusiones, prefería que nadie más se enterara de lo que había pasado entre ellos dos, y se limitó a contestar, "Es cierto que dijo eso. Pero en otra ocasión me aclaró que no le gusta bailar con jóvenes que no conocía." Sonrió levemente recordando aquella conversación que habían tenido en Rosings, "Recuerda que tuve oportunidad de conocerlo mucho mejor cuando visité a los Collins en Hunsford, y posteriormente cuando estuve recuperándome del accidente en Pemberley."

No del todo conforme con la respuesta, Mary asintió levemente, "Es cierto," y con curiosidad preguntó, "Después de conocerlo mejor, ¿cuál es tu opinión sobre el Sr. Darcy?"

"Es un caballero muy inteligente, educado, honesto y considerado. Aunque reconozco que es muy reservado, e incluso orgulloso." Hizo una pausa, y agregó, "Dado que soy una de las pocas damas que conoce en Ramsgate, es probable que ese sea el motivo por el que me invitó a bailar las dos primeras piezas de la noche."

Mary sonrió y respondió, "A mí también me conoce, pero no me invitó a bailar, Lizzy."

Al ver que su hermana se sonrojó, Mary con precaución preguntó, "¿A ti te gusta el Sr. Darcy?"

Después de titubear unos instantes, Elizabeth suspiró y respondió, "Si, me agrada. Pero no quiero hacerme ilusiones." Con tristeza agregó, "A pesar que somos hijas de un caballero, nuestras diferencias sociales y económicas con el Sr. Darcy son aún mayores que cuando nuestro padre vivía. Además de ser muy rico, el Sr. Darcy es el sobrino de un conde. Puede aspirar a casarse con una dama de los primeros círculos del Reino."

Mary asintió; sabía que Elizabeth tenía razón. En esos casos, era mejor ser muy prudente y no correr el riesgo de quedar con el corazón destrozado. "Tienes razón, Lizzy."

Las dos hermanas siguieron conversando un par de horas más sobre otros temas; entre ellos del Sr. Stuart, y la inminente partida de Elizabeth a Hertfordshire. Estimaban que el Sr. Hill llegaría en menos de una semana.

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Hay un viejo dicho que dice "el que espera, desespera"; ese era precisamente el estado de ánimo de Anne De Bourgh. Había logrado marcharse de Rosings con la ilusión de reencontrarse con el capitán Harris, pero hasta el momento no había tenido suerte. Pero el coronel del regimiento le había asegurado a su primo que su capitán iba a regresar en pocos días.

Anne pasaba la mayoría del tiempo encerrada en las habitaciones de la posada, que eran de muy inferior calidad a sus habitaciones de Rosings. La Sra. Flynn, quizás por sus problemas auditivos, hablaba muy poco. Darcy la visitaba solo dos veces al día para preguntarle por su salud.

Lo cierto era que, además de estar muy ansiosa, no se sentía bien físicamente. Le dolía la espalda y el abdomen, pero asumía que eran dolencias típicas del embarazo.

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Darcy se vistió y peinó con más esmero que de costumbre para asistir al baile de esa noche. Estaba muy guapo, con un traje azul oscuro que acentuaba el color de sus ojos. Estaba impaciente y deseoso de ver nuevamente a Elizabeth, y sobretodo de tener la oportunidad de bailar con ella. Sabía que tenía muy poco tiempo, ya que Elizabeth se iba a ir en pocos días a Hertfordshire. Por otro lado, esperaba que el capitán Harris regresara pronto a Ramsgate y se casara con Anne.

Darcy fue uno de los primeros en llegar al baile, y se paró al lado de una gran ventana que tenía vista a la calle principal, desde donde miraba alternadamente hacia afuera y hacia la puerta de entrada.

Unos diez minutos más tarde, finalmente vio entrar a Elizabeth acompañada de la Sra. Holmes, un hombre de mediana edad que asumió era el Sr. Holmes, la Srta. Mary y un caballero joven con el atuendo de clérigo.

Observó detenidamente a Elizabeth; estaba muy hermosa esa noche. Tenía un vestido similar al que había usado en el baile de Netherfield Park, y su cabello estaba recogido en un moño simple y elegante. Recordó con lujo de detalle la conversación que habían tenido mientras bailaban, y que habían terminado la pieza molestos. Se prometió a si mismo que esa noche iba a hacer todo lo posible para fue todo fuera muy distinto… Y si ella le permitía, iría a verla al día siguiente para hablar seriamente sobre el futuro. No tenía dudas que estaba enamorado de ella, y eso nunca iba a cambiar.

Se acercó a Elizabeth con una sonrisa en el rostro. Después de los saludos de cortesía y las respectivas presentaciones, Darcy no quiso apartarse de Elizabeth hasta que comenzaron a sonar las primeras notas indicando el comienzo de la primera pieza de la noche.

Darcy escoltó a Elizabeth a la pista de baile, mientras que el Sr. Stuart escoltó a Mary y el Sr. Holmes a su esposa.

Al principio, Elizabeth y Darcy bailaron en silencio. Ambos estaban recordando la única vez que habían bailado juntos. Los sentimientos de ambos habían cambiado tanto con el correr del tiempo. Los de Darcy habían cambiado de admiración a un profundo amor y respeto, mientras que los de Elizabeth, de desdén por una gran admiración, que lentamente se iban transformando en amor.

Darcy fue el primero en romper el silencio y mirándola a los ojos le dijo en voz baja, "Está muy hermosa esta noche, Srta. Bennet; más hermosa que de costumbre."

Elizabeth se sonrojo levemente, y respondió, "Gracias, Sr. Darcy. También está usted muy guapo esta noche."

Darcy sonrió, "La única vez que tuve el placer de bailar con usted, recuerdo que me dijo que tenía costumbre de hablar mientras bailaba. Además, me aclaró que no le gustaba hablar de libros mientras bailaba. ¿Prefiere que hablemos de música?"

Elizabeth bajó levemente la mirada, y después de titubear por unos instantes le respondió, "Con vergüenza recuerdo que no fui amable esa noche, y lo acusé injustamente."

"No tiene nada de qué avergonzarse; yo soy el culpable de no haber causado una buena impresión." La miró aún más intensamente, "Lo que más deseo es que no miremos más al pasado y solo pensemos en el presente y en el futuro. ¿Está usted de acuerdo?"

La intensidad de la mirada de Darcy era tal que Elizabeth se sonrojó y por unos instantes bajó la mirada. A pesar de sus temores, en ese momento sintió que, a pesar de las diferencias económicas y sociales, un futuro con el Sr. Darcy podía ser posible. Levantó la vista, lo miró a los ojos y respondió, "Estoy de acuerdo, Sr. Darcy."

Darcy sonrió; se quedaron mirando a los ojos por un largo rato. Sus ojos hablaban sin necesidad de decir palabras.

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Al terminar la segunda pieza de la noche, el Sr. Stuart vino a buscar a Elizabeth, y el coronel Thompson se acercó a Darcy acompañado de un oficial joven, alto y muy guapo. Para sorpresa de Darcy, era el capitán Harris.

Después de las presentaciones, el capitán Harris dijo, "El coronel Thompson me informó que usted deseaba hablar conmigo de un asunto personal. Dado que hasta ahora no nos conocíamos, tengo curiosidad por saber que desea hablar conmigo."

Dado que Darcy estaba convencido que el capitán sabía que era el primo de Anne, le respondió, "Un salón de baile no es el mejor lugar para conversar. Si está de acuerdo, podemos reunirnos mañana a la hora que usted disponga en un lugar privado."

En ese momento, una joven se acercó a ellos, y para sorpresa de Darcy, le dijo al capitán Harris, "Querido, disculpa la interrupción, pero mi madre no se siente bien, y desea marcharse."

El capitán miró a la dama y después a Darcy, e hizo la presentación, "Sr. Darcy, permítame que le presenta a mi esposa, la Sra. Henrietta Harris."

Al escuchar semejante noticia, los ojos de Darcy se abrieron muy grandes por la sorpresa y empalideció. Posteriormente, Darcy apretó fuertemente los puños, para controlar los deseos que sentía de golpear al capitán Harris.

La Sra. Harris, parecía no haberse dado cuenta del estado de ánimo de Darcy, lo saludó amablemente. Le comentó que había conocido a la Srta. Darcy en el seminario hacía unos tres años, y posteriormente la había visto en Ramsgate hacia unos dos años.

Por el vestido que tenía la Sra. Harris, sumado a que había asistido al seminario más caro de Londres, Darcy dedujo con facilidad que provenía de una familia muy adinerada. Además, se enteró que tenía solo 18 años, y se habían casado hacía pocos días en Londres.

Recordó en ese momento que Lady Catherine había hablado despectivamente del capitán Harris, asegurándole que era un caza-fortuna. Hasta ese momento no había pasado por la cabeza de Darcy que en solo 4 meses el capitán Harris se podía haber casado con otra dama.

Lamentablemente ya no había nada que se pudiera hacer; tendría que darle la notica a Anne. Tenía temor que su prima cometiera una imprudencia, o entrara en un estado de profunda depresión. Por otro lado, no era prudente que Anne se quedara en Ramsgate y viera nuevamente al capitán Harris. Anne no quería regresar a Rosings, y estaba seguro que en su condición, los Matlock no la iban a recibir en su casa.

Era consciente que cada día que pasaba, se iban reduciendo cada vez más las opciones de Anne. Faltaban únicament meses para que el niño naciera. Era imperativo que convenciera a su prima para que se casara con otro caballero, o que entregara al niño en adopción. Pensó por unos instantes en escribirle esa misma noche una carta a Richard para contarle las noticias y pedirle que regresara para casarse con Anne. Pero lamentablemente era poco probable que recibiera la carta y pudiera regresar a tiempo a Inglaterra. Sabía que, en las circunstancias de Anne, solo un caza-fortuna iba a estar dispuesto a casarse con ella.

Miró a Elizabeth mientras bailaba con el Sr. Stuart, y sintió una fuerte opresión en el pecho. Necesitaba hablar con ella urgente. Tenía mucho temor de irse de Ramsgate, y no encontrarla cuando regresara. Afortunadamente, Elizabeth le había reservado la última pieza de la noche.

Después de bailar con el Sr. Stuart, Elizabeth bailó la siguiente pieza con el coronel Thompson, y posteriormente con el Sr. Holmes. Entre las piezas de baile, pudo conversar muy poco con Darcy. Sin embargo, notó que el caballero estaba muy serio y pensativo.

Darcy bailó solo con Mary y la Sra. Holmes. Durante esas piezas, no dijo prácticamente palabra. Sus pensamientos eran muy negativos, y sus ojos seguían los movimientos Elizabeth. Quería grabar en su memoria los detalles de su rostro; desde el brillo de sus hermosos ojos, sus largas pestañas, los hoyuelos de sus mejillas cuando sonreía y los rizos de su cabello que danzaban al compás de la música.

Finalmente, la última pieza de la noche estaba por empezar, Darcy escoltó a Elizabeth a un sector alejado de la pista de baile donde había pocas parejas. Poco después que la pieza comenzó, Darcy en voz baja le dijo, "Srta. Bennet, quisiera hablar mañana con usted sobre algo muy importante para mí." Hizo una pausa, y la miró a los ojos tratando de expresar el profundo amor que sentía por ella con la mirada, y preguntó, "¿Me permite visitarla?"

Elizabeth se sonrojó, por unos instantes bajó la mirada, y posteriormente mirándolo a los ojos en un susurro respondió, "Será un placer verlo mañana, Sr. Darcy."